tag:blogger.com,1999:blog-74054605688271450492024-03-14T00:35:45.289-07:00Modernidad y tradiciónEnrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.comBlogger32125tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-37056319808033324392024-01-05T11:47:00.000-08:002024-01-05T11:52:45.337-08:00<p><span style="font-family: times;">Anotaciones sobre LOPE DE VEGA</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 18pt;"><span style="font-family: times;">Anotaciones sobre la vida y la obra de Lope de Vega</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*2 de diciembre
de 1562: nace Lope Félix de Vega Carpio en Madrid.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1583 se enamoran
perdidamente Elena Osorio y Lope de Vega, que acababa de regresar de una
expedición militar a la isla Terceira, en el archipiélago de las Azores. Elena
Osorio era hija de Jerónimo Velázquez y de Inés Osorio, y había contraído
matrimonio en 1576 con el comediante Cristóbal Calderón, quien, poco tiempo
después, emigró a América. Con el sobrenombre de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Filis</i>, Lope dedicó bellísimas poesías a Elena Osorio, recreando
también este apasionado amor de juventud en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
Dorotea</i> (publicada en 1632)</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*29 de diciembre
de 1587: Lope de Vega es detenido en Madrid, en el Corral de la Cruz, durante
una representación, a petición del director de teatro Jerónimo Velázquez, quien
lo acusaba de escribir libelos difamatorios contra él y su familia, de tal modo
que las primeras semanas de 1588 los pasa en la cárcel. En la noche del 7 al 8
de febrero registran su celda. Los ultrajados volvieron a querellarse. El
Tribunal lo condena a «cuatro años de destierro de esta Corte y cinco leguas
(no le quebrante, so pena de serle doblado) y en dos años de destierro del
reino, y no le quebrante, so pena de muerte». Después de la segunda denuncia de
Jerónimo Velázquez, que acusaba a Lope de seguir difamándolo desde la cárcel,
los alcaldes endurecieron la primera condena, ya que elevan a ocho los años de
destierro de la Corte, que supondría el envío a galeras caso de ser
quebrantados, de igual modo que sería condenado a muerte caso de quebrantar los
dos años de destierro del reino. El amor por Elena Osorio ha muerto. [Este
párrafo se basa en la documentada opinión de Alonso Zamora Vicente].</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*10 de mayo de
1588: Lope de Vega se casa por poder, en la iglesia de San Ginés de Madrid, con
Isabel de Urbina Alderete y Cortinas, mujer principal y de familia linajuda,
hermana de Diego de Ampuero y Urbina, que había sido regidor de Madrid y rey de
armas de Felipe II y Felipe III. La relación con Isabel de Urbina debió
sobrevenir un poco antes del casamiento, después de la ruptura con Elena
Osorio. Debido a su posición social, Isabel de Urbina y Lope de Vega parece ser
que acordaron que él la raptaría. La familia de Isabel lo denunció, pero
durante el proceso lo perdonó. Es muy de suponer que Lope no se hubiese alejado
mucho de Madrid, apenas las cinco leguas impuestas, que volvió a la capital y
que quebrantó el destierro (esto último está documentado). [Este párrafo se
basa en la documentada opinión de Alonso Zamora Vicente].</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1590-1595: Lope
de Vega sirve al V Duque de Alba, don Antonio Álvarez de Toledo y Beaumont, en
su corte de Alba de Tormes, y durante esta época comenzó a cultivar el género
pastoril (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El verdadero amante</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Belardo el furioso</i>,<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Los amores de Albanio y Ismenia</i>; poco después escribió <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pastoral de Jacinto</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adonis y Venus</i>). Las comedias lopescas
de ambiente bucólico abrieron el paso a sus dramas de honor villano.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Finales de 1595
o principios de 1596: muerta Isabel de Urbina, Lope abandona su exilio en Alba
de Tormes y regresa a Madrid.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1596 / es
procesado por amancebamiento con una viuda alegre, Antonia Trillo de Armenta.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Finales del
decenio de 1590: parece iniciar su doble convivencia con la actriz Micaela de
Luján y con Juana de Guardo (con quien se casa en abril de 1598), convivencia
que irá desplazándose desde la primacía de la pasión por Micaela hacia la
aquietadora influencia doméstica de Juana.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Desde
principios de 1596 hasta abril de 1599 participa activamente en la vida de la
Corte.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*abril de 1598:
contrae matrimonio con Juana de Guardo. Sevilla, y sobre todo la alternancia
Toledo (donde reside Micaela) – Madrid (donde vive con Juana), dan color local
a estos años, en los que van naciendo sus hijos, siete de Micaela y tres de
Juana. Esta época de su vida durará hasta 1614.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El alejamiento
físico y moral de Lope de la Corte durará desde abril de 1599 (cuando se
producen las dobles bodas reales en Valencia de Felipe III y de Isabel Clara
Eugenia) hasta 1613, a pesar de que la Corte regresa a Madrid en 1606, y aunque
Lope se ha instalado de forma definitiva en Madrid en el verano de 1610. Esas
bodas de abril de 1599 trazan uno de los límites posibles del primer Lope.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1604: se
imprime la primera edición de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
peregrino en su patria</i>. En esta novela Lope llega a inventariar otras 220
obras de teatro como suyas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1605: comienza
a apagarse su pasión por Micaela de Luján, puesta de manifiesto en el no
reconocimiento de su hija Marcela. En este año se inicia probablemente su
relación de amistad con el duque de Sessa, que se consolida en 1607.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*julio de 1605:
a los 42 años, Lope de Vega escribe <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez
y el Comendador de Ocaña</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*7 de febrero de
1607: es bautizado en Madrid, en la iglesia de San Sebastián, Lope Fénix
(Lopito), hijo de Lope de Vega y de Micaela de Luján. El bebé había nacido en
enero. La madrina fue la actriz Jerónima de Burgos, primer dato documentado que
poseemos de la relación de Lope con esta mujer. A partir del nacimiento de
Lopito, según la investigadora italiana Mimma de Salvo [ver: http://www.midesa.it/peninsulas/De%20Salvo%20Notas%20sobre%20Lope%20de%20Vega.htm],
se difumina la relación con Micaela de Luján. También se difumina la relación
con la propia Jerónima de Burgos, que no reaparece hasta 1611.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1607-1608:
Agustín González de Amezúa sitúa en esos años la relación sentimental de Lope
con la actriz Jerónima de Burgos, casada con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">autor</i> de comedias y director teatral Pedro de Valdés. La relación
de Lope con Valdés y con la actriz fue principalmente profesional.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*verano de 1610:
Lope se instala de manera definitiva en Madrid. En septiembre se compra una
casa en la calle de Francos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*A partir de
1611 las cartas de Lope dejan traslucir un interés creciente por la Corte, así
como una simpatía nueva por la figura del privado, el duque de Lerma. A ese año
corresponde en el epistolario del Fénix la primera alusión clara a Jerónima de
Burgos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*verano-otoño de
1612: muere Carlos-Félix, el hijo muy querido que había tenido en 1606 con
Juana de Guardo. Este hecho marca el comienzo de un final en la vida del Fénix.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Finales de
1612: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*verano de 1613:
muere Juana de Guardo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*septiembre de
1613: como muestra de su nuevo acercamiento a la Corte, Lope se integra en la
comitiva real en el viaje a Segovia, Burgos y Lerma. En esa misma fecha está
documentada la presencia de Jerónima de Burgos en Segovia como actriz. El 23 de
ese mes escribe Lope al duque de Sessa diciéndole que había sido huésped de
Jerónima y que se lo había pasado muy bien con ella. Por una carta del 21-22 de
octubre, redactada en la localidad de Ventosilla (al sur de la actual provincia
de Burgos, muy cerca de la villa de Lerma, donde el duque de Lerma tenía un
palacete construido por el arquitecto Francisco de Mora en estilo
neoescurialense), sabemos que Lope continúa con Jerónima. El 23 de septiembre,
junto con Jerónima, se traslada de Segovia a Lerma, donde permanece hasta el 19
de octubre. Estuvieron preparando la representación teatral que debía tener
lugar en los jardines de Ventosilla el miércoles 23 de octubre, aunque no sabemos
si tuvo lugar debido a la lluvia y el temporal que se desencadenó. A finales de
octubre Lope regresa a Madrid desde Lerma, no sabemos si con Jerónima de Burgos
(según Agustín González de Amezúa volvieron juntos). En cualquier caso, como
señala Mimma de Salvo, Jerónima también se hallaba con su compañía teatral en
Madrid en octubre de 1613. También por entonces cuenta con el duradero
mecenazgo del duque de Sessa (Luis Fernández de Córdoba y Aragón, 1582-1642),
protegido del duque de Lerma. Aquel acercamiento a la Corte coincide con el
regreso del duque de Sessa al favor del rey. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Según Juan Oleza
y Donald McGrady todo lo relatado en este párrafo en relación a las jornadas de
Segovia, Ventosilla y Lerma tiene lugar en 1614.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*30 de octubre
de 1613: se concede licencia en Madrid a la obra de teatro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La dama boba</i>, en la que el papel de la intelectual Nise es asignado
por Lope, cuando la representación, a la actriz Jerónima de Burgos, más parece
por razones profesionales que sentimentales, según la estudiosa Mimma de Salvo.
No existen pruebas concluyentes de que Lope escribiera esa comedia genial
pensando en Jerónima de Burgos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1614: fiestas y
representaciones teatrales en Lerma, delante del Rey y de la Corte, en las que
está presente Lope de Vega. Esta información es de Juan Oleza y Donald McGrady,
aunque es distinta la opinión de Mimma de Salvo y de Alonso Zamora Vicente
(éste último da como fecha de las jornadas de Segovia, Ventosilla y Lerma el
año de 1613). Mimma de Salvo sitúa esas fiestas en la segunda quincena de
octubre de 1613, a partir del día 23. Lope escribe un delicioso drama
caballeresco, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El premio de la hermosura</i>,
representado en Lerma (según Juan Oleza y Donald McGrady) el 3 de noviembre de
1614, ante el Rey, la Reina y toda la Corte. Fue un encargo de la Reina,
Margarita de Austria, esposa de Felipe III. Lope tuvo un papel en esta obra, el
del jardinero Fabio, quien solicita al monarca y al valido obtener la plaza de
cronista del reino.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*A partir de
1613-1614 el acento religioso es cada vez mayor en su obra, tanto poética,
dramática o en prosa.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Principios de
marzo de 1614 [según Donald McGrady en abril]: es ordenado de los grados
canónicos menores en Madrid, marchando a Toledo el 12 o 13 de marzo, donde
parece que fue huésped de Jerónima de Burgos (según una carta que le escribió
el día 15 al duque de Sessa).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*24 de mayo de
1614: es ordenado sacerdote en la diócesis de Toledo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En octubre de
1614 comienza a enfriarse la relación de Lope con Jerónima de Burgos. Ésta lo
difama desde esa fecha ante el duque de Sessa, quien, no obstante, siempre
protegió a Lope, hasta la muerte del Fénix.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*A partir de
abril de 1615 Lope alude en sus comedias de manera crítica y satírica a
Jerónima de Burgos (un buen ejemplo es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
galán de la Membrilla</i>, de ese mes, donde su venganza hacia la actriz
estallaba con fuerza). Parece que la razón de esta venganza tiene su origen,
según Donald McGrady, en la relación que, desde al menos abril de 1615,
mantiene Lope con la actriz Lucía de Salcedo (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">la Loca</i>), futura amante del poeta, relación que motivó la crítica y
la venganza de Jerónima en mayo y junio de 1615 (con el mismo propósito de
alejarlo del duque de Sessa). Tanto en la citada comedia como en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El perro del hortelano</i> (según Donald
McGrady de 1613 – 1615; publicada en 1618), Lope ridiculiza a Jerónima. En esta
última comedia enfatiza su origen judío y su obesidad. Además, desde abril de
1615 Lope comenzó a entregar sus obras al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">autor</i>
Hernán Sánchez de Vargas, en cuya compañía teatral es probable que actuase
Lucía de Salcedo. Por tanto, la ruptura con Jerónima de Burgos acarreó también
la ruptura profesional con Pedro de Valdés, quien contrató como dramaturgo
oficial a Tirso de Molina, autor criticado desde ese momento por Lope. En una
carta de éste fechada en Madrid entre el 25-26 de julio de 1615, Lope ataca a
Jerónima y se refiere a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Don Gil de las
calzas verdes</i>, de Tirso de Molina, como «desatinada comedia del
Merçenario».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1614 – 1615: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El villano en su rincón</i> (fecha según
Donald McGrady).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*18 de octubre de
1615: doble matrimonio real por poderes en Burgos: el de Isabel de Borbón, hija
de Enrique IV de Francia, con el futuro Felipe IV de España, y el de Ana de
Austria, hija de Felipe III de España, con Luis XIII de Francia. Estas dos
bodas marcan en Lope el final de la época iniciada en abril de 1599.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1620-1625: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El caballero de Olmedo</i> (según Donald
McGrady).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*marzo de 1628:
última mención de Jerónima de Burgos en el epistolario de Lope.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1631: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El castigo sin venganza</i> (fecha según
Donald McGrady).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*27 de agosto de
1635: Lope de Vega muere en Madrid.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*****</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 17pt;"><span style="font-family: times;">Estudio preliminar de Juan Oleza Simó (Palma de
Mallorca, 1946) a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez y el
Comendador de Ocaña</i> (1997)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Juan Oleza
prefiere hablar de un primer Lope que del joven Lope, y extender esta primera
manera dramática hasta 1599-1600, en que se producirán cambios sustanciales. La
vida de Lope comienza a tomar un nuevo giro muy marcado hacia finales del
decenio de 1590, cuando parece iniciar su doble convivencia con la actriz
Micaela de Luján y con Juana de Guardo (con quien se casa en abril de 1598),
convivencia que irá desplazándose desde la primacía de la pasión por Micaela
hacia la aquietadora influencia doméstica de Juana.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Entre 1598 y
1614 ocurren dos acontecimientos decisivos en la vida de Lope. De un lado, su
voluntario alejamiento, tanto físico como moral, de la Corte, en cuya agitada
vida había participado activamente desde su regreso a Madrid en 1596 hasta la
jornada de las bodas reales en Valencia (1599) [se refiere a los enlaces
matrimoniales de Felipe III y Margarita de Austria y Alberto de Austria con
Isabel Clara Eugenia, ambos acontecidos el 18 de abril de 1599]. El alejamiento
de la Corte durará hasta 1613, a pesar de que la Corte regresa a Madrid en
1606, y aunque Lope se ha instalado de forma definitiva en Madrid en el verano
de 1610. Lope es, desde al menos 1605, el representante arquetípico de las
ideas de una clase media ambigua, a medias burguesa y a medias hidalga, que fue
la caballería urbana, la que profesionalizó al Fénix como su dramaturgo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En lo que atañe
a su obra creativa no dramática, observamos un periodo que transcurre entre
1598-1599 y 1613-1614, en el que abandona los poemas épicos eruditos de su
juventud (aunque todavía escriba en el periodo aludido la<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Jerusalén conquistada</i>), los poemas de circunstancias cortesanas
ligados a 1599 y las prosas pastoriles. Son las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rimas</i> (1602 y 1604) las que dan identidad poética a este periodo,
que se cerrará con el ademán religioso de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuatro Soliloquios</i> (1612) y dará paso a una nueva etapa con las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rimas Sacras</i> (1614). El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Arte nuevo de hacer comedias</i> (1609)
proporcionará identidad estética al periodo, que se completa con la prosa de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El peregrino en su patria</i> (1604), las
prosas de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los pastores de Belén</i>
(1612) o el poema épico la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jerusalén
conquistada</i> (1609).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Pero es en el
terreno del teatro donde el mencionado periodo se delimita con mayor precisión.
Entre la propuesta teatral del primer Lope y la del Lope triunfante de 1609,
ocurre un hecho decisivo: la suspensión de las representaciones teatrales
primero en Madrid y de forma transitoria, el 6 de noviembre de 1597, y desde el
2 de mayo de 1598 en toda España. La autorización para que puedan volver a
representarse comedias en los corrales data del 17 de abril de 1599, ya con Felipe
III.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La propuesta
dramática del primer Lope, en que cuaja la ruptura de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Comedia nueva</i> con el teatro anterior (la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Comedia nueva</i> se iniciaría hacia 1598-1599), se verifica más a
lomos de comedia que a pechos de tragedia o tragicomedia, siendo ésta su más
llamativa señal de identidad. Cierto es que tal distinción sólo puede
establecerse una vez reconocida la condición híbrida, monstruosa y quimérica de
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Comedia nueva</i>, esto es, que toda
ella es por naturaleza tragicómica, vulnerando así el código aristotélico, al
mezclar asuntos graves con personajes bajos o personajes elevados con asuntos
cotidianos, o que plantea conflictos trágicos de manera cómica, oscilando con
toda libertad entre la historia y la fábula. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Comedia nueva</i> diversifica sus funciones en direcciones
alternativas, básicamente dos: a) <u>Comedias</u> (tragicómicas), donde
predominan la imaginación, el enredo y el deseo liberado; b) <u>Tragedias</u>
(tragicómicas) y <u>Tragicomedias</u> (tragicómicas), caracterizadas por la
ejemplaridad, la controversia, el adoctrinamiento y la interrogación sobre la
condición humana. <u>Este segundo bloque puede denominarse también como</u> <u>Drama</u>.
<u>Si todas son tragicomedias, unas tiran por lo cómico al tiempo que otras lo
hacen por lo dramático</u>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Los géneros
que están llamados a definir el drama del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Arte
nuevo de hacer comedias</i> en su madurez, los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dramas de hechos famosos</i> y los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dramas
imaginarios del poder y la honra</i>, no están bien configurados todavía antes
de 1599, mientras que los géneros que le prestarán su identidad cómica, las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">comedias urbanas</i> y las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">palatinas</i>, están ya plenamente definidos
antes de 1599</u>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Ejemplos de comedias
urbanas: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los locos de Valencia</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El maestro de danzar</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El maestro de danzar</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mesón de la corte</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La francesilla</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La viuda valenciana</i>. Todas ellas dibujan una divertida acción
amorosa, sustanciada en el enredo, el ingenio y la ocultación de la
personalidad, en un medio urbano contemporáneo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Las comedias
palatinas operarán como principal fuerza de choque en la ruptura de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Comedia nueva</i> tanto respecto de la
práctica escénica erudita como de la cortesana. Entre ellas, pueden mencionarse
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los donaires de Matico</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las burlas de amor</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ursón y Valentín</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El príncipe
inocente</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El rey por semejanza</i>
(que no es seguro sea de Lope).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Pero el primer
Lope dispuso su estrategia con apoyos en los flancos, y en el imaginario de las
palatinas situó las literaturizadas y artificiosas <u>pastoriles</u> (tan
propias del Renacimiento), mientras que extremaba el de las realistas urbanas
con las llamadas <u>picarescas</u>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Aún habría que
añadir otro género cómico, el de la <u>comedia novelesca</u>, que supone la
asimilación por Lope de esquemas argumentales ya usados por las compañías
italianas y por los actores-autores españoles, como Lope de Rueda.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*A partir de
1599 la comandancia del frente cómico ha pasado a ser desempeñada casi en
exclusiva por el subgénero urbano. La obra maestra del periodo (1599-1614) es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La dama boba</i> (octubre 1613).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Junto a las
comedias urbanas Lope sigue puntualmente fiel al subgénero picaresco, como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El anzuelo de Fenisa</i> (publicada en
1617), de ambiente napolitano.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Los dramas caballerescos
tienden a concentrarse en la primera parte del periodo 1599-1614. Después
desaparecen. Ejemplos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los palacios de
Galiana</i> (1597-1602), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las pobrezas de
Reinaldos</i> (1599), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Angélica en el
Catay</i> (1599-1603) y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La mocedad de
Roldán</i> (1599-1603). No obstante, al final del periodo Lope escribe un
delicioso drama caballeresco, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El premio
de la hermosura</i>, representado en Lerma el 3 de noviembre de 1614, ante el
Rey, la Reina y toda la Corte. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Fue un
encargo de la Reina, Margarita de Austria, esposa de Felipe III.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En cuanto a los
dramas mitológicos, Lope los abandona a partir de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adonis y Venus</i> (1597-1603), más próximo a 1597 que a 1603. No
obstante, aún escribe otro muy notable más tarde, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La fábula de Perseo</i>, representado ante la Corte en 1612 o 1613. De
igual modo que reactiva el subgénero pastoril con la novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Arcadia</i> (1610-1615), vuelve de nuevo,
después de 1614, a los dramas mitológicos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
laberinto de Creta</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las mujeres sin
hombres</i> (ambos en torno a 1615), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
marido más firme</i> (1617-1621) y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
bella aurora</i> (probablemente de 1620-1625).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Durante el
periodo 1599-1614 se incrementan los dramas de libre invención, especialmente
los de corte palatino: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mayordomo de la
duquesa de Amalfi</i> (drama palatino muy relacionado con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El perro del hortelano</i>, también de ambiente napolitano), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La locura por la honra</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El juez en su causa</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La firmeza en la desdicha</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La discordia en los casados</i> y muchos
otros.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*De manera
parecida a lo que estaba pensando algunos años antes Michel de Montaigne,
también Lope, durante el periodo 1599-1614, se entrega a reflexionar acerca del
desmoronamiento progresivo de las utopías renacentistas, la exploración
casuística de la realidad como fuente de conocimiento, pero sobre todo como
guía de conducta frente a las mudanzas de la fortuna, las desigualdades de
destino, el triunfo de las apariencias, en un mundo que, del cielo abajo, no se
reconoce sino en la arbitrariedad y el desorden.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Es probable que
el cambio más profundo experimentado en la trayectoria del Fénix a partir de
1599 sea el traslado mayoritario de su dramaturgia al campo de la historia.
Hasta 1614 el grupo de los dramas historiales es el más numeroso. Una de las
explicaciones puede ser una circunstancia de época, la que se creó una vez que
se reabrieron los corrales en 1599. Pero también hay que tener en cuenta la
sensibilidad de la época, muy consciente de la historicidad de la vida humana,
algo que comienza a formarse en el primer Renacimiento y que sufre mutaciones
importantes con el surgimiento de una mentalidad barroca. Según José Antonio
Maravall, de la constatación de la continuidad entre el pasado y el presente,
deriva la utilidad del pasado para conocer y guiarse en el presente. Es así
como Maquiavelo extrae las lecciones para su ciencia política del presente del
estudio de la Antigüedad. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de
España</i> del padre jesuita Juan de Mariana (1536 – 1624), años más tarde,
recogerá en forma sintética esta misma tesis. Escribe Maravall que a través de
la investigación histórica se busca el proceso de individualización de cada
pueblo, de cada comunidad política. Y si la concepción de la Historia, como
revelación de lo permanente e igual de la naturaleza humana, apoyó una mayor
estimación de lo presente y produjo un alejamiento del mito de los antiguos,
esa orientación inversa de la práctica historiográfica hacia lo singular de
cada pueblo contribuyó a desarrollar el patriotismo, y con él el entusiasmo por
la propia comunidad, exaltando sus valores frente a los de las demás
[comunidades], comprendidas entre éstas las de los pueblos clásicos, llevando a
pensar que cada pueblo poseía en él mismo su propio paradigma. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">De las tesis
renacentistas que afirman la continuidad y la universalidad de la historia y el
canon del mundo clásico, se desplaza Maravall hacia las tesis que constatan la
diversidad de los procesos históricos, la diferencia de la propia historia
respecto a la de los demás pueblos, la primacía de lo moderno sobre lo clásico
y de lo propio sobre lo ajeno.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La nueva
conciencia de historicidad es inseparable del proyecto de definición de los
Estados nacionales, iniciado a finales del siglo XV, pero consolidado
plenamente en España después del paréntesis imperial de Carlos V. El papel
asignado por el Renacimiento a la Antigüedad grecolatina se traslada ahora al
pasado nacional, buscando en él su mitología. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En esta
elaboración de los signos de una conciencia histórica, y, a la vez, nacional,
es determinante la reactivación por Florián de Ocampo (ca. 1499 – 1558), y,
continuándole, por Ambrosio de Morales (1513 – 1591), de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónica General de España</i>, la
investigación de la cual había quedado interrumpida en la época de Alfonso X <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el Sabio</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*De todos los
géneros en que se diversificó la historia del siglo XVI (<u>relaciones de
sucesos militares contemporáneos</u> [Lepanto, rebelión morisca en las
Alpujarras, guerras de Alemania, jornada de Portugal, que en el teatro de Lope
se reflejan en piezas como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los guanches
de Tenerife</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Santa Liga</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La nueva victoria del marqués de Santa Cruz</i>,
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El asalto de Mastrique</i>], <u>biografías
y hagiografías</u> [reflejadas en Lope en las comedias de «Vidas» y en las de
«Santos»], <u>historias institucionales relacionadas con las Órdenes militares</u>
[usadas por Lope en obras como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i>,
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El sol parado</i>]), uno de los más fecundos para el teatro de Lope fue
sin duda el de las <u>genealogías</u>, auspiciadas por la nobleza durante el
reinado de Felipe II.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Si Ambrosio de
Morales (fraile jerónimo que continuó la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónica
General de España</i> de Florián de Ocampo) y Jerónimo Zurita (autor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los anales de la Corona de Aragón</i>,
redactados entre 1562 y 1580) expresan el eje de avance de la historia hacia la
crítica y el rigor científico, la historiografía condensa en el padre Juan de
Mariana las posibilidades de la historia como obra de arte, según el canon de
Tito Livio, pero también de Salustio y de Tácito, de Polibio y de Plutarco, de
los humanistas italianos y españoles, como Sebastián Fox Morcillo (1526 –
1559).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El paralelo
entre Juan de Mariana y Lope de Vega es sugestivo. La concepción de la historia
de ambos proporciona indicios de ser notablemente parecida. La historia de
Mariana se deja inscribir en esa marea creciente de la conciencia de una
identidad nacional que afirma sus raíces en la historia, pero también en la
mentalidad popular, en las costumbres, en la intrahistoria, hasta el punto de
convertir en protagonista de su relato al «pueblo español en cuanto nación
predestinada a grandes destinos» (Antonio Domínguez Ortiz). Ni ese nacionalismo
ni ese popularismo son rasgos de historiador humanista, pero sí son rasgos que
comparte con el teatro histórico de Lope de Vega, como también comparten la
concepción de la utilidad de la historia para el presente, un realismo y un
pragmatismo nada especulativos, nacidos de la desintegración de la utopía
humanista, un persistente providencialismo cristiano, sus dudas sobre las
capacidades de la astrología, su militancia antiislámica y antiprotestante, su
alineamiento con buena parte de las actitudes étnicas del casticismo,
especialmente con el antijudaísmo, así como esa identificación con las causas
populares que lleva a Lope a captar desde su punto de vista algunos de los
conflictos de clase de mayor calado de su época, y de mayores consecuencias
futuras, como el que contrapone a señores feudales y labradores honrados, o a
reyes tiranos y ciudadanos que reclaman sus derechos individuales, y que ha
llevado a la historiografía a hablar de los ideales democráticos y hasta
republicanos de Mariana, autor del tratado político <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De rege</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">De rege et regis
institutione</i>, Toledo, 1599), que provocó su encarcelamiento, la condena por
el Parlamento de París (después del asesinato de Enrique IV de Francia en mayo
de 1610, ya que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De rege</i> planteaba de
modo polémico la cuestión del tiranicidio) y la prohibición de sus tesis por su
propia Orden, la Compañía de Jesús.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Por su parte,
Lope quiere obtener del rey la plaza de cronista del reino en 1614 (ver en la
tabla cronológica la representación de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
premio de la hermosura</i>). En 1620 volvió a insistir sobre el oficio de
cronista, pero tampoco lo obtuvo ese año ni en 1629 ni nunca. Él lo atribuyó a
su vida desordenada y poco ejemplares costumbres. No obstante, si trabajó
intensamente como dramaturgo de la historia, condicionado por un régimen de
mecenazgo (el del duque de Sessa).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Para Lope hacer
historia es representarla, resucitar el pasado ante los ojos de los
espectadores como si estuviera vivo, volver a producir en el presente aquel
efecto que los acontecimientos tuvieron en un tiempo objetivo. Este precepto ya
lo había encontrado Lope en Juan de Mariana, y antes en Nicolás Maquiavelo
(1469 – 1527) y en Francesco Guicciardini (1483 – 1540). Sin embargo, la
licencia poética le conduce, en muchos casos, a reconvertir la historia en
fábula.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El hispanista
estadounidense Stephen Gilman (1917 – 1986) trató de explicar la diferencia
entre los «History plays» (obras de teatro históricas) de Shakespeare, con su
fidelidad a los acontecimientos, y la libertad de las comedias históricas de
Lope, de este modo: «En el caso del español, todo lo contrario; la
representación teatral es la verdad, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hace</i>
la verdad. La fuente no es más que una ‘pintura’ muerta: un punto de partida
para la vida liberada, libre, y, por tanto, siempre nueva. Así, Lope siente que
tiene pleno derecho de manipular o inventar el pasado según su intuición del
momento y las necesidades artísticas de cada comedia». Gilman concluye su
argumentación con la hipótesis de que el secreto de la relación de Lope con la
historia radica «en un juego, un juego literario-verbal, a veces de una gran
delicadeza y refinamiento, a veces grotesco», que Lope aprende en el Romancero
y que tiene tres leyes determinantes: el ritmo octosilábico del romance; sus
temas, que confieren a los castellanos conciencia de su identidad colectiva; la
libertad de creación del poeta del Romancero frente a las leyendas en que se
inspira. La hipótesis de Gilman apunta a la bien conocida e intensa relación
del drama histórico lopesco y el Romancero, pero resulta incapaz de explicar el
proceso de creación de obras que respetan sustancialmente los hechos
históricos, y son muchas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La gran mayoría
de los dramas históricos de Lope pueden ser clasificados como dramas de hechos
famosos, que hacen de la teatralización no tanto una lección de historia como
una celebración dramática de hechos ya conocidos y famosos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">*Hemos dicho que
en lo que atañe a la concepción del drama histórico en Lope, ésta incluye como
tercer precepto el de su utilidad para el regimiento del presente. Glosando la
definición de la Historia que hizo Cicerón en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De Oratore</i> II, 9, 36 («testis temporum, lux veritatis, vita
memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis»: </span><span lang="ES-TRAD" style="background: rgb(249, 249, 249); color: #202122; font-size: 9.5pt;"> </span><span lang="ES-TRAD" style="background: rgb(249, 249, 249); font-size: 14pt;">testigo del tiempo, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de
la vida, heraldo de la antigüedad</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">), escribe el pensador político español Diego de Saavedra Fajardo (1584
– 1648) en la Empresa XXVIII de su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Idea
de un príncipe político cristiano</i> (1640): «<u><span style="background: white; color: black;">Gran maestro de príncipes es el tiempo. Hospitales son los
siglos pasados, donde la política hace anotomía de los cadáveres de las
repúblicas y monarquías que florecieron, para curar mejor las presentes</span></u><span style="background: white; color: black;">. Cartas son de marear, en que con ajenas
borrascas o prósperas navegaciones están reconocidas las riberas, fondeados los
golfos, descubiertas las secas<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_Espa%C3%B1a/Lope%20de%20Vega.rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="background: white; color: black; font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
advertidos los escollos, y señalados los rumbos de reinar</span>».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El problema
central al que se enfrenta el historiador del siglo XVI es el de la relación
entre fábula y verdad, una vez disipado el trascendentalismo medieval. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 18pt; text-align: center;"> </span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 18pt;"><span style="font-family: times;">Prólogo de Donald McGrady a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez y el Comendador de Ocaña</i> (1997).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Hay razones
fundadas para creer que la obra se escribió en julio de 1605. El mismo Lope de
Vega, a través del personaje de Belardo, que aparece reiteradamente en sus
comedias y representa al propio poeta, nos dice que tenía cuarenta y dos años
cuando la escribió (hasta el 2 de diciembre de ese año no cumpliría los
cuarenta y tres).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El hispanista
francés Noël Salomon (1917 – 1977), en sus monumentales <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Recherches sur le thème paysan dans la «Comedia» au temps de Lope de
Vega</i> (1965), sigue el procedimiento de explicar el drama a través de la
realidad histórica. Salomon sostiene que los temas tratados por el teatro
quedan dilucidados por la decadencia de la agricultura española, debida al
abandono de los campos por los labradores, que se iban a buscar una vida mejor
en la urbe. Comienza señalando que la Comedia del Siglo de Oro concede al
campesino una importancia que no alcanza en ningún otro teatro europeo, en
ninguna época.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Salomon
relaciona la valoración del campesino con el éxodo de los campos, pero lo
cierto es que éste se produjo a lo largo de todo el siglo, agudizándose a
partir de 1580, mientras que el villano modélico sólo aparece a partir del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i> de Lope.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*[Para ser
justos con Noël Salomon, más adelante precisaremos lo que dice acerca del tema
campesino en el teatro español del Siglo de Oro. Aquellas monumentales <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Recherches</i> han sido traducidos por
Beatriz Chenot como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lo villano en el
teatro del Siglo de Oro</i>, Madrid, Castalia, 1985, reproduciéndose algunos
párrafos esenciales en la edición de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente
Ovejuna</i> que la editorial Crítica realizó en 1993].</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Para Donald
McGrady, el campesino de la Comedia no es revolucionario, es decir, no pone en
tela de juicio el orden social existente. Sin embargo, en unas pocas obras -precisamente
las más artísticas y célebres- se presenta un antagonismo entre el villano y el
noble, en que aquél defiende enérgicamente su derecho a la dignidad personal,
su honra, que ciertos caciques tratan de quitarle. Para Salomon los héroes de
estos dramas de honor campesino -<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i>,
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mejor alcalde, el rey</i> (1620 – 1623, según Donald McGrady) de
Lope de Vega, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Santa Juana</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La dama del Olivar</i> de Tirso de Molina, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La serrana de la Vera</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La luna de la sierra</i> de Luis Vélez de
Guevara, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El alcalde de Zalamea</i> de
Calderón de la Barca, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Del rey abajo,
ninguno</i> de Francisco de Rojas Zorrilla- son todos labradores pudientes y
excepcionales, que corresponden a la clase de villanos ricos que en la realidad
española lucharon en los siglos XVI y XVII<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>con los hidalgos rurales, y que a veces compraron ellos mismos títulos
de hidalguía. Pero si bien es cierto que algunos de los héroes de estas
comedias son verdaderamente ricos, como el Pedro Crespo de Calderón y el García
del Castañar de Rojas Zorrilla, no lo son los protagonistas de Lope: ni
Peribáñez (aunque posee una riqueza por encima de la media de sus iguales), ni
Frondoso en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i>, ni Sancho
en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mejor alcalde, el rey</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Estos héroes de
Lope creen en la igualdad esencial de todos los hombres y no están dispuestos a
aceptar que nadie -villano o aristócrata- les quite su honor, gozando a su
mejer o novia. Ningún comentarista ha sabido apreciar que el labrador de todos
los países y todos los tiempos tiene un peculiar modo de pensar, muy diferente
del de su primo de la ciudad, y que el rasgo fundamental de este pensamiento es
la idea (abundantemente expuesta ya por Jesucristo, el más ilustre de los
aldeanos) de la igualdad de todos los hombres, pues todos somos hijos de Dios,
y que la riqueza material y la clase económico-social (según clasifican los de
la urbe) nada dicen sobre el valor de la persona.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Pedro Crespo,
el héroe de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El alcalde de Zalamea</i>, de
Calderón de la Barca, sabe que él es quien es [como también lo sabía Don
Quijote: «Yo sé quién soy» (Primera parte, cap. V), que, en última instancia,
como comenta Vicente Gaos en una nota al pie de su edición del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quijote</i>, remite a Yahveh en el AT: «Yo
soy el que soy», palabras que dice a Moisés en el episodio de la zarza
ardiendo, Ex, 3, 14], y que no va a aumentar su valor como hombre ante Dios ni
ante su prójimo al pagar buenos dineros por un pergamino [certificado de
hidalguía] que pretenda decir que él vale más por haberlo adquirido.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Recherches</i> de Noël Salomon son una
riquísima cantera de datos, pero no una infalible guía crítica. Lo que más
cundió del hispanista francés entre la crítica fueron las ideas de que la
figura del labrador alcanzó auge en el teatro a causa de la crisis agrícola
(una crisis que se remonta a muchas décadas atrás y que se agrava a partir de
1580), y que los héroes villanos que defienden su honor en las tablas son todos
ricos (ya vimos que no era así en los tres héroes capitales de Lope en los tres
grandes dramas de su obra en torno a la honra y al honor: Peribáñez, Frondoso
en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> y Sancho en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mejor alcalde, el rey</i>). La verdad es
que el campesino defensor de su honra aparece en el teatro porque un gran genio -Lope de Vega- creía en el valor humano de toda persona. Lope vio en los
villanos, a los que conocía muy bien, un sentimiento de dignidad que nunca
había vislumbrado en sus conciudadanos de la urbe.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1590-1595: Lope
de Vega sirve al V Duque de Alba, don Antonio Álvarez de Toledo y Beaumont, en
su corte de Alba de Tormes, y durante esta época comenzó a cultivar el género
pastoril (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El verdadero amante</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Belardo el furioso</i>,<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Los amores de Albanio y Ismenia</i>; poco después escribió <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pastoral de Jacinto</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adonis y Venus</i>). Las comedias lopescas
de ambiente bucólico abrieron el paso a sus dramas de honor villano. Es
evidente que tanto el aristócrata voluntariamente con máscara de pastor como el
que se ve obligado a buscar refugio entre verdaderos villanos marcan un paso
significativo hacia la futura introducción en escena del labrador de carne y
hueso.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Las principales
fuentes de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez y el Comendador de
Ocaña</i> son el relato bíblico de las relaciones adúlteras entre el rey David
y Betsabé, la mujer de Urías; el exemplo L del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Conde Lucanor</i> de Don Juan Manuel (1282 – 1348, sobrino carnal de
Alfonso X <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el Sabio</i> y nieto de
Fernando III <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el Santo</i>); y el modo de
construir la trama de los grandes <i style="mso-bidi-font-style: normal;">novellieri</i>
italianos de los siglos XIV, XV y XVI [Giovanni Boccaccio, Matteo Bandello
(1485 – 1561), Gianfrancesco Straparola, Giambattista Giraldi Cinthio (1504 –
1573), Franco Sacchetti, Masuccio Salernitano (ca. 1410 – 1475), Agnolo Firenzuola,
Ortensio Lando, etc].<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Hacia 1605, el
modo usual del Fénix de construir la trama de una comedia novelesca es el mismo
de los grandes <i style="mso-bidi-font-style: normal;">novellieri</i> italianos,
esto es, combina los núcleos de dos relatos ajenos, eliminando sus detalles
accesorios, y luego sobre esta urdimbre teje otros pormenores provenientes de
fuentes adicionales, inclusive de su propia inventiva. En el caso de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i>, el material derivado del
relato de David, Betsabé y Urías (II Samuel, 11, 2-17), enriquecido por el
exemplo L de Don Juan Manuel, sirve a Lope para idear el ochenta por ciento de
las grandes líneas del argumento, hasta el verso 2501. El tratamiento que más
se parece a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i> es el de Matteo
Bandello (II, 15), en que la heroína es campesina, reclama justicia, y decide
no hacer ejecutar a su marido violador los elementos más importantes tomados de
Bandello por Lope son, pues, la condición de villana de la heroína y su fuerte
resistencia al señor que exige sus favores. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">De la historia
de David, Betsabé y Urías y de Don Juan Manuel toma Lope el motivo del señor
que se prenda de una bella casada, vasalla suya, y que, para poder gozarla,
envía al marido a la guerra. De Don Juan Manuel proceden igualmente el
consejero malvado y la suave pero eficaz resistencia de la mujer al cacique.
Este rechazo del seductor probablemente hizo que Lope se acordara de una serie
de cuentos italianos, en que un señor viola a una joven cuando ella lo repulsa
valientemente; de ahí que el Comendador trate de forzar a Casilda. De
importancia capital es que la heroína sea campesina en la versión de este
cuento por Bandello, bien que no se desarrolle el motivo. Del tratamiento dado
por Masuccio toma Lope los detalles de la traición de la heroína por una mujer
miembro de su casa, y la justicia final librada por el Rey en persona.
Finalmente, de Giraldi Cinthio procede el incidente del reo que reclama para su
mujer el precio ofrecido por su cabeza.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><u><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">El argumento
básico de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i> deriva, entonces,
de una fusión del relato bíblico de David, Betsabé y Urías (debidamente
refundido por Don Juan Manuel) con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">novelle</i>
italianas de Masuccio Salernitano, Matteo Bandello y Giraldi Cinthio</span></u><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><u><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Muy palpable
en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i> es la influencia de la
obra suprema de la literatura española medieval, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Celestina</i></span></u><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Dentro de la
modestia de su estado, Peribáñez y su esposa Casilda poseen toda la ética,
dignidad y valor normalmente reservados en la literatura a los nobles. Si bien
hay algunos precedentes desteñidos para Casilda (en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">novella</i> II, 15 de Matteo Bandello), no los hay para Peribáñez, el
villano protector de la joven, que la defiende exactamente como si fuera noble.
El personaje del campesino de alma caballerosa, que considera que la honra y la
dignidad humana son derechos de todos, y no sólo de los encumbrados, es
absolutamente original, no ya en la literatura española, sino en toda la
europea. Lope dio un enorme paso adelante al dotar a sus héroes de almas tan
elevadas como las de cualquier caballero y su esposa. También es insólita su
decisión de otorgar a estos labradores el papel de protagonistas ejemplares de
su drama.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El buen teatro
siempre se ha hecho mediante la palabra, limitándose a los accesorios escénicos
más elementales. En esta obra y en otras del teatro de Lope de Vega, es
preferible hablar de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cuadros</i> que de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">escenas</i>. También hay que señalar la gran
variedad métrica empleada en cada obra, un fenómeno sin paralelo en la
dramaturgia europea. La caracterización en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i>
es sencillamente extraordinaria, y lo sería en el teatro de cualquier época. Menéndez
Pelayo declaró que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i> «es un
drama profundamente democrático», refiriéndose de este modo al hecho de que
fuera un humilde villano el que defiende su honra contra un noble.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La acción de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i> transcurre en agosto de 1406.
El rey es Enrique III <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el Doliente</i> de
Castilla, nacido en Burgos el 4 de octubre de 1379 y soberano desde 1390 hasta
su muerte en Toledo el 25 de diciembre de 1406. Enrique III y Catalina de
Lancaster fueron los padres de Juan II de Castilla, casado en segundas nupcias
con Isabel de Portugal, padres ambos de Isabel la Católica. Enrique III se casó
en 1393 con Catalina de Lancaster (Hertford, Inglaterra, 31 marzo 1373 –
Valladolid, 2 julio 1418), hija de Juan de Gante y de Constanza de Castilla,
segunda hija de Pedro I <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el Cruel</i>, por
lo que Catalina era nieta de éste último y abuela de Isabel la Católica. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 16pt;"><span style="font-family: times;">Opiniones críticas del hispanista francés Noël Salomon
sobre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> y otros dramas
de honra villana de Lope de Vega<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">* Estudio
preliminar de Noël Salomon a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente
Ovejuna</i>, de Lope de Vega [en realidad se trata de una selección de párrafos
de su célebre monografía <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Recherches sur
le thème paysan dans la «Comedia» au temps de Lope de Vega</i>, 1965, traducida
al español como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lo villano en el teatro
del Siglo de Oro</i>].</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Noël Salomon
destaca la importancia de lo villano en la comedia española en tiempos de Lope
de Vega. En ningún otro teatro europeo, en ninguna otra época, encontramos un
ejemplo de tal insistencia, por parte de los dramaturgos, en poner en escena el
campo y a sus gentes, sus canciones, sus trajes, sus costumbres y hábitos, sus
personajes folclóricos. Shakespeare lo hace en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Winter’s Tale</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuento de
invierno</i>, ca. 1610-1611, aunque publicado en 1623), pero en el teatro
español del Siglo de Oro esos dramas suman legión, principalmente en Lope [<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mejor
alcalde, el rey</i>], pero también en Calderón [<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El alcalde de Zalamea</i>], en Tirso de Molina [<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Santa Juana</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Dama del
Olivar</i>] y en otros. Con el creador de la Comedia, a saber, Lope de Vega, el
motivo villanesco se instituyó como uno de los temas mayores de la literatura
dramática.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Noël Salomon
distingue cuatro grandes aspectos de lo villanesco: a) el villano cómico
(propio de los dramaturgos primitivos, como Juan del Encina); b) el villano
útil y ejemplar (desde 1530); c) el villano pintoresco y lírico; d) el villano
libre y digno (Lope de Vega y Calderón de la Barca).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Para Salomon la
organización monárquico-señorial de la sociedad castellana o leonesa no fue
sino una forma de transición del sistema feudal clásico (tal como se dio en
Francia). Cuando hablamos de feudalismo castellano-leonés no podemos dejar de
lado el carácter particular que tuvo ese feudalismo en lo jurídico-social. El
villano castellano-leonés comparte con el villano de Noruega la originalidad de
no haber conocido jamás la verdadera servidumbre. Las tierras de la Reconquista
del norte, del oeste y del centro de la Península (Asturias, León y Castilla)
no conocieron el sistema señorial absoluto del Occidente y los vínculos de
dependencia sólo tuvieron una relativa y parcial vigencia.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Pronto los
villanos cristianos se vieron casi exentos de cargos realmente serviles. De
esta condición específica de los vínculos sociales en Castilla, León y
Asturias, surgió en el villano de estas regiones el sentimiento de ser un
hombre, mucho antes que sus hermanos de Aragón o del sur de Francia. A fines
del siglo XV, el espíritu de libertad de los campesinos castellanos, leoneses o
asturianos se fortaleció con la «revolución» de los Reyes Católicos que
sustituyeron a la antigua nobleza medieval, tiránica y guerrera, por otra nueva
nobleza de corte, domesticada y amansada. Los villanos tendieron entonces cada
vez más a escapar de la tutela señorial para pasar bajo el dominio de la
Corona, donde, ya vasallos del rey, se sentían más libres. porque la monarquía,
tal como la impusieron los Reyes Católicos, significó desde este punto de vista
un elemento de progreso, y el sistema monárquico-señorial constituyó, frente al
sistema señorial, un paso adelante. por lo tanto, con la cabeza erguida y con
algún adelanto en la emancipación, el villano de Castilla y León entró en los
tiempos modernos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los principales
motivos que han dado la ocasión de que se exprese teatralmente el punto de
vista del villano real son esencialmente los del villano rico, del ascenso
social, de la dignidad del villano, del conflicto entre nobles y villanos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">A propósito del
tema de la dignidad del villano, Noël Salomon ha subrayado en qué medida el
drama, en una pieza como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez y el
Comendador de Ocaña</i>, nace de la discordancia entre la teoría y la práctica
señorial; intenta demostrar que la rebelión del villano resulta de que el noble
quiebra el orden ideal del sistema monárquico-señorial, y, por consiguiente, la
institución nobiliaria no es condenada en apariencia, pero demuestra también
que este respeto formal de la ideología feudal entraña un antifeudalismo de
hecho. Como el Peribáñez de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez y
el Comendador de Ocaña</i>, los villanos de la aldea de Fuenteovejuna, tales
como los presenta Lope, no aspiran más que a seguir siendo buenos y leales
vasallos bajo la vara de su comendador, Fernán Gómez de Guzmán. Sin embargo,
este clima de buenas relaciones desaparecerá rápidamente por culpa del señor.
Una primera fase termina cuando el Comendador intenta forzar a la aldeana
Laurencia.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Las luchas del
campesinado español contra los señores en los siglos XV y XVI fueron violentas.
El desprestigio que sufría, cada vez más el título de comendador [de una Orden
militar] es una de las razones que hacen plausible las «piezas de comendador»
de Lope, imitadas por Tirso de Molina.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En las comedias
de comendador de Lope de Vega y de Tirso de Molina, el meollo de la lucha entre
el señor y los villanos es una mujer (novia o recién casada) a quien el señor
pretende poseer sexualmente. Este tema impactaba al público, ya que los
dramaturgos, en especial Lope, lo erigieron en motivo central del conflicto
entre vasallo y señor. Si este motivo conmocionaba a tal punto la conciencia
trágica del público, es que correspondía a un sentimiento colectivo surgido de
las luchas del pueblo; de hecho, es la oposición resuelta y categórica al
derecho de pernada por parte del campesino español de la Edad Media la que
parece haber proporcionado el terreno histórico de donde brotaba este
sentimiento colectivo. Sabido es que algunos señores de Occidente (en el sur de
Francia, en el Piamonte) usaron de este <i style="mso-bidi-font-style: normal;">jus
primae noctis</i>. Hay muchas posibilidades de que fuera practicado como
costumbre de hecho en Aragón y Cataluña (más marcados por la impronta
feudal).<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tal vez hasta fines del siglo
XV.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En realidad, los
dramas de la honra villana ponen en juego sentimientos e ideas harto más
complejos que en la pastorela medieval, y, sin una referencia al trasfondo de
las luchas históricas del campesinado español, sería imposible captar la
riqueza de estas acciones teatrales. Conforme a los sentimientos reales de un
campesinado que recordaba el papel antiseñorial desempeñado por la monarquía a
fines del siglo XV, nuestros campesinos llevan a cabo la lucha en nombre del
rey contra los opresores nobles. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 16pt;"><span style="font-family: times;">Prólogo del hispanista estadounidense Donald McGrady a
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> de Lope de Vega (1993)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La fecha más
probable para la composición de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente
Ovejuna</i> es a finales de 1612. Esta obra es uno de los clásicos del teatro
universal de todos los tiempos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La principal
fuente de inspiración de nuestro drama fue la segunda parte de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónica de las tres órdenes y caballerías de
Santiago, Calatrava y Alcántara</i>, escrita por el licenciado Fray Francisco
de Rades y Andrada, miembro él mismo de la Orden de Calatrava, y publicada en
Toledo en 1572. Hacia 1466 Fernán Gómez de Guzmán, comendador mayor de
Calatrava, ocupa Fuenteovejuna (en la actual provincia de Córdoba). Parece
probable que abrumara a los villanos con exacciones fiscales y con excesos
sexuales. La aldea de Fuenteovejuna se subleva una noche de abril de 1476
(fecha en que transcurre la acción del drama), matando bárbaramente al Comendador.
En diciembre de 1474, una vez fallecido Enrique IV de Castilla, el comendador
mayor apoya a Isabel y Fernando (casados en Valladolid el 19 de octubre de
1469) en la guerra civil castellana, en tanto que el nuevo maestre de
Calatrava, Rodrigo Téllez Girón, toma el partido de Juana la Beltraneja y su
esposo, Alfonso V de Portugal. La guerra civil sería ganada por Isabel, quien,
mediante el Tratado de Alcaçovas o Alcazobas (4 septiembre 1479) se convirtió
en reina legítima de Castilla. Por su parte, su esposo Fernando accedió al
trono de Aragón también ese mismo año, al morir su padre Juan II. Inmediatamente
después de la sublevación de Fuenteovejuna, Téllez Girón se incorpora a las
filas de los futuros Reyes Católicos, mientras que una delegación de
fuenteovejeños acude a Córdoba pidiendo volver a la jurisdicción de Isabel, lo
cual es concedido con la mayor celeridad. Pero, al cabo de un par de semanas, a
petición de unos criados del asesinado, se nombra una comisión para investigar
el levantamiento, y en febrero de 1477 se designan jueces para este mismo
menester. Según Rades, los jueces interrogaron bajo tortura a muchos
pueblerinos, entre ellos mujeres y mozos, exigiendo saber quién mató al
comendador, pero ellos sólo respondían que había sido Fuenteovejuna.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Lope de Vega
respeta la historia en general, pero lo que más le importa no es la exactitud
histórica, sino la verosimilitud dramática, y a este fin introducirá los
cambios que le parezcan necesarios. La gran mayoría de las obras literarias que
siguen la historia muy de cerca suelen ser mediocres. Sin embargo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> se basa muy estrechamente
en un acontecimiento verdadero, y aun así es una excelente pieza de teatro,
pues Lope ha acertado con la fórmula precisa para presentar los hechos reales:
en vez de ponerlos en boca de personajes menores, imprime forma vital al
suceder histórico, haciendo que éste sea representado por personajes de carne y
hueso, pero ficticios. Concretamente, de los tres protagonistas principales
(los novios, Laurencia y Frondoso, y el malvado Comendador de Calatrava, Fernán
Gómez), sólo el último es histórico.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La realidad,
según Rades, es que el pesquisidor histórico encontró que Fernán Gómez había
cometido grandes desafueros, que justificaban la sublevación, ante lo cual los
reyes abandonaron la investigación. Si Lope se hubiera atenido a esta versión
del resultado del conflicto entre aldeanos y nobles, con la plena
reivindicación del derecho de los humildes a la dignidad humana, hubiera
robustecido enormemente el tema de su obra, que es precisamente ése, el derecho
de toda persona a la honra. Supuesto que introdujo en el drama un cambio tan
radical y tan contrario a sus propósitos estéticos como el indulto extendido
solamente para no «matar la villa toda», queda patente que tenía muy poderosas
razones extraliterarias para hacerlo. Lope cedió ahí a la circunstancia de que
él personalmente dependía económicamente de los nobles.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Raúl García
Aguilera y Mariano Hernández Ossorno han señalado (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Revuelta y litigio de los villanos de la encomienda de Fuenteobejuna
(1476)</i>, Madrid, Editora Nacional, 1975) que en 1477 los Reyes Católicos
condenaron la rebelión de Fuenteovejuna, mandando castigar a los culpables,
acción con la que pretendían apaciguar a los nobles, quejosos de que los
monarcas no castigaran a los aldeanos que se atrevieron a matar a su señor. Es
posible que Lope tuviera noticia de estos documentos inéditos, pero estos
conocimientos históricos no serían la razón por la cual el Fénix modificó su
fuente principal (la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónica</i> de
Rades), donde los Reyes reconocían que los oprimidos habían obrado bien al
asesinar al tirano. Lo que pasaba era que Lope, al igual que los Reyes
Católicos, no podía ofender abiertamente a una poderosa clase social. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El drama, en
general, no se distingue de la narrativa por su contenido, sino por su forma.
El buen teatro siempre se ha hecho mediante la palabra hablada, con los
accesorios escénicos más elementales.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Fuente Ovejuna</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"> se representa en el teatro con muy pocos recursos
escénicos. En las obras maestras de Lope, suele desempeñar un papel fundamental
la función prefigurativa de las canciones. Otra característica de Lope es la
gran variedad de metros poéticos que emplea en cada obra, un fenómeno sin
paralelo entre los demás dramaturgos europeos. Lope variaba de metro
intuitivamente, de acuerdo con su oído musical interior. Si plasmar ágilmente
un drama en verso era un logro artístico alcanzable a pocos, verterlo en
numerosos metros era una demostración de virtuosismo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En lo que atañe
a la historia de la crítica de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente
Ovejuna</i>, se han perfilado dos tendencias predominantes: la que se interesa
sobre todo por el aspecto histórico-político de la obra, y la que la analiza
bajo una perspectiva estética o estructuralista.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La historia de
la crítica de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> empieza
en 1899, con el estudio del gran Menéndez y Pelayo. Don Marcelino apunta la
fuente histórica en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónica</i> de Rades,
realiza unas observaciones válidas sobre el valor estético de la pieza, alaba
su descripción del feudalismo y de la anarquía del reinado de Enrique IV, y
señala lo acertado de la caracterización y de la evocación del ambiente
campesino. Cree que acaso hubo un romance popular sobre la sublevación; que «no
hay protagonista individual, no hay más héroe que … el concejo de Fuente Ovejuna»;
que «no hay obra más democrática en el Teatro castellano»; y que la pieza
encierra un tremendo «arranque revolucionario».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En su ensayo de
1943 sobre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Revista de Filología Hispánica</i>, V, págs.
13-44; recogido en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estudios sobre el
teatro español</i>, Madrid, Gredos, 1981, págs. 24-55), Joaquín Casalduero
empieza por rechazar las afirmaciones de Menéndez y Pelayo sobre el contenido
ideológico de la obra; para él, lo histórico-político no es sino «el fondo
sobre el cual se destaca la acción», que consiste en los amores de Laurencia y Frondoso,
frente a las agresiones del Comendador. Éste fue el gran acierto de Casalduero:
discernir entre la trama principal y la secundaria, colocando cada elemento en
su debido lugar.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El hispanista
inglés Alexander Agustine Parker (1908 – 1989) expuso admirablemente en 1953,
en menos de dos páginas («Reflections on a New Definition of ‘Baroque’ Drama», <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bulletin of Hispanic Studies</i>, XXX, págs.
142-151), lo esencial sobre la unidad y el tema de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i>. Observó que el tema dominante de la pieza es el
derecho de los villanos al honor, y que la acción principal (el triángulo
amoroso Laurencia-Frondoso-Comendador) se enlaza con la secundaria (la rebelión
de Fernán Gómez de Guzmán contra los Reyes Católicos) al final del acto II. Parker
indicó además que el desorden en ambas acciones (por un lado, Fernán Gómez se
levanta contra sus amos legítimos, los monarcas, y, por otro, falta a su deber
de proteger y favorecer a sus vasallos) proviene de una misma causa: la
desmesurada arrogancia del Comendador.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En 1954 apareció
el comentario del hispanista inglés Geoffrey W. Ribbans (1927 – 2022) («‘The Meaning
and Structure of Lope’s <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuenteovejuna</i>»,
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bulletin of Hispanic Studies</i>, XXXI, págs.
150-170; traducción, «Significado y estructura de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuenteovejuna</i>», en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El teatro
de Lope de Vega: Artículos y estudios</i>, ed. José Francisco Gatti, Universidad
de Buenos Aires, 1962, págs. 91-123), en el que despliega una gran sensibilidad
crítica y un raro sentido común literario, basado en una honda comprensión de
las estructuras sociales de la época y de sus valores. Observa que «esta coherencia
temática [de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i>,
precisada por Parker] está apoyada en sus mejores obras [de Lope] por una
unidad de tono y una reiteración intuitiva de motivos e imágenes».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">De 1965 data el
monumental libro de Noël Salomon sobre el campesino en la Comedia.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Un hito muy
importante tuvo lugar con la edición verdaderamente crítica y anotada de Victor
Frederick Dixon en 1989.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Sabido es que
las veinticinco <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Partes</i> (volúmenes de
doce obras cada uno) en que se publicó la mayoría de las comedias de Lope de Vega
(entre 1604 y 1647) ofrecen un texto notablemente inferior al de los
manuscritos autógrafos. También son inferiores a los manuscritos copiados
directamente de los autógrafos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Lo singular de
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Docena parte</i>, en que apareció <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i>, es que se publicó dos
veces en Madrid en el mismo año -1619 según la portada (aunque la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tasa</i> lleva la fecha de 22 de diciembre
de 1618, lo cual hace pensar que se tiraría la primera edición en los últimos días
de este año)-, por el mismo librero (Alonso Pérez), en la misma tipografía (la
de la viuda de Alonso Martín). Se diferencian ambas ediciones en el escudo de
la portada, por lo que se suelen llamar <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A</i>
y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">B</i>. Está claro que la edición <i style="mso-bidi-font-style: normal;">B</i> se basó sobre algún ejemplar de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La primera edición
moderna de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> fue
publicada por Juan Eugenio Hartzenbusch en 1857. Su influencia como editor fue
francamente perniciosa, pues favoreció una actitud demasiado dispuesta a
introducir modificaciones modernas, en vez de dedicarse al estudio del lenguaje
del Siglo de Oro, a menudo tan distinto del contemporáneo. La herencia de Hartzenbusch
había de durar y se advierte palpablemente en otra de las ediciones de mayor
difusión, las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Obras</i> de Lope editadas
por Menéndez y Pelayo (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i>
apareció en el tomo X, en 1899).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Una nueva época
en la publicación de las comedias de Lope se abre con la edición de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> por Américo Castro en
1919. La gran innovación de Castro consistió sencillamente en restaurar la
debida relación entre autor y editor, partiendo de la premisa conforme a la
cual la obligación de éste radica en transmitir escueta y fielmente el texto
escrito por aquél, con un mínimo de intervención personal. Don Américo
reprodujo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuente Ovejuna</i> de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Docena parte</i> (la edición <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A</i>), y si bien no vaciló en aceptar las
enmiendas de Hartzenbusch cuando éstas eran acertadas, impuso la sana noción
según la cual se debe respetar el texto siempre que la filología no indique que
se trata de fallos en la transmisión de lo escrito por el autor.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Otra importante
edición de nuestro drama fue la de Francisco López Estrada en 1969 (Ediciones Castalia).
Reiteramos el hito que supuso la edición de Victor Dixon en 1989, quien años
antes descubrió la diversidad de lecturas en los diferentes ejemplares de la
edición <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_Espa%C3%B1a/Lope%20de%20Vega.rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD"> </span><span lang="ES-TRAD" style="background: white; color: black; font-size: 12pt;">Según el Diccionario de Autoridades una seca es un banco de
arena, isleta árida en el mar. El ejemplo que aduce es este mismo pasaje de
Saavedra Fajardo.</span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-66863782778937913792023-12-31T02:33:00.000-08:002023-12-31T02:33:02.229-08:00<p> </p><p><span style="font-family: times;">Dmitri Merejkovsky: COMPAÑEROS ETERNOS (1897)</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 20.0pt;"><span style="font-family: times;">Dmitri Merejkovsky. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Compañeros eternos</i>. Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1949.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;">*Pedro Calderón
de la Barca (Madrid, 17 enero 1600 – 25 mayo 1681), junto con Shakespeare y con
la tragedia ática, es uno de los verdaderamente grandes exponentes del drama
clásico. Las diferencias con Esquilo, Eurípides y Sófocles son muy importantes,
pues para los trágicos griegos la principal idea de sus obras es la de
«Destino». La tragedia griega nació de los ritos que se realizaban de las
fiestas del dios Dioniso. Está basada en la idea mística más profunda del
paganismo politeísta: la idea del Destino, de la Justicia sobre la que reposa
el mundo, que castiga el crimen, no sólo entre los hombres, sino también entre
los dioses. La divinidad impersonal que simboliza el Destino es la Moira. La
triple Moira son las Parcas.</span><span style="font-size: 14pt;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Así como la
tragedia griega antigua se enlaza por las fiestas de Dioniso al culto
religioso, el drama calderoniano está ligado al culto de la religión católica
por la interpretación de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">misterios</i>
de la Edad Media. Shakespeare ha roto este lazo. En sus dramas reina una
absoluta libertad filosófica: no hay ningún rastro de fuente religiosa.
Calderón es un místico de los más profundos, pero no hay en él nada de filósofo
[esta opinión es más que discutible, como revela, esencialmente <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La vida es sueño</i>]. El concepto de drama,
tal como se dio en los antiguos griegos, en Shakespeare y en Calderón de la
Barca, ha quedado prácticamente aniquilado durante el final del siglo XVIII y
el siglo XIX, bien sea por lo sublime de una idea filosófica, caso de Federico Schiller
y de Goethe; por el brillo y contraste de los colores románticos, como ocurre
en Víctor Hugo; por la novedad del análisis psicológico, como vemos en el
teatro naturalista de Enrique Ibsen; o por la concesión a la sátira o la
fidelidad respecto al ambiente local, caso de Alexander Griboyedov (1795 –
1829) o de Nicolás Gógol. La idea motriz de esa concepción clásica del drama es
la noción de voluntad, inspiración esencial de toda acción dramática. En esta
imagen de una gran pasión y de la voluntad trágica, ninguno de los dramaturgos
del siglo XIX ha igualado a los trágicos griegos a los clásicos ingleses y
españoles de los siglos XVI y XVII. Los motivos fundamentales del teatro de
Calderón, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el amor a la mujer</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el honor</i>, entre otros, pueden parecer
estrechos, pero no sólo no debilitan la acción, sino que la aumentan. Al igual
que Shakespeare, Calderón rompe la unidad de lugar, aunque sin recurrir a
cambios de decorado tan frecuentes como en el inglés. La unidad de tiempo la
observa hasta cierto punto. Sus dramas se desarrollan en el espacio de tres
«jornadas», correspondiéndole un acto a cada una de ellas. Pero Calderón
observa siempre, si no la unidad de acción, sí la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">unidad de pasión</i>, principal motivo psicológico de sus dramas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Para ilustrar el
drama calderoniano, Merejkovsky ha seleccionado en su breve ensayo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Devoción de la Cruz</i>, de ca. 1625, que
anuncia de manera temprana toda la concepción del drama en Calderón. Sus
protagonistas son Eusebio y Julia, hermanos gemelos que no lo saben, y se aman
apasionadamente; Lisardo, hermano de ambos, a quien mata en duelo Eusebio,
provocado el combate por el propio Lisardo; y Curcio, el padre de los tres,
que, en castigo del Cielo por haber dudado de la fidelidad de su esposa
Rosmira, desconocerá que Eusebio es su hijo, quien, finalmente, después de ser
herido por unos bandidos, morirá en sus brazos, en el mismo lugar en el que se
erige una Cruz, en un paraje agreste y solitario, donde Rosmira estuvo a punto
de morir por la mano de su esposo Curcio, dominado por los celos, y donde la
propia Rosmira dejó al recién nacido Eusebio, ignorante de quiénes eran sus
padres, y que, gracias al señor de una aldea, llamado Eusebio, a donde lo había
llevado un pastor, pudo sobrevivir, pues aquél lo acogió en su casa y lo crió. Ambos
hermanos Julia y Eusebio, llevan una cruz impresa en el pecho, símbolo que los
librará de la muerte en múltiples ocasiones, y que, a pesar de los pecados
cometidos por ambos, en el caso de Julia amar a Eusebio, les permitirá
reconciliarse con Dios en el momento final de sus vidas. Cuando Eusebio muere,
resucitará durante unos instantes, a fin de poder recibir la absolución de un
sacerdote, Alberto, que se ha perdido en las montañas. En cuanto a Julia, su
padre, Curcio, se opone frontalmente a su amor por Eusebio; con tal propósito
la obliga a entrar en un convento, adonde logrará introducirse Eusebio, que
permanecerá escondido incluso en la propia celda de su hermana. Pero en ningún
momento del drama se consuma nada en ellos, como no podía ser de otro modo,
pues de lo contrario habrían cometido, aunque involuntariamente incesto, algo
inimaginable en un espíritu como Calderón. Asimismo, cuando Julia va a ser
abatida por Curcio, desaparece súbitamente al invocar la Cruz.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Merejkovsky trae
a colación la opinión sobre este drama en concreto y sobre los dramas de
Calderón en su conjunto, del pensador protestante e historiador alemán Moritz
Carrière (1817 – 1895), quien, en su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
Arte en sus relaciones con el desarrollo general de la cultura</i> (1877 –
1866), se obstina en ver al gran dramaturgo español como una persona dogmática,
oscurantista y llena de prejuicios supersticiosos, en quien la concepción
religiosa medieval convive con las prácticas de la Inquisición española. Califica
su catolicismo de sensual. No sólo demuestra con ello una interpretación
esquemática de la religiosidad medieval, sino que ofrece una imagen simplista y
caricaturesca de Calderón, sin alcanzar a penetrar en la grandeza de su arte
dramático. Considera que Calderón no emplea la Cruz como un símbolo, sino como
un fetiche. Para él, Calderón no exige del individuo un comportamiento moral:
es como si el atenerse a los dogmas católicos y a los ritos de la Iglesia
bastasen. Puede cometer todo tipo de crímenes y de tropelías, y ser finalmente
perdonado.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El alma de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Devoción de la Cruz</i>, escribe
Merejkovsky, es la idea misma de uno de los fundamentos de la doctrina
cristiana. Si no hay fe en Dios, si no hay amor por Él, no hay ni bien ni mal.
Las virtudes exteriores, los grandes hechos, no salvarán a aquel cuyo corazón
esté alejado de Dios. El propio Cristo lo dejó muy claro: lo primero es amar a
Dios por encima de todo, con toda el alma, todo el corazón y toda la inteligencia
de que sea capaz el hombre, y, en segundo lugar y como consecuencia de ello,
amar al prójimo como a uno mismo. A esta doctrina es a la que se acoge
Calderón. Si no hay verdadero arrepentimiento no puede haber perdón. Lo habrá
en el caso de Eusebio y de Julia. La historia evangélica del ladrón que se
arrepintió en la cruz y fue salvado por un instante de fe, justifica a
Calderón. La inspiración de su drama se concentra en la escena en que Eusebio,
ya moribundo, dirige a Dios esta oración casi exigente: «<i style="mso-bidi-font-style: normal;">¡Debes salvarme!</i>»</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">En todas las
épocas los moralistas han visto el peligro contenido en la doctrina de la
fuerza infinita del arrepentimiento y del amor. Ni Goethe ni Carrière
entendieron a Calderón. Goethe, el «gran pagano», imbuido del humanismo de la
Ilustración, no alcanzó a ver la grandeza de la religiosidad medieval, a la que
consideró más bien como un ejemplo de superstición. Es significativo que,
durante su primer viaje a Italia (septiembre 1786 – junio 1788), al pasar por
Asís, se detuviese en las ruinas del templo de Minerva, en las que se emocionó,
pero, sin embargo, pasó de largo ante la basílica de San Francisco, donde pudo
haber contemplado esta extraordinaria iglesia gótica italiana y los frescos de
Giotto. Aunque Merejkovsky no lo diga, hay que reconocer que sí «redescubrió»
mucho antes la arquitectura gótica ante la catedral de Estrasburgo (1770). Sus
ideas preconcebidas le impidieron entender a Calderón. De modo muy diferente
ante la Edad Media se comportaron historiadores positivistas no creyentes del
siglo XIX, tales como Hipólito Taine o Ernesto Renan, cuyo humanismo militante,
en el caso de Taine, no le impidió entrar y admirar la iglesia superior de San
Francisco en Asís. A diferencia de Voltaire y de Goethe, ambos historiadores positivistas
franceses sí estaban liberados del humanismo militante propio del Siglo de las
Luces. Es cierto, no obstante, que hay momentos en que Goethe desconfió de la
razón, pero no puede olvidarse que se trataba de un científico y de un
naturalista, aunque su concepción del mundo está también transida de
indefinible e inefable poesía, ajena a la razón ilustrada. Lo que motivó la
burla de Voltaire, es explicado tranquilamente por Renan; y después de
explicado, comienza a amarlo (se refiere al periodo medieval) y a descubrir una
escondida enseñanza moral dotada de eterna vida.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El propio
Calderón justificó mejor que nadie su posición: «Dios es espíritu, fuente vida
y de sabiduría; creador de todo, ejerce su poder sobre la Naturaleza … El verbo
de Dios es Dios mismo … La fuente de toda la sabiduría humana es Él solo; sólo
Él engendra la belleza; sólo Él insufla la eternidad en lo que es variable y
perecedero». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Por lo que
respecta a Cervantes, cae Merejkovsky en el mismo error que el ilustrado
español Diego Clemencín, uno de los más eminentes comentaristas del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quijote</i>: que no era consciente del
carácter genial de la novela que estaba escribiendo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Para Cervantes,
la naturaleza no existe en absoluto por sí misma, no es el ser viviente y
cercano al corazón que en ella ven Shakespeare, Byron, Shelley o Goethe,
artistas panteístas del Norte.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Cervantes es un
creyente sincero, a pesar de su velada crítica a la Iglesia. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Sancho Panza
tiene tanta importancia como Don Quijote. El uno no puede existir sin el otro. Ambos
se complementan, pues representan tipos universales distintos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La significación
profunda de la sátira de Cervantes reside por entero en que la superioridad
moral de Don Quijote es siempre sacrificada en vano, sin que resulte de ello el
menor bien, y que termina en ser una maldición para él mismo, porque no
corresponde al grado de cultura intelectual que caracteriza al héroe. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Cervantes nos
revela toda la nulidad, la falta de corazón, la hipocresía, la eterna estupidez
de los hombres. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Byron (1788 –
1824) es una insólita manifestación de la individualidad, una manifestación del
héroe. Byron es una de las cumbres de la cadena rocosa que surge del temblor de
tierra de la Gran Revolución. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Goethe tenía
razón: «Byron no es ni un clásico ni un romántico, es nuestro tiempo mismo», es
la modernidad por excelencia. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Byron representa
el individuo que se alza en rebelión contra la sociedad; es el individualismo
frente al socialismo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Si lo eterno
reside en Goethe, el presente y el porvenir están en Byron. Y para llegar a lo
eterno no hay otro camino que el presente y el porvenir. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Solo contra
todos, en la vida y en la muerte, en el tiempo y en la eternidad. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sentimiento íntimo de Dios</i> que hay en su
naturaleza, aun cuando no pueda explicárselo, le parece una prueba de la
existencia de Dios. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Se puso del lado
de los débiles: de España, de Grecia. Visitó España y se entrevistó con el
general Castaños, el vencedor de Bailén. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Las páginas
dedicadas a Napoleón se circunscriben a su cautiverio en Santa Elena, donde el
Gran Corso hace balance de su vida. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">«Si hubiera sido
un hombre religioso no hubiera podido hacer lo que he hecho», confesaba un día
en aquella perdida isla-prisión. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Para Goethe
(1749 – 1832) conocer la naturaleza significa «sentir en ella el soplo de
Dios». Cualquier descubrimiento científico es también una revelación religiosa;
tal es el pensamiento esencial de Goethe. «La ciencia y la fe existen no para
destruirse, sino para completarse». «Siempre he estado convencido de que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el mundo no podría existir si no fuera tan
simple</i>». «El más alto grado a que puede llegar un hombre en el
conocimiento, es un sentimiento de asombrada admiración». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La historia
natural es la continuación de la historia sagrada; el libro de la naturaleza es
una prolongación de la Biblia y la autenticidad de los dos libros es idéntica. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">«Dios pone el
mundo en movimiento, la naturaleza está en Él, y Él está en la naturaleza… Si
Dios no hubiera animado al pájaro de ese instinto que le lleva hacia sus hijos,
si ese mismo instinto no penetrara todo lo que es vivo, el mundo no podría
existir… La fuerza divina se derrama en todas partes; en todas partes actúa el
eterno amor».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">«<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dios no ha descansado de su trabajo</i>». La
doctrina de la evolución es la de un Dios que no ha tomado reposo, que obra,
que continúa creando. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La idea de
inmortalidad está para Goethe ligada a la idea de una evolución creadora. «Para
mí la convicción de una vida eterna dimana de la noción de una eterna actividad:
si trabajo sin descanso hasta el fin, la naturaleza tiene la obligación de
concederme otra forma de existencia cuando la vida presente no puede ya retener
mi espíritu». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">«Al pensar en la
muerte, estoy absolutamente tranquilo porque es mi firme convicción que nuestro
espíritu es un ser cuya naturaleza permanece indestructible y no cesa de actuar
de eternidad en eternidad; nuestro espíritu se parece al sol, que solamente
parece ponerse a nuestros ojos, habitantes de la tierra, pero que, de hecho, no
se pone jamás».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">«Para mí Cristo
será siempre un ser altamente significativo, pero problemático». «Por mucho que
se eleve el espíritu humano, no llegará a la altura del cristianismo». «La
majestad de Cristo es divina hasta el grado en que lo divino puede manifestarse
sobre la tierra». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Hay un punto
claro, y es que la religión de Goethe no está de acuerdo con el cristianismo.
