INTRODUCCIÓN A DOSTOYEVSKI, por Pablo Evdokimov
Resumen de Introducción
a Dostoyevsky (en torno a su ideología). Pablo Evdokimov. Cartagena
(Murcia), Athenas Ediciones, 1959. Traducción de Alberto Colao Sánchez.
Publicado originalmente en francés ca. 1942.
*El ideal social de toda la humanidad era para él
como una especie de fraternidad cristiana universal que abrazara a todos los
pueblos, Oriente y Occidente.
*El verdadero santo no es creación del novelista,
sino de Dios. Evdokimov coincide con François Mauriac en que no es posible
escribir la novela sobre la santidad, ni siquiera el propio Dostoyevski, que
sería el único capaz de haberlo intentando con alguna posibilidad de éxito.
*El nombre de Stavroguin [la más diabólica
encarnación de todos los personajes dostoyevskianos] lleva en sí la idea de
cruz: stauros.
*Todo el interés de Dostoyevski está concentrado en
torno al hombre. Lo que quiere es descubrir qué es el hombre, conocer lo más
profundo de su esencia. Ahora bien, la existencia del hombre es inseparable de
la existencia de Dios.
*Los héroes de Dostoyevski, que tan diversos son en
ciertos aspectos, tienen entre sí ciertas características comunes: son gente
que no hace nada, pero habla mucho y realiza actos imprevistos, ilógicos, que
no justifica su situación social.
*Dostoyevski se contenta con dejar constancia de que
«la verdad no es verosímil». Ya Kierkegaard había escrito que el deseo de
verosimilitud destruye el cristianismo (Der
Begriff des Auserwählten / El
concepto del elegido).
*En la coexistencia incompatible del mal y la
libertad es donde reside la tragedia del hombre.
*Los elementos naturales de la moral se hallan
trazados en el tipo de Dimitri Karamazov, quien tiene un conocimiento inmediato
del bien.
*Ivan Karamazov erige la razón como principio de
vida. El bien de Ivan se identifica con el bien heroico de la ética de Kant.
«Ivan, suplantando el lugar de Dios, tiene una idea»: el bien autónomo es un
principio puramente humano e inmanente, «la humanidad encuentra en ella misma
la fuerza de vivir para la virtud». Un amor abstracto hacia la humanidad, cuya
fuente es «el respeto a la ley», viene a sustituir al amor concreto hacia el
prójimo.
*Evdokimov resalta que no se deduce el amor de la
naturaleza, porque pertenece a un plano superior, al espíritu, al plano
superior del ser, pues el amor es la presencia de Dios en el hombre y del
hombre en Dios. Es el sentimiento religioso el que hace que la vida moral pase
de lo abstracto a lo concreto, de lo ilusorio a lo real. El conflicto halla su
solución en el bien concebido esencialmente como amor: Alioscha Karamazov. En
esto es donde no existe más desacuerdo entre el ser y el deber. A esta fase del
bien corresponde el estado supraético de la santidad.
*Todo el esfuerzo de Dostoyevski tiende a impedir
que la libertad y el amor se erijan en rígido sistema que constriña. El amor se
opone al conocimiento abstracto que objetiva al ser. El amo, ergo sum [amo, luego soy] de Dostoyevski expresa la identidad
del ser y del amor. El hombre, en el objeto de su amor, reconoce el plan divino
de que es objeto él mismo, reconoce el amor particular de que Dios le hace
objeto, reconoce la faz eterna de Dios. En su amor a Dios, el hombre descubre
el amor que Dios le tiene. El pensador espiritualista francés Jacques Paliard
(1887 – 1953), en su libro Le Théorème de
la connaissance, dice que «el alma humana no aspira al amor porque existe,
sino que existe porque aspira al amor». Al afirmar su amor, el hombre afirma la
existencia de los objetos de ese amor, y esto no es posible sino afirmando la
existencia de Dios. Yo amo, yo tengo parte en el amor, luego el Amor existe.
Uno de los representantes franceses de la llamada «filosofía del espíritu»,
Louis Lavelle (1883 – 1951), dice que la verdadera fórmula, en lo que se
refiere al sentido del cogito, sería:
«Pienso, luego Dios existe» [Descartes había dicho: cogito, ergo sum, esto es: pienso, luego existo]. Reflejar la
esencia divina, definirse basándose a la vez en ella y en sí mismo como ser
semejante a Dios, eso es existir. Ser significa amar y ser amado. Todo hombre
es amado de Dios de un modo único, propio para él, y ese amor es el que
constituye su ser y su persona.
