Matilde de Magdeburgo
Hildegund Keul (germanista y teóloga alemana nacida en
1961). Matilde de Magdeburgo. Poeta,
beguina, mística. Barcelona, Herder, 2016. Traducción de Almudena Otero
Villena (Ceuta, 1974). Edición original alemana en 2007.
*Cronología básica:
⸻ 1207 / Matilde nace en uno de los numerosos
castillos que hay en los alrededores de Magdeburgo, el mismo año que Santa
Isabel de Hungría.
⸻ 1219 / A la edad de doce años Matilde experimenta el
«saludo que fluye del Espíritu Santo», su primera experiencia mística.
⸻ 1230 / Matilde abandona el castillo de su familia y
se marcha a la ciudad de Magdeburgo [hoy en el land alemán de Sajonia-Anhalt, a orillas del río Elba]. Allí vive y
trabaja como beguina.
⸻ 1250 / Matilde comienza a redactar su libro La luz que fluye de la divinidad.
⸻ 1260-1261 / El sínodo provincial de Magdeburgo pone
a las beguinas bajo la tutela del clero parroquial y acaba con su autonomía.
⸻ 1270 / Matilde ingresa en el monasterio de Helfta
[unos 60 km al sur de Magdeburgo, junto al municipio de Eisleben, también hoy
en el citado land alemán], donde se
convierte en maestra de mística.
⸻ 1282/1294 / Matilde muere en el monasterio de
Helfta.
*Matilde escribió su libro a lo largo de varias
décadas y lo fue publicando de forma sucesiva (las citas del libro aparecen
entre paréntesis, indicando primero la sección o libro de los siete en que se
divide, y después el capítulo; por ejemplo: IV, 2). Durante su estancia de unos
cuarenta años en Magdeburgo, escribió los seis primeros libros del libro,
mientras que el séptimo y último lo redactó ya en el monasterio de la pequeña
localidad de Helfta, perteneciente al municipio de Eisleben, a cuyas afueras se
encontraba. El libro fue escrito en su lengua vernácula, esto es, en bajo
alemán medio, para que pudiera ser leído por el mayor número de personas
posible. Estando probablemente Matilde aún viva, los seis primeros libros o
secciones de su libro fueron traducidos al latín. No se conserva ningún
ejemplar de esa época.
*En cuanto a las fuentes, el único texto completo es
el que suministra el «Codex Einsidlensis 277», una copia de la traducción al
alemánico [alto alemán medio], realizada en el sur de Alemania en el círculo de
los «amigos de Dios» al que pertenecía el místico Enrique de Nördlingen,
durante la segunda mitad del siglo XIV. Este manuscrito se halla en la
biblioteca de la abadía de Einsiedeln, en el cantón de Schwyz, en Suiza.
*Matilde recibió una esmerada educación en el castillo
de su familia, perteneciente a la nobleza. Se familiariza desde una edad muy
temprana con la poesía de los trovadores provenzales [lo que los alemanes
denominan el minnesang], así como con
la música, el canto, la retórica y la poesía en general. Era muy querida en el
seno de su familia, en la que debieron ser importantes las cuestiones
religiosas, pues Balduino, hermano carnal de Matilde, ingresó en la Orden de
Predicadores (dominicos), apoyando siempre la causa de su hermana. En las
regiones de habla alemana, la poesía trovadoresca vivió su apogeo entre
mediados del siglo XII y finales del XIII. En esa época la literatura no se lee
en voz baja, sino que se entona como recitado. Hasta el siglo XV no hay música
instrumental independiente. En la Plena Edad Media, esto es, durante los siglos
XII y XIII, la palabra minne («amor»
en alemán medieval) está en boca de todos. La minnelyrik o lírica amorosa de los trovadores, sin embargo, es una
especialidad de la vida cortesano-caballeresca. La poesía trovadoresca se
separa del ofensivo erotismo de la poesía goliarda [los goliardos eran en
aquella época estudiantes errabundos que recorrían los caminos del occidente
europeo en busca de buenos o notorios profesores de las escuelas catedralicias
y de las universidades] y está al mismo tiempo profundamente unida a él.