Hay en el cristianismo algo de esencial que él no comprende. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Henrik Ibsen
nació el 20 de marzo de 1828 en Skien (Noruega), y murió en Cristianía [desde
1925 Oslo] el 23 de mayo de 1906. Cuando tenía ocho años su padre, un hombre
bastante acomodado, se arruinó. Vivió una infancia impropia de su edad, pues
apenas participaba en los juegos infantiles con su hermana y otros niños de su
edad. A los dieciséis años dejó para siempre a su familia y a su ciudad natal,
estableciéndose, como aprendiz de farmacia, en Grimstad, un pueblecito de 800
habitantes. Por entonces ya leía ávidamente, entre otros, a Salustio y a
Cicerón. Su primer drama, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Catilina</i>,
lo escribió en Grimstad en 1849, cuando aún no había leído a Shakespeare, ni a
Goethe ni a Byron. En 1850 se lo publicó su amigo el editor Ole Carelius
Schulerud, estudiante de Derecho. Ese mismo año se estableció en Cristianía con
Schulerud, gracias al dinero obtenido por la compra de un lote de ejemplares de
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Catilina</i> llevada a cabo por un
pequeño comerciante, interesado sólo en el papel con el que el volumen estaba
impreso. En 1851, el nuevo teatro de la ciudad de Bergen, al SO de Noruega, lo
contrató como poeta dramático, y en 1852 se le asignó, como director del
teatro, un sueldo de 200 speciesthalers (unos 450 rublos), con el fin de poder
estudiar durante tres meses en el extranjero la práctica del arte escénico.
Durante los diez años siguientes, transcurrió la que puede llamarse época
romántica en la evolución de Ibsen, coronada por el drama <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los guerreros de Helgeland</i> (1858), años en los que participó
activamente en el movimiento nacional que se desarrolló en Noruega entre 1840 y
1860.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">En 1862 escribió
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Comedia del Amor</i>, un drama muy mal
recibido por la crítica y por el público, en el que el autor rechaza el
matrimonio burgués en nombre de una castidad superior, por el lado divino y
desinteresado que hay en el amor. Ibsen, como artista, está completamente fuera
de las condiciones prácticas de la vida, mostrándonos un punto de vista
desinteresado sobre la vida y seduciéndonos por el lado divino del sentimiento
del amor. Los protagonistas del mencionado drama, Falk y Svanilde, se separan
de buen grado y sin esperanzas de reunirse, precisamente porque se aman de una
manera muy fuerte y muy pura. El amor, para ellos, no es una fuente de
felicidad personal, sino una cosa sagrada, una manifestación del infinito. No
quieren profanar «la llama desinteresada, celeste, insatisfecha», por el
contacto con el espíritu burgués, por la mezquindad de las cuentas de dinero,
por la fealdad de la vida real. No se trata de romanticismo, que supone la
inexperiencia del adolescente y una ciega ingenuidad. Sin embargo, Falk y
Svanilde saben analizar la vida y ven el lado grosero de las relaciones
humanas. Son más bien negadores que románticos. Pero negadores en todo lo
concerniente a las bases de la filosofía moderna; son más que metafísicos: son
místicos en la apoteosis del lado divino del amor. Ibsen hace en este drama una
tentativa, en medio del positivismo universal, para renovar el idealismo del
amor que encontramos en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vita Nuova</i>
de Dante y en los primeros siglos del cristianismo, cuando el hombre y la mujer
que se querían se destinaban a una virginidad voluntaria en nombre de un ideal
superior de ascetismo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">En 1862 cerró el
teatro de Bergen. Con ello Ibsen perdió su puesto de director y su sueldo anual
de 1.200 coronas. El 2 de abril de 1864 se alejó de Cristianía, dirigiéndose a
Roma a través de Trieste. En Italia comenzó a escribir el drama en verso <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Brand</i>, concluido en 1865 y lleno de
aversión por el patriotismo. Entró en una lucha abierta con Noruega: «Cada uno
de ellos -dice sobre los noruegos-, grande o pequeño, no sabe ser más que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">un trozo de algo</i>. Nadie tiene la audacia
de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ser él mismo</i>». Se muestra muy
crítico con la democracia contemporánea, en la que vislumbra un fin que no es
otro que conducir a todo el mundo a un mismo nivel [igualitarismo].</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Este rechazo por
la democracia también lo observamos en otra obra suya, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Unión de la Juventud</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">De
unges Forbund</i>, concluida en mayo de 1869). De nuevo le llovieron acerbas
críticas de todos lados. Se encontraba en Port-Said (al NE de Egipto, a la
entrada del canal de Suez) cuando esta obra fue representada por vez primera en
los escenarios noruegos, el 18 de octubre de 1869. En el IV acto, uno de los
personajes, Bastian Monsen, dice: «¿Sabes lo que es una nación? Una nación es
el pueblo, el simple pueblo; aquellos que nada son y nada poseen; los que viven
en la esclavitud». El público asistente estalló como una tormenta furiosa ante
tales palabras, continuando el ruido en los corredores y en la calle.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">A partir de 1866
el Parlamento noruego (Storting) confirmaba a Ibsen su «pensión de escritor», a
pesar de la oposición del Ministro de Cultos. Tras una ausencia de diez años,
Ibsen pasó una temporada en Noruega en el verano de 1874. El círculo de
hostilidad hacia él se ensanchó aún más. Ahora el poeta se levanta no sólo
contra su patria sino contra toda Europa. Las bases de la vida europea son
objeto implacable de su crítica a través de sus dramas. La decisión de Nora, la
protagonista de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Casa de muñecas</i>
(estrenada en Copenhague el 21 de diciembre de 1879), de dejar a su marido y a
sus hijos en nombre de la propia libertad personal, escandalizó a los críticos,
que la tacharon de inmoral. Y cuando apareció <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espectros</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gengangere</i>,
escrita en 1881 y estrenada en Chicago el 20 de mayo de 1882), los amigos que
siempre le habían acompañado retrocedieron espantados ante el abismo que se
abría. No menor indignación causó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Pato
Salvaje</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vildanden</i>, escrita en
1884 y estrenada en Bergen el 9 de enero de 1885). Cuando, durante el verano de
1886, Ibsen volvió a Noruega, vio con tristeza que sus mejores amigos, por un
mezquino odio de partido, habíanse convertido en sus enemigos jurados. Fue
entonces cuando dijo con amarga ironía: «En suma, he tenido la impresión de ver
en Noruega, no dos millones de hombres, sino dos millones de gatos y perros».
Observa que tanto en Noruega como en el resto de Europa la vida y la
personalidad humana degeneran profundamente, triunfando la mediocridad y un
liberalismo imaginario. Para Ibsen el individuo y todo grupo que pueda ejercer
algún poder externo, alguna violencia sobre el individuo, son enemigos
irreconciliables. El sueño de una liberación del espíritu se ha alejado
inconmensurablemente. Aunque la energía no le abandona, la lucha de Ibsen se
vuelve cada vez más desesperada. Se encierra en sí mismo. Todo esto comienza
claramente en torno a 1870, cuando la guerra franco-prusiana. «<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aquel que está solo -</i>dice Ibsen- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">es el más fuerte</i>».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Las disonancias
interiores, las contradicciones, el odio de los hombres, se resuelven en la
armonía que penetra las últimas escenas del más poético de sus dramas, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Mujer del Mar</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fruen fra havet</i>, escrita en 1888). Ha permanecido fiel a sí mismo.
La sombría e invariable belleza del Mar del Norte fue para Ibsen, durante toda
su vida, el símbolo de la libertad <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ilimitada</i>
que había en vano buscado entre los hombres.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;">Espectros</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"> (escrita en 1881) es una de las obras más fuertes y
sombrías de Ibsen. La protagonista, Elena Alving, viuda, ha vivido instalada en
la mentira, con tal de proteger la memoria de su depravado marido, el capitán
Alving. Con motivo de la inauguración de una institución benéfica costeada por
ella, el pastor Manders, un hombre honesto e ingenuo, le recuerda a Elena cómo,
gracias a sus consejos, ella, que había dejado la casa familiar horrorizada por
la inmoralidad del marido, regresó de nuevo, acción que la ennoblece. Pero
llega un momento en que Elena no puede callarse más, y, ante un estupefacto e
incrédulo Manders, le narra el infierno que ha sido su vida. Su marido, el
fallecido capitán Alving, mantenía relaciones íntimas con la doncella de Elena,
fruto de las cuales nació una niña, Regina, que ahora es también doncella de
Elena. A pesar de haber ocultado estos hechos durante tanto tiempo, Elena se
decide a contárselo todo a Manders. Ha tratado de proteger a su hijo, Oswald,
de la sombría atmósfera inmoral de la casa familiar, enviándolo al extranjero.
Pero cuando Oswald regresa temporalmente, pues no soporta la bruma, la humedad
y la ausencia de sol del Norte, frente a la luminosidad y alegría de vivir del
Mediterráneo y del Sur, Elena tendrá ocasión de comprobar horrorizada que la
historia de su marido se vuelve a repetir en Oswald, quien desea a Regina, sin
saber que se trata de su hermana de padre. No obstante, al comprobar Elena que
su hijo está afectado por una grave enfermedad mental, probablemente heredada,
y que el único remedio para que la enfermedad se atenúe es consentir en que
satisfaga su deseo con Regina, Elena queda sumida en la indecisión, hasta que,
finalmente, se decide por aceptar esa relación incestuosa, con tal de proteger
a su hijo de la locura y la desesperación. Llega un momento en que para Elena
todos son fantasmas, espectros, como si estuviese sumida en la más horrible de
las pesadillas. Al tomar Elena tan terrible decisión, el asilo es presa de un
pavoroso incendio que lo destruye por completo. Todo lo que era sagrado para
Manders arde ahora, y el edificio de las conveniencias, de la mentira virtuosa,
se hunde ante él. En la noche iluminada por el resplandor del incendio, se hace
sentir la presencia del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">destino</i>, de
lo ineluctable que la vida oculta. En vano se esfuerza Elena en librarse de la
mentira. Los fantasmas, los espectros la cercan, la sitian, vengándose de ella.
A la filosofía del Norte cristiano, Oswald opone la del Mediodía pagano. En el
último acto, en escenas de un pavoroso realismo, sentimos descomponerse el ser
intelectual y moral de Oswald bajo la presión de la herencia. Una conciencia
extraña a todos los prejuicios, la de Oswald, la conciencia del hombre moderno
liberado por la ciencia, lucha contra la fuerza ciega, inexorable, y retrocede.
Tal es la realidad, y, a la luz de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">esta</i>
verdad, se desmoronan las últimas bases de la filosofía de hoy [del tiempo de
Ibsen en que fue escrita la obra]. La madre trata de justificar ante su hijo,
hereditariamente perverso o demente, la vida depravada e insensata de su padre.
Diríase que pide a su hijo perdón por las faltas de su marido. Su inmoralidad,
según Elena, no es más que la transformación de una fuerza vital que no ha
encontrado salida, entre la esposa virtuosa y el piadoso Manders. El último
espectro que le queda a Elena es el amor de su hijo, su afecto. Oswald es como
un niño, necesita los cuidados de su madre. El médico le ha dicho a Oswald que
padece un reblandecimiento del cerebro. A veces, delante de su madre, el rostro
dibuja la sonrisa cansada del idiota. Tiene un conato de acceso. Finalmente,
saca de su bolsillo un paquete de morfina, con el propósito de que su madre lo
envenene, hasta el punto de exigírselo. Le echa en cara a su madre que no le ha
pedido la vida, que se la lleve. El último espectro, la santidad del amor
materno, queda aniquilado. De pronto, una vez pasada la crisis, Oswald, sentado
en un sillón, le pide a su madre, con expresión estúpida, el sol. Elena abraza
a su hijo, pero éste no la reconoce ya. Con voz apagada repite: «El sol…, el
sol». Ella permanece con el veneno en la mano, luchando contra la tentación de
darle muerte.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Oswald es el
verdadero hijo de la mentira de conveniencia y la secreta depravación del
padre, de la virtuosa cobardía e hipocresía que se apoderan de la sociedad
moderna. Perece como una de las primeras víctimas de un mundo condenado.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">En otro de sus
grandes dramas, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hedda Gabler</i> (1890,
estrenada el 31 de enero de 1891 en Munich), encontramos con enorme fuerza la
representación del drama interior del hombre contemporáneo, encarnado aquí en
la figura de la protagonista. De veintinueve años y de rasgos y porte
aristocráticos, Hedda tiene unos ojos que muestran una serena y fría
tranquilidad. Su marido, Jørgen Tesman, es un profesor que enseña historia de
la cultura. Es la encarnación de la vulgaridad burguesa, de la cobardía y de la
falta de talento. Su mujer lo desprecia. Si se casó con él es porque lo
encontró mejor y más honesto que los otros, y también por aburrimiento, por
indiferencia, porque podía tenerlo de rodillas ante ella. Tesman es un hombre
nacido para la vida de familia, bonachón y falto de espíritu. Cada uno de sus
actos y palabras son una ofensa para Hedda. No obstante, cuando se trata de
ventajas materiales, Tesman se comporta de una manera mezquina, astuta,
envidiosa, ruin. Eso no significa que no sienta amor por los libros y por el
polvo de los archivos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Antes de
casarse, en la casa de su padre, el general Gabler, Hedda conoció a un joven
sabio, Eilert Lövborg, futuro rival de Tesman como candidato a la cátedra de
historia de la cultura. Lövborg amaba a Hedda, pero ésta lo rechazó, aunque es
muy probable que no le resultase indiferente. Frente a Tesman, Lövborg tiene el
valor de ser <i style="mso-bidi-font-style: normal;">él mismo</i>. Más que a los
libros, ama la ciencia viviente. Es original y osado. Semejante a Hedda, llega
hasta los últimos límites de la negación y de la independencia. Es un enemigo
declarado de la sociedad burguesa, a la que considera condenada. Pero, a pesar
de ello, Hedda no puede amarle, pues algunas particularidades de su carácter
hieren en ella su innato instinto de la belleza. Al igual que Oswald en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espectros</i>, aquí Lövborg representa la
fuerza del talento que no encuentra salida, lo que le conduce al vicio y a la
degeneración. No hay en él ni calma ni moderación. Sería aún capaz de soportar
el odio y la persecución, pero la indiferencia universal, el aburrimiento de la
vida cotidiana, le empujan a la desesperación. Trata de evadirse entregándose a
la bebida y otros excesos. Sus excesos de sensualidad apartan de él a Hedda.
Ésta ve en ellos la fealdad, algo que teme más que la muerte. Pero en Hedda hay
bastante vecindad con el crimen, demasiados elementos oscuros lindantes con la
locura y con el natural vicioso de Lövborg, como para decidirse a tenderle una
mano. No tiene valor para enfrentarse a una fuerza grosera e innoble. Cometió
un gran error al rechazar a Lövborg, el único hombre al que hubiera podido
amar, para casarse con un marido al que desprecia, aunque lo tenga sometido.
Hedda es tan incapaz de socorrerse a sí misma como de auxiliar a otro. No sabe
ni quiere perdonar a los hombres su vileza. Su corazón solitario, ambicioso,
desprovisto de fe, es conducido al odio, a la aversión por la vida, por una
última pasión: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el infecundo amor de una
belleza inaccesible</i>. Esta pasión no está tocada por la gracia, sino que más
bien parece una pasión criminal, una enfermedad mortal que agota y desespera.
Hedda ama la belleza, pero no cree que sea realizable sobre la tierra.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Todo esto lo
sabemos por alusiones, pues Hedda no dice casi nada de su mundo interior. Le
gusta escarnecer a los hombres. El dolor ajeno le proporciona placer a su
corazón endurecido por la cólera. La extraña y fría belleza en que permanece
hasta el final, esta belleza sin alegría, desprende un soplo de muerte.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Lövborg ha sido,
temporalmente, salvado por una mujer buena y dulce, Thea Elvsted, que se
convierte en su ángel guardián, en su amiga, en su hermana de la caridad,
envolviéndolo en una compasión maternal, logrando con su paciencia y dulzura
vencer sus accesos de violencia desenfrenada. Thea ha considerado el vicio de
su amado como una enfermedad. Está cerca de salvarlo por completo. Lövborg ha
publicado un libro que tiene éxito en los ambientes intelectuales, corriendo el
rumor de que pueden concederle la cátedra que ambiciona Tesman, lo que provoca
en éste sorpresa, perplejidad y envidia. Lövborg, proveniente de una provincia,
lleva con él un valioso manuscrito, el segundo tomo de su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de la Cultura</i>, que se dispone a publicar. Pero Thea no
cree que Lövborg esté curado, por lo que acude a la ciudad para vigilarle y
protegerle. Le busca por todas partes y lo halla en casa de Hedda, antigua
compañera de colegio de Thea.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Thea siempre ha
temido a Hedda, quien la asustaba en la escuela. Ahora Hedda no puede soportar
que la dulce y la débil Thea sea más valerosa que ella, accediendo al gesto de
amor del que ella fue incapaz. Esto no significa que Hedda esté celosa, pues es
muy improbable que ame verdaderamente a Lövborg, pero, sobre todo, se siente
aniquilada ante la idea de ser más débil que Thea. No puede soportar la
felicidad ajena. Su desprecio por la vida desencadena en ella un instinto de
destrucción que no respeta nada, ni siquiera lo más sagrado. Hace <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el mal por el mal</i>, por el placer de
perder a alguien. Esta maldad intrínseca de Hedda hace que su belleza resulte
aún más seductora y perturbadora.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Hedda se asegura
casi a la fuerza la confianza de la obediente Thea, quien presiente que Hedda
desea su mal, pero por miedo y por el respeto que le inspira su belleza no
tiene fuerzas para resistir a su voluntad y a su seducción. Seguramente Hedda
no miente al decir que siente por su víctima una apasionada ternura. La pierde
con sus caricias, con sus besos, aunque al mismo tiempo murmura en los oídos de
Thea palabras criminales, consejos amargos y pérfidos, a fin de truncar la
relación entre su antigua compañera y Lövborg. Cuanto mayor es el miedo de
Thea, mayor es su sumisión a Hedda. Cuando Hedda se entera de que Lövborg no ha
dejado nunca de amarla, se vuelve más audaz y más pérfida.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La recaída de
Lövborg tiene lugar durante el curso de una velada en casa del juez Brack, un
hombre maduro que desea carnalmente a Hedda. Thea sigue teniendo fe en Lövborg,
pero Hedda se burla de ella, asegurándole que, por una vez en la vida, quiere
ejercer su influencia sobre el destino de un hombre. El desprecio que Hedda
siente por Thea es tal que no disimula ante ella su mentira y su triunfo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">A la mañana
siguiente, el juez Brack y Tesman narran lo ocurrido durante la velada. Lövborg
ha bebido mucho, ha leído fragmentos de su valioso manuscrito y ha terminado en
la casa de una antigua amante, Diana. Pero por el camino ha perdido el
manuscrito, afortunadamente encontrado por Tesman, quien no se lo devolvió a su
dueño por temor a que volviese a perderlo. Una vez a solas con su mujer, Tesman
le entrega el manuscrito, que Hedda guarda bajo llave. Por fin ve que dispone
de un destino humano. Thea lo ignora todo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Lövborg, sin
valor para decir la verdad, le hace creer a Thea que ha destruido el
manuscrito. Thea considera éste como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">un
hijo</i> de ambos, pues entre los dos han redactado sus páginas. La palabra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hijo</i> hiere profundamente el alma de
Hedda. Le hace confesar a Lövborg que ha perdido el manuscrito en casa de
mujeres desvergonzadas. Lövborg decide matarse, comprendiendo que es imposible
volver con Thea. Hedda le incita al suicidio, por lo que le entrega un revólver
que había pertenecido a su padre, el general Gabler. Hedda se permite insinuar
a Lövborg que lo que tiene que hacer lo haga con «belleza». Cuando se queda
sola, arroja al fuego el manuscrito. Esta terrible escena convierte a Hedda en
una Medea del Norte, sacada de las viejas sagas escandinavas. Reprimiendo la
risa, una risa malvada, Hedda hace creer a Tesman que ha quemado el manuscrito
por él, para que pueda acceder a la ansiada cátedra. La fatuidad del mediocre y
vulgar marido permite que sea engañado. En este momento, al alegrarse de la
desgracia de Lövborg, Tesman es aún más despreciable moralmente que la
mentirosa y criminal Hedda. Para gozar más a fondo de esta bajeza, Hedda le
dice a su marido que cuando quemaba el manuscrito sintió los primeros síntomas
de estar embarazada. Un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hijo</i> muere y
otro va a nacer. La alegría que siente Tesman ante la noticia de que su mujer
está embarazada, es propia de la moral burguesa, es la alegría del macho que
triunfa en la lucha por la existencia. Pero Hedda no puede ocultar el asco que
le inspira su marido, al que odia con todas sus fuerzas. Le hace saber que ella
morirá por todo esto, por lo que está ocurriendo, lo cual conturba a Tesman.
Sólo al final de la conversación con su mujer, Tesman siente que su conducta
con Lövborg es moralmente reprochable.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El juez Brack
anuncia el suicidio de Lövborg. Hedda pide detalles, y cuando se entera de que
el tiro no ha sido en la sien, sino en el pecho, lamenta que no se haya
producido completamente la tan anhelada belleza. Brack parece no comprender. La
enfermiza y malsana obsesión de Hedda con la belleza, la conduce a trasladarla
hasta la misma muerte. La muerte debe ser «bella». Ante el espanto de todos los
presentes, en un arrebato, Hedda grita con un suspiro de alivio: «¡Al fin, algo
por fin, un acto!» Ante tales palabras, Tesman se horroriza. En una
conversación más íntima con Brack, exclama con entusiasmo: «¡Oh! ¡Qué alivio
para mí el saber que en este mundo puede llevarse a cabo un acto libre y
generoso! ¡Algo que tenga el resplandor de la inconsciente belleza!» <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">A todos los
reproches, a todas las preguntas, replica con un sentimiento de alegría ante la
belleza: «Sé solamente que Eilert Lövborg ha tenido el valor de vivir como le
pareció bien. Hay en ello un reflejo de belleza; ha tenido la voluntad de salir
tan joven del banquete de la vida».</span><span style="font-size: 14pt;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Cuando el juez
Brack queda solo con Hedda le confiesa que no ha dicho toda la verdad. Lövborg
se disparó en el vientre, en casa de su amante Diana, a la que, antes de morir,
le hizo una terrible escena, reclamándole un niño que decía haber robado.
Hedda, entonces, grita con un doloroso asco: «¡Oh, Dios mío, es el colmo! <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Por qué lo ridículo</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">y lo trivial, como una maldición, se apodera
de todo lo que toco?</i>» Es el último grito de la desesperación. Cuando Hedda
deja de creer en la belleza, cesa de vivir.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Pero, además, el
juez Brack le insinúa que puede verse involucrada en la investigación de la
muerte de Lövborg, pues ha podido determinarse que el revólver que usó para
suicidarse pertenecía a ella, a Hedda. Su situación es muy comprometida. En el
juicio podrían salir a relucir muchas cosas, que arruinarían su prestigio. Sólo
hay una manera de evitarlo, le dice desvergonzadamente Brack: que acceda a sus
deseos, pues desde que la conoció le obsesiona su cuerpo. Brack es otro
personaje despreciable, lascivo, vulgar, corrupto, burgués. Cuando Hedda se ve
atrapada y que está en manos de la voluntad de Brack, reconoce que no es libre,
una situación que no puede soportar. Con aire aburrido se levanta, mientras
Thea y Tesman se ocupan en reconstruir el manuscrito de Lövborg con los
borradores que se han conservado. Hedda se introduce en un reservado, tras una
mampara. Responde tranquilamente a preguntas livianas de Brack, bromea incluso,
y, de pronto, calla. Se escucha una detonación. Acuden todos. Hedda yace muerta
en el suelo. Se ha disparado un tiro en la sien.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Hedda Gabler se
ha matado como ha vivido, con aburrimiento, con una serena y fría tranquilidad,
despreciando a los hombres, asqueada de sí misma. Su voluntad y su energía
carecían de un punto de apoyo, y por ello no pueden transformarse en acto. No
pueden vencer el más ínfimo obstáculo. No encontrando salida, esta voluntad se
vuelve contra ella misma, para destruirse. El corazón de Hedda es uno de esos
que no pueden vivir sin fe, y no tiene ninguna. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El breve ensayo
sobre Iván Turgueniev (1818 – 1883) lo terminó Merejkovsky el 19 de febrero de
1909.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Turgueniev es el
poeta de la belleza y de la exaltación amorosa. Ha demostrado mejor que
cualquier otro de los escritores de importancia mundial que el matrimonio, la
perfecta unión de dos en una sola carne, no ha sido comprendido por nadie. No
obstante, se observa en él un defecto chocante: no existe nunca la maternidad.
Las mujeres y muchachas de Turgueniev diríase que no saben tener hijos. Los
cuerpos de sus personajes femeninos son nebulosos, fantasmales, diáfanos.
Turgueniev es el poeta de la eterna virginidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Desde el primer
momento distingue a Turgueniev de los dos colosos de la literatura rusa,
Dostoyevski y Tolstoi. Eso no significa que Turgueniev no sea relevante, sino
todo lo contrario. Su posición ética y estética está atravesada por la
moderación, la melancolía, el lirismo, la sensibilidad poética y el silencio.
No es nada estridente. Cuando calla nos está diciendo algo importante. Quienes
lo tachan de «occidentalista» «<i style="mso-bidi-font-style: normal;">zapadnik</i>
(= <i style="mso-bidi-font-style: normal;">un occidental</i>)», en oposición
radical a los eslavófilos, entre los que se hallaba Dostoyevski, omiten que
Turgueniev no es menos ruso que aquellos dos titanes, a pesar de sus claros
intentos de acercar Rusia al Occidente europeo. Turgueniev es, en el fondo, un
hombre religioso, un creyente. Para él, Dios es Cristo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el Cristo en el mundo</i>, semejante a los hombres. Su cristianismo es
ecuménico. Cristo es el Prometido que no se ha reconocido ni nombrado todavía,
el Prometido de nuestra carne, de la cultura universal, pues sin Él la cultura
no podría ser una carne viviente, sino una reliquia viviente, o un cuerpo
muerto, una carroña. Es el Prometido viniendo al mundo que vio en un sueño
profético Lukeria (= Lucrecia), la musa amorosa de Turgueniev (personaje del
relato <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La reliquia viviente</i>). Para
Turgueniev, Cristo es el Hijo del Hombre, el semejante al hombre, el único
modelo moral para el hombre.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Para hacernos
entender lo esencial de la narrativa poética y melancólica de Turgueniev,
Merejkovsky ha seleccionado un único relato suyo, sumamente revelador: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La reliquia viviente</i>, uno de los relatos
que componen las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorias de un cazador</i>
(1852). Sus protagonistas son Lukeria y su amado Vassily Polyakov. Durante un
sueño, Lukeria ve que se le aproxima una persona, pero no es Vassily, sino
Cristo. No reconoció en sus rasgos los de las representaciones que se han
repetido una y otra vez, pero sí estaba segura de que se trataba de Él.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Ya lo hemos
dicho. El que Turgueniev apenas hable de Cristo, de Dios, en sus obras, no
significa que no crea en Él.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Gustavo Flaubert
(diciembre 1821 – mayo 1880) constituye un caso casi clínico para Merejkovsky.
Basándose en una parte de su correspondencia, especialmente con George Sand,
Merejkovsky va desgranando la actitud de Flaubert ante el arte y ante la vida,
ante los hombres y ante Dios, ante la democracia y ante la tiranía. No cabe
duda que es un hombre insatisfecho, descreído, de un escepticismo enfermizo que
roza la desesperación.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">En un primer
momento, y durante años, Flaubert piensa que el arte es muy superior a la vida.
La vida, en realidad, no es nada. Tampoco el hombre. «El hombre no es nada, y
la obra todo». Es la época en la que parece adorar sólo a la belleza. La
belleza se convierte para él en el objeto concreto de una pasión.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">No muestra
ninguna compasión por el sufrimiento real de los miembros de su especie.
Durante una estancia en Jerusalén visita una leprosería. Lo único humano que
dice de los leprosos es que son unos «pobres miserables». Por lo demás, sólo
los observa, los escruta, los analiza como si fueran objetos inanimados de
estudio, con el fin de poder tomar notas e incorporarlos, si es necesario, a
alguna de sus narraciones.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">«No soy
cristiano», le escribe a George Sand. No tiene fe ni en la justicia ni en la
fraternidad. En suma, no tiene ningún ideal moral. Conclusión lógica en quien
no cree en absoluto en los hombres. Manifiesta un verdadero culto por la
tiranía antigua, a la que considera la más bella manifestación del hombre que
ha habido. Desprecia a la democracia. Sólo cree en una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">aristocracia legítima</i>. Tampoco cree en la ciencia. Menos aún en el
positivismo científico, en la filosofía de Augusto Comte. Esto último sí le
honra. Desprecio total por el populacho, incapaz de dejar de comportarse como
masa, incapaz de cultivarse intelectualmente. No tiene ninguna fe, ningún
principio moral, ningún ideal político.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Lo trágico de
Flaubert es que está solo en un mundo que le resulta extraño. Huye de los
hombres. Se aísla. Su desesperación aumenta. Llega un momento en que no puede
casi ni escribir.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Ahora bien, se
pregunta Merejkovsky, ¿y si toda esta inmolación de todo por la belleza no
fuera más que una impostura, una falsedad, una mentira que no se corresponde
con el mundo?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-22920355800323717482023-03-26T10:15:00.000-07:002023-03-26T10:15:10.091-07:00<p><span style="font-family: times;">HADEWIJCH DE BRABANTE</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 18pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Hadewijch
de Amberes o de Brabante. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>.
Madrid, BAC, 2001. Edición de Loet Swart.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Resumen y algunos extractos del libro. Las
aclaraciones y datos entre corchetes son de Enrique Castaños, Doctor en
Historia del Arte.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*En su magnífica Introducción, de la que transcribimos
algunos párrafos, Loet Swart [profesor holandés nacido en 1950] nos dice que no
existe ninguna biografía sobre Hadewijch. Lo que sabemos de ella es muy poco.
Gracias a una frase que aparece en la llamada «Lista de los perfectos», colocada
al final de sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Visiones</i>, así como a
determinados sucesos históricos bien conocidos, podemos fechar con bastante
aproximación las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Visiones</i>, aunque no
las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>. La frase dice: «Una
beguina que, por causa de su amor verdadero, fue ajusticiada por orden del
maestro Robbaert, es la vigésimo novena [de las personas perfectas]». El
carácter críptico de la frase se debe a las dificultades que atravesó el
movimiento de las beguinas [sobre éstas, véase lo dicho en el archivo sobre
Matilde de Magdeburgo y en el de Margarita Porete] en relación con las
autoridades eclesiásticas. El maestro Robbaert no era otro que el inquisidor
Robert le Brouge, quien, el 17 de febrero de 1237, ordenó que una beguina de
nombre Aladys o Alyedis, fuera quemada. La ejecución originó una revuelta
popular que provocó la destitución del inquisidor en 1239 [había sido designado
primer inquisidor de Francia por orden de Gregorio IX, papa entre 1227 – 1241;
Le Brouge comenzó a actuar en 1232, principalmente contra los cátaros, siendo
sus destinos el Franco Condado, Charité-sur-Loire (cerca de las regiones
históricas de Borgoña y del Franco Condado, hoy pertenece a ellas, junto a su
frontera occidental), Cambrai, Douai y La Champagne, aunque fue suspendido de
sus funciones durante 1234-1235, retomándolas en 1236]. Esta frase nos indica
que Hadewijch debió completar sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Visiones</i>
después de 1237. En la misma «Lista de los perfectos» habla de «siete eremitas»
que se establecieron en Jerusalén junto al Muro de las Lamentaciones. La ciudad
había sido reconquistada el 17 de marzo de 1229 por el emperador Federico II
Staufen, pero la derrota de los cristianos en Gaza en 1244 motivó que de nuevo
cayese en poder de los sarracenos. De ahí que sea muy improbable que hubiese
eremitas cristianos en Jerusalén después de esa fecha. Por lo tanto, las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Visiones</i> debieron redactarse entre 1237
y 1244. No podemos precisar, sin embargo, la fecha de redacción de sus XXXI
Cartas. [Hadewijch estuvo activa como escritora, aproximadamente, entre 1220 y
1250]. Lo que sí es indudable es que escribe en lengua vernácula, como todas
las beguinas místicas, en su caso en la lengua neerlandesa que se hablaba en el
Ducado de Brabante. Además de conocer bien las Sagradas Escrituras y de saber
latín, había leído a Guillermo de Saint-Thierry [teólogo cisterciense nacido en
Lieja, ca. 1075 – 1148] y al teólogo Ricardo de San Víctor [1110 – 1173, último
gran representante de la parisina Escuela de San Víctor].<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Uno de los grandes estudiosos de Hadewijch ha sido el
jesuita belga Jozef van Mierlo [1878 – 1958].<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Un importante defensor de las beguinas fue Jacques de
Vitry, canónigo agustino, teólogo, obispo y cardenal que fue benefactor,
confesor y predicador de la beguina y escritora mística brabanzona María de
Oignies (1177 – 1213), de la que Vitry escribió su vida. La intercesión de
Vitry, en 1216, recién nombrado obispo de Acco, ante Honorio III (1216 – 1227),
hizo posible que el Papa permitiera la vida en comunidad de las beguinas de la
diócesis de Lieja, norte de Francia y Alemania, sin necesidad de adherirse a
una Orden monástica. Pero la actitud de Honorio III fue, en cierto modo, casi
excepcional. Las beguinas estaban fascinadas por la teología de la Trinidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Parece ser que Hadewijch fue una mujer polémica, que
tuvo problemas con la comunidad de beguinas a la que pertenecía, por lo que
hubo de abandonarla en compañía de muy pocas seguidoras, llevando desde
entonces una vida errante plagada de dificultades. Las Cartas V y XXIX
confirman estos datos. Muchas de sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>
están dirigidas a una amiga, a la que llama «querida niña», que aún formaba
parte de la primera comunidad en la que vivió Hadewijch, siendo ésta su guía
espiritual. La influencia de Hadewijch queda patente en la citada «Lista de los
perfectos».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Hadewijch era tanto una escritora que describe y
reflexiona sobre sus experiencias místicas, como una mistagoga, esto es,
alguien que inicia en los sagrados misterios divinos. Desde muy joven se sintió
invadida por un amor que lo envolvía todo. Ella sentía a Dios de tal forma, que
parecía derrumbarse, pero al mismo tiempo experimentaba una fuerza renovada que
consideraba procedente de Dios mismo. Un siglo antes que ella, la teología
había estado fuertemente influida por la filosofía islámico-helénica que
predicaba la incognoscibilidad de Dios. El convencimiento de los teólogos de la
Universidad de París y de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Studia
Generalia</i> [las instituciones de las que surgieron las primeras
universidades del Occidente cristiano a partir de las escuelas catedralicias y
de las escuelas monásticas] de que el ser humano, por sus limitaciones, no
sería nunca capaz de comprender ni de alcanzar a Dios, fue el origen de una
lamentable división. A un lado quedó la <u>teología racionalista</u>, donde la
espiritualidad no tenía cabida, y al otro la <u>devoción</u>, que, por
necesidad, evitaba la razón crítica. Escritores espirituales con profundo
conocimiento teológico, como Bernardo de Claraval y Guillermo de Saint-Thierry,
se opusieron enérgicamente al cisma que se estaba produciendo. En tiempos de
Hadewijch, se distinguían dos tipos de clérigos «buenos». De un lado, <u>los
honrados devotos</u>, que esquivaban el desafío que el pensamiento griego
postulaba para poder adherirse completamente a la fe con su promesa de
contemplación de Dios y de amistad con Él. De otro lado estaban <u>los cultos</u>,
que se debatían interiormente porque con su entendimiento eran conscientes de
la incognoscibilidad de Dios, pero que, sin embargo, con su fe aceptaban las
promesas del Evangelio. Al mismo tiempo, y a causa de este conflicto, el sabio
judío Maimónides escribe su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Guía de
perplejos</i> [ca. 1190], en un intento de mediar entre tradición y espíritu
crítico.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">La gran importancia de Hadewijch radica en que ella no
cedió ante la tentación de minimizar la inteligencia humana o de desarrollar un
discurso que no hiciera justicia a la trascendencia de Dios. Hadewijch
rechazaba la espiritualidad carente de sentido crítico, basada tan sólo en los
sentimientos y en la devoción; concedía a la razón un tratamiento preeminente
en su obra, incluida la lírica. La trascendencia de Dios, su grandeza frente a
nuestra pequeñez y nuestra incapacidad para honrarle como corresponde a su
dignidad, constituye uno de los temas clave de sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Es en las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>
donde la visión mística de Hadewijch se expresa con mayor amplitud. Señalan un
camino: en ellas se nos presenta la vida y las elecciones de Hadewijch como un
espejo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de
Visiones</i> también está escrito para una amiga, y, de camino, para un grupo
de seguidoras. A pesar de que Dios puede ser conocido, esto no significa que la
unión mística con Él sea algo asequible. El camino para llegar a ella es el
camino de la progresiva semejanza con Jesucristo, un duro recorrido que supone
renunciar radicalmente, una y otra vez, a la propia voluntad y deseos, para ser
uno con la voluntad de Dios [en términos muy parecidos se expresará decenios
después Margarita Porete].<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Las dos piedras angulares del discurso de Hadewijch
son: 1) el amor y 2) la Trinidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">El amor es el principio, el centro y el final del
camino místico de Hadewijch: es el camino en sí mismo. Una vez atrapada por la
experiencia del amor, y sin comprender lo que le sucede, se lo juega todo a una
carta. Su discurso y su vida están dominados por el amor. El amor se refiere
tanto a los lazos entre Dios y los hombres como a los de los hombres entre sí,
pero, como personificación, muestra un sujeto que lo domina todo, un personaje
«frente» al amante o al «yo». A veces se identifica a Dios o a Jesucristo con
el amor; en otros textos, Dios aparece como causa y dador de amor; y en otros,
Dios tiene poder sobre el amor. También, en una ocasión, Hadewijch afirma que
el amor tiene poder sobre Jesucristo. El amor determina toda la relación, de
modo que con esa palabra puede referirse a la persona que ama, a Dios, a la
relación, o a la querida amiga a la que Hadewijch escribe. El amor como la
personificación de una intención, exigente y orientada a la unión. Hadewijch
sitúa su origen en Dios, mas esta intención también puede despertarse en el
hombre. En sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Canciones</i>, Hadewijch
se ve condicionada por la forma que adquiere la poesía de los trovadores,
aunque el contenido de aquéllas constituye una crítica implícita de la realidad
a la que esa lírica se refiere: el amor cortés. Mientras que en el amor cortés
el objetivo no es la unión con la persona amada, haciendo de la inaccesibilidad
del ser amado el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">summum</i> de su
experiencia, Hadewijch emula otra tradición menos extendida: la de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Frauen</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mädchenlieder</i> [canciones de muchachas, de doncellas] en la
literatura alemana, los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Refrains</i> en
la francesa, o las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantigas de amigo</i>
en la literatura portuguesa. Hadewijch, en cuanto representante de la mística
del amor, no se resigna a la ausencia de su Amor. «Sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Canciones</i>, escribe el especialista Paul Mommaers en 1982, afirman
una y otra vez que el Amado no está y que su ausencia produce un insoportable
dolor». Con este grito Hadewijch no sólo expresa su propia desesperación ante
la ausencia del Amado, sino que da voz a la de sus compañeras.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">La segunda piedra angular de su discurso es la
Trinidad, para Hadewijch una realidad viva que determina tanto su experiencia
mística como la expresión de esa experiencia, y su mistagogía. Podrían
distinguirse tres momentos, <u>simultáneos y complementarios</u>: 1) el momento
de la Unidad divina antes de que de ella surjan las tres Personas; 2) el
momento en que cada Persona surge, adquiriendo carácter propio y «activo»; 3)
el momento del más profundo y gozoso recogimiento en la Unidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Numerosos pasajes en la obra de Hadewijch,
especialmente en las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>, no
podrían comprenderse sin saber que ella ve la Unidad divina como la del
«Padre». El Padre, por tanto, no es sólo una de las tres Personas, sino que
igualmente representa la Unidad divina. Por esta razón se considera al Padre
«integridad». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Desde el momento en que se habla del «Hijo», se puede
hablar también del «Padre» como Persona divina, «frente» al Hijo. Con ellos,
surge el amor de ambos, el Espíritu Santo. Hadewijch nombra al Padre por su
Omnipotencia, al Hijo por su Sabiduría y al Espíritu Santo por su Amor divino.
Desde el punto de vista de la creación, Hadewijch tiene en cuenta las entidades
de las Personas. Padre: creación, omnipotencia y justicia. Hijo: sabiduría,
verdad y misericordia. Espíritu Santo: amor, lucidez y plena bondad. Las
Personas no actúan separadamente. Cada una comparte las cualidades de las
otras, porque las Tres son parte de Dios. Si decimos que el Espíritu es Bondad,
entonces Dios es Bondad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">La misma Unidad, que es fértil, es también unión de
gozo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">en la fruición del Amor nunca ha
habido ni nunca puede haber otra labor que el gozo unitario donde la única
poderosa divinidad es Amor</i> (Carta XVII, 3). Aquí también el Padre es el
principio. La incorporación a la Unidad tiene lugar porque Él exige esa unidad.
En palabras de Hadewijch, su labor es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">devorar</i>,
es un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">torbellino</i>, un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">abismo</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">oscuridad</i> (Carta XVII, 2).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">El ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios
(Gn 1, 26). Esta idea, que es el motivo central de cualquier espiritualidad o
mística, la concibe Hadewijch desde el punto de vista de la Trinidad. Las tres
facultades superiores -memoria, razón y voluntad- representan a las tres
Personas (Carta XXII, 10), por lo que la estructura psicológica del hombre es
un reflejo de la estructura divina interior. Para evaluar su importancia es
necesario relacionar la doctrina de Hadewijch con el denominado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ejemplarismo</i>. San Agustín expone este
planteamiento, de origen platónico, según el cual todas las cosas ya existen en
Dios antes de ser creadas. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">El rasgo más característico de la espiritualidad de
Hadewijch es la nobleza del hombre. La perfecta vida humana es ya vida interior
de Dios.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Veamos ahora los tres grandes temas de Hadewijch.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoListParagraph" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="mso-list: Ignore;">1.<span style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-variation-settings: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">Las experiencias y líneas dinámicas de la
vida del amor.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Quien se entrega completamente, será recompensado por
el Amor.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">Avanzar
hacia la madurez: </span></i><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">«numerosos son los golpes que recibimos,
pero si nos mantenemos firmes, alcanzaremos la madurez» (Carta V, 2).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoListParagraph" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="mso-list: Ignore;">2.<span style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-variation-settings: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">El camino de la semejanza con Dios. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Este tema se divide a su vez en dos subtemas:
semejanza con Jesucristo y semejanza con la Trinidad. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">En cuanto a la semejanza con Jesucristo, una señal
inequívoca de que se está siguiendo la voluntad de Dios es el dolor. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">«Cuando al alma le queda sólo Dios y no conserva
voluntad propia, sino que vive completamente de acuerdo con la voluntad divina
y se pierde a sí misma y quiere todo lo que Él quiera como Él mismo, y está
sumergida en Él y se ha convertido en nada, entonces (…) ella se convierte en
todo lo que Él es» (Carta XIX, 3) [un pensamiento prácticamente igual lo
encontraremos posteriormente en Margarita Porete]. Quien sigue el camino de las
virtudes, crece en semejanza con la humanidad de Jesucristo, y sin ésta, la
otra no es posible.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">En cuanto a la semejanza con la Trinidad, la mística
de la Trinidad no es otra que la cristológica. La semejanza con la Trinidad
constituye la culminación de la semejanza con Jesucristo en su humanidad y
divinidad. Crecer en semejanza con la humanidad de Jesucristo, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">imitatio Christi</i>, significa, no
obstante, vivir según las exigencias de la Trinidad, mientras que la unión con
su divinidad nos conduce al Padre, y, en última instancia, a la unión esencial.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoListParagraph" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="mso-list: Ignore;">3.<span style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-variation-settings: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">Satisfacer a Dios y al Amor.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">El tercer gran tema de Hadewijch, que se explora
principalmente en las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>, es su
llamamiento a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">satisfacer al Amor, a amar
a Dios como merece</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Satisfacer a Dios es imposible.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Dios (el Amor) se basta a sí mismo. [Angelus Silesius
dirá en el siglo XVII que tanto necesita el hombre a Dios como Dios al hombre].
Ahora bien, la tesis de Hadewijch no debe interpretarse como indiferencia de
Dios hacia el hombre [¿para qué lo habría creado, entonces?], pues la mística
beguina habla, precisamente, de la exigencia de unidad que Dios hace al hombre.
La razón de que se baste a sí mismo no significa que el hombre sea
insignificante, sino la inabarcable riqueza de Dios. En Él hay una dinámica de
amor eternamente rica, porque Él es trino, y, al mismo tiempo, el único y
simple gozo de las tres Personas. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Satisfacer a Dios: el origen de esta misión imposible.
«Pues incluso cuando nos parece que un hombre lleva una vida agradable a Dios,
todavía le queda mucho para satisfacer completamente al Amor» (Carta XIII, 2). «Dios
te haga conocer -le escribe a una amiga- toda tu deuda con Él: el sufrimiento
justificado, pero, sobre todo, el amor exclusivo, con el cual, como Él mismo
nos encargó, se debe amar a Dios por encima de todo» (Carta XIII, 4). «A medida
que crece el amor entre el alma y su Dios, crece también un temor que es doble.
El primero de ellos es como sigue: se teme no ser digno de ese Amor y no ser
nunca capaz de hacer por Él lo suficiente» (Carta VIII, 1). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Proceder con esta misión imposible: humildad y
desprendimiento. <u>La oposición entre la exigencia del amor y la imposibilidad
de satisfacerla no es una antítesis matemática, sino una tensión mística que
implica una inquietud fundamental. Finalmente, será Dios mismo quien eleve al
amante por encima de sus posibilidades y lo acoja en su Unidad</u>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Más allá de la humildad: libertad y vocación divina.
Más allá de la humildad, se levanta en el alma la conciencia de su vocación
divina. Ésta guarda relación con la unidad primitiva del alma con Dios (el
ejemplarismo), con la nobleza del alma, pero también con un espíritu de audacia
y libertad. Hadewijch nos alienta a afrontar a Dios. Nosotros no podemos
satisfacer a Dios, pero Él sí puede satisfacernos a nosotros; en la libertad
del amor, el verdadero amante se dirigirá a Él, siempre y sin reservas. Para
Hadewijch es inconcebible que sólo se desee un poco de Dios; eso es propio de
una pobre mentalidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Loet Swart termina su Introducción precisando el significado
de algunos términos y conceptos específicos de Hadewijch: a) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">orgullo</i>, esto es, la conciencia de la
vocación divina del hombre, al que Dios llama de nuevo a su unidad; b) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">deuda</i>, un término que Hadewijch no usa
en sentido moral, sino en sentido místico. Lo que el Amor divino exige al
hombre es satisfacer a Dios, honrarle y amarle según corresponde a su dignidad,
a su grandeza y a su infinito amor; c) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los
extraños o extranjeros</i>: frente a los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">nuestros</i>,
esto es, los miembros de la comunidad de beguinas de Hadewijch, están <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los otros</i>, los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">extraños o extranjeros</i>, que representan la absoluta incomprensión
del Amor. Son creyentes inflexibles y obstinados, quizás representantes de la
concepción teológica de la absoluta incognoscibilidad de Dios. Encarnan la
incomprensión de la vida en el amor; d) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">purgatorio
e infierno</i>, que, para Hadewijch son estados, el primero temporal, el
segundo definitivo, que suceden a nuestra existencia temporal, y donde los
pecadores experimentan la separación de Dios como purificación o castigo por
sus pecados. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">EXTRACTOS
DE LAS <i style="mso-bidi-font-style: normal;">CARTAS</i><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Carta IV / «Un espíritu de buena voluntad vive
interiormente de forma más hermosa de lo que puedan establecer todas las
reglas».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Carta VI / «Todos deseamos ser Dios con Dios, pero,
Dios lo sabe, pocos de entre nosotros quieren ser hombres con su humanidad,
llevar su cruz, ser crucificados con Él y pagar hasta el fin la deuda de la
humanidad» [estas palabras nos evocan lo que escribiera Simone Weil en Marsella,
entre octubre de 1940 y mayo de 1942, acerca de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">desdicha</i>].<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Carta X / «Por eso ocurre que los corazones ligeros
se conmueven más fácilmente que los graves, y las almas pobres en gracia más
fácilmente que las ricas». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Carta XII / «Todo lo que nos cabe pensar de Dios, o
comprender o imaginarnos de Él de alguna manera, no es Dios».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Carta XIII / «Es una vida terrible la que quiere [el
Amor]: que se deba prescindir de la satisfacción del Amor para satisfacerlo (…)
Pues es tan grande la violencia del Amor que les atrae [a sus amantes] desde
dentro, y tan grande e inasible les resulta el Amor, que se sienten
insignificantes e incapaces de saciar a este Ser que es el Amor».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Carta XVIII / «La Razón no puede ver a Dios sino en
lo que no es. El Amor no descansa sino en lo que Él es».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Carta XXII / «El que quiera comprender y conocer a
Dios, tal como es en su nombre y en su esencia, debe pertenecerle enteramente,
tanto que olvide su propio yo». «Dios está por encima de todo, pero no está
elevado. Dios está debajo de todo, pero no oprimido. Dios está dentro de todo,
pero no incluido. Dios está fuera de todo, pero, no obstante, completamente
comprendido». «Que Dios está por encima de todo, pero no elevado, quiere decir
que Él eleva y elevará eternamente su naturaleza desmedida. Pero, como lo que
eleva es Él mismo, no se eleva y no está elevado. Y como la eternidad divina
experimenta sin principio ni fin un único goce de vivo Amor, la profundidad de
su Ser sin comienzo hace que la altura de su Ser sin fin no la eleve. Su propia
naturaleza, terriblemente dulce, la satisface plenamente. La sublime esencia se
abisma en la sima de Dios, que queda sin elevar». «El segundo punto, que Dios
está por debajo de todas las cosas y que nada le oprime, significa que la
profundidad de su naturaleza eterna sostiene, nutre e incrementa a todas las
criaturas con la misma riqueza que es Dios en su riqueza divina. Pero, como la
mayor de sus profundidades y la más sublime altura divina están al mismo nivel,
Dios está debajo de todas las cosas sin que nada le oprima» (…) «El tercer
punto, que Dios está dentro de todas las cosas y no está incluido, significa
que Él está en el gozo eterno de Sí mismo, en el tenebroso poder del Padre y en
las maravillas del Amor de sí mismo y en el fluido claro y abundante del
Espíritu Santo. Dios está también en las tormentas que se levantan en la Unidad
y que condenan y bendicen a cada ser como merece. En el interior de la Unidad,
Él está gozándose en la gloria que Él es en sí mismo». «Aunque está en todas
las cosas, no está incluido, pues Dios expresa su Unidad en tres Personas y las
inclina hacia nosotros sobre cuatro caminos. En primer lugar, prodiga el tiempo
eterno que es Él mismo en su Amor inalcanzable, que ningún espíritu puede
alcanzar ni comprender, si no es un solo espíritu con Él (…) Los otros tres
caminos por los cuales se inclina hacia nosotros son los siguientes: el
primero, que nos ha dado su naturaleza; el segundo, que ha entregado a la
muerte su sustancia; el tercero, que ha adecuado el tiempo. Él ha transmitido
su naturaleza a nuestra alma con tres facultades para amar a las tres Personas:
al Padre con la Razón iluminada; al sabio Hijo de Dios con la Memoria; al
Espíritu Santo con la elevada Voluntad ardiente. Tal es el don que hizo su
Naturaleza a la nuestra para amarle. Él ha entregado a la muerte su sustancia,
es decir, su Cuerpo sagrado, que cayó en manos de enemigos por amor a sus
amigos; también se dio a sí mismo de comer y de beber tantas veces y tan
íntimamente como se lo quiera recibir (…) Él ha adecuado el tiempo, es decir, espera
con extremada paciencia que decidamos a favor de la vida recta (…) En pocas
palabras, Dios se ha inclinado en el tiempo y ofrece todo lo que podemos y
queremos recibir de Él, todo lo que podemos comprender, según la medida y el
modo mismo de nuestros deseos, para estar con nosotros en el gozo y en el Amor».
«El Padre derramó su nombre y nos dio al Hijo y lo llamó nuevamente a sí mismo.
El Padre derramó su nombre y nos envió al Espíritu Santo. El Padre derramó su
nombre cuando exigió al Espíritu Santo reintegrarse con todo lo que había
inspirado». «Quiero, Padre, que sean uno en nosotros, como tú, Padre, en mí y
yo en ti» (Jn 17, 21). «El Espíritu Santo derramó su nombre, puesto que de él
fluyen todos los espíritus santos y los ángeles que reinan allí en la gloria».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Carta XXVIII / «Dios es para mí presencia, Dios es
para mí efusión, Dios es para mí totalidad. En el Hijo, me manifiesta su
presencia dulcemente. En el Espíritu Santo, Dios es para mí efusión en
abundancia. En el Padre, Dios es para mí totalidad deliciosamente». «Así,
mediante las Personas, está Dios consigo mismo en la Pluralidad de la riqueza
divina».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Carta XXX / «Somos débiles para soportar, pero
esforzados en el placer».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-8955872408592019502023-02-26T10:00:00.001-08:002023-02-26T10:13:45.531-08:00<p> Margarita Porete</p><p><br /></p><p><br /></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 18pt; line-height: 115%;">Margarita
Porete. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El espejo de las almas simples</i>.
Madrid, Siruela, 2005. Edición y traducción de Blanca Garí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 9pt; line-height: 115%;">Resumen y algunos extractos del libro. Las
aclaraciones y datos entre corchetes son de Enrique Castaños, Doctor en
Historia del Arte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">*En su magnífica Introducción, de la que transcribimos
algunos párrafos, Blanca Garí, eminente profesora universitaria de Historia
medieval, afirma que, tanto con la «anónima» Hadewijch II [mística flamenca del
siglo XIII] como con Margarita Porete [nacida ca. el decenio de 1250 – 1260,
probablemente en la ciudad de Valenciennes, en la Picardía, al norte de
Francia, en la frontera con Flandes, perteneciente por entonces al condado de
Hainaut], emerge una mística más especulativa, menos enraizada en el amor
cortés [el mejor ejemplo de éste podría ser Matilde Magdeburgo], más
fuertemente apoyada en el lenguaje apofático [el lenguaje apofático, propio de
la teología negativa, estudia lo que Dios «no es»] y la vía negativa [la
teología negativa, iniciada por el Pseudo Dionisio Areopagita a finales del
siglo V y principios del VI].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">*La estudiosa italiana Romana Guarnieri [1913 – 2003]
fue la que identificó a la autora y al libro de Margarita Porete en 1946,
gracias en gran medida a las actas inquisitoriales del proceso a la que fue
sometida en París. La historia del proceso se remonta a antes de 1306, cuando
el obispo de Cambrai [ciudad de la Picardía, formaba parte del ducado de la
Baja Lotaringia desde 959], Gui de Colmieu (fue obispo de Cambrai entre 1296 y
1306), había condenado un libro escrito por Margarita, lo había hecho quemar en
la plaza de Valenciennes en presencia de la autora y le había prohibido a ésta
difundir sus ideas bajo pena de excomunión. Margarita no retrocedió. Las actas
la acusan de seguir propagando sus ideas y de enviar <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El espejo</i> al obispo de Châlons-sur-Marne [localidad al SE de Reims],
quien actuará como testigo de cargo. No obstante, las actas ocultan otras
opiniones favorables al libro y a su autora. Conocemos al menos las de tres
hombres. El primero sería un misterioso fraile franciscano <i style="mso-bidi-font-style: normal;">de gran renombre, vida y santidad</i>, según reza el texto de la
aprobación, llamado Jean de Querayn. El segundo, un monje cisterciense, Franc,
de la famosa abadía de Villers-la-Ville [en el ducado de Brabante]. El tercero,
un teólogo perteneciente al medio eclesiástico que había de condenar a Margarita,
Godefroi de Fontaines, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">magister regens</i>
[estudiante que en la universidad medieval adquiría el grado de maestro para
poder enseñar, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Licentia docendi</i>,
que sólo podía ser concedida, en el caso de la Universidad de París, por el
Canciller de la catedral de Notre Dame o por el Canciller de la abadía agustina
de Saint-Geneviève] de la Universidad de París, titular de una de las más
prestigiosas cátedras de teología en la Sorbona, canónigo de París, Lieja y
Tournai. La aprobación de Godefroi de Fontaines tuvo lugar antes del otoño de
1306, poco antes de morir. Esta última aprobación fue el principal escollo para
los inquisidores. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Margarita fue detenida a mediados de 1308 por el
sucesor de Gui de Colmieu, el nuevo obispo de Cambrai, Philippe de Marigny. El
obispo la detiene, pero esta vez el sumario de la acusación es transferido a
Francia y llega a las manos del Inquisidor general del reino, el dominico
Guillermo de París, amigo y confesor del rey, Felipe IV <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el Hermoso</i>. Toda la documentación oficial del proceso producida a
partir de este momento se halla en manos de los legistas Guillermo de Nogaret y
Guillermo de Plaisians, ambos confidentes del rey y organizadores del sumario
contra la Orden del Temple. En junio de 1308 Margarita llega arrestada al
convento dominico de Saint-Jacques en París. El 11 de abril de 1309, Guillermo
de París reúne en la iglesia de los Mathurins, sede administrativa de la
Universidad, a veintiún teólogos para examinar una lista de artículos extraídos
de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El espejo de las almas simples</i>. La
pequeña asamblea juzgó herético el libro. Al principio, Margarita se negó a
comparecer ante el Inquisidor. Cuando por fin lo hizo, se negó a prestar el
juramento reglamentario que precedía al interrogatorio. El Inquisidor pronunció
después contra ella la excomunión mayor, ordenando que permaneciese
encarcelada. Así estuvo durante un año, manteniendo su silencio y no
retractándose en nada. Entretanto, Guillermo de París se ocupa de los
templarios, siguiendo las órdenes del rey, a fin de contrarrestar las
intenciones del Papado de controlar el proceso contra la Orden. El 10 de mayo
de 1310, Philippe de Marigny, ahora arzobispo de Sens, reúne, siguiendo
instrucciones del rey, un concilio provincial y condena como herejes relapsos o
reincidentes a cincuenta y cuatro templarios, ya juzgados y confesos en 1307.
Dos días más tarde son quemados vivos, casi a escondidas, fuera de las murallas
de París, cerca de la puerta de Saint Antoine. Poco antes, en marzo, el
Inquisidor ha retomado el proceso contra Margarita. Once de los veintiún
teólogos que se habían reunido el año anterior, remiten ahora el asunto de la
beguina a cinco canonistas especialistas en Derecho. Tres testigos, el
Inquisidor de la Lorena, Philippe de Marigny y Jean de Chateauvillan, obispo de
Châlons-sur-Marne, dan fe de que tras la condena de Gui de Colmieu, la beguina
ha continuado propagando sus ideas y su libro. En mayo, Margarita es declarada
hereje relapsa. La sentencia es pronunciada por el Inquisidor general, y al día
siguiente, uno de junio de 1310, Margarita es entregada al brazo secular y
quemada viva en París, en la Place de Grève, frente al Hôtel de Ville
(Ayuntamiento). El gran filósofo y teólogo mallorquín Raimundo Lulio,
encontrábase en ese momento en París, precisamente alojado en un edificio que
hacía esquina con la citada plaza, desde donde supuestamente pudo haber
contemplado el horrible martirio. Meses más tarde se abre el Concilio de
Vienne, uno de cuyos objetivos era la ratificación de la condena de la Orden
del Temple y la supresión oficial de la misma, lo cual beneficiaba directamente
al rey francés, ávido por hacerse con las inmensas riquezas y posesiones de los
templarios. Entre las muchas resoluciones adoptadas en Vienne, dos se
entrelazan sutilmente con el juicio de Margarita: la formulación y condena de
la herejía del Libre Espíritu<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Edad_Media/MargaritaPorete(anotaciones).rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> en
el decreto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ad Nostrum</i> y la condena
del movimiento religioso de las beguinas<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Edad_Media/MargaritaPorete(anotaciones).rtf#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> en
el decreto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cum de quibusdam mulieribus</i>.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Blanca Garí enfatiza la cantidad de cosas
sorprendentes que encierran el proceso contra Margarita y el libro que
escribió. Es muy raro que esta mujer concitara tanta atención por parte de la
Iglesia e incluso por parte del rey de Francia. La mencionada profesora llama
la atención sobre el entrelazamiento que se produjo entre el proceso a
Margarita y el de los templarios. ¿Hubo una negociación secreta entre el rey de
Francia y el papa Clemente V, con la intención el monarca de deshacerse de los
templarios, y el Papa de acabar con el incómodo movimiento de las beguinas,
dando un escarmiento definitivo? ¿Por qué preocupaba tanto el libro de la
beguina? Téngase en cuenta que los artículos extraídos del libro fueron
examinados por los teólogos y canonistas completamente fuera de contexto. [Si
algo queda meridianamente claro cuando se lee atentamente el difícil libro de
Margarita, es que no hay en él el más mínimo asomo de herejía]. En cuanto al
imperturbable silencio que mantuvo durante más de un año, ella misma había
escrito en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El espejo</i>: «[El alma
libre] si no quiere, no responde a nadie que no sea de su linaje; pues un
gentilhombre no se dignaría responder a un villano que lo retara o requiriera a
batalla; por ello, quien reta a un Alma así no la encuentra, sus enemigos no
obtienen respuesta».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Las Grandes Crónicas de Francia dicen de Margarita que
era una beguina clériga, muy experta en clerecía. Era una mujer religiosa al
margen de las instituciones monásticas y que había recibido una sólida
formación, la de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">litterati</i>, la
que correspondía normalmente a los clérigos. En Valenciennes, donde muy
probablemente nació y creció, las beguinas florecieron durante la segunda mitad
del siglo XIII, formándose ya en 1239, con el apoyo condal, el importante
beguinato de Santa Isabel. No sabemos si Margarita se formó en este beguinato.
Lo que sí parece cierto es que, en su madurez, Margarita no pertenecía a ningún
grupo de mujeres religiosas viviendo en una comunidad más o menos
institucionalizada, sino a esas otras beguinas «independientes», viviendo solas
o a lo sumo con una o dos mujeres más, construyendo de forma autónoma su vida y
su obra. Se ha especulado con la posibilidad de que Margarita, dada la cantidad
de copias de su libro, fuese una copista profesional, habiendo aprendido el
oficio de calígrafa en algún monasterio. Por ejemplo, famoso como escuela de
miniaturistas y de copistas fue el monasterio de La Ramée [en Bélgica, a unos
40 km al SE de Bruselas], donde aprendió el oficio la mística Beatriz de
Nazaret. No es imposible que Margarita, relacionada con la Orden del Císter,
pudiese haber aprendido el oficio de copista en la mencionada abadía de Villers-la-Ville.
¿Dónde leyó a Guillermo de Saint-Thierry o a San Bernardo de Claraval? ¿Dónde
conoció los textos de la escuela de San Víctor o el pensamiento de San Agustín,
de Gregorio de Nisa o del Pseudo Dionisio Areopagita? ¿Fue en el monasterio de
Villers? Estos interrogantes se los hacía en 1993 la estudiosa francesa Marie
Bertho, dejándolos sin respuesta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">El
espejo de las almas simples</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;"> es la narración en lengua vulgar [en
dialecto picardo] de una experiencia mística. Dos obras religiosas anónimas del
siglo XII, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantar de St. Trudperter</i>
y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Speculum virginum</i>, pudieron
ofrecer a Margarita una interpretación original del simbolismo catóptrico
[especular, propio del espejo] neoplatónico. También hay que tener en cuenta el
precedente literario laico, esto es, la literatura amorosa laica de los siglos
XII y XIII. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El espejo</i>, encontramos
frecuentemente formas de expresión y modelos descriptivos que proceden de la
literatura cortés, especialmente del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Roman
d’Alexandre</i><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Edad_Media/MargaritaPorete(anotaciones).rtf#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Roman de la Rose</i><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Edad_Media/MargaritaPorete(anotaciones).rtf#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Margarita comienza su libro comparando la relación
entre Dios y el alma con una doncella, hija de un rey, que un día se enamoró de
Alejandro, y «cuando vio que ese lejano amor, estando tan cercano o dentro
mismo de ella, estaba a la vez tan lejos fuera de ella […] se hizo pintar una
imagen que representaba el rostro del rey que amaba…». Margarita, pues, establece
los fundamentos de su libro en el corazón del debate en torno al «amor de
lejos» que venía desarrollándose desde el siglo XII. De este modo podría
sostenerse que su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">speculum</i>, es una
imagen, una representación, que contiene un carácter reflexivo. En este sentido
la imagen-espejo, que refleja en su interior desde la lontananza a ese rey que
es como un noble Alejandro, sería, por un lado, el libro mismo, y, por otro,
también el alma que vaciándose de sí (anonadándose) se hace superficie límpida
para reflejar y engendrar en ella lo divino.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">El libro de Margarita, que refleja «el amor de Dios en
algunas de sus formas», representa la lejanía infinita que se establece entre
el imposible consuelo del alma por sí misma y el lugar de Dios; entre el alma
en «tierras extrañas» y el palacio del rey. Es precisamente de esa lejanía de
lo que habla el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espejo</i>, una lejanía
que, para alcanzar la libertad, no se debe abolir, sino reconocer, y que sólo
el proceso de escritura permite recorrer. A este respecto, la prestigiosa
medievalista Victoria Cirlot, ha dicho lo siguiente: «La única imagen que
comprende la distancia es el icono, pues el icono no pretende borrarla, sino
todo lo contrario, mostrarla y hacerla consciente, mientras que, en cambio, el
ídolo lo único que busca es su apropiación, y, por tanto, su supresión» («El
Amor de Lejos y el valor de la imagen», en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memoria,
mito y realidad en la Historia Medieval</i>, Nájera, 2002, pág. 309).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Toda la escritura del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espejo</i> parece el resultado de un largo proceso de conocimiento y
experiencia. La primera parte (capítulos 1 al 122) es, desde el punto de vista
formal, un diálogo de carácter teológico-filosófico entre personificaciones
alegóricas (Amor, dama Amor, el Alma, Razón, Santa Iglesia, Santa Iglesia la
Pequeña, el Espíritu Santo, Cortesía, Temor, Discernimiento, la Justicia
Divina, Fe, Verdad y algunas otras). La segunda parte (capítulos 123 al 139)
es, en cambio, mucho más breve, y está construida en primera persona y casi en
su totalidad en forma de monólogo. A través de este díptico, Margarita muestra
el camino que lleva a la perfección y libertad del alma. Esta segunda parte
adquiere los rasgos de un verdadero tratado mistagógico [un mistagogo es quien
inicia en los misterios sagrados]. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">El Alma libre de los primeros capítulos y la voz en
primera persona de los últimos están relacionadas por una suerte de identidad
sobreentendida. <u>Margarita ensaya ser ella misma en su escritura un espejo de
lo divino</u>. ¿Está diciendo Margarita que la escritura del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espejo</i> constituyó para ella el modo
mismo que le conduce a la unión mística que caracteriza al Alma anonadada,
vacía de sí en la pura nada?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">El discurso de Margarita, al igual que el camino del
alma hacia Dios, no asciende linealmente, sino que progresan ambos a través de
un movimiento argumentativo y lingüísticamente circulares, en un juego espiral
de proximidad y distancia. Para Margarita existen siete estados de gracia. En
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espejo</i> da a conocer la existencia
de esa «escalera de perfección» y la forma de recorrerla. Junto a la estructura
de la escalera, Margarita introduce una segunda estructura que se articula con
la de la escalera y que tiene un carácter «descendente». Ésta se compone de
tres muertes: la muerte al pecado, a la naturaleza y al espíritu, y de dos
«caídas» asociadas a esta tercera muerte: la caída de las virtudes en Amor y la
caída de Amor en Nada. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Esos estados, muertes y caídas se organizan en torno a
dos grandes regímenes, a dos leyes, a dos gobiernos: el de Razón que tiene bajo
su soberanía los cuatro primeros estados y las dos primeras muertes, y el de
dama Amor de la que dependen y viven directamente las almas a partir del quinto
estado, aquellas que han traspasado la frontera con la tercera muerte,
liberándose del dominio de Razón, cayendo de Razón (señora de las virtudes) en
Amor y de Amor en Nada. Uno y otro gobierno no son, sin embargo, contrarios,
pero el de Amor está por encima del de Razón y no depende de él, de tal manera
que Margarita dirá del alma libre que «está por encima de la ley, no contra la
ley». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Quienes han muerto al espíritu viven de Amor, son
libres, se encuentran anonadados, vaciados de sí en el quinto estado de gracia,
donde el alma «se ha convertido en nada, lo tiene todo y por ello no tiene
nada, lo quiere todo y no quiere nada, lo sabe todo y no sabe nada» [en su
célebre estudio de 1936 sobre Kierkegaard, a propósito del origen y significado
del pecado original, el pensador existencialista cristiano ruso León Chestov
dice que «Dios, propiamente, no sabe»]. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">A Margarita le interesa sobre todo enseñar cómo se
alcanza ese estado, es decir, mostrar el paso entre ambos regímenes, el de
Razón y el de Amor, que es a la vez el de la muerte al espíritu y el que
asciende del cuarto al quinto estado de perfección. Ambas partes del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espejo</i> se complementan; por eso es
importante, para entender a Margarita, observar cómo expresa el corazón de su
enseñanza, esto es, la travesía de la frontera entre Razón y Amor, en la
primera y segunda parte de su libro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Por encima del quinto estado hay, sin embargo, todavía
dos estados más, el sexto y el séptimo. De este último nada dice, excepto que
no pertenece a este mundo, pues «lo guarda Amor en su interior para
otorgárnoslo en la gloria eterna». Del sexto, sin embargo, sí que habla, y es
en él en el que el alma se convierte por completo en un espejo. Describiendo
los siete estados de su escalera en el capítulo 118, ha dicho del quinto estado
que es aquel en el que el Alma se reduce a nada: «Ahora el Alma es nula, pues
ve por la abundancia de conocimiento divino su nada que la anula y la reduce a
nada»; embelesada en ese conocimiento y asentada en el fondo sin fondo del
abismo, el «Alma cae de Amor en nada, nada sin la cual no podría ser toda. Y es
tan profunda la caída, si es verdadera caída, que el Alma no puede levantarse
de ese abismo, ni debe hacerlo, sino que al contrario debe permanecer en él», y
la visión de ese estado le arrebata «voluntad y deseo de obras de bondad; por
ello se halla en reposo, en posesión de un estado de libertad que la reposa de
todas las cosas por su excelente nobleza». Margarita sostiene entonces que sólo
desde este estado es posible la iluminación del sexto, el cual más que un
estado es un instante sin tiempo, «un movimiento», dirá Margarita, en el que el
relámpago de Dios se refleja en el espejo del Alma. «El sexto estado -escribe- es aquel en el que el Alma no se ve, por mucho que posea un abismo de humildad
en sí misma; ni ve a Dios, por grande que sea su altísima bondad, sino que Dios
se ve en ella en su majestad divina», instantáneamente, pues -escribe en el
capítulo 58- «ese Lejoscerca, que llamamos relámpago a la manera de una
abertura que se cierra apresuradamente, rapta al Alma del quinto estado y la
introduce en el sexto mientras dura su obra, y de este modo ella es otra; pero
poco dura ese ser en el sexto estado, pues es devuelta al quinto. Y no es
maravilla, dice Amor, pues la obra del relámpago, mientras dura, no es otra
cosa que el atisbo de la gloria del Alma. Eso no permanece en ninguna criatura
por espacio más largo que el de su movimiento» [para intentar entender ese
término del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">relámpago</i>, recuérdese la
escena de la creación de los astros en el techo de la Capilla Sixtina pintado
por Miguel Ángel: Dios Padre extiende ambos brazos, pero, sin que podamos
apenas darnos cuenta, ya se ha vuelto de espaldas a nosotros; ese movimiento es
un «instante sin tiempo», prácticamente imperceptible].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">El verdadero camino es la caída. El cumplimiento del
camino del alma se halla en la comprensión de la distancia inconmensurable, de
la lejanía inabordable que separa los abismos de Dios y el alma, de tal modo
que el alma que ha contemplado la escalera ascendente en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Speculum Scripturae</i> descubre ahora
súbitamente la insondable profundidad del descenso. El reconocimiento de la
distancia infinita, de la incomprensibilidad de la impensable lejanía del todo
de Dios y la nada del alma es, como dice Margarita en innumerables ocasiones de
la primera parte del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espejo</i>, el
verdadero «más» del alma y la puerta al país de la libertad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Durante los siglos XIV y XV el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espejo</i> se tradujo al latín, al italiano y al inglés, y quizás
también a algún dialecto alemán. Romana Guarnieri ha podido demostrar que el
libro circuló en el interior de la Iglesia, con un importante número de copias
en monasterios y conventos. Una de esas copias cayó en manos de Margarita de
Angulema, nacida en 1492 y reina de Navarra entre 1527 y 1549. Escritora y
mística como su homónima del siglo XIII, se refiere en sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Prisiones</i> a los libros sobre la doctrina del amor que le son más
queridos, y, hablando de la autora, para ella anónima, de uno de ellos, dice:
«¡Oh! Quién era esa mujer atenta / a recibir ese amor que quemaba / su corazón
y el de aquellos a los que hablaba. / Bien conocía por su espíritu sutil / el
verdadero amigo al que ella llamaba Gentil / y su Lejoscerca». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Durante los siglos XVII, XVIII y XIX el libro de
Margarita cayó en el olvido. En 1927, sin conocerse aún a la autora, se publica
parcialmente el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espejo</i> basándose en
el manuscrito inglés. La pensadora cristiana francesa Simone Weil quedó atónita
ante su lectura, haciéndose eco de ella en sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cahiers d’Amérique</i> y en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nuits
écrites à Londres</i>, sus dos últimas obras, redactada la primera entre mayo y
noviembre de 1942, y la segunda meses antes de morir a finales de agosto de
1943.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">*****<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el Prólogo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
Autor</i> dice que «aunque Nuestro Señor no es completamente libre de Amor,
Amor lo es de Él por nosotros». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo IV distingue entre Amor (Dios) y
caridad (acción amorosa).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 10 Amor menciona los doce nombres por
los que el Alma entregada a Dios puede ser nombrada. En el capítulo 11 Amor
habla de que el Alma que se halla sola en Amor, no hace nada por Dios, es
decir, que Dios no tiene nada que hacer de su obra y el Alma no tiene nada que
hacer más que de aquello de lo que Dios tenga algo que hacer. Asimismo, esta
Alma no deja por Dios de hacer nada que pueda hacer, lo que significa que ella
no puede hacer sino la voluntad de Dios, ni puede tampoco querer otra cosa; y
por ello ella no deja de hacer nada por Dios. Pues no deja entrar en su
pensamiento nada que sea contrario a Dios, y por ello nada deja de hacer por
Dios. Dios ama más el «más» de esta Alma en Él que el «menos» de ella misma.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 13 dice Amor acerca del Alma que tiene
a Dios por la gracia divina, que, quien tiene a Dios lo tiene todo; y por ello
se dice que no tiene nada, porque todo lo que el Alma tiene de Dios en ella,
por el don de la gracia divina, le parece nada y es nada al lado de aquello que
ella ama en Él y que Él no dará a nadie más que a sí mismo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 16 dice Amor: A lo que he dicho del
Alma liberada que lo sabe todo y por ello no sabe nada os respondo diciendo que
ella, en virtud de la fe, sabe lo que le conviene saber para su salvación; y
por ello no sabe nada de lo que Dios posee de Él mismo en ella y por ella,
aquello que no le daría a nadie sino a ella. Lo quiere todo y por ello no
quiere nada; pues <u>esta alma quiere la voluntad de Dios de forma tan perfecta
que no sabe, no puede y no quiere querer nada más que la voluntad de Dios</u>.