*La única solución digna del hombre está fuera de la
historia. Las visiones de Dostoyevski están por encima de las fases puramente
humanas. Dostoyevski muestra que el punto culminante de la historia terrenal es
el que marca su paso a la historia celestial.
*En la Leyenda
del Gran Inquisidor, Dostoyevski se refiere a las tres tentaciones de Jesús
en el desierto. La tentación del pan, esto es, cuando el demonio le dice que
convierta las piedras en panes, alude al igualitarismo. La segunda tentación,
la del milagro, cuando el demonio le dice a Jesús que se arroje desde el alero
del Templo, a lo que no tiene nada que temer, pues sus ángeles lo cogerán,
alude a la supresión de la ciencia, que quedaría en manos de muy pocos; la
ciencia dejaría de ser la libre búsqueda de la verdad. La tercera tentación es
la del poder, cuando el demonio le muestra a Jesús una vastísima extensión de
terreno, diciéndole que todos los reinos del mundo serán suyos si se prosterna
ante él y lo adora; esta tercera tentación alude al Estado totalitario, esto
es, a la supresión completa de la libertad individual.
*El escritor y ensayista ruso Vasili Rozanov (1856 –
1919), en su estudio El Gran Inquisidor,
dedicado a ese celebérrimo relato inserto en la novela Los hermanos Karamazov, dice que las tres tentaciones a que fue sometido
Jesús en el desierto, son los tres modos de negación de la libertad humana.
*La esencia de toda utopía de paraíso terrenal
consiste en la supresión de la persona y de su libertad. Para Dostoyevski, el
utopismo es el producto del bien abstracto que no se funda ni en Dios ni en el
prójimo.
*Individualismo y colectivismo como principios
opuestos que tratan de dar una respuesta -fracasada- al ansia de trascendencia
en el hombre.
*La ilimitada libertad diviniza al hombre, en el
sentido de que lo deja deshumanizado. La igualación lleva consigo la
esterilización del genio, y, a fin de cuentas, su supresión.
*La naturaleza sola es impotente para destruir ese
parásito suyo que es la fuerza del mal.
*La Encarnación significa que el Dios de la Historia
se hace Dios en la historia.
*En el capítulo de Los hermanos Karamazov titulado «¡Así sea!» (libro II, cap. V), se
distinguen dos corrientes, una representada por el padre Paisii y por Ivan
Karamazov, y la otra por el staretz
Zosima. Según la primera, la Iglesia «es verdaderamente un Reino … que está
destinado a reinar», y «el Estado debe, al fin y al cabo, mostrarse digno de
ser únicamente una Iglesia y nada más que eso». Por su parte, Zosima,
interpretando el pensamiento de Dostoyevski, neutraliza el elemento utópico y
restablece la perspectiva escatológica. La teocracia no se impone por la fuerza
al Estado y está limitada por la Iglesia. El movimiento comienza orgánicamente
por abajo, por el pueblo. Zosima habla de la transfiguración de «la sociedad
cristiana», que no es aún más que «una unión casi pagana». Según las severas
palabras de Dostoyevski, la Iglesia «está paralizada», no alcanza todavía la
plenitud de su misión, la cual no se realizará sino «al fin de los siglos».
*La teocracia es el advenimiento cualitativo del
espíritu, un punto culminante, una última llamada a la libertad del mundo,
partiendo del bien revelado en toda su plenitud humana; es, al mismo tiempo, el
juicio que determina el momento en que el destino humano hará su tránsito al
otro plano del ser. El ideal de la teocracia se distingue netamente del Reino
de Dios; es un ideal que se sitúa dentro de los confines de la Iglesia y en la
perspectiva escatológica. Lo que se acentúa es la conversión interior. El que
los problemas económicos y jurídicos se solucionen no puede tener otro
principio que un profundo cambio en el hombre mismo.
*La técnica no tiene poder alguno sobre el espíritu.