*La palabra «poesía» procede del griego poiein: «crear, hacer, ser creativo». La
palabra provenzal trobar significa
«inventar». Matilde es una trovadora del amor de Dios. Ella lucha por expresar
su experiencia religiosa y llega por este camino al erotismo. Recurre a la
poesía trovadoresca para cantar, en una audaz transgresión, el Cantar de los
Cantares del amor divino. La obra de esta mística vive del contraste entre
lírica trovadoresca y literatura teológica, poesía profana y narrativa bíblica,
poesía y religión.
*Para Matilde, el movimiento pauperístico, tan
vinculado a las beguinas, se encarna principalmente en Santa Isabel de Hungría
(Santa Isabel de Turingia, Bratislava, 1207 – Marburgo, 1231). Según nos
informa la propia Matilde, el primer punto de inflexión de su vida tiene lugar
a los doce años: «Yo, indigna pecadora, fui saludada a la edad de doce años,
cuando estaba sola, por el Espíritu Santo, que se derramó con tanta fuerza que
nunca más me sentí capaz de cometer un pecado venial grave. El amadísimo saludo
ocurría todos los días, y con su amor me hacía desagradable toda la dulzura del
mundo, y seguía creciendo de día en día. Esto sucedió durante más de treinta y
un años» (IV, 2). Con la palabra «saludo», central en su relato, Matilde nos
remite directamente a la Visitación (María saluda a su prima Isabel) y a la
Anunciación (María es saludada por el ángel). La Virgen María es el modelo
espiritual de las beguinas. Pero, ¿qué significa en Matilde la palabra «saludo»,
con la que conecta con la historia de la vocación de María? Este campo
semántico del saludo define, junto con el relato neotestamentario de la
concepción de María, tal como se narra en el Evangelio de Lucas (1, 26-38), la
vocación de Matilde. El Espíritu Santo saluda a Matilde, se vuelve hacia ella y
le otorga un prestigio. También Matilde está «llena de gracia», es una persona
carismática. La llamada se muestra aquí como una efusión del Espíritu Santo,
que representa la fuerza vital desbordante, la sabiduría y la audacia.
*Dado que Matilde es una mujer, tiene un munt, un pariente (padre, hermano …)
que, como tutor, habla por ella y le dice lo que tiene que hacer. Hay mujeres,
sin embargo, que, de manera excepcional, tienen una posición jurídica fuerte,
como Santa Isabel de Hungría. Pero Matilde no tiene vocación de convertirse en
esposa de un hombre. Ella sólo responde del amor que profesa a Dios: «Mi boca
está enderezada con tu santo espíritu» (II, 18). Matilde se pone al servicio de
la fuerza de vida divina, que quiere tomar la palabra y necesita una voz; se
transforma en «virgen del amor de Dios» (III, 3). La vida empieza a florecer
allí donde el Espíritu Santo toca a Matilde con su fluir. Eso que Matilde
denomina «el saludo que fluye del Espíritu Santo» es la clave de su vida como
mística. En ella se muestra el nexo intrínseco entre mística y lenguaje. El
saludo del Espíritu es acogido, pero quiere también que ella misma lo ponga en
palabras. Con la llamada, la palabra de Dios llega a los oídos de Matilde. Pero
sólo en la palabra humana Matilde puede descubrir el sentido que esta palabra
tiene para ella. El amor de Dios le arrebata todo: la infancia y la juventud,
sus «bienes, amigos y parientes» (I, 1). La visión del Espíritu Santo que viene
sobre ella en fluyente luz, conduce a una ruptura con su familia. La ruptura es
dolorosa y exigente. El saludo que fluye le da a la joven el valor de romper
con lo acostumbrado para que pueda irrumpir lo nuevo. Matilde experimenta que
el saludo que fluye «crece de día en día». El significado de la vocación se
hace más claro, las palabras vienen a ella. Al adherirse a la palabra de Dios y
prestarle su voz al saludo del Espíritu Santo, alcanza la autonomía que
necesita para el nacimiento de su obra. Matilde le da la espalda al mundo
cortesano cuando tiene aproximadamente veinte años.