Y, por ello, no quiere nada; pues lo que ella quiere, y que Dios quiere en
ella, es tan poca cosa al lado de lo que ella querría querer que no puede tener
lo que Dios quiere que ella quiera. Pues su querer es nada al lado de lo que la
saciaría y que jamás le será dado, esto es, el querer del querer de Dios como
ya se ha dicho. Así pues, en este sentido, esta Alma lo quiere todo y por ello
no quiere nada [por lo que se refiere al hecho de que el Alma liberada no
quiere querer más que la voluntad de Dios, identificándose con la voluntad
divina, sin tener voluntad propia, encontramos un pensamiento prácticamente
idéntico en Hadewijch de Amberes, quien en su Carta XIX, redactada en la
primera mitad del siglo XIII, dice: «<u>Cuando al alma le queda sólo Dios y no
conserva voluntad propia, sino que vive completamente de acuerdo con la
voluntad divina y se pierde a sí misma y quiere todo lo que Él quiera como Él
mismo, y está sumergida en Él y se ha convertido en nada</u>, entonces, en ese
momento, Él está plenamente elevado sobre la tierra y atrae todas las cosas, de
manera que ella se convierte en todo lo que Él es». A la luz de estas palabras,
y otras muchas de Hadewijch, resulta más que plausible que Margarita Porete
conociese los escritos de la singularísima beguina de Brabante]. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 23 habla de las dos potencias del Alma.
Una de ellas, la que está a su izquierda, es el conocimiento verdadero de su
propia pobreza; esta potencia es fortaleza, porque el Alma se apoya sobre ella.
La potencia que está a su derecha es el elevado conocimiento que el Alma recibe
de la Deidad pura. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 25, Amor responde a la pregunta de
Razón si las Almas que se hallan en la recta libertad del puro Amor, sienten
alguna alegría en su interior. Esta Alma arde de tal forma en el fuego de la
hoguera de Amor que se ha convertido en el propio fuego y no siente el fuego
porque ella es el fuego en virtud de Amor que la ha transformado en fuego de
amor. Un alma así, continúa diciendo Amor en el capítulo 26, no ama nada en
Dios, ni amará nada por noble que sea, si no es sólo por Dios y porque Él lo
quiere, y ama a Dios en todas las cosas y a todas las cosas por amor a Dios; y
por ese amor el Alma se halla sola en el puro amor del amor de Dios. Esta Alma
tiene un conocimiento tan claro que se ve nada en Dios y a Dios nada en ella
(el tema de tradición dionisiana [esto es, del Pseudo Dionisio Areopagita] de
la «nada de Dios» en correspondencia a la «nada del alma», se encuentra tanto
en Hadewijch como más tarde en el Maestro Eckhart, quien escribe en el sermón <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El fruto de la nada</i>, comentando el
versículo «Surrexit autem Saulus de terra apertisque oculis nihil videbat»
[Saulo se levantó del suelo, y, con los ojos abiertos, nada veía, Hch 9, 8],
incluido en su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El fruto de la nada
y otros escritos</i> [Madrid, Alianza, 2011, pág. 118]: «Nada veía y esa nada
era Dios; puesto que cuando ve a Dios, lo llama una nada», «preñado de la nada,
como una mujer de un niño, y en esa nada había nacido Dios»; la influencia de
Margarita Porete en Eckhart es bien conocida). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 27 dice el Alma que el que amase bien
no se acordaría de tomar ni pedir, sino que querría estar siempre dando, sin
quedarse nada, para amar lealmente; pues quien tuviera dos intenciones en un
mismo acto, con una debilitaría la otra. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 34 dice el Alma de sí misma: Comprendo
y espero, y en verdad es así, que, si nadie hubiera pecado sino sólo yo,
igualmente habríais redimido mi alma desviada de vuestro amor, muriendo por mí
desnudo en la cruz. En el capítulo 35, continúa el Alma: Dado que Él estará en
mí sin fin por amor, yo he sido amada por Él sin comienzo. Y en el capítulo 36
dice el Alma que conviene que el esposo libere a la esposa que ha tomado
voluntariamente. En el capítulo 40, cuando Razón le pregunta al Amor: ¿a qué
llamáis sabio?, Amor responde que al abismado en humildad. En el capítulo 41 le
pregunta Temor a Amor que dónde está el Alma si no está consigo. Amor responde:
Allá donde ama, sin sentido. Y por ello vive esta Alma sin reproches de
conciencia, porque no hace nada que salga de ella. Pues quien hace algo gracias
a un movimiento propio no está sin él mismo, sino que tiene consigo a
Naturaleza y Razón. Pero aquel que muere de amor no siente ni conoce Razón ni
Naturaleza. Por ello, un Alma así no quiere los gozos del paraíso, aunque se
los den a escoger, ni rechaza los tormentos del infierno, suponiendo que todo
dependiera de su voluntad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 42, dice el Espíritu Santo a propósito
del Alma que no sabe nada ni quiere nada: Y este no saber nada y no querer nada
le dan todo y le dejan encontrar el tesoro oculto y escondido que eternamente
encierra la Trinidad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 44, Razón le pregunta a Amor: ¿Qué
practica el Alma que languidece de amor? Y Amor responde: Combate los vicios
adquiriendo virtudes. Razón insiste: Dinos en qué punto se encuentra el Alma
que ha muerto de amor. -A lo que Amor responde: Ha acabado con el mundo y el
mundo se ha despedido y acabado en ella; por ello vive en Dios y ahí no puede
encontrar pecado ni vicio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 45 dice Amor lo siguiente: Quien
conozca de Él [de Dios] cuanto de Él se dice no conocerá nada al lado del
inmenso conocimiento que permanece en Él al margen de nuestro conocimiento; o
sea, que lo que pudiéramos comparar, por así decir, con la más minúscula de las
partículas de su bondad seguiría, en verdad, sin ser nada al lado de la
grandeza de la más minúscula de las partículas de su bondad; y aún menos que
una chispa al lado de todo Él. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 57 el Alma liberada le pregunta a Amor
que le diga por qué los extraviados son sabios al lado de los perecidos que
practican las mismas cosas excepto esa sabiduría que os hace apreciar más a los
otros. Y Amor le responde: Porque conciben que hay un estado mejor que el suyo
y conocen que no conocen ese estado mejor en el que creen. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 59 dice Amor que el Alma que vive de la
vida divina está permanentemente sin ella. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">A esto dice Razón: ¿Cuándo está esa Alma así, sin
ella?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Responde Amor: Cuando está ella en ella.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Vuelve a preguntar Razón: ¿Y cuándo está ella en ella?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Y responde Amor: Cuando ella no está en parte alguna
por ella misma, ni en Dios, ni en ella, ni en su prójimo, sino en el
anonadamiento que ese Relámpago [ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>
cuando se habla en la Introducción del «Lejoscerca» y del «relámpago»] opera en
ella por la proximidad de su propia obra, que es tan preciosamente noble que,
al igual que no puede hablarse de la abertura al movimiento de gloria que
dispensa ese Relámpago gentil, del mismo modo nada sabe decir Alma alguna de
ese precioso cierre en el que ella se olvida por anonadamiento del conocimiento
que ese anonadamiento se prodiga a sí mismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 61 le dice al Alma lo siguiente el
Esposo del Alma: Yo os he enviado mis arras a través de mi Lejoscerca, pero que
nadie me pregunte quién es ese Lejoscerca, ni cuáles son sus actos, ni cómo
obra cuando muestra la gloria del Alma, pues nada puede decirse excepto que el
Lejoscerca es la Trinidad misma y le otorga [al Alma] su manifestación viva que
hemos denominado «movimiento»: no porque el Alma se mueva ni lo haga la
Trinidad, sino porque la Trinidad obra en el Alma la manifestación de su
gloria. De ello nadie sabe hablar sino la propia Deidad; pues el Alma a la que
se entrega ese Lejoscerca tiene tan gran conocimiento de Dios, de sí y de todas
las cosas que ve en Dios mismo, por conocimiento divino, que la luz de ese
conocimiento le resta el conocimiento de sí, de Dios y de todas las cosas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 69 dice el Alma: ¿Hay villanía mayor
que la de querer pruebas en amor? Ciertamente no, o eso me parece, pues Amor
mismo es la prueba. En el capítulo 70 dice de nuevo el Alma: Pues solamente soy
lo que Dios es en mí y no otra cosa; y Dios es lo mismo que eso que Él es en
mí; pues nada es nada, pero lo que es, es; y por ello si soy, no soy sino lo
que Dios es; y nadie es, sino Dios; por ello no encuentro más que a Dios allí
donde penetro, pues, a decir verdad, nada hay sino Dios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 72 dice Amor: Os diré [se dirige a la
Verdad] por qué el Alma tiene voluntad: porque vive aún en el espíritu y en la
vida del espíritu aún hay voluntad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 75 explica el Alma el pasaje evangélico
de la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor: Cuando Jesucristo se
transfiguró ante tres de sus discípulos [Pedro, Santiago el Mayor y Juan], lo
hizo a fin de que supierais que pocos son los que verán la claridad de su
transfiguración y que sólo la muestra a sus amigos especiales; y por eso
estaban tres. […] Ahora os diré por qué sucedió en la montaña. Fue así para
mostrar y significar que nadie puede ver las cosas divinas mientras se
encuentra mezclado y entremezclado en cosas temporales, es decir, en cualquier
cosa menos que Dios. Ahora os diré por qué Dios les dijo [a esos tres
discípulos] que no hablasen hasta que hubiera resucitado: para demostrar que no
podéis decir palabra de los secretos divinos mientras podáis vanagloriaros de
ello; y hasta entonces nadie debe hablar. Pues os aseguro que quien tiene algo
que disimular o esconder tiene algo que mostrar, pero el que nada tiene que
mostrar nada tiene que esconder. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 79 dice Amor: … ya que esta vida es la
miserable sirvienta que prepara la casa que albergará cuando venga a un ser tan
grande como la Libertad del no Querer Nada, de la que en todo se sacia el Alma;
es decir, de esa nada que da todo. Pues quien todo da todo tiene, y no de otra
manera. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En ese mismo capítulo dice el Alma: Nunca amó a la
Humanidad quien amó la temporalidad. Nunca amó divinamente quien amó algo
corporalmente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 80 le pregunta Razón al Alma: ¿Quién es
vuestro más prójimo? A lo que el Alma responde: La arrebatada exaltación que me
seduce y me une al centro de la médula de Divino Amor en la que me fundo; es
justo, pues, que me acuerde él, ya que me he entregado en él. Mas sobre ese
estado se debe guardar silencio, pues nada puede decirse.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 84 le dice Amor a Razón que el Alma
libre cae en un embelesamiento que recibe el nombre de «nada pensar del cercano
Lejoscerca» que es su más prójimo […] No puede saborearlo [a Dios] quien no sea
esto: o en Dios sin ser, o Dios en Él en el ser. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 88 leemos:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">El Alma: Así pues, todas las Virtudes, hermanas de
Razón, son madres de Santidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Amor: Pues sí, pero de esa Santidad de la que entiende
Razón, no de otra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">El Alma: ¿Y quién es entonces la madre de las
Virtudes?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Amor: Humildad, pero no esa Humildad que lo es por
obra de las Virtudes, pues esa es hermana carnal de Razón. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 91 dice Amor respecto del Alma inmaculada:
Su voluntad es nuestra, pues ha caído de la gracia en la perfección de la obra
de las Virtudes, y de las Virtudes en Amor, y de Amor en nada, y de nada en
claridad de Dios, viéndose con los ojos de su majestad, que justo ahí le ha
dado su claridad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 94 dice el Alma: El lenguaje de esa
vida de vida divina es el silencio cerrado del amor divino. No hay más vida que
el siempre querer la voluntad divina. Los verdaderos inocentes jamás tienen
ningún derecho y nunca se les causa daño. Se hallan completamente desnudos y no
tienen nada que esconder. Todos se esconden aún por el pecado de Adán, excepto
los anonadados: ésos no tienen nada que esconder.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 97 la Ensalzada Doncella de Paz dice
que el Paraíso no es otra cosa que ver solamente a Dios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 100 dice Amor: El que es lo que cree lo
cree de verdad; pero quien cree lo que él no es no vive lo que cree, y éste no
lo cree de verdad, pues la verdad del creer reside en ser lo que se cree. Y aquel
que esto cree esto es. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 103 dice el Alma: Castigo hay cuando se
cae en falta con consentimiento de la propia voluntad. […] Esa libertad [la
propia de la libre voluntad] me ha dado por amor mi amigo, de su propia bondad.
[…] <u>Es decir, que ningún poder me roba mi querer, si mi voluntad no quiere
consentirlo</u>. Y, así pues, su bondad me ha dado, por pura bondad, libre
voluntad […] <u>Pero mi voluntad me la ha dado libremente, y, por tanto, no
puede recuperarla si no le place a mi querer</u>. <u>Tal nobleza me ha dado de
su bondad por amor el que está por encima de Amor, que jamás podrá, si yo no
quiero, quitarme mi libertad de querer</u>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 104 dice el Alma: <u>No hay nada más
cierto que el hecho de que Dios es; y nada más incierto que el de que se me
pueda arrebatar la virtud si no quiere mi voluntad</u>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 107 el Alma hace su segunda petición:
Que pueda ver lo que ha hecho con la libre voluntad que Dios le dio [al Alma];
y verá así cómo, en un solo instante en que consintió al pecado, le arrebató al
propio Dios su voluntad. Es decir, que Dios aborrece todo pecado, y quien
consiente en pecar le roba a Dios su voluntad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 118, al hablar Margarita del quinto
estado de perfección, escribe: El quinto estado es aquel en el que el Alma
considera que Dios es el que es, del que toda cosa es, y que ella no es, y, por
tanto, no es de la que toda cosa es. Y esas dos consideraciones le otorgan un
maravilloso embelesamiento, y ve que es todo bondad el que le ha dado libre
voluntad a ella, que no es sino toda maldad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Ahora esta Alma es nula, pues ve por la abundancia de
conocimiento divino su nada que la anula y la reduce a nada. Y por ello es
toda, pues ve por la profundidad del conocimiento de su propia maldad que ésta
es tan profunda y grande que no encuentra comienzo, medida ni fin, sino sólo un
abismo abismado sin fondo; ahí se encuentra sin encontrarse y sin fondo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Entonces esta Alma se asienta en el fondo de lo bajo,
donde no hay fondo, por eso se hace hondo. Y ese hondo le hace ver claro el
verdadero Sol de la altísima bondad: pues nadie le impide esta visión. Ahora es
toda y nula, pues su Amigo la hace una.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Entonces esta Alma cae de amor en nada, nada sin la
cual no podría ser toda. Y es tan profunda la caída, si es verdadera caída, que
el Alma no puede levantarse de ese abismo, ni debe hacerlo, sino que, al
contrario, debe permanecer en él.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Respecto del sexto estado, dice que es aquel en el que
el Alma no se ve, por mucho que posea un abismo de humildad en sí misma; ni ve
a Dios, por grande que sea su altísima bondad, sino que Dios se ve en ella en
su majestad divina que clarifica a esta Alma de sí mismo de tal forma que ella
no ve que nada sea sino Dios, que es el que es, del que toda cosa es; y lo que
es, es el propio Dios; por eso ella no ve sino a sí misma, pues quien ve lo que
es no ve sino el propio Dios que se ve a sí mismo en esa misma Alma en su
majestad divina. Pero esta Alma, así de pura y clarificada, no ve ni a Dios ni
a ella, sino que Dios se ve a sí mismo en ella, por ella y sin ella; Él, es
decir, Dios le muestra que no hay sino Él. Por ello no conoce nada el Alma sino
a Él, y no ama sino Él, ni alaba sino Él, pues no hay sino Él.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 126, dedicada a la cuarta
consideración, Margarita, al hablar de Cristo, dice: Porque la cantidad de su
bendita sangre que cabe en la punta de una aguja hubiera bastado para rescatar
cien mil mundos si existieran.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;">En el capítulo 133 dice el Alma que encuentra pocas
almas libres, esto es, que tengan el solo querer que dispensa Amor Puro. Pues
Amor Puro dispensa un solo amor y un solo querer, y por ello mi querer se ha
convertido en un nada querer.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p><div style="mso-element: footnote-list;">
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Edad_Media/MargaritaPorete(anotaciones).rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"> La herejía del
Libre Espíritu fue una secta panteísta y quietista del siglo XIII, extendida
principalmente por Alemania y Bohemia. Afirmaba la inutilidad de la moral y de
la liturgia cristiana, ya que los hombres emanan de la sustancia de Dios y
participan de su impecabilidad. Sobrevivió a las persecuciones de la
Inquisición e influyó en ciertas sectas anabaptistas en el siglo XVI. Véase lo
que dice sobre el Libre Espíritu el profesor Norman Cohn, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En pos del milenio. Revolucionarios milenaristas y anarquistas místicos
de la Edad Media</i>. Madrid, Alianza, 1981, págs. 147-151. La edición original
inglesa es de 1957.</span><o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Edad_Media/MargaritaPorete(anotaciones).rtf#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"> Las beguinas
constituyeron un movimiento religioso pauperístico europeo de mujeres durante
todo el siglo XIII y el primer tercio del siglo XIV. Se extendieron por
Flandes, Lieja, Brabante, Picardía, Alemania, Suiza, Austria, Bohemia, Moravia,
Polonia, Suecia, Cataluña y algunas ciudades del norte de Italia. Sólo en
Alemania es posible verificar 636 lugares con unas mil comunidades de beguinas.
Alrededor de 1320 viven en Colonia cerca de mil beguinas, esto es, el 15 % de
la población femenina. Colaboraron con las Órdenes mendicantes, franciscanos y
dominicos. Algunas beguinas vivieron de manera solitaria o eran vagabundas,
otras en pequeñas comunidades y otras en comunidades más amplias y estables,
que a veces disponían de una Regla propia (casi siempre tomada de la de los
franciscanos) y se dejaban conducir por una superiora. A todas las beguinas las
guía la idea de seguir a Jesús en la unidad del amor a Dios y al prójimo. Se
ocupaban también de los enfermos y de los ancianos y moribundos pobres. No
viven en clausura, no hacen votos perpetuos y pueden volver a abandonar su
condición de beguinas para casarse o ingresar en un monasterio. Una aprobación
explícita que el historiador, teólogo y obispo Jacques de Vitry (ca. 1160/1170
– mayo de 1240) obtuvo del papa Honorio III, ampara en un principio las
comunidades de beguinas desde un punto de vista jurídico. Las beguinas muestran
el sentido espiritual de los laicos, que queda oculto por la división entre un
estado religioso y uno seglar. A los hombres del movimiento se los denomina
«begardos», pero fueron muchos menos y apenas han dejado huella. Entre las
beguinas más célebres, además de Matilde de Magdeburgo, están Hadewijch de
Brabante, Douceline de Digne y Margarita Porete.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Edad_Media/MargaritaPorete(anotaciones).rtf#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"> Conjunto de
leyendas antiguas y medievales alusivas a las hazañas de Alejandro Magno.</span></p></div><div id="ftn3" style="mso-element: footnote;"><p class="MsoFootnoteText"><o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Edad_Media/MargaritaPorete(anotaciones).rtf#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"> Poema francés del
siglo XIII, escrito por dos autores. La primera parte corresponde a Guillaume
de Lorris, y, según Martín de Riquer, fue compuesta entre 1225-1237 (para
otros, entre 1230-1235). Consta de 4.670 versos. La segunda parte, de unos
1.800 versos, corresponde a Jean de Meun, escrita según el romanista español
hacia 1277 (otros autores sitúan la redacción entre 1275-1280). Martín de
Riquer es muy crítico con esta segunda parte del poema respecto de la escrita
por Guillaume de Lorris. Dice que es larga, pedante y exenta de poesía. El
historiador estadounidense Henry Brooks Adams (en su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mont-Saint-Michel y Chartres</i>, 1913) considera la primera parte del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Roman de la Rose</i> como una alegoría del
amor cortés, el final de la genuina poesía medieval, que va a la par con la
Sainte-Chapelle en arquitectura. Su datación diverge de las mencionadas: ca.
1250 para la primera parte, y en torno a 1300 para la segunda.</span><o:p></o:p></p>
</div>
</div><br /><p></p><p><br /></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-76954691439795709892023-01-28T09:40:00.001-08:002023-01-28T09:40:43.948-08:00<p><span style="font-family: times;">Hildegarda de Bingen</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 16pt;"><span style="font-family: times;">Régine Pernoud (medievalista francesa, 1909 – 1998). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hildegarda de Bingen. Una conciencia
inspirada del siglo XII</i>. Barcelona, Paidós, 1998. Traducción de Alejandra
González Bonilla. Edición original francesa en otoño de 1994.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;">Las aclaraciones y datos entre corchetes son de Enrique Castaños.</span></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"><br /></span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">*Hildegarda nació en el seno de una familia noble del Palatinado
[hoy, Renania-Palatinado] en 1098 y murió el 17 de septiembre de 1179 </span><span style="font-size: 14pt;">en el monasterio benedictino
de la localidad alemana de Eibingen [junto a la pequeña ciudad de Rüdesheim am
Rhein], fundado por ella misma en la otra orilla del Rhin, frente al monasterio
de Bingen, del que fue abadesa durante muchos años. Nació, pues, el mismo año
que Roberto de Molesmes se retiró a Cîteaux, cerca de Dijon, en la Borgoña,
fundando así la Orden cisterciense, una escisión de la benedictina. Bernardo de
Claraval tenía entonces ocho años. En 1099, el 15 de julio, los cruzados
conquistaron Jerusalén, en el marco de la Primera Cruzada.</span><span style="font-size: 14pt;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Hildegarda
de Bingen es, casi con toda seguridad, la figura religiosa femenina más
destacada del siglo XII europeo. Visionaria, escritora, abadesa, compositora y
naturalista, era una verdadera experta en plantas medicinales y en
alimentación, como se comprueba en los dos tratados de medicina que escribió,
los únicos que se redactaron en la Cristiandad europea durante el siglo en que
ella vivió.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Ella
misma nos dice que «en mi tercer año de edad vi una luz tal que a causa de ella
mi alma entera se estremeció, pero por mi corta edad no pude hablar de ella
[…], y hasta mis quince años vi muchas cosas». Con ocho años fue confiada por
sus padres a una joven dama de noble cuna, Jutta [Judith], hija del conde de
Spanheim o Sponheim (condado independiente del Sacro Imperio en el Palatinado),
para que la educara. Jutta llevaba vida de reclusa en el monasterio benedictino
de Disibodenberg, no lejos de Alzey (localidad del Palatinado situada unos 20
km al SO de Maguncia y unos 30 km al SE de Bingen). El monasterio de
Disibodenberg, ubicado entre los ríos Nahe y Glan, fue fundado por el monje irlandés
San Disibod unos cuatro siglos antes, continuando la labor fundadora de San
Columbano (Irlanda, 543 – Italia, 615); era un monasterio dúplice, es decir, en
donde convivían separadas una comunidad masculina junto a otra femenina.
Hildegarda le habló en secreto a Jutta de sus visiones, pidiendo ésta consejo a
Volmar, un monje del citado monasterio que acabaría convirtiéndose en consejero
y secretario de la gran abadesa de Bingen. Con catorce o quince años,
Hildegarda solicitó tomar el velo de religiosa. Las horas canónicas en un
monasterio benedictino, se distribuían del siguiente modo: a) al alba, esto es,
al salir el sol, es el momento de cantar <i style="mso-bidi-font-style: normal;">laudes</i>;
b) le sigue el oficio de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">prima</i>, la
primera hora; c) a continuación, celebración de la Eucaristía, y, después, el
desayuno; d) después viene el oficio de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tercia</i>,
es decir, la tercera hora tras la salida del sol (las ocho o las nueve de la
mañana, dependiendo de la estación del año), y un tiempo de trabajo hasta la
hora <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sexta</i>, e) la hora <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sexta</i> (las once o las doce del
mediodía), a la que sigue el almuerzo; f) después hay tiempo libre hasta la
hora de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">nona</i> (las dos o las tres de
la tarde), cuando se retoma el trabajo, manual o intelectual, individual o
colectivo; g) la hora de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">vísperas</i>
designa el oficio de final del día (las seis o las siete de la tarde), tras el
cual se cena y hay un tiempo de recreo; h) a continuación, suele reunirse el
Capítulo, a saber, todas las religiosas presididas por la abadesa; i)
finalizado el Capítulo, después de la puesta del sol, se canta el último
oficio, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">completas</i>, a partir del cual
debe reinar el silencio para que las monjas descansen. La totalidad del
Psalterio, unos 150 salmos, se habrá cantado en una semana.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Jutta
murió en 1136, siendo entonces Hildegarda elegida abadesa por las monjas de
Disibodenberg. Cuando contaba cuarenta y dos años y siete meses [en 1141],
Hildegarda tuvo una visión en la que una voz le dijo desde lo alto que dijese y
escribiese «lo que ves y oyes», repitiéndolo todo tal como se le había dicho.
Describiendo esta visión afirma que las tenía desde al menos los cinco años. Deja
bien sentado que sus visiones no han sucedido «en sueños, ni durmiendo, ni en
éxtasis, ni por mis ojos corporales o mis oídos humanos exteriores. No las he
percibido en lugares ocultos, sino que las veo con mis ojos y mis oídos humanos
interiormente, cuando estoy despierta. Simplemente en espíritu, y las he
recibido en lugares descubiertos según la voluntad de Dios». Insistirá una y
otra vez, que está en plena posesión de sus sentidos cuando recibe sus
revelaciones, ajenas, en rigor, a cualquier experiencia mística. Deja escrito
que las visiones a las que se está refiriendo por entonces sucedieron en
tiempos del papa Eugenio III [1145-1153], de Conrado III [emperador de la Casa
Hohenstaufen entre 1138-1152] y de Cunon, abad del citado monasterio de
Disibodenberg [San Disibod].</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Entre
1141 y 1151 escribió su primer libro, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scivias</i>
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Conoce los caminos</i> [del Señor]).
Como queda dicho, el monje Volmar se convirtió en su confesor, su primer
confidente, después de Jutta, y en su secretario hasta que murió en 1165. Él
mismo informó a los monjes de las visiones de la abadesa y de su actividad como
escritora. A finales de 1147, con el fin de preparar el concilio que debía
celebrarse en Reims, se reúne un sínodo en Tréveris presidido por Eugenio III,
al que asistirán Bernardo de Claraval y otros destacados monjes, teólogos y
prelados. A petición del arzobispo de Maguncia y del abad Cunon, el Papa
designará dos prelados para que visiten a Hildegarda en San Disibod y averigüen
qué hace y qué escribe. Cumplen escrupulosamente con su cometido, llevándose a
Tréveris una copia de la parte del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scivias</i>
que ya estaba redactada. Tres siglos más tarde, el erudito Jean Trithème [Johannes
Trithemius, febrero 1462 – diciembre 1516], abad del monasterio benedictino del
hoy municipio de Spanheim, y autor de una biografía de Hildegarda, nos informa,
después de una exhaustiva consulta de las fuentes a su alcance, que en Tréveris
sucedió algo sorprendente: el propio Papa leyó un extenso pasaje del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scivias</i>, aunque no sabemos cuál en
concreto. La lectura maravilló a los oyentes, hasta el punto que Bernardo de
Claraval parece que dijo que «había que guardarse mucho de apagar una luz tan
admirable animada por la inspiración divina». Tan satisfecho quedó Eugenio III
que escribió a Hildegarda. La edición de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Patrología
Latina</i> preparada por el sacerdote Jean-Paul Migne y editada en París en
1882, incluye 135 cartas de Hildegarda con sus correspondientes respuestas,
entre ellas la que nos ocupa, a pesar de que la abadesa escribió muchas más. En
esa carta autorizó el Papa a Hildegarda que, junto a dieciocho monjas, fundase
el monasterio benedictino femenino de Rupertsberg (dedicado a San Rupert = San
Roberto el confesor), sobre una colina en Bingen, del que fue abadesa hasta su
muerte. La fundación tuvo lugar entre 1148 y 1150. Bingen era una aldea a unos
25 o 30 km de San Disibod, en la confluencia del Nahe con el Rhin. El nuevo
monasterio, que Hildegarda hizo famoso en toda Europa, dependía del conde
Bernardo de Hildesheim. Los suecos lo destruyeron durante la Guerra de los
Treinta Años, dejándolo en ruinas. En 1165, fundó Hildegarda un segundo
monasterio, el de Eibingen, sobre la orilla derecha del Rhin, muy cerca de
Bingen [ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>], que fue donde
murió. La propia Hildegarda escribió las biografías de San Disibod, monje
irlandés del siglo VII que se estableció a orillas del Rhin, convirtiéndose en
abad del monasterio por él fundado, Disibodenberg, sin por ello abandonar la
vida eremítica, y de San Rupert o Roberto (ca. 660 – marzo 718), un franco
emparentado con los príncipes merovingios, obispo de Worms en 696, de donde fue
expulsado por los paganos, encontrando refugio en Ratisbona, desde donde se
trasladó a un lugar en el que surgió más tarde la ciudad austriaca de
Salzburgo, donde fundó una comunidad, aunque regresó posteriormente a su
diócesis de Worms, donde murió.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Después
del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scivias</i> escribió Hildegarda un
segundo libro entre los años 1158 y 1163, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liber vitae meritorum</i>, esto es, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de los Méritos de Vida</i>, asimismo revelado por Dios a la
abadesa. Un tercer libro de visiones, de capital importancia, es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de las Obras Divinas</i>, del que
conservamos un magnífico manuscrito en la Biblioteca Gobernativa de Lucca, en
la Toscana, adornado con diez hermosas ilustraciones a toda página, que
reproducen con bastante exactitud las visiones de la abadesa. Este tercer libro
fue muy bien editado en francés por Bertrand Gorceix en 1982.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scivias</i>, redactado entre 1141 y 1151,
consta de tres libros: uno que trata del Creador y la Criatura, otro del Mesías
y la Iglesia, y un tercero sobre la historia de la salvación. El primero
describe seis visiones, el segundo siete y el tercero trece, todas ellas con su
correspondiente comentario de la propia Hildegarda, esencial para poder
comprender las visiones. La última visión finaliza con una especie de pieza
teatral, una ópera en realidad, en la que las Virtudes personificadas sufren
los ataques del demonio, un tema que Hildegarda tratará más tarde en una obra
enteramente musical, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ordo Virtutum</i>.
Régine Pernoud se detiene en la tercera visión del primer libro del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scivias</i>. Una esfera redonda y sombría
representa a Dios. Un globo de un fuego chispeante que ilumina toda la esfera,
muestra lo que está dentro de Dios: su único Hijo inefable. Un globo arenoso
representa, en cambio, al hombre y el mundo creado para él. El comentario
acerca de este globo se hace plegaria [y nos hace recordar, por la exaltación
que hace del hombre como rey de la creación, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Oratio de hominis dignitate</i>, del gran humanista italiano Giovanni
Pico della Mirandola, escrita en 1486]. Hildegarda se maravilla ante la belleza
de la creación, sentimiento que también expresó maravillosamente el teólogo
alemán Hugo de San Víctor [Sajonia, ca. 1097 – París, 1141]: «Dios no sólo
quiso que el mundo fuera, sino que fuera bello y magnífico». En esta visión,
evoca también Hildegarda la caída del hombre. Es muy interesante cómo combate
la astrología y toda clase de artes adivinatorias, que desvían la piedad del
hombre del misterio divino.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
la cuarta visión del primer libro del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scivias</i>,
continúa la interrogación sobre el destino del hombre. El cuerpo del hombre no
debe ser otra cosa que el tabernáculo del Espíritu Santo. En lo que se refiere
a la Encarnación, dice «que después que la mujer ha recibido la semilla humana,
el niño se forma íntegramente con sus miembros en la célula oculta en el seno
de su madre. Por una secreta disposición del divino Creador, esta forma tiene
movimiento de vida, porque, en virtud de una orden de la voluntad misteriosa de
Dios, el niño ha recibido el espíritu en el seno materno, en el momento
establecido por Dios …». En esta misma visión escribe lo siguiente: «El hombre
posee en sí tres senderos [tres vías o modos de ser]. ¿Cuáles? El alma, el
cuerpo y los sentidos, a través de los cuales se ejerce la vida. ¿Cómo? El alma
vivifica el cuerpo y mantiene el pensamiento; el cuerpo sustenta el alma y
manifiesta el pensamiento, mientras los sentidos tocan el alma y halagan el
cuerpo. […] El alma da vida al cuerpo, gracias a las dos principales fuerzas
que posee: la inteligencia y la voluntad […] El alma en el cuerpo es como la
savia en el árbol, y sus facultades son como las ramas de éste. ¿Cómo es eso?
La inteligencia es al alma como el verdor a las ramas y hojas; la voluntad,
como las flores; el espíritu, como el primer fruto que brota; la razón, como el
fruto perfecto que llega a la madurez; los sentidos, como la extensión de su
grandeza. Es así como el cuerpo del hombre es sostenido y fortificado por el
alma».</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La
quinta visión desarrolla los distintos momentos de la Revelación, con la imagen
de la Iglesia como sucesora de la Sinagoga. Todas las visiones del primer libro
del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scivias</i> ofrecen una idea de lo
que será toda la obra de Hildegarda. Son visiones de fuerte originalidad, ricas
y a la vez precisas, visiones violentas donde todas las descripciones parecen
llevarse al extremo. Son páginas inflamadas, llenas de interrogaciones,
visiones amplias que a veces incluyen suntuosas comparaciones.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La
terminación del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scivias</i> y la
instalación de Hildegarda en Bingen coinciden en el tiempo. Cuando esto ocurre,
hacía ya algún tiempo que era su secretaria la monja Richardis, hija de la
marquesa de Stade, que había ayudado mucho a nuestra abadesa en la fundación
del monasterio de Bingen. Hermano de Richardis era Hartwig, arzobispo de
Bremen. En 1151, al poco de instalarse en Bingen, Richardis es elegida abadesa
de un monasterio en Bassum, Sajonia, en la diócesis de Bremen. A Richardis la
acompañó también su hermana de sangre Adelaida. Este traslado fue un deseo
personal de Hartwig que Hildegarda, a pesar de toda su influencia, no pudo
impedir. El caso es que las dos, Hildegarda y Richardis, estaban muy unidas,
sintiendo mutuamente mucho la obligada separación, que debió ser desgarradora. Se
ha conservado una carta de Hildegarda a Richardis. En ella dice: «[Yo] amaba la
nobleza de vuestro comportamiento, la sabiduría y pureza de vuestra alma y de
todo vuestro ser». En 1152, el 28 de octubre, repentinamente, murió Richardis.
El arzobispo Hartwig escribió una entrañable carta a Hildegarda, reconociendo
su error. La abadesa le contestó con una emocionada misiva.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La
traductora indica en una nota que de las numerosas biografías y hagiografías de
Hildegarda, la más célebre, mencionada por Régine Pernoud, es la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vida de Santa Hildegarda redactada por los
monjes Gottfried y Dieter</i>. Incluye algunos relatos autobiográficos,
contados por la misma Hildegarda y recogidos por su fiel secretario Volmar,
pero abarcan sólo el periodo anterior a la instalación en Rupertsberg en 1150. El
resto de su vida, las curaciones, viajes y milagros, fueron completados por
Gottfried de San Disibod, secretario de Hildegarda entre 1174 y 1176. Más
tarde, Guibert de Gembloux unirá estos fragmentos, escritos aún en vida de
Hildegarda, a los relatos recogidos entre las monjas acerca de la muerte de la
abadesa y algunos milagros más, pero falleció en 1191, dejando su obra
inconclusa. Finalmente, Theoderic [Teodorico – Theoderich von Echternach] de Echternach
[actualmente municipio del Gran Ducado de Luxemburgo] añadirá todavía algunos
trozos y la terminará.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
Bingen, entre 1158 y 1163, compuso Hildegarda su segunda obra, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de los Méritos de Vida</i>. Consta de
siete visiones agrupadas en un solo libro. A lo largo de seis visiones
sucesivas, una figura humana mira en dirección E, W, N y S; en quinto lugar,
hacia el universo entero, y, en un sexto y último momento, se pone en
movimiento con las cuatro zonas de la Tierra. Esta figura humana no es otra que
Dios. El libro teje la historia de la salvación, con el enfrentamiento entre
vicios y virtudes y el triunfo de la divinidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
1163 comenzó Hildegarda su tercera obra, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro
de las Obras Divinas</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
1165, como se ha dicho, fundó el monasterio de Eibingen (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>). En él se conserva su tumba.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Entre
las curaciones que llevó a cabo, destaca la de una tal Sigewise, una joven de
Colonia que parece ser estaba poseída por el demonio. La curación fue posible
mediante un acto de exorcismo, además de numerosas plegarias, ayunos y
mortificaciones. Otro caso de curación fue el de Hazzecha, abadesa del
monasterio de Krauftal [hoy en el municipio de Eschbourg, en Alsacia], donde
Hildegarda se detuvo durante el viaje que hizo a Colonia en 1160. Es muy
probable que Hazzecha padeciera de un carácter inestable, tentándole la idea de
abandonar el monasterio y llevar una vida solitaria. Hildegarda diose cuenta
que se trataba de una inestabilidad interior, aconsejándole que debía
sobreponerse y continuar su vida religiosa en comunidad. Los consejos que le da
son tanto preventivos como plenos de moderación. Hazzecha logró vencer la
dolencia psíquica que la atormentaba.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La
relación que Hildegarda mantuvo con Federico I Barbarroja, sobrino y sucesor de
Conrado III al morir éste el 15 de febrero de 1152, fue complicada. Al
principio fue el propio Barbarroja quien la invitó por carta a verle en su
palacio de Ingelheim (unos 13 km al W de Maguncia). La visita de la abadesa
pudo tener lugar ese mismo año de 1152. Con motivo del encuentro personal,
Hildegarda le escribió una carta al emperador. Se conocen otras tres epístolas
de Hildegarda a Barbarroja, todas ellas de tono sereno y confiado, pero cuando
en 1164 se produjo el choque entre el emperador y el Papa, Hildegarda cambió
radicalmente de tono, dirigiéndole palabras incluso en tono amenazante, con una
asombrosa libertad de lenguaje.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Otros
poderosos personajes consultaron a Hildegarda con motivo de la posibilidad de
preparar una nueva Cruzada, a pesar de que aún no se había producido la
reconquista de Jerusalén por Saladino (1187), que propició la preparación de la
Tercera Cruzada. Entre ellos Felipe de Alsacia (Felipe I de Flandes, 1143 – San
Juan de Acre, 1 de junio de 1191), conde de Flandes y de Vermandois desde 1168,
si bien estaba asociado al gobierno por decisión de su padre desde 1157. La
carta de Felipe a Hildegarda es anterior a 1177, año en que se dirige a Tierra
Santa y desembarca en San Juan de Acre con un destacado séquito de caballeros.
La carta ofrece un tono de humildad ante la abadesa, pidiéndole consejo y que
pida a Dios por él debido a sus muchos pecados. Hildegarda le contestó en un
tono solemne, con reservas, poco tiempo después plenamente justificadas, pues
la llegada del conde de Flandes a Tierra Santa decepcionó a quienes lo
esperaban. Balduino IV el Leproso, rey de Jerusalén, le ofreció la dirección de
la guardia del reino, cargo que Felipe no aceptó. Tampoco quiso involucrarse en
una incursión de los bizantinos contra Egipto. Felipe acabaría regresando
relativamente pronto a sus dominios flamencos, aunque catorce años después,
presa de remordimientos, volvió a Tierra Santa, después ya de la victoria de
Saladino, con lo que su presencia no sirvió para nada. Murió lejos de su
patria, como hemos señalado.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Muy
distinto es el tono con el que se expresa en su correspondencia con Bernardo de
Claraval, la más alta autoridad espiritual de su época. El gran abad, teólogo y
místico cisterciense le escribe una corta misiva, muy considerada con la
abadesa, a la que ésta responde con una bellísima epístola, llena de humildad
respecto de sí misma y de admiración a su destinatario.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Aunque
el sucesor de Eugenio III, Anastasio IV, se dirige a ella en los términos más
admirativos, la respuesta de Hildegarda adquiere un tono severo: «[…] Oh,
hombre, que por atender tu ciencia has dejado de reprimir la jactancia del
orgullo de los hombres que han sido puestos bajo tu protección […] Tú abandonas
a la hija del rey, es decir, la justicia…». El sucesor de Anastasio IV fue Adriano
IV, el único Papa inglés. Hábil y enérgico, fue amigo de Juan de Salisbury, el
famoso erudito obispo de Chartres. La carta que dirigió a Hildegarda estaba
escrita en términos elogiosos. La abadesa le respondió en un tono amable,
dándole sabios consejos. El pontificado de Alejandro III, iniciado en 1159, fue
tormentoso, sucediéndose hasta cuatro antipapas. En cuanto a Barbarroja, no se
reconcilió con el Papado hasta 1177.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Muy
interesantes fueron también las cartas que Hildegarda intercambió con la mística
alemana Isabel de Schönau.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Más
de tres siglos antes de que Leonardo da Vinci naciera, la visión del hombre con
los brazos extendidos sobre la esfera de la tierra estaba ya presente en la
obra de la menuda religiosa renana. Esta imagen de Hildegarda, donde pone al
hombre en el centro del Universo, era ya corriente desde el siglo XII. Lo
esencial de los escritos de nuestra abadesa está en la apreciación del mundo a
través de sus visiones, de lo cual nos habla de un modo especial en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de las obras divinas</i>, quizá su
trabajo más acabado, más completo y más sorprendente. Este libro se abre con
una imagen suntuosa: un personaje en pie, con tres cabezas y cuatro alas
pintadas de tonos escarlata. «La figura habló así: “Yo soy la energía suprema,
la energía ígnea. Yo soy quien ha encendido toda chispa de vida. En mí no hay
nada mortal. […] Vida ígnea de la esencialidad: puesto que Dios es
inteligencia, ¿cómo podía no obrar? A través del hombre, Él asegura la plenitud
de todas sus obras. Creó al hombre, en efecto, a su imagen y semejanza. En él
puso, con firmeza y mesura, la totalidad de las criaturas. Desde toda la
eternidad, la creación de esta obra [es decir, la creación del hombre] estaba
prevista en su parecer. Una vez que esta obra fue completada, puso en manos del
hombre la totalidad de la creación, para que el hombre pudiera obrar con ella
de la misma manera que Dios había hecho su obra, el hombre [ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i> lo que se ha dicho sobre Pico
della Mirandola]. […] A través de mí se enciende toda vida. Sin origen, sin
fin, yo soy esa vida que persiste, idéntica, eterna. Esta vida es Dios. Es
perpetuo movimiento, perpetua operación, y su unidad se muestra en una triple
energía: la eternidad es el Padre; el Verbo es el Hijo; el soplo que les une a
los dos es el Espíritu Santo. […] el hombre tiene […] un cuerpo [se corresponde
con el Hijo], un alma [se corresponde con el Espíritu Santo] y una inteligencia
[se corresponde con el Padre] […] la tierra es la materia gracias a la cual
Dios hizo al hombre [hay aquí una analogía con lo que dirá en el decenio de
1930 Pierre Teilhard de Chardin en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
fenómeno humano</i>]. […] la magnífica figura que ves al Mediodía de los
espacios aéreos y en el secreto de Dios, con apariencia humana, simboliza […]
el amor del Padre de los cielos. La figura es el amor. […] Si tiene apariencia
humana es porque el Hijo de Dios se revistió de carne».</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Así,
pues, Hildegarda inicia estas visiones con la Trinidad: la eternidad, el verbo
y el soplo toman forma para representar que Dios es vida y amor. La energía
suprema, la energía ígnea, suscita la creación del hombre, que nace cuerpo,
alma y espíritu.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Esta
primera evocación se amplía en una segunda, más compleja y detallada. Se toma
de nuevo la imagen trinitaria y se vuelve a situar al hombre, como en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scivias</i>, en el centro del mundo, en el
centro de una serie de círculos. Apareció un círculo de fuego claro que
dominaba otro de fuego negro. Bajo éste otro que parecía de puro éter. Después,
un círculo que era como de aire cargado de humedad; bajo él uno de aire blanco,
denso y firme; bajo éste, una segunda capa aérea, tenue, que parecía extenderse
sobre todo el círculo. La figura del hombre ocupaba el centro de esta rueda
gigante. Toda esta visión será sacudida por soplos que emanan de cuatro grupos
de cabezas de animales: el leopardo, el lobo, el león, el oso, y después un
cangrejo, un ciervo, una serpiente y un cordero. De otro lado, a los cuatro
vientos principales (el viento del sur, cuyo símbolo es la cabeza del león,
acompañado por dos vientos anexos, los céfiros o vientos del oeste, que son las
cabezas de la serpiente y el cordero, y los vientos del este; el viento del
norte o Aquilón) corresponden cuatro energías en el seno del hombre: el
pensamiento, la palabra, la intención y la vida afectiva. El viento del sur,
que trae el calor, es comparado con los pensamientos buenos y santos. El viento
del oeste, que es frío, designa los pensamientos deshonrosos e inútiles. Sólo
el viento del norte es inútil para toda criatura, peligroso y nocivo para todo
lo que toca.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El
conjunto de las visiones pone el acento en una especie de unidad cósmica que
afecta y a la vez rige al hombre y al mundo en el que vive. Una de las nociones
favoritas de Hildegarda es el verdor, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">viriditas</i>,
del latín <i style="mso-bidi-font-style: normal;">viridis</i>, vigoroso, lozano.
Lo aplica tanto a la naturaleza como al hombre para designar esa energía interna,
esa fuerza vital que hace crecer las plantas y gracias a la cual el hombre se
desarrolla. La traductora, Alejandra González Bonilla, indica en una nota al
pie que este término de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">viriditas</i>,
tiene una significación muy rica. Relacionado con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">vis</i> (fuerza) y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">virtus</i>
(virtud), con él no se designa solamente el verdor exterior y visible de los
campos, sino también, y, sobre todo, la fuerza interior que lo produce, por lo
cual, según los casos, hay que entenderlo como «vida» o «vigor», además de como
«frescura», «lozanía» y «ferocidad». La clave para entender bien este término
es que la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">viriditas</i>, para Hildegarda,
es la expresión más adecuada para describir el efecto de la acción de Dios en
el mundo; Dios es todo Él operación, crecimiento, «vegetación», fecundidad y
vida.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En
la cuarta visión del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de las obras
divinas</i> nos dice que el alma tiene cuatro alas: el sentido, la ciencia [el
conocimiento], la voluntad y la inteligencia. También dice que Dios le dio al
hombre una ayuda que se le pareciera: la mujer. Ésta contiene en sí todo el
género humano que debía desarrollarse en la energía de la fuerza divina: en
esta energía, Él había hecho al primer hombre. Así, hombre y mujer se juntan
para cumplir mutuamente su obra, pues al hombre sin la mujer no se le reconocería
como tal, y viceversa. La mujer es la obra del hombre; el hombre el instrumento
de la consolación femenina, y ambos no pueden vivir separados. El hombre es la
imagen de la divinidad; la mujer de la humanidad del Hijo de Dios.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Dentro
de este universo se dedica un lugar muy importante a los ángeles. La sexta
visión del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de las obras divinas</i>
está casi enteramente dedicada a ellos. En la séptima visión, Hildegarda
volverá de nuevo a hablar de estos órdenes, el de los ángeles y el de los
hombres. La quinta visión tiene puntos en común con el Apocalipsis. Una de las
visiones más extrañas es la novena. La imagen del espejo es frecuente. Los
espejos de cristal fueron una invención de la Alta Edad Media. Los espejos
representan en esta visión las luminarias de las distintas épocas. Son cinco:
Abel, Noé, Abraham, Moisés y el Hijo de Dios. La visión termina con estas
palabras: «Así, el hombre es la consumación de las maravillas de Dios». Una
mano desconocida, posiblemente a mediados del siglo XIII, copió esta frase: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo est clausura mirabilium Dei</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Hildegarda
escribió dos tratados enciclopédicos, uno de medicina y otro de ciencias
naturales. Recientes investigaciones, anota la traductora, parecen demostrar
que los dos volúmenes ahora diferenciados, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Physica</i>
y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Causae et Curae</i>, eran en un
principio sólo uno. El manuscrito, conservado en la Biblioteca de Wiesbaden,
desapareció durante la SGM, si bien se ha conservado una copia en pergamino en
el monasterio de Eibingen. En este aspecto concreto de su obra científica, Hildegarda
sólo puede ser comparada con la abadesa Herrade [Herrada] de Landsberg, del
convento de Santa Odile del Monte Sión, en Alsacia, quien hacia 1175 o 1185
escribió una enciclopedia titulada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jardín
de Delicias</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hortus Deliciarum</i>). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La primera
de las obras, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Physica</i>, se conoce
también con el título de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de
medicina simple</i>, y consta de nueve libros, cuatro de los cuales han sido
publicados en 1988 por la doctora Elisabeth Klein. De otro lado, los libros I,
II, IV y IX han sido publicados, asimismo en 1988, por Pierre Monat, bajo el
título de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de las sutilidades de las
criaturas divinas</i>. La segunda obra, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro
de medicina compleja</i>, es también conocido como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Causae et Curae</i> («Causas y Curas»).</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Ambas
obras sorprenden por el conocimiento de la naturaleza que reflejan. Se habla de
ríos que ella conoció personalmente, como el Mosela, el Nahe [discurre por
Renania-Palatinado y es tributario del Rhin], el Glan [en el SO de Alemania,
nace en el Sarre y es tributario del Nahe] o el Danubio. También de la calidad
del agua de algunos ríos, previniendo respecto del Rhin y alabando la pureza de
las aguas del río Mosa. De otra parte, desde el punto de vista médico, alimentario
y medioambiental, Hildegarda nos hace apreciar las virtudes ignoradas de lo que
nos rodea. Plantas, animales, hierbas o bosques, se nos revelan, al leerla,
llenos de posibilidades insospechadas. Para ella, la causa profunda de la
melancolía procede de la bilis negra. En sus tratados nos encontramos con la
preocupación de curar no tanto la enfermedad como al enfermo, con la atención
puesta en los comportamientos como efectos de un desajuste interior, con la
idea de que la belleza y la armonía son absolutamente necesarias para el buen y
completo desarrollo del ser humano.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Uno
de los que ha dado cuenta de sus revelaciones, el escritor benedictino flamenco
Gilberto de Gembloux [1124 – 22 febrero 1213] mostró las obras de Hildegarda a
los maestros de las escuelas catedralicias de Tours y París. Juan de Salisbury [ca.
1110 – 25 octubre 1180], el famoso obispo de Chartres, habla de los escritos de
nuestra abadesa en una carta fechada en 1167. En el siglo XIII, el dominico
francés Vicente de Beauvais [Vincentius Bellovacensis, 1184 / 1194 – 1264] la
conocía, y la nombra en su célebre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Speculum
historiae</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Aparte
de aquella visita a Ingelheim, parece que el primer viaje de la religiosa para
su primera predicación la llevó a Tréveris el año 1160, probablemente en el
tiempo de Pentecostés. Llegó a Tréveris remontando seguramente el Nahe hasta la
región en la que el río se encaja estrechamente entre dos altas paredes a la
altura de Oberstein, para tomar luego por tierra el camino que va hacia el
oeste, hasta llegar a la antigua ciudad romana.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El
doctor Christopher Page [nacido en 1952], experto británico en música medieval,
ha sabido desvelar magistralmente el valor de las obras musicales de Hildegarda
(quien escribió más de setenta composiciones), todas ellas en la línea del
canto llano; una música meditativa que, aun dentro del éxtasis, mantiene un
control sereno que conduce a quien la canta más hacia el desarrollo de la vida
interior que hacia sensaciones musicales nuevas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En
Tréveris pudo conocer la abadía benedictina de San Maximino, fundada en época
carolingia y destruida por los franceses en 1674, y la abadía románica de San
Matías, que aún subsiste. Esta abadía, junto con la catedral, son los únicos
restos de arquitectura románica que permanecen en Tréveris. La abadía de San
Matías fue consagrada por el papa Eugenio III cuando vino a la ciudad con
motivo del famoso sínodo de 1147. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Sin
lugar a dudas, el lugar donde Hildegarda predicó fue la catedral, el magnífico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dom</i>, la iglesia más antigua de Alemania,
salvada de las bombas durante la SGM. [La construcción se remonta a la época de
Constantino el Grande, durante el primer cuarto del siglo IV. Saqueada por los
francos en el siglo V y por los normandos en 882, a principios del siglo XI (después
de 1019) el obispo Poppon de Bamberg la reconstruyó, y en los siglos sucesivos
se le añadieron las bóvedas de ojiva que cubren la nave. Según el
estadounidense Kenneth John Conant, eminente historiador de la arquitectura
medieval del Occidente cristiano, entre 1036 y 1066 se construyó la bella
fachada occidental]. Un feroz incendio en 1137 destruyó gran parte del templo
construido por el obispo Willigis. Pero muy pronto empezaron las labores de
reconstrucción.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En
su sermón, Hildegarda critica duramente a los doctores y maestros, que se
niegan a hacer sonar la trompeta de la justicia, de tal modo que el Oriente de
las buenas obras se ha apagado en ellos. Tampoco está presente en ellos el
Austral de las virtudes, cuyo calor no es otro que el de aquellas obras que
arden con el fuego del Espíritu Santo. También el Occidente de la misericordia
se ha vuelto en ellos negrura de cenizas. Fue la Redención, probablemente, la
trama central del sermón pronunciado en Tréveris. El tema principal era la
inagotable bondad de Dios. Las referencias más destacadas son las que hace a
Adán, Caín, Abel, Noé, Moisés y Jonás. Después habló de la Virgen María y de la
Encarnación del Verbo. Finalizó insistiendo en el descuido en que la ley divina
había caído en su tiempo, especialmente por parte de los clérigos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Parece
ser que después de esta estancia en Tréveris, dirigióse Hildegarda a Metz,
donde es muy probable que pronunciara otro sermón en la catedral. El viaje de
una ciudad a otra lo hizo siguiendo el curso del río Mosela. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">De
nuevo vuelve a ponerse en camino hacia el año 1163. La época en que comienza su
última obra, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de las obras
divinas</i>, es también para ella un tiempo de grandes viajes y de importantes
predicaciones. Durante su segundo viaje, con destino a Colonia, usó el Rhin
como vía de comunicación. La invitación partió del deán de la catedral, de
nombre Felipe, quien llegó a ser arzobispo de la diócesis. En la catedral de
Colonia, Hildegarda evoca primero la interdependencia de todos los elementos
del universo [algo que también formará parte esencial del pensamiento de
Teilhard de Chardin]. De nuevo asistimos a una dura amonestación a los
presbíteros, a los miembros del Cabildo catedralicio, a los obispos y a la
jerarquía eclesiástica en general. Se obstinan en hacer sólo su voluntad; de
ahí que «vuestras lenguas carecen de luz en el firmamento de la justicia de
Dios, como cuando las estrellas no brillan». Y continúa en referencia a ellos:
«Toda la sabiduría que habéis buscado en las Escrituras y en el estudio se la
ha tragado el pozo de vuestro egoísmo […] Deberíais ser día, pero sois noche.
Pero seréis o día o noche. Escoged, pues, de qué lado queréis estar». También
aprovechó para lanzar terribles condenas contra los cátaros, de los que hizo
una descripción llena de acierto. [La herejía cátara o albigense, en realidad
una nueva religión que hunde sus raíces en la Antigüedad tardía, se inició
hacia 1150 en el sur de Francia, siendo su epicentro la ciudad de Albi, en la
Occitania, aunque se propagó especialmente por el Languedoc y el condado de
Toulouse. El movimiento cátaro (= puro) adquirió grandes proporciones durante
las dos últimas décadas del siglo XII y principios del siglo XIII, siendo uno
de los motivos fundamentales para la fundación de la Orden de Predicadores
(dominicos) por el burgalés Santo Domingo de Guzmán (en el primer decenio del
siglo XIII, fundación confirmada mediante bula papal en diciembre de 1216) y la
creación de la Inquisición papal en 1231. Poco antes, entre 1210 y 1213, bajo
Inocencio III, el noble francés Simón de Montfort los reprimió sin piedad. Su
doctrina mezclaba elementos gnósticos y maniqueos (de Mani, un personaje del
siglo III que vivió en la Persia sasánida y cuyo dualismo entre el bien y el
mal se inspiró en la religión de Zoroastro). Especialmente peligrosos eran los
elementos maniqueos, cuya evolución derivó en la creencia de que no sólo tanto
el bien como el mal eran necesarios, sino que ambos habían sido creados por dos
dioses. Uno de estos dioses era el creador del mundo visible, material,
corporal, y era un dios malvado; el otro, creador de las almas y del espíritu,
era un dios bueno, el único al que el hombre debía acogerse. Pero ambos dioses
eran inseparables. Ninguno de los dos podía existir sin el otro. Hildegarda,
además de atacar el error dualista, desenmascaró la alianza secreta con el
demonio de los cátaros, su falsa pureza y santidad, así como sus ocultas
intenciones lúbricas con las mujeres, que llevaron a la práctica. En esta
cuestión concreta se adelantó varios decenios a lo que pudo descubrirse con
posterioridad. El gran escritor y ensayista inglés Gilbert Keith Chesterton, en
1933, hizo un conciso y objetivo resumen del catarismo en su ensayo sobre Santo
Tomás de Aquino, quien también los combatió desde una posición estrictamente
teológica].</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Durante
un tercer viaje, esta vez a Maguncia, volvió Hildegarda a dirigirse a los
prelados y los fieles en la magnífica catedral de esta ciudad renana. El sermón
está recogido en lo esencial en una de sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>
(la XLVII de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Patrología Latina</i> de
Jean-Paul Migne). En esta carta expresa de manera más explícita en qué consiste
el error de los maniqueos, y, para enfrentarse a su doctrina, que identificaba
el cuerpo con el mal y el pecado, rehabilita el cuerpo del hombre, demostrando
la estrecha unión de este cuerpo con el espíritu [adelantándose al propio San
Francisco de Asís, y recuperando indirectamente el concepto de «naturaleza» en
Aristóteles, que tan preciado fue para el Aquinate]. Escribe en la mencionada
carta: «Dichoso el hombre, a quien Dios concibió como tabernáculo de la
sabiduría con la sensualidad de sus cinco sentidos […] Y con los tres, es
decir, con el cuerpo, el alma y la racionalidad, el hombre se encuentra
completo, y produce sus obras». No obstante, en la misma carta afirmará que
«las heridas del Hijo de Dios permanecerán abiertas mientras el hombre peque» [una
creencia que compartirán muchos siglos después León Bloy, Simone Weil y Luigi
Pareyson].</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Después
de su estancia en Maguncia, viajó en otra ocasión Hildegarda para predicar a la
región de Suabia, en 1170. Durante el viaje se detuvo en la localidad de
Kircheim unter Teck. El sermón, a instancias de los clérigos, lo resumió
Hildegarda en una de sus cartas (la LII de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Patrología Latina</i> de Jean-Paul Migne).</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En
su carta a los prelados de Maguncia, hace Hildegarda un magnífico elogio de la
música. «El alma es una sinfonía», escribe.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El
último año de su vida lo pasó Hildegarda en el monasterio benedictino de
Eibingen (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>).</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Entre
sus poemas más conocidos, deben mencionarse <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Himno
al Espíritu Santo</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Himno a Santa
María</i> y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Secuencia de San Maximino</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En
su Visión XIII, leemos: «La sinfonía es la manifestación del espíritu, porque,
en armonía celestial, anuncia la divinidad, y anuncia que el Verbo expone la
humanidad del Hijo de Dios». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-12766734226149186142022-12-08T07:41:00.000-08:002022-12-08T07:41:17.326-08:00<p><span style="font-family: times;">Matilde de Magdeburgo</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 16pt;"><span style="font-family: times;">Hildegund Keul (germanista y teóloga alemana nacida en
1961). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Matilde de Magdeburgo. Poeta,
beguina, mística</i>. Barcelona, Herder, 2016. Traducción de Almudena Otero
Villena (Ceuta, 1974). Edición original alemana en 2007.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"><br /></span></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;">Selección de los párrafos más representativos</span></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Cronología básica:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">⸻ 1207 / Matilde nace en uno de los numerosos
castillos que hay en los alrededores de Magdeburgo, el mismo año que Santa
Isabel de Hungría.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">⸻ 1219 / A la edad de doce años Matilde experimenta el
«saludo que fluye del Espíritu Santo», su primera experiencia mística.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">⸻ 1230 / Matilde abandona el castillo de su familia y
se marcha a la ciudad de Magdeburgo [hoy en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">land</i> alemán de Sajonia-Anhalt, a orillas del río Elba]. Allí vive y
trabaja como beguina.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">⸻ 1250 / Matilde comienza a redactar su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La luz que fluye de la divinidad</i>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">⸻ 1260-1261 / El sínodo provincial de Magdeburgo pone
a las beguinas bajo la tutela del clero parroquial y acaba con su autonomía.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">⸻ 1270 / Matilde ingresa en el monasterio de Helfta
[unos 60 km al sur de Magdeburgo, junto al municipio de Eisleben, también hoy
en el citado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">land</i> alemán], donde se
convierte en maestra de mística.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">⸻ 1282/1294 / Matilde muere en el monasterio de
Helfta. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Matilde escribió su libro a lo largo de varias
décadas y lo fue publicando de forma sucesiva (las citas del libro aparecen
entre paréntesis, indicando primero la sección o libro de los siete en que se
divide, y después el capítulo; por ejemplo: IV, 2). Durante su estancia de unos
cuarenta años en Magdeburgo, escribió los seis primeros libros del libro,
mientras que el séptimo y último lo redactó ya en el monasterio de la pequeña
localidad de Helfta, perteneciente al municipio de Eisleben, a cuyas afueras se
encontraba. El libro fue escrito en su lengua vernácula, esto es, en bajo
alemán medio, para que pudiera ser leído por el mayor número de personas
posible. Estando probablemente Matilde aún viva, los seis primeros libros o
secciones de su libro fueron traducidos al latín. No se conserva ningún
ejemplar de esa época. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En cuanto a las fuentes, el único texto completo es
el que suministra el «Codex Einsidlensis 277», una copia de la traducción al
alemánico [alto alemán medio], realizada en el sur de Alemania en el círculo de
los «amigos de Dios» al que pertenecía el místico Enrique de Nördlingen,
durante la segunda mitad del siglo XIV. Este manuscrito se halla en la
biblioteca de la abadía de Einsiedeln, en el cantón de Schwyz, en Suiza.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Matilde recibió una esmerada educación en el castillo
de su familia, perteneciente a la nobleza. Se familiariza desde una edad muy
temprana con la poesía de los trovadores provenzales [lo que los alemanes
denominan el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">minnesang</i>], así como con
la música, el canto, la retórica y la poesía en general. Era muy querida en el
seno de su familia, en la que debieron ser importantes las cuestiones
religiosas, pues Balduino, hermano carnal de Matilde, ingresó en la Orden de
Predicadores (dominicos), apoyando siempre la causa de su hermana. En las
regiones de habla alemana, la poesía trovadoresca vivió su apogeo entre
mediados del siglo XII y finales del XIII. En esa época la literatura no se lee
en voz baja, sino que se entona como recitado. Hasta el siglo XV no hay música
instrumental independiente. En la Plena Edad Media, esto es, durante los siglos
XII y XIII, la palabra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">minne</i> («amor»
en alemán medieval) está en boca de todos. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">minnelyrik</i> o lírica amorosa de los trovadores, sin embargo, es una
especialidad de la vida cortesano-caballeresca. La poesía trovadoresca se
separa del ofensivo erotismo de la poesía goliarda [los goliardos eran en
aquella época estudiantes errabundos que recorrían los caminos del occidente
europeo en busca de buenos o notorios profesores de las escuelas catedralicias
y de las universidades] y está al mismo tiempo profundamente unida a él.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La palabra «poesía» procede del griego <i style="mso-bidi-font-style: normal;">poiein</i>: «crear, hacer, ser creativo». La
palabra provenzal <i style="mso-bidi-font-style: normal;">trobar</i> significa
«inventar». Matilde es una trovadora del amor de Dios. Ella lucha por expresar
su experiencia religiosa y llega por este camino al erotismo. Recurre a la
poesía trovadoresca para cantar, en una audaz transgresión, el Cantar de los
Cantares del amor divino. La obra de esta mística vive del contraste entre
lírica trovadoresca y literatura teológica, poesía profana y narrativa bíblica,
poesía y religión.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Para Matilde, el movimiento pauperístico, tan
vinculado a las beguinas, se encarna principalmente en Santa Isabel de Hungría
(Santa Isabel de Turingia, Bratislava, 1207 – Marburgo, 1231). Según nos
informa la propia Matilde, el primer punto de inflexión de su vida tiene lugar
a los doce años: «Yo, indigna pecadora, fui saludada a la edad de doce años,
cuando estaba sola, por el Espíritu Santo, que se derramó con tanta fuerza que
nunca más me sentí capaz de cometer un pecado venial grave. El amadísimo saludo
ocurría todos los días, y con su amor me hacía desagradable toda la dulzura del
mundo, y seguía creciendo de día en día. Esto sucedió durante más de treinta y
un años» (IV, 2). Con la palabra «saludo», central en su relato, Matilde nos
remite directamente a la Visitación (María saluda a su prima Isabel) y a la
Anunciación (María es saludada por el ángel). La Virgen María es el modelo
espiritual de las beguinas. Pero, ¿qué significa en Matilde la palabra «saludo»,
con la que conecta con la historia de la vocación de María? Este campo
semántico del saludo define, junto con el relato neotestamentario de la
concepción de María, tal como se narra en el Evangelio de Lucas (1, 26-38), la
vocación de Matilde. El Espíritu Santo saluda a Matilde, se vuelve hacia ella y
le otorga un prestigio. También Matilde está «llena de gracia», es una persona
carismática. La llamada se muestra aquí como una efusión del Espíritu Santo,
que representa la fuerza vital desbordante, la sabiduría y la audacia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Dado que Matilde es una mujer, tiene un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">munt</i>, un pariente (padre, hermano …)
que, como tutor, habla por ella y le dice lo que tiene que hacer. Hay mujeres,
sin embargo, que, de manera excepcional, tienen una posición jurídica fuerte,
como Santa Isabel de Hungría. Pero Matilde no tiene vocación de convertirse en
esposa de un hombre. Ella sólo responde del amor que profesa a Dios: «Mi boca
está enderezada con tu santo espíritu» (II, 18). Matilde se pone al servicio de
la fuerza de vida divina, que quiere tomar la palabra y necesita una voz; se
transforma en «virgen del amor de Dios» (III, 3). La vida empieza a florecer
allí donde el Espíritu Santo toca a Matilde con su fluir. Eso que Matilde
denomina «el saludo que fluye del Espíritu Santo» es la clave de su vida como
mística. En ella se muestra el nexo intrínseco entre mística y lenguaje. El
saludo del Espíritu es acogido, pero quiere también que ella misma lo ponga en
palabras. Con la llamada, la palabra de Dios llega a los oídos de Matilde. Pero
sólo en la palabra humana Matilde puede descubrir el sentido que esta palabra
tiene para ella. El amor de Dios le arrebata todo: la infancia y la juventud,
sus «bienes, amigos y parientes» (I, 1). La visión del Espíritu Santo que viene
sobre ella en fluyente luz, conduce a una ruptura con su familia. La ruptura es
dolorosa y exigente. El saludo que fluye le da a la joven el valor de romper
con lo acostumbrado para que pueda irrumpir lo nuevo. Matilde experimenta que
el saludo que fluye «crece de día en día». El significado de la vocación se
hace más claro, las palabras vienen a ella. Al adherirse a la palabra de Dios y
prestarle su voz al saludo del Espíritu Santo, alcanza la autonomía que
necesita para el nacimiento de su obra. Matilde le da la espalda al mundo
cortesano cuando tiene aproximadamente veinte años. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El tema «castidad-impudicia» aparece en Matilde de
forma recurrente. El medievalista Otfrid-Reinald Ehrismann (Maguncia, 1941)
subrayaba en 1995 bajo el epígrafe «castidad / casto (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">kiusche</i>)» el «campo semántico tradicionalmente amplio de la
palabra, en el que la sexualidad representa sólo uno de sus acentos morales,
no, como hoy, el punto esencial». <u>En Matilde hay dos términos para la
virginidad: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">juncfrowe</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">maget</i>, que se complementan mutuamente y
remiten el uno al otro. El término <i style="mso-bidi-font-style: normal;">juncfrowe</i>
tiene la connotación de autonomía, imparcialidad e integridad en el trato de
las personas. La palabra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">maget</i> remite
de nuevo al hecho de que esta virginidad se pone al servicio de algo que es más
grande que ella misma: ella es, como María, la madre de Dios, una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">maget</i>. Ambas, autonomía y entrega, se
unen en la espiritualidad de Matilde. La renuncia a vivir sus necesidades
eróticas es una práctica ascética que se pone al servicio del amor</u>. Este
amor se materializa en la unidad del amor a Dios y al prójimo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Aproximadamente en el año 1230, es decir, poco tiempo
antes de la muerte de Santa Isabel de Turingia, Matilde abandona la casa
paterna y emprende el camino hacia la pobreza en una ciudad, casi con toda
seguridad Magdeburgo. En esta ciudad vive entre treinta y cuarenta años como
beguina. Transcurrida la mitad de ese tiempo, empieza a escribir, y allí surge
la mayor parte de su libro.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">*Las beguinas (a las que también se las llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">mulieres devotae</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">virgines continentes</i>) constituyeron un movimiento religioso pauperístico
europeo de mujeres durante todo el siglo XIII y el primer tercio del siglo XIV.