*En su libro Politique
de la personne (1934), Denis de Rougemont refiere lo que en cierta ocasión
dijo el pensador existencialista cristiano ruso León Chestov (1866 – 1938) a
sus alumnos: «Al parecer existen dos teorías completamente opuestas en lo que
respecta a los orígenes de la especie humana. Pretenden unos que el hombre
descienda del mono; otros creen que ha sido creado por Dios. Las disputas en
torno a esta cuestión son enormes. Yo opino que unos y otros yerran con tanto
disputar porque todos tienen razón. La teoría que yo mantengo es la siguiente:
Los que piensan que el hombre desciende del mono, descienden efectivamente del
mono y constituyen una raza aparte, distinta de la raza de los hombres creados
por Dios, los que creen y saben que han sido creados por Dios». Esas palabras,
comenta Evdokimov, manifiestan el carácter indemostrable de la experiencia
religiosa: existe o no existe, pero nada de demostraciones.
*El físico alemán Hans Reichenbach (1891 – 1953) afirmaba
que «las matemáticas son seguras, pero carecen de contenido; la física tiene un
contenido, pero no ofrece seguridad». Por su parte, Henri Bergson hace notar en
La evolución creadora que el
entendimiento humano, con su función unificadora, es el Dios formal de Kant.
*El teólogo protestante suizo Charles Secrétan (1815 –
1895) se
opone frontalmente al idealismo de Hegel cuando éste decía que «todo lo
racional es real y todo lo real es racional». Secrétan, por el contrario, afirma
que «lo real no es racional; es superior a la razón. Si la razón llega a
comprenderlo es porque se sobrepasa a sí misma». Por su parte, Pascal decía: «El
último paso que la razón puede dar es el reconocer que existen infinidad de
cosas que están fuera de su alcance. Si la razón no llega hasta reconocer eso,
es que es débil. Y si las cosas naturales están por encima de sus alcances,
¿qué habremos de decir de las sobrenaturales?»
*La teología apofática (esto es, la teología
negativa, la que nos dice lo que Dios no
es) nos enseña que Deus est Deus
absconditus, y la intuición mística sostiene que, aunque el mundo sea algo
dudoso, Dios es algo cierto; más fácilmente se podría dudar del mundo entero y
de sí mismo que de Dios.
*Las tesis de Dostoyevski tienen el carácter de
intuiciones directas y testimonian una experiencia concreta. Su obra es un
«realismo» de último grado y una «descripción de la experiencia» (por emplear
los términos del pensador espiritualista francés René Le Senne [1883 – 1954] en
su libro Obstacle et valeur, de
1934), al mismo tiempo que se mantiene en una posición esencialmente socrática:
el conocer los límites de la razón, la docta
ignorantia de que hablaba Nicolás de Cusa, esa «sabia ignorancia que se
conoce a sí misma», como decía Pascal.
*La existencia de Dios no depende de pruebas
racionales; al contrario, la naturaleza humana lleva tejida en sus tuétanos la
idea de Dios; es una idea de la que el hombre no puede deshacerse, una idea que
orgánicamente, y más aún, ontológicamente es inherente al hombre, una idea que,
como San Bernardo dice, es un huésped escondido más íntimo que nuestra misma
intimidad.
*O bien el espíritu humano se lanza por encima del
mundo hacia la inmensidad infinita de lo absoluto, hacia un encuentro total con
el Dios que se revela, o bien Dios se presenta bajo la forma de un dios
inmanente que no es ni personal ni revelado, sino el mismo hombre tributando un
culto religioso al saber humano. Ése es el dios de las ecuaciones matemáticas,
el dios euclidiano de Ivan Karamazov.
El hombre así divinizado rechaza el escándalo de la Encarnación, a saber: que
la Encarnación sea un puro hecho, contingente e histórico, sin dejar por ello
de ser meta-histórico. Contra ese hombre divinizado, contra la idea de Dios
como un mero movimiento de un devenir sin término, leemos lo siguiente en la
novela El Idiota: «La esencia del
sentimiento religioso escapa a toda clase de razonamientos. Hay y habrá siempre
en ese sentimiento algo que es imposible captar, algo que es inaccesible a la
argumentación de los ateos».
*El principio de la razón, según Hegel, es una
identidad abstracta, mientras que el dominio de la mística es una identidad
concreta. No es que el orden místico se oponga al orden racional, sino que
rebasa completamente su perímetro. La intuición mística está orientada hacia la
metalógica.
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