*El tema «castidad-impudicia» aparece en Matilde de
forma recurrente. El medievalista Otfrid-Reinald Ehrismann (Maguncia, 1941)
subrayaba en 1995 bajo el epígrafe «castidad / casto (kiusche)» el «campo semántico tradicionalmente amplio de la
palabra, en el que la sexualidad representa sólo uno de sus acentos morales,
no, como hoy, el punto esencial». En Matilde hay dos términos para la
virginidad: juncfrowe y maget, que se complementan mutuamente y
remiten el uno al otro. El término juncfrowe
tiene la connotación de autonomía, imparcialidad e integridad en el trato de
las personas. La palabra maget remite
de nuevo al hecho de que esta virginidad se pone al servicio de algo que es más
grande que ella misma: ella es, como María, la madre de Dios, una maget. Ambas, autonomía y entrega, se
unen en la espiritualidad de Matilde. La renuncia a vivir sus necesidades
eróticas es una práctica ascética que se pone al servicio del amor. Este
amor se materializa en la unidad del amor a Dios y al prójimo.
*Aproximadamente en el año 1230, es decir, poco tiempo
antes de la muerte de Santa Isabel de Turingia, Matilde abandona la casa
paterna y emprende el camino hacia la pobreza en una ciudad, casi con toda
seguridad Magdeburgo. En esta ciudad vive entre treinta y cuarenta años como
beguina. Transcurrida la mitad de ese tiempo, empieza a escribir, y allí surge
la mayor parte de su libro.
*Las beguinas (a las que también se las llamó mulieres devotae o virgines continentes) constituyeron un movimiento religioso pauperístico
europeo de mujeres durante todo el siglo XIII y el primer tercio del siglo XIV.
El alcance de este movimiento fue también de carácter sociopolítico. Se
extendieron por Flandes, Lieja, Brabante, Picardía, Alemania, Suiza, Austria,
Bohemia, Moravia, Polonia, Suecia, Cataluña y algunas ciudades del norte de
Italia. Sólo en Alemania es posible verificar 636 lugares con unas mil
comunidades de beguinas. Alrededor de 1320 viven en Colonia cerca de mil
beguinas, esto es, el 15 % de la población femenina. Colaboraron con las
Órdenes mendicantes, franciscanos y dominicos. Algunas beguinas vivieron de
manera solitaria o eran vagabundas, otras en pequeñas comunidades y otras en
comunidades más amplias y estables, que a veces disponían de una Regla propia
(casi siempre tomada de la de los franciscanos) y se dejaban conducir por una
superiora. A todas las beguinas las guía la idea de seguir a Jesús en la unidad
del amor a Dios y al prójimo. Se ocupaban también de los enfermos y de los ancianos
y moribundos pobres. No viven en clausura, no hacen votos perpetuos y
pueden volver a abandonar su condición de beguinas para casarse o ingresar en
un monasterio. Una aprobación explícita que el historiador, teólogo y obispo
Jacques de Vitry (ca. 1160/1170 – mayo de 1240) obtuvo del papa Honorio III,
ampara en un principio las comunidades de beguinas desde un punto de vista
jurídico. Las
beguinas muestran el sentido espiritual de los laicos, que queda oculto por la
división entre un estado religioso y uno seglar. La escena de la Anunciación es
especialmente importante para las beguinas. A los hombres del
movimiento se los denomina «begardos», pero fueron muchos menos y apenas han
dejado huella. Entre las beguinas más célebres, además de Matilde de
Magdeburgo, están Hadewijch de Brabante, Douceline de Digne y Margarita Porete.
*Como
hemos dicho, Matilde llega a la próspera ciudad de Magdeburgo con unos veinte
años. Lleva consigo su disposición a vivir ante Dios según los tres consejos
evangélicos de la pobreza, la castidad y la obediencia. Pero opta por
convertirse en beguina, y es por ello una laica que vive como una religiosa.
*En
1225 llegan a Magdeburgo los franciscanos, y alrededor de 1230, cuando llega
Matilde, se establecen en la ciudad las beguinas. El movimiento pauperístico
surge entonces también en Magdeburgo, con una connotación tanto social como
religiosa. Matilde colabora con las dos grandes Órdenes mendicantes, sobre todo
con los monjes dominicos Enrique de Halle y Wichmann de Arnstein.
*La
obra de Matilde refleja el perfil de las beguinas en los debates teológicos de
la Plena Edad Media. Las beguinas crearon un nexo entre el movimiento
pauperístico y las mujeres lectoras, entre laicos y religiosos. Dirigen la
vista allí donde los problemas de la fe cristiana son problemas de la vida
cotidiana. Matilde nunca fue partidaria del ascetismo fanático, que supone un
riesgo para la vida y conduce algunas veces a la muerte. Matilde desarticula la
supremacía de la riqueza al situar en el centro la pobreza del Evangelio y al
llamar «la luz que fluye de la divinidad» a una clase muy distinta de riqueza.