El alcance de este movimiento fue también de carácter sociopolítico. Se
extendieron por Flandes, Lieja, Brabante, Picardía, Alemania, Suiza, Austria,
Bohemia, Moravia, Polonia, Suecia, Cataluña y algunas ciudades del norte de
Italia. Sólo en Alemania es posible verificar 636 lugares con unas mil
comunidades de beguinas. Alrededor de 1320 viven en Colonia cerca de mil
beguinas, esto es, el 15 % de la población femenina. Colaboraron con las
Órdenes mendicantes, franciscanos y dominicos. Algunas beguinas vivieron de
manera solitaria o eran vagabundas, otras en pequeñas comunidades y otras en
comunidades más amplias y estables, que a veces disponían de una Regla propia
(casi siempre tomada de la de los franciscanos) y se dejaban conducir por una
superiora. A todas las beguinas las guía la idea de seguir a Jesús en la unidad
del amor a Dios y al prójimo. </span><span style="font-size: 14pt;">Se ocupaban también de los enfermos y de los ancianos
y moribundos pobres. </span><span style="font-size: 14pt;">No viven en clausura, no hacen votos perpetuos y
pueden volver a abandonar su condición de beguinas para casarse o ingresar en
un monasterio. Una aprobación explícita que el historiador, teólogo y obispo
Jacques de Vitry (ca. 1160/1170 – mayo de 1240) obtuvo del papa Honorio III,
ampara en un principio las comunidades de beguinas desde un punto de vista
jurídico. </span><span style="font-size: 14pt;">Las
beguinas muestran el sentido espiritual de los laicos, que queda oculto por la
división entre un estado religioso y uno seglar. La escena de la Anunciación es
especialmente importante para las beguinas. </span><span style="font-size: 14pt;">A los hombres del
movimiento se los denomina «begardos», pero fueron muchos menos y apenas han
dejado huella. Entre las beguinas más célebres, además de Matilde de
Magdeburgo, están Hadewijch de Brabante, </span><span style="font-size: 14pt;">Douceline de Digne y Margarita Porete.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Como
hemos dicho, Matilde llega a la próspera ciudad de Magdeburgo con unos veinte
años. Lleva consigo su disposición a vivir ante Dios según los tres consejos
evangélicos de la pobreza, la castidad y la obediencia. Pero opta por
convertirse en beguina, y es por ello una laica que vive como una religiosa. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
1225 llegan a Magdeburgo los franciscanos, y alrededor de 1230, cuando llega
Matilde, se establecen en la ciudad las beguinas. El movimiento pauperístico
surge entonces también en Magdeburgo, con una connotación tanto social como
religiosa. Matilde colabora con las dos grandes Órdenes mendicantes, sobre todo
con los monjes dominicos Enrique de Halle y Wichmann de Arnstein. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La
obra de Matilde refleja el perfil de las beguinas en los debates teológicos de
la Plena Edad Media. Las beguinas crearon un nexo entre el movimiento
pauperístico y las mujeres lectoras, entre laicos y religiosos. Dirigen la
vista allí donde los problemas de la fe cristiana son problemas de la vida
cotidiana. Matilde nunca fue partidaria del ascetismo fanático, que supone un
riesgo para la vida y conduce algunas veces a la muerte. Matilde desarticula la
supremacía de la riqueza al situar en el centro la pobreza del Evangelio y al
llamar «la luz que fluye de la divinidad» a una clase muy distinta de riqueza.
No el dinero, sino el amor, hacer la vida digna de vivirse, el amor a Dios, al
prójimo y a sí mismo, que confluyen en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">unio
mystica</i>, el misterio de la unión con Dios. Sólo quien se expone a la
opresiva pobreza de otras personas puede llegar a ser espiritualmente pobre. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
la época de Matilde, el transcurso del tiempo no se calcula en función de los
números profanos de los meses, sino en función de las festividades de Cristo y
de los santos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Además
de Isabel de Turingia, fue importante en la vida de Matilde otra mujer de su
tierra natal, Jutta de Sangerhausen (Jutta de Kulmsee [localidad entonces en el
Estado de la Orden de los Caballeros Teutónicos, en cuyo monasterio murió ca.
1260; hoy esta localidad se llama Chelmza, en el norte de Polonia, al sur de
Gdansk, antes Danzig] o Jutta de Turingia), monja franciscana de origen noble
dedicada al cuidado de pobres y enfermos, actual santa patrona de Prusia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Cuando
Matilde lleva alrededor de veinte años viviendo en Magdeburgo, hacia 1250,
comienza a escribir su libro. Lo fue publicando de forma sucesiva. Hasta 1270,
año en que ingresa en el monasterio de Helfta, escribió los seis primeros
libros de su obra. En el monasterio sólo redactó el último libro, el séptimo,
que no conoció su confesor, Enrique de Halle. Todavía en vida de Matilde, su
libro se tradujo al latín. En el círculo de los «amigos de Dios de Basilea» en
torno a Enrique de Nördlingen, amigo comprometido e impulsor de la mística
femenina, se traduce alrededor de 1345 al alemánico [idioma perteneciente a la
rama del llamado «alto alemán»]. El libro de Matilde fue el primero en la
historia de la literatura alemana revelado en lengua vernácula [materna] de una
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">mulier religiosa</i>. Para Matilde, el
amor a Dios no se puede materializar sin el arduo trabajo con y para el prójimo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Los
sínodos celebrados en Béziers [en Occitania] (1299) y en Colonia (1310),
pronuncian medidas disciplinarias contra las beguinas. Precisamente el 1 de
junio de 1310 fue quemada viva en París la beguina y mística Margarita Porete,
considerada hereje por su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El espejo
de las almas simples</i>. En Magdeburgo se celebra en 1260, bajo el arzobispo
Ruperto [Roberto] de Querfurt, un sínodo provincial que ordena que las beguinas
se sometan al clero parroquial. A partir de 1250 decreció la actividad de
Matilde como escritora, justo en el momento en que se inicia el conflicto con
las beguinas. Con motivo de la preparación del II Concilio de Lyon (1274), el
obispo de Olomouc (en Moravia, al este de la actual República Checa) redacta un
informe en el que se queja de «gente, tanto hombres como, sobre todo, mujeres
jóvenes y viudas, que, sin pertenecer a una Orden aprobada por el Papa, se
comportan, se visten y dicen ser religiosos […] No se unen a ninguna Orden
legítima para no tener que obedecer a nadie y para, como ellos dicen, en
semejante libertad poder servir mejor a Dios. Pero, por otra parte, se creen
también dispensados de la obediencia hacia el clero parroquial, con el que no
quieren confesarse ni recibir de él los sacramentos, como si estos fueran impuros
en su mano [ya la herejía donatista, surgida en el Norte de África en el siglo
IV, consideraba que la validez de los sacramentos sufría menoscabo por la
indignidad del sacerdote]. Además, vagan ociosos y locuaces en las ciudades,
poniendo de este modo a menudo en peligro su buen nombre y su virtud». En lo
que respecta a Magdeburgo, la exigencia del sínodo de 1260 de que impere la
subordinación al clero parroquial, aparta a las beguinas del movimiento
pauperístico, que no es compatible sin más con la estructura parroquial.
También es cierto que, así como Matilde trabaja con los dominicos, otras
beguinas se vinculan con los franciscanos y con las clarisas, porque esto
concuerda con su espiritualidad de la pobreza. Lo cierto es que las beguinas
mantuvieron hasta esa fecha en Magdeburgo una gran independencia respecto del
clero parroquial, puesto que disponían de libertad para elegir a su confesor y
al monje o sacerdote que les dispensase los sacramentos. Esta independencia es
la que la autoridad eclesiástica quiere cercenar. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
su libro, Matilde no se ocupa explícitamente de la resolución del sínodo, pero
la rebate con aquello que escribe, pues censura el estado del clero, que se
hunde en el orgullo y en la impudicia. Lo que sí hizo es atacar de manera explícita
al cabildo catedralicio cuando ella misma apoyó al canónigo Teodorico de Dobin
en su nombramiento como deán [cargo que ejerció entre 1262 y 1269]. En su
libro, Matilde da a entender en algunos pasajes (II, 24) que, por ese apoyo al
citado deán y por sus críticas al clero, sufrió persecución por parte de la
autoridad eclesiástica, teniendo probablemente que responder ante un tribunal y
excluida temporalmente de los sacramentos. Pero no será condenada, pues están
de su lado poderosas personas. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El
movimiento pauperístico que se extiende por Alemania no usa el latín, sino la
lengua vulgar. El franciscano Gilberto de Tournai, nacido en el condado de
Hainaut, escribe en 1273 sobre la peligrosidad de las beguinas. Su ataque tiene
como objetivo el uso de la lengua vulgar [la lengua vernácula o materna] en la
teología y la exégesis bíblica. El libro de Matilde, escrito en bajo alemán
medio, contribuye al desarrollo de la lengua alemana porque quiere nombrar la
presencia de Dios en su tiempo. En esto radica la audacia teológica de su
escritura. Con el fin de hablar de Dios se convierte en una creadora de
lenguaje, en una poeta. A ella se puede aplicar lo que dijo Otto Zirker
[1899-1925] en 1922: «La mística es la que realmente le ha destrabado la lengua
a la prosa alemana». La escritura de Matilde en la lengua vulgar contribuye a
que el alemán se establezca como lengua escrita. También la beguina Margarita
Porete escribió en su lengua vernácula, el francés, del mismo modo que la
asimismo beguina Hadewijch de Brabante redacta en neerlandés el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lijst</i> [«Lista de los Perfectos», una
suerte de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">apéndice</i> de sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Visones</i>] en los decenios de 1230 y de
1240. Los textos teológicos de las beguinas contribuyeron a romper el monopolio
del latín en el discurso acerca de Dios. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La
erudición por sí sola no basta para la fe cristiana. La mística es aquella
tradición del cristianismo que no silencia las experiencias de impotencia y por
ello expresa abiertamente los problemas del poder. Los sermones sobre el Cantar
de los Cantares de Bernardo de Claraval abrieron este canto de bodas a la
mística, como se pone de manifiesto en la audaz unión de lírica amorosa y
discurso sobre Dios que observamos en el libro de Matilde. Ahora bien, a ella
no le interesa describir la sexualidad y el erotismo de las relaciones humanas.
Lucha más bien por un lenguaje con el que se pueda hablar de Dios de un modo
tal que su presencia oculta se haga visible. El erotismo de su lenguaje no
remite a una secreta relación amorosa, sino a una íntima conexión entre
trascendencia y éxtasis, religión y erotismo. Matilde sigue la llamada del amor
y arriesga todo para alcanzar la vida divina. Quien quiere la vida en su máxima
intensidad va hasta su límite (y allí se topa inevitablemente con la muerte). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Aproximadamente
en 1270 Matilde abandona Magdeburgo y se dirige al monasterio cisterciense de
Helfta. Ya desde 1250 las beguinas comienzan a ser consideradas de manera
crítica en toda Europa. Los cistercienses sí estaban muy próximos a las
beguinas. El monasterio de Santa María de Helfta se fundó en 1229 cerca del
castillo de la ciudad de Mansfeld, a unos 62 km al SO de Magdeburgo, en
Sajonia. Es en 1258 cuando se establece en Helfta, a unos 13 km al SE de
Mansfeld, asimismo en Sajonia. La aldea de Helfta se halla a las afueras de la
localidad de Eisleben (a cuyo municipio pertenece), lugar de nacimiento de
Martín Lutero. A finales del siglo XIII pertenecía al obispado de Halberstadt
(unos 56 km al NO), en la provincia eclesiástica de Maguncia. En el siglo XIII
vivieron en Helfta cuatro mujeres que abrieron nuevos caminos a la mística
cristiana. Además de la propia Matilde, está Gertrudis de Hackeborn, nacida en
1230 en el seno de una familia noble, que fue abadesa de Helfta entre 1251 y
1291, año de su muerte. Más que mística, fue una promotora y pionera de la
misma, preocupándose también por ampliar la biblioteca del monasterio. Su lema
era: «Cuando se extinga el estudio de la ciencia, cesará también el ejercicio
de la religión, puesto que las hermanas ya no comprenderán la Sagrada
Escritura». Junto a Gertrudis de Hackeborn, se encontraba también en el
monasterio su hermana de sangre Matilde de Hackeborn (1241 – 1299), directora
de la escuela monástica y del coro de las monjas. Su voz era maravillosa; de
ahí que la llamasen «Ruiseñor de Cristo». Sus hermanas monjas pusieron, después
de 1291, por escrito sus visiones en el libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liber Specialis Gratiae</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro
de la gracia especial</i>). Por último, Gertrudis de Helfta (Eisleben, 1256 –
Helfta, 1302), escritora mística de la cura de almas, discípula desde los
catorce años (había entrado en Helfta con cinco años) de Matilde de Magdeburgo
(quien con esta discípula y con otras monjas se convirtió en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">magistra</i> de la mística). Su primera
visión de Cristo la tuvo en 1281. Escribió dos obras: el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mensajero del amor divino</i> [<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Legatus</i>]
y los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exercitia Spiritualia</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
Helfta escribió Matilde parte del libro sexto y el libro séptimo de su obra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La luz que fluye de la divinidad</i>. La
traducción de este libro al latín se realiza en la ciudad de Halle. El libro
séptimo y último se ocupa de cuestiones de la vida en el monasterio y muestra
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">samenunge</i>, la comunidad de las
hermanas, como imagen de la vida espiritual. El monasterio admitió a Matilde no
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">a pesar</i>, sino <i style="mso-bidi-font-style: normal;">a causa</i> de su libro sobre Dios. Este libro tuvo la fuerza de
transformar el pequeño monasterio (entre cincuenta y cien monjas), entonces
todavía poco importante, en un floreciente centro de la mística femenina. En el
año 1343 Alberto II de Braunschweig [Brunswick] (ca. 1294 - 1358), obispo de
Halberstadt, arrasó el monasterio con su ejército, porque se le negó la
aprobación papal [Clemente VI] como obispo de esa ciudad. El monasterio de
Helfta, además de ser un lugar de oración y de asistencia espiritual, se ocupaba
por entonces intensamente en socorrer a los indigentes. Junto al saber de una
mística experimentada como Matilde, en Helfta hallamos la disposición de las
monjas para situarse en el campo de tensión entre intelectualidad y
espiritualidad. Helfta se caracteriza por la lucha conjunta por un nuevo
lenguaje en el que Dios tome la palabra. Durante el siglo XIII, Helfta se
convierte en una suerte de taller lingüístico de mujeres sobre cuestiones
acuciantes que tienen que ver con Dios. Antes de la llegada de Matilde, ya
existía en Helfta una orientación hacia el vínculo entre ciencia y
espiritualidad, estudio y cura de almas, que se debe al gobierno de Gertrudis
de Hackeborn. La pobreza vincula la vida de beguina de Matilde y la
espiritualidad cisterciense de Helfta. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Durante
los siglos XIV y XV el libro de Matilde alcanza una gran difusión en Europa,
pero a partir del siglo XVI su obra fue perdiéndose poco a poco de vista y la
propia Matilde fue cayendo en el olvido. Pero su libro no desaparece sin hacer
ruido. Su poder de convicción queda patente en 1861, cuando el compositor suizo
y músico de iglesia Carl Greith (1828 – 1887) investiga en la biblioteca de la
abadía de Einsiedeln (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>)
sobre la mística en la Orden de Predicadores. Allí cae en sus manos el ejemplar
que Margarita zum Goldenen Ring, soltera de inspiración dominica que nació en
fecha desconocida y falleció entre 1388-1404, confió a las monjas denominadas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Waldschwester</i> [hermanas del bosque] y a
finales del siglo XVIII quedó bajo el amparo de la mencionada biblioteca. Este
libro desconocido despertó un gran interés en Carl Greith, quien lo clasificó
en la categoría de «mística» y se preocupó, como director del coro y organista
de la Catedral de St. Gallen, que el bibliotecario, el benedictino Gall Morel
(Benedikt Morel, 1803 – 1872), lo editara con rapidez, cosa que hizo en 1869.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-17186998097944536992022-11-04T09:23:00.002-07:002022-11-04T09:23:48.125-07:00<p> <span style="font-family: times;">Alejandro / Diadocos / Época helenística</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-family: times; font-size: x-large;">ALEJANDRO MAGNO - DIADOCOS - ÉPOCA HELENÍSTICA (HISTORIA, CIVILIZACIÓN. CULTURA)</span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-family: times; font-size: x-large;">Resumen de la Primera Parte de la <i>Introducción al Nuevo Testamento</i>, de Helmut Köster (1980)</span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-family: times; font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: left;"></p><p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*En Alejandro
Magno pueden advertirse ciertos gestos (veneración como un héroe de su íntimo amigo
el general macedonio Hefestión, muerto en el otoño de 324; que los embajadores
griegos se presentasen ante él con guirnaldas en la cabeza) que presuponen la
adoración divina del soberano viviente. Actualmente, en el decenio de 1980, se
piensa que no se trata de una idea «oriental» introducida en el mundo griego, sino
más bien de una continuación del pensamiento griego sobre la presencia de la
divinidad en las personalidades extraordinarias. Las concepciones egipcias
influyeron también en el proceso de atribuir un carácter divino a las
monarquías, como en las helenísticas. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<u>Diadocos</u>.
Fueron los generales de Alejandro que, a su muerte, repartiéronse el Imperio.
Son los siguientes: <u>Pérdicas</u>, nombrado quiliarca, esto es, comandante en
jefe de la guardia real, desde la muerte de Hefestión, se quedó como regente de
la parte asiática del Imperio; <u>Cratero</u>, quien retornó a Macedonia y se
convirtió en «defensor de los intereses reales», ante la ineptitud de Filipo
Arrideo, hermano de Alejandro; <u>Antípatro</u>, quien gozaba de gran
prestigio, fue confirmado como estratega de Macedonia; <u>Antígono Monóftalmos</u>,
a quien se le encomendó el gobierno de la Gran Frigia, Licia y Panfilia,
regiones del centro y del sur de Anatolia; <u>Lisímaco</u>, a quien le
correspondió Tracia; <u>Eumenes</u>, nombrado sátrapa de Capadocia, también en
el Asia Menor; y <u>Ptolomeo</u> (fundador de la dinastía de los Lágidas, pues
su padre se llamaba Lagos), a quien se le encomendó Egipto, siendo el único de
todos los diádocos que consiguió mantenerse en su puesto.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">En 321, después de
la muerte de Pérdicas, caído en el campo de batalla como consecuencia de sus
pretensiones de restaurar la unidad del Imperio de Alejandro, se quedó Antípatro
como regente del Imperio. Seleuco, el fundador de la dinastía de los
seléucidas, convirtióse entonces en sátrapa de Babilonia. La muerte de Antípatro
en 319, rompió el equilibrio alcanzado en 321.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Antes de morir,
Antípatro había designado como sucesor al general <u>Polipercón</u>. A ello se
opuso <u>Casandro</u>, el hijo de Antípatro. Casandro se vio apoyado por
Eurídice, una nieta de Filipo II de Macedonia, que se había casado con su tío
Filipo Arrideo, hermano de padre de Alejandro. Pero, sobre todo, el principal
apoyo de Casandro fue el de Antígono Monóftalmos. A Polipercón sólo lo apoyó
Eumenes. Polipercón acabó siendo desterrado y Eumenes muerto en el transcurso
de la guerra. Eurídice y Filipo Arrideo fueron envenenados por Olimpia, la
madre de Alejandro, que había vuelto del exilio. Seleuco huyó a Egipto, pues se
sentía amenazado por Antígono Monóftalmos, el dueño entonces de Asia. Casandro
asentó su dominio en Grecia y en Macedonia, restableciendo la paz en 311,
aunque a costa de ordenar el asesinato (con la complicidad de Olimpia) de
Roxana, la esposa de Alejandro, y del hijo póstumo de éste que había concebido
con esa princesa bactriana.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">El equilibrio se rompe
de nuevo ante las ambiciones de Antígono Monóftalmos, quien desea restaurar la
unidad del Imperio de Alejandro bajo su mando. En el transcurso de esta lucha
destacó Demetrio Poliorcetes («asediador de ciudades»), el hijo de Antígono. En
la <u>batalla de Ipsos</u> (Ipsus), en Frigia, en agosto de 301, el casi
octogenario Antígono perdió la vida, fracasando su sueño.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Ni Seleuco ni
Ptolomeo tenían influencia alguna en Grecia y en Macedonia. Después de la
muerte de su padre, <u>Demetrio Poliorcetes</u> se hizo durante un tiempo dueño
del Mediterráneo oriental. Se adueñó de Atenas, grandes porciones de la Grecia
central, Tesalia y Macedonia. Fundó la ciudad de Tesalónica o Salónica (= Therma,
al sur de Macedonia, al este de Pella y al norte de la Calcídica), por el
nombre de su esposa. En 298 murió Casandro. Entretanto, Lisímaco, en Tracia,
apoyado por Pirro, joven rey del Epiro, se opuso a las conquistas de Demetrio
Poliorcetes. Éste, finalmente, fue hecho prisionero por Seleuco en 268,
muriendo en cautividad tres años después. Lisímaco encontró la muerte, en 281,
en la batalla de Ciropedión (junto a la ciudad jonia de Magnesia, cerca de
Éfeso, a orillas del Meandro), derrotado por Seleuco. Éste proclamóse rey de
Macedonia y preparó la conquista de Grecia. Pero en aquel mismo año de 281, al
poco de pasar a Europa, fue asesinado por Ptolomeo Cerauno, hijo mayor de
Ptolomeo de Egipto, quien había fallecido dos años antes. Con Seleuco
desaparece el último de los diádocos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*De la rebelión de
los Macabeos (168 – 164) surgió el Estado Asmoneo (140 – 64), que sobrevivió
hasta la conquista de Siria por Pompeyo Magno en el 63 a. C.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*Las monarquías
helenísticas, que surgieron después de los diádocos, se constituyeron en
monarquías despóticas de carácter oriental, a pesar de la fuerte presencia
cultural griega. Esa idea absolutista de la forma de gobierno, no se
fundamentaba tanto en las tradiciones persa y egipcia, cuanto en la creencia
griega en los derechos inherentes a toda personalidad individual sobresaliente.
Algunos filósofos griegos, tales como Platón y Jenófanes, habían apoyado esa
forma de gobierno. Ahora bien, los griegos no consideraban que el Estado fuese
propiedad del soberano. Sin embargo, los intereses del Estado habían de
prevalecer sobre los de los particulares. En cuanto a Macedonia, la realeza, en
época helenística, continuó siendo una monarquía popular mantenida por la
fidelidad del pueblo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*Por lo que atañe
al origen y comienzo del culto al soberano en los reinos helenísticos, hay que
tener en cuenta las palabras del historiador y teólogo inglés Arthur Darby Nock
(1902 – 1963), cuando afirma que la «divinidad del soberano helénico se basa en
su superioridad». Alejandro llegó a interpretarse a sí mismo como imitador de
Heracles. En 332, al consultar el oráculo de Amón en Egipto, los sacerdotes le
saludaron delante del templo de Amón-Ra, en Tebas, como a hijo del dios Ra. Lo
que ocurrió dentro del templo no lo sabemos. Es posible que desde entonces
Alejandro se considerase como hijo del dios Amón-Ra (= Zeus). Se rodeó de
actitudes y signos que reflejasen una adoración divina hacia su persona. Pero,
durante su vida, no se hizo de ello una institución. En Bactriana, en 327,
fracasó el intento de exigir la <i>proskynesis</i>, esto es, el gesto de
prosternarse o arrodillarse ante el rey persa. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<i>synoikismós</i>:
en el Imperio seléucida, agrupación de varias comunas y localidades pequeñas
formando una ciudad. Frecuentemente se trataba de núcleos de población no
griega.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<i>katoikíai</i>:
en el Imperio seléucida, colonias estables dispuestas como una ciudad,
fortificadas, aunque sus habitantes no tenían plenos derechos de ciudadanía.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<u>cleruquías</u>:
colonias militares desde la época de Alejandro Magno, quien fundó varias en
Bactriana. Las había, sobre todo, en el Imperio seléucida, muy helenizadas,
aunque también en el Egipto ptolemaico, donde la helenización fue mucho menor.
Sus pobladores eran los clerucos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<i>politeúmata</i>:
cuando los habitantes no griegos, aunque libres, como los judíos, de una ciudad
helenística, especialmente Alejandría de Egipto, se organizaban de acuerdo con
sus propias leyes y costumbres, aunque no contaban con plenos derechos
(especialmente desde la dominación romana) y tenían que respetar las leyes
superiores vigentes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="center" style="text-align: center;"><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*Sistemas monetarios<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span style="font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-style: italic;">Monedas griegas<span style="mso-tab-count: 5;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Monedas romanas<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">--------------------------------<span style="mso-tab-count: 3;"> </span>--------------------------------------------------<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">1 talento = 60 minas<span style="mso-tab-count: 5;"> </span>1
áureo (oro) = 25 denarios (plata)<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">1 mina = 50 estateros (oro)<span style="mso-tab-count: 4;"> </span>1 denario
= 4 sestercios<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">1 estáter = 2 dracmas (plata)<span style="mso-tab-count: 4;"> </span>1
sestercio (cobre + zinc) = 2 dipondios<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">1 dracma = 6 óbolos (bronce)<span style="mso-tab-count: 4;"> </span>1 dipondio
(cobre + zinc) = 2 ases<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;"><span style="mso-tab-count: 7;"> </span>1
as (cobre) = 4 cuadrantes<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*El carácter
internacional de la vida cultural durante el periodo helenístico, es un hecho
incuestionable. No obstante, en todas partes hubo círculos que pretendieron
defenderse de la influencia griega. Un buen ejemplo es la revuelta de los
Macabeos contra los reyes seléucidas. Pero de ninguna manera se puede afirmar,
en opinión de Helmut Köster, que el pueblo judío como tal se pusiera a la
defensiva contra la helenización. Al contrario, la mayor parte del pueblo se
helenizó profundamente. No en vano llegó a ser el cristianismo un movimiento
totalmente helenizado, precisamente porque el camino hacia el Helenismo estaba
ya trazado dentro del judaísmo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<u>La evolución
de la lengua griega hacia la <i>koiné</i></u>. En el siglo V a. C. los
principales dialectos griegos eran los siguientes: a) el jónico, que se hablaba
en la parte central de la costa W de Asia Menor y en el Egeo; b) el ático,
estrechamente emparentado con el jónico, y que se hablaba en Atenas y en el
Ática; c) el eólico, en el N de la costa W de Asia Menor, en la isla de Lesbos,
en Beocia y en Tesalia; d) el dórico, al S del Peloponeso y en el SO de la
costa de Asia Menor, así como en las islas de Rodas, Cos y Creta; e) otros
dialectos dóricos de Grecia central y occidental, muy emparentados entre sí,
como el de la Élide y el aqueo; f) el arcadio-chipriota, que se hablaba en el
interior del Peloponeso y en Chipre.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">La literatura
griega sólo empleó los dialectos jónico, eólico, dórico y ático. La épica más
antigua (Homero) y una parte de la lírica y de la antigua prosa de Asia Menor
(Heródoto e Hipócrates), están escritas en dialecto jónico. El eólico está
circunscrito a la isla de Lesbos (Safo). La lírica coral está escrita en
dórico. <u>A partir del siglo V a. C. se fue formando la prosa ática, que
pronto llegaría a ser dominante desde el punto de vista literario. También el
dialecto ático, debido al predominio de Atenas en la política y en la economía,
llegó a ser la lengua hablada griega más importante en el ámbito del comercio y
de la diplomacia. Este mismo dialecto ático fue convertido por Alejandro Magno
y sus sucesores en la lengua oficial de la Administración, llegando a ser, por
tanto, la auténtica <i>lingua franca</i> universal del mundo helenístico. De
este «ático jonizado» surgió la <i>koiné</i>, es decir, la lengua «común» de la
época helenística y romana</u>. Con el paso del tiempo y la evolución del
lenguaje, la <i>koiné</i> se fue diferenciando cada vez más de la prosa ática.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<u>La lengua de
la literatura</u>. La <i>koiné</i> como idioma coloquial del comercio y de la
Administración evolucionó, como es lógico, según sus propias leyes, sin que la
lengua literaria ejerciera una influencia inmediata sobre ella. También
existían escritores que escribían sus obras en una «<i>koiné</i> superior»,
esto es, en una especie de lengua coloquial elegante.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">El movimiento
arcaizante de la lengua literaria durante la primera época imperial
(principalmente durante el Principado de Augusto), el llamado <i>aticismo</i>,
imponía unas normas a las que no se amoldaba la <i>koiné</i> escrita. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Mientras que el
lenguaje familiar se alejaba cada vez más de la prosa ática clásica, el <i>aticismo</i>,
que dominaba de manera creciente el lenguaje literario, se volvía a acercar al
ideal de la lengua clásica y convertía a la prosa literaria ática en norma de
toda la literatura escrita. El <i>aticismo</i>, en cuanto movimiento, surgió en
el siglo I a. C., como reacción contra el «<i>asianismo</i>», esto es, el
estilo retórico nacido en Asia Menor en el siglo III a. C. El <i>aticismo</i>
se impuso como estilo literario predominante a partir de la polémica de Cicerón
contra el <i>asianismo</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">El rétor (profesor
de Retórica) e historiador Dionisio de Halicarnaso, que ejerció su actividad en
Roma a partir del año 30 a. C., propuso a Demóstenes como ejemplo y convirtió
la imitación de los clásicos en norma de la oratoria cultivada. En el siglo II
d. C., el griego Herodes Ático (101 – 177), hombre muy acaudalado y mecenas de
las artes, llegó a ser uno de los principales representantes de la llamada
segunda sofística, convirtiéndose en el más brillante maestro del estilo ático.
<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Entre los ejemplos
de escritores que emplearon el idioma de la <i>koiné</i> literaria, destacan
los historiadores Polibio (ca. 200 – 120 a. C.) y Diodoro Sículo (ca. 90 – ca.
30 a. C.). También está próximo a esa lengua Plutarco (45 – 125), Filón de
Alejandría y Flavio Josefo. En cuanto a Luciano de Samosata (ca. 120 – 180),
aunque admiraba la literatura clásica, no se recataba de poner en ridículo al
aticismo exagerado. Asimismo, el filósofo estoico Epicteto escribía en el
lenguaje coloquial.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<u>El lenguaje de
los escritos cristianos primitivos y la <i>koiné</i></u>. Los autores de los primeros
escritos cristianos lo hicieron casi sin excepción en la lengua familiar y
corriente de su época, esto es, en la <i>koiné</i>. Debemos mantener de manera
inequívoca, afirmaba Helmut Köster en 1980, que el lenguaje de la literatura
cristiana se enmarca dentro del desarrollo del griego como lengua vulgar
hablada, evolución que abarca desde el comienzo de la época helenística hasta
el griego moderno vulgar o <i>dimotikí</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">El lenguaje del NT
apenas tiene que ver con el griego literario de su tiempo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Los escritos
cristianos primitivos muestran, en grado diverso, ciertas influencias de los
tecnicismos de la filosofía popular, de la retórica, de la historiografía e
incluso de la prosa ática, que conviven con el lenguaje coloquial. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">La <i>Carta a los
hebreos</i> está más cerca de la prosa literaria ática que los demás escritos
del NT. En el resto del NT predomina el lenguaje corriente, la <i>koiné</i>.
Lucas, por ejemplo, autor del Tercer Evangelio y de los <i>Hechos de los
Apóstoles</i>, conoce perfectamente la <i>koiné</i> culta, es decir, la lengua
escrita y hablada de los griegos cultivados. También el apologeta Justino, ca.
mediados del siglo II, emplea una <i>koiné</i> culta influenciada por el estilo
ático. Por su parte, Clemente de Alejandría (ca. 150 – ca. 220) es un estilista
y un maestro de la prosa literaria, a la que domina tan perfectamente que se
permite no respetar las reglas de un aticismo rígido. La mayor parte de los
escritores neotestamentarios no llegaron a cruzar, al contrario que Lucas, el
umbral de la lengua literaria. San Pablo se mueve totalmente dentro del
lenguaje coloquial. Además de las epístolas paulinas, pertenecen también al
lenguaje popular los evangelios de Marcos, Mateo, Juan y el Apocalipsis, así
como los escritos apócrifos de la primera época cristiana conservados en lengua
griega. En el Evangelio de Marcos las características de la <i>koiné</i> vulgar
son tan flagrantes que su lenguaje no podía atraer a las clases medias
semieducadas. Por eso mismo Mateo, que escribió también en una <i>koiné</i> sin
pretensiones especiales, tuvo que introducir numerosas mejoras en los giros de
su modelo. Mateo, que en esto se parecía a Pablo, consiguió escribir tal como
hablaba la mayoría de la gente. Por su parte, el Cuarto Evangelio está escrito
en una <i>koiné</i> sencilla y normal. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<u>El NT y las
lenguas semíticas</u>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;">Todos los
libros neotestamentarios, sin excepción, fueron escritos originalmente en
griego</span></u><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;">.
Por lo demás, <u>tampoco se ha podido demostrar que ningún otro escrito griego
del cristianismo primitivo haya sido traducido del hebreo o del arameo</u>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Asimismo, no cabe
la menor duda que tanto en el NT como en los Padres apostólicos y en algunos
escritos apócrifos, existe, en conjunto, una gran cantidad de semitismos. La
dificultad estriba en la constatación de un semitismo en un caso concreto, y en
el juicio sobre su peculiaridad y origen.<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Los diferentes <u>semitismos</u>
que aparecen en los escritos neotestamentarios son los siguientes:<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">1. <u>Hebraísmos</u>. Los semitismos pueden
producirse cuando un texto ha sido traducido al griego directamente del hebreo.
En este caso se trata propiamente de <i>hebraísmos</i>, y se hallan en el NT
sólo en las citas que reproducen una traducción griega del AT, por regla
general de la Septuaginta (los Setenta o Biblia griega)<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia_Antigua/Alejandro-Diadocos-periodo%20helenistico(historia-civilizacion-cultura).rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">2. <u>Arameísmos</u>. Ciertos semitismos pueden
producirse al traducirse al griego un texto arameo, que era la lengua usual de
la población no helenizada de Siria y de Palestina. Estos semitismos se
denominan con más exactitud <i>arameísmos</i>. Donde aparecen con más
frecuencia es en los Evangelios. Jesús hablaba en arameo, lo mismo que la
comunidad cristiana primitiva de Palestina (en realidad, se trataba de un
dialecto del arameo imperial de la Persia aqueménida). <u>Todo el material que
se remonta a Jesús, a esa comunidad cristiana primitiva de Palestina o las
comunidades posteriores de Siria que hablaban arameo, fue traducido alguna vez
al griego antes de que llegase a formar parte de un escrito cristiano primitivo</u>
(especialmente, los escritos neotestamentarios). Generalmente, <u>aquella
versión en griego fue realizada en una fase de la tradición mucho más antigua
que el momento al que pertenecen las fuentes griegas de los Evangelios que se
nos han conservado</u>. Marcos fue quizás el único que usó fuentes traducidas
directamente del arameo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">3. <u>Biblicismos</u>. El cristianismo primitivo
heredó del judaísmo la <i>Septuaginta</i>, esto es, la Biblia en griego,
traducida del hebreo y del arameo (ver nota 1). El lenguaje de las sinagogas
helenísticas estuvo muy influenciado por la Septuaginta. Los <i>biblicismos</i>,
que en último término suelen ser «hebraísmos», puesto que se remontan a la
Biblia hebrea, se encuentran todavía en la producción tardía de la literatura
cristiana primitiva, pues hay que tener en cuenta que la Septuaginta o Biblia
griega del judeo-helenismo continuó siendo el libro sagrado de la cristiandad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">4. <u>Bilingüismo</u>. La causa de toda una serie
de semitismos radica quizás en que la lengua vulgar en la que se producen se
practicaba en un ambiente bilingüe. Paganos y cristianos, así como judíos que
hablaban griego o arameo, o ambos idiomas, convivieron estrechamente en muchas
ciudades de Siria y Palestina.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">5. <i><u>Préstamos</u></i> del hebreo y del arameo
aparecen en la lengua griega, debido a las razones más diversas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*Los orígenes del género biográfico se remontan al
Perípato de Aristóteles en Atenas, de tal manera que la finalidad de las
biografías o trabajos biográficos preparatorios, era presentar en forma de
«vida» (<i>bíos</i>) los principios de las doctrinas filosóficas, de las normas
de conducta (<i>éthos</i>) y de la formación del carácter (<i>páthos</i>). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*La <i>biografía</i> como género literario es una
creación del Helenismo, y la razón de su creciente importancia estriba en el
descubrimiento helenístico de la personalidad individual y de su significación.
<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*Otro género literario helenístico a tener en
cuenta es la <i>aretalogía</i>, esto es, la narración de los hechos prodigiosos
de un dios o de un héroe. La aretalogía no procede directamente de un interés
biográfico, aunque se halle estrechamente relacionada con la concepción
helenística de la personalidad individual. Para la sensibilidad griega, las
actitudes humanas especiales o extraordinarias no eran en el fondo otra cosa
que los poderes divinos manifestados en los acontecimientos del presente. Es
una creencia típicamente helenística, la cual se remonta a finales del siglo IV
a. C., que el poder divino se manifiesta de manera inmediata en los grandes
poetas, filósofos y gobernantes. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*Los comienzos de la <i>novela</i> griega, como
género literario, se remontan al siglo II a. C. La novela es una típica
expresión literaria helenística del conocimiento de la existencia humana. La
novela reconcilia al ser humano con el destino, que a menudo parece privar de
sentido a la vida misma, pues el género tiene siempre un final feliz. De la <i>biografía</i>
llega a la <i>novela</i> el relato del nacimiento, o la procedencia milagrosa,
y la descripción de la actitud moral ejemplar del héroe o de la heroína. La
relación de la virtud y del carácter (<i>pathos</i>) con el modo de vivir y con
el destino es algo que la novelística ha tomado de la biografía filosófica. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt;">Jenócrates</span></u><span style="font-size: 14pt;"> († 315 a. C.).
Filósofo griego, discípulo directo de Platón, a cuya muerte se hizo director de
la Academia de Atenas. Inspirándose en la demonología de su maestro, distinguió
entre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">démones</i> (plural de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">daimon</i> = demonio) buenos y malos (estos
últimos se movían en el mundo sublunar). De hecho, relativizó la distinción
entre dioses y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">démones</i>. Su
pensamiento contribuyó a profundizar en la evolución de la concepción dualista
del mundo en la cosmología y en la antropología del periodo helenístico. La
demonología de Jenócrates recoge las manifestaciones de Platón sobre las dos
almas del mundo: una buena y otra mala, respectivamente responsables de las
actuaciones de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">démones</i> buenos y
malos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt;">Filón
de Larissa</span></u><span style="font-size: 14pt;">
(ca. 159 – ca. 84 a. C.). Filósofo griego, natural de esa ciudad de Tesalia.
Miembro de la Academia platónica. Con él comenzó la superación del escepticismo
moderado que se había iniciado con Arcesilao y continuó con Carnéades, ambos en
pugna con la Stoa. Fue maestro de Cicerón. Le sucedió, al frente de la
Academia, Antíoco de Ascalón.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt;">Antíoco
de Ascalón</span></u><span style="font-size: 14pt;">
(ca. 140/125 – ca. 68 a. C.). Filósofo helenístico. Nació en esa ciudad costera
del Levante mediterráneo, al N de Gaza. Sucedió a Filón de Larissa al frente de
la Academia platónica en Atenas. En continuación con lo emprendido por su
antecesor, rompió definitivamente con el escepticismo y con la pugna con la
Stoa. Inició una nueva época, pues desde entonces los pensadores vinculados a
la Academia se denominaron «platónicos». Al mismo tiempo, la Academia como
escuela filosófica concreta radicada en Atenas, comenzó a perder importancia. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt;">Filón
de Alejandría</span></u><span style="font-size: 14.0pt;"> (ca. 20 a. C. – ca. 45
d. C.). Filósofo judío helenizado. Máximo ejemplo de que la base del
pensamiento del periodo helenístico tardío había llegado a ser una especie de
estoicismo platonizante. Su método exegético, el alegórico, es estoico, al
igual que su interpretación de las figuras del AT como virtudes. Su idea de
Dios ofrece también rasgos estoicos: Dios es inmutable y eterno; es la fuerza
básica del cosmos en cuanto persona (Filón no logra despojarse de los rasgos
personales de Dios en el AT). Asimismo, Filón identifica a Dios con la
naturaleza, y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">logos</i>, como en el
estoicismo, es la potencia divina que todo lo penetra. A pesar de ello, la
cosmovisión de Filón, especialmente su antropología, es platónica. El mundo
visible, tal cual es transmitido por los sentidos, no sólo es transitorio, sino
que se caracteriza por predicados negativos. El alma (o el espíritu) tiene su
origen en el mundo divino. Mientras el espíritu habita en el cuerpo, se halla
preso entre las redes de la existencia terrena, de la que debe liberarse. La
percepción verdadera de la esencia de la realidad no es posible a través de los
sentidos. Sólo el espíritu humano puede conocer a Dios y al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">logos</i>, para lograr la liberación del
mundo visible a través de la sabiduría y el ejercicio de la virtud; sólo así
vencerá el espíritu al cuerpo y será capaz de retornar a su patria, el mundo
celeste. Filón no considera simplemente el mundo material como la causa del
mal, del vicio, sino que concibe al cuerpo como un lugar absolutamente extraño
por contraste con la patria celestial y como una vestimenta impropia para el
alma divina. Otro elemento platónico de la cosmología de Filón es que Dios creó
en primer lugar el mundo de las ideas como el prototipo del mundo visible.
Filón concibe el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">logos</i> tanto en
términos platónicos como estoicos. Según la Stoa, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">logos</i> es el poder que gobierna el Universo todo; pero en sentido
platónico es también la imagen de Dios, según la cual el hombre ha sido creado.
Por esta razón, el ser humano pertenece a Dios en su verdadera esencia y es
fundamentalmente diferente del mundo visible.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt;">Epicuro
de Samos</span></u><span style="font-size: 14.0pt;"> (341 – 270 a. C.). Filósofo
griego. Sólo se conservan de él tres cartas doctrinales. Establecióse en Atenas
en 306, donde fundó una escuela, «El Jardín». Todas las percepciones
sensoriales son verdaderas. Atomista. Materialista. Su filosofía pretende ser
un sustituto de la religión. Creía en los dioses, aunque éstos no tienen nada
que ver con los hombres. De ahí que careciera de sentido adorarlos, invocarlos
u ofrecerles sacrificios. Independencia absoluta del individuo. Todo ha de
subordinarse al individuo. El proceso de los acontecimientos naturales sigue
unas leyes derivadas del movimiento de los átomos. Los dioses son innecesarios.
No existe una realidad espiritual fuera del mundo material -al cual también
pertenece el alma- compuesto de átomos. La religión y la piedad no pueden
relacionarse con poderes trascendentales. El fin del hombre sabio es la
verdadera felicidad (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">eudaimonía</i>) y la
amistad. Ambos conceptos eran interpretados de manera religiosa, esto es, como
conceptos asociados a una religión puramente terrenal, concretada en una
determinada forma de asociación, donde se cultivan aquéllas. El Jardín ofrecía
concomitancias con las asociaciones mistéricas, llegándose incluso a divinizar
a su fundador. Todos los actos de la comunidad, de la asociación, iban
encaminados a fortalecer al individuo, a proporcionarle la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eudaimonía</i> y la imperturbabilidad del alma. Mientras que las
religiones mistéricas prometían una salvación más allá de la vida terrena, la
meta religiosa de la verdadera felicidad epicúrea era concebida sólo para el
más acá. El epicureísmo como una especie de armonía nihilista. Gracias a ella
el sabio podía hacer realidad en su propia vida la inexistencia de todos los
afectos y vivencias. Superación de la muerte, que no debe preocupar nada al
hombre, ya que cuando la vida <i style="mso-bidi-font-style: normal;">es</i> la
muerte no <i style="mso-bidi-font-style: normal;">es</i>, y a la inversa.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt;">Stoa</span></u><span style="font-size: 14.0pt;">. Escuela filosófica helenística fundada por Zenón de
Citio (ca. 333 – ca. 264 a.C.), oriundo de esa ciudad de Chipre. Hacia el 300
llegó a Atenas, donde enseñaba en un pórtico del ágora, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Stoa Poikile</i>; de ahí el nombre de este movimiento filosófico. A su
muerte le sucedió como jefe de la escuela Cleantes (ca. 331 – 232 a. C.),
nacido en Aso (Assos, Assus), ciudad de Eolia, al NO de Asia Menor. El tercer
dirigente de la escuela fue Crisipo († ca. 205 a. C.), natural de Soloi (Soli,
Pompeiopolis), en la costa de Cilicia. El estoicismo, desde el principio, fue
cosmopolita y panteísta. Preeminencia de la ética: la virtud es el único bien
que existe. Bienes materiales, ambiciones políticas y pasiones humanas son
falsificaciones y perversiones del destino moral del hombre. La ética estoica
se desliga de todas las motivaciones externas y empíricas que están presentes
en la estructura social del mundo y en los deseos del hombre. Para Zenón de
Citio, el único fin (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">telos</i>) de la
acción humana es vivir de acuerdo con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">logos</i>
(razón); para Crisipo, vivir de acuerdo con la naturaleza (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">physis</i>). Aquí no se entiende por «naturaleza» el mundo natural y
visible, sino la «naturaleza» específica del hombre, esto es, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">logos</i> o discernimiento racional, que se
identifica con la razón que gobierna el cosmos. Para la Stoa, «de acuerdo con
la naturaleza» = «de acuerdo con la razón». La cosmología de la Stoa se inspira
en dos fuentes: la fe en el destino concebido astrológicamente y los
conocimientos de las ciencias naturales. De aquí surge una visión cosmológica
estrictamente determinista y materialista del curso de los acontecimientos. No
obstante, el orden del cosmos no es un determinismo sin sentido, sino un
conjunto perfecto de leyes en el que todo está ordenado de manera perfecta.
También debe recordarse que, para la formulación de su cosmología, la Stoa
recurrió a los conceptos astrológicos universalmente válidos (que en el siglo II
a. C. se confundían con los astronómicos). Por lo que atañe a la psicología, es
la doctrina de los afectos (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">pathos</i>).
Todos los afectos -deseo, temor, placer, arrepentimiento, compasión- pertenecen
a los estados enfermizos del alma, de los que debe liberarse el sabio para
alcanzar la impasibilidad (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">apatheia</i> o
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ataraxia</i>). El filósofo se convierte
en el médico del alma. El estoicismo, como el epicureísmo, piensa que sólo lo
que concierne al individuo debe ser tomado en consideración. La Stoa es en gran
parte responsable de que se formara en el Helenismo el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ideal del sabio</i>. Aunque la Stoa coincide con el epicureísmo en que
la meta del hombre es la felicidad (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">eudaimonía</i>),
esto es, que el individuo viva de acuerdo consigo mismo, superando así el
imperativo del destino, la diferencia estriba en que mientras Epicuro predicaba
que el sabio debe retirarse del mundo, el sabio estoico se distingue por su
relación paradójica con las cosas del mundo. La Stoa plantea una suerte de
teología panteísta, en la que Dios y el mundo son una misma cosa. Aunque
materialistas como los epicúreos, los estoicos no se imaginaban el curso del
mundo como un proceso mecánico. Aceptaban un principio racional, el Logos, que
todo lo gobernaba. La Stoa desarrolló el método alegórico con el fin de
presentar su nueva concepción del mundo. A ello le movió una veneración por los
dioses tradicionales, al menos en Zenón de Citio. Se trataba de reinterpretar
los mitos. Ello permitió el surgimiento, por vez primera en la Antigüedad, del
método clásico de interpretación (sobre todo en los textos homéricos), adoptado
después por los teólogos judeohelenísticos (Filón de Alejandría) y cristianos
(Justino Mártir) en la exégesis bíblica. En la evolución de la Stoa ocupa un
papel destacado Panecio de Rodas (ca. 180 – 111 a. C.), quien puso el acento en
una enseñanza ética orientada hacia una conducta práctica que se apoyaba en
Sócrates, Platón y Aristóteles. Su influencia en Cicerón fue muy grande.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt;">Posidonio
de Apamea</span></u><span style="font-size: 14.0pt;"> (135 – 50/45 a. C.).
Pensador estoico, científico, político e historiador griego natural de esa
ciudad de Siria. Creía que el diámetro del Sol era 39 veces y media mayor que
el de la Tierra, mientras que según cálculos anteriores era mucho más pequeño
(hoy sabemos que ese diámetro es 109 veces el terrestre). Estimó la distancia
del Sol a la Tierra en 6.545 veces el diámetro terrestre (en realidad es 11.741
veces). Como historiador, Posidonio considera que la Historia camina guiada por
la divina providencia (este concepto estoico sustituye a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">týchē</i> – <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tyche</i> [casualidad, suerte, destino] de Polibio como última causa de
la Historia), pero, por otra parte, es una permanente prueba de la continua
decadencia de la cultura y la moralidad. Como filósofo se vinculó a la Stoa,
acogiendo, además, en su sistema categorías esenciales del dualismo platónico
(ver: Jenócrates). En su cosmología distinguía dos mundos: el celestial,
supralunar, imperecedero o inmutable, y el sublunar, sujeto a cambios
permanentes y a la desaparición. Quizás fuese el iniciador de la antropología
tricotómica: el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">espíritu</i> humano
procede del Sol; el mundo intermedio, la Luna, le provee de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">alma</i>, que, a su vez, se mantiene unida
al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cuerpo</i> terreno del mundo sublunar
comunicándole la capacidad vital. Al morir el hombre, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">espíritu</i> se libera del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">alma</i>
y vuelve a sus orígenes solares. Posidonio, como filósofo estoico, recogió
muchos elementos presocráticos, platónicos y aristotélicos, distanciándose
claramente de Epicuro.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt;">Diógenes
de Sínope</span></u><span style="font-size: 14.0pt;"> (ca. 400/390 – 328/323 a.
C.). Filósofo griego, natural de esa ciudad de Paflagonia, en la costa S del
Mar Negro. Fundador de la Escuela cínica. Le llamaban el «perro» (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kyon</i> - <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kȳon</i>), por su falta de pudor y su decisión a la hora de rechazar
los valores culturales y las convenciones dominantes. Su frugalidad e impudor
era una forma de rechazo frontal de las convenciones. La filosofía cínica, en
lugar de dedicarse a la formación y proclamación de una doctrina, se
concentraba en la creación y exhibición de ejemplos drásticos de comportamiento
práctico. De la predicación del filósofo mendicante surgió la «diatriba» (=
«pasatiempo»). A lo largo del siglo III a. C. el método de discusión de la
«diatriba» desbancó al diálogo platónico como estilo filosófico. La «diatriba»
se dirigía a los no iniciados.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">Evemerismo</span></u><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">. </span><span style="font-size: 14.0pt;">Teoría
hermenéutica de la interpretación de los mitos creada por Evemero de Mesenia
(340 – 260 a. C.) en su obra <i>Hiera anágrafe</i> <span style="mso-bidi-font-style: italic;">(<i>Inscripción sagrada</i>)</span>, de la
que solamente quedan resúmenes, y según la cual los dioses paganos no son más
que personajes históricos de un pasado mal recordado, magnificados por una
tradición fantasiosa y legendaria. Helmut Köster, en 1980, afirmaba que la
doctrina de Evemero de Mesenia sobre el origen de los dioses fue la que más eco
tuvo en la Antigüedad. Aunque se la consideraba una forma de ateísmo, Köster se
resiste a calificarla de ateísmo radical. La interpretación de Evemero se
remonta a Homero, para quien los dioses se comportan, obran y sienten de manera
similar a los hombres. Pero quien más influyó en Evemero fue Hecateo de Abdera
(natural de esa ciudad marítima al SO de Tracia, en el límite con Macedonia)
(ca. 350 – 290 a. C.), quien había recogido la idea egipcia de que los dioses
de Egipto habían sido anteriormente reyes, fundadores de Estados, impulsores de
leyes y maestros de los hombres. Pero Evemero dio un paso más atrevido que
Hecateo de Abdera. Urano, Cronos y Zeus, junto con sus respectivas esposas,
Hestia, Rea y Hera, también habían sido reyes en la antigüedad. Las luchas
míticas de los dioses contra los titanes no son más que las luchas e intrigas
palaciegas de los reyes y potentados. Evemero caracteriza al propio Zeus con
los rasgos de Alejandro Magno. En síntesis, Evemero destronó a los dioses.
Asimismo, los degradó, convirtiéndolos en héroes. Por lo tanto, debían ser
adorados como tales héroes o como soberanos divinizados. La antigua fe en los
dioses viose sustituida en la época helenística por la fe en las estrellas y en
la astrología, por la creencia en los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">démones</i>
(demonios, buenos o malos) y en la magia.<span style="mso-bidi-font-style: italic;"><o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*La extraordinaria importancia que alcanzó la
astrología durante el periodo helenístico se debe a tres factores: a) la
penetración de la astrología babilónica, pues es en Mesopotamia donde se halla
el origen de este culto a los astros; b) los avances de la astronomía, sobre
todo en Alejandría, hasta el punto de que incluso puede hablarse de una
astrología practicada sobre una base científica; c) la relevancia que la nueva
religión filosófica del Helenismo, especialmente el estoicismo, concedió a los
astros.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;">Además de Hiparco de Nicea, eminente astrónomo
griego que vivió temporalmente en Alejandría y </span><span style="font-size: 14.0pt;">enseñó fundamentalmente en Rodas del 160 al 125 a. C., quien estaba
convencido de la verdad de la astrología, también circuló un libro en ese mismo
siglo II, con el nombre de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hermes
Trismegisto</i>, muy relevante en el campo de la literatura hermética
posterior. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La
astrología se presentó desde el principio en el Helenismo como un sistema
científico consecuente, pero sólo pudo imponerse porque sirvió de marco a una
nueva interpretación religioso-filosófica del mundo. Con la crisis y
descomposición de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pólis</i> y el
consiguiente aumento del cosmopolitismo y del universalismo, los dioses
locales, protectores de la ciudad-estado griega, dejaron de tener relevancia,
siendo sustituidos por divinidades de carácter universalista. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Para
la formulación de su cosmología, la Stoa recurrió a los conceptos astrológicos
universalmente válidos. La astrología ofreció el marco para presentar a los
antiguos dioses bajo nuevas formas de poder universal. Zeus se convirtió en
Júpiter; Afrodita en Venus; Cronos en Saturno y Hermes en Mercurio. Los días de
la semana se fijaron según los planetas, el Sol y la Luna. Los griegos dieron
preeminencia al Sol, frente a los babilonios, que se lo concedieron a la Luna.
En época roma se habla ya de «Sol invencible» (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sol invictus</i>), el símbolo más poderoso del paganismo frente al
cristianismo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La
imagen del mundo construida por la astrología de la época helenística introdujo
una noción negativa, que después no fue posible eliminar o exorcizar: la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">heimarmene</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">heimarménē</i>), esto es, el «destino». El vocablo deriva de un verbo
griego que significa «recibir la parte que le corresponde a uno». Ya la
tragedia griega había hablado de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ananke</i>
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">anánkē</i>), es decir, la «necesidad»
imprevisible, poder misterioso de la vida humana. Aristóteles definió la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anánkē</i> como «aquello que es contrapuesto
al movimiento de la libre elección» (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Metafísica</i>,
libro V, cap. 5, 1015 a). Pero la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anánkē</i>
no es un poder que convierta la vida humana en absurda y sin sentido. Impide
únicamente que el hombre pueda hacer un cálculo previo de su vida,
convirtiéndola así en vida auténtica, llena de secretos, y situando al hombre
en su verdadera condición humana.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">En
el Helenismo, por el contrario, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">heimarménē</i>
y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anánkē</i> se confunden e intercambian.
Con ambos vocablos se alude a un poder que predetermina la vida humana con un
cálculo perfecto. Se trata de la diosa que posee el poder definitivo sobre
todas las cosas, el destino que está en las estrellas. Filón de Alejandría fue
muy crítico con ambos términos. Para él, «al destino (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">heimarménē</i>) y a la necesidad (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">anánkē</i>)
los convierten [los babilonios] en dioses y de esta forma llenan la vida humana
de una gran impiedad, pues enseñan que … los cuerpos celestes determinan tanto
el bien, como su opuesto, para todo ser viviente». Lo que Filón nos está
diciendo es que la concepción helenístico-astrológica del «destino» y de la
«necesidad» no deja margen alguno para la libertad, pues la imagen del mundo de
la astrología entrega al hombre en manos del destino. La creencia en las leyes
de las estrellas, a las que estarían subordinados los hombres, propició un
determinismo astrológico cada vez más extendido. De igual manera se extendió la
magia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">Orfismo</span></u><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">. Sus orígenes no están claros. Sobre el propio
Orfeo, cantor de Tracia que vivió en tiempos de Homero, sabemos muy poco. Los
comienzos del orfismo se hallan en estrecha conexión con la formación de mitos
en la Grecia arcaica. Algunas teogonías del siglo VI a. C. eran órficas.
Existen testimonios del siglo III a. C. de misterios órficos completos. El
misticismo órfico evolucionó sobre todo en el sur de Italia, antigua sede de
los pitagóricos. Es posible que, en esta región, en el siglo IV a. C., se
fusionaran el orfismo y el pitagorismo. La teología órfica tiende hacia el
monoteísmo. La fórmula «sólo hay un dios» aparece por vez primera en un texto
órfico del siglo III a. C. Pero también se mantiene, aunque con otra forma, la
especulación politeísta de las antiguas teogonías órficas. La influencia más
profunda del orfismo se ejerció a través de la doctrina de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">transmigración de las almas</i>, así como
con las ideas sobre el infierno y el castigo después de la muerte. El orfismo y
el neopitagorismo parecen haber sido catalizadores para la formación y
divulgación de la idea de la inmortalidad en época helenística. Platón había
sido el primero en adoptar las concepciones órficas sobre los castigos
ultraterrenos en conexión con sus explicaciones sobre la justicia y la
retribución.</span><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*Durante el periodo helenístico se desarrolló un <u>proceso
sincretista de la religión</u>, entendiendo por tal una mezcla gradual de la
religión griega con las religiones orientales. Los trasvases fueron
permanentes, tanto como consecuencia de los movimientos de las personas como
por influencia de la cultura y de la filosofía. Los reyes helenísticos
favorecieron la helenización religiosa, aunque respetaron por regla general los
cultos locales. Por su parte, mercaderes, esclavos, marinos y soldados
provenientes de Oriente, llevaron a Grecia y a las islas del Egeo muchos cultos
de su patria de origen. El desarrollo sincretista, además, estuvo marcado por
tres factores: a) la helenización de las religiones orientales; b) la penetración
de los conceptos que dominaban la nueva experiencia religiosa del Helenismo en
las más diversas religiones de origen griego y oriental; c) la reinterpretación
en la línea de la cultura universal de antiguos conceptos religiosos heredados,
aunque separados de la tradición local originaria.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">El fenómeno sincretista supremo fue la creación
intencionada de una nueva religión universal en el ámbito helenístico, a base
de elementos de procedencia tanto griega como oriental. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*A partir de Alejandro, los dioses de las naciones
y de las ciudades independientes perdieron influencia en la política exterior.
También perdieron progresivamente influencia y poder político los santuarios
centrales de las anfictionías (ligas estatales), tanto en las regiones orientales
como en las antiguas regiones griegas. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*En la época helenística pasó a un segundo plano la
importancia política de los santuarios oraculares. Sólo el oráculo de Apolo en
Delfos (en la Fócida) conservó hasta finales del siglo II a. C. una parte de su
influencia política exterior. Otra excepción era el oráculo del célebre templo
de Apolo en la ciudad de Dídima (Didyma), unos 20 km al S de Mileto. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Por el contrario, experimentaron un nuevo esplendor
las profecías de las <i>sibilas</i>. Las más célebres fueron la Sibila Eritrea
(ciudad de Jonia, frente a la isla de Quíos) y la Sibila Cumana (por la ciudad
de Cumas, en la Campania). Los libros sibilinos, donde se recogían desgracias y
cambios trágicos en el destino del mundo, con tendencia crítica de orígenes orientales
hacia la cultura griega y romana imperante, influyeron en la literatura
apocalíptica posterior, tanto entre los judíos como entre los cristianos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">En época helenística y romana, el éxito de un
oráculo dependía de su postura respecto de las necesidades de su tiempo, siendo
éste el dilema de Delfos, demasiado apegado a la tradición. El único oráculo
que supo acomodarse a su época, no sólo en los procedimientos formales, sino
también en lo teológico, fue el de Apolo en la ciudad jonia de Claros (Klaros),
en Asia Menor (cerca de Colophon, entre Esmirna y Éfeso). También proliferaron
falsos profetas, oportunistas y deseosos de ganancias, como Alejandro de
Abonuticos (Abonoteichos, ciudad de Asia Menor situada en Paflagonia y ribereña
del Mar Negro / también se llamó Ionopolis).<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<u>Asclepio</u>. Era el dios sanador del panteón
griego. Cada santuario a él dedicado contenía uno o dos templos consagrados al
dios (Asclepeion). Su culto proviene de Tesalia, pero a partir del siglo V a.
C. el centro de su culto se trasladó a Epidauro, en el Peloponeso. Los <i>asclepeia</i>
(plural de <i>asclepeion</i>) más importantes estuvieron, además de en
Epidauros, en la ciudad de Kos y en Pérgamo. Estos santuarios se hallaban fuera
de la ciudad. Constituían verdaderos recintos sanitarios, con servicio
hospitalario y de atención médica. Estos inmensos recintos albergaban templos
(dedicados a Asclepio, a su hija Hygieia, a Apolo y a Artemisa), casas de baños,
una biblioteca, un teatro, un gimnasio, un estadio, salas para los
tratamientos, incluida la llamada <i>ábaton</i> (donde el dios se aparecía en
sueños a los que buscaban curarse), y una residencia de huéspedes (<i>katagógion</i>),
que en Pérgamo disponía de 160 habitaciones. Se dispensaban tratamientos
médicos sistemáticos y curaciones psicosomáticas (con paños, deportes, lecturas
y conferencias). Los instrumentos quirúrgicos eran sofisticados. En ocasiones,
los sacerdotes se oponían a la administración de la medicina científica. Los
enfermos muchas veces no distinguían entre medicina y curanderismo, aunque
predominó la primera. Asclepio era el más popular y el más humano de los dioses
griegos, muy querido por los pobres, necesitados y enfermos. Se le asociaban
curaciones milagrosas. Sus templos recibían constantes donaciones y ofrendas.
La curación de los enfermos, que eran tratados como individuos, exigía casi
siempre un estado «puro» del paciente, entendido como una exigencia de tipo
moral. Asclepio era el «salvador» (<i>Sōtēr</i>), el bienhechor y el «amigo de
los hombres». <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;">*<u>Los misterios de Eleusis y Samotracia</u>. El
concepto de «misterios» (</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14.0pt;">μυστήρια</span></i><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;">) se utiliza a partir del
siglo V a. C. para designar las ceremonias sagradas en el culto de Deméter, de
los Cabiros (enigmáticas divinidades ctónicas [telúricas, del inframundo]) y de
otras divinidades. También existía la palabra </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="background: white; font-size: 14.0pt;">ὄργια</span></i><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"> («orgías» = «ceremonias
rituales»), que se empleaba sobre todo en referencia al culto a Dioniso. Por
último, otro concepto más genérico es el de «iniciación» (<i>τελετή</i>). El
culto de Deméter en Eleusis (ciudad del Ática) tuvo una importancia definitiva
en la evolución del concepto griego y helenístico de los misterios.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">El santuario de Deméter en Eleusis estaba situado a
30 km al W de Atenas. De todo el panteón, Deméter, aunque de origen minoico,
era la más griega de todas las deidades y tenía un profundo arraigo popular.
Era la «madre de los cereales». Su festividad principal era la fiesta de la
siembra de primavera, las tesmoforias. La leyenda cultual de Deméter (<i>hieròs
lógos</i>) se nos ha conservado en un himno homérico del siglo VII. Es preciso
conocer el mito de Deméter y su hija Perséfone (consultar). Por desgracia
tenemos un conocimiento fragmentario de las ceremonias y ritos asociados a los
misterios de Eleusis. La Sala de Iniciación de los Misterios era el <i>Telesterion</i>,
un especio cerrado que en su forma más amplia tenía unos 60 x 55 m con una
techumbre sustentada por 42 columnas, sujeto a diferentes fases constructivas,
desde Pisístrato, ca. el 525 a. C., hasta la reconstrucción de Marco Aurelio en
el 170 (ver el PowerPoint de la arquitectura griega). Los ritos y ceremonias constaban
de tres fases: iniciación, consagración y consagración superior. Como
preparación de las ceremonias se practicaba el ayuno, y durante aquéllas se
consumía una bebida de cebada. En la consagración superior, el «hierofante»
(esto es, «el que muestra algo sagrado»), que era el más alto funcionario del
culto en Eleusis, presentaba un objeto sagrado (probablemente, una espiga). El
iniciado participaba de esta forma en los secretos divinos de la naturaleza que
cada año se renueva y vuelve a hacer crecer los frutos del campo. Parece ser
que lo especial en Eleusis consistía en que el rito tenía que ver con el ámbito
de la muerte y su superación. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Santuarios mistéricos los había también en la
ciudad de File (Phyle, hoy Fyli), al N de Atenas; en el Peloponeso, en
Megalópolis, dedicados a las grandes diosas de esta ciudad; en Licosura
(Lycosura, en el distrito de Parrhasia, cerca del monte Licaeus), ciudad del S
de Arcadia, dedicados a la diosa Despoina, hija de Deméter y Posidón; y en la
ciudad de Andania, al N de Mesenia, muy cerca de la frontera con Arcadia. Los
de Megalópolis y Lycosura estuvieron influenciados por los misterios de
Eleusis; los de Andania por los de Phyle. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Otros misterios griegos muy famosos eran los
celebrados en el santuario de los Cabiros (divinidades ctónicas [telúricas, del
inframundo] adoradas antes de que los griegos procedentes de la isla de Samos
colonizasen Samotracia, ca. el 700 a. C.) en la isla de Samotracia. Se
difundieron mucho, sobre todo a Jonia y a las islas del Egeo, por el empeño
propagandístico de sus sacerdotes, a diferencia de la actitud de los de
Eleusis. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<u>Dioniso</u>. La religión mistérica griega más
importante fue la de Dioniso. Sólo estaba destinada a los iniciados, siendo,
por tanto, muy exclusiva. El culto a Dioniso en Grecia es el resultado de la
convergencia de <u>dos tradiciones cultuales</u>. 1. La primera es aquella que
sitúa el culto a Dioniso en Tracia. Su madre era Sémele (Semele), la diosa
tracio-frigia de la tierra. En estas regiones Dioniso fue primordialmente un
dios de la fertilidad y del crecimiento de los frutos del campo. En este culto
sólo participaban mujeres. En pleno invierno se celebraban las fiestas
orgiásticas de Dioniso, donde las mujeres caminaban en tropel por las arboledas
y las montañas boscosas. Se practicaba la omofagia (descuartizar vivo a un
animal y comérselo crudo). Las sacerdotisas de Dioniso eran las bacantes
(Dioniso = <i>Bákchos</i>, en latín, <i>Bacchus</i> = Baco). Eurípides, en <i>Las
Bacantes</i>, nos ha dejado un monumento imperecedero de este culto. 2. La
segunda tradición cultural es la que hace proceder a Dioniso de Frigia (de ahí
el nombre lidio de <i>Bacchus</i>). Aquí Dioniso es un dios de los árboles
frutales y también del vino. Su festividad principal es la fiesta de la
primavera («Antesterias»). Su símbolo es el falo, aunque nunca se representó a
Dioniso como una deidad itifálica. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Como hemos dicho, ambas tradiciones cultuales
convergieron en Grecia en un único culto a Dioniso. Éste, en época helenística,
era el más popular de los dioses, junto con Asclepio. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">En lo que atañe a los misterios dionisiacos,
participaban tanto hombres como mujeres, hierofantes y bacantes. Lo mismo
sucedía en las orgías. Sacerdotes y sacerdotisas dirigían las diversas
agrupaciones (<i>thíasoi</i>) que participaban en los misterios dionisiacos.
Aunque en Asia Menor el culto a Dioniso era menos exclusivista, en Grecia el
culto de los misterios dionisiacos sagrados estaba apoyado en profundas
concepciones místicas. Sobre todo, en la Magna Grecia, el culto era tan
exclusivo (sin desdeñar su afán misionero), que Roma, en 186 a. C., promulgó el
famoso <i>Senatus Consultum de Bachanalibus</i>, tratando de frenar los
misterios dionisiacos. La influencia de este senado-consulto duró varios
siglos. También estuvo muy extendido el mito de la muerte y resurrección de
Dioniso, el cual servía de nexo de unión para la esperanza de la inmortalidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;">Serapis e Isis</span></u><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Mito de Isis: Osiris y Set son hermanos gemelos.
Set descuartiza a Osiris y arroja los pedazos al Nilo. Neftis, la esposa de
Set, junto con Isis, lloran la pérdida y emprenden su búsqueda. Encuentran a
Osiris y recomponen los trozos. Isis despierta su falo y queda encinta,
pariendo a Horus (Harpócrates = Horus niño). Anubis entierra el cadáver de
Osiris, que se convierte en rey de los muertos, mientras que Horus reina sobre
los vivos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">En época helenística, de la unión de Osiris y de
Apis (el buey sagrado, de época preptolemaica, adorado en Menfis) surge el dios
Oserapis. Fue Ptolomeo I Soter quien llevó el culto de Oserapis a Alejandría,
otorgándole rasgos griegos. El nombre de Oserapis se helenizó y se convirtió en
Serapis (Sarapis). El motivo principal de la creación de este nuevo culto fue
que los Ptolomeos deseaban legitimarse como sucesores de los faraones por medio
de la adopción de una deidad egipcia. Al mismo tiempo, la diosa Isis fue
introducida en el séquito de Serapis, adquiriendo una enorme influencia, hasta
el punto de triunfar sobre cualquier otra diosa o dios. Serapis, Horus y Osiris
cedieron el primer puesto a Isis. Acompañante de Isis es Anubis con la cabeza
de chacal. Pero el aspecto de Isis fue desde comienzos de la época helenística
completamente griego. Su imagen, modelada por artistas helénicos, expresaba
belleza, majestad, armonía y benevolencia. En ocasiones fue representada con
los rasgos de Afrodita. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">En cuanto a la iniciación en los <i>misterios de
Isis</i>, la principal fuente de información nos la proporciona el escritor
latino Apuleyo (ca. 125 – 180), nacido en la ciudad norteafricana de Madaura
(Madaurus, en el interior de la provincia romana de Numidia, en la actual
Argelia, a unos 100 km de la costa mediterránea). Esa fuente literaria es una
espléndida novela, las <i>Metamorfosis</i> o <i>El asno de oro</i>,
concretamente en los libros IX y XI. Pero Apuleyo no dice nada sobre lo que le
ocurría al iniciado en el interior del templo (en el <i>adyton</i>) donde
tenían lugar las ceremonias secretas. Es seguro que se trataba de un rito en el
que se experimentaba la muerte y un nuevo nacimiento. Pero esto no tiene lugar
como efecto de una participación en el destino de la divinidad, pues en el mito
no existen presupuestos para ello. En efecto, Osiris murió y fue señor del
mundo subterráneo, pero jamás se dice de él que resucitase. Además, Osiris no
desempeñaba función alguna en el rito. El texto de Apuleyo nos dice que la señora
del reino de los muertos es Proserpina, esto es, Isis. ¿Qué clase de obra
ejecuta Isis en favor de aquel que se acerca hasta su umbral en un camino que
no simboliza la muerte como tal, sino un viaje cósmico, es decir, el «viaje
celestial del alma» o el <i>descensus ad inferos</i>? <u>A los que han sufrido
una «muerte voluntaria», Isis los sitúa como a renacidos en un nuevo camino de
vida y de salvación. Pero ello no significa ni inmortalidad ni resurrección a
una vida eterna, sino más bien que el ya iniciado ha muerto a la vida anterior,
obteniendo así la posibilidad de una nueva vida al servicio de la diosa</u>.
Esta nueva vida es una experiencia del ser, en la que el iniciado está seguro
de formar una unidad con la diosa que domina el mundo todo (incluso el Averno).
De ahí que el iniciado esté bajo la protección de Isis después de la muerte. La
nueva vida alcanzada en la iniciación tiene, pues, su contrapartida en una
existencia después de la muerte. [Cuando San Pablo dice que los bautizados han
muerto con Cristo y que deben caminar en una vida nueva, roza estrechísimamente
las expresiones de los misterios de Isis]. La iniciación a los misterios de
Isis estaba reservada a unos pocos elegidos, pues los gastos financieros de la
iniciación eran cuantiosos. El cristianismo, por el contrario, democratizó el
misterio y lo independizó de cualquier condicionamiento de tipo material.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Cada templo dedicado a Serapis era llamado <i>Serapeion</i>
(plural: <i>serapeia</i>). En la época imperial romana hubo <i>serapeia</i> en
numerosas ciudades, destacando los de Pérgamo, Éfeso y Mileto. Estos santuarios
no albergaban una pequeña <i>cella</i> en su interior, sino que eran edificios
concebidos como recintos para asambleas, en ocasiones, como en Pérgamo, con
capacidad para más de mil personas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*El culto a <u>Cibeles</u>, la <i>Magna Mater</i>,
tiene su origen en Pesinunte (Pessinus), ciudad de Frigia, en Asia Menor. Era
una diosa salvaje de la fertilidad. Su culto iba acompañado de ritos
orgiásticos, donde se practicaba la autocastración. El amante de Cibeles es
Atis (Agdistis), quien también se castra en señal de luto a causa de su
infidelidad. Cuando los griegos, en la época arcaica, adoptaron el culto a
Cibeles, eliminaron los aspectos más salvajes del mismo. La única ciudad griega
en la que Cibeles es la diosa principal era Esmirna. La época helenística
asiste a un renacimiento del culto a Cibeles, aunque exiguo en Grecia. Sí tuvo
éxito en Roma, donde desde el 204 a. C. se permitió su culto, potenciado
después por el emperador Claudio. En Roma, la gran fiesta de la primavera,
dedicada a Cibeles, duraba del 15 al 27 de marzo. Los ritos de iniciación eran
probablemente un <i>misterium</i>, aunque los conocemos fragmentariamente. Es
posible que el 24 de marzo, el <i>dies sanguines</i>, se procediese a una
ceremonia de autocastración de los <i>galli</i>, sacerdotes de Cibeles de rango
inferior. También debió practicarse otro rito, llamado originariamente en
Frigia <i>taurobolio</i>, esto es, una «corrida de toros» en honor a la <i>Magna
Mater</i>, aunque desde comienzos de la época imperial el <i>taurobolio </i>se
traslada a Roma, como confirman testimonios de los siglos II y III. El
sacerdote bajaba a una fosa donde se sacrificaba un toro, subiendo después,
ensangrentado, con los testículos del animal, que eran consagrados. El sentido
del <i>taurobolio</i> se hallaba aquí en el poder simbólico de la sangre, que
borra las culpas y confiere al iniciado un nuevo nacimiento. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*<u>Sabacio</u>. Era un dios frigio (y tracio) de
Asia Menor, relacionado con Dioniso, como muestra su culto orgiástico. Conocido
por la Grecia clásica, su culto se extendió por el Occidente romano en época
helenística. Su culto tenía rasgos propios de los <i>misterios</i>. También se
trataba de un culto muy sincretista. En Asia Menor se le identificó a veces con
el «dios supremo», <i>Hýpsistos</i>, un culto monoteísta que observaba el
sábado. En el 139 a. C. fueron expulsados los judíos de la ciudad de Roma por
haber intentado identificar a Sabacio con Júpiter, creyendo los romanos que ese
Sabacio era Yahveh, aunque ello no puede demostrarse. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">*Fue Richard August Reitzenstein (1861 – 1931),
filólogo y teólogo protestante alemán, el primero en atribuir a las religiones
mistéricas una teología específica y una terminología mistérica concreta. La
crítica que se le ha hecho ha sido, sobre todo, que, bajo la denominación de
«religiones mistéricas», se refería a un fenómeno unitario universalista. Esta
crítica se resume en cuatro puntos: a) <u>muchos «misterios» no eran
manifestaciones religiosas</u>; b) la diversidad de ritos y concepciones
religiosas de los <i>misterios</i>, impiden hablar de una teología y de una
terminología válidas para todos ellos; c) la tesis de la procedencia oriental
de los <i>misterios</i> es extraordinariamente cuestionable, a excepción del de
Mitra, de origen iranio, cuyo culto se difundió en época romana, sobre todo
entre los soldados; d) los <i>misterios</i> más antiguos conocidos son los de
Eleusis y los de Samotracia, los cuales, aunque sus orígenes no fueran griegos,
fueron helenizados en la época arcaica; además, en la época helenístico-romana
las ideas en torno a los <i>misterios</i> proceden de Grecia y no del Oriente. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Para una serie de cultos orientales que se
transformaron en cultos mistéricos helenizados, la definición ligada a la
palabra griega <i>mystērion</i> no es suficiente para describir sus peculiaridades
propias.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">Entre las <u>peculiaridades de los <i>misterios</i>
del periodo helenístico</u>, sobresalen: 1) sólida organización de cada
comunidad, a la que los miembros se hallaban rígidamente sujetos; 2) admisión a
través de ritos de iniciación; 3) participación en asambleas regulares en las
que tenían lugar celebraciones sacramentales, como por ejemplo ágapes, de
acuerdo con ritos fijos; 4) obligación de mantener determinados preceptos
morales, y, a veces, también ascéticos; 5) apoyo mutuo de los miembros; 6) obediencia
al dirigente de la comunidad o del culto; 7) cultivo de diferentes tradiciones
sujetas a la disciplina del arcano. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-family: times;">El nivel social de los participantes en estos <i>misterios</i>
de la época helenística, incluía sobre todo a miembros de la clase media, aunque
también de las capas inferiores; raramente participaban ricos y personas
distinguidas. Las asambleas solían celebrarse en casas particulares.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-style: italic;">Para Helmut Köster, el cristianismo primitivo es
una religión mistérica, no un <i>mystērion</i> en sentido griego o un <i>misterio</i>
más como los que hallamos en el Helenismo. Ahora bien, la historia del
cristianismo primitivo muestra la diversidad regional que atañía a las
distintas comunidades. Por ejemplo, las distintas versiones de las «palabras de
la consagración» en la eucaristía, terminarían fundiéndose en una única fórmula
válida. Al principio del cristianismo, no puede hablarse de una interpretación
unitaria de la tradición; más aún, ni siquiera de una tradición unitaria. Si
para algunas agrupaciones cristianas el banquete eucarístico era una
celebración mistérica que garantizaba la inmortalidad personal, para otras era
un ágape comunitario orientado a la venida del salvador mesiánico. Cuando la
destrucción de Jerusalén en el año 70, hacía tiempo que las comunidades
cristianas se habían desligado organizativamente de la comunidad cristiana
originaria hierosolimitana. Varios centros se aseguraban su preeminencia a
nivel regional: Antioquía, Éfeso, Cartago y Roma. Algo parecido ocurrió entre
los judíos, quienes después del año 70 eligieron Jamnia (Yamnia, al S de Jaffa
– Haifa – Joppe) como sede del Sanedrín y </span><span style="font-size: 14.0pt;">donde
se creó, ca. el año 72, una academia rabínica por el gran erudito y rabino
Yohanan ben Zakkai, que estuvo funcionando hasta ca. el año 140. Fue entonces
cuando el Sanedrín se trasladó a la ciudad de Hawsha (Husha, a unos trece km al
E de Jaffa).<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Los
adoradores de Dioniso, Sabacio, Mitra, Isis y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Magna Mater</i>, pertenecieron a ese grupo de «religiones mistéricas»
helenísticas, entre las que debe contarse el cristianismo primitivo (con sus
muchas sectas y grupos), parte del judaísmo de la diáspora e incluso el
judaísmo ortodoxo. Este último se reconstituyó, como hemos dicho, en Jamnia
después del año 70. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Por
tanto, <u>la expresión «religiones mistéricas» no puede vincularse sin más,
desde el punto de vista teológico, al concepto de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">misterio</i> (<i>mystērion</i>)</u>. Lo que es evidente es que en el
periodo helenístico nos encontramos con una serie de creencias muy extendidas y
compartidas por la filosofía popular, los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">misterios</i>,
la magia y muchos círculos que se mantenían fieles a los antiguos dioses: la
cosmología, la fe en el destino, la creencia en el alma y la inmortalidad, la
demonología y la convicción de la existencia de fuerzas superiores. El lenguaje
en el que se hablaba de estas cuestiones no era una terminología especial de
las religiones mistéricas, sino que era en general el mismo lenguaje
religioso-filosófico del Helenismo. Se trataba de unos modos de expresión
religiosa propios de una época que tendía a interpretar mística y
religiosamente los conceptos filosóficos y científicos y que mostraba un
interés casi desorbitado por lo recóndito y misterioso. <u>Cuando los
cristianos se sirvieron también de este lenguaje, se expusieron, como es
lógico, a la sospecha de ser una religión mistérica más. De hecho, ellos mismos
designaban su ceremonia cultual central, la Eucaristía o Cena del Señor, como <i>mystērion</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;"> (en latín, <i>sacramentum</i>), lo mismo
que, a veces, también el mensaje de Jesús</span></u><span style="mso-bidi-font-style: italic;">.<o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia_Antigua/Alejandro-Diadocos-periodo%20helenistico(historia-civilizacion-cultura).rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt;"> Septuaginta.
También llamada Biblia de los Setenta, de los LXX o Biblia griega. Según una
leyenda, recopilación en griego <i style="mso-bidi-font-style: normal;">koiné</i>
(<span style="mso-bidi-font-style: italic;">la lengua «común» de la época
helenística y romana) de los textos hebreos y arameos de la Biblia hebrea
(aunque escrita ésta última en su mayor parte en hebreo, el llamado texto
masorético, hay algunos escritos, como el Libro de Daniel, el Libro de Esdras y
algún otro, redactados en arameo). La Septuaginta fue una empresa de traducción
llevada a cabo por expreso deseo del rey helenístico egipcio Ptolomeo II
Filadelfo (285 – 246 a. C.), quien, supuestamente, hizo traer desde Jerusalén
hasta Alejandría a 72 sabios judíos con esa finalidad. Hubo repetidas
revisiones de la Septuaginta, así como traducciones posteriores. Los LXX constituyen,
en cualquier caso, una valiosa comprobación de la exactitud del texto hebreo
masorético oficial, que también experimentó revisiones. La Septuaginta se
convirtió en la Biblia de los primeros cristianos.</span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></p>
</div>
</div><span style="font-size: x-large;"></span><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-46755988988660165242022-11-04T05:44:00.005-07:002022-11-04T07:31:14.909-07:00<p> <span style="font-family: times;">EL PROCESO DE HOMINIZACIÓN</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span><span style="font-size: x-large;">EL
PROCESO DE HOMINIZACIÓN</span></span><span style="font-size: 14pt;"> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 10pt;">Apuntes
de clase de D. Ignacio Marqués Merelo, Profesor de Prehistoria en la Universidad de Málaga, elaborados durante el curso</span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 10pt;">1974 – 1975,
con añadidos, aclaraciones y actualizaciones posteriores de Enrique Castaños, Doctor
en Historia del Arte.</span><span style="font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">EL
ESLABÓN PERDIDO</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
I. El antepasado</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Aquello
que intentamos dilucidar en estas líneas es ese eslabón que conecta al Hombre
con sus antepasados los Monos. Lo llamamos «eslabón perdido» porque todas las
pruebas sobre él estuvieron perdidas hasta hace relativamente poco tiempo.</span><span style="font-size: 14pt;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Los
primeros descubrimientos tuvieron lugar en 1848, en una cueva de Forbes Quarry
(la cantera de Forbes), en la cara N del Peñón de Gibraltar. El capitán Edmund
Flint, de la Royal Navy, halló el cráneo de una hembra adulta, que hoy se
admite como perteneciente al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
neanderthalensis</i>. Este cráneo femenino fue ignorado hasta 1907. Muy poco
después, en 1856, en el valle de Neander (un tramo del valle del río Düssel), unos
10 km al este de Düsseldorf, en Alemania (en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">land</i> de Renania del Norte-Westfalia), se encontró una parte de un
cráneo semejante al de un Hombre, perteneciente también a la especie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo neanderthalensis</i> (denominado así,
precisamente, por este descubrimiento en concreto). Asimismo, al lado de
algunos fósiles humanos, fueron hallados restos de piedras talladas que
parecían instrumentos. Posteriormente, en 1869, el geólogo Louis Lartet
descubrió cinco esqueletos, esta vez pertenecientes a un tipo humano que se
denominó de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cro-Magnon</i>, por el lugar,
una cueva, donde fueron encontrados, en la región de Dordoña, al SO de Francia.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">En
1891 – 1892, el anatomista y paleoantropólogo holandés Eugène Dubois (1858 –
1940) descubrió en las orillas del río Solo, en Trinil, al este de la isla de
Java, restos de un cráneo semejante al de un Hombre, estimándose su antigüedad
entre los 750.000 y el millón de años. Le llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pithecanthropus erectus</i> (Pitecántropo erecto u Hombre de Java). Un
fósil de un tipo algo similar fue descubierto en Alemania, el llamado Hombre de
Heidelberg (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo heidelbergensis</i>), un
preneandertal (es decir que no se trata de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>). Se trataba de una mandíbula inferior encontrada en
1907 en una mina de Mauer, cerca de Heidelberg. Estudiada en 1908 por el
antropólogo alemán Otto Schoetensack, se estimó su antigüedad en unos 640.000
años. También en Choukoutien, cerca de Pekín, entre 1921 y 1934, fueron
encontrados restos. Los hallazgos se fueron extendiendo, dándosele un nombre
científico al tipo de hombre que representaban: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">En
1921, en la mina Broken Hill de la localidad de Kabwe, en la región central de
Zambia, unos trabajadores descubrieron un cráneo muy completo perteneciente a
lo que terminó denominándose <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
rhodesiensis</i> u Hombre de Rodesia, un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pre-sapiens</i>.
Su antigüedad está estimada en unos 250.000 años, esto es, del Pleistoceno
medio (un periodo que se sitúa aproximadamente entre los 700.000 y los 130.000
años). El cráneo era de un individuo masculino adulto. En 2004 iba tomando
cuerpo la idea de que el Hombre de Rodesia forma parte de las poblaciones
africanas del Pleistoceno medio cuya evolución dio lugar únicamente a nuestra
especie, es decir, al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens</i>.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Otro
hallazgo importante para resolver la pregunta que de dónde provenía el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>, fue el realizado por la
antropóloga sudafricana Josephine Salmons en Taung, en el Transvaal, en
Sudáfrica, en 1924. El antropólogo australiano Raymond Dart, maestro de
Salmons, estudió los restos inmediatamente, un cráneo completo, perteneciente a
un Homínido al que denominó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
africanus</i> (Niño de Taung, de unos tres años de edad). Su cronología se
estimó en unos dos millones de años. Este fósil muestra el primer molar
permanente recién erupcionado.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">El
24 de julio de 1933 un obrero descubrió en medio de un muro de grava de una
cantera en la localidad de Steinheim an der Murr, cerca de Stuttgart (en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">land</i> de Baden-Würtemberg), un cráneo
femenino de unos 25 años de edad, cuya antigüedad se cifró entre 350.000 y
300.000 años. Se le conoce como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
steinheimensis</i> (Hombre de Steinheim) La mayoría de los paleoantropólogos lo
consideran perteneciente a la especie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
heidelbergensis</i>, esto es, un preneandertal. Probablemente se trate de un
ejemplar de transición entre el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
heidelbergensis</i> y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
neanderthalensis</i>.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Los
siguientes hallazgos fueron hechos por el paleontólogo británico-sudafricano
Robert Broom (1866 – 1951) en los decenios de 1930 y de 1940 en las cuevas de
Sterkfontein, en Sudáfrica, así como en otros dos lugares de Sudáfrica, siendo
tantos los restos encontrados que le permitió dividir estos fragmentos de
Australopitécidos en dos especies: el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plesianthropus
transvaalensis</i>, hallado en Sterkfontein en 1947, denominado posteriormente<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Australopithecus africanus</i>, un tipo
grácil, pequeño y delgado y con molares menores (el peso encefálico, esto es,
el peso de todo su cerebro, era de 436 gramos); y, en 1948, en los yacimientos
sudafricanos de Kromdraai y Swartkrans el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
Crassidens</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paranthropus Crassidens</i>),
debido a que los dientes ofrecían una gruesa capa de dentina (del latín <i style="mso-bidi-font-style: normal;">crassus</i>, grueso y sólido, y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dens</i>, dientes). Para Broom, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i> de Sterkfontein tenía
probablemente unos dos millones de años (Plioceno). En 1937-38, en Kromdraai y
Swartkrans, había hecho su hallazgo más destacado, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paranthropus robustus</i>, confirmando así las conclusiones de Raymond
Dart sobre el Niño de Taung. El peso encefálico, esto es, el peso de todo su
cerebro, del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paranthropus robustus</i>,
era de 523 gramos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Como
acabamos de decir, en 1947, en los rellenos de una cueva del valle sudafricano
de Sterkfontein, Robert Broom y John T. Robinson, hallaron un fósil, con el
cráneo prácticamente completo de un individuo adulto, asignado al sexo
femenino. Su antigüedad se cifra en 2,5 millones de años. Atribuido
inicialmente a la especie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plesianthropus
transvaalensis</i>, estudios posteriores revelaron que se trataba de un
ejemplar adulto de la misma especie que el cráneo del Niño de Taung, esto es,
que era un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus africanus</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 12pt;">Secuencia
definida en 2004: Pre-australopitecos→Australopitecos→Parántropos<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">En julio de 1959, el
matrimonio compuesto por Louis y Mary Leakey, descubrieron en la garganta de
Olduvai, al N de Tanzania, restos de fósiles Homínidos, que, en cierto sentido,
pueden ser considerados como el «eslabón perdido». El cráneo, de un individuo
juvenil de una forma robusta de Australopiteco, pertenecía a un tipo de Homínido
que se llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus Boisei</i>
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zinjanthropus Boisei</i> o, con más
rigor, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paranthropus Boisei</i>), y estaba
justo sobre una capa de cenizas volcánicas cuya antigüedad se determinó en
1.750.000 años. </span></span><span style="font-size: 14pt;">El
peso encefálico, esto es, el peso de todo su cerebro, era de 508 gramos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i> no era un Primate
antropoide. Vivía tanto en las orillas de la selva, como en campo abierto, pero
siempre sin alejarse del agua a más de un día de marcha. Vivía en pequeños
grupos de machos y hembras, con sus correspondientes crías, que eran llevadas
por sus madres. Caminaba sobre dos piernas, corría con celeridad y cazaba
lagartijas, liebres, roedores y otras presas pequeñas. Su hábitat bullía de
vida animal, que, en gran parte, le servía también para el sustento. Se movía
en grupos compactos, armado de garrotes, de huesos y de piedras toscamente
talladas, y poseía un agudo sentido de defensa colectiva ante cualquier
amenaza. Era ágil, de vista aguda y vivía siempre alerta. El macho medía entre
130 y 150 cm, y pesaba entre 40 y 50 kg; las hembras eran algo más pequeñas. Su
piel, cuyo color se desconoce, probablemente era clara y estaba cubierta de
fino vello. Su rostro recordaba el de un Mono. Su mandíbula era más prominente
que la del Hombre moderno, y el mentón era casi inexistente. La nariz, ancha y
achatada, apenas sobresalía de la cara. La frente era pequeña y huidiza, y los
arcos superciliares, prominentes. Las partes superior y posterior de la cabeza
estaban poco desarrolladas en relación a las del Hombre actual, rasgo éste que
acentuaría aún más el notable prognatismo de la cara. Debido a lo reducido de su
cerebro, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i> parece
no haber dominado el lenguaje, tal como nosotros lo entendemos, aunque debía
haberse comunicado con sus congéneres a través de una variada gama de gestos,
expresiones faciales y movimientos corporales. Las hembras tenían un ciclo
menstrual, y eran sexualmente receptivas durante todo el mes, en lugar de sólo
unos pocos días en la cumbre del ciclo. Podían haber practicado la
promiscuidad. Existía cierta división sexual del trabajo, dedicándose los
machos a la defensa del grupo y a la caza, mientras que las hembras se
dedicaban a recolectar raíces y frutos silvestres y a cuidar a sus crías. Por
la noche, parece ser que se resguardaban, o bien en los árboles de la sabana, o
bien en refugios que construirían de ramas espinosas, o incluso en cavernas
cuyas entradas obstruirían. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
II. El testimonio de piedras y huesos</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">De
tres maneras distintas podemos determinar la edad de los fósiles. Una de ellas
es a través de la Geología. La segunda, a través de los fósiles mismos, y la
tercera técnica provee las fechas basándose en el conocimiento de que ciertos
elementos radiactivos descargan energía a un ritmo constante.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">En
nuestro intento de clasificar los fósiles de Primates, Antropoides (o grandes
simios, como el Chimpancé y el Gorila) y Homínidos, nuestra atención debe
dirigirse sobre todo a las diferencias que existen en las mandíbulas y los
dientes, debido a que se fosilizaban mejor y son a menudo el único vestigio que
poseemos. Al considerar, por ejemplo, los molares de un Primate inferior
(Prosimios), de un Antropoide y de un Homínido, hemos de tener en cuenta lo
siguiente: las cúspides existentes en la superficie trituradora de un molar de
Primate son cuatro y están dispuestos a pares. Los molares de un Antropoide o
un Hombre fósiles, tienen cinco cúspides. Los molares de éstos últimos no
presentan una disposición claramente simétrica, sino que adoptan una posición
característica en forma de Y de cinco cúspides. Este diseño Y-5 es una
condición primitiva que se halla en los antepasados comunes de los Primates y
de los Antropoides. Lo que no nos dice es dónde se produce la bifurcación
Primate-Antropoide. Imposible resulta, por supuesto, situar con precisión la
fecha exacta en que los Antropoides (grandes simios) se separaron de los
Primates inferiores (Prosimios). Se trata de un largo periodo, durante el cual
existieron poblaciones de antepasados que presentaban una mezcla confusa de
características, tanto de Primates como de Antropoides. Durante ese periodo
comenzaron a aparecer variaciones locales entre las diversas poblaciones, en
respuesta a ligeras diferencias ocurridas en el medio natural o en el régimen
alimentario. Lo más que se puede hacer, precisamente, es indicar
aproximadamente cuándo aparecen tales diferencias.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Para
entender lo que son los Hombres, debemos considerar la cadena completa.
Retrocediendo en más de 75 millones de años, nos encontramos con unos
Insectívoros en forma de rata, parecidos a los musgaños actuales. De estos
pequeños Insectívoros surgió toda una serie de Prosimios, antepasados de los
Primates, más tarde los Antropoides (grandes simios), y, por último, los
Homínidos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">El
paso de esos pequeños Insectívoros primitivos hacia los Prosimios, debió de
operarse muy sutilmente. Quizás aparecieron Insectívoros ligeramente más
inteligentes o más fuertes, o individuos mejor dotados para cazar insectos, o
para captar a la hembra en la rama cercana. En respuesta a la forma evolutiva,
fomentada por una forma de vida arborícola, estos animales comenzaron a cambiar
muy rápidamente. Desarrollaron el salto y la suspensión; las patas posteriores
se hicieron más largas; las garras delanteras perdieron gradualmente su forma
de zarpa y adquirieron la forma de uñas planas, que actualmente constituyen una
característica de todos los Primates. Las cuatro patas comenzaron a
transformarse en manos. Los dedos crecieron cada vez más y se ablandaron, al
tiempo que en sus extremos se desarrollaba una sensibilidad táctil. La
importancia del olfato disminuyó en relación con la vista, ya que, al vivir en
un medio arborícola tridimensional, desarrollaron una visión binocular o en
relieve. En respuesta a la creciente importancia de la vista sobre el olfato,
comenzó a cambiar también la cabeza de estos primitivos Insectívoros. Su hocico
se hizo más corto y su cráneo se redondeó; sus ojos se agrandaron y se
desplazaron gradualmente hacia la parte delantera de la cabeza. Con el tiempo,
los redondeados cráneos de estos seres arborícolas comenzaron a albergar
cerebros de mayores proporciones.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">En
el espacio de 10 o 20 millones de años, esas modificaciones llegaron a ser lo
bastante notorias como para que un nuevo grupo de animales pudiera ser
identificado: los Primates, siendo los primeros ejemplares los Prosimios (Primates
inferiores), que surgieron durante el periodo del Paleógeno, en la época del
Eoceno. Varios de estos Prosimios aún sobreviven, como son los Lémures, los
Loris (de la familia de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lorisidae</i>),
los Tarsios y los Gálagos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Las
primeras diferencias fueron apareciendo, hasta que, finalmente, Prosimios y Primates
Simiiformes (Catarrinos o Monos del Viejo Mundo y Platirrinos o Monos del Nuevo
Mundo) se separaron por completo. Los Primates Simiiformes desplazaron a los
Prosimios, y en el árbol genealógico se indica una división entre ambos. La
siguiente bifurcación se situará entre los Primates Antropoides [en rigor, la
superfamilia de los Catarrinos llamada Cercopithecoidea, esto es, simios del
Viejo Mundo con cola] y los Homínidos [en rigor, la superfamilia de los
Catarrinos llamada Hominoidea, esto es, simios del Viejo Mundo sin cola]. Ello
se detecta rápidamente por las cúspides de los molares. [Este párrafo
provisional habría que rehacerlo]</span><span style="font-size: 14pt;">.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Las
diferencias fundamentales que advertimos entre una mandíbula de Primate
Antropoide y la de un Hombre, son las siguientes: a) la mandíbula es más grande
y más pesada, en proporción al tamaño total del cráneo, en el Primate
Antropoide que en el Hombre; b) en el Primate Antropoide, los dientes tienden a
formar una especie de rectángulo, con una hilera de incisivos en la parte
anterior y el resto dispuesto en dos filas paralelas hacia atrás; c) los
caninos de los machos son más largos que el resto de los dientes: cuando la
mandíbula está cerrada, los caninos superiores sobresalen hacia abajo, entre
los dientes de la mandíbula inferior, y los caninos inferiores sobresalen hacia
arriba; d) hay espacios entre los dientes de la mandíbula superior para dar
cabida a los caninos; e) la zona de la bóveda palatina tiende a ser aplanada.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Basándonos
en estos rasgos, podemos considerar el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
africanus</i> (Niño de Taung) de Raymond Dart como un Homínido. Los restos
fósiles presentaban una dentadura finamente curvada sin caninos sobresalientes.
Lo extraordinario era el cráneo, propio de un Primate Antropoide que contenía
un cerebro del tamaño de un Antropoide. Tanto Raymond Dart como Robert Broom
explicaron que hace dos millones de años, antigüedad en que dataron los restos
fósiles de ese ejemplar, bien podía existir un antepasado común Hombre –
Primate Antropoide, con una serie de mezcolanzas diversas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Se
establecieron dos tipos distintos de Hombres – Primates Antropoides, en virtud
de los restos encontrados: uno era el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
robustus</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paranthropus robustus</i>)
de Broom y otro el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
africanus</i> de Dart. Ahora bien, la dificultad surgió cuando se observó que
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">robustus</i>, un millón de años más o
menos posterior al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">africanus</i>, era más
primitivo. Parecía ser que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">robustus</i>
había seguido durante mucho tiempo una corriente evolutiva hacia una vida
vegetariana especializada, ya que presentaba una maciza mandíbula, dientes
prominentes y aguzados y una gran cresta<i style="mso-bidi-font-style: normal;">
sagittalis</i>. Para resolver este problema, emprendió Broom la búsqueda de
herramientas de piedra relacionadas con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">robustus</i>
y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">africanus</i>, pero no encontró
nada.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Precisamente
algo después, en 1960, el matrimonio Leakey encontró nuevos restos fósiles en
la garganta de Olduvai, exactamente un cráneo, que, por su parecido a los
humanos, fue separado de los Australopitécidos. Este cráneo no pertenecía,
según los Leakey, a un Hombre – Primate Antropoide, sino que representaba un
verdadero Hombre. Se le denominó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
habilis</i>, por su condición de usuario de herramientas, y se dató en
1.750.000 años. El peso encefálico, esto es, el peso de todo su cerebro, era de
619 gramos. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo habilis</i> vivió en
Olduvai durante unos 500.000 años, conservando su primitiva cultura de
herramientas durante todo el tiempo y evolucionando hacia una especie de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>. La teoría más aceptada
parece ser la que ve en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo habilis</i>
el descendiente del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
africanus</i>, cuando éste último se transformó por completo. Ahora bien, no se
pudo determinar si el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo habilis</i>
era Hombre o no lo era. Su capacidad craneana, de 657 cm<sup>3</sup>, decía
claramente que estaba alejado del Hombre. El interrogante se mantuvo durante
gran parte del decenio de 1960. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Teoría más aceptada: </span><span style="font-size: 13.3333px;">Australopithecus Crassidens → Homo habilis → Pithecanthropus (Homo erectus)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Del Pithecanthropus salen los Preneandertales y el Presapiens. De los Preneandertales, los Neandertales, y del Presapiens el Homo sapiens.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t202" coordsize="21600,21600"
o:spt="202" path="m,l,21600r21600,l21600,xe">
<v:stroke joinstyle="miter"/>
<v:path gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/>
</v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1033" type="#_x0000_t202" style='position:absolute;
margin-left:200.35pt;margin-top:15.1pt;width:82.15pt;height:20.4pt;z-index:251678720'
strokecolor="white [3212]"/><![endif]--><!--[if !vml]--></span><span style="height: 33px; margin-left: 266px; margin-top: 20px; mso-ignore: vglayout; position: absolute; width: 116px; z-index: 251678720;">
</span></p><table cellpadding="0" cellspacing="0">
<tbody><tr>
<td bgcolor="white" height="33" style="background: white; border: 0.75pt solid white; vertical-align: top;" width="116"><span style="font-family: times;"><!--[endif]--><!--[if !mso]--></span><span style="mso-ignore: vglayout; position: absolute; z-index: 251678720;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" style="width: 100%px;">
<tbody><tr>
<td><span style="font-family: times;"><!--[endif]-->
</span><div class="shape" style="padding: 4.35pt 7.95pt;" v:shape="_x0000_s1033">
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><br /></span></p>
</div>
<span style="font-family: times;"><!--[if !mso]--></span></td>
</tr>
</tbody></table>
</span><span style="font-family: times;"><!--[endif]--><!--[if !mso & !vml]--> <!--[endif]--><!--[if !vml]--></span></td>
</tr>
</tbody></table><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Para
responder a ese interrogante, se organizó en 1967 una expedición internacional al
mando de Camille Arambourg, Francis Clark Howell y Richard Leakey (dic 1944 –
enero 2022), dividida en tres grupos diferentes, que se dirigieron al río Omo
(al sur de Etiopía, desemboca en el lago Rodolfo) y al lago Rodolfo (lago
Turkana, al norte de Kenia). Los grupos de Howell y de Arambourg descubrieron
gran cantidad de fósiles animales y algunos restos de Homínidos, sobre todo
dientes. El grupo de Richard Leakey no tuvo tanta suerte, por lo que abandonó
la expedición y se dirigió a la orilla este del lago Rodolfo, donde hizo
sensacionales descubrimientos: tres magníficos cráneos, más de dos docenas de
mandíbulas o partes de mandíbulas, varios fragmentos de brazos y piernas, y
algunos dientes aislados. La mayoría de estos restos pertenecían al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus Boisei</i>, con una
antigüedad que oscila entre los dos millones y el millón de años. Ello ha
permitido, junto con los otros descubrimientos realizados en el valle del río
Omo, hacerse una idea bastante completa del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boisei</i>.
Ha quedado muy claro que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i>
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boisei</i> constituye una especie
distinta de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">robustus</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paranthropus robustus</i>) del África del Sur. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boisei</i> era un robusto en transición a super-robusto, presentando
una pronunciada cresta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sagittalis</i>, a
fin de afirmar músculos de gran tamaño que movían una maciza mandíbula provista
de grandes molares. Los premolares del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boisei</i>
estaban en camino de transformarse en molares. Era completamente vegetariano y
pudo vivir unos tres millones de años en África Oriental sin cambios
perceptibles.</span><span style="font-size: 14pt;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">En
los restos hallados por Richard Leakey se demuestra que dos tipos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boisei</i> coexistieron con un tipo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus gracilis</i>, hasta que
llegó un momento en que éste último, en evolución al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo</i>, desplazó a los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boisei</i>,
hasta que se extinguieron. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
gracilis</i>, Homínido grácil encontrado por Richard Leakey, presenta una gran
semejanza con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo habilis</i> de
Olduvai descubierto en 1960 por sus padres, por lo que Richard Leakey consideró
a los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">robustus</i> dentro del género <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i> (tanto el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">robustus</i> como el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boisei</i> desaparecieron conjuntamente, unos en África del Sur y otros
en África Oriental, hace un millón de años), y a los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gracilis</i>
pertenecientes al género <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo</i>.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">En
los siguientes descubrimientos realizados por Richard Leakey (un fragmento de
mandíbula de 2,6 millones de años y un cráneo de 2,5 millones de años),
encontramos el tipo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gracilis</i> y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo</i> superpuestos en el tiempo. Ya que
sus características físicas, las del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
gracilis</i> y las del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo</i>,
comenzaron a superponerse y a entremezclarse, resulta difícil decir cuál es uno
y cuál es otro. Haremos aquí una divisoria, situando el corte en los dos
millones de años, y buscaremos en esas fechas el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eslabón perdido</i>.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">De
otro lado, Richard Leakey descubre en el lago Rodolfo herramientas que,
cronológicamente, son unos 850.000 años más antiguas que las de Olduvai. Las
relaciona con su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
gracilis</i> (para él <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo gracilis</i>).
En cuanto a los Homínidos del valle del río Omo, no sabemos con exactitud si el
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boisei</i> fabricaba o usaba
herramientas. De todas formas, parece probable que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boisei</i> las utilizase, pero en una proporción pequeñísima en
comparación con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo gracilis</i> del
lago Rodolfo y con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo habilis</i> de
Olduvai, y ello debido a que al ser vegetariano no tenía gran necesidad de
útiles. Tanto el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo habilis</i> de
Olduvai como el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo gracilis</i> del
lago Rodolfo, suplantan al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
Boisei</i> y al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus robustus</i>,
hace alrededor de dos millones de años.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Otro
descubrimiento muy importante fue el del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
afarensis</i>, conocido como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lucy</i>,
efectuado por el paleoantropólogo estadounidense Donald Johanson (nacido en
1943), el antropólogo francés Yves Coppens (1934 – 2022) y el paleoantropólogo
francés Maurice Taieb (1935 – 2021) en 1974, en la localidad de Hadar, en la
región etíope de Afar. Su antigüedad ronda los 3,25 millones de años y ha sido
atribuido al sexo femenino a partir de la morfología de los huesos de la cadera.
Este esqueleto, uno de los más completos de los que se dispone de los primeros
Homínidos, incluye la mandíbula, fragmentos del cráneo, huesos del tronco
(costillas, vértebras, escápula y hueso coxal) y de ambas extremidades (húmero,
radio, cúbito, fémur, tibia, peroné y algunos huesos de manos y pies). Se ha
podido establecer que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
afarensis</i> disponía de una locomoción completamente bípeda, que su estatura
era de alrededor de un metro y su peso corporal de unos 30 kg, el promedio de
una hembra de esta especie. Sus extremidades inferiores, en comparación con la
longitud de los brazos, eran relativamente más cortas que las de los humanos,
pero más largas que las del Chimpancé.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Otro
gran descubrimiento fue el del Niño de Turkana (lago Turkana = lago Rodolfo),
llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo ergaster</i>. Fue hallado en
1984, en la localidad de Nariokotome, en la ribera occidental del lago Rodolfo,
en Kenia, por el equipo dirigido por Richard Leakey. De manera general se
atribuye a la especie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo ergaster</i>,
que algunos denominan <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>
africano. Se encontró casi la totalidad del esqueleto (sólo faltan los huesos
de los pies y casi todos los de las manos). Hay cierta unanimidad en admitir
que este ejemplar murió con unos diez años. Las proporciones entre piernas y
brazos ya eran plenamente humanas, siendo ésta la primera especie de nuestro
linaje en presentar esa característica. Su estatura era muy aproximadamente de
160 cm y su peso corporal de alrededor de 45 kg. Su antigüedad se estimó en 1.600.000
años. El peso encefálico, esto es, el peso de todo su cerebro, era de 805
gramos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Otro
importante hallazgo tuvo lugar el 25 de septiembre de 1991 en el yacimiento de
Dmanisi, en la república caucásica de Georgia, en una expedición dirigida por
las arqueólogas Medea Nioradze y Antje Justus, si bien la zona se venía
excavando desde 1936, siendo muy destacado el periodo de excavaciones que tuvo
lugar entre 1983 y 1991. El hallazgo de septiembre de 1991 consistía en una
mandíbula que conservaba una hilera completa de dientes con pocos signos de
desgaste. En Tiflis, la capital, se determinó que la mandíbula pertenecía a un
individuo joven, de entre 20 y 24 años, y se adscribió al género <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo</i>. Junto con otros restos, cuatro
cráneos y tres mandíbulas más, los antropólogos georgianos Abesalom Vekua y
David Lordkipanidze concluyeron que pertenecían a lo que se llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo georgicus</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus georgicus</i>), que bien podría tratarse de una forma
primitiva de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo ergaster</i>. La
antigüedad se cifró en 1.700.000 años. Junto con los restos del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> de Java, se trataría de los
fósiles de homínidos más antiguos encontrados fuera de África.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Los
últimos grandes descubrimientos han sido los de la Sierra de Atapuerca, en la
provincia de Burgos. El 7 de julio de 1992, en la llamada Sima de los Huesos,
se encontró un cráneo humano muy completo, aunque le faltaban los huesos de la
cara. Bautizado como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Agamenón</i>, su
nombre de inventario es el de Cráneo 4. Apenas dos días después, se encontró un
segundo cráneo humano, que ha resultado ser el más completo del registro fósil
de la evolución humana. Bautizado como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Miguelón</i>,
el nombre oficial es el de Cráneo 5. Dos años después, en 1994, en la misma
Sima de los Huesos, tuvo lugar otro hallazgo excepcional, la pelvis más
completa conocida de una especie humana fósil. Se la llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elvis</i>, y era de un varón. Pertenece a la especie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo heidelbergensis</i>. Los estudios
realizados determinaron que su estatura media era de 175 cm y su peso ideal de
unos 95 kg. El equipo excavador estaba dirigido por Juan Luis Arsuaga, José
María Bermúdez de Castro y Eudaldo [Eudald] Carbonell y Roura. En 2002, gracias
a sofisticadas técnicas radiométricas, se fechó la antigüedad de la Sima de los
Huesos en torno a los 400.000 años, válidos para el Cráneo 4, el Cráneo 5 y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elvis</i>.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Las
excavaciones de la Sierra de Atapuerca llegaron en la primera semana de la
campaña de 1994, en un gran relleno sedimentario conocido como la Gran Dolina,
al nivel estratigráfico denominado TD 6, de una antigüedad de 800.000 años,
hallándose algo inesperado, un diente humano, con lo que se refutaba una de las
ideas mejor establecidas de la Prehistoria europea (por la antigüedad del
fósil). Junto a este diente, los restantes restos fósiles encontrados por el
mismo equipo directivo investigador (Arsuaga, Bermúdez de Castro y Carbonell)
en ese nivel estratigráfico de la Gran Dolina, la mayor parte de un hueso
frontal (ATD6-15), en 1994, y un esqueleto facial casi completo (ATD6-69) en
1995, corresponden a la especie llamada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
antecessor</i>, de la que también se han hallado restos en Ceprano (en la
región del Lazio, en Italia), el denominado por algunos, un tanto
equívocamente, como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo cepranensis</i>.
Los dos restos fósiles de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo antecessor</i>
de la Gran Dolina, han permitido estimar que el individuo murió con unos diez
años, la misma con la que falleció el Niño de Turkana (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo ergaster</i>), si bien se trata de especies diferentes. El
yacimiento de la Gran Dolina, una cueva, abarca un intervalo temporal entre los
900.000 y los 120.000 años. La antigüedad del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo antecessor</i> de Atapuerca lo convierte en el Homínido más
antiguo de Europa. Esta nueva especie de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
antecessor</i>, de otro lado, ha sido propuesta como la última antepasada común
de las líneas evolutivas de neandertales y humanos modernos. Asimismo, desde
1997, también en Atapuerca, en la llamada Sima del Elefante, con una antigüedad
que rebasa ampliamente el millón de años, se han encontrado nuevas piezas de
industria lítica.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Ahora
bien, aun cuando con lo dicho anteriormente hemos dilucidado de alguna manera
la supremacía de unos Australopitécidos sobre otros, queda un interrogante: ¿de
dónde proceden los Australopitécidos? Aparte de los hallazgos realizados en
Kanapoi (al SO del lago Rodolfo, en Kenia), como en 1965 parte de un hueso de
brazo fechado en unos 4,5 millones de años; en Lothagam (también al SO del lago
Rodolfo), donde se encontró en 1967 una mandíbula de unos 5,5 millones de años,
y en Ngorora, en Kenia, donde se halló un molar de unos 9 millones de años,
hemos de fijar sobre todo nuestra atención en los hallazgos realizados por
George Edward Lewis en las colinas de Sivalik, en el Himalaya, al norte de la
India, en 1932. Encontró restos fósiles de un ser al que consideró un Homínido
y llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ramapithecus</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sivapithecus</i>). Con una antigüedad de
entre 10 y 12 millones de años, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ramapithecus</i>
podría ser considerado un Proto-australopitécido, ya que los Australopitécidos
debían provenir de algún sitio. De todas formas, carecemos de tantos datos
sobre este ser, que no podemos hacer más que conjeturas. Debía estar extendido
por una amplia zona, ya que Louis Leakey encontró en 1961 restos de un ser
parecido en Fort Ternan, en Kenia, al que llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kenyapithecus</i>, fechándolo en unos 14 millones de años. La mayoría
de los paleoantropólogos lo consideran como un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ramapithecus</i> primitivo. En definitiva, parece ser que puede seguir
sosteniéndose que es en África donde apareció el Hombre. Incluso los restos más
antiguos de Australopitécidos tienen aquí su origen.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Aceptando
el argumento del antepasado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ramapithecus</i>,
además de las otras pruebas que hemos visto, podemos concluir: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo4; text-indent: -18pt;"><span style="font-family: times;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">1.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">Que
los Homínidos se separaron de los Primates Antropoides, por lo menos hace 15
millones de años.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo4; text-indent: -18pt;"><span style="font-family: times;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">2.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">Que los Homínidos
evolucionaron hasta formar dos o tres clases distintas hace aproximadamente 5
millones de años.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo4; text-indent: -18pt;"><span style="font-family: times;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">3.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">Que una clase
continuó evolucionando y produjo un cerebro mejor y una cultura primitiva.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo4; text-indent: -18pt;"><span style="font-family: times;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">4.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">Estos desarrollos
le permitieron exterminar a sus parientes hace aproximadamente un millón de
años.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpLast" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo4; text-indent: -18pt;"><span style="font-family: times;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">5.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">El
superviviente ha ejercido la supremacía sobre la Tierra desde entonces.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
III. Bajando de los árboles</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Intentaremos
comprender por qué no fue un Prosimio, sino un Primate antropoide, el que pudo
haber seguido un trayecto que ningún otro Primate siguió nunca.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Remontándonos
a hace unos 75 millones de años, nos encontramos con que unos pequeños
Insectívoros en forma de rata, invadieron los árboles desde el suelo. Con el
tiempo, a algunos de estos Insectívoros ratoniles se les transformaron las
garras en manos, con dedos prensiles para agarrarse, desarrollando estos ya
Prosimios o bien un medio de locomoción que consistía en agarrarse a «cuatro
manos», o bien saltando y aferrándose. Éstos últimos tenían «piernas» muy
largas y brazos muy cortos. Con el tiempo, la mayoría de los Prosimios
crecieron. Este crecimiento pudo ser determinado por varios factores. Los que
no crecieron y continuaron adaptados a su medio ambiente, siguieron siendo
Prosimios. El crecimiento y consiguiente aumento de tamaño de algunos
Prosimios, plantearía algunos problemas, como la mantención del equilibrio.
Ello provocaría en algunos de los Prosimios un alargamiento de los brazos, para
conseguir el equilibrio, pudiéndose transformar un brincador en un cogedor de
largos brazos. Iban a aparecer de esta manera, hace unos 40 millones de años,
los Primates inferiores [</span><span style="font-size: 14pt;">esta
nomenclatura no parece exacta, pues Prosimios = Primates inferiores; quizá sería
preferible hablar de <u>Primates Simiiformes</u></span><span style="font-size: 14pt;">],
más grandes, más pesados y de brazos más largos. Las preferencias alimentarias
de los Primates que acababan de ser Prosimios, comenzaron a cambiar. Algunos de
estos Primates de brazos más largos se transformaron en cuadrúpedos, corriendo
fácilmente sobre las ramas, sobre las cuatro extremidades; otros, los Primates
antropoides [</span><span style="font-size: 14pt;">nomenclatura
de nuevo dudosa; es posible que se refiera a la superfamilia de los Catarrinos llamada
Cercopithecoidea</span><span style="font-size: 14pt;">], cuyos brazos
aún crecieron más, tendieron a extenderse, aferrarse, suspenderse y balancearse.
Ambos tipos, los Primates inferiores y los Primates antropoides [</span><span style="font-size: 14pt;">apuntemos provisionalmente
Primates Simiiformes en general, de un lado, y la superfamilia Cercopithecoidea
en particular</span><span style="font-size: 14pt;">],
se separaron por completo. Ahora bien, los Primates antropoides [</span><span style="font-size: 14pt;">Cercopithecoideos</span><span style="font-size: 14pt;">] tienen la
potencialidad para ser animales erguidos. Son más hábiles que los Primates
inferiores [</span><span style="font-size: 14pt;">Simiiformes
en general</span><span style="font-size: 14pt;">]
y usan más las manos. ¿Por qué no se transformaron todos en hombres? Para
contestar a esta pregunta, remontémonos a un periodo de hace unos 20 o 30 millones
de años, y consideremos los cuatro Primates antropoides superiores hoy
existentes: Chimpancé, Gorila, Orangután y Gibón. <u>Detengámonos en el
Orangután y en el Gibón</u>. Ambos se separaron del Chimpancé y del Gorila
mucho antes que la división Hombre – Gorila – Chimpancé. Son especies asiáticas
y animales muy arbóreos. Millones de años de aferrarse y balancearse, y una
total confianza en los frutos que crecen en los árboles de la selva, los han
conducido a un grado extremo de especialización arbórea. El Gibón, por ejemplo,
como consecuencia de la especialización de sus dedos, tan importantes para
trepar y balancearse por los árboles, tiene la destreza manual más pobre de
todos los Primates antropoides superiores, y el cerebro más pequeño. El
orangután, aun cuando más lento, también está perfectamente adaptado a una vida
arborícola. Cuando estos especializados animales son comparados al modelo
general Primate inferior – Primate antropoide que probablemente fue antepasado
de todos, parece claro que el Gibón y el Orangután evolucionaron en dirección
diferente de la que pudo haberlos transformado en humanos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">El
Gorila, en cambio, aparece ya menos especializado, llevando tanto una vida en
los árboles como en tierra, pero fundamentalmente terrícola. En el Gorila,
tanto su aumento de tamaño como el hecho de que su dieta se completase con
productos extraídos del suelo, son aspectos que van unidos. Mantiene una cierta
posición erguido, dejando las manos libres para agarrar cualquier cosa.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Por
último, el Chimpancé es el menos especializado de todos los Primates
antropoides superiores. Es un perfecto braquiador (que braquia, que se desplaza
de rama en rama descolgado y alternando los brazos con movimientos oscilantes)
y su dieta es compuesta, tanto de productos extraídos de los árboles (por
ejemplo, higos) como incluso de trozos de carne. Además de usar varillas como
herramientas, los chimpancés usan piedras para romper las cosas. Lanzan palos y
piedras, y blanden grandes ramas cuando son amenazados. Usan manojos de hierba
o de hojas como esponjas para conservar el agua. A primera vista parece difícil
ver por qué el Chimpancé -cuyos atributos parecen ser del mismo tipo que los
que poseía el Primate antropoide que descendió del árbol y adquirió la
naturaleza humana- no se transformó también en Hombre. En realidad, no hay nada
de misterioso acerca del fracaso del Chimpancé para elevar su actual posición. Se
supone que el proceso empezó con un Primate antropoide no especializado, útil
para todo, no muy diferente del Chimpancé. El mundo le ofrece variados caminos.
Puede tomar cualquiera de las posibles direcciones. Podemos considerar dos
casos: a) si en un lugar del recorrido de ese Primate antropoide no
especializado, hay grandes selvas y abundancia de higueras, la tentación de
quedarse en los árboles y especializarse cada vez más como comedor de frutas y
braquiador, será muy grande; b) pudo haber habido otro lugar u otra época en el
que el medio ambiente fuese diferente: menos higueras, pero, en cambio,
abundancia de semillas, bayas, tubérculos, insectos, etc. Este medio pudo
estimular el desarrollo de un animal de forma y hábitos ligeramente distintos.
Al residir en la tierra, necesitaba fuertes «piernas» para moverse, en vez de
la importancia para la locomoción concedida a los braquiadores que habitaban en
los árboles. La tendencia hacia la posición erguida sería paulatina y gradual. Debido
a que estos Primates antropoides de vida semiterrestre ya tienen manos bien
desarrolladas para sostener cosas, tendrán un incentivo adicional para
sostenerse sobre sus extremidades posteriores, puesto que será la manera más
fácil y conveniente de acarrear la comida. Si además tienen una incipiente
tradición de usar piedras, varillas y ramas, probablemente también las
acarrearán con ellos, lo cual contribuirá a que permanezcan erguidos aún más
tiempo sobre sus extremidades traseras. ¿Podría concebirse que esta situación
haya conducido a la evolución de un Chimpancé erguido, de gran cerebro, con
hábitos complejos y capaz de desarrollar una cultura? A este Chimpancé erguido
lo denominamos Australopitécido y al comedor de higos que continuó viviendo en
los árboles, Chimpancé. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
IV. Un ambiente favorable en la sabana</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Afrontaremos
en este capítulo, fundamentalmente, la cuestión del bipedismo. Para el
antropólogo estadounidense Sherwood Washburn (1911 – 2000), los antiguos Homínidos
necesitaban afirmarse sobre sus nudillos para caminar. Para Charles E. Oxnard
(nacido en 1933), Profesor de Anatomía en la Universidad de Chicago, el
antepasado Homínido no pasó nunca por la fase de caminador sobre los nudillos,
sino que al bajar de los árboles adoptó rápidamente el bipedismo. Para el
antropólogo inglés David Pilbeam (nacido en 1940), tampoco los antepasados Homínidos
pasaron por la fase de caminar apoyándose en los nudillos, hasta adoptar el
bipedismo. Se basa para ello en el hecho de que los restos encontrados de
Australopitécidos tienen seis vértebras lumbares en la columna vertebral,
mientras que los chimpancés y los gorilas tienen sólo tres o cuatro, lo que sugiere
que pueden haber perdido un par en el transcurso de su evolución como
caminantes sobre sus nudillos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Sería
lógico pensar que el paso hacia el bipedismo sería de modo gradual, debido a
una serie de fuerzas selectivas estimuladoras de una vida erguida. Estas
fuerzas selectivas serían para Sherwood Washburn fundamentalmente las
herramientas. Al Primate que llegó a ser Hombre lo sitúa en tierra, en un nuevo
medio donde hay cosas para recoger, piedras para arrojar, ramas y garrotes para
blandirlos en un gesto de amenaza o de defensa. Washburn supone un cambio
gradual en los hábitos alimentarios, principalmente desde la seguridad de los
frutos encontrados en los árboles a una dieta de todo tipo de alimentos
encontrados en la tierra. Las sustancias de esta nueva dieta necesitan ser
quebradas, trituradas, muertas, disputadas, y se necesita pelear por ellas en
competencia con otros animales. Coloca todos estos factores juntos y encuentra
a este Primate que vive en tierra usando cada vez más sus manos para acarrear
objetos, para trabajar estos objetos, para pelear con objetos, y llega a la
conclusión de que todo este uso de objetos fue la fuerza motriz que guio al
antepasado del Hombre permanentemente hacia arriba. En resumen, Washburn piensa
que el Hombre se transformó en bípedo debido a que se transformó en usuario de
herramientas. Para ello hace hincapié sobre la extrema pequeñez del diente
canino del Australopitécido macho: el hecho de que no tenga los caninos tan
grandes como los Primates antropoides [</span><span style="font-size: 14pt;">Cercopithecoideos</span><span style="font-size: 14pt;">], indica que sus medios de
autodefensa tienen que ser otros: herramientas y armas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Otros
investigadores, en cambio, como el paleoantropólogo Bernard Grant Campbell
(1930 – 2017) y el paleontólogo sudafricano John Talbot Robinson (1923 – 2001),
invierten este argumento, pensando que el Hombre era bípedo desde la época en
que bajó por vez primera de los árboles, y que fue ese rasgo el que le dio la
oportunidad de llegar a usar herramientas y liberar sus manos para portar
cosas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Ahora
bien, aun cuando haya desacuerdos en si el uso de herramientas estimuló primero
el caminar bípedo o si el caminar estimuló el uso de herramientas [</span><span style="font-size: 14pt;">¿y por qué no
interactuaron simultáneamente ambos hechos, sin otorgar preferencia a uno o a
otro?</span><span style="font-size: 14pt;">],
no hay ninguna discrepancia en la importancia del uso de herramientas para
favorecer el desarrollo del cráneo y para incitar a los Homínidos a seguir
adelante por el camino hacia la naturaleza humana.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Vistas estas
cuestiones, podríamos plantearnos ahora cuáles son las condiciones o dónde está
el medio en el cual un animal dotado de forma similar a un Chimpancé (anterior
evolutivamente a los Australopitécidos), pudo haber evolucionado más
rápidamente. La mayoría de los antropólogos e investigadores piensan que fue en
la pradera herbosa y en la sabana donde nuestro antepasado Homínido fue
adquiriendo las características especiales que lo condujeron hacia la
naturaleza humana. Dentro de las explicaciones que se han dado para comprender
esto, es decir, encontrar algún tipo de argumento que sitúe a los antepasados Homínidos
en tierra, en la sabana, y después otro argumento para explicar la interacción
de tal medio con los rasgos homínidos para producir un Hombre, dentro de estas
explicaciones, decíamos, la más convincente parece ser la del antropólogo Clifford
J. Jolly (nacido en 1939), basada en la realimentación. Observó que los Homínidos
presentaban unos molares excesivamente largos, así como unos caninos pequeños,
mientras que en los demás Primates antropoides no ocurría así. Esta
transformación en la dentición la atribuyó Jolly a un cambio en la alimentación,
que sería en estos Homínidos de semillas entre otras cosas, desprendiéndose así
de la dependencia con respecto a la fruta. Las mismas condiciones climáticas de
la sabana y la gran cantidad de semillas existentes, hicieron posible que el Homínido
se alimentase de ellas. La dentición apropiada para ser un eficiente comedor de
semillas la poseía el Homínido: molares extremadamente grandes, pequeños
caninos en ambos sexos, incisivos más bien pequeños y un paladar arqueado,
todas ellas características de una dentición australopitécida. Para Clifford J.
Jolly, en definitiva, la aparición de los Homínidos probablemente no comienza
con un bípedo, pero sí con una herencia de caminante que se afirma sobre sus
nudillos y tiene talento para usar herramientas y armas, lo cual no solamente hace
posible la modificación de los dientes molares y caninos para adaptarse a una
dieta basada en los granos, sino que también fomenta el mejor uso de
herramientas, la destreza manual y el bipedismo, todo lo cual se combina para
estimular el mejor desarrollo del cerebro. Esto, finalmente, origina un
Homínido situado en la sabana: el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Sherwood
Washburn, por el contrario, no acepta lo de comedor de semillas en el Primate
antropoide [</span><span style="font-size: 14pt;">Cercopithecoideo</span><span style="font-size: 14pt;">], en cuanto que
esto determinase la particular dentición homínida. Para Washburn, esta
dentición se debe al gradual aumento del uso de herramientas y armas y al
desarrollo de la caza. Este argumento de Washburn sería válido para explicar
cómo se desarrollaron los dientes humanos a partir de los dientes
australopitécidos, pero Jolly busca más atrás; está interesado en encontrar
cómo los dientes australopitécidos se desarrollaron a partir de los dientes del
Primate antropoide.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Podemos
concluir diciendo que, tanto el comer semillas como el uso de herramientas se
interrelacionaron entre sí hasta dar lugar a la formación del Australopitécido
homínido. <span class="titazul"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
V. La vida social de los Hombres – Mono</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">La aparición del
macho y de la estrecha relación macho – hembra, así como el papel del macho
como jefe de familia, es importante en la evolución de los Homínidos. Existen,
como mínimo, dos teorías contrapuestas. Una es la del etólogo (la Etología
estudia el comportamiento animal) inglés John Hurrell Crook (1930 – 2011), para
quien, en condiciones similares del medio, los animales sociales tenderán a
desarrollar sociedades semejantes. En consecuencia, el medio es lo más
importante, y la aparición del macho jefe de familia, así como la estrecha
relación macho – hembra, están íntimamente relacionados con el medio en que se
desenvuelve el grupo, principalmente si éste es hostil y escasea el alimento.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">Para </span></span><span style="font-size: 14pt;">Sherwood Washburn,
por el contrario, fue el hecho de comer carne y compartir los alimentos, lo que
condujo al desarrollo de la unión permanente macho – hembra. Ya que el comer
carne condujo a un perfeccionamiento en las técnicas de la caza, y ya que la
práctica de la caza comienza a estar implicada con herramientas y armas más
efectivas y con un mayor bipedismo, el modelo de Washburn significa una fecha
más reciente para la formación de la «familia» que el modelo de Crook, quien la
sitúa mucho antes, debido precisamente a que la hace depender del medio.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">También hemos de
considerar el diferente papel asignado tanto al Homínido macho como al Homínido
hembra, papel implícito incluso en su estructura fisiológica. Esto se observa,
por ejemplo, en el hecho de que las hembras, al ser las que engendren a las
crías y estén capacitadas biológicamente para parirlas, estén dotadas de una
pelvis más grande que la del macho, a fin de permitir que los cerebros de los
vástagos, sus cabezas, pasen para salir a la luz. Este agrandamiento de la
pelvis, necesario para el nacimiento de unos descendientes que cada vez irán teniendo
un cerebro y una cavidad craneal gradualmente más voluminosos, les impedirá a
las hembras, por ejemplo, correr y desplazarse con la agilidad del macho. La
actividad de la caza, elemental para la subsistencia de estos primeros
Homínidos, necesitaba del seguimiento de las presas, a veces durante periodos
considerables, por lo que las hembras eran relegadas y resguardadas, mientras
durase la caza, en lugares seguros, hasta que volviesen los machos. Aquí
tenemos un embrión de lo que sería el futuro hogar. Al mismo tiempo, la caza
resultaba ser una actividad inestable, no siempre satisfactoria en cuanto a la
necesidad de alimento, por lo que las hembras, cuando podían, se dedicaban a la
recolección de semillas, tubérculos, granos, etc, alimentos éstos que, además,
duraban más tiempo que la carne animal cazada y que podían ser consumidos
durante los periodos de escasez, debido a unas ciertas reservas que se
tendrían. Esto nos hace pensar ya, por parte de los Australopitécidos, no sólo
en una división sexual del trabajo macho – hembra, sino en un incipiente
desarrollo de la cestería, de utensilios como calabazas o trozos de cuero que
sirviesen para guardar y depositar los alimentos recolectados. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
VI. Armas y herramientas</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Sólo señalar dos
rasgos vitalmente importantes que pudieron haber desarrollado los Homínidos
primitivos, en cuanto a su comportamiento y manera de conseguir el alimento:
cazaban en grupos y compartían el alimento. Esto les permitiría no sólo ser más
eficaces y que la caza les resultase más positiva que actuando por su cuenta,
sino que, asimismo, van a poder dirigirse a piezas cada vez más grandes y
desarrollar métodos gradualmente más efectivos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">El hecho de
compartir el alimento, pudo haber desarrollado entre los Homínidos primitivos
un tipo de comunicación más abundante, presumiblemente un lenguaje muy arcaico,
aun cuando según las más modernas investigaciones no parece que esta condición
potenciara el enriquecimiento del lenguaje en alto grado. La posibilidad misma
del lenguaje estaba dificultada por el mismo pequeño tamaño de su cerebro, por
lo que parece ser que sólo a partir del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
erectus</i> es posible ya un lenguaje mínimamente articulado.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Más que de armas
podemos hablar de herramientas, de instrumentos de trabajo. Para ello vamos a
centrar nuestra atención en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
habilis</i> y en los descubrimientos realizados por Mary Leakey en Olduvai.
Ella distingue dos tradiciones de trabajo de la piedra en Olduvai. La más
antigua y primitiva de las dos es la industria <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Olduvayense</i> (en inglés, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Oldowan</i>),
que se encuentra en el estrato más bajo (Lecho I), y que produce lo que la gran
paleoantropóloga denomina <i style="mso-bidi-font-style: normal;">choppers</i>.
Los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">choppers</i> no son más que guijarros
tallados muy toscamente y que alcanzan como máximo una anchura de diez cm. Un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">chopper</i>, suficientemente afilado,
servirá para cortar carne, para aserrar o triturar, abriéndose camino a través
de articulaciones y cartílagos, para raspar cueros o para afilar la punta de un
palo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">La otra industria, a
la que Mary Leakey llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Achelense</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Acheulense</i> (en inglés, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Acheulean</i>), se encontró en el Lecho II,
siendo su utensilio más distintivo el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">biface</i>,
herramienta cuyos bordes cortantes han sido descascarados más cuidadosamente a
ambos lados del guijarro, a fin de hacer aquélla más recta y más afilada que el
primitivo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">chopper</i> olduvayense. La
herramienta achelense es a menudo trabajada o pulida completamente para darle
el tamaño, la forma y el peso deseados. Su resultado más característico es el
«hacha manual», ampliamente difundida durante el Paleolítico inferior. La
industria <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Achelense</i> de Olduvai, con
una antigüedad de cerca de 1.600.000 años, se asocia actualmente con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo ergaster</i> y no con la del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo habilis</i>. Los paleoantropólogos
actuales consideran, pues, que la invención de esa industria lítica <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Achelense</i> corresponde al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo ergaster</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Lo verdaderamente
asombroso de este equipo de herramientas de Olduvai es su complejidad, hasta el
punto de que Mary Leakey ha identificado hasta dieciocho tipos de objetos
diferentes. Existen, además de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">choppers</i>
y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">bifaces</i>, bolas redondas de piedra,
cucharillas, buriles, punzones, yunques y martillos de piedra.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Asimismo, se han
encontrado los llamados «lugares de concentración», es decir, lugares donde los
Homínidos, de hecho, permanecieron por largos periodos, dependiendo de la
vegetación y de la caza local. Estos hogares presentan una antigüedad de unos
dos millones de años. En ellos se han hallado gran cantidad de restos fósiles y
de instrumentos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Por último, sólo
señalar que Richard Leakey, al este del lago Rodolfo, encontró en 1971 un lugar
de concentración que contenía huesos de animales, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">choppers</i> y restos olduvayenses unos 750.000 años más antiguos que
los de Olduvai. El detallado estudio de este lugar y otros semejantes nos
permitiría conocer más a fondo quién fue el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i>.
<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">EL
PRIMER HOMBRE</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
I. El gran innovador</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Al primer Hombre
verdadero se le ha denominado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
erectus</i>, esto es, un hombre erguido. Descendía directamente del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i>, ser prehumano
considerado como el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eslabón perdido</i>
entre los Antropoides fósiles y el Hombre. Este <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> tenía una altura media de 165 cm aproximadamente,
debiendo su postura y su modo de andar humanos a numerosas mejoras anatómicas,
como eran el desarrollo de su pelvis y de su pie. La pelvis del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> era más redondeada, de tal
manera que la concavidad en que el fémur se articula con la pelvis estaba
situada más adelante que en los Australopitécidos. Este desplazamiento
proporcionó al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">erectus</i> una postura
vertical; además, el pie, arqueado para soportar mejor el peso del cuerpo,
había perdido todo vestigio de la capacidad prensil que conservan los dedos del
pie de los Antropoides. La mano del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">erectus</i>,
asimismo, aun cuando no conservemos restos fósiles de la misma, debió de pasar
del «asimiento con potencia», propio de los Antropoides, al «asimiento con
precisión», de tal manera que el pulgar y los otros dedos se oponen de un modo
mucho más eficaz. El tipo de pulgar oponible, propio del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">erectus</i>, debió de proporcionarle una mayor destreza manual.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Los huesos del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> eran más pesados y más
gruesos que los del Hombre actual, por lo que esa fuerte estructura exigía de
unos músculos más poderosos para moverla. Su cabeza era lo que le daba un
aspecto más simiesco. Estaba dotado de una frente baja y deprimida, así como de
arcos superciliares gruesos y prominentes; su mandíbula era maciza y sólo
poseía un esbozo de mentón.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">Lo que
verdaderamente define al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>
como Hombre verdadero, es la notable evolución del cerebro, así como su
comportamiento. Mientras que la capacidad craneana de un Antropoide [</span></span><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">¿Primates
superiores?</span></span><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">]
nunca supera los 500 cm<sup>3</sup>, y la del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i> oscila entre los 400 y 660 cm<sup>3</sup>, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> poseía un volumen cerebral
comprendido entre 740 y 1400 cm<sup>3</sup>. Al mismo tiempo, la organización
interna del cerebro del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">erectus</i>
presentaba una mayor complejidad que la de los Australopitécidos. El mejor uso
de esta mayor capacidad cerebral está ampliamente documentado en el
perfeccionamiento de sus herramientas y útiles, así como en la planificación y
coordinación de sus operaciones de caza. La creciente dedicación del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> a la caza, dio también
origen al desarrollo de una organización social claramente humana, basada en
una estricta división sexual del trabajo entre los machos cazadores y las
hembras recolectoras.</span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Podemos considerar
al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> como el primer hombre
capaz de articular un lenguaje humano rudimentario. Esto fue debido a sutiles
cambios operados en su sistema y aparato vocal. La aparición del lenguaje, por
muy primitivo que fuese, posibilitó la comunicación mediante símbolos y el
referirse, a su vez, a objetos e ideas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Hace aproximadamente
1.300.000 años, los últimos Australopitécidos dieron origen a los primeros
grupos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>. Donde los
especialistas no se ponen de acuerdo es si aparecieron simultáneamente en
diversos lugares, aunque parece que fueron originarios del África tropical,
iniciando a partir de aquí una dispersión por otros continentes, bien hacia
Europa o bien hacia Asia.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">La dispersión del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> tuvo lugar en la Época de
los grandes Hielos, lo que le obligó a continuos desplazamientos y cambios de
lugar. De igual modo, parece ser que los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">erectus</i>
atravesaron y recorrieron en diversos sentidos la gran franja tropical que,
desde el África Oriental y a través del Océano Índico, se extiende, pasando por
la península del Indostán, hasta el archipiélago de la Sonda, donde se halla la
isla indonesia de Java. Desde Java, una de las Grandes islas de la Sonda,
pudieron dirigirse hacia China, como confirma el yacimiento de Choukoutien,
cerca de Pekín. Del África Central y Oriental pudieron dispersarse hasta Europa
(yacimientos de Torralba y Ambrona, ambos en la provincia española de Soria),
mientras que otros grupos, contorneando el Mediterráneo por Oriente Medio y
Anatolia, y luego remontando el río Danubio, pudieron llegar hasta Vértesszőlős
(Vertesszolos), en Hungría, a unos 60 km al NO de Budapest. El hallazgo de
Vértesszőlős, un cráneo, tuvo lugar en 1965, y presenta la circunstancia de que
junto a restos humanos muy avanzados y muy emparentados con el Hombre moderno, de
unos 380.000 años de antigüedad, se hallaron restos de utillaje más primitivo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Uno de los mayores
logros del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> fue el uso
del fuego. El desplazamiento de estos homínidos hacia regiones cada vez más
nórdicas y más frías, pudo en cierta medida activar su inteligencia, hasta
llegar al uso de este elemento natural, tan indispensable para la supervivencia
de la especie. Hace unos 500.000 años, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
erectus pekinensis</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sinanthropus
pekinensis</i>) de Choukoutien usó el fuego de manera permanente. El fuego les
permitió, no sólo un mayor perfeccionamiento en sus útiles y armas, un medio de
combatir el frío y ahuyentar a las fieras, sino, sobre todo, una alimentación
mucho más nutritiva, mediante la cocción de los alimentos. Una vez que lograron
mantener un hogar encendido, incluso transportaban brasas encendidas en sus
desplazamientos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Este <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> primitivo parece que
también practicó la antropofagia y el canibalismo, aunque parece que más bien
se trataba de actos rituales, lo que nos haría pensar en un inicio de
manifestaciones espirituales. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
II. El misterio del primer Hombre</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">El primer
descubrimiento, según hemos ya señalado, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
erectus</i>, lo realizó Eugène Dubois, un médico holandés que estuvo de
agregado militar en Java. De una manera consciente y deliberada, apoyado en
investigaciones y estudios anteriores, se dirigió a estos apartados lugares, concretamente
a la localidad de Trinil, donde, entre los años 1891 y 1893, halló restos
fósiles pertenecientes a un cráneo, un fémur y dos dientes. El cráneo es el de
un Hombre muy primitivo; el fémur pertenece a un ser que caminaba completamente
erguido, mientras que los dientes, dos molares, revelan una cierta imprecisión,
ya que uno de ellos parece corresponder a un orangután. Las controversias que
se suscitaron con estos descubrimientos fueron muy enconadas, defendiendo
Dubois hasta el fin de sus días, que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pithecanthropus
erectus</i>, como él lo llamó, era el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eslabón
perdido</i>. Los antropólogos saben que estos restos no pertenecen al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eslabón perdido</i>, sino a la variante de
Java del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>. Donde no han
podido aún ponerse de acuerdo es en determinar si tanto el cráneo como el fémur
hallados por Dubois, pertenecen a un mismo individuo. Algunos piensan que el
fémur correspondería a un ser más reciente.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">Otro hallazgo, ya
mencionado, sumamente importante en el estudio y determinación del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>, fue el realizado en 1907
en una mina de Mauer, cerca de Heidelberg, consistente en una mandíbula con la
dentición casi completa. </span></span><span style="font-size: 14pt;">El antropólogo alemán Otto Schoetensack,
de la Universidad de Heidelberg, la estudió al año siguiente, bautizando al
individuo al que pertenecía como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo heidelbergensis</i>.