No el dinero, sino el amor, hacer la vida digna de vivirse, el amor a Dios, al
prójimo y a sí mismo, que confluyen en la unio
mystica, el misterio de la unión con Dios. Sólo quien se expone a la
opresiva pobreza de otras personas puede llegar a ser espiritualmente pobre.
*En
la época de Matilde, el transcurso del tiempo no se calcula en función de los
números profanos de los meses, sino en función de las festividades de Cristo y
de los santos.
*Además
de Isabel de Turingia, fue importante en la vida de Matilde otra mujer de su
tierra natal, Jutta de Sangerhausen (Jutta de Kulmsee [localidad entonces en el
Estado de la Orden de los Caballeros Teutónicos, en cuyo monasterio murió ca.
1260; hoy esta localidad se llama Chelmza, en el norte de Polonia, al sur de
Gdansk, antes Danzig] o Jutta de Turingia), monja franciscana de origen noble
dedicada al cuidado de pobres y enfermos, actual santa patrona de Prusia.
*Cuando
Matilde lleva alrededor de veinte años viviendo en Magdeburgo, hacia 1250,
comienza a escribir su libro. Lo fue publicando de forma sucesiva. Hasta 1270,
año en que ingresa en el monasterio de Helfta, escribió los seis primeros
libros de su obra. En el monasterio sólo redactó el último libro, el séptimo,
que no conoció su confesor, Enrique de Halle. Todavía en vida de Matilde, su
libro se tradujo al latín. En el círculo de los «amigos de Dios de Basilea» en
torno a Enrique de Nördlingen, amigo comprometido e impulsor de la mística
femenina, se traduce alrededor de 1345 al alemánico [idioma perteneciente a la
rama del llamado «alto alemán»]. El libro de Matilde fue el primero en la
historia de la literatura alemana revelado en lengua vernácula [materna] de una
mulier religiosa. Para Matilde, el
amor a Dios no se puede materializar sin el arduo trabajo con y para el prójimo.
*Los
sínodos celebrados en Béziers [en Occitania] (1299) y en Colonia (1310),
pronuncian medidas disciplinarias contra las beguinas. Precisamente el 1 de
junio de 1310 fue quemada viva en París la beguina y mística Margarita Porete,
considerada hereje por su libro El espejo
de las almas simples. En Magdeburgo se celebra en 1260, bajo el arzobispo
Ruperto [Roberto] de Querfurt, un sínodo provincial que ordena que las beguinas
se sometan al clero parroquial. A partir de 1250 decreció la actividad de
Matilde como escritora, justo en el momento en que se inicia el conflicto con
las beguinas. Con motivo de la preparación del II Concilio de Lyon (1274), el
obispo de Olomouc (en Moravia, al este de la actual República Checa) redacta un
informe en el que se queja de «gente, tanto hombres como, sobre todo, mujeres
jóvenes y viudas, que, sin pertenecer a una Orden aprobada por el Papa, se
comportan, se visten y dicen ser religiosos […] No se unen a ninguna Orden
legítima para no tener que obedecer a nadie y para, como ellos dicen, en
semejante libertad poder servir mejor a Dios. Pero, por otra parte, se creen
también dispensados de la obediencia hacia el clero parroquial, con el que no
quieren confesarse ni recibir de él los sacramentos, como si estos fueran impuros
en su mano [ya la herejía donatista, surgida en el Norte de África en el siglo
IV, consideraba que la validez de los sacramentos sufría menoscabo por la
indignidad del sacerdote]. Además, vagan ociosos y locuaces en las ciudades,
poniendo de este modo a menudo en peligro su buen nombre y su virtud». En lo
que respecta a Magdeburgo, la exigencia del sínodo de 1260 de que impere la
subordinación al clero parroquial, aparta a las beguinas del movimiento
pauperístico, que no es compatible sin más con la estructura parroquial.
También es cierto que, así como Matilde trabaja con los dominicos, otras
beguinas se vinculan con los franciscanos y con las clarisas, porque esto
concuerda con su espiritualidad de la pobreza. Lo cierto es que las beguinas
mantuvieron hasta esa fecha en Magdeburgo una gran independencia respecto del
clero parroquial, puesto que disponían de libertad para elegir a su confesor y
al monje o sacerdote que les dispensase los sacramentos. Esta independencia es
la que la autoridad eclesiástica quiere cercenar.