Estudiando la estratigrafía geológica y los restos fósiles de animales de ese
lugar, se determinó su antigüedad en unos 500.000 años. La mandíbula presentaba
un aspecto muy primitivo, mucho mayor que la humana, pero su dentición era
prácticamente similar a la del Hombre moderno, con pequeños colmillos y molares
muy gastados, aplastados por la acción de masticar.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Hallazgos tan
importantes, o más, que los anteriores, fueron los efectuados en las cuevas de
Choukoutien, a unos 38 km al SO de Pekín. Estos trabajos, fueron llevados a
cabo primeramente en 1921 por el paleontólogo sueco Johan Gunnar Andersson, aunque
las excavaciones las realizó directamente su asistente, el paleontólogo
austriaco Otto Zdansky entre 1921-23, y, posteriormente, por Pei Wen-chung (Pei
Wenzhong), en 1929 y en 1933-34. Pei descubrió un fósil de Homínido y restos
animales de un ejemplar llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Canis
lupus variabilis</i>. Por su parte, el paleoantropólogo canadiense Davidson
Black comenzó sus excavaciones en Choukoutien en 1927. El descubrimiento ese
mismo año del paleontólogo sueco Birger Bohlin, un diente, lo adscribió Black a
una nueva especie, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sinanthropus
pekinensis</i>. En 1928 Black descubrió más fósiles de su nueva especie:
dientes, una parte sustancial de la mandíbula de un joven y una mandíbula
adulta completa con tres dientes. Gracias a ello, ese mismo 1928 Black
consiguió establecer un laboratorio de investigación sobre el Cenozoico en el
Peking Union Medical College, fundado en 1906. De otro lado, el geólogo y
paleontólogo jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin visitó Choukoutien
desde 1926. Al morir Black en 1934, lo sustituyó al frente del laboratorio el
antropólogo judío alemán Franz Weidenreich. En 1937 los japoneses accedieron al
yacimiento de Choukoutien, asesinando a varios de los trabajadores, quedando
interrumpidas las labores de excavación. En total se habían descubierto fósiles
de unos 40 individuos pertenecientes al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
erectus pekinensis</i>, ente los que destacaban cinco cráneos y fragmentos de
cráneo, seis fragmentos de la cara, 14 mandíbulas inferiores y 152 dientes. En
1941 la práctica totalidad de los restos fósiles humanos se perdieron, aunque
por suerte Weidenreich había hecho copias de ellos para preservar sus
características físicas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">La vinculación del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sinanthropus pekinensis</i> con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pithecanthropus erectus</i> de Dubois, así
como con otros restos importantes descubiertos entre 1931 y 1941 por el
paleontólogo y geólogo alemán Gustav Heinrich Ralph von Koenigswald (1902 – 1982),
era manifiesta. Todos los restos, entre los que destacaban más de una docena de
fragmentos de cráneo, pertenecían al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
erectus</i>. Koenigswald excavó primero en un lugar de la isla de Java también
cercano a Trinil, en el río Solo, y después en otros yacimientos de la isla.
Entre 1931 y 1933 lo hizo cerca de la aldea de Ngandong, en la zona oriental de
la isla, también junto al río Solo, donde encontró catorce fragmentos de
cráneo, dos tibias y una pelvis, de una antigüedad entre 117.000 y 108.000
años, en el Pleistoceno tardío. Lo denominó, acertadamente, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus soloensis</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo soloensis</i>). El volumen del cerebro
oscilaba entre los 1013 y los 1251 cm<sup>3</sup>. Las hembras podían alcanzar
los 158 cm de altura y pesar alrededor de 58 kg. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En 1941, en Sangiran, en Java central, a unos
15 km al N de Surakarta, de nuevo en el valle del río Solo, descubrió restos
fósiles (grandes fragmentos de mandíbula y cráneo, junto con varios dientes
aislados) de un individuo al que llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Meganthropus
paleojavanicus</i>, probablemente una extraña variedad de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>, si bien el estudio de tales restos por Franz
Weidenreich revelaron que la altura de ese individuo podía alcanzar los 244 cm
y el peso entre 181 y 272 kg. Algunos lo han considerado un Australopitécido.
En 2004 se consideraba con bastante unanimidad como un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Una vez resuelto el
rompecabezas que supuso el llamado Hombre de Piltdown, que resultó ser una
falsificación (se descubrió el engaño en 1953, 37 años más tarde del «hallazgo»
de los restos), y a medida que se ponían a punto mejores métodos de datación y
un esquema claro de clasificación, pudo llegarse a la conclusión de que los
primeros Hombres, pese a las diferencias de detalle en su anatomía, habían
evolucionado en su totalidad como una especie única, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>, que se había ido extendiendo por el planeta.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Otro hallazgo
destacado lo efectuó Camille Arambourg en 1955 en Ternifine (Thigennif, al
norte de Argelia), restos de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
erectus</i> de unos 700.000 años que bautizó como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Atlanthropus mauritanicus</i>, conocido hoy como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo mauritanicus</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
III. El cazador.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> unió a la alimentación
fundamentalmente vegetal del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus</i>,
una alimentación cárnica. Debido a que la carne incluía numerosas ventajas
nutritivas vitales, la selección natural [Teilhard de Chardin no aceptó este
concepto] hizo que los individuos que poseyeran en cierto grado los caracteres
físicos o mentales que los convertían en cazadores más diestros, se vieran
favorecidos en relación con sus congéneres peor dotados. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Aparte de las
modificaciones físicas que este cambio en la dieta pudo aportar al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>, hemos de considerar la que
se operó cuando en este ser fue disminuyendo cada vez más el pelo que le cubría
el cuerpo, teniendo lugar una evolución completa en su sistema piloso, de tal
modo que la piel se le adaptó al ambiente que habitaba, se le multiplicaron las
glándulas sudoríparas, y, en general, se le desarrolló la transpiración. Todo
esto permitió al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> una
regulación sobre la temperatura corporal, de manera que le fue posible realizar
ejercicios violentos durante el día, a pleno sol, sin peligro.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Ahora bien, la razón
primordial por la que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">erectus</i> se
fue transformando en mucho mejor cazador que sus antepasados Australopitécidos,
no hemos de buscarla sobre todo en las aptitudes físicas, sino en la evolución
de su cerebro. Mediante el desarrollo del cerebro fue capaz de construir
mejores y más eficaces herramientas de caza, fue capaz de observar con atención
el comportamiento animal, así como desarrollar la memoria; pudo también planear
y elaborar por anticipado estrategias de caza. De igual modo, la constitución
de grupos y bandas mediante las cuales la caza constituía un fenómeno
colectivo, permitió al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">erectus</i>
cazador apresar piezas cada vez más grandes y realizar batidas cada vez más
eficaces. La caza de animales muy grandes, como el mamut, imposible de haber
sido abatido por un solo cazador, le proporcionó al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> comida abundante y ciertas reservas para un tiempo,
sobre todo para aquellas estaciones en que los productos silvestres de que se
alimentaba disminuían sensiblemente en las regiones en que reinaba un intenso
frío durante algunas temporadas del año, y a las que había ahora tenido acceso.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Todo esto, unido al
uso del fuego, no sólo como método de caza, sino, igualmente, utilizado para la
cocción de los alimentos, proporcionó al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">erectus</i>
una dieta más nutritiva, suministrándole una serie de calorías necesarias a su
desgaste físico. Poco a poco iría cambiando su fisonomía.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Testimonios precisos
de los métodos de caza del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>
los poseemos en Terra Amata (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Terre aimée</i>,
Niza), en Choukoutien, en Olorgesailie (al sur de Kenia), y, sobre todo, en
Torralba y en Ambrona (en la provincia española de Soria). Estos
descubrimientos y emplazamientos, particularmente el de Torralba – Ambrona, han
revelado métodos colectivos de caza, así como el hecho de que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> compartía el alimento
equitativamente entre todos los miembros del grupo. Para las grandes cacerías,
se agrupaban miembros de diferentes bandas, que se unían e incluso se
desplazaban grandes distancias siguiendo las rutas de migración de los
animales, siendo posteriormente, una vez concluida la caza, distribuida la
carne entre los individuos que no habían participado en la cacería y que habían
quedado en los refugios. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">EL
HOMBRE DE NEANDERTAL</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
I. El antepasado que nadie deseaba</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Precisamente fueron
restos fósiles del Hombre de Neandertal, los primeros que de hombres primitivos
se encontraron en Europa y en el resto del mundo. Además del cráneo de
Gibraltar en 1848, el hallazgo más resonante tuvo lugar en 1856 en el valle de
Neander, cerca de Düsseldorf, en Alemania (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>). Pero la Ciencia no estaba aún en condiciones de reconocer
estos restos fósiles como pertenecientes a un tipo de Hombre antepasado de
nosotros. Ni siquiera se aceptaba todavía la evolución de las distintas
especies animales y vegetales, imperando, por el contrario, la concepción <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fijista</i>, según la cual las especies
actualmente existentes, existieron desde siempre y fueron colocadas por Dios
sobre la faz de la Tierra durante los días que duró la Creación del mundo.
Incluso en noviembre de 1859, cuando se publicó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El origen de las especies</i> de Charles Darwin, se aceptó una
evolución de las especies animales y vegetales, pero no una evolución del
Hombre.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Lo que empezó a
modificar las opiniones y a hacer pensar que la presencia del Hombre sobre la
Tierra databa de muchos años atrás, miles incluso llegó a pensarse, fue el
hecho de que, junto a los restos fósiles, o aisladamente, se encontrasen
utensilios de sílex o de piedra que de ninguna manera podían ser considerados
como un capricho de la Naturaleza, sino que tendrían que haber sido hechos por
las manos del Hombre, aun cuando éste fuese muy primitivo. Hubo, incluso, quien
pensó que tales utensilios podían ser caprichos de la propia Naturaleza, aunque
esta teoría fue desmoronándose con el transcurso del tiempo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Fue precisamente
Jacques Boucher de Perthes (1788 – 1868) quien, en el decenio de 1830,
vislumbró la verdad acerca de tales utensilios con los descubiertos en las
terrazas de grava del valle del río Somme, en el NO de Francia, en Abbeville.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Al hallazgo fósil
del valle de Neander se le recibió con desprecio por parte de la comunidad
científica, pensándose que se trataba, o bien de un hecho aislado, esto es, una
deformación natural, o bien, como pensó el médico y antropólogo alemán Rudolf
Virchow (1821 – 1902), de un individuo moderno que había padecido raquitismo y
artrosis, por lo que era así explicable su deformación. Solamente fue el
geólogo angloirlandés William King (1809 – 1886), en 1863, quien consideró el
ejemplar como una especie distinta, a la que llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo neanderthalensis</i>, incluyéndolo, pues, dentro de la familia
humana. Pero, una vez emitida la opinión del eminente anatomista Virchow, hasta
el propio King cambió de opinión y se replegó. De esta manera, los estudios
acerca del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo neanderthalensis</i>
permanecieron estancados, incluso olvidados, ya que la Ciencia sólo aceptaba
como antepasados del Hombre actual, restos fósiles que tuvieran un gran
parecido con los hombres modernos, no admitiéndose aquellos que presentaran
cierto aspecto simiesco. Debido a esta curiosa norma, hubo una general
aceptación en considerar los restos encontrados por Louis Lartet en 1868 en las
proximidades de una colina conocida con el nombre de Cro-Magnon, en la
localidad de Les Eyzies, en la Dordoña, como pertenecientes a un antepasado del
Hombre moderno, debido a que sus rasgos ofrecían un gran parecido con los
hombres actuales, con trazas de ser un individuo alto y señorial. La presencia
de utensilios de piedra y de huesos de animales extinguidos junto a los restos
fósiles del Hombre de Cro-Magnon, no dejaba duda de que el Hombre había vivido
mucho tiempo atrás. Rápidamente se le admitió en el árbol genealógico humano,
creyéndose, pues, que el Hombre había tenido siempre el mismo aspecto.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Ahora bien, las
cosas se complicaron cuando, en 1886, aparecieron en una caverna próxima a la
aldea belga de Spy (en Valonia, en la provincia de Namur) dos esqueletos. Ambos
fósiles, sobre todo uno de ellos, recordaban extraordinariamente la bóveda
craneana hallada en el valle de Neander. Esta vez, la opinión de Virchow de
considerar ambos esqueletos como nuevos ejemplares enfermos del Hombre moderno,
no pudo ser muy tomada en cuenta por la mayoría de los científicos, ya que el
hallazgo junto a los fósiles humanos de trozos de sílex y de restos de animales
extintos, hacía pensar en la notoria antigüedad de este tipo de Hombre.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Con el
descubrimiento, en 1891-1893, del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pithecanthropus</i>
de Java por Eugène Dubois, la línea de la evolución aparecía cada vez más nítida,
habida cuenta de que este ser era más primitivo que los restos que se tenían
del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo neanderthalensis</i>. Se veía
clara una línea ascendente que, desde el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pithecanthropus</i>,
un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>, pasando por
Neandertal, había desembocado en el Hombre de Cro-Magnon. Esta opinión fue
reforzada por el descubrimiento en 1907, en una mina de Mauer, cerca de
Heidelberg, de una mandíbula maciza, que ofrecía una gran semejanza con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pithecanthropus</i> de Java hallado por
Dubois, lo que parecía indicar que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pithecanthropus</i>
había vivido en Europa en una época anterior a los Hombres de Neandertal y de
Cro-Magnon, representado en este <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
heidelbergensis</i> (en realidad, un preneandertal).</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">De nuevo se les
volvió a prestar atención a los Neandertales. Por estas fechas, durante el
primer decenio del siglo veinte, se estaban realizando importantes trabajos de
Paleontología y de Antropología humanas en la Dordoña. A partir de 1908
tuvieron lugar relevantes hallazgos. Ese año se encontró, en el interior de la
cueva Bouffia Bonneval, situada cerca del pueblo de La Chapelle-aux-Saints, en el
departamento de Corrèze (Aquitania), un esqueleto muy completo de un ejemplar
masculino adulto cuya antigüedad está firmemente establecida entre 47.000 y
56.000 años. El individuo debía haber muerto con unos cuarenta años y estaba
aquejado de osteoartritis. Fue cuidadosamente enterrado por sus congéneres.
Pertenece a la especie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
neanderthalensis</i>. Otra caverna cerca de Le Moustier (en la Dordoña), en la
que anteriormente se habían recogido una gran cantidad de útiles de piedra,
ofreció en mayo de 1914 otro esqueleto de un joven de la especie, determinada
en 2002 por Bruno Maureille, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
neanderthalensis</i>. En un abrigo rocoso de La Ferrassie, en la Dordoña,
encontraron Louis Capitan (1854 – 1929), antropólogo y médico, y el
prehistoriador Denis Peyrony (1869 – 1954), en 1909, un varón adulto de
Neandertal (su capacidad craneana era de 1641 cm<sup>3</sup>), y, más tarde,
los restos de varios niños. Otro abrigo rocoso en La Quina (en Aquitania), excavado
por el médico Léon Henri-Martin desde 1906 a 1936, contenía partes de varios
esqueletos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo neanderthalensis</i>.
El primer esqueleto lo halló el 18 de septiembre de 1911. La mayoría de los
hallazgos expuestos ofrecían restos fósiles bastante completos. Pero cuando se
le encomendó al paleoantropólogo Marcellin Boule (1861 – 1942), del Museo
Nacional de Historia Natural de Francia, tenido como la más notable autoridad
en fósiles a principios del siglo veinte, una reconstrucción, a partir de los
completísimos restos fósiles encontrados hasta entonces del Hombre de
Neandertal, hizo una valoración tan equivocada de esos fósiles, que esa
reconstrucción reveló errores verdaderamente lamentables. Su reconstrucción, en
la que el Hombre de Neandertal, parecía más un ser simiesco que un Hombre,
desorientó durante decenios a los estudiosos. No obstante, cuando Boule publicó
sus resultados en tres volúmenes entre 1911 y 1913, hubo una minoría de
prehistoriadores que se mantuvo fiel a la idea de que los Neandertales eran
antepasados perfectamente respetables del Hombre moderno.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">El hecho de que los
restos de Neandertales se encontrasen sólo en Europa, aunque en muy variadas
regiones del viejo continente, afianzaba a los científicos en afirmar que tales
restos revelaban sólo una casualidad evolutiva localizada. Pero, poco a poco,
fueron encontrándose restos fuera de Europa. En 1921 fueron descubiertos restos
fósiles en</span></span><span style="font-size: 14pt;">
la mina Broken Hill de la localidad de Kabwe, en la región central de Zambia,
denominándose a este espécimen Hombre de Rodesia (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo rhodesiensis</i>). Presentaba un cráneo bajo y una frente huidiza
como los Neandertales europeos, así como arcos superciliares muy pronunciados,
pero también se destacaba en él un rasgo de modernidad: los huesos de sus
extremidades eran más rectos y más esbeltos que los de los Neandertales
europeos. Se creyó entonces que se trataba de un Neandertal, pero en 2004
estaba bastante asentado que era un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pre-sapiens</i>
(ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>). También en Asia fueron
descubiertos supuestos restos de Neandertal. El hallazgo fue realizado por
Gustav von Koenigswald, y tuvo lugar en 1931, <span class="titazul">cerca de la
aldea de Ngandong, en la zona oriental de la isla de Java, junto al río Solo, y
aunque había parentesco con los Neandertales europeos, también era cierto que
la mayor espesura del cráneo revelaba una mayor antigüedad. Koenigswald la
cifró entre 117.000 y 108.000 años, en el Pleistoceno tardío. Lo denominó,
acertadamente, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus soloensis</i>
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo soloensis</i>) (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>). Este vacío entre el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo soloensis</i> y los Neandertales
europeos, fue cubierto por un hallazgo efectuado en Rusia por el arqueólogo Alexei
Okladnikov (1908 – 1981), el 4 de julio de 1938, en la cueva de Teshik-Tash
(actualmente en Uzbekistán, en el Asia Central, unos 125 km al sur de
Samarcanda). Se trataba de un esqueleto incompleto y cráneo de niña, con toda
la dentadura, de un Neandertal. La edad del individuo era de unos siete u ocho
años. El cerebro tiene un volumen de 1500 cm<sup>3</sup>. Su antigüedad está
cifrada en 70.000 años, aunque hay quien lo retrasa unas decenas de miles de
años más.</span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Otros dos de los
hallazgos más importantes de Neandertales fueron los que tuvieron lugar en la
vertiente W del Monte Carmelo, en Israel, unos 20 km al sur de Haifa. Las
cuevas pertenecen al conjunto de cuevas de Nahal Me’arot o Uadi el-Mughara. El
primero en la cueva Tabun, descubierta por la arqueóloga británica Dorothy
Garrod, quien la examinó entre 1929 y 1934. Se encontró entonces el esqueleto
casi completo de una mujer y una mandíbula inferior masculina. La antigüedad
era de unos 120.000 años. El segundo hallazgo tuvo lugar en la cueva Skhul, y
los restos de Neandertal encontrados oscilaban entre los 80.000 y 120.000 años
de antigüedad. Estos restos de Skhul fueron interpretados por algunos
especialistas como ocupando una posición intermedia entre los Neandertales
clásicos y el Hombre moderno.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">De todas formas, y a
pesar de estos descubrimientos, los Neandertales seguirían relegados, por un
gran número de científicos, a una rama lateral de la evolución humana,
pensándose que, contemporáneos a ellos, vivieron ya especímenes que pertenecían
al antepasado directo de los hombres actuales. Todos estos científicos lo que
pretendían era encontrar restos fósiles de hombres verdaderos, pero que
tuvieran una gran antigüedad. Nunca vieron coronados por el éxito sus trabajos.
El yacimiento de Grimaldi (en Liguria), por ejemplo, reveló ser muy reciente,
mientras que el Hombre de Piltdown resultó ser una falsificación. El único caso
en el que se estuvo a punto de dar con lo deseado por la Ciencia, es decir, con
un ejemplar que fuese muy antiguo, y, al mismo tiempo, presentase rasgos
modernos, fue con el cráneo femenino de Swanscombe (al NO del condado de Kent,
en Inglaterra), al que, en principio, se le asignó una antigüedad de 250.000
años. Fue encontrado entre 1935-1936 por Barnfield Pit. El hecho de que un
individuo más evolucionado que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
neanderthalensis</i> hubiese vivido anteriormente a éste, planteó serios interrogantes.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se pensó que todo lo más que podía decirse es
que tanto el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo neanderthalensis</i>
como el individuo al que perteneciese el cráneo de Swanscombe, vivieron durante
la misma época, aunque sin estorbarse mutuamente, en regiones distintas. Estos interrogantes
se mantuvieron incluso cuando se descubrió en 1933 otro cráneo muy parecido al
de Swanscombe, el cráneo de Steinheim, que presentaba rasgos muy parecidos (el
Hombre de Steinheim pertenecía a la especie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
heidelbergensis</i>, un preneandertal; ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>).
Las dudas se resolvieron en 1964, cuando un equipo de estudiosos, con la ayuda
de computadoras y comparando los restos de Swanscombe con los de otros
Neandertales europeos, determinaron que <u>el cráneo de Swanscombe pertenecía a
un tipo Neandertaloide, o, más bien, Pre-neandertaloide</u>, y que no era tan
moderno, sino que había pertenecido a un tipo de hombre primitivo. Así, pues,
lo que había parecido una prueba de la existencia de verdaderos hombres en
tiempos muy remotos, quedaba descartado una vez más.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">Debemos mencionar
aquí el hallazgo de una mandíbula por Raoul Cammas (1905 – 1987), el 18 de
junio de 1949, en las cavidades cársticas de Montmaurin (en Occitania, al sur
de Francia), dentro de la cueva La Niche. Su antigüedad se estimó entre los
200.000 y los 240.000 años (Pleistoceno Medio), haciendo presumir una estrecha
similitud morfológica con las mandíbulas de los Neandertales europeos, pero
sofisticadas técnicas han permitido emparentarla con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo georgicus</i> de Dmanisi. Parece ser de un individuo adulto joven,
quizás una mujer. Según José María Bermúdez de Castro, «</span></span><span style="background: white; font-size: 14pt;">nos
encontramos con una mandíbula arcaica y unas piezas dentales que
taxonómicamente son indiscutiblemente neandertales, lo que viene a respaldar la
hipótesis de que la evolución del linaje neandertal no fue lineal sino en
mosaico</span><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">». La
adscripción de esta mandíbula sigue siendo incierta. Aquí la incluiremos,
provisionalmente, entre los Preneandertales.<o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Asimismo, cerca del
pueblo de Tautavel, en Occitania, en el yacimiento de la cueva del Arago (caune
de l’Arago), excavada desde 1963, tuvo lugar, el 22 de julio de 1971, un
hallazgo llevado a cabo por el prehistoriador francés Henry de Lumley (nacido
en 1934) y su esposa Marie-Antoinette, de dos fragmentos de un cráneo humano
(cara y frontal) de una antigüedad de unos 450.000 años (en el Pleistoceno
Medio). De unos veinte años, de entre 45 y 55 kg, 160 cm de altura y unos 1166
cm<sup>3</sup> de volumen cerebral, el Hombre de Tautavel ha sido adscrito a la
especie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo heidelbergensis</i>, un Preneandertal.
Ocho años más tarde se halló un parietal derecho.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">En realidad, el
cambio de valoración acerca de los Neandertales, considerándoselos como
pertenecientes al árbol genealógico humano y antepasados directos nuestros, comenzó
en el decenio de 1950, al realizarse un nuevo estudio detallado de un
Neandertal típico, el de la Chapelle-aux-Saints (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>). Entre estos Neandertales clásicos de la Dordoña francesa y
el Hombre de Cro-Magnon, se situaron los restos del Monte Carmelo. De ahí que
los fósiles del Próximo Oriente sirvan para establecer un sólido nexo evolutivo
entre los Neandertales y el Hombre moderno. Hoy en día es ya casi generalizado
hablar del llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens
neanderthalensis</i>, que, aunque nos indica cierta diferencia con el Hombre
moderno, esto es, con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens
sapiens</i>, nos permite colocarlo en la grey humana. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
II. El Hombre de las épocas glaciales</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Podemos
considerar al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo neanderthalensis</i>
como un tipo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens</i>
evolucionado que apareció hace unos 100.000 años, aunque primitivos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens</i> vivieron ya durante los
200.000 años anteriores a la aparición del Neandertal, es decir, después del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i>. Durante la época de estos
Preneandertales u <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens</i> primitivos
(Mauer, Hombre de Steinheim, Swanscombe, Montmaurin, Hombre de Tautavel), hace
unos 250.000 o 300.000 años, e incluso algo más, la población de la Tierra
puede estimarse en unos diez millones de habitantes. Durante este tiempo, los
parajes que habitó el Hombre fueron muy distintos. En Europa, por ejemplo, se
gozaba de un clima cálido, hasta el punto de que incluso a orillas del
Mediterráneo había selvas. Asia se presentaba como menos acogedora, aun cuando
el Hombre se había extendido ya por todo el perímetro meridional de este
continente, desde el Próximo Oriente hasta Java, penetrando incluso en China
central. El continente más poblado era África. La mayoría de estos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens</i> primitivos o
Preneandertales vivían en territorios herbosos o parcialmente cubiertos de
bosques. En estos lugares la abundancia de alimentos era notable, sobre todo
por la cantidad de manadas de animales que vivían en estas zonas. La tundra,
aun siendo un paraje con abundantes especies animales, seguía sin ser explorada
por los Preneandertales, en parte debido a los rigores del clima.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Aun
cuando podemos imaginar algunos de los comportamientos y técnicas utilizadas
por los Preneandertales, como el hecho de abrigarse con pieles de animales, de
construir cabañas para refugiarse, el uso del fuego, etc, el documento más
excepcional que poseemos es el utillaje lítico. El estilo de este utillaje ha
sido llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Achelense</i>, por el
yacimiento francés de Saint- Acheul, cerca de Amiens. La tradición Achelense
ofrece como útil más característico el <u>hacha de mano bifacial</u> (véase <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i> la industria lítica del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">biface</i>, esto es, guijarros tallados,
descubierta por Mary Leakey en Olduvai): un instrumento oval algo achatado o en
forma de pera, con filos cortantes de trece o quince cm de longitud en cada
lado. Este utensilio tenía variados usos: recortar pieles, descuartizar
animales, cortar o raspar madera, etc. Estas primitivas hachas de mano fueron
perfeccionándose gradualmente, sobre todo cuando el Hombre aprendió a desbastar
la materia prima, sílex o cuarcita, con algún tipo de percutor blando, como
madera o hueso, con lo que el hacha de mano presentaba filos más agudos y
cortes más regulares.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">De
igual manera, hace unos 200.000 años, esto es, unos 100.000 antes de que
apareciesen los verdaderos Neandertales, se extendió por todo el mundo una
nueva técnica para fabricar instrumentos de lascas: la técnica <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Levallois</i>, denominación en la que ha
insistido el gran prehistoriador francés François Bordes (1919 – 1981), quien
considera incorrecto hablar de industria <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Levalloisien</i>
o<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>«Levalloisiense», término empleado
por Henri Breuil. El término <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Levallois</i>
procede de los hallazgos realizados en los alrededores de la localidad francesa
de Levallois-Perret (en la región de la Île-de-France, al NO de París). El
método <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Levallois</i> consiste en que, en
vez de golpear simplemente en un gran nódulo de sílex para producir lascas, se
empezaba por desbastar un nódulo de sílex por los lados y por arriba; a
continuación, el núcleo así preparado era golpeado con un golpe seco en
determinado punto de un lado. El resultado del golpe era una lasca de tamaño y
forma previstos, con filos largos y agudamente cortantes. Esta técnica <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Levallois</i> parece ser originaria de
África, aunque bien pudo ser descubierta simultáneamente en otros lugares.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">A
los tiempos más o menos apacibles en que vivían los Preneandertales, les
sucedieron otros, hace unos 200.000 años, en los que las temperaturas
comenzaron gradualmente a descender. Aparecieron las últimas glaciaciones
(Riss, hace unos 200.000 años, y después Würm, hace unos 80.000 años).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1035" type="#_x0000_t202"
style='position:absolute;margin-left:1.45pt;margin-top:4pt;width:379.9pt;
height:103.7pt;z-index:251680768' strokecolor="white [3212]"/><![endif]--><!--[if !vml]--><span style="mso-ignore: vglayout;">
</span></span></p><table align="left" cellpadding="0" cellspacing="0">
<tbody><tr>
<td height="5" width="1"></td>
</tr>
<tr>
<td></td>
<td bgcolor="white" height="144" style="background: white; border: 0.75pt solid white; vertical-align: top;" width="512"><span style="font-family: times;"><!--[endif]--><!--[if !mso]--></span><span style="mso-ignore: vglayout; position: absolute; z-index: 251680768;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" style="width: 100%px;">
<tbody><tr>
<td><span style="font-family: times;"><!--[endif]-->
</span><div class="shape" style="padding: 4.35pt 7.95pt;" v:shape="_x0000_s1035">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 10pt;">Interglacial
acual, iniciado hace unos 11.000 años.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 10pt;">Glaciación
Würm, iniciada hace unos 80.000 años.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 10pt;">Interglacial
Riss-Würm, iniciado hace unos 140.000 años.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 10pt;">Glaciación
Riss, iniciada hace unos 200.000 años.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 10pt;">Interglacial
Mindel-Riss, iniciado hace unos 390.000 años.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 10pt;">Glaciación
Mindel, iniciada hace unos 580.000 años.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 10pt;">Interglacial
Günz-Mindel, iniciado hace unos 750.000 años.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 10pt;">Glaciación
Günz, iniciada hace unos 1.100.000 años.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<span style="font-family: times;"><!--[if !mso]--></span></td>
</tr>
</tbody></table>
</span><span style="font-family: times;"><!--[endif]--><!--[if !mso & !vml]--> <!--[endif]--><!--[if !vml]--></span></td>
</tr>
</tbody></table><span style="font-family: times;"><span style="mso-ignore: vglayout;">
</span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<span style="font-family: times;"><br clear="ALL" style="mso-ignore: vglayout;" />
</span><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Las teorías
propuestas para explicar las glaciaciones, estudiadas principalmente en los
Alpes, han sido muy dispares. Unos han creído que las épocas de intenso frío
eran debidas a que los volcanes arrojaban, al entrar en erupción, formidables
cantidades de polvo fino que, al quedar suspendido en la atmósfera, impedía la
penetración de los rayos solares, con el consiguiente enfriamiento. Otros han
supuesto nubes periódicas de polvo cósmico, que atravesaban los espacios
comprendidos entre la Tierra y el Sol, con lo que igualmente los rayos solares
no podían calentar el globo terráqueo. También hay quien ha pensado que las
épocas glaciales eran debidas a la variación del ángulo del eje de rotación de
la Tierra y de su órbita alrededor del Sol, modificándose así la cantidad de
calor solar que recibe nuestro planeta. Otros, por último, han relacionado las
glaciaciones con las erupciones de manchas solares y llamaradas, que acentúan
la energía calorífica solar, produciéndose periodos fríos cuanto tales
erupciones solares no tienen lugar. Lo que no ha sido suficientemente explicado
son las alternancias de periodos fríos y periodos cálidos, dando lugar a los
periodos interglaciales.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">La glaciación Riss
fue la que le tocó vivir a los Preneandertales. La impresionante congelación de
agua hizo decrecer el nivel de los mares en unos 150 metros, por lo que enormes
plataformas continentales quedaron al descubierto, aumentado de ese modo las
posibilidades de recursos animales para estos hombres primitivos. Las
condiciones desfavorables estimularon la inteligencia y ayudaron a perfeccionar
las técnicas del labrado de la piedra. De la glaciación Riss procede el cráneo
aplastado que Henry de Lumley, en julio de 1971, encontró en la cueva de Arago,
en unas colinas al pie de los Pirineos de Occitania, cerca del pueblo de
Tautavel, y al que denominó Hombre de Tautavel (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>). Presentaba una cara proyectada hacia adelante
(prognatismo), un recio arco óseo sobre los ojos, la frente huidiza y una caja
cerebral ligeramente inferior a la del promedio moderno. Este cráneo, junto con
unas mandíbulas halladas en el mismo sitio, presentaba similitud con los
fragmentos de Swanscombe y Steinheim, ofreciéndonos una visión bastante precisa
de los hombres que vivieron entre el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
erectus</i> y los Neandertales.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">También nos habla
del ingenio de estos hombres que vivieron durante la glaciación Riss, un
sorprendente hallazgo hecho por Henry de Lumley a partir de 1962 en la gruta de
Lazaret, al SE de Niza. Los restos humanos del yacimiento tienen una antigüedad
de unos 170.000 años. El descubrimiento más célebre es el de los vestigios de
una cabaña hecha con pieles de animales extendidas sobre un entramado de ramas
y sujetas por un cinturón de piedras en el perímetro. Levantada sobre la pared
de la roca, medía 11 metros de longitud por 3,5 metros de profundidad. El
estudio del yacimiento y la reconstrucción minuciosa de la cabaña, hecha por
Henry de Lumley, fue objeto de una monografía de este prehistoriador publicada
en 1969. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpZQWvYLtewZasDEy6mvN-9xXpyQofNxZ-TlFANp4UXOg1It3zLmsD6NYuRrt5OIXqGO1tC5CXWvWI3dyEdIEId2YVGOMYizdumJHDn96ikx5mB0J9Ddqy2F9SO_QiJaYd3RA0DlErOixfWSDCxB15Q4i2TyZ5h6sj-ae6MeMz_zeu79q2F4retOdb/s800/cabane%20du%20Lazaret.gif" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: times;"><img border="0" data-original-height="581" data-original-width="800" height="232" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpZQWvYLtewZasDEy6mvN-9xXpyQofNxZ-TlFANp4UXOg1It3zLmsD6NYuRrt5OIXqGO1tC5CXWvWI3dyEdIEId2YVGOMYizdumJHDn96ikx5mB0J9Ddqy2F9SO_QiJaYd3RA0DlErOixfWSDCxB15Q4i2TyZ5h6sj-ae6MeMz_zeu79q2F4retOdb/s320/cabane%20du%20Lazaret.gif" width="320" /></span></a></div><span style="font-family: times;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Otro indicio de la
creciente complejidad y sutileza de la conducta humana en estas épocas, son los
cráneos de lobo que el matrimonio Lumley encontró a la entrada misma de cada
una de las tiendas, todos en el mismo sitio y uno en cada lugar.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Del periodo
interglacial Riss-Würm, que siguió a la glaciación Riss, procedían
supuestamente dos fragmentos de cráneo encontrados por la paleontóloga francesa
Germaine Henri-Martin (1902 – 1975) en 1947 en la cueva de Fontéchevade
(explorada desde 1870), en el departamento de Charente, en Aquitania, al SO de
Francia, unos 27 km al este de Angulema. La antigüedad de los fragmentos, un
hueso frontal y otro parietal, se creyó entonces que oscilaba entre los 200.000
y los 120.000 años, y fueron considerados como de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pre-sapiens</i> por los paleoantropólogos franceses de la época. En el
decenio de 1990, el paleoantropólogo estadounidense Harold Lewis Dibble (1951 –
2018) puso en duda estas conclusiones. La supuesta existencia en Fontéchevade
de la llamada cultura <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tayaciense</i>
(bautizada así por Henri Breuil a partir del utillaje encontrado en el
yacimiento de La Micoque, en Dordoña, y con una antigüedad entre los 440.000 y los
350.000 años, siendo su instrumento más conocido la punta de Tayac), es para
François Bordes un utillaje lítico perteneciente al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Musteriense</i> anterior a la glaciación Würm, es decir, una industria <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pre-Musteriense</i> del mencionado
interglacial Riss-Würm. En 2007, Philip G. Chase, de la Universidad de
Pensilvania, fechó aquellos dos fragmentos de cráneo entre los 39.000 y los
33.000 años, esto es, en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Proto-Auriñaciense</i>
y dentro de la última glaciación, la Würm. Esto quiere decir que,
efectivamente, pudieron pertenecer a un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pre-sapiens</i>
evolucionado.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Durante el
interglacial Riss-Würm, hace unos 110.000 años, comienzan a surgir los
verdaderos Neandertales, entre los que se hallan los restos de cráneo
encontrados el 21 de septiembre de 1925 en una cantera del valle del río Ilm,
próxima a Ehringsdorf, en Turingia, pertenecientes a una mujer de entre 20 y 30
años de edad, con una antigüedad cifrada actualmente en unos 230.000 años,
aunque inicialmente se fijaron entre los 126.000 y los 115.000 años. Por lo tanto,
pertenecen al interglacial Mindel-Riss. También pertenecen al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo neanderthalensis</i> los dos cráneos de
Saccopastore, encontrados cerca de Roma en una cantera de grava próxima a la
confluencia entre los ríos Aniene y Tíber. El primer cráneo, probablemente de
una mujer adulta, fue hallado en 1929 por unos trabajadores, y el segundo, de
un adulto masculino de unos 35 años, en 1935 por el abate Henri Breuil y el
paleontólogo Alberto Carlo Blanc (1906 – 1960). La antigüedad de ambos cráneos
se estima desde 2015 en unos 250.000 años, muy temprana para un Neandertal.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Lo más sobresaliente
de los Neandertales clásicos del periodo interglacial Riss-Würm, era el aumento
del volumen cerebral, y, por tanto, un mayor desarrollo de la inteligencia. El
indicio más claro de este desarrollo nos lo ofrece la perfección de la
industria lítica típica de los Neandertales, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Musteriense</i>, sobre todo si la comparamos con las anteriores. Los
Neandertales clásicos vivieron entre hace unos 110.000 años y unos 40.000 años,
llegando a conocer la glaciación Würm. Cuando de nuevo los hielos aparecieron
en Europa, los Neandertales permanecieron en el viejo continente, sin emigrar a
tierras más cálidas, estimulando considerablemente su industria lítica y la
adaptación a las nuevas condiciones climáticas. Se inventó una nueva técnica de
la talla de la piedra: se recortaba un nódulo de piedra por los bordes para
formar un núcleo en forma de disco; a continuación, dando martillazos hacia el
centro del disco, golpeaban repetidamente sus bordes, haciendo saltar lasca
tras lasca hasta conseguir que el núcleo quedara gastado por completo. Por
último, las lascas inacabadas se arreglaban a fin de dotarlas de los bordes
necesarios para trabajar la madera o la piedra. El equipo instrumental de los
Neandertales clásicos resultó ser mucho más variado que el de sus antecesores,
incluyendo más de sesenta tipos distintos de útiles para raspar, cortar,
perforar y vaciar. Los utensilios encontrados en los territorios situados al
norte del Sahara y por el este hasta China, pertenecen al Musteriense, mientras
que al sur del Sahara podemos hablar de dos estilos distintos, aunque coetáneos
al Musteriense: la industria <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fauresmithiense</i>
(por la localidad de Fauresmith, en Sudáfrica), versión sumamente evolucionada
del Achelense, y la industria de Sangoan o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sangoense</i>,
caracterizada por la presencia de un instrumento largo, estrecho y pesado, y
cuya denominación deriva del yacimiento de Sango Bay, en la orilla occidental
del lago Victoria, en Uganda.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Estos hombres de
Neandertal se extendieron mucho más allá de lo que lo habían hecho sus más
inmediatos antecesores, penetrando hasta incluso en las selvas de la cuenca del
río Congo, diseminándose por las vastas llanuras del oeste de Rusia y
aventurándose hasta el mismo corazón de Asia. El único lugar no alcanzado por
ellos, además de Australia, parece ser América, ya que aun cuando durante la
glaciación Würm el estrecho de Bering dejase al descubierto un puente de tierra
que unía Siberia con Alaska, también es cierto que los obstáculos para llegar a
este puente de tierra eran formidables, sobre todo por las cadenas montañosas
que se extendían por la Siberia oriental. Los hombres de Neandertal carecían
del utillaje necesario, de las vestimentas adecuadas, así como de las
capacidades inventivas para guarecerse en refugios fabricados por ellos mismos,
que les hubiesen permitido adentrarse en el Nuevo Mundo, tierra, por otra
parte, muy rica en reservas de todo tipo para los hombres de aquellos tiempos
que se hubiesen internado en ella.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
III. La vida cotidiana hace 60.000 años</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Debido
a que este capítulo es fundamentalmente descriptivo, sólo indicar que existía
una notable diferencia, aunque se mantuviesen constantes esenciales, entre la
vida de una banda de Neandertales que habitase las tundras del norte de Europa
y otra que viviese en las sabanas tropicales. Las hordas de los paisajes de
tundra, por ejemplo, las que podían vivir en el territorio que actualmente
comprende Alemania, estaban integradas por unos 25 individuos, existiendo un
mayor número de hombres que de mujeres, y estando muy arraigada la división
sexual del trabajo entre los machos cazadores y las hembras recolectoras. El
mayor número de hombres que de mujeres, como lo han confirmado los distintos
yacimientos excavados, puede responder en cierta medida a la práctica del
infanticidio femenino, debido a que, al ser concretamente la caza el medio
fundamental de subsistencia de estas gentes, y al no dedicarse las mujeres a
ella, un número excesivo de hembras podría resultar perjudicial para la horda
en cuestión. Asimismo, un número excesivo de niñas con vida, con posibilidad de
convertirse en futuras madres, podría poner en peligro a cualquier banda, sobre
todo por un exceso de población al no disponerse de los recursos alimenticios
necesarios.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Estas
bandas de Neandertales, que necesitaban extensos territorios para subsistir,
solían desplazarse hacia el norte con la llegada de la primavera y el verano,
constituyendo estas dos estaciones las épocas del año de mayor abundancia de
caza y de mayor variedad en el régimen alimenticio. No sólo animales herbívoros,
sino también peces, aves, etc, eran capturados en estos meses primaverales y
estivales. Con la llegada del invierno y de las grandes nevadas, los grupos se
desplazaban más hacia el sur, refugiándose en abrigos seguros, tales como las
grutas y cavernas. Los frutos, raíces, tubérculos, bayas, semillas, etc,
recogidos por las mujeres durante los meses de menos frío, podrían constituir
reservas de alimento para los días del invierno en que la caza no fuese
abundante. Estos hombres siempre cazaban en grupo, no sólo para que la caza
fuese más eficaz, sino para que también se corrieran menos riesgos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Por
el contrario, la vida de una banda de Neandertales en la sabana, giraba en
torno a cambios estacionales de tiempo seco y tiempo lluvioso. Las mujeres
recolectaban productos diferentes que los que podrían recogerse en los parajes
del Norte, donde estaban los hielos, de igual modo que los hombres cazaban
otras especies animales: en vez del reno, el rinoceronte lanudo y el mamut, se
capturaban cebras y antílopes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
IV. El amanecer del espíritu humano</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Podemos
considerar a los Neandertales como los primeros seres humanos que exhibieron el
espectro completo de procederes considerados constitutivos de la naturaleza
humana. No sólo practicaban enterramientos, como síntoma de su creencia en un
más allá, no sólo ofrecían indicios de una cierta atención y cuidado a los
disminuidos físicos y a los ancianos, sino que realizaban una serie
relativamente compleja de ritos mágicos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">El
culto a los muertos entre los Neandertales aparece bien documentado, ya que la
mayoría del utillaje lítico y de los restos humanos encontrados lo han sido en
tumbas y fosas. Tanto los restos encontrados en el valle de Neander, como los
hallados en Spy (en Bélgica) y en La Chapelle-aux-Saints, estaban en distintos
tipos de tumbas, enterrados deliberadamente. Lo mismo ocurre en los abrigos
rocosos de La Ferrassie (Dordoña) y de La Quina (Aquitania). Muchos de los
cadáveres descubiertos en los mencionados yacimientos se hallan en posición
fetal, con las piernas encogidas y el cuerpo reposando sobre uno de sus lados.
No se sabe a ciencia cierta a qué podía responder este tipo de colocación del
muerto en la tumba, aunque se ha pensado o bien en una economía del espacio
disponible, ahorrándose así los excavadores el hacer una fosa mayor, o bien en
una posición que recordaría la de un niño en el seno materno.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">También
se han encontrado en muchos enterramientos restos de utensilios y de armas que
acompañan a los cadáveres. De una manera prácticamente generalizada, los
especialistas opinan que esos útiles y armas acompañarían a los muertos en su
vida de ultratumba. Pero hay que tener presente, como ha señalado François
Bordes, que, en la mayoría de los enterramientos, lo que se han encontrado han
sido utensilios o armas del tipo La Quina – La Ferrassie, existiendo, como se
sabe, otros tres tipos de técnica Musteriense de labrado de la piedra entre los
Neandertales: el Musteriense denticulado, el Musteriense típico y el
Musteriense de tradición Achelense. Tan sólo a los utensilios o armas del Musteriense
típico o del Musteriense tipo La Quina – La Ferrassie, se los ha encontrado
asociados a restos humanos, mientras que los otros dos tipos de Musteriense no
ofrecen esta característica. Ello no quiere decir que los Neandertales
vinculados al Musteriense denticulado y al Musteriense de tradición Achelense,
no hubiesen practicado un cierto culto a los muertos, ya que el enterramiento
no constituye la única muestra existente de ese culto. Bien pudieron exponer
los cadáveres a la salida de las grutas, o practicar la incineración.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Restos
muy importantes también de esta práctica de culto a los muertos entre los
Neandertales, han sido encontrados en la caverna de Kiik-Koba, al sur de la
península de Crimea, unos 25 km al este de la localidad de Simferopol, descubierta
por el arqueólogo Gleb Bronch-Osmolovsky (1890 – 1943) y excavada por él entre
1924 y 1926, donde halló utillaje lítico en tres capas (Achelense tardío,
Musteriense temprano y Musteriense medio) y dos tumbas excavadas en el suelo,
una con los restos de un hombre adulto de Neandertal, y la otra con los de un
bebé de un año de la misma especie; en dos cuevas de la vertiente W del Monte
Carmelo (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>); la <span class="titazul">cueva de Teshik-Tash, en Uzbekistán</span> (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>); y en la cueva de Shanidar, en
los Montes Zagros, en el Kurdistán iraquí, donde el antropólogo estadounidense
Ralph Solecki (1917 – 2019), de la Universidad de Michigan, encontró en 1953
los restos de un probable Neandertal niño, entre 1956-1957 tres esqueletos de Neandertales
no fosilizados, y en las excavaciones de 1960 restos de siete Neandertales
adultos y dos bebés, con una datación (los de 1960) entre los 65.000 y los
35.000 años. El primero de los enterramientos de Shanidar excavado en 1960 revelaba,
después de los análisis de polen efectuados, que se habían depositado gran
cantidad de flores distintas sobre la sepultura.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Los
ejemplos más notables de una cierta atención y cuidado por parte de los Neandertales
hacia los enfermos, disminuidos físicos y ancianos, pueden observarse en La
Chapelle-aux-Saints y en Shanidar.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">También
se han encontrado yacimientos en los que los restos humanos presentan indicios
de una cierta práctica del canibalismo y de la antropofagia, aparte de que
algunos de los fósiles presenten señales de muerte violenta. Estas muertes
violentas, bien pudieron ser ocasionadas por sus propios congéneres o por los
animales que les servían de alimento. Con respecto al canibalismo y a la
antropofagia, no todos los especialistas están de acuerdo en su uso, como lo
revela el estudio realizado en 1970 por el biólogo estadounidense Stanley Marion
Garn (1922 – 2007) y por Walter D. Block. En muchos yacimientos la cabeza y el
cráneo se encuentran separados del cuerpo. Incluso la abertura de la base del
cráneo, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">foramen magnum</i> o agujero
occipital, aparece ensanchado, como si se hubiesen querido extraer los sesos y
el cerebro. Esto se observa muy bien en los cráneos descubiertos en las riberas
del río Solo, en Java. Ahora bien, no tenemos por qué establecer una relación
directa entre canibalismo y ensanchamiento del agujero occipital. Uno de los
casos más curiosos de posible culto a los muertos y de prácticas rituales, fue
descubierto por el paleontólogo Alberto Carlo Blanc en 1939, en el monte
Circeo, al sur del Lazio, donde, dentro de un círculo de piedras que se
encontraban en el lugar más recóndito de la gruta Guattari, fue hallado un
cráneo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo neanderthalensis</i> (en
realidad, el hallazgo del cráneo fue del propietario de la gruta, aunque
inmediatamente fue puesto a disposición del paleontólogo italiano) al que
también se le había ensanchado el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">foramen
magnum</i>. Los especialistas han visto aquí la práctica de una ceremonia
ritual.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Al
igual que otros cazadores – recolectores de nuestros días, los Neandertales
quizás tuvieran creencias y costumbres relacionadas con los momentos clave del
ciclo de la vida humana: nacimiento, pubertad, iniciación de los cazadores,
elección del jefe, matrimonio y muerte.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Muy
revelador fue el descubrimiento de huesos de Neandertal efectuado el 7 de julio
de 1917 por Theophil Nigg en la caverna de Drachenloch, en los Alpes suizos (en
el muro rocoso de Seewerkkalk, perteneciente al pico Drachenberg, a unos 2427
metros sobre la localidad de Vättis, en el cantón de St. Gallen), y remitidos
ese mismo día al naturalista Emil Bächler<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Prehistoria/proceso%20de%20hominizacion.rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(1868 – 1950), de la Universidad de la ciudad de St. Gallen (Saint-Gall). En
esta caverna de Drachenloch también fue hallado un cráneo de oso enterrado. Otro
destacado hallazgo fue el realizado en el yacimiento de la cueva de Regourdou,
en la Dordoña, donde el 22 de septiembre de 1957 se descubrió una mandíbula de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo neanderthalensis</i>, y, ese mismo año,
bajo la dirección de Eugène Bonifay, un enterramiento de otro individuo de la
misma especie, así como un enterramiento de un oso pardo, que nos permite
hablar de los ejemplos más famosos de caza mágica propia de los Neandertales,
el culto al oso. En ambos casos, en Drachenloch y en Regourdou, los cráneos de
osos fueron depositados en una especie de cavidad cúbica hecha de piedras, sita
en el interior de las cavernas. Tales prácticas parecen estar relacionadas con
creencias acerca del funcionamiento del Universo. Estas prácticas necesitarían
un periodo muy largo de formación hasta que tomasen la forma que advertimos en
los Neandertales.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">También
las poblaciones de Neandertales esbozaron los cimientos de lo que
posteriormente constituiría un arte relacionado con prácticas rituales y
mágicas. Muy pocos, por no decir prácticamente ninguno, son los testimonios que
se nos han conservado de estos rudimentarios comienzos de la práctica estética
entre los Neandertales: fragmento de marfil recortado en forma ovalada y luego
pulimentado y recubierto de ocre, en Hungría; orificio en un hueso de animal en
las grutas de Pech-de-l’Azé, en la localidad de Carsac-Aillac, en la Dordoña, y
dos fósiles de animales marinos en las grutas de la localidad de Arcy-sur-
Cure, en la región de Borgoña-Franco Condado, pero, aun siendo tan escasos,
ponen de manifiesto que el arte necesitó un periodo de formación larguísimo,
lleno de tropiezos y obstáculos, hasta que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens</i> de Cro-Magnon lo realizara de una manera perfecta. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">*Capítulo
V. La extinción de los Neandertales</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Puede
decirse que los hombres de Neandertal se extinguieron de la superficie de la
Tierra hace unos 40.000 años, siendo sustituidos por otros, los hombres de
Cro-Magnon, que son ya <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens
sapiens</i>. En lo que los especialistas no se ponen de acuerdo es si los Neandertales
fueron sustituidos violentamente por los hombres de Cro-Magnon, incluso
exterminados por éstos, o si, por el contrario, se transformaron gradualmente
en hombres cada vez más modernos, hasta presentar los caracteres actuales.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Uno
de los documentos más excepcionales que poseemos, son los utensilios de piedra
que fabricaron. En muchos yacimientos se observan una serie de niveles
intermedios entre los instrumentos de piedra elaborados por los Neandertales y
los hechos por los Cro-Magnon, que aparecen estériles. Estos niveles estériles
han dado pie y fundamento a aquella teoría que establece que tal hecho es
síntoma de que el paso de una especie a otra se produjo violentamente, es
decir, <u>que los hombres modernos, que habían evolucionado en lugares
diferentes de otro tronco homínido distinto al tronco neandertaloide</u>,
invadieron e irrumpieron violentamente en los territorios ocupados por los Neandertales,
exterminándolos, debido a su superioridad física y cerebral.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">En
cambio, se han encontrado otros yacimientos, muchos incluso, en los que se
observa una transformación gradual de los utensilios hechos por los
Neandertales en útiles propios de los hombres de Cro-Magnon. Si tenemos en
cuenta que la industria propia de los Neandertales, la Musteriense, se dio
durante el Paleolítico Medio, nos encontramos con que, en muchos yacimientos,
en vez de aparecer niveles intermedios estériles, estos niveles ofrecen
utillaje lítico que lo mismo presenta rasgos propios del Paleolítico Medio como
del Superior. Estos niveles a los que nos referimos, situados más arriba que
los niveles donde aparece la industria Musteriense, y, por tanto, del
Paleolítico Superior, nos presentan una industria lítica denominada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Perigordiense</i> (el término <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Périgordien</i> fue acuñado en 1933 por
Denis Peyrony, distinguiéndose entre un Perigordiense inferior y otro superior,
división hoy obsoleta y que ha sido substituida por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Châtelperronien</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gravettien</i>,
esto es, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Châtelperroniense</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gravetiense</i>), que parece ser que deriva
directamente <u>del Musteriense de tradición Achelense, esto es, del
Musteriense más evolucionado</u>. Un lugar importante en Europa donde se ha
encontrado esta industria Musteriense de tradición Achelense, es en los
depósitos de Combe-Capelle (en el valle del riachuelo de la Couze, en el
municipio de Saint-Avit-Sénieur, en la Dordoña), indicando tal industria que el
sitio había sido ocupado por los Neandertales hace unos 50.000 años.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Lo
que fundamenta esto que decimos a propósito de la procedencia de la industria
Perigordiense del Musteriense de tradición Achelense, es precisamente el hecho
de que, si las industrias musterienses se caracterizan fundamentalmente por la
fabricación de <u>lascas</u>, y las industrias líticas del Paleolítico
Superior, como la Perigordiense, por la fabricación de <u>hojas</u>, nos
encontramos con que en el Musteriense de tradición Achelense hay una tendencia
cada vez más pronunciada a fabricar hojas en vez de lascas, lo mismo que a
fabricar instrumentos cada vez más especializados, como los buriles, propios
también de las industrias del Paleolítico Superior. Lo que no aparece tan claro
es cómo se produjo este cambio en la tradición de fabricación de instrumentos,
ya que bien pudo originarse por innovaciones difundidas mediante conquistas,
trueques, migraciones, tradiciones orales o uniones de hombres y mujeres entre
bandas vecinas, o bien por una inteligencia en ascenso, por un desarrollo del
lenguaje, etc.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">En
cuanto a la extinción propiamente dicha de los Neandertales, existe un periodo
de tiempo comprendido entre hace 52.000 y 32.000 años, importantísimo para
dilucidar esta cuestión, periodo del que poseemos escasos restos, que nos
impiden establecer unas conclusiones firmes. A un lado y otro de esa laguna de
unos 20.000 años, nos encontramos con los Neandertales, por un lado, y con los
Cro-Magnon, por otro. Para muchos estudiosos aún sigue siendo un misterio por qué
las diferencias entre una y otra raza (en rigor, especie) tienen lugar en tan
corto espacio de tiempo. Pero haciendo una valoración de los restos fósiles
encontrados, podemos observar que muchos de ellos pertenecen a individuos que
bien pudieran ser seres intermedios entre el Hombre de Neandertal y el de
Cro-Magnon. La opinión corriente entre los antropólogos es que los Neandertales
pueden considerarse como los antepasados de las poblaciones de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens sapiens</i>. Para sustentar
esta opinión, nos encontramos con los siguientes restos fósiles humanos:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">a)
los descubiertos en los yacimientos del Próximo Oriente, sobre todo en las
cuevas de Skhul, en el Monte Carmelo, y Qafzeh, en el valle de Jezreel, al sur
de Nazareth, donde aparecen cráneos que presentan una mezcla claramente
equilibrada de rasgos arcaicos y modernos;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">b)
en la Europa oriental no sólo se ha encontrado una mandíbula superior de
aspecto intermedio, sino que los Neandertales más recientes eran bastante
avanzados;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">c)
en Australia se han descubierto restos fósiles que hacen pensar en un eslabón
intermedio entre el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus
soloensis</i> de Java y los más antiguos fósiles de aborígenes australianos, ya
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">sapiens sapiens</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">d)
en África faltan ejemplares de transición, aunque se han descubierto algunos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens sapiens</i> de aspecto
rudimentario, con más de 40.000 años de antigüedad, descendientes,
posiblemente, del <span class="titazul"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
rhodesiensis</i>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">Europa occidental es
la única zona donde no ha podido establecerse ningún tipo de eslabón intermedio
entre el Neandertal y el Cro-Magnon. Aquí las opiniones están divididas.
Mientras algunos investigadores, como el antropólogo estadounidense Charles
Loring Brace (1930 – 2019), piensan que sí puede hablarse de una línea
evolutiva entre los Neandertales y el Hombre de Cro-Magnon, otros, como el
especialista estadounidense en el lenguaje humano Philip Lieberman (1934 –
2022) y el anatomista también estadounidense Edmund Slocum Crelin (1923 –
2004), en un artículo conjunto publicado en 1971 en la revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Linguistic Inquiry</i>, del MIT (Instituto
de Tecnología de </span></span><span style="background: white; font-size: 14pt;">Massachusetts</span><span class="titazul"><span style="font-size: 14pt;">), apoyándose en análisis lingüísticos, abogan por la
extinción definitiva de los Neandertales y su sustitución por el Hombre de
Cro-Magnon.</span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Loring Brace fundamenta
su opinión de que los Neandertales pudieron evolucionar hacia formas propias de
los hombres modernos, en la gran antigüedad de los fósiles encontrados, lo que
les hubiera permitido tener tiempo suficiente de transformarse en hombres como
los actuales. Para Loring Brace, el hecho de que la cara de los Neandertales
fuera ancha y prognata, rasgo primitivo que les diferencia de los hombres
modernos, residía en que tal estructura era adecuada para soportar los dientes
delanteros, que eran muy anchos, con lo que conformarían la estructura toda de
la cara y del cráneo neandertaloide. Parece ser que tal primitivismo en la
dentición era debido a causa de que todavía los dientes eran usados como
herramientas. Una vez que los útiles de piedra se perfeccionan, los hombres
irían prescindiendo paulatinamente de sus dientes como instrumentos de trabajo,
y, de esta manera, los dientes adquirirían su aspecto moderno, con la
consiguiente transformación de todo el resto de la estructura facial y
craneana.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">David Pilbeam,
siguiendo las investigaciones de Philip Lieberman y de Edmund S. Crelin,
basadas en el lenguaje, no está de acuerdo con la opinión de Loring Brace, ya
que cree que, aun cuando sí que hubo una transformación gradual desde el
Neandertal hasta el Cro-Magnon, ésta no fue debida a lo aducido por Loring
Brace, sino que tal transformación fue posible como consecuencia del cambio de
la parte superior de la garganta en una faringe capaz de producir toda la gama
de la vocalización moderna. Esta teoría de Pilbeam presenta en su favor el
hecho de que es capaz de explicar mejor que la de Loring Brace la evolución tan
rápida que se operó entre ambas razas (en rigor, especies). El desarrollo de la
faringe podría haberse producido rapidísimamente, ya que el habla es un recurso
de incalculable valor.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">En 2004 se sabía ya
con bastante certeza que los neandertales se originaron en Europa y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens</i> en África, y que tanto unos
como otros pertenecen a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">especies</i>
distintas que procedían de un antepasado común (no es que fueran <i style="mso-bidi-font-style: normal;">razas</i> diferentes). Los párrafos
anteriores dedicados al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
neanderthalensis</i> obvian esta cuestión esencial. Ese antepasado pudo ser el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo antecessor</i>, pero esta hipótesis no
está ni mucho menos confirmada. También obvian los antedichos párrafos el hecho
de que los Neandertales pudieron haberse extinguido por una desconocida
enfermedad congénita, propia de su específica genética, con lo que se
descartaría la desaparición violenta. De hecho, es muy probable que
neandertales y cromañones se encontrasen pacíficamente y mantuviesen un
conocimiento personal entre ellos, a pesar de pertenecer a especies distintas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Pre-australopitécidos
→ Australopitécidos (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Australopithecus
africanus</i> de Sterkfontein,<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Australopithecus
africanus</i> o Niño de Taung,) → Parántropos (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paranthropus robustus</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paranthropus
Boisei</i>, entre otros) → <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo habilis</i>
→ <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo erectus georgicus</i> →<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Homo
ergaster</i> →<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Pithecanthropus erectus</i>
→ <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sinanthropus pekinensis</i> → <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo mauritanicus</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo soloensis</i>) → <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
antecessor</i> → Preneandertales (Hombre de Heidelberg, Hombre de Steinheim y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elvis</i>, en la Sima de los Huesos en
Atapuerca, todos de la especie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
heidelbergensis</i>) → <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo
neanderthalensis</i> (cráneo de Gibraltar, cráneo del valle de Neander, Hombre
de Le Moustier) → <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pre-sapiens</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo rhodesiensis</i>) → <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo sapiens sapiens</i> (Hombre de Cro-Magnon,
Hombre de Aurignac, Hombre de Chancelade, Hombre de Grimaldi) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Hombre de Cro-Magnon,
descubierto en 1868 en la colina de ese nombre, en la localidad de Les Eyzies
(Dordoña). Tres adultos varones y una mujer. Capacidad craneana de 1590 cm<sup>3</sup>
y uno de los adultos varones medía 180 cm de altura.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Hombre de Grimaldi,
descubierto el 26 de mayo de 1872 en la Cueva del Cavillon, entre Menton
(Francia) y Ventimiglia (Liguria), en territorio italiano. Otros esqueletos
parecidos fueron también hallados en la Grotte des Enfants. Los esqueletos
masculinos ofrecían una altura entre 180 y 190 cm. Los femeninos alrededor de
157 cm. La capacidad craneana era muy grande.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Hombre de
Chancelade, descubierto el 1 de octubre de 1888 por Michel Hardy y Maurice
Féaux en el yacimiento de Raymonden, en Chancelade (en Dordoña). Correspondía a
un varón de entre 35 y 40 años. Capacidad craneana de 1700 cm<sup>3</sup>.
Estatura entre 150 y 160 cm. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><u>ETAPAS DEL CENOZOICO</u></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Holoceno (desde 10.000 a. C.)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> CUATERNARIO</span><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Pleistoceno (2,59 millones de años)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Plioceno (5,33 millones de años)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> NEÓGENO</span><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Mioceno (23 millones de años)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Oligoceno (33,9 millones de años)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Eoceno (56 millones de años)<span> </span><span> </span><span> PALEÓGENO</span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Paleoceno (66 millones de años</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span class="titazul"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t88" coordsize="21600,21600"
o:spt="88" adj="1800,10800" path="m,qx10800@0l10800@2qy21600@11,10800@3l10800@1qy,21600e"
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</span></span></span></p><table align="left" cellpadding="0" cellspacing="0">
<tbody><tr>
<td height="0" width="0"></td>
<td width="21"></td>
<td width="56"></td>
<td width="153"></td>
<td width="36"></td>
<td width="13"></td>
</tr>
<tr>
<td height="2"></td>
<td colspan="2"></td><td bgcolor="white" height="6" rowspan="3" style="background: white; border: 0.75pt solid white; vertical-align: top;" width="153"></td></tr></tbody></table><div style="mso-element: footnote-list;"><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<span style="font-family: times;"><!--[endif]-->
</span><div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Prehistoria/proceso%20de%20hominizacion.rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt;"> Anteriormente, en
1904, Emil Bächler (1868 – 1950) había excavado en la caverna de Kirchlihöhle
(perteneciente a un sistema de tres cuevas, Kirchlihöhle o Altarhöhle, Untere
Höhle y Obere Höhle, llamado Wildkirchli), en los Alpes suizos (al NE de Suiza,
en el cantón de Appenzell Innerrhoden), donde encontró restos fósiles del
Hombre de Neandertal.<span class="titazul"><o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></p>
</div>
</div><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-28241032968317354792022-05-13T09:22:00.000-07:002022-05-13T09:22:17.155-07:00<p><span style="font-family: times;"> LA MANSA, de F. M. Dostoyevski</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 20pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Breves
reflexiones acerca del relato «La mansa», de Fiodor Mijailovich Dostoyevski<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">ENRIQUE
CASTAÑOS<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Dostoyevski incluyó «La mansa» en las páginas de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario de un escritor</i> correspondientes a
noviembre de 1876. El título en ruso es «Krotkaya» («Krotkaïa» transcriben los
franceses). Me remito a la traducción, directamente del ruso, de Rafael
Cansinos Asséns para la legendaria edición de Aguilar de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Obras Completas</i> del inmortal novelista,
publicada por vez primera en 1936. He manejado la edición de 1961, donde
aparece en el tercer y último tomo, con una extensión de treinta páginas, que
vendrían a ser unas noventa en una edición normal. El título de esta breve
narración ha sido traducido en otros idiomas como «La dulce», «La tímida» o «La
sumisa». Me atengo, insisto, a la versión del eximio literato y polifacético traductor
sevillano. Estas interpolaciones estrictamente literarias, ocurren otras tres
veces en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario</i>: «Bobock.
Anotaciones de cierto individuo», publicado originalmente en 1876, en el nº 6
de la revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Ciudadano</i>; «El
campesino Marei», de febrero de 1876, un entrañable y conmovedor recuerdo de
infancia del propio novelista; y «Sueño de un hombre ridículo», de abril de
1877, otra indiscutible obra maestra como «La mansa», en esta ocasión una
reveladora alegoría en torno al pecado original y al mito de la caída, así como
al de la Edad de Oro, en consonancia con la profunda fe evangélica del
escritor.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">El propio autor nos advierte al principio, en una a
modo de introducción, que ha querido hacer una excepción respecto de los
habituales contenidos del monumental <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario</i>,
en el que vertía sus opiniones personales sobre la actualidad política y
cultural, junto con numerosos y extensos artículos de sagaz y aguda crítica
literaria. Dice que ha estado trabajando en la «novelita» el mes entero, que es
tanto como afirmar que la ha elaborado muy concienzudamente, considerando
también necesario justificar o explicar sucintamente por qué la ha subtitulado
«Relato fantástico», donde <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fantástico</i>
no alude tanto al fondo de la historia como al modo en que está escrita,
alterando libremente las nociones espacio-temporales y otorgando prioridad
absoluta a la visión subjetiva, de manera similar a como procedió Víctor Hugo
en su obra maestra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El último día de un
sentenciado a muerte</i>, de 1829. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">La
mansa</span></i><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"> está narrada en primera persona por el protagonista
varón de la historia, convirtiéndose en un dilatado y pormenorizado monólogo
que transcurre ante el cuerpo amortajado, colocado sobre una mesa, de su
jovencísima esposa, quien se ha suicidado, arrojándose por la ventana, seis
horas antes de ese mismo domingo por la mañana en que el marido comienza a
cavilar sombríamente, sentado en una silla, al lado del cadáver de quien está
convencido haber amado, tratando de encontrar una explicación lógica a tan fatal
e incomprensible desenlace. En ningún momento sabemos cuál es el nombre de
ambos esposos, riguroso anonimato que ya había hecho suyo Dostoyevski como
aspecto inseparable de la técnica narrativa en su imprescindible <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorias del subsuelo</i> (1864).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">La pregunta fundamental que se hace el marido, y con
él el lector, es por qué su mujer se ha matado. Quizá sea ésta la narración
dostoyevskiana, a pesar de su reducido tamaño y de que muchos podrían juzgarla
como una obra muy menor, donde de manera deliberada se omite de modo más contundente
una respuesta satisfactoria, una explicación racional, quiero decir, donde más
persiste el enigma existencial cuando hemos terminado su lectura. El arcano del
suicidio de la muchacha es, en más de un aspecto, consecuencia de la reserva
que envuelve ambas personalidades. Eso no quiere decir que Dostoyevski no
ahonde con casi intolerable profundidad en los abismos del alma de cada uno de
los esposos, pero lo hace manteniendo zonas en penumbra, recodos dificilísimos
de atisbar, secretos que permanecen escondidos en la más oculta intimidad. De
ahí las múltiples interpretaciones a que se presta no sólo el espantoso suceso,
sino también la vida interior de los cónyuges, una palmaria incógnita. El
lector permanece, después de haber leído el relato, con un extraño y amargo
sabor de boca, pues deberá hallar por sí mismo la solución a un acertijo, si es
que tal solución verdaderamente es posible, y sin olvidar que el acertijo está
construido en relación a un problema moral, vital, existencial, puramente
individual, en ningún caso social.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">André Gide, en su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dostoievski</i>, publicado originalmente en 1923 (Barcelona, José
Janés, 1950), decía que el escritor ruso sigue siendo el hombre «del que nadie
sabe cómo valerse», y que nos damos cuenta, al despertar de la lectura de sus
grandes obras, que acaba de hacer blanco en algún punto secreto «que pertenece
a nuestra verdadera vida», explicación del porqué, a juicio del controvertido
autor francés, en nombre de la cultura occidental, algunos hombres inteligentes
recusan el genio de Dostoyevski. No debemos, pues, sorprendernos del sinnúmero
de rechazos que el inabarcable novelista suscita. La razón aducida por Gide es
muy sólida en este aspecto concreto que tiene que ver con el lector.
Dostoyevski nos resulta incómodo, demasiado incómodo. Hurga en grado extremo,
casi con morbosidad, por entre los intersticios de nuestra alma a través de los
de sus personajes, incluso por aquellos que no queremos reconocer ante nosotros
mismos, que nos espanta el siquiera pasar de lejos ante ellos. Nos desnuda por
completo. Nos deja inermes. Nos obliga a encarar con decisión y dignidad
quiénes somos. De otro lado, la vida íntima es más importante que las
relaciones de los hombres entre sí. A juicio de Gide ésta sería otra de las
causas de las afinidades y rechazos que provoca la lectura de su obra.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Algo de esto se desprende de nuestra «novelita». El
marido es un hombre de cuarenta y un años, orgulloso, que ejerce como
prestamista. Semejante actividad no es que le entusiasme, pero se ha visto
obligado a ella por un desagradable incidente que tuvo lugar en su regimiento,
pues la vida militar había sido su sincera vocación desde la juventud. Lo que
ocurrió no fue más que un malentendido. Los compañeros de regimiento creyeron
sin fundamento alguno que no los había representado dignamente, que no los
había defendido con gallardía, cuando un teniente de un regimiento de húsares,
estando borracho, los había desacreditado delante del público y de otros oficiales.
Es más, nuestro hombre había abandonado el local sin proferir ninguna palabra,
siendo él también un oficial. A modo de descargo, los camaradas del regimiento
le conminaron a batirse en duelo con el provocador, único modo de resarcir la
afrenta sufrida. Pero él se niega, no por cobardía, sino porque no acepta
imposiciones de nadie. Además, el asunto, estima él, no le concierne en
absoluto. Ante la hostilidad de sus compañeros, decide incorporarse a la vida
civil. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Este hombre conoce a la que luego se convertiría en su
mujer en su tienda de empeño, una amplia estancia que es aneja a la vivienda.
Cuando la muchacha acude por vez primera al establecimiento, no tiene más que
quince años y nueve meses. Desde el primer instante se hace visible su extremada
reserva, su timidez, su carácter huidizo y asustadizo. No obstante, es
orgullosa y no le falta voluntad, determinación. De cabello rubio, es menuda,
bien proporcionada y de hermoso rostro. Sus grandes ojos son «azules» y
«pensativos». Regresa varias veces, siempre con idéntico propósito: empeñar
baratijas, aunque para ella poseen un elevado valor sentimental. Durante un
tiempo, el prestamista lleva a cabo ciertas pesquisas sobre la joven,
averiguando que es huérfana de padre y de madre desde tres años atrás, y que
vive con dos tías carnales, hermanas entre sí, la mayor una viuda con seis
hijos y la menor una «solterona feísima». En la casa hay una criada, Lukeria
[Gliceria], muy fiel a la muchacha, hasta el punto de irse a vivir con los
recién casados cuando el matrimonio eclesiástico tenga lugar. El lector también
sabrá, a través del monólogo del prestamista, que la joven es tratada peor que
una sirvienta en casa de sus tías, que está malnutrida, incluso que ha sido
maltratada físicamente. Debe desempeñar los trabajos más onerosos, como fregar
arrodillada el suelo a mano. Hasta la obligan a impartir lecciones a sus
díscolos e impertinentes primitos. Pero todo esto, aun siendo grave, no es lo
peor. El novelista pasa como de puntillas sobre un hecho decisivo, si bien el
prestamista lo explicita con claridad meridiana: «De todo lo cual resultó que
la pobre muchacha decidió sencillamente venderse». Lo que encierra la frase no
se vuelve a mencionar nunca más, de tal manera que pareciera algo que nada
tuviese que ver con nuestra historia, como si fuese un hecho por completo
intrascendente y ajeno al curso de los acontecimientos. Pero el lector atento
no puede olvidar esa frase escueta, sorprendente, imprevista, que golpea la
conciencia. Supone que la angustia, la desesperación, la indigencia de la joven
la han conducido a prostituirse, aunque haya sido alguna vez, muy
esporádicamente, casi como ocurre con una estrella fugaz que atraviesa el
firmamento sin que podamos apenas percatarnos de ello. Sin embargo, no cabe duda
que ese hecho ha debido dejar una huella profunda, imborrable, en la muchacha;
más aún, que ha depositado en su alma un atormentado sentimiento de culpa.
Fijémonos bien. La mansa es inequívocamente pura, honesta, pudorosa, hasta un
grado ilimitado. Pero esta pureza sin mácula no es óbice para haber pecado.
Puede parecer una paradoja, pero gracias a haber pecado puede uno redimirse.
Sólo los pecadores se redimen. Por desgracia, la mansa no se redime, o, más
bien, está convencida en lo más profundo no ser posible para ella redimirse. Dostoyevski
no ve necesario en este caso insistir en tan delicada cuestión, hasta el punto
de que un lector descuidado puede olvidarse fácilmente de ella. No obstante, la
mansa es una hermana espiritual menor de esas sublimes encarnaciones
dostoyevskianas, únicas en toda la literatura universal, que son, por poner los
tres ejemplos más señeros, Sonia Marmeladov, Nastasia Filíppovna y Katerina
Nikoláyevna, esas prostitutas de corazón puro, de alma limpia, de increíble
integridad moral, que encontramos entre las páginas de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crimen y castigo</i>, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
idiota</i> y de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El adolescente</i>. En el
caso concreto de Katerina, no es exactamente una prostituta, ni siquiera
ocasional, aunque mantiene relaciones ilícitas con Versílov, el padre biológico
de Arkadii, el adolescente. Puede haber quien piense que lo que acabo de decir
sea una contradicción, una paradoja, pero así son esas criaturas
dostoyevskianas que nos mueven a la piedad y a la compasión; mejor aún, con las
que nos identificamos plenamente, pues siempre que surgen estas encarnaciones
femeninas en la novelística de Dostoyevski remiten inexcusablemente a María
Magdalena, su modelo inigualable e imperecedero para el corazón de los hombres.
El novelista no insiste en esta ocasión, no se recrea en tan problemático
aspecto; de ahí que haya dicho que la mansa sería una hermana menor de aquellas
otras tres supremas personificaciones, tan complejas las dos últimas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Desde el primer momento en que tiene trato con ella,
el prestamista está decidido a alcanzar un ascendiente sobre la mansa, a
mantener una relación de superioridad, a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">triunfar</i>
«sobre la pobre chica». Se complacía en imponerse a ella, en agigantarse «a sus
ojos». Ya hemos recordado que era orgullosa. Sobre esta faceta tan destacada
del carácter en las mujeres, piensa él: «Las orgullosas están particularmente
bien cuando…, bueno, cuando no podemos dudar de nuestro ascendiente sobre
ellas». Finalmente, se decide a desposarse con la muchacha. Ésta tiene por
entonces un pretendiente que la acecha desde hace un año, un comerciante
cincuentón que posee dos tiendas de ultramarinos, un individuo repulsivo y
lascivo que ha enviudado dos veces, con hijos de ambas mujeres, a las que
maltrató hasta que ellas murieron. Todo este plan de matrimonio interesa
particularmente a las tías de la mansa, quienes presuponen que pueden obtener
algún beneficio económico de ello, aunque aparenten hipócritamente un leve
desagrado. De hecho, el prestamista las compensará con unos pocos centenares de
rublos, a fin de evitar cualquier oposición. Ahora bien, ¿qué piensa de todo
esto la joven?; ¿desea verdaderamente casarse? El prestamista es insistente,
forzando de una manera suave, aunque sin dejar, al fin y al cabo, de apremiar,
que elija entre uno de los dos, que tome una resolución definitiva. La chica,
que quizás carezca aún de suficiente madurez, que está en cierto modo
bloqueada, que malvive junto a sus insensibles tías, que sufre interiormente,
acaba cediendo, optando, como si dijéramos, por el mal menor, a saber, por el
prestamista, de quien, ni mucho menos, está enamorada. Tampoco él parece
estarlo, sino que todo apunta a que se casa por conveniencia, por estabilizar
su vida, por no continuar estando solo. Dostoyevski elude conscientemente
hablar de motivaciones groseramente carnales, sensuales. No cabe duda alguna,
en este sentido, que el prestamista respeta en todo momento a la muchacha, que
la trata con educación, que es considerado. Pero, y esto no puede ser desdeñado
si queremos esclarecer mínimamente las causas del suicidio de la mansa, no sólo
está aquella cuestión decisiva de querer <i style="mso-bidi-font-style: normal;">imponerse</i>
a su esposa, mostrar una suerte de superioridad moral, «hacer el papel de un
salvador», lo cual conlleva inexorablemente una humillación hacia la joven,
sino que, de manera a todas luces insólita, ha decidido que ella debe
descubrir, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">por sí misma</i>, quién es él,
qué secretos guarda su corazón, qué idea tiene de la existencia. Es como si
quisiera <i style="mso-bidi-font-style: normal;">domarla</i>, poseerla anulando
la propia personalidad de la moza. Al lector le cuesta comprender los oscuros y
retorcidos propósitos del esposo: «Yo notaba muy bien que ella estaba todavía
terriblemente triste, pero … agravé aún más, con toda intención, la cosa»; adviértele
que no ha de faltarle nunca de comer, pero que de ir al teatro o a bailes, esto
es, de divertirse, por ahora nada: «Aquel tono severo me encantaba». Él odiaba
en realidad la tienda de préstamos, y, de algún modo, quería «vengarse de la
sociedad». La mansa lo ha adivinado, más por intuición que por neta
inteligencia. La facultad de la intuición vinculada a la experiencia vital no
sólo es fundamental en el propio Dostoyevski respecto de la pretendida
superioridad del encumbrado conocimiento racional, sino también en muchos de
sus más consumados personajes. Sobre esta cuestión, abordada por multitud de
críticos, se detiene particularmente el pensador y teólogo laico ruso Pablo
Evdokimov en su librito <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Introducción a
Dostoyevsky (en torno a su ideología)</i>, escrito a principios del decenio de
1940 (Cartagena, Murcia, Athenas Ediciones, 1959). El caso es que la
apesadumbrada muchacha lo ha intuido, y ha acertado, como no tiene por menos
que admitir su esposo: «De suerte que su aguda observación de aquella tarde
sobre si yo me <i style="mso-bidi-font-style: normal;">vengaba</i>, no había
estado tan fuera de lugar».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Cuando ella, al principio de hacerse novios, se
sinceraba con él, le hablaba de sus padres, mostraba algún tipo de emoción, el
prestamista respondía de modo distante, desapacible: «Pero yo echaba
inmediatamente un jarro de agua fría sobre su entusiasmo. Precisamente en eso
estribaba mi plan. A sus primeros arrebatos respondía yo con mi silencio».
Ansiaba «parecerle un enigma». Pero, ante el cadáver de la desgraciada,
reconoce tímidamente su error: «Para obligarla a adivinar este enigma, no pude
yo acaso hacer gala de mayor necedad. En primer término, seriedad …». Aspecto
esencial del comportamiento del prestamista ante la muchacha es el silencio, el
cual derivaba directamente de su orgullo. El silencio entendido como un arma de
dominación, de sumisión, de anonadamiento. Durante los iniciales ejemplos
consecutivos de semejante actitud del esposo, ella le contradecía, le
contestaba, pero, al poco tiempo, «fue callando paulatinamente, hasta terminar
por no decir nada». En la inicial rebeldía de la joven jugaba un papel
importante la «puerca tacañería» del esposo, la suma importancia que éste
concedía al dinero, ejerciendo un férreo control sobre la contabilidad
doméstica. Había establecido rígidamente el gasto diario, tan sólo un rublo, al
que, como una benevolente concesión añadió de propina treinta copeicas [el
kopek o kopeika era entonces y es todavía la centésima parte del rublo]. La más
destacada muestra de rebelión ocurrió en cierta ocasión en que, habiéndose
quedado ella al cuidado de la tienda, pues él confiaba en que habría de seguir
a rajatabla las instrucciones dadas respecto del comportamiento con los
clientes, accedió a entregar más dinero del permitido a una mujer que vino a
cambiar un objeto personal previamente empeñado. La esposa había estado
presente cuando el marido negóse a semejante canje, y, no obstante, habiéndose
ausentado accidentalmente aquél, y dado que la mujer había vuelto, la mansa
actuó por su cuenta, apiadándose, quién sabe, de esa desconocida, de la que
había podido observar su previo estado de zozobra. El hombre no reaccionó con
especial severidad, cosa que, por lo demás, nunca hacía, pero sí la apartó de
esa tarea.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Hemos mencionado, y no es baladí, la proverbial
mezquindad del marido. Sin embargo, en este aspecto, como en muchos otros,
mostraba una ostensible contradicción. Ésta se puso claramente de manifiesto
durante la grave enfermedad de ella, que la tuvo postrada seis semanas en la
cama, con mucha fiebre, lo que la hacía delirar, temiéndose seriamente por su
vida. No se apartó apenas de su lado, cuidándola como si fuera su hija,
haciéndose relevar únicamente por Lukeria, que le profesaba un entrañable
cariño a su señorita. No reparó en gastos. Hizo llamar a un médico alemán de
cierta notoriedad, un tal Schröder, a quien abonaba por cada visita a la
enferma la cantidad de diez rublos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Pero antes de la enfermedad, la rebelión de la esposa
manifestóse en un asunto muy concreto que deterioró notablemente unas
relaciones ya de por sí difíciles, sin contar con la independencia mostrada
unilateralmente en la tienda respecto del valor concedido a los objetos que
empeñaban los clientes. El caso fue que la chica conoció a aquel teniente del
regimiento de húsares contra quien habíase negado el prestamista a batirse en
duelo cuando era aún oficial. Se lo hizo saber. Estaba confundida. Creía
ingenuamente que su marido se había comportado como un cobarde. No acertaba a
comprender por qué no se había sincerado con ella, ocultándole el incidente
desde el noviazgo. Él le expresó con rotundidad que se equivocaba, que la
valentía había consistido precisamente en no entrar al trapo, en perseverar en
su autonomía de criterio, aunque ello le hubiese obligado a abandonar el
servicio y vivir miserablemente durante tres años, hasta que heredó de su
madrina tres mil rublos, parte de los cuales invirtió en abrir la casa de
empeños. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">La chica se las arregló para concertar una cita con
aquel individuo, el susodicho teniente, un tal Yefímovich. Pero el marido no se
quedó atrás. Logró esconderse, sin duda con la ayuda de alguna patrona, en la
habitación contigua a la de la entrevista, pudiéndolo oír todo. En los
encendidos elogios que él, en su monólogo, dirige a su esposa en relación con esta
cita secreta, en la que se dejan traslucir las lúbricas intenciones del
despreciable Yefímovich, volvemos a estrellarnos de nuevo con las irracionales
contradicciones de un hombre enigmático y oscuro. Dice que, durante una hora,
asistió «a la lucha interior de una mujer, la más noble y casta de este mundo,
con el ser más corrompido y depravado», que aquella a quien él había tenido
hasta entonces por una «pazguata», una «inocentona» y una «inexperta», se
condujo con «aquel santo desprecio que a la criatura dotada de pureza inspira
el vicio». Concluye afirmando «que pude cerciorarme de la aversión que me
tenía; pero también pude comprobar hasta qué punto era inocente y pura». Sale
él de su escondite, el degenerado queda desconcertado, profiere algunas
palabras con tintes de bravuconería fatua, y los esposos regresan silenciosos a
casa. ¿Cómo se compadecen semejantes encarecimientos con el hecho de que esa
noche fuese la primera en que no se acostaron ambos cónyuges en la misma cama,
terminando ella por echarse en un diván situado junto a la pared? Bien es
verdad que la decisión fue de la chica, pero ¿por qué no trató él de
disuadirla?; ¿por qué ese lacerante silencio?; ¿por qué no le comunicaba con
toda franqueza que la estimaba, incluso que la amaba, pudiendo libremente
disponer ella de su persona, aunque fuera para abandonarlo? Esto último, la
verdad sea dicha, siempre se lo concedió él. Si ella permanecía a su lado era
por su propia voluntad, sin coacción de ningún tipo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Asimismo, con anterioridad a la enfermedad, aconteció
un hecho decisivo, el auténtico punto de inflexión de toda la historia, pues si
algo lo caracteriza es que pudieron ambos, en secreto, delante el uno del otro,
pero sin revelar nada de sus pensamientos más íntimos, medir sus respectivas
fuerzas, sus escondidas intenciones, sus individuales capacidades, en suma,
hasta dónde estaba dispuesto a llegar cada uno. En realidad, el lector nunca
tendrá la certeza absoluta del conocimiento que, de la casi inverosímil
situación creada, cada uno de los esposos poseerá respecto de los propósitos
del otro, especialmente ella, que es posible que siempre permanezca en la duda
sobre si él finge o no. ¿O lo había descubierto todo, es decir, había calado
hasta lo más recóndito esa supuesta personalidad <i style="mso-bidi-font-style: normal;">enigmática</i> del marido, guardando para sí tan revelador hallazgo? El
prestamista acabará por admitir esto último, y el lector, posiblemente, asentirá
con él.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">El caso es que un día, sobre las ocho de la mañana,
estando él todavía en la cama, aunque despierto, abrió por un instante los ojos
y vio a su esposa de pie en la habitación con un revólver en la mano, el mismo
que el prestamista había adquirido para protegerse en la tienda y que
previamente había mostrado sin tapujos a su mujer. Él cerró los ojos de nuevo,
simulando continuar dormido, pero al pronto sintió el frío del acero del cañón
del arma sobre una de sus sienes. Transcurrieron unos minutos. De improviso, él
abrió sus ojos, encontrándose con los de ella durante un segundo. Otra vez
volvió a cerrarlos, decidido a no volverlos a abrir, ocurriese lo que
ocurriese. ¿Pudo ella pensar que en realidad estaba dormido y que los abrió
mecánicamente, como en un sueño? La tensión llegó a un límite extremo. Se
trataba de un desafío mutuo, particularmente por parte de él, a fin de hacerle
comprender de una vez por todas que no era un cobarde. Ella disponía ahora de
plena libertad para apretar o no el gatillo. Al fin retiró el arma. Cuando él
volvió a abrir los ojos, su esposa había desaparecido ya de la estancia.
¿Adivinó ella el fingimiento del marido? ¿Llegó a estar resuelta, aunque fuera
fugacísima o incluso inconscientemente, a deshacerse de él? Más importante aún
que estas preguntas es el nefasto efecto que el suceso produjo en el alma de la
chica, pues, a diferencia de lo que el prestamista creyó como lo verdaderamente
relevante, a saber, que había dado muestras de su inequívoca valentía, en
realidad había producido una desastrosa humillación en la muchacha. Él, ni
mucho menos es ajeno a ello. Todo lo contrario. Actuó muy conscientemente. Las
palabras de su monólogo lo confirman: «… suponiendo que hubiese ella adivinado
la verdad y supiese que yo no dormía, tenía yo que humillarla, que anonadarla
con mi prontitud a dejarme matar … ¿Qué me importaba ya la vida a mí después de
haber visto que la criatura que yo adoraba me había puesto en la sien el
revólver? … ¡He vencido, he vencido…, y la he domado para siempre!» Más aún:
«Al aguantar yo el cañón del revólver contra mi sien me vengué de todo mi
sombrío pasado. Y aunque no lo supiera nadie, ella sí lo supo, y eso lo era
todo para mí…». Ese mismo día compró una cama de hierro para ella y un biombo,
colocándolos en la alcoba, con el fin de consumar la ruptura, aunque fuese
temporalmente. Aunque no le dijo nada, «aquella cama vino a decirle que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">yo lo había visto y lo sabía todo</i>». Por
la noche volvió a colocar el revólver encima de la mesita. Ella se acostó en la
cama de hierro: «… nuestro matrimonio estaba deshecho; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">estaba vencida, pero todavía no se la podía perdonar</i>». Démonos
cuenta del intrincado e inasequible modo de razonar del prestamista. Advertimos
ciertos paralelismos con la irracionalidad, con la ausencia de lógica que guía
el pensamiento del anónimo personaje de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorias
del subsuelo</i>. ¿Qué pretendía demostrar con su actitud ante una muchacha de
dieciséis años? Si era cierto que la quería, que la consideraba pura y casta,
¿a qué ese inextricable y sinuoso proceder? La única explicación plausible era
algo ya señalado: que anhelaba conquistar una superioridad moral sobre la
chica, domeñarla, inducirla a que poco menos que lo reverenciase. Pero, al no
tener en cuenta los íntimos y sagrados sentimientos de ella, al no reparar en
que tenía delante un ser más maduro, más emancipado, más silenciosamente
rebelde de lo que él pudiera nunca sospechar, originó un enrarecimiento en la
relación, una desconfianza, un inconfesable sufrimiento que desembocaría en un
trágico final.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Después de este penoso y capital incidente en el hilo
narrativo, aconteció la grave enfermedad de la esposa, durante mes y medio del
primer invierno desde el casamiento. Pasó el invierno y llegó la primavera, y
con ella el mes de abril. Fue precisamente a mediados de abril cuando todo se
quebró. Cuando se restableció de su dolencia, comenzaron ambos a mirarse a
hurtadillas. Él continuaba con su obsesivo y fijo juicio: «… el pensamiento de
su humillación me resultaba, a pesar de todo, decididamente grato». Y ello a
pesar de que «a veces me inspiraba compasión». Un mes antes de mediados de
abril «había notado en ella una cavilosidad extraña», no sólo «taciturnidad,
sino ensimismamiento profundo». Un día de abril púsose, inesperadamente, ella a
cantar en su presencia, aunque, como confesó Lukeria, solía hacerlo cuando su
marido se ausentaba. Éste interpretó aquello como una prueba evidente de que lo
había olvidado por completo, que se había desentendido de él. Pero, de nuevo
vuelven a surgir aproximaciones efímeras entre ambos, de todo punto
incomprensibles, por la ternura que descubren, como cuando él le susurra que la
quería mucho, que se conforma sólo con besarle la ropa, que lo único que desea
es adorarla, provocando en ella, paradójicamente, un susto ingobernable, que la
hace prorrumpir en «sollozos y tiritones», presa de «un ataque de nervios
terrible». Al conducirla él hasta la cama, es ahora ella quien le ruega que se
tranquilice, que no se atormente, echándose de nuevo a llorar. Él no sabe cómo
consolarla. Le confiesa la firme decisión de traspasar la tienda, de marcharse
juntos, por una larga temporada, a la localidad francesa de Boulogne-sur-Mer,
junto al Paso de Calais, aprovechando los consabidos tres mil rublos de la
herencia de la madrina, y, al regresar, comenzar una nueva vida. Ella
continuaba llorando. Sin embargo, le confiesa: «¡Y yo que pensaba que tú me
ibas a dejar sencillamente!» Pero él está seguro de que ha dicho esto «contra
su voluntad».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">El domingo del suicidio, todo ocurrió muy rápido.
Lukeria estaba sola con su señorita. No le perdía ojo. A cada momento echaba
una mirada al dormitorio. Parecióle oír un ruido extraño y se acercó sin
tardanza. No había sido nada. Al poco rato, al volver a mirar, vio a la joven
de pie, echada sobre el muro, junto a la ventana, con la mano sobre la mejilla,
pensativa, tanto, que no se dio cuenta de su presencia. Estaba completamente
absorta en sus propios pensamientos. Lukeria se tranquilizó. Pero no había
hecho más que volver a la cocina, cuando de nuevo escuchó otro ruido. Esta vez
sí. La mansa se había subido al alféizar de la ventana, de espaldas a la
habitación, apretando con fuerza sobre su pecho un icono que representaba a la
Virgen María. Lukeria gritó. La mansa hizo un ademán para volverse, pero se
arrojó al vacío, «con el icono apretado contra el pecho». Eso fue todo. Al
regresar el marido, que se culpaba de no haberlo hecho cinco minutos antes,
encontróse con el cuerpo inerte de su esposa sobre la acera. Es en estos
momentos cuando asoma el Dostoyevski asombrosamente capaz de describir los más
nimios detalles, de manera tan escrupulosa que se nos hacen insufribles,
causándonos una desazón muy honda, moviéndonos a esa clase de compasión que no
acertamos a explicar. Como cuando insiste una y otra vez en la observación de
un vecino, el cual repite pertinazmente que tan sólo había junto a la cabeza de
la suicida «una cucharada de sangre». El bello rostro de la mansa no había
padecido ningún rasguño, manteniéndose incólume, sin la más mínima deformación.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Dejemos que el marido se exprese ante el cadáver de su
esposa yacente sobre una mesa: «¿Por qué se ha matado ella?... Siempre quedará
por resolver esa cuestión. Mi amor la asustó; ella se preguntó
concienzudamente: “¿Debo o no debo aceptarlo?”, y no pudo sufrir esa pregunta y
optó por la muerte … había prometido demasiado, se asustó; temió no poder
cumplirlo…». ¿Quiere decirnos con esto el marido que ella se ha matado por
creer que no era capaz de amar como se debe amar verdaderamente? Y continúa:
«Pero ella era demasiado honrada, demasiado pura, para contentarse con un amor
como el que necesitaba el tendero; no quería engañarme de ese modo … No sabría
decir si me estimaba o despreciaba … Yo la atormenté hasta causarle la muerte;
eso es todo». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">A veces pensamos que pretende justificarse; otras, que
se considera sencillamente culpable. No sabemos con qué carta quedarnos. ¿Es
que hay que elegir inexcusablemente una? Es posible que se matase por pura
desesperación, por no encontrar ninguna salida, por tener que vivir junto a un
hombre que no ama, ella, una muchacha que ha sufrido mucho, pobre, desamparada,
sola. La soledad, ésa es la auténtica desdicha, concluye finalmente el
novelista a través del monólogo de su inaccesible personaje. Pero aún más
impenetrable es la mansa. ¿Se puede, en verdad, entrar en los recovecos más
secretos del alma? Dostoyevski lo ha conseguido con muchos de sus más
conspicuos personajes. En esta ocasión, sin embargo, pareciera como si dejara
premeditadamente una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">interrogatio</i> a
la que no es posible responder.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Málaga, 13 de mayo de 2022, festividad de Nuestra
Señora de Fátima.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><br /></p><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-22301715112502743662022-05-13T09:19:00.000-07:002022-05-13T09:19:11.215-07:00<p><span style="font-family: times;">INTRODUCCIÓN A DOSTOYEVSKI, por Pablo Evdokimov</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">Resumen de<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Introducción
a Dostoyevsky (en torno a su ideología)</i>. Pablo Evdokimov. Cartagena
(Murcia), Athenas Ediciones, 1959. Traducción de Alberto Colao Sánchez.
Publicado originalmente en francés ca. 1942. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*El ideal social de toda la humanidad era para él
como una especie de fraternidad cristiana universal que abrazara a todos los
pueblos, Oriente y Occidente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*El verdadero santo no es creación del novelista,
sino de Dios. Evdokimov coincide con François Mauriac en que no es posible
escribir la novela sobre la santidad, ni siquiera el propio Dostoyevski, que
sería el único capaz de haberlo intentando con alguna posibilidad de éxito. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*El nombre de Stavroguin [la más diabólica
encarnación de todos los personajes dostoyevskianos] lleva en sí la idea de
cruz: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">stauros</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Todo el interés de Dostoyevski está concentrado en
torno al hombre. Lo que quiere es descubrir qué es el hombre, conocer lo más
profundo de su esencia. Ahora bien, la existencia del hombre es inseparable de
la existencia de Dios. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Los héroes de Dostoyevski, que tan diversos son en
ciertos aspectos, tienen entre sí ciertas características comunes: son gente
que no hace nada, pero habla mucho y realiza actos imprevistos, ilógicos, que
no justifica su situación social. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Dostoyevski se contenta con dejar constancia de que
«la verdad no es verosímil». Ya Kierkegaard había escrito que el deseo de
verosimilitud destruye el cristianismo (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der
Begriff des Auserwählten</i> / <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
concepto del elegido</i>). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*En la coexistencia incompatible del mal y la
libertad es donde reside la tragedia del hombre.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Los elementos naturales de la moral se hallan
trazados en el tipo de Dimitri Karamazov, quien tiene un conocimiento inmediato
del bien.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Ivan Karamazov erige la razón como principio de
vida. El bien de Ivan se identifica con el bien heroico de la ética de Kant.
«Ivan, suplantando el lugar de Dios, tiene una idea»: el bien autónomo es un
principio puramente humano e inmanente, «la humanidad encuentra en ella misma
la fuerza de vivir para la virtud». Un amor abstracto hacia la humanidad, cuya
fuente es «el respeto a la ley», viene a sustituir al amor concreto hacia el
prójimo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Evdokimov resalta que no se deduce el amor de la
naturaleza, porque pertenece a un plano superior, al espíritu, al plano
superior del ser, pues el amor es la presencia de Dios en el hombre y del
hombre en Dios. Es el sentimiento religioso el que hace que la vida moral pase
de lo abstracto a lo concreto, de lo ilusorio a lo real. El conflicto halla su
solución en el bien concebido esencialmente como amor: Alioscha Karamazov. En
esto es donde no existe más desacuerdo entre el ser y el deber. A esta fase del
bien corresponde el estado supraético de la santidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Todo el esfuerzo de Dostoyevski tiende a impedir
que la libertad y el amor se erijan en rígido sistema que constriña. El amor se
opone al conocimiento abstracto que objetiva al ser. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">amo, ergo sum</i> [amo, luego soy] de Dostoyevski expresa la identidad
del ser y del amor. El hombre, en el objeto de su amor, reconoce el plan divino
de que es objeto él mismo, reconoce el amor particular de que Dios le hace
objeto, reconoce la faz eterna de Dios. En su amor a Dios, el hombre descubre
el amor que Dios le tiene. El pensador espiritualista francés Jacques Paliard
(1887 – 1953), en su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le Théorème de
la connaissance</i>, dice que «el alma humana no aspira al amor porque existe,
sino que existe porque aspira al amor». Al afirmar su amor, el hombre afirma la
existencia de los objetos de ese amor, y esto no es posible sino afirmando la
existencia de Dios. Yo amo, yo tengo parte en el amor, luego el Amor existe.
Uno de los representantes franceses de la llamada «filosofía del espíritu»,
Louis Lavelle (1883 – 1951), dice que la verdadera fórmula, en lo que se
refiere al sentido del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cogito</i>, sería:
«Pienso, luego Dios existe» [Descartes había dicho: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cogito, ergo sum</i>, esto es: pienso, luego existo]. Reflejar la
esencia divina, definirse basándose a la vez en ella y en sí mismo como ser
semejante a Dios, eso es existir. Ser significa amar y ser amado. Todo hombre
es amado de Dios de un modo único, propio para él, y ese amor es el que
constituye su ser y su persona. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*La única solución digna del hombre está fuera de la
historia. Las visiones de Dostoyevski están por encima de las fases puramente
humanas. Dostoyevski muestra que el punto culminante de la historia terrenal es
el que marca su paso a la historia celestial. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*En la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leyenda
del Gran Inquisidor</i>, Dostoyevski se refiere a las tres tentaciones de Jesús
en el desierto. La tentación del pan, esto es, cuando el demonio le dice que
convierta las piedras en panes, alude al igualitarismo. La segunda tentación,
la del milagro, cuando el demonio le dice a Jesús que se arroje desde el alero
del Templo, a lo que no tiene nada que temer, pues sus ángeles lo cogerán,
alude a la supresión de la ciencia, que quedaría en manos de muy pocos; la
ciencia dejaría de ser la libre búsqueda de la verdad. La tercera tentación es
la del poder, cuando el demonio le muestra a Jesús una vastísima extensión de
terreno, diciéndole que todos los reinos del mundo serán suyos si se prosterna
ante él y lo adora; esta tercera tentación alude al Estado totalitario, esto
es, a la supresión completa de la libertad individual.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*El escritor y ensayista ruso Vasili Rozanov (1856 –
1919), en su estudio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Gran Inquisidor</i>,
dedicado a ese celebérrimo relato inserto en la novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los hermanos Karamazov</i>, dice que las tres tentaciones a que fue sometido
Jesús en el desierto, son los tres modos de negación de la libertad humana. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*La esencia de toda utopía de paraíso terrenal
consiste en la supresión de la persona y de su libertad. Para Dostoyevski, el
utopismo es el producto del bien abstracto que no se funda ni en Dios ni en el
prójimo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Individualismo y colectivismo como principios
opuestos que tratan de dar una respuesta -fracasada- al ansia de trascendencia
en el hombre. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*La ilimitada libertad diviniza al hombre, en el
sentido de que lo deja deshumanizado. La igualación lleva consigo la
esterilización del genio, y, a fin de cuentas, su supresión. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*La naturaleza sola es impotente para destruir ese
parásito suyo que es la fuerza del mal.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*La Encarnación significa que el Dios de la Historia
se hace Dios en la historia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*En el capítulo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los hermanos Karamazov</i> titulado «¡Así sea!» (libro II, cap. V), se
distinguen dos corrientes, una representada por el padre Paisii y por Ivan
Karamazov, y la otra por el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">staretz</i>
Zosima. Según la primera, la Iglesia «es verdaderamente un Reino … que está
destinado a reinar», y «el Estado debe, al fin y al cabo, mostrarse digno de
ser únicamente una Iglesia y nada más que eso». Por su parte, Zosima,
interpretando el pensamiento de Dostoyevski, neutraliza el elemento utópico y
restablece la perspectiva escatológica. La teocracia no se impone por la fuerza
al Estado y está limitada por la Iglesia. El movimiento comienza orgánicamente
por abajo, por el pueblo. Zosima habla de la transfiguración de «la sociedad
cristiana», que no es aún más que «una unión casi pagana». Según las severas
palabras de Dostoyevski, la Iglesia «está paralizada», no alcanza todavía la
plenitud de su misión, la cual no se realizará sino «al fin de los siglos».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*La teocracia es el advenimiento cualitativo del
espíritu, un punto culminante, una última llamada a la libertad del mundo,
partiendo del bien revelado en toda su plenitud humana; es, al mismo tiempo, el
juicio que determina el momento en que el destino humano hará su tránsito al
otro plano del ser. El ideal de la teocracia se distingue netamente del Reino
de Dios; es un ideal que se sitúa dentro de los confines de la Iglesia y en la
perspectiva escatológica. Lo que se acentúa es la conversión interior. El que
los problemas económicos y jurídicos se solucionen no puede tener otro
principio que un profundo cambio en el hombre mismo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*La técnica no tiene poder alguno sobre el espíritu.
<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*En su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Politique
de la personne</i> (1934), Denis de Rougemont refiere lo que en cierta ocasión
dijo el pensador existencialista cristiano ruso León Chestov (1866 – 1938) a
sus alumnos: «Al parecer existen dos teorías completamente opuestas en lo que
respecta a los orígenes de la especie humana. Pretenden unos que el hombre
descienda del mono; otros creen que ha sido creado por Dios. Las disputas en
torno a esta cuestión son enormes. Yo opino que unos y otros yerran con tanto
disputar porque todos tienen razón. La teoría que yo mantengo es la siguiente:
Los que piensan que el hombre desciende del mono, descienden efectivamente del
mono y constituyen una raza aparte, distinta de la raza de los hombres creados
por Dios, los que creen y saben que han sido creados por Dios». Esas palabras,
comenta Evdokimov, manifiestan el carácter indemostrable de la experiencia
religiosa: existe o no existe, pero nada de demostraciones. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*El físico alemán Hans </span><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">Reichenbach (1891 – 1953) </span><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">afirmaba
que «las matemáticas son seguras, pero carecen de contenido; la física tiene un
contenido, pero no ofrece seguridad». Por su parte, Henri Bergson hace notar en
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La evolución creadora</i> que el
entendimiento humano, con su función unificadora, es el Dios formal de Kant. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*El teólogo protestante suizo Charles Secrétan (1815 –
1895) </span><span lang="FR" style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">se
opone frontalmente al idealismo de Hegel cuando éste decía que «todo lo
racional es real y todo lo real es racional». Secrétan, por el contrario, afirma
que «lo real no es racional; es superior a la razón. Si la razón llega a
comprenderlo es porque se sobrepasa a sí misma». Por su parte, Pascal decía: «El
último paso que la razón puede dar es el reconocer que existen infinidad de
cosas que están fuera de su alcance. Si la razón no llega hasta reconocer eso,
es que es débil. Y si las cosas naturales están por encima de sus alcances,
¿qué habremos de decir de las sobrenaturales?»<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*La teología apofática (esto es, la teología
negativa, la que nos dice lo que Dios <i style="mso-bidi-font-style: normal;">no</i>
es) nos enseña que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Deus est Deus
absconditus</i>, y la intuición mística sostiene que, aunque el mundo sea algo
dudoso, Dios es algo cierto; más fácilmente se podría dudar del mundo entero y
de sí mismo que de Dios. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*Las tesis de Dostoyevski tienen el carácter de
intuiciones directas y testimonian una experiencia concreta. Su obra es un
«realismo» de último grado y una «descripción de la experiencia» (por emplear
los términos del pensador espiritualista francés René Le Senne [1883 – 1954] en
su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Obstacle et valeur</i>, de
1934), al mismo tiempo que se mantiene en una posición esencialmente socrática:
el conocer los límites de la razón, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">docta
ignorantia</i> de que hablaba Nicolás de Cusa, esa «sabia ignorancia que se
conoce a sí misma», como decía Pascal. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*La existencia de Dios no depende de pruebas
racionales; al contrario, la naturaleza humana lleva tejida en sus tuétanos la
idea de Dios; es una idea de la que el hombre no puede deshacerse, una idea que
orgánicamente, y más aún, ontológicamente es inherente al hombre, una idea que,
como San Bernardo dice, es un huésped escondido más íntimo que nuestra misma
intimidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;">*O bien el espíritu humano se lanza por encima del
mundo hacia la inmensidad infinita de lo absoluto, hacia un encuentro total con
el Dios que se revela, o bien Dios se presenta bajo la forma de un dios
inmanente que no es ni personal ni revelado, sino el mismo hombre tributando un
culto religioso al saber humano. Ése es el dios de las ecuaciones matemáticas,
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dios euclidiano</i> de Ivan Karamazov.
El hombre así divinizado rechaza el escándalo de la Encarnación, a saber: que
la Encarnación sea un puro hecho, contingente e histórico, sin dejar por ello
de ser meta-histórico. Contra ese hombre divinizado, contra la idea de Dios
como un mero movimiento de un devenir sin término, leemos lo siguiente en la
novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Idiota</i>: «La esencia del
sentimiento religioso escapa a toda clase de razonamientos. Hay y habrá siempre
en ese sentimiento algo que es imposible captar, algo que es inaccesible a la
argumentación de los ateos». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*El principio de la razón, según Hegel, es una
identidad abstracta, mientras que el dominio de la mística es una identidad
concreta. No es que el orden místico se oponga al orden racional, sino que
rebasa completamente su perímetro. La intuición mística está orientada hacia la
metalógica. </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-81794706724616158992022-05-13T09:11:00.002-07:002022-05-13T09:13:56.448-07:00<p><span style="font-family: times;">DOSTOIEVSKI, por André Gide</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">Resumen de<i> Dostoievski</i></span><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">.
André Gide. Barcelona, José Janés, 1950. Traducción de Salvador Marsal.
Publicado originalmente en francés en 1923. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;"></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Estaba convencido íntimamente de que «en el
pensamiento ruso se concilian los antagonismos» de Europa. «Sí, yo comparto -escribe
desde Siberia- su opinión de que Rusia absorberá a Europa, pues ésta es su
misión». Califica a su país como una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">nación
vacante</i> «capaz de ponerse al frente de los intereses comunes de la
humanidad entera». Considera al alma rusa como «un terreno de conciliación de
todas las tendencias europeas». Convencido de que «la índole de la futura
actividad rusa debe de alcanzar el más alto grado de panhumanismo», y de que «la
idea rusa constituirá tal vez la síntesis de todas las ideas que, con tanto
aliento y tanta perseverancia, desarrolla Europa a través de sus distintas
nacionalidades». <o:p></o:p></span></span></p><span style="font-family: times;">
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Dostoyevski sigue siendo el hombre «del que nadie
sabe cómo valerse». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Nos damos cuenta, al despertar de sus libros -incluso
cuando nuestra razón se resiste a prestar su total asentimiento-, que acaba de
hacer blanco en algún punto secreto «que pertenece a nuestra verdadera vida».
Ésta es, a nuestro modo de ver, la explicación del porqué, en nombre de la
cultura occidental, algunos hombres inteligentes recusan el genio de
Dostoyevski. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Las relaciones del individuo consigo mismo o con
Dios, prevalecen en Dostoyevski sobre todos los demás problemas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*La vida íntima es más importante que las relaciones
de los hombres entre sí. Ahí reside el secreto de Dostoyevski y lo que mueve a
algunos a considerarle tan grande e importante, y a muchos otros a encontrarlo
insoportable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*No hay cuestión, por trascendente que sea, que no
aborde la novela dostoyevskiana. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Las ideas sólo alientan en Dostoyevski en función
del individuo. Las novelas de Dostoyevski, aun siendo las novelas más densas de
pensamiento, no son nunca abstractas, sino novelas, los libros más palpitantes
de vida que yo conozca. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Dostoyevski no se ha buscado nunca a sí mismo; se
ha entregado apasionadamente, desatinadamente, en su obra. Se ha perdido en
cada uno de los personajes de sus libros, y por eso se vuelve a encontrarle en
cada uno de ellos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Dostoyevski escribió: «No hay que malbaratar la
vida por ningún objetivo». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*La lectura y la meditación del Evangelio fueron
para Dostoyevski de una importancia capital. Todas las obras que escribió
después [de su condena en Siberia] aparecen saturadas de la doctrina
evangélica. El efecto contrario tuvo esa lectura en Nietzsche. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*La esencia del sentimiento religioso no puede, en
modo alguno, aprehenderse mediante representaciones racionales; no le afecta
tampoco ninguna mala acción, ningún crimen, y es independiente de todo ateísmo:
se trata y se tratará siempre de algo totalmente distinto; hay aquí algo que
los ateos soslayarán siempre y nunca hablarán de ello. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*El ruso se muestra siempre propicio a confesar sus
errores -incluso ante sus enemigos-, dispuesto siempre a humillarse y a
acusarse a sí mismo … La idea de una confesión, no ya a oídos del sacerdote,
sino una confesión delante de cualquier persona, en presencia de todos, aparece
como una obsesión en todas las novelas de Dostoyevski. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*La humildad abre las puertas del paraíso; la
humillación, las del infierno. La humildad entraña una especie de sumisión
voluntaria, libremente aceptada. Ahí está la verdad de las palabras
evangélicas: «Aquel que se humilla será ensalzado». La humillación, por el
contrario, envilece el alma, la deforma, la seca, la irrita, la marchita.
Causa, en fin, una especie de lesión moral de muy difícil curación … No
existen, a mi entender, deformaciones y desviaciones de carácter que no tengan
su origen en alguna humillación inicial. La madre de Nikolai Vsevolodovich
Stavroguin dice que su hijo es un hombre digno, «cuyo orgullo fue
prematuramente herido». Si Nicolás -prosiguió Varvara Petrovna- hubiera tenido
siempre a su lado a un Horacio tranquilo, «grande en su humildad», tal vez se
hubiese desembarazado de ese demonio de la ironía que ha arruinado su
existencia (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Demonios</i>). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Como en el Evangelio, en la obra de Dostoyevski el
reino de los cielos pertenece a los pobres de espíritu. En ella, lo que se
opone al amor no es tanto el rencor como las elucubraciones del cerebro. Los
personajes más peligrosos y más nocivos de Dostoyevski son los más
intelectuales. Estos personajes sólo entran en el Reino de Dios prescindiendo
de su inteligencia, abdicando su voluntad personal y haciendo un total
renunciamiento de sí mismos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Dice Versílov en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El adolescente</i>: «Desarrollar una idea… No; prefiero hablar sin
necesidad de desarrollar nada. Y, cosa curiosa, casi siempre que me propongo
desarrollar una idea de cuya bondad estoy convencido, antes de dar fin a mi
tarea, ya se ha debilitado mi fe…». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Su obra aparece inmersa en la realidad. Brota de la
confluencia del hecho con la idea, de la confusión de uno y de otra, de un modo
tan perfecto que es imposible afirmar cuál de los dos elementos prevalece. En
consecuencia, pues, las escenas más realistas de sus novelas son, asimismo, las
más densas de significado psicológico y moral. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Dostoyevski no pretende en ningún caso influir
nuestra opinión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Lo que en un libro de Dostoyevski importa en primer
lugar, como en una pintura de Rembrandt, es la sombra. Dostoyevski agrupa los
personajes y los acontecimientos proyectando sobre ellos una luz intensa que
sólo alcance una de sus facetas. Cada uno de sus personajes está inmerso en la
sombra, se apoya, por así decirlo, en su propia sombra. Observamos también en
Dostoyevski una singular necesidad de agrupar, de concentrar, de centralizar,
de crear entre todos los elementos de la novela la mayor cantidad posible de
relaciones y reciprocidades. En Dostoyevski, los acontecimientos, en vez de
seguir, como en Stendhal o Tolstoi, un curso lento e igual, llega un momento en
que se mezclan y se anudan en una especie de vórtice. En esos remolinos, los
elementos de la narración -morales, psicológicos y externos- se pierden y
vuelven a encontrarse. No observamos en él ninguna simplificación. Dostoyevski
se siente a sus anchas en la complejidad e incluso la protege. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Lo que en Dostoyevski resulta desconcertante es la
simultaneidad con que se produce el desdoblamiento de la personalidad, y el
hecho de que sus personajes sean plenamente conscientes de sus inconsecuencias
y de su dualidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*En la obra de Dostoyevski abundan los niños.
Incluso puede afirmarse que los más de sus personajes, y los más importantes,
son seres aún jóvenes, apenas formados [Arkadii Makárovich Dolgorukii (el
adolescente), Alioscha Karamazov, Ippolit Teréntiev, Aglaya Ivanovna
Yepánchina, Sonia Marmeladov, Nastasia Filíppovna…]. Lo que parece sobre todo
interesarle es la génesis de los sentimientos, que nos describe con frecuencia
todavía indeterminados y vacilantes, y, por así decirlo, en estado larvado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*En el caso del amor de Mischkin por Aglaya o por
Nastasia, pero también en casi todos los casos, el amor menos carnal es el más
fuerte. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*En los personajes de sus novelas destacan tres
capas o regiones: una región intelectual, extraña al alma y de donde emanan las
peores tentaciones. En esta región reside, según Dostoyevski, el elemento
pérfido, demoníaco. La segunda capa es la región de las pasiones, devastada por
los más borrascosos torbellinos, aunque, por trágicos que sean los acontecimientos
que tales tempestades originan, no afectan precisamente a la propia alma de los
personajes. Por último, existe una región más profunda, en la que no interviene
la pasión. Es esta región la que nos permite esperar, con Raskolnikov, la
resurrección, el «segundo nacimiento», como decía Jesucristo. Es la región en
la que vive Mischkin.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Considero las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorias
del subsuelo</i> como la clave de bóveda de toda la obra de Dostoyevski.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*André Gide dedica especial atención a la novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El eterno marido</i>. El protagonista es
Pavel Pavlovich Trusotskii, viudo de Natalia Vasilievna. Varios años después de
morir su esposa se entera que ésta ha mantenido relaciones adúlteras con Alexis
Ivanovich Velchaninov, fruto de las cuales es una niña, Lisa, que vive con
Trusotskii como si fuera su hija y a quien él quiere como un padre. Trusotskii
se divierte dejando a Velchaninov, que lo ha descubierto, en la incertidumbre
de si lo sabe o no. La novela nos presenta la lucha del sentimiento sincero y
veraz contra el sentimiento convencional, contra la psicología al uso y
comúnmente admitida. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Dostoyevski da a entender que lo que se opone al
amor es, más que el odio, las maquinaciones del cerebro. Para él, la
inteligencia es precisamente lo que se individualiza, lo que se opone al Reino
de Dios, a la vida eterna, a esa beatitud más allá del tiempo que sólo se
alcanza a través del renunciamiento del individuo. El individuo triunfa en el
renunciamiento a la individualidad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Las enseñanzas de Cristo, pretende recibirlas
Dostoyevski directa y únicamente del Evangelio, y esto es, precisamente, lo que
no admite el católico, quien también las recibe de la Iglesia. No conozco
ningún otro autor que sea al mismo tiempo más cristiano y menos católico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Las grandes tentaciones que, según Dostoyevski, el
demonio nos presenta, son tentaciones intelectuales, interrogantes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*«¿Cuál es el poder de un hombre?» Esta pregunta es,
en puridad, la pregunta del ateo, que Dostoyevski comprendió admirablemente. Es
la negación de Dios que provoca fatalmente la afirmación del hombre: «¿Dios no
existe? Pues entonces… todo está permitido». Así leemos en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Demonios</i> y en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los hermanos
Karamazov</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Raskolnikov es autor de un artículo que resume de
esta manera el juez que investiga su caso, Porfirio Petrovich: «Los hombres se
dividen en “ordinarios” y “extraordinarios”. Los primeros deben vivir en la
obediencia, y, puesto que son hombres ordinarios, no tienen ningún derecho a
violar la ley. Los segundos, por la razón de que son hombres extraordinarios,
tienen derecho a cometer todos los crímenes y a transgredir todas las leyes».
Raskolnikov, por su parte, le precisa lo siguiente: «El hombre extraordinario
tiene derecho a autorizar su conciencia a franquear determinados obstáculos
sólo en los casos en que lo exija la realización de su idea, que puede a veces
ser de utilidad a todo el género humano». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*El fracaso de todos los personajes intelectuales
dostoyevskianos se debe a que el autor considera al hombre inteligente de
escasa o nula capacidad para la acción. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Stavroguin, tal vez la más extraña y terrorífica
creación de Dostoyevski.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Walter Rathenau, el que fuera Ministro de Asuntos
Exteriores de Alemania durante los primeros años de la República de Weimar, le
dijo hacia 1921 lo siguiente a Gide: «Por no haber aceptado el sufrimiento ni
el pecado, América carece todavía de alma».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Dostoyevski sólo intuye y ve la salvación en el
renunciamiento del individuo a sí mismo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*Kirillov, uno de los personajes más arquetípicos de
la novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Demonios</i>, dice lo siguiente
al quinqueviro Pedro Verjovenski en relación con su idea fija de suicidarse:
«Si Dios existe, todo depende de Él, y yo nada puedo al margen de su voluntad.
Si no existe, todo depende de mí, y yo estoy obligado a afirmar mi
independencia… Así, pues, al suicidarme afirmaré mi independencia de la manera
más completa. No veo otra solución que saltarme la tapa de los sesos». Y
continúa más adelante en estos términos: «Pero no ha existido aún ningún hombre
que se haya matado sin motivo alguno, únicamente para atestiguar su
independencia. Yo seré el primero». Y, ante la sugerencia de Verjovenski de que
podría matar a Schatov (tanto Verjovenski como Stavroguin ven en el anunciado
suicidio de Kirillov una buena coartada para poder asesinar sin temor a
Schatov, aunque, por si acaso Kirillov se arrepintiese de su propósito
principal, Verjovenski le invita a matar él, Kirillov, a Schatov): «Matar a
otro sería tanto como manifestar mi independencia de la manera más vil … Desde
mi punto de vista no existe idea más alta que la negación de Dios. Tengo una
interpretación personal de la historia de la humanidad. El hombre ha inventado
a Dios para vivir sin matarse a sí mismo; ésta es, en resumidas cuentas, la
historia universal hasta este momento. He sido el primero en la historia del
mundo en rebatir la ficción de la existencia de Dios». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">*No existe otro autor que, como Dostoyevski, haya
sido al mismo tiempo más genuinamente ruso y más universalmente europeo. Siendo
genuinamente ruso ha podido ser generalmente humano y producirnos tan intensa
emoción.<o:p></o:p></span></p><br /></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 18.0pt; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-language: ES;"><br /></span></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-49721945424281010762021-09-25T03:04:00.001-07:002021-09-29T09:52:01.644-07:00<p><span style="font-family: times;"> LAS REVELACIONES DE LA MUERTE, de León Chestov</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Resumen de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las
revelaciones de la muerte</i>, de León Chestov [Lev Shestov] (Kiev, 12 de febrero de 1866
– París, 19 de noviembre de 1938). Buenos Aires, Ediciones Sur, 1938. No especifica el nombre
del traductor, aunque puede tratarse de David J. Vogelmann. La traducción al
español se hizo a partir del texto en francés. El texto en ruso fue redactado
por vez primera en 1902. Otra nueva redacción es de 1921. La edición original
francesa, que puede considerarse la definitiva, es de 1923. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La I Parte del ensayo está
dedicada a Dostoyevski, titulándose «La lucha contra las evidencias», esto es,
el titánico esfuerzo llevado a cabo por el gran escritor ruso por poner en tela
de juicio el dominio de la razón pura entre los hombres, la preeminencia de la
experiencia, la sumisión ante los límites de la experiencia, ante el
conocimiento científico, la ética y las leyes establecidas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt;">Dostoyevski</span></u><span style="font-size: 14pt;"> es una persona dotada no sólo con la visión
normal, la que poseen la inmensa mayoría de los hombres, sino que <u>posee el
don de una doble visión, una visión que penetra en arcanos muy profundos, una
visión que le permite rebelarse contra la verdad científica, contra la verdad
matemática supuestamente incontestable</u>. En el frontispicio de esta I Parte,
coloca Chestov unas palabras de Eurípides: «Quién sabe, puede que la vida sea
la muerte, y la muerte, la vida», palabras que podría haber suscrito
Dostoyevski. Quien posee esa doble visión, ve cosas extrañas y nuevas, de tal
manera que tales cosas existen para él no <i>necesariamente</i>, sino <i>libremente</i>,
lo cual significa que son y al mismo tiempo no son, que aparecen cuando
desaparecen y desaparecen cuando aparecen. Esta doble visión es considerada por
la mayoría como algo ilegal, ridículo, fantástico, como algo propio de una
imaginación desarreglada. Para Chestov, como para Dostoyevski, <u>la
certidumbre no es el predicado de la verdad</u>; mejor aún, <u>la certidumbre
no tiene con la verdad absolutamente nada en común</u>. Siguiendo a Eurípides, <u>certidumbre
y verdad existen cada una por su lado</u>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Las <i>Memorias de la casa
muerta</i> es, para Chestov, una obra aparte en la producción de Dostoyevski,
que no se parece en nada a lo escrito antes o después. Relatan sus cuatro años
de vida en el presidio. Todo es en ella muy real. Pero lo mismo que esa vida en
el penal no es «toda la vida», tampoco ese rinconcito de cielo que puede verse
por encima de los muros de la cárcel no es «todo» el cielo. La vida verdadera
no existe más que allí donde el hombre tiene sobre su cabeza toda la bóveda del
cielo, allí donde se extiende un espacio infinito y la libertad es ilimitada. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Si aceptásemos íntegramente
el principio de no contradicción de Aristóteles, no podríamos transigir con la
coexistencia de la vida y de la muerte en el universo. No obstante, para
desesperación del pensamiento humano, que ignora dónde comienza la vida y dónde
comienza la muerte, aunque ambas se excluyan, coexisten en el cosmos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Nuestro escritor también
tuvo que transigir en otra cuestión fundamental. De pronto, súbitamente,
Dostoyevski, gracias a esa doble visión que le ha sido otorgada, y de la que
hace uso una vez ha salido del penal siberiano, descubre que el cielo y los
muros del presidio, los ideales y las cadenas, no se contradicen en modo
alguno, según pensaba cuando estaba allí encerrado, sino que son idénticos.
Sólo hay un «horizonte», bajo y limitado.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Esta «visión» nueva es el
tema de otra obra suya, las <i>Memorias del subsuelo</i>, decisiva para comprender
todas sus grandes novelas posteriores, de las que Chestov dice que únicamente
son un comentario a ese breve, denso, extraño y casi inasimilable escrito. En
alguna parte están viviendo seres miserables, enfermos, anormales, castigados
de la suerte, que, en el rapto de su furia impotente, llegan a los extremos
límites de la negación. Esos seres, semejantes al anónimo hombre del subsuelo,
no son más que el producto de nuestra época. El hombre del subsuelo
dostoyevskiano dice: «<u>Sí, el hombre del siglo diecinueve debe ser, está
moralmente obligado a ser, un individuo sin carácter; el hombre de acción debe
ser un espíritu mediocre</u>. Tal es la convicción de mi cuarentena».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">También Plotino había
afirmado que el hombre de acción es siempre un mediocre, que la esencia misma
de la acción es una limitación. Para el gran neoplatónico, quien no quiere
«pensar», «contemplar», ese «actúa» [acordémonos de Pericles, de Alejandro, de
Julio César]. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">A Dostoyevski le ocurrió en
su subsuelo lo mismo que a Platón en su caverna: sus nuevos ojos se abrieron
[la mencionada doble visión] y el hombre no descubrió más que sombras y
fantasmas allí donde «todos» veían la realidad; entrevió la verdadera, la única
realidad en aquello que para «todos» ni siquiera existía. Dostoyevski, en sus <i>Memorias
del subsuelo</i>, expresó sus visiones en forma tal que todos retrocedieron
espantados con horror del hombre del subsuelo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El hombre, piensa Chestov,
está oprimido por un sentimiento torturante de la nada.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt;">Lo que Dostoyevski llama
«omnitud» es la conciencia común, el «todos los hombres» de Platón</span></u><span style="font-size: 14pt;">. Para Chestov, en aquel sentimiento torturante
de la nada hay una sensación muy nítida de que el estado de equilibrio, el
estado de perfecta consumación, de satisfacción completa considerada por la
conciencia común como el ideal del pensamiento humano, es absolutamente
insoportable.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La Historia, con un arte
admirable, consciente, borra el rastro de cuanto en el mundo sobreviene de
extraño, de extraordinario. Dostoyevski no podía más que terminar enfrentándose
con la Historia, desautorizándola, negándola. Para los historiadores, todo se
cumple en el universo «naturalmente», según «razones suficientes». Lo que
existía de específicamente «socrático» en Sócrates, no existía a los ojos del
historiador. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La visión normal, la visión
propia de los historiadores, de los hombres de ciencia, la cambió por completo
Dostoyevski cuando adoptó la doble visión. Él llegó a buscar la soledad para
evadirse o tratar de evadirse del subsuelo (la «caverna» de Platón), donde
todos deben vivir, que todos consideran como el único mundo posible, es decir,
justificado por la razón.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El enemigo mayor de
Dostoyevski es esa «omnitud» o «conciencia común», apartándose de la cual no
pueden los hombres concebir la existencia. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El hombre puede volverse
bestia salvaje, pero no puede volverse Dios. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Chestov reproduce párrafos
enteros de las <i>Memorias del subsuelo</i>, cuidadosamente elegidos. Compara
al hombre del subsuelo con diversos santos, tales como Ignacio de Loyola, Juan
de la Cruz o Teresa de Ávila, quienes también sintieron el horror de su nada y
de sus propios defectos. Toda la significación del cristianismo y esa sed de
redención que fue el móvil principal de la vida espiritual del Medioevo,
derivan de aquella intuición, esto es, sentir la propia nada, sentirse innoble
y mezquino. Chestov trae a colación el célebre texto de San Anselmo de
Canterbury titulado <i>Cur Deus homo?</i>, es decir, <i>¿Por qué Dios se hizo
hombre?</i>, que aborda el insondable misterio de la Encarnación. Porque de
otro modo, responde Chestov, era imposible salvar al hombre y redimir su
horror, su villanía. Esta misma fe de los santos, esta visión, fue la que
también tuvo Dostoyevski. Él no sólo no leyó, sino que no tuvo necesidad alguna
de leer a Kant ni a Comte. Los llamados «límites de la experiencia», que Kant y
el pensamiento positivista del siglo XIX consideran como la revelación suprema
del pensamiento científico, no son a los ojos de Dostoyevski más que el recinto
de una prisión construida para nosotros por un desconocido.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Según Chestov, en general,
no existen gentes «resueltas»; no hay más que grandes resoluciones, imposibles
de comprender porque no se fundan en nada y excluyen todo motivo. Ellas no se
someten a ninguna regla: son «resoluciones» y «grandes resoluciones» justamente
porque están fuera de todas las reglas, y, por consiguiente, de todas las
explicaciones posibles. <u>En el presidio, Dostoyevski</u> no se daba cuenta
todavía de eso; <u>creía, como todo el mundo, que la experiencia humana tiene
sus límites, los cuales se hallan determinados por principios intangibles,
eternos. Pero una verdad nueva se le presentó en el «subsuelo»: esos principios
eternos no existen, y la ley de la razón suficiente en que se apoyan no es más
que una sugestión del hombre que adora su propio límite y se prosterna ante él</u>.
<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La verdadera <i>Crítica de
la razón pura</i> no la escribió Kant, sino Dostoyevski. Lo que Kant escribió
fue una apología de la razón pura. Aunque Kant, gracias a Hume, libera a la
razón de su sueño dogmático, plantea el problema de la razón pura en los
siguientes términos: las matemáticas existen, las ciencias naturales existen:
¿puede existir una ciencia metafísica cuya estructura lógica sea idéntica a la
de las ciencias positivas ya suficientemente justificadas? A eso es a lo que
Kant llama «criticar», «despertarse del sueño dogmático». Pero si
verdaderamente hubiera querido despertarse y criticar, habría planteado, ante todo,
la cuestión de saber si las ciencias positivas se hallan justificadas por el
éxito, es decir, por los servicios que han prestado a los hombres. <u>Si la
metafísica quiere existir, según Kant, debería ante todo requerir la sanción y
la bendición de las matemáticas y de las ciencias naturales</u>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Ya se sabe lo demás,
continúa Chestov: <u>las ciencias que el «éxito» justificaba no habían
adquirido ese carácter científico sino gracias a la serie de principios,
reglas, juicios sintéticos <i>a priori</i> disponibles, reglas inmutables,
generales, necesarias, de las que ningún despertar, según Kant, puede
librarnos. Ahora bien, al no poder esas reglas ser aplicadas más que dentro de
los «límites de la experiencia posible», la metafísica, que tiende (según Kant)
a sobrepasar esos límites, es imposible</u>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En Dostoyevski no son las
ciencias positivas las que juzgan a la metafísica, sino ésta quien las juzga a
ellas. El propio catolicismo, que se apoya en la revelación, afirma que Dios no
exige lo imposible (<i>Deus impossibilia non jubet</i>), según consta en la
Sesión VI, capítulo 11, del Concilio de Trento [bajo el pontificado de Pablo
III]. El hombre del subsuelo, esto es, Dostoyevski, en cambio, afirma lo
contrario: Dios exige lo imposible. Dios no exige más que lo imposible. Ese
Dios que no exige lo imposible, no es Dios, sino un vil ídolo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Está también el impulso
interior, esto es, el «residuo irracional» que está más allá de los límites de
la experiencia posible.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Para Kant, el principio, la
regla, la ley, reinan sobre todas las cosas. Su pensamiento hubiera podido ser
expresado así: No son ni la naturaleza ni el hombre quienes dictan las leyes,
sino que las leyes son dictadas al hombre y a la naturaleza por las leyes
mismas. Dicho de otro modo: en el comienzo fue la ley. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La ciencia presupone, como
condición necesaria, eso que Dostoyevski llamaba la «omnitud», es decir, la
existencia de juicios unánimemente admitidos. La ciencia no tiene necesidad
alguna de hechos particulares (tales como: esta piedra ha sido calentada por el
sol; este trozo de madera flota en el agua; este trago de agua sacia mi sed);
ni siquiera le interesan. La ciencia busca aquello que transforme
milagrosamente el hecho particular en «experiencia» (esto es: el sol calienta
siempre la piedra; la madera no se hunde jamás en el agua; el agua sacia
siempre la sed). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los conocimientos
científicos de Dostoyevski, muy escasos, le vinieron principalmente del estudio
de los textos de Claude Bernard (1813 – 1878), médico y fisiólogo francés,
considerado padre de la medicina experimental.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Al igual que San Agustín en
sus <i>Confesiones</i> (Libro VIII, capítulo 8), Dostoyevski se ve obligado a
gritar: <i>Surgunt indocti et rapiunt celum</i> («Surgidos de no se sabe dónde,
aparecen ignorantes que arrebatan al cielo» / la traducción de Pedro Rodríguez
de Santidrián dice: «Levántanse los indoctos y arrebatan el cielo»)<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/chestov-revelaciones-de-la-muerte-1923.rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Para arrebatar al cielo es necesario renunciar al saber, a los primeros
principios que absorbimos con la leche materna.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Para que haya gozo sublime,
es menester que haya atroz terror.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">A la pregunta: ¿Qué es la
filosofía?, responde Plotino: «<u>lo que importa más</u>».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La ciencia es la vida ante
el tribunal de la razón.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El hombre del subsuelo
hállase privado de la protección de las leyes en nombre de la razón.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Si queréis comprender a
Dostoyevski, os debéis acordar siempre de su tesis fundamental: dos más dos son
cuatro es un principio de muerte.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Dostoyevski aborrecía la
satisfacción y todos los beneficios que el «orden» procura al hombre.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Dostoyevski, en todas sus
grandes novelas, no nos habló más que de sí mismo, que es de lo único que puede
hablar un hombre honrado.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En el <i>Diario de un
escritor</i> podemos leer estas palabras de Dostoyevski: «Yo declaro que el
amor por la humanidad es una cosa inconcebible, incomprensible y de todo punto
imposible, sin la fe en la inmortalidad del alma». Y en su novela <i>El idiota</i>,
el príncipe Mischkin le dice a Rogochin: «Ningún razonamiento puede alcanzar la
esencia del sentimiento religioso; se trata de otra cosa diferente, se trata de
otra cosa sobre la que se deslizarán siempre los ateos sin penetrarla» (II
Parte, cap. IV). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Pero el propio Dostoyevski
no podía vivir en permanente lucha contra la razón, contra las evidencias. Es
entonces cuando se vuelve de las visiones sobrenaturales para regresar a la
armonía, tan necesaria a los hombres. Esto es lo que reconcilia al lector con
sus obras: casi todas sus novelas se terminan por un perfecto acorde mayor que
deja triunfalmente resueltas las torturantes dudas surgidas en el curso de la
obra.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Dostoyevski se encontraba
abocado a un problema insoluble, que intenta resolver en <i>Los hermanos</i> <i>Karamazov</i>:
las transformaciones lentas y graduales son posibles, pero no conducen a una
nueva vida. Ésta se produce siempre de manera súbita, y conserva su extraño y
enigmático carácter en el seno de los acontecimientos cuyo curso hállase
sometido a la vieja ley. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">A fin de ofrecer el
planteamiento opuesto a Dostoyevski, Chestov reproduce una cita de la <i>Ética</i>
de Spinoza [la cita, en latín, está notablemente alterada; nosotros la
reproducimos correctamente, siguiendo la traducción de Vidal Peña García]: </span><span style="font-size: 14pt;">«Todos los prejuicios que intento indicar aquí dependen de uno solo, a
saber: el hecho de que los hombres supongan, comúnmente, que todas las cosas de
la naturaleza actúan, al igual que ellos mismos, por razón de un fin, e incluso
tienen por cierto que Dios mismo dirige todas las cosas hacia un cierto fin,
pues dicen que Dios ha hecho todas las cosas con vistas al hombre, y ha creado
al hombre para que le rinda culto. Consideraré, pues, este solo prejuicio,
buscando, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">en primer lugar</i>, la causa
por la que le presta su asentimiento la mayoría, y por la que todos son tan
propensos, naturalmente, a darle acogida. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Después</i>
mostraré su falsedad, y, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">finalmente</i>, cómo
han surgido de él los prejuicios acerca del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">bien
y el mal, el mérito y el pecado, la alabanza y el vituperio, el orden y la
confusión, la belleza y la fealdad</i>, y otros de este género. […] Y de ahí
que [los hombres] afirmasen como cosa cierta que los juicios de los dioses
superaban con mucho la capacidad humana, afirmación que habría sido, sin duda,
la única causa de que la verdad permaneciese eternamente oculta para el género
humano, si la Matemática, que versa no sobre los fines, sino sólo sobre las
esencias y propiedades de las figuras, no hubiese mostrado a los hombres otra
norma de verdad…» (Spinoza, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ética
demostrada según el orden geométrico</i>. Madrid, Tecnos, 2007, Parte I,
Apéndice, págs. 111-112 y 115-116). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Resulta imposible fijar exactamente la idea
fundamental de cualquiera de las novelas de Dostoyevski. El mismo tema es tan
complicado, denso y apretado, que no es posible determinar lo que precisamente
quiere el autor. Sin embargo, todos sus relatos tienen un rasgo común. Sus
personajes no saben actuar, no saben crear, ni siquiera lo desean, según
parece; la destrucción y la muerte los siguen paso a paso, quizás con el
propósito de no conceder al lector ni siquiera la ilusión de concluir. <u>Mischkin
tampoco es una excepción: pese a todos sus esfuerzos, no sólo no llega a ayudar
a nadie, sino que parece prestar su apoyo a todas las malas iniciativas</u>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Lutero podría haber ilustrado con las escenas de tales
novelas su escrito contra Erasmo titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De
servo arbitrio</i> [que se ha traducido de maneras diversas: «Acerca de la
voluntad esclavizada» / «Que el libre albedrío es una nada» / «La voluntad
determinada»]. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En estas novelas reina la lógica de Tertuliano: <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><i><span style="font-size: 14pt;">Crucifixus
est Dei Filius, non pudet, quia pudendum est;</span></i><span style="font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><i><span style="font-size: 14pt;">et
mortuus est Dei Filius, prorsus credibile est, quia ineptum est;</span></i><span style="font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><i><span style="font-size: 14pt;">et
sepultus resurrexit, certum est, quia impossibile.</span></i><span style="font-size: 14pt;"> <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">(<i>De Carne Christi, V, 4</i>). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">[El
Hijo de Dios fue crucificado; no hay vergüenza, porque es vergonzoso; <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">y el
Hijo de Dios murió; es por eso por lo que se cree, porque es absurdo; <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">y
sepultado y resucitado; es cierto porque es imposible].</span><span style="font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Atención especial presta Chestov a la tremenda
«Declaración» que hace el personaje de Ippolit Teréntiev, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El idiota</i>, «Mi explicación indispensable»
la llama ese joven tísico nihilista, que escribe y lee él mismo [III Parte,
capítulos V, VI y VII], dentro de la cual se encuentra un insuperable
comentario sobre una reproducción del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cristo
muerto yacente</i> de Hans Holbein el Joven (1521), del Museo de Basilea,
reproducción que ha visto en casa de Rogochin [III Parte, cap. VI].<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Para León Chestov, el alma de la novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Demonios</i> es el ingeniero </span><span style="font-size: 14pt;">Aléksieyi Nilich</span><span style="font-size: 14pt;"> Kirillov [Kirillo es Cirilo en ruso; existe, además, en Rusia, a orillas
del lago Blanco, el célebre monasterio Kirillov o Kirillo-Belozersky, fundado </span><span lang="EN-US" style="font-size: 14pt;">en 1397 por San Cirilo
Belozersky</span><span style="font-size: 14pt;">], pues, a través de él, se transparenta lo
«inexpresable». Kirillov «proclama su propia voluntad». Chestov lo compara con
los ascetas antiguos, los estilitas, aunque hay una diferencia fundamental:
Kirillov se suicida.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">También subraya con entusiasmo Chestov dos relatos de
Dostoyevski que se entrelazan, ambos insertos en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario de un escritor</i>. Se trata de «La mansa [La dulce]», publicado
en noviembre de 1876, y de «El sueño de un hombre ridículo», de abril de 1877.
El protagonista de este segundo relato se casa con la muchacha que había
protagonizado «La mansa», si bien ésta, al poco, se suicida, arrojándose por
una ventana con un icono en una mano. «El sueño de un hombre ridículo» nos
revela la psicología de aquel a quien todo es indiferente. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Antes de Dostoyevski, en la Antigüedad, sólo Platón y
Plotino comprendieron que, si queremos ver la verdad, hay que renunciar al
conocimiento científico. La verdad y la ciencia son inconciliables. Si
Dostoyevski habla de la «revelación» de la verdad, es porque la verdad le ha
sido revelada. Esta verdad está consignada en los Evangelios. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los esfuerzos de Dostoyevski se dirigen principalmente
a intentar descifrar un misterio indescifrable: el misterio del pecado
original. Está en la esencia de ese misterio el no poder ser develado, y la verdad
no puede ser entrevista más que en tanto que no aspiremos a apoderarnos de
ella.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Otro buen ejemplo de personalidad opuesta a la de
Dostoyevski es la del historiador del cristianismo Adolf von Harnack (1851 –
1931), teólogo luterano alemán que, en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia
del Dogma</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dogmengeschichte</i>, III,
81), de 1893, escribe: «No ha habido nunca fe religiosa, por fuerte que fuera,
que no se apoyara, en el momento supremo, decisivo, sobre una autoridad
exterior y que extrajera exclusivamente su fuerza de los estados interiores …
La vida y la historia nos demuestran que la fe no puede ser activa y fecunda si
no invoca una autoridad exterior y no posee plena conciencia de su poder». Ese
«nunca», para Chestov, ya que resulta imposible que Harnack conozca todos los
instantes, individuos y acontecimientos de la historia universal, sólo puede
apoyarse en su firme convicción de que su tesis coincide con la razón y los
principios de la ciencia. Para el historiador, y Harnack puede servirnos de
ejemplo, la fe que no se apoya en ninguna autoridad externa, la fe que no ha
dejado rastro, es como si no hubiese nunca existido. Para Chestov, lo que los
hombres, esto es, la «conciencia común», llaman «fe poderosa», no se parece en
nada a la fe que poseía Jesús, pues aquella fe no es más que un conjunto de
reglas y de principios a los que todos obedecen y veneran, porque nadie sabe de
dónde provienen; los hombres no tienen necesidad de la fe de Jesús, sino que
aspiran a la autoridad y al orden, orden tanto más inconmovible cuanto más
incomprensible es su origen. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Chestov reproduce parte del párrafo en el que
Dostoyevski describe las indescriptibles sensaciones de Alioscha, el hermano
pequeño de Iván Karamazov, cuando sale de la celda en la que acaba de morir el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">stárets</i> Zósima: «Alioscha, de pie,
permaneció sumido en contemplación; luego, súbitamente, se abatió, como
arrasado. No comprendía por qué estrechaba con sus brazos la tierra, de dónde
provenía ese deseo irresistible de abrazarla toda; pero la abrazaba llorando,
la mojaba con sus lágrimas y juraba, en éxtasis, amarla, amarla hasta el fin de
sus días. ¿Por qué lloraba? En medio de su entusiasmo, lloraba pensando en esas
estrellas que lucían en el abismo, y no se avergonzaba de su éxtasis. Era como
si los hilos que enlazaban entre sí los innumerables mundos del Señor,
hubiéranse reunido todos de pronto en su alma, que temblaba íntegra al contacto
de esos universos desconocidos». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En esa visión de los mundos desconocidos consiste
probablemente la fe cuya posibilidad negaba Harnack, la fe que no invoca
ninguna autoridad superior, que la historia se niega a comprobar, que no ha
dejado rastros, la fe que no se preocupa de las obras, que no ha dado nada a la
humanidad y que la historia ha considerado, en consecuencia, inexistente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La idea de la «infalibilidad» de la Iglesia y del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">potestas clavium</i> [el poder de las
llaves; el poder de atar y desatar tanto en la tierra como en el cielo]
consiste, justamente, en lo que los filósofos han llamado y llaman todavía
«razón», esa razón que no admite ninguna autoridad fuera de ella y que exige
ser adorada. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Spinoza es ese mismo anciano cardenal que habría
entrevisto ya, a la edad de treinta y cinco años, ese terrible secreto de que
habla en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leyenda del Gran Inquisidor</i>,
dirigiéndose a Dios [Jesús], eternamente silencioso, un viejo de noventa años,
en el fondo de una prisión subterránea. ¡Qué ardiente sed de libertad había en
Spinoza! Pero, con qué implacable rigor proclamaba esa necesidad, ley única, a
la que están sometidos Dios y el hombre.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt;">No es posible sostener que el hombre no sea libre;
pero el hombre teme, por encima de todo, la libertad; por eso busca el
conocimiento; por eso aspira a una autoridad incontestable a cuyos pies todos
pueden prosternarse juntos</span></u><span style="font-size: 14pt;">.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">«Mira lo que has hecho obstinadamente en nombre de la
libertad -continúa reprochando el viejo cardenal-. Te aseguro que el hombre no
tiene preocupación más torturante que la de encontrar alguien a quien poder
restituir lo más rápidamente posible el don de la libertad, que ese ser
miserable trae con su nacimiento. Pero … en lugar de apropiarte de la libertad
del hombre, tú [Tú] la ensanchas todavía más. En lugar de darle principios
sólidos a fin de apaciguar de una vez por todas la conciencia de la humanidad,
tú has acumulado todo lo que era extraordinario, problemático, tú has acumulado
todo lo que era superior a las fuerzas humanas».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los sabios antiguos lo atestiguan: no se puede decir
de Dios que existe, porque al decir «Dios existe», se le pierde inmediatamente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Quien quiera adquirir una influencia «histórica»
deberá renunciar a la libertad y someterse a la necesidad. Así, el Espíritu
Maligno, el gran tentador, dice a Cristo: Si quieres tenerlo «todo», poseer el
mundo, ¡adórame! Aquel que se niegue a postrarse de hinojos ante el «dos más
dos son cuatro» no podrá convertirse en el dueño del mundo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">A Dios no se le puede demostrar. No se le puede buscar
en la historia. Está fuera de la historia. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La II Parte del ensayo
está dedicada a Tolstói, llevando por título «El Juicio Final (las últimas
obras de Tolstói)». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Si el ensayo sobre
Dostoyevski se iniciaba con una cita de Eurípides, ahora comienza con una de
Platón en el <i>Fedón</i> (64 A): «Esto constituye, para todos, un misterio:
quien se consagra enteramente a la filosofía, ese no aspira más que a
prepararse para la muerte, más que a morir». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Chestov piensa que a Tolstói le fue otorgado un
extraño don: oír y comprender el enigmático lenguaje de la muerte; no de lo que
hay más allá de la muerte, sino del tránsito que lleva de la vida a la muerte,
de la agonía, de la tensión extrema que envuelve al individuo cuando se aproxima
verdaderamente la muerte. A Tolstói parece que le fueron reveladas las
imposibilidades de la muerte, la conversión de tales imposibilidades en
posibilidades. Esas imposibilidades no podemos comprenderlas con nuestra
ordinaria razón, con nuestras ideas ordinarias. Contradiciendo el sentido
común, la muerte exige del hombre lo imposible, y, en contradicción con
Aristóteles, lo arranca al común universo de todos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">A Chestov le interesan especialmente, para sostener su
tesis, algunos relatos escritos por Tolstói después de la publicación de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anna Karénina</i> en 1878. Comienza con las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorias de un loco</i> y continúa con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Después del baile</i>, el drama <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La luz brilla en las tinieblas</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El padre Sergio</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La muerte de Iván Ilich</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
amo y el sirviente</i>. Entremedias, introduce reveladoras observaciones sobre
el pensamiento de Descartes y el de Henri Bergson. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Recordemos que las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorias
de un loco</i> [también conocido como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario
de un loco</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las memorias de un
demente</i>], según opinión del crítico literario esloveno Janko Lavrin (1887 –
1986), es un relato escrito por Tolstói en 1884, en el que narra una extraña
experiencia vivida una noche de agosto de 1869 en la ciudad de Arzamas, en la
provincia de </span><span style="background: white; font-size: 14pt;">Nizhni Novgorod, unos 410 km al E
de Moscú. Se publicó</span><span style="font-size: 14pt;"> póstumamente en 1912. También Chestov se refiere
explícitamente a ese viaje y a ese extraño suceso, y para ello reproduce el
fragmento de una carta dirigida por Tolstói a su mujer, dándole cuenta de lo
acaecido. Todo coincide. El propio escritor viajaba, como el protagonista del
relato, para adquirir una propiedad agraria.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Chestov, que precisa el hecho de que se trate de un
relato inconcluso, resume su sencillo argumento. Lo importante es destacar que
el protagonista, un rico propietario que se ha desplazado a la gobernación de
Penza [Penza es una ciudad situada a unos 625 km al SE de Moscú] a fin de
comprar un trozo de tierra, una noche, mientras se alojaba en una fonda, de
manera inesperada, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">súbitamente</i>, se
siente acosado por una angustia atroz e insoportable. Las respuestas que le
habían servido hasta entonces, son ahora inútiles. Sólo lo dominan las
interrogaciones y sus perpetuos acompañantes: la inquietud, la duda y el terror
irracional, corrosivo e incoercible, esto es, que no puede refrenarse. Quiere
conciliar el sueño, pero le asalta el espanto, la ansiedad, el temor y el
miedo. Miedo ¿a qué? A la muerte; más exactamente, a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">vida agonizante</i>, cuando la vida y la muerte parecen confundirse. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Esta sensación es la que, en opinión de Chestov,
atormenta a Tolstói durante los últimos quince o veinte años de su vida. A
pesar de los reconocimientos y distinciones, Tolstói es cada vez más infeliz,
está convencido de que se ha vuelto loco, o, al menos, que las certezas
racionales, las evidencias, no le sirven ya de nada. Se siente fuera del
universo común de los hombres, de las creencias sólidas, de las verdades
eternas. Este breve relato de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorias
de un loco</i>, en el que Tolstói nos narra en el fondo el terror que lo
embarga, el sinsentido de lo que ha hecho hasta ese momento, es para Chestov
una de las claves más importantes de toda la obra del gran escritor ruso.
Tolstói no era un espíritu que olvidase. Todo lo acaecido durante su infancia,
adolescencia y juventud lo recordará siempre. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Las verdades son necesarias para el biógrafo, para el
escritor, en cuanto pueden ser útiles a la acción, no en sí mismas. Así piensa
Chestov, y pone como ejemplo una estremecedora carta dirigida a Tolstói por
Nikolai Nikolaievich Strajov (1828 – 1896), el primer biógrafo de Dostoyevski,
publicada en 1913, y en la que da cuenta de la sórdida personalidad moral,
según él, del autor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Demonios</i>, si
bien no habló nunca de ello en su biografía. Strajov se apoya no sólo en sus
directos conocimientos de primera mano, sino en valiosos testimonios, como el
que le proporcionó Pavel Alexandrovich Viskovatov (1842 – 1905), destacado
Profesor de Literatura de la Universidad de Dorpat, hoy Tartu, en Estonia. Para
Strajov, Dostoyevski ofrece parecido con personajes de tan baja catadura moral
como Arkadi Ivanovich Svidrigailov, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crimen
y castigo</i>, con el hombre del subsuelo y con Nikolai Vsevolodovich
Stavroguin, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Demonios</i>. El propio
editor Mijaíl Katkov (1818 – 1887) resistióse a publicar una de las escenas de
Stavroguin, aunque Dostoyevski se la leyó a muchos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">No tiene nada de extraño que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario de un loco</i> de Tolstói repita el mismo título de una conocida
obra de Nikolai Gogol. El protagonista del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario
de un loco</i> de Gogol, Avksenty Ivanovitch Poprichtchine (Poprishchin), es un
alma completamente desequilibrada. Otra obra de Gogol en la misma línea es su
relato <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viejos propietarios</i>, también
titulada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Terratenientes del viejo mundo</i>,
cuyos protagonistas son Afanasi Ivanovich y Puljeria Ivanovna. En esta
narración se nos muestra nítidamente, como en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Almas muertas</i>, la fascinación que embriagaba a Gogol respecto del
horror de los cuentos populares y de los mitos, viviendo tanto en la esfera
real como en la de lo fantástico y alucinatorio. A Gogol tampoco se le puede
aprehender acudiendo a las modernas teorías de la conciencia, esas que
pretenden trazar los límites entre el sueño y la vigilia, entre la realidad y
la fantasía. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Plotino, en las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Enéadas</i>,
dice: «Corramos, corramos hacia nuestra cara patria. ¿Pero, hacia dónde correr?
¿Cómo escapamos de aquí? […] Nuestra patria es la región de donde hemos venido:
la región donde mora nuestro Padre» (Libro I, tratado 6, cap. 8). De igual modo
que Plotino pensaba Gogol: tan sólo la muerte y la demencia de la muerte son
capaces de despertar a los hombres de la pesadilla de la existencia. Esta misma
es la conclusión a la que llega Tolstói en toda la obra posterior que escribe a
la publicación de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anna Karénina</i>. En
1868, en un artículo publicado en la revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Archivo ruso</i> y titulado «Algunas palabras en torno al libro ‘La
guerra y la paz’», Tolstói se halla todavía invadido por las ideas
aristotélicas. Para él, la verdad no ordenada, la verdad que sale al encuentro
de las necesidades vitales de la humana naturaleza, esa verdad, es peor que la
mentira. Por eso, a quienes le reprocharon que no hablaba en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Guerra y paz</i> de las penosas condiciones
de existencia de los campesinos ante el poder despótico de los terratenientes,
el gran escritor contestó diciendo que la visión que pretende abarcarlo todo es
una visión inútil. Tal visión trastornaba e incluso destruía ese <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ordo et connexio rerum</i> [el orden y la
interconexión entre todas las cosas], trastornaba el universo común a todos,
fuera del cual sólo hay locura y muerte. Así pensaba Tolstói por entonces. Pero
después, a partir de principios del decenio de 1880, lo que de verdad le
interesaba y le importaba eran la grosería, crueldad y bajeza de la clase
superior, así como la realidad de la muerte.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En un relato de 1903, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Después del baile</i>, Tolstói confronta sus antiguas y sus nuevas
visiones. A pesar de su brevedad, está dividido en dos partes nítidamente
diferenciadas: la alegría, elegancia y diversión de un baile maravilloso, y, un
rato después de concluido el baile, la lacerante realidad de una escena cruel:
el azote en plena calle de un desertor tártaro, castigo ordenado por el padre
de la deliciosa muchacha de la que se había enamorado y con la que había
bailado gran parte de la noche el narrador. Ese amor inicial fue
desvaneciéndose hasta desaparecer después del episodio del tártaro. Este corto
relato podría servirnos de metáfora de toda la vida de Tolstói. Durante su
juventud y su época de madurez, describió la vida bajo el aspecto de un baile
encantador [no creemos que fuese exactamente así, aunque podemos admitirlo en
un sentido muy general]; más tarde, cuando envejeció, la describió bajo el
aspecto de un castigo a latigazos. Costumbres, tradiciones, incluso la propia
familia, se le hacen insoportables al viejo Tolstói. También él mismo se
rechazaba. Es como si se cumpliesen en él las palabras de la Escritura:
renunciar a tu padre, a tu madre, a tus hermanos y a ti mismo. Esa parece ser
que es la única vía permitida a quien ha sido destituido del universo común a
todos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Aunque el propio Tolstói afirmase que la autobiografía
es el mejor género literario, lo cierto, según Chestov, es que es la novela el
género donde el individuo puede expresarse con entera libertad, pues, lo que
realmente es, lo revela a través de los personajes que inventa. La verdad sólo
puede conocerse a través de la lectura de determinadas obras literarias.
Dostoyevski y Tolstói están de manera sobresaliente entre quienes escribieron
ese tipo de obras. Cuando Tolstói, en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario
de un loco</i>, le hace decir a su personaje: «Ellos han declarado que yo
estaba sano de espíritu, pero yo sé que estoy loco», nos está revelando
aspectos muy recónditos de su vida íntima. Tenía miedo de su locura, más
todavía que de la muerte, pero al mismo tiempo odiaba y despreciaba con toda su
alma su estado normal. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En el curso de los últimos años de su vida, Tolstói
muestra una poderosa actividad filosófica. Todo lo que hacía no tenía más que
un solo significado, un único objetivo: desatar los vínculos que lo retenían en
el universo común a todos los hombres.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">En un drama en cinco actos póstumo [1912] de Tolstói, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La luz brilla en las tinieblas</i> [<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Y la luz brilla en las tinieblas</i>],
comenzado en 1880 y nunca terminado, el héroe, Nikolai Ivanovich Saryntsev, es
acusado por dos mujeres: su propia esposa y la madre de un joven príncipe,
Boris </span><span style="font-size: 14pt;">Čeremšanov
[Ceremsanov / Tcheremissov]</span><span style="font-size: 14pt;">, que va a morir por profesar
la doctrina cristiana de Saryntsev, que le conduce a incumplir su servicio
militar. Esa doctrina puede ser admitida en abstracto, pero cuando se trata de
aplicarla a la vida real, resulta inhumana. Aquella madre acabará asesinando al
héroe. Saryntsev no es otro que el propio autor, quien retrata en este drama su
propia situación familiar y social al final de su vida. Dos verdades se oponen:
de un lado, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Si quis mundum ad Dei gloriam
conditum esse negaverit, anatema sit</i> [Si alguno niega que el mundo fue
creado para la gloria de Dios, sea anatema]; de otro, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Si quis dixerit, mundum ad Dei gloriam conditum esse, anatema sit</i>
[Si alguno dice que el mundo ha sido creado para la gloria de Dios, sea
anatema]. Expresado de otro modo: ¿El universo existe para Dios o para los
hombres? La respuesta nos la da Tolstói a través de un diálogo entre Saryntsev
y un sacerdote: éste último piensa que cada uno posee su propia razón;
Saryntsev, esto es, Tolstói, que la razón es idéntica en todos los hombres y es
siempre igual a sí misma. Tolstói se rebela contra la razón comúnmente
admitida. Esa razón que nos proporciona verdades incontrovertibles, tales como
que «dos y dos son cuatro» o que «nada se produce sin causa», no sólo es
incapaz de justificar y de explicar los nuevos terrores e inquietudes de
Tolstói, sino que los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">condena</i>
inexorablemente como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">irracionales</i>,
arbitrarios, irreales. Pero estos terrores irracionales darán lugar al
nacimiento de un coraje igualmente irracional. Este coraje es el que anima a
Saryntsev. Morir no es terrible; lo que es terrible es nuestra estúpida e
inepta existencia. Nuestra vida es la muerte, nuestra muerte es la vida, o bien
la introducción a la vida. Otra vez nos recuerda Chestov las palabras de
Eurípides. Esa misma sentencia es la que Tolstói dice a quienes lo rodean, los
cuales no la comprenden ni podrán comprenderla nunca. Pero, se pregunta
Chestov, ¿puede <i style="mso-bidi-font-style: normal;">comprenderse</i> esto?;
¿lo comprendía, acaso, el mismo Tolstói?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">A medida que Tolstói era más viejo, su fama crecía en
todo el mundo, aunque, al mismo tiempo, él era consciente de su impotencia y de
su nulidad. Si buscaba la gloria, era para tener la posibilidad de pisotearla.
No la gloria ilusoria del falso héroe, sino hasta la verdadera gloria del sabio
es deseable para poder renunciar a ella. Sobre esta cuestión nos habla el
relato titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El padre Sergio</i>
[terminado en 1898 y publicado en 1911]. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El protagonista es el príncipe Stepan Kasatski
[Kasatsky], brillante oficial de la Guardia imperial. Un profundo desengaño
amoroso, cuyos responsables han sido no sólo la mujer que ama, sino también el
hombre al que sirve con verdadero fervor, el propio zar, amante de esa mujer,
conducen al príncipe a tomar una decisión radical: hacerse monje. Cambia su
nombre por el de Sergio y lleva una vida de penitencia y oración, si bien las
tentaciones de la carne nunca desaparecerán por completo, de igual modo que su
fe en Dios ofrece dudas y puntos vulnerables. En vez de vivir en un convento en
compañía de los otros monjes, Sergio, pasados unos años, decide llevar una vida
eremítica y solitaria, en una apartada cabaña. Su combate interior es muy
intenso, tal como lo revela la tentación que se le presenta en forma de una
hermosa mujer, con una moral muy laxa, quien pretende vencer la resistencia del
adusto monje, todavía atractivo y con un porte caballeresco. Al no conseguirlo,
esa mujer, pasado un tiempo, ingresa en un convento. La vida del padre Sergio,
entregada a la oración, así como la supuesta curación de un muchacho de catorce
años por intercesión suya, acrecientan de tal manera su fama que, venidos
incluso de comarcas lejanas, acuden multitud de enfermos y de devotos, con el
propósito de que él los cure o aconseje. Pero nuestro personaje, que no es otro
que el propio Tolstói, está cada vez más descontento de su vida, a medida que
se hace más viejo. Un día accede a curar a la joven hija, de unos veintidós
años y con un cierto retraso mental, de un hombre acomodado. Pero, una vez que
se queda a solas con la muchacha, pasando la noche con ella, supuestamente
rezando, le acomete una incontrolable pasión carnal y mantiene relaciones
sexuales con la mujer, sin duda un horrible crimen y un pecado mortal. Después
de este suceso, Sergio abandona sin que nadie lo sepa el lugar donde vive,
asqueado de su comportamiento, pues, en vez de entregarse más a su vida
interior y a Dios, está más pendiente de la exterior y de las alabanzas de los
hombres, además de haber abusado de una boba sin capacidad de discernimiento.
Ha cedido a eso que los católicos llaman <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sancta
superbia</i>, al legítimo orgullo, apartándose así de Dios. Se convierte en un
peregrino, algo muy común en Rusia, en un hombre errante, que va de un lugar a
otro pidiendo limosna. Por fin, después de recorrer una gran distancia, llega a
un lugar donde vive una mujer de cierta edad a la que conoció en su juventud.
Se detiene en casa de ella, quien le ofrece, a pesar de su pobreza, toda su
hospitalidad. Comprueba que esa mujer, Praskovia, a la que él llama
familiarmente Pashenka, tiene que trabajar duro como profesora de música para
sacar adelante su familia, compuesta por su hija casada, su yerno, que no
trabaja, y sus tres nietos. Aunque reza poco y acude con escasísima frecuencia
a los oficios religiosos, Pashenka está entregada verdaderamente a Dios por el
modo en que atiende a los demás, abnegadamente, desinteresadamente, mientras
que él, Sergio, ahora de nuevo Stepan, no se entregaba verdaderamente a Dios
cuando era monje, pues, como él mismo ha comprendido, su actitud para con el
prójimo tenía mucho de impostada, de mera apariencia, es decir, no era sentida
en lo más íntimo de su ser. Pashenka le ha dado una profunda lección. Abandona
la casa de ésta, que le ha entregado algunas provisiones, y continúa su camino.
Conocerá un gran secreto espiritual: cuanta menos importancia tenía la opinión
de los hombres, tanto más intensamente dejaba sentir su presencia Dios.
Finalmente, lo detuvieron por vagabundo sin documentación alguna, lo
desterraron a Siberia, estableciéndose allí como empleado de un rico
propietario, dedicándose a trabajar en el huerto, enseñar a los hijos de ese
acaudalado señor y visitar a los enfermos. Así termina este esclarecedor
relato.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Chestov hace a continuación un importante interludio
para criticar frontalmente el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cogito,
ergo sum</i> de Descartes, esto es, el racionalismo, el poder de la razón.
Descartes se olvidó del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cogito</i> y del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sum</i>; sólo atendió al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ergo</i>, el único capaz de poder violentar
los espíritus. Según Chestov, debería haber dicho: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sum cogitans</i>, es decir, «existo pensando», esencia de toda su
ciencia nueva. Lo que Descartes descubrió fue que existía realmente. Esta
revelación era contradictoria con los principios de la razón; la razón que
dudaba de todo se puso a dudar también de la existencia de Descartes. Esa razón
no es otra que la razón supraindividual, la razón pura, la «conciencia en
general», fuera de la cual es imposible el conocimiento objetivo. Pero estos
argumentos razonables son incapaces de disipar las dudas de la razón. Para
Chestov está claro: <u>existe en la vida algo superior a la razón; la vida
brota de una fuente más alta que la razón. Lo que la razón no puede concebir no
tiene por qué ser imposible</u> (en esto coincide con Tertuliano). Allí donde
la razón establece un vínculo necesario, puede producirse una ruptura. Lo que
nos muestra el «descubrimiento» de Descartes es cuán poco nos da el
conocimiento de las leyes. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Lo que pensaba Tolstói cuando predicaba a los hombres
la sumisión a la razón, era: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cogito, sum;
certum est quia impossibile</i> («pienso, soy; es cierto porque es imposible»).
Con ello se rebela Tolstói contra las convenciones establecidas, contra la
omnipotencia de la razón.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Según Aristóteles, está en la naturaleza de los
hombres aspirar al conocimiento.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En cuanto a Henri Bergson (1859 – 1941), el pensar
está unido al obrar. La inteligencia se plasma en el molde de la acción. La
especulación es un lujo, pero la acción es una necesidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Aunque Aristóteles estaba más cerca de la verdad que
Bergson, éste vio con claridad que la sed por conocer del hombre se ha visto
deformada después de la caída y del pecado. El hombre antes de la caída no
necesitaba obrar. Por lo general, se contempla con cierto desdén y se considera
no científica la idea de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anamnesis</i> en
Platón, a saber, la capacidad del alma para recordar los conocimientos que ha
olvidado al entrar en un nuevo cuerpo. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intuición</i>
de la que habla Bergson es hija de la razón, y, como tal, ha heredado todos los
vicios de la madre. En su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
evolución creadora</i>, Bergson demuestra, con argumentos proporcionados por la
razón, que la idea de orden es fundamental y que la idea de caos es
contradictoria. La razón recobra sus derechos soberanos. A Bergson le ocurrió
lo que ya le había sucedido a Descartes. La luz de la verdad brilló ante sus
ojos; pero quiso entregar la verdad a los hombres, viéndose así forzado a
olvidar lo que había entrevisto. <u>La verdad no soporta la posesión en común;
la verdad se disipa cuando se quiere obtener de ella alguna utilidad,
obligándola a penetrar en el universo común</u>. Bergson terminó dándose cuenta
de que sólo los grandes artistas, libres del compromiso de las ideas generales,
son capaces de captar y describir la vida interior del hombre. Nuestro «yo» es
ya algo común a todos, es la conciencia en general, esto es, la razón después
de la caída, cuya impotencia fuera de sus funciones, limitadas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sub specie aeternitatis</i> [bajo el aspecto
de la eternidad], nos ha mostrado el mismo Bergson con una fuerza implacable.
Bergson no debía haber olvidado la verdad que entrevió una vez: que la ausencia
de toda razón es, en ciertos casos, la mejor de las razones. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Chestov se muestra convencido de que sólo puede saber
y pensar quien se halla expulsado del universo común a todos; entonces, solo y
abandonado a sus propias fuerzas, descubre de golpe que la verdad, por su misma
naturaleza, no puede ser necesaria, obligatoria y universal.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Otro de los relatos más estremecedores de Tolstói es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La muerte de Iván Ilich</i> (1886). Trata de
un funcionario que, a los cuarenta y cinco años, como consecuencia
probablemente de una caída en la que se da un golpe en el costado contra el pomo
de una puerta, ve cómo se deteriora progresivamente su salud a marchas
forzadas, hasta entrar en un periodo de agonía que desembocará en la muerte.
Precisamente todo este fatal proceso se desencadena cuando Iván Ilich ha sido
ascendido en el escalafón de la judicatura de provincias, percibiendo un
suculento sueldo. A los pocos meses de casarse, ya comenzó a deteriorarse la
relación con su mujer, que, durante veinte años de matrimonio, ha ido
atravesando diversos altibajos, aunque, por lo general, la convivencia ha sido
difícil. Él ha cumplido siempre escrupulosamente con su deber, y, en este
sentido, no puede achacársele nada. Pero, de otro lado, ha querido, en
connivencia con su esposa, relacionarse con la clase alta y vivir un poco por
encima de sus posibilidades. Su mujer, Praskovia [Paulina], tiene intereses
vulgares, así como su hija mayor, que está prometida. Su otro hijo cursa aún el
bachillerato. Tampoco Iván Ilich tiene aspiraciones intelectuales. Su principal
pasatiempo es jugar al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">whist</i> con los
amigos. Lo que a Tolstói le interesa es describir la transformación que va
operándose en Iván Ilich a medida que avanza su deterioro físico. La relación
con su mujer se agria cada vez más, en parte debido a que Iván Ilich se ha
vuelto más irascible y más insoportable en el trato. Tampoco su hija está
pendiente de la enfermedad de su padre. Sólo piensa en divertirse y continuar
con su vida vacía como si nada. El único que acusa lo que está ocurriendo es el
hijo adolescente. Iván Ilich creía que vivía en un mundo completamente seguro,
pleno de certezas, un universo racional donde cada cosa ocupaba el lugar que le
correspondía. No le cabe en la cabeza que a él haya podido sucederle una cosa
así, esto es, contraer una enfermedad que le conducirá inexorablemente a la
muerte. Su primera reacción es de rebeldía, de incomprensión, de ciega y
egoísta intolerancia ante un fatal desenlace. Consulta a los médicos más
eminentes. Ninguno puede proporcionarle una certeza absoluta de que se curará.
Al principio aún posee un buen depósito de esperanza, pero ésta se irá
desvaneciendo poco a poco, hasta desaparecer por completo. Su aislamiento será
progresivo, tanto respecto de los amigos como de la propia familia. Sólo hay un
fiel sirviente, joven, fuerte y bueno, con el que tolera estar. Este sirviente
lo acompaña cada vez más, lo ayuda como si se tratase de un abnegado enfermero.
Iván Ilich tiene tiempo de hacer balance de su propia vida. Al principio de su
enfermedad no cree en absoluto que se merezca lo que le está sucediendo. La
razón, que, hasta hace poco, él mismo invocaba como la causa única de la
justicia y de la sabiduría, le ha vuelto la espalda. Pero esa misma razón sigue
siendo válida y justa para sus parientes y conocidos. Poco a poco, sin embargo,
especialmente cuando tome conciencia del carácter irreversible de la
enfermedad, acabará invadiéndole una progresiva resignación. Pero cuando la
muerte se acerca verdaderamente, cuando entra en una fase agónica, que durará
tres días, gritará desesperadamente, tanto que, ni con las puertas cerradas de
la casa, dejarán de escucharse sus gritos lastimeros, desesperados, horribles.
Esta situación provoca una reacción en su esposa y en su hija, hasta el punto
de desear que cuanto antes acabe todo. Con anterioridad a esos tres terribles
días finales, hubo de enfrentarse y mirar cara a cara a lo que la narración
denomina <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ella</i>, esto es, a la idea de
la muerte, una realidad extraña a la razón, al orden racional del universo. El
relato insiste mucho sobre este pensamiento, asimismo enfatizado por Chestov.
La soledad, la imposibilidad de hacer algo, eran algo nuevo, absurdo,
fantástico, que se le había revelado de pronto a Iván Ilich. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Para Tolstói, en el universo común es imposible vivir
sólo con la fe; en este universo no se estiman sino las «obras», y los hombres
no se justifican por la fe, sino por las obras.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Iván Ilich acabará siendo consciente de que el nuevo
juicio final borra toda distinción entre el bien y el mal. No es posible luchar
contra la muerte. Tampoco se puede comprender el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">porqué</i> de la muerte. En el juicio final, en opinión de Chestov, que
interpreta así la de Tolstói, la legalidad y la regularidad, como también las
conveniencias, serán condenadas como pecados mortales. Serán condenadas por su
autonomía, porque, habiendo sido creadas por el hombre, han tenido la audacia
de pretender la eternidad. La muerte corta todos los hilos sensibles que nos
atan a nuestros prójimos. La condición primera, el comienzo de la regeneración
de un alma humana, es la soledad. Sus méritos pasados no le servirán de nada a
Iván Ilich en el juicio, como tampoco al padre Sergio. Tendrán que renunciar a
esos méritos, confiarlo todo al azar bienhechor, creador, que la razón común a
todos rechaza desdeñosamente. Iván Ilich se da cuenta de que toda su vida ha
sido una enorme mentira, como también lo comprendió así el padre Sergio. Pero,
a pesar de ello, Iván Ilich teme renunciar a esa vida falsa, y ese temor se
sustenta en que lo que de verdad teme es al porvenir desconocido, al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">después</i> de la muerte. De igual modo que
el paso de la no existencia a la existencia tiene lugar sin nuestra
intervención, pues depende de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fiat</i>
[¡hágase!] enigmático, el tránsito de la vida a la muerte supone también una
ruptura inconcebible del orden establecido de nuestra existencia. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Chestov no se detiene en ello, pero, aproximadamente
una hora antes de morir, Iván Ilich se reconcilia con lo que habría de venir de
una manera inminente. Fue como si de pronto se hundiese en un enorme agujero,
al final del cual se iluminó algo. En ese instante, penetró el hijo en la
habitación del moribundo. Cesó de gritar poco después. El grito dejó paso al
sollozo. Iván Ilich «se hundió, divisó la luz y descubrió que su vida no había
sido lo que debía, pero que aún estaba a tiempo de remediarlo ... De pronto vio
con claridad que lo que le acongojaba sin encontrar salida, salía todo de una
vez … Buscó su habitual miedo a la muerte y no lo encontró. ¿Dónde está? ¿Cómo
es la muerte? No tenía miedo de ninguna clase, porque tampoco ella existía. En
vez de la muerte había luz»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/chestov-revelaciones-de-la-muerte-1923.rtf#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">En 1895,
en la revista <i>El Mensajero del Norte</i>,
publicó Tolstói el relato <i>El amo y el
sirviente</i> [<i>Amo y criado</i>, en Alba
Editorial]. Su protagonista es un rico comerciante, Vasili Andreievich
Brejunov, un hombre orgulloso de su inteligencia y de la fortuna que ha ido
acumulando. Está convencido que se ha hecho a sí mismo. Desprecia a los que no
han conseguido trazarse un camino en la vida. Brejunov tiene un servidor,
Nikita [Nicetas], de unos cincuenta años, al que le hace creer que le debe
dinero, cuando, en realidad, es Brejunov quien le debe una cantidad mayor a
Nikita. Ambos, acompañados de un caballo de tiro, <i>Mujorti</i>, partirán de viaje por motivos comerciales, encontrando la
muerte en una tormenta de nieve el amo y el caballo. Por dos veces se pierden
en el camino, topando en ambas ocasiones con la misma aldea, distinta del lugar
al que se dirigen. A pesar de que un conocido le ofrece a Brejunov hospedaje
para pasar la noche con su criado, Brejunov, obsesionado con el ventajoso trato
que va a realizar, decide salir por tercera vez. Pero ahora sí se perderán
definitivamente. La actitud de cada uno ante la dramática situación es, en un
principio, totalmente distinta. Brejunov, cuando cree que la situación es
desesperada, se dispone a abandonar a su criado, motivado tanto porque
considera que éste no habrá de lamentar su propia muerte debido a lo
desgraciada que es su vida, como por el hecho de que él, Brejunov, un hombre de
voluntad decidida, no se resigna a morir, sino que ha de combatir las
circunstancias adversas con todas sus energías. Nikita, en cambio, se dispone a
morir resignadamente, obedeciendo a las leyes eternas, con tranquilidad
semejante a como ha vivido. Al final, el único que muere es Brejunov, puesto
que Nikita vuelve a la vida, gracias a los desvelos que le prodiga su amo, cuya
actitud cambiará por completo. Al principio de la desventura, Brejunov, un
hombre absolutamente racional, no acepta el hecho de la muerte. Ni siquiera
sospecha que la muerte nos pueda aguardar en cada esquina. Para él, el trabajo
duro y su recompensa son el único bien sobre la tierra. Pero ahora, en tan
grave situación, las respuestas que le han servido durante toda su vida son en
esta ocasión inútiles. Hasta ese momento se ha enfrentado a enemigos visibles,
tangibles, a los que podía mirar a la cara; ahora el enemigo es invisible,
huidizo, inaprensible. ¿Dónde está la verdad? ¿Dónde se halla la realidad?
¿Durante la vida transcurrida hasta entonces, o en este preciso momento, cuando
le acecha implacable la muerte? Brejunov se sume en el ensueño. Hace cálculos
sobre el futuro, a fin de disipar la conciencia del peligro ineluctable. Pero
el miedo irá apoderándose poco a poco de su alma. No puede evitarlo. Por el
contrario, Nikita no sabía exactamente si se estaba durmiendo, congelado por el
frío, o se estaba muriendo. El sueño y la muerte se confunden en su consciencia.
La vida lo había acostumbrado a no ser dueño de sí. Ni había comprendido antes
ni comprende ahora. En cambio, Brejunov es un hombre que únicamente ha creído
en sí mismo. Por eso no acepta lo desconocido, el carácter inevitable de la
muerte. Después de haber dado vueltas desorientado, de haberse visto obligado a
dejar que su caballo se alejase, de haber luchado inútilmente contra lo que la
razón no puede controlar ni dominar, incluso de haber rezado en vano, Brejunov
llega al mismo lugar donde había dejado a Nikita. Es entonces, como en el caso
de Iván Ilich una hora antes de morir, cuando se produce en Brejunov un cambio
súbito, inesperado. Comprende, por fin, que Nikita está frente a la muerte
inevitable, lo mismo que lo está él. Bruscamente toma la resolución de romper con
todo su pasado. ¿De dónde viene esta decisión y qué significa?, se pregunta
Chestov, quien nos dice a continuación que Tolstói no nos lo explica, y hace
bien, porque no puede admitirse ninguna explicación de este hecho. No se puede
establecer ninguna relación entre el impulso del hombre hacia lo desconocido y
el conjunto de los hechos conocidos. En Brejunov se produce una huida, una
huida fuera de los límites del universo conocido, y toda explicación, en la
medida en que procure restablecer los vínculos rotos, no es más que la
expresión del deseo que nos posee de mantener las cosas en su sitio y de
impedir así al hombre que cumpla su destino. Brejunov, de pronto, se sacó su
abrigo de piel y se impuso el deber de reanimar a Nikita, ya casi helado.
Brejunov desciende de golpe de las alturas de su gloria para calentar a Nikita,
ese ser inservible. Se tumba encima de su criado, en el interior del trineo,
para calentarle el cuerpo con el suyo. Es decir, aún queda algo del remoto
Brejunov: necesita hacer algo para no tener que mirarla a <i>ella</i> a los ojos, a saber, a la muerte, o a la idea de la muerte. Aún
tiene miedo de dejar la <i>potestas clavium</i>.
«… Tenía un nudo en la garganta. “He tenido miedo, pensó, y soy muy débil”.
Pero esta debilidad no era desagradable: provocaba en él una alegría
particular, que no había conocido hasta entonces». Brejunov se regocija de su
debilidad, de haberse desprendido por fin de la <i>potestas clavium</i>, del poder de atar y desatar, de las leyes del
universo común. Esta alegría, provocada por la debilidad, señala el principio
de la transformación milagrosa, inconcebible, enigmática, que llamamos la
muerte. Desde ese instante sólo reina en él la alegría de su debilidad, de su
libertad. Ya no teme a la muerte, como no la temió en el instante supremo Iván
Ilich. La fuerza que Brejunov había poseído hasta entonces, sí que tiene miedo
de la muerte; la debilidad no conoce ese miedo. La debilidad oye el llamado, el
llamado que viene del lugar donde encontrará, después de haber sido perseguida
y despreciada, el refugio supremo. Y es entonces cuando se le revela un
misterio admirable. «Voy, voy –decía alegremente emocionado todo su ser. Y
sentía que era libre y que nada lo retenía». Y fue, o, mejor dicho, voló sobre
las alas de su debilidad, sin saber adónde lo llevaban; subió en la noche
eterna, terrible, incomprensible para los hombres. Al amanecer, unos <i>mujiks</i>, gracias a que los desgraciados
habían colocado una señal a modo de bandera construida con una vara y un
pañuelo, los encontraron a los tres, sepultados por la nieve. Brejunov y el
caballo estaban muertos, pero Nikita, aunque casi congelado, aún vivía, gracias
a la protección del cuerpo de su amo, quien había sollozado amarga y
sinceramente cuando comprobó en el mal estado en que se hallaba el criado. Nikita
vivió todavía veinte años más, y, aunque le amputaron tres dedos congelados, aún
pudo trabajar como vigilante nocturno hasta el final de sus días.</span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">El final de </span><i style="font-family: times; font-size: 14pt; mso-bidi-font-style: normal;">El
amo y el sirviente</i><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"> resultó una profecía respecto del propio final de la
vida de Tolstói, quien lo abandonó todo, anduvo errabundo, renunció a su pasado
y murió de neumonía en una oscura, pobre y remota estación de ferrocarril, en
la humilde casa del encargado.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Chestov concluye su ensayo reproduciendo de nuevo las
palabras de Plotino: «Huyamos hacia nuestra querida patria … de allá hemos
venido, allá también se encuentra nuestro Padre» (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Enéadas</i>, I, 6, 8)<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/chestov-revelaciones-de-la-muerte-1923.rtf#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/chestov-revelaciones-de-la-muerte-1923.rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;">Podrían recordarse
aquí unas palabras de la pensadora francesa Simone Weil en su texto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La persona y lo sagrado</i> (redactado entre
diciembre de 1942 y abril de 1943): «</span><span class="titazul"><span style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Un idiota de pueblo, en el
sentido literal de la palabra, que ama realmente la verdad, aun cuando tan sólo
emitiera balbuceos, es en cuanto al pensamiento infinitamente superior a
Aristóteles</span></span><span style="font-size: 12pt;">».</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/chestov-revelaciones-de-la-muerte-1923.rtf#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> León Tolstói. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La muerte de Iván Ilich</i>. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El padre Sergio</i>. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Después del baile</i>. Barcelona, Bruguera, 1981, págs. 93-95. La
traducción directa del ruso es de Augusto Vidal Roget. </span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/chestov-revelaciones-de-la-muerte-1923.rtf#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><span style="font-family: times;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: times;"> La traducción de Jesús
Igal Alfaro (Editorial Gredos), dice así: «Huyamos, pues, a la patria querida …
Pues bien, la patria nuestra es aquella de la que partimos, y nuestro Padre está
allá». </span><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-4165291952693031212021-09-12T10:46:00.003-07:002021-09-12T10:46:42.478-07:00<p><span style="font-family: times;">LA IDEA RUSA</span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">LA IDEA RUSA (Piotr Chaadaev, Vladimir Soloviev,
Nikolay Berdiaev). Granada, Nuevo Inicio, 2009. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt;">Piotr
Chaadaev</span></u><span style="font-size: 14pt;">.
«Primera carta filosófica a una dama». Texto finalizado en Moscú el 1 de
diciembre de 1829. Publicado por vez primera en la revista moscovita <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Teleskop</i> en 1836. Traducción de Marcelo
López Cambronero.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Reivindicación
del supremo principio de la unidad: «Padre, te ruego que sean uno como nosotros
somos uno». El mejor medio de conservar el sentimiento religioso es respetar
todos los usos prescritos por la Iglesia. La única excepción a esta regla se
encuentra en las creencias de un orden superior, que elevan el alma a la fuente
misma de donde manan todas nuestras certezas. Hay un régimen para el alma, como
hay un régimen para el cuerpo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Los
rusos nunca hemos avanzado con el resto de pueblos: no somos ni de Occidente ni
de Oriente. No nos ha alcanzado la educación universal del género humano.
Pareciera como si en Rusia todo el mundo estuviese viajando, en tránsito, sin
poseer una esfera de existencia, sin buenos hábitos ni ninguna regla. Ni
siquiera existe el hogar, nada que permanezca. Parecemos extraños en nuestras
casas y nómadas en las ciudades.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Primero
tuvimos una barbarie brutal, luego una superstición grosera, y después una
dominación extranjera, envilecedora, de la que más tarde heredó el espíritu
nuestro poder nacional. No hemos tenido esa actividad exuberante, ese juego
exaltado que ha distinguido las morales de los pueblos. No disponemos ni de un
solo monumento venerable que nos hable con fuerza del pasado [Chaadaev es aquí
demasiado severo; al menos, podrían mencionarse cuatro monasterios: el
Monasterio de las Cuevas de Kiev, el Monasterio de Optina Pustynia en la ciudad
de Kozelsk, el Monasterio de la Santísima Trinidad y San Sergio (Troitse-Sérguieva
Lavra) en la antigua ciudad de Zagorsk, y el Monasterio de Kirillov en el lago
Blanco].</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Nuestros
primeros años, transcurridos en un embrutecimiento inmóvil, no han dejado
huella en nuestros espíritus y no tenemos nada propio sobre lo que asentar
nuestro pensamiento. Los pueblos sólo existen por las fuertes huellas que dejan
en ellos las épocas pasadas y por las impresiones que otros pueblos dejan en su
espíritu. Nosotros, en cambio, somos extranjeros para nosotros mismos. A medida
que avanzamos la luz se nos escapa sin posibilidad de retorno. Es la
consecuencia de una cultura de importación y de imitación. Carecemos de un
desarrollo propio; de ahí que la huella inefable que un movimiento progresivo
de ideas graba en los espíritus, dotándoles de fuerza, no surca nuestras
inteligencias. Somos como niños a los que se les ha impedido reflexionar por
ellos mismos. Nuestro saber es superficial y volcado al exterior.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Los
pueblos, como los individuos, son seres morales. A los pueblos los educan los
siglos. Rusia es un destino. Somos una nación que sólo existe para dar al mundo
una gran lección.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
comparación con nosotros, los pueblos de Europa poseen una fisonomía común, un
aire de familia, un lazo común que los vincula. Hasta no hace mucho Europa era
todavía la Cristiandad [este dibujo de Europa ya estaba disolviéndose al
redactar Chaadaev esta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carta</i>, como
admitió antes que él Novalis, y hoy, a comienzos del siglo XXI es una patética
sombra; los efectos disolventes arrancan de la época del Renacimiento, pero se
acentúan extraordinariamente como consecuencia del materialismo ateo de algunos
pensadores de la Ilustración]. Os hablo, no del estudio ni de la lectura, sino
del contacto de las inteligencias, de esas ideas que se aprenden desde la más
tierna edad y penetran en el tuétano de los huesos, conformando el ser moral
del hombre europeo. Esas ideas son las de Deber, Justicia, Derecho y orden.
Esta es la atmósfera de Occidente: más que Historia y más que psicología; es la
fisonomía del hombre europeo. Las mejores ideas han quedado paralizadas en las
mentes de los rusos. El hombre se pierde cuando no puede unir lo precedente y
lo consecuente. Todo en nuestras cabezas es individual, fluctuante e
incompleto. La audacia suele incapacitarnos para profundizar y perseverar. Lo
que nos hace indiferentes a los riesgos de la vida nos hace también
indiferentes al bien, al mal, a la verdad, a la mentira, evitando situarnos en
el camino del perfeccionamiento. ¿Dónde están nuestros sabios y nuestros pensadores?
¿Quién ha pensado, quién piensa por nosotros? No le hemos dado nada al mundo ni
nada hemos tomado de él. No hemos contribuido al progreso, y lo que hemos
recibido de ese progreso lo hemos desfigurado. Para hacernos notar hemos tenido
que extendernos desde el estrecho de Bering hasta el río Oder. Parece como si
llevásemos algo en la sangre que repudia el progreso. Hoy por hoy somos una
laguna en el orden intelectual. Guiados por un destino fatal hemos buscado en
la miserable Bizancio el código moral que debía educarnos. Relegados en nuestro
cisma, nada de lo que pasaba en Europa llegaba a nosotros. Aunque cristianos,
el fruto del cristianismo no maduraba para nosotros. La religión cristiana no
es sólo un sistema moral, sino un poder divino, eterno, que se agita
universalmente en el mundo intelectual, y cuya acción visible debe ser para
nosotros una enseñanza perpetua.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Las
naciones europeas han avanzado a lo largo de los siglos cogidas de la mano.
Aunque hagan hoy cosas para separarse, se encuentran siempre sobre la misma
ruta [esta opinión es discutible, y, a principios del siglo XXI, está además
sumida en una crisis muy profunda, quizás irreversible]. Durante quince siglos,
los pueblos de Europa sólo han tenido un solo idioma para hablar con Dios, una
sola autoridad moral, una sola convicción [pero hace muchos decenios que los
europeos ya no hablan con Dios]. Esta esfera en la que viven los europeos, y
que es la única en la que la especie puede llegar a su destino final, es el
resultado de la influencia de la religión [Chaadaev escribe esta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carta</i> antes de la Revolución liberal de
1830, bajo la influencia de la nostalgia romántica por el pasado cristiano
medieval, que aún predomina en Europa como reacción al racionalismo ilustrado;
después de 1848, la fractura será insalvable]. Es necesario reanimar nuestras
creencias y darnos un impulso auténticamente cristiano, pues ha sido el
cristianismo quien lo ha hecho todo en Occidente. Esto es lo que quiero decir
cuando afirmo que es necesario recomenzar a educarnos como género humano [bajo
la órbita cristiana, claro está; éste sí es un proyecto de futuro por parte de
Chaadaev]. La educación sólo ha avanzado por el pensamiento. Las ideas siempre
han precedido a los intereses, del mismo modo que han precedido a las
opiniones. Todas las revoluciones políticas fueron al principio revoluciones
morales [opinión que suscribo y que muy poco después será rechazada por Carlos
Marx, para quien todo está determinado por la economía]. La nación con una
fisonomía más característica, cuyas instituciones son las más marcadas por el
espíritu moderno, Inglaterra, hablando con propiedad, no tiene más historia que
la religiosa. A pesar de todo lo que haya de vicioso en Europa, no es menos
cierto que el Reino de Dios se encuentra de alguna manera realizado, porque
ella contiene el principio de un progreso indefinido [progreso moral], y posee
en germen y en sus elementos todo lo necesario para que se establezca un día
definitivamente sobre la tierra [demasiado optimista se muestra aquí Chaadaev].
Jesús ha venido al mundo sin ningún propósito de atentar contra la libertad del
hombre, sin querer paralizar ninguna de las fuerzas de su naturaleza, sino
incrementando su intensidad y exaltando hasta el infinito todo lo que esas fuerzas
tienen de propio [Jesús ha venido a traer al mundo la auténtica libertad: así
lo entrevió Dostoyevski en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leyenda del
Gran Inquisidor</i>].</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Es
necesario reemplazar la necesidad material por la necesidad moral. La razón
cristiana no sufre ningún tipo de ceguera, y menos todavía la del prejuicio
nacional, que es la que más divide a los hombres.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">******************</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt;">Vladimir
Soloviev</span></u><span style="font-size: 14pt;">.
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Idea Rusa</i>. París, 23 de mayo de
1888. Traducción de Olga Tabatadze.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Se
interroga sobre el sentido de la existencia de Rusia en la historia universal.
La idea de la nación no es lo que ella misma piensa sobre sí en el tiempo, sino
lo que Dios piensa sobre ella en la eternidad</u>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Contra
el nacionalismo burdo y excluyente</u>. Ni un solo pueblo puede vivir en sí, a
través de sí y para sí, sino que su vida representa sólo una participación
concreta en la vida común de la humanidad. <u>La función orgánica que se le
encarga a una nación es su verdadera idea nacional, establecida antes de todos
los tiempos en el plan de Dios. Las naciones, como los individuos, son seres
morales. La idea que determina su existencia en el pensamiento de Dios nunca
aparece con el carácter de una necesidad material, sino sólo bajo la forma de
una obligación moral</u>. Para un ser moral, el pensamiento de Dios es,
sencillamente, el deber. El ser moral nunca puede eximirse del poder de la idea
divina, que es el sentido de su existencia, pero de él mismo depende si
llevarla en su corazón y en su destino como bendición o como maldición.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Para
saber los verdaderos intereses de una nación y su real misión histórica, el
único medio seguro es preguntarle al pueblo de esa nación qué opina sobre ello</u>.
Ahora bien, <u>este medio empírico es inaplicable allí donde la opinión de la
nación se fragmenta</u> (que es lo habitual). <u>Esta opinión, en Rusia, en
1888, es, como mínimo, triple</u>: a) la del presente, esto es, la oficial; b)
la del pasado, es decir, la de los «viejos creyentes»; c) la del futuro, o sea,
la de los nihilistas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Antes
de hablar de Rusia y de su destino, detengámonos un instante en recordar la
vocación de Israel y su idea mesiánica, pues ambas nociones están estrechamente
relacionadas con la idea cristiana. El rechazo por parte de Israel a la idea
divina que llevaba en sus entrañas, es decir, la aparición de Dios encarnado en
Cristo, nos indica que no es lícito decir que la opinión pública de la nación
lleva siempre razón o que el pueblo nunca puede errar en su verdadera vocación.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
el primordial pensamiento de Dios las naciones no existen fuera de su unidad
orgánica y viva, fuera de la humanidad. Si esto es así para Dios, así tiene que
ser para las naciones, ya que desean realizar su verdadera idea, esto es, la
imagen de su existencia en el eterno pensamiento de Dios. <u>El sentido de la
existencia de las naciones no está en ellas mismas, sino en la humanidad en su
conjunto</u>. Antes de la aparición de Cristo, en realidad sólo existían los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">disjecta membra</i> [miembros separados] del
hombre pleno y de las naciones, aislados o unidos parcialmente por una fuerza
exterior. <u>La verdadera idea substancial de la humanidad era entonces sólo
una idea profética. Esta idea se <i style="mso-bidi-font-style: normal;">encarnó</i>
cuando el centro absoluto de todos los seres se abrió en Cristo</u>. Desde ese
momento, la gran unidad humana, el cuerpo universal de Dios-hombre, existe
realmente en la tierra. Desde ese momento, la humanidad ya no es una
abstracción, sino que su forma substancial se realiza en la Iglesia Universal.
La única misión verdadera de todo pueblo es colaborar en la vida de la Iglesia
Universal. Cuando Cristo, en su última palabra a los apóstoles, reconoce la
existencia y la predestinación de todas las naciones («… haced discípulos a
todas las gentes…»: Mt 28, 19), no se dirigió Él mismo ni envió a ningún
discípulo a ninguna nación en particular, pues <u>para Él todas las naciones
existían sólo en su unión moral y orgánica, como los miembros vivos de un solo
cuerpo espiritual y real</u>. La verdad cristiana, pues, afirma el derecho a la
nacionalidad, pero reprueba el nacionalismo, que, para una nación, es lo mismo
que el egoísmo para un individuo: convierte las diferencias en división y las
divisiones en antagonismo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
cuanto a Rusia, uno debe preguntarse qué es lo que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">debe hacer</i> en nombre del principio cristiano. La institución
oficial no es la parte viva de la verdadera Iglesia universal, fundada por
Cristo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*<u>En
el pensamiento eslavófilo de Iván Aksakov (1823-1886) hay sin duda aspectos
positivos. Su posición se dirige contra la estatalización de la Iglesia</u>. En
lugar del ideal de la Iglesia, nos hemos encontrado, opina Aksakov, con el
ideal estatal, y la verdad interior de la Iglesia ha sido reemplazada por la
verdad formal, exterior. La cosmovisión del mundo estatal ha penetrado en la
mente y en el alma del mundo eclesiástico. Dice, con razón, Aksakov, en
referencia a la Iglesia ortodoxa rusa: «Allí, donde no hay una viva unidad
interior ni integridad, allí la apariencia de unidad e integridad de la Iglesia
pueden sostenerse con la violencia y el engaño». Aksakov, y esta es otra idea
que comparte plenamente Soloviev, <u>también se muestra claramente contrario a
cualquier forma de persecución religiosa</u>: «… justificar la ortodoxia con el
presidio, significa atentar contra el fundamento más esencial de la santa fe,
el fundamento de la sinceridad y la libertad…La mitad de los miembros de la
Iglesia ortodoxa… se mantienen en ella sólo por el miedo al castigo estatal…». <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En ninguna parte, continúa diciendo Aksakov,
se teme tanto a la verdad y se emplea tanto la «santa mentira», como en el
ámbito de la dirección de la Iglesia ortodoxa. Pero la Iglesia, añade Aksakov,
es un ámbito en el que no puede ser admitida ninguna distorsión del fundamento
moral. La Iglesia tiene que ser fiel al precepto de Cristo. Si la Iglesia
recurre a instrumentos no espirituales, a la violencia material, entonces deja
de ser Iglesia y se convierte en una institución estatal, es decir, en el reino
de este mundo, condenándose a sí misma al destino de los reinos terrenales,
condenándose a la mortalidad. «En Rusia <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sólo</i>
la conciencia rusa no es libre». «¡El espíritu de la verdad, el espíritu del
amor, el espíritu de la vida, el espíritu de la libertad… la Iglesia rusa tiene
necesidad de su corriente salvadora!»</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Si
la Iglesia es abandonada por el Espíritu de la verdad, entonces no puede ser la
verdadera Iglesia de Dios. Lo único que tenemos que sacrificar a causa de la
verdad es la institución pseudo-eclesiástica, basada en el servilismo y el
interés material, que actúa mediante el engaño y la violencia. La liberación
social no puede limitarse al ámbito material. Sólo con su cuerpo y con el
trabajo material, no puede Rusia realizar su misión histórica ni revelar su
verdadera idea nacional. La liberación religiosa e intelectual de Rusia es un
asunto capital y prioritario del momento presente. Las cualidades internas del
pueblo ruso no podrán manifestarse mientras imperen la violencia y el
oscurantismo. Hay un temor a la verdad porque es católica, esto es, universal.
Se quiere conservar la Iglesia rusa, una Iglesia imperial. Pero los que
sacrifican la verdad universal a su egoísmo nacional no son propiamente
cristianos. Haría falta recibir un segundo bautismo con el espíritu de la verdad
y el fuego del amor. <u>El nacionalismo es una nueva forma de idolatría: la
nación adora su propia imagen en vez de adorar a Dios</u>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Es
preciso reconciliarnos con el hermano que tiene algo contra nosotros, es decir,
con Polonia</u>. Debemos sacrificar nuestro egoísmo nacional en el altar de la
Iglesia universal. Entre la política sentimental y la del egoísmo, está la
política del deber moral y de la justicia. <u>Los intentos de rusificación de
Polonia atacan gravemente la existencia nacional polaca, el alma de Polonia</u>;
esa rusificación es como matar a la nación polaca. Esta rusificación tiránica
es un pecado nacional que pesa sobre la conciencia de Rusia. Incluso la fuerza
victoriosa es estéril cuando no la dirige una conciencia limpia. Hemos sido
parados, por nuestro pecado histórico, ante los muros de Constantinopla; hemos
sido humillados en el Congreso de Berlín de 1878 [nuevo reparto político de los
Balcanes]; se nos ha echado de Serbia y de Bulgaria, a quienes queríamos
proteger, mientras seguíamos oprimiendo a Polonia. La libertad de los eslavos
no puede sustentarse en la opresión de los polacos, ni prohibiendo la libertad
religiosa de los cismáticos rusos o los derechos civiles de los judíos. [<u>Repárese
en el pensamiento religioso totalmente ecuménico de Soloviev</u>].</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Para
que Rusia pueda revelarse al mundo y realizar su verdadera idea nacional, tiene
que arrepentirse de sus pecados históricos, satisfacer las exigencias de la
justicia, rechazar el egoísmo nacional y la rusificación de Polonia, conceder
la libertad religiosa a todos los pueblos que hay dentro de sus fronteras. La
idea nacional rusa no es una idea abstracta, sino un deber moral, un cierto
aspecto de la idea cristiana, que sólo nos será clara cuando entendamos el
verdadero sentido del cristianismo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El
reino ideal de la hermandad y del amor perfecto tiene que asumir el pasado de
la Iglesia universal. Cristo es el Hijo de Dios que, a diferencia de la
mitología griega, como ocurre en el caso de la mutilación de Urano por su hijo
Cronos, no es el rival de su Padre, sino que habla por boca del Padre y
glorifica al Padre (Evangelio de San Juan). El pasado y el futuro son
imprescindibles en la Iglesia universal, no deben excluirse. <u>Las tres
esenciales fuerzas activas de la humanidad social e histórica, esto es, su
unidad pasada, su pluralidad presente y su integridad futura, tienen que
conectarse indisolublemente entre sí a través de la piedad, la justicia y la
misericordia, excluyendo toda envidia y toda rivalidad. La Iglesia universal no
puede excluir la existencia de la diversidad de las naciones y Estados</u>.
Tampoco puede autorizar la rivalidad entre las naciones como un estado
definitivo de la sociedad humana. La Iglesia verdadera rechazará siempre este
nuevo paganismo del nacionalismo, de que no hay nada por encima de la nación,
convertida en una divinidad suprema y que supone sustituir la religión por un
falso patriotismo. La Iglesia universal respeta el poder del Estado, pero lucha
contra su absolutismo, contra la autocracia. Aunque las diferencias nacionales
hayan de persistir hasta el final de los tiempos y los pueblos sean miembros
separados del organismo universal, la unidad humana debe encarnarse en un
visible cuerpo social cuyas fuerzas centrípetas deben oponerse a las centrífugas
que desgarran a la humanidad. Hay que trabajar en pro de la hermandad universal
que brota de la patria universal a través de la incesante filiación moral y
social.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
la verdadera vida de la Iglesia universal se presentan simultáneamente los tres
miembros de la existencia social: la autoridad espiritual del Sumo Pontífice;
el poder laico del soberano nacional; el servicio libre del profeta (la
inspirada cabeza de la sociedad humana en su totalidad. Es decir, la perfecta
unión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Estos tres órdenes
principales de la sociedad teocrática tienen que ser completamente solidarios
entre sí [Soloviev está bajo la influencia del mismo pensamiento que le llevó a
escribir en 1889, asimismo en francés, su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rusia y la Iglesia Universal</i>, en el que defiende la idea de una
sociedad teocrática, aunque empleando este término con las especiales
connotaciones que estamos observando en este breve ensayo de 1888, es decir,
sin la más mínima sombra de tiranía o despotismo sacerdotal; antes al
contrario, se trata de una sociedad basada en el ecumenismo religioso, la
justicia social, el amor, la fraternidad, la misericordia, la piedad y la
libertad]. <u>La Rusia cristiana, imitando al mismo Cristo, tiene que someter
el poder del Estado (el poder regio del Hijo) a la autoridad de la Iglesia
universal (el sacerdocio del Padre) y conceder un lugar apropiado a la libertad
social (la acción del Espíritu). La Idea Rusa consiste en reconstruir en la
tierra la imagen de la Santísima Trinidad. Para la realización de esta Idea,
Rusia no tiene que luchar contra otras naciones, sino luchar con ellas y para
ellas. Porque la Verdad es solamente la forma del Bien, y el Bien no conoce la
envidia</u>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">******************<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt;">Nikolay
Berdiaev</span></u><span style="font-size: 14pt;">.
«La cuestión de Oriente y Occidente en el pensamiento religioso de Vladimir
Soloviev». En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">O Vladimire Solovieve</i>,
Put’, Moskva, 1911, págs. 104-128. Traducción de Artur Mrówczynski – Van Allen.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Había
en Soloviev cierta etérea ligereza, una ruptura con todas las preocupaciones
terrenales. En su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La justificación
del bien</i> alcanza la máxima maestría en la justificación de todo lo que
compone el elemento orgánico del paso de los acontecimientos de la historia. Lo
más extraordinario en él es su universalismo, resultándole extraño cualquier
tipo de sectarismo. Sólo existía para él Rusia, la humanidad, el alma del
mundo, la Iglesia y Dios. Siempre se debatirá si era eslavófilo u
occidentalista, ortodoxo o católico, conservador o liberal. Pero era tan
polifacético que sabía unir y poder de acuerdo las posturas más dispares.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La
autoafirmación nacional rusa había nacido de la reflexión sobre la cuestión de
Oriente y de Occidente. El mesianismo ruso en Soloviev nacía del deseo de la
unidad de las confesiones. En esta unión ve el gran destino de Rusia. En este
punto los caminos de Dostoyevski (junto con los eslavófilos) y de Soloviev se
separan. La cuestión eslavófila de Oriente-Occidente se convirtió para Soloviev
en fundamental. Todo lo que ha sido grande y vital en el movimiento eslavófilo
ha pasado por Dostoyevski y por Soloviev, hasta el punto de que ese movimiento
sólo ha crecido de verdad en ellos. Ahora bien, la actitud de Soloviev hacia
Occidente y hacia el catolicismo es por completo distinta de la de los
eslavófilos. Soloviev se acerca en este punto a Piotr Chaadaev. Los eslavófilos
no sentían la necesidad de unir el mundo oriental-ortodoxo con el mundo
occidental-católico. Mantenían que sólo en Rusia era posible una cultura
cristiana superior, ya que la occidental era para ellos racionalista, falsa,
anticristiana, podrida. Para ellos sólo Rusia tenía futuro como único país
realmente cristiano. Esta postura la rechazaba Soloviev, pues sintió el peligro
de la autoafirmación nacionalista de los eslavófilos. La identificación entre
la Iglesia ortodoxa y el nacionalismo ruso le parecían algo monstruoso a
Soloviev. La cuestión sobre Oriente y Occidente era para él la cuestión de la
unidad, de la complementariedad mutua de las dos verdades unilaterales en la
plenitud de la verdad superior. Admiraba el carácter activo del catolicismo y
rechazaba la pasividad de la Iglesia ortodoxa. Cuando hablaba de guerra santa,
se refería a la espada sobre todo de un modo simbólico, esto es, como la
valentía en la lucha contra el mal y en la defensa de la verdad. Ve en el
Oriente la supremacía de un dios inhumano y en el Occidente la del hombre
impío.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Pero
en el cristianismo oriental, enfatiza Berdiaev, perdura la supremacía de lo
divino sobre lo humano, mientras que en el occidental la de lo humano sobre lo
divino. Sin embargo, la religión de Cristo representa la perfecta unión de lo
divino y de lo humano. Esta unidad de lo humano y de lo divino, que encuentra
su plenitud en la persona de Cristo, debe cumplirse en lo humano. Este es el
contenido de las lecciones de Soloviev acerca de la Teohumanidad [conferencias
dictadas por primera vez entre enero y marzo de 1878, en el Museo de Artes
Aplicadas de Moscú]. Cristo sería el Divinohumano; la Iglesia, la
Divinohumanidad (Teohumanidad). Antes de Cristo el mundo se encaminaba hacia
Cristo, es decir, hacia el Divinohumano; después de Cristo, hacia la
Teohumanidad. El cristianismo no salva individuos, sino a todos los hombres. En
el Oriente ve Soloviev la religiosidad contemplativo-orativa, mientras que en
Occidente la activo-constructiva. El principal error de Soloviev, según
Berdiaev, fue el de conceder demasiada importancia a los acuerdos entre las
jerarquías eclesiales, a los convenios entre las autoridades eclesiales y
estatales de Rusia con el Vaticano. En su importante libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rusia y la Iglesia universal</i> [escrito en francés, en París, y
terminado en el otoño de 1888], escribe que la unión de las iglesias Oriental y
Occidental supone sobre todo la unión del zar cristiano con el Sumo sacerdote
cristiano (el Papa de Roma), esto es, una unificación teocrática entre lo
imperial y lo sacerdotal. Sin embargo, en lo más profundo de su experiencia
mística, Soloviev mostrará que pertenecía a la Iglesia universal, que era
ortodoxo y católico, y que su concepción se dirigía hacia la Iglesia venidera.
En una carta inédita dirigida por Soloviev a Lyov P. Nikiforov [de hacia 1893],
muestra ya su desinterés por las opiniones vertidas en ese libro [puede
consultarse el libro de Paul M. Allen titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vladimir Soloviev: Russian Mystic</i>. Nueva York, Rudolf Steiner
Publications, 1978, capítulo 5].</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Alexéi
Stepánovich Jomiakov (1804-1860) había afirmado, y tenía razón, que la unidad
en la Iglesia era imposible. Para Berdiaev, la división entre católicos y
ortodoxos refleja el pecado del hombre. Ahora bien, la unidad de la Iglesia,
como cuerpo de Cristo, no posee signos formales. La Iglesia nunca se ha
dividido y no se puede dividir. La de Oriente y la de Occidente es la misma
Iglesia. Son los hombres los que se han dividido y los que tienen que unirse.
Soloviev se equivocaba aceptando la posibilidad de la unión, pero su gran
verdad residía en su actitud de amor hacia el mundo católico. También lleva
razón al aceptar la posibilidad de desarrollo dogmático de la Iglesia, viendo
en ella el proceso dirigido hacia la Divinohumanidad. Suponer que la Iglesia
ortodoxa ha llegado a su perfección era para él una blasfemia contra el
Espíritu Santo. Su inspiración profética hace que anuncie a todas las criaturas
la llegada del Reino de Dios. Aquí radica su nueva conciencia religiosa. La
unificación de las Iglesias sólo es posible en el amor recíproco de ambos
mundos, en la convivencia y compenetración de dos formas de experiencia
religiosa. Amor mutuo frente a acuerdos formales. La unión afecta a lo más
profundo de la mística eclesial, no a aspectos superficiales. Lo que separa al
mundo ortodoxo del católico no es la cuestión del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Filioque</i> <a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
ni el Purgatorio, ni la Inmaculada Concepción de la Virgen María, ni el Papa,
sino su divergente experiencia religiosa, su distinta actitud hacia Cristo, su
mística también distinta. Sin embargo, en Soloviev no hay ninguna penetración
atenta en la mística católica, del mismo modo que entendió mal y apreció poco
la mística oriental. La cumbre de la cristiandad oriental, San Serafín de Sarov<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
que es también la llave para comprender el secreto de la misión mística de la
Rusia ortodoxa, no se menciona en Soloviev cuando habla de Oriente. El
Occidente católico no es sólo Pedro, no es sólo una estructura militante o una
jerarquía, sino también San Francisco de Asís, Santa Teresa de Ávila y San Juan
de la Cruz. Del mismo modo, el Oriente ortodoxo no es sólo la pasividad de la
jerarquía eclesial, la subordinación de la Iglesia al Estado o el
conservadurismo, sino también San Isaac el Siríaco<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
San Macario de Egipto<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
San Máximo el Confesor<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> o
San Serafín de Sarov.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
el catolicismo, Dios es un objeto, está fuera y por encima del hombre. Éste se
eleva hacia Dios. En esta elevación hay hambre y angustia. La mística católica
tiene carácter sensual, hay en ella la dulzura del sufrimiento, el éxtasis por
la Pasión del Señor. Sólo cuando Cristo es concebido como objeto es posible la
imitación de la Pasión, el enamoramiento de Cristo. Esta mística se lanza en el
hambre y en la pasión. En la mística católica hay algo femenino, sensual, muy
evidente en Santa Teresa. Los místicos católicos hablan de la dulzura, de la fatiga,
de la pasión en la experiencia en el seguimiento de Cristo. Es una mística
antropológica, que hace vibrar el elemento humano, lo tensa, llegando el
hombre, en esa elevación hacia Dios, a un estado de éxtasis embriagador. Lo
refleja muy bien la catedral gótica. De la experiencia religiosa de la época
del gótico nace toda la cultura católica occidental. El amor hacia el objeto,
hacia Dios, es un amor creativo y dinámico. Más que los esponsales del hombre
con Dios, se trata de su enamoramiento de Dios. Estamos ante el descubrimiento
de la verdad mística sobre el amor como poder creador. A este enamoramiento que
se siente hacia el objeto está unida la caballeresca fuerza del Occidente
cristiano.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
cambio, en el Oriente ortodoxo, Dios es sujeto, está dentro del hombre. Éste no
se eleva hacia Dios, sino que se abre a Dios. En el tempo ortodoxo es Dios el
que baja a los hombres; de ahí su mayor calidez. No hay enamoramiento de Dios.
La mística ortodoxa es voluntarista, de una gran sobriedad espiritual. El tipo
de relación con Dios es más masculino, no femenino. Las relaciones del hombre
con Dios quizá sean más profundas en el mundo ortodoxo. En Occidente han
predominado las relaciones con el mundo y con la humanidad. En la mística
ortodoxa se consuma el matrimonio con Dios. La plenitud mística del Oriente
ortodoxo deifica la naturaleza humana, pero esta deificación no tiene nada que
ver con el panteísmo hindú.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Las
diferencias que hemos señalado entre el Oriente y el Occidente son quizás
imposibles de comprender. Se trata de un misterio de la libertad del hombre y
de la Gracia de Dios. Hay que intentar entender estas diversas experiencias y
aproximar posiciones. Hay que evitar la enemistad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Hacia
el final de su vida, cambió la visión de Soloviev respecto del problema del
Oriente y del Occidente. El matiz racionalista se trastoca en apocalíptico y
profético. Aparece en él un verdadero terror hacia el avance del mal. Sintió
que el final del proceso histórico no sería el reino de la verdad de Cristo,
sino el reino de la mentira del anticristo. Desconfía ahora de que pueda
realizarse la unión entre las Iglesias dentro del tiempo histórico. Tampoco ve
factible la realización de la teocracia como la había formulado en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rusia y la Iglesia universal</i>. La idea de
la teocracia se deshace en Soloviev. La función imperial de la teocracia pasa
ahora al anticristo. El reino será ahora del anticristo. En su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Relato sobre el anticristo</i> (1900) el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">staretz</i> Juan es el resultado final y
bendito del camino religioso del Oriente ortodoxo. De igual modo, el para Piotr
II es el resultado final y bendito del camino religioso católico de Occidente.
Para Soloviev, pues, la tradición ortodoxa refleja el cristianismo de Juan (el
Evangelista), y el catolicismo el cristianismo de Pedro. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">staretz</i> Juan destaca por su
clarividencia mística. Sin el cristianismo del Oriente el anticristo no puede
ser reconocido. Ambos personajes encuentran la unión en su reconocimiento del
anticristo y en su anatematización. Sólo ahora es cuando Soloviev comprende el
mesianismo ruso. El terror apocalíptico que le invade está relacionado con su
terror hacia el panmongolismo de Asia. Esta amenaza del panmongolismo es el
castigo que espera a Rusia y a Europa por su pecado, por haber traicionado a
Cristo y la revelación cristiana sobre el hombre. Sólo la unión de una Rusia y
una Europa verdaderamente cristianas puede detener esa terrible amenaza. Pero
el elemento oriental-mongólico de la impersonalidad ha penetrado en Occidente a
través de la nivelación que se detecta en Estados Unidos. Dos enormes peligros,
pues: panmongolismo y nivelación. Sólo la cultura ecuménica cristiana puede
hacer frente al tartarismo. Estamos asistiendo a una superación de la tensión
entre eslavófilos y occidentalistas en este último escrito de Soloviev. La
religión cristiana tiene para Soloviev no sólo su lado sacerdotal, sino
profético. Al igual que Dostoyevski, sintió que Rusia se encuentra en el centro
del mundo, que por ella el mundo puede avanzar hacia una nueva época cósmica.
Esta nueva forma de conocimiento religioso que advertimos en Soloviev supone
sentir el alma del mundo, la feminidad eterna. Pero todavía de un modo más
profundo que Soloviev, mostró Dostoyevski al mundo el misterio de la libertad (En
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leyenda del Gran Inquisidor</i>). Como
la Ortodoxia no ha mezclado el reino de Dios con la Ciudad de Dios, como la
jerarquía ortodoxa no pretendía convertirse en un reino humano ni construir la
Ciudad, por eso mismo en el Oriente ortodoxo nace el deseo de la Ciudad Futura,
el conocimiento apocalíptico [«apocalipsis» = «revelación»]. Toda la vida de
Soloviev, concluye Berdiaev, toda su obra, se dirigían hacia la Ciudad Futura.
Ante este hecho profético de su existencia, sus errores de conocimiento pierden
importancia.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">************************<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Artur
Mrówczynski – Van Allen. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Idea Rusa y
su interpretación</i> (2009).</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Es
la misma dimensión religiosa que se formó en Rusia alrededor del siglo XIX la
que hace posible la explosión del ateísmo militante ruso de principios del
siglo XX. No puede entenderse el fenómeno antirreligioso ruso sin haber
comprendido antes su interna estructura religiosa. Alasdair Chalmers MacIntyre
(Escocia, 1929) ha insistido en la línea de Berdiaev: el marxismo no se
encuentra enfrentado al cristianismo en una relación antagónica, sino que más
bien representa una transformación de la versión hegeliana secularizada de la
teología cristiana. Más que ser una doctrina atea, el marxismo se revela como
una herejía cristiana (Alasdair MacIntyre, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Marxismo
y cristianismo</i>, Granada, Nuevo Inicio, 2007).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El
pensamiento de Marx fue rusificado y orientalizado. Ese pensamiento, para los
bolcheviques, fue una filosofía y una religión, y no sólo una lucha por cambiar
la dimensión político-social de la vida. En Rusia convergerán dos mesianismos:
el mesianismo nacional ruso y el de la clase proletaria. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
«Idea Rusa» no es otra cosa que el descubrimiento de que el hombre no está
solo, de que su futuro no es esclavo de la muerte, de que forma parte única e
irreemplazable de una Comunidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carta filosófica</i> de Chaadaev hay
un profundo debate intelectual por la definición del hombre (narración
antropológica), por la sociedad que crea o deba crear (narración
historiosófica), y por la dimensión universal (narración eclesiológica) que
enmarca a las dos anteriores. Al hablar de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">idea sobre Rusia</i> está hablando de la idea de Europa, de la idea de
la humanidad y de la persona individual. En Chaadaev la percepción de Dios y la
visión de la Iglesia adquieren un papel preponderante. En su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La idea rusa</i>, afirma Berdiaev que la
cuestión del socialismo es un problema religioso, un problema de Dios y de la
inmortalidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
vertiente antropológica encuentra sus más profundas raíces en la mística
existencial del Pseudo Dionisio Areopagita, llamado por Benedicto XVI (el 14 de
mayo de 2008) «el teólogo de la Eucaristía». Es en la Eucaristía donde en grado
supremo lo ontológico in-forma a lo antropológico. Este es el punto central,
esto es, ontológico de la Idea Rusa, que no es otro que el centro existencial
de la sacralidad y de la sacramentalidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En
cuanto a la vertiente historiosófica, en el Prefacio de su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El sentido de la Historia</i> <a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
afirma Berdiaev que «el pensamiento ruso durante el siglo XIX se ha ocupado
sobre todo de los problemas de la Filosofía de la Historia… La construcción de
la Filosofía religiosa de la Historia se convirtió en la vocación del
pensamiento filosófico ruso». Lo que fundamentalmente nos abre el camino hacia
la interpretación teológica de la Historia es el modo cristiano de entender el
sufrimiento. El cristianismo, como advirtió Karl Löwith (en su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia del mundo y salvación: los
presupuestos teológicos de la filosofía de la historia</i>, Madrid, Katz
Barpal, 2006), no cayó en la trampa de la ilusión moderna de que la Historia es
un progresivo proceso de desarrollo capaz de resolver el problema del mal y el
del sufrimiento por medio de su gradual eliminación.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
última vertiente, la eclesiológica, recoge la idea y la praxis de la Iglesia.
Alasdair John Milbank (Londres, 1952), teólogo cristiano, Profesor en
Nottingham, afirma