*En
su libro, Matilde no se ocupa explícitamente de la resolución del sínodo, pero
la rebate con aquello que escribe, pues censura el estado del clero, que se
hunde en el orgullo y en la impudicia. Lo que sí hizo es atacar de manera explícita
al cabildo catedralicio cuando ella misma apoyó al canónigo Teodorico de Dobin
en su nombramiento como deán [cargo que ejerció entre 1262 y 1269]. En su
libro, Matilde da a entender en algunos pasajes (II, 24) que, por ese apoyo al
citado deán y por sus críticas al clero, sufrió persecución por parte de la
autoridad eclesiástica, teniendo probablemente que responder ante un tribunal y
excluida temporalmente de los sacramentos. Pero no será condenada, pues están
de su lado poderosas personas.
*El
movimiento pauperístico que se extiende por Alemania no usa el latín, sino la
lengua vulgar. El franciscano Gilberto de Tournai, nacido en el condado de
Hainaut, escribe en 1273 sobre la peligrosidad de las beguinas. Su ataque tiene
como objetivo el uso de la lengua vulgar [la lengua vernácula o materna] en la
teología y la exégesis bíblica. El libro de Matilde, escrito en bajo alemán
medio, contribuye al desarrollo de la lengua alemana porque quiere nombrar la
presencia de Dios en su tiempo. En esto radica la audacia teológica de su
escritura. Con el fin de hablar de Dios se convierte en una creadora de
lenguaje, en una poeta. A ella se puede aplicar lo que dijo Otto Zirker
[1899-1925] en 1922: «La mística es la que realmente le ha destrabado la lengua
a la prosa alemana». La escritura de Matilde en la lengua vulgar contribuye a
que el alemán se establezca como lengua escrita. También la beguina Margarita
Porete escribió en su lengua vernácula, el francés, del mismo modo que la
asimismo beguina Hadewijch de Brabante redacta en neerlandés el Lijst [«Lista de los Perfectos», una
suerte de apéndice de sus Visones] en los decenios de 1230 y de
1240. Los textos teológicos de las beguinas contribuyeron a romper el monopolio
del latín en el discurso acerca de Dios.
*La
erudición por sí sola no basta para la fe cristiana. La mística es aquella
tradición del cristianismo que no silencia las experiencias de impotencia y por
ello expresa abiertamente los problemas del poder. Los sermones sobre el Cantar
de los Cantares de Bernardo de Claraval abrieron este canto de bodas a la
mística, como se pone de manifiesto en la audaz unión de lírica amorosa y
discurso sobre Dios que observamos en el libro de Matilde. Ahora bien, a ella
no le interesa describir la sexualidad y el erotismo de las relaciones humanas.
Lucha más bien por un lenguaje con el que se pueda hablar de Dios de un modo
tal que su presencia oculta se haga visible. El erotismo de su lenguaje no
remite a una secreta relación amorosa, sino a una íntima conexión entre
trascendencia y éxtasis, religión y erotismo. Matilde sigue la llamada del amor
y arriesga todo para alcanzar la vida divina. Quien quiere la vida en su máxima
intensidad va hasta su límite (y allí se topa inevitablemente con la muerte).
*Aproximadamente
en 1270 Matilde abandona Magdeburgo y se dirige al monasterio cisterciense de
Helfta. Ya desde 1250 las beguinas comienzan a ser consideradas de manera
crítica en toda Europa. Los cistercienses sí estaban muy próximos a las
beguinas. El monasterio de Santa María de Helfta se fundó en 1229 cerca del
castillo de la ciudad de Mansfeld, a unos 62 km al SO de Magdeburgo, en
Sajonia. Es en 1258 cuando se establece en Helfta, a unos 13 km al SE de
Mansfeld, asimismo en Sajonia. La aldea de Helfta se halla a las afueras de la
localidad de Eisleben (a cuyo municipio pertenece), lugar de nacimiento de
Martín Lutero. A finales del siglo XIII pertenecía al obispado de Halberstadt
(unos 56 km al NO), en la provincia eclesiástica de Maguncia. En el siglo XIII
vivieron en Helfta cuatro mujeres que abrieron nuevos caminos a la mística
cristiana. Además de la propia Matilde, está Gertrudis de Hackeborn, nacida en
1230 en el seno de una familia noble, que fue abadesa de Helfta entre 1251 y
1291, año de su muerte. Más que mística, fue una promotora y pionera de la
misma, preocupándose también por ampliar la biblioteca del monasterio. Su lema
era: «Cuando se extinga el estudio de la ciencia, cesará también el ejercicio
de la religión, puesto que las hermanas ya no comprenderán la Sagrada
Escritura». Junto a Gertrudis de Hackeborn, se encontraba también en el
monasterio su hermana de sangre Matilde de Hackeborn (1241 – 1299), directora
de la escuela monástica y del coro de las monjas. Su voz era maravillosa; de
ahí que la llamasen «Ruiseñor de Cristo». Sus hermanas monjas pusieron, después
de 1291, por escrito sus visiones en el libro Liber Specialis Gratiae (Libro
de la gracia especial). Por último, Gertrudis de Helfta (Eisleben, 1256 –
Helfta, 1302), escritora mística de la cura de almas, discípula desde los
catorce años (había entrado en Helfta con cinco años) de Matilde de Magdeburgo
(quien con esta discípula y con otras monjas se convirtió en magistra de la mística). Su primera
visión de Cristo la tuvo en 1281. Escribió dos obras: el Mensajero del amor divino [Legatus]
y los Exercitia Spiritualia.
*En
Helfta escribió Matilde parte del libro sexto y el libro séptimo de su obra La luz que fluye de la divinidad. La
traducción de este libro al latín se realiza en la ciudad de Halle. El libro
séptimo y último se ocupa de cuestiones de la vida en el monasterio y muestra
la samenunge, la comunidad de las
hermanas, como imagen de la vida espiritual. El monasterio admitió a Matilde no
a pesar, sino a causa de su libro sobre Dios. Este libro tuvo la fuerza de
transformar el pequeño monasterio (entre cincuenta y cien monjas), entonces
todavía poco importante, en un floreciente centro de la mística femenina. En el
año 1343 Alberto II de Braunschweig [Brunswick] (ca. 1294 - 1358), obispo de
Halberstadt, arrasó el monasterio con su ejército, porque se le negó la
aprobación papal [Clemente VI] como obispo de esa ciudad. El monasterio de
Helfta, además de ser un lugar de oración y de asistencia espiritual, se ocupaba
por entonces intensamente en socorrer a los indigentes. Junto al saber de una
mística experimentada como Matilde, en Helfta hallamos la disposición de las
monjas para situarse en el campo de tensión entre intelectualidad y
espiritualidad. Helfta se caracteriza por la lucha conjunta por un nuevo
lenguaje en el que Dios tome la palabra. Durante el siglo XIII, Helfta se
convierte en una suerte de taller lingüístico de mujeres sobre cuestiones
acuciantes que tienen que ver con Dios. Antes de la llegada de Matilde, ya
existía en Helfta una orientación hacia el vínculo entre ciencia y
espiritualidad, estudio y cura de almas, que se debe al gobierno de Gertrudis
de Hackeborn. La pobreza vincula la vida de beguina de Matilde y la
espiritualidad cisterciense de Helfta.
*Durante
los siglos XIV y XV el libro de Matilde alcanza una gran difusión en Europa,
pero a partir del siglo XVI su obra fue perdiéndose poco a poco de vista y la
propia Matilde fue cayendo en el olvido. Pero su libro no desaparece sin hacer
ruido. Su poder de convicción queda patente en 1861, cuando el compositor suizo
y músico de iglesia Carl Greith (1828 – 1887) investiga en la biblioteca de la
abadía de Einsiedeln (ver supra)
sobre la mística en la Orden de Predicadores. Allí cae en sus manos el ejemplar
que Margarita zum Goldenen Ring, soltera de inspiración dominica que nació en
fecha desconocida y falleció entre 1388-1404, confió a las monjas denominadas Waldschwester [hermanas del bosque] y a
finales del siglo XVIII quedó bajo el amparo de la mencionada biblioteca. Este
libro desconocido despertó un gran interés en Carl Greith, quien lo clasificó
en la categoría de «mística» y se preocupó, como director del coro y organista
de la Catedral de St. Gallen, que el bibliotecario, el benedictino Gall Morel
(Benedikt Morel, 1803 – 1872), lo editara con rapidez, cosa que hizo en 1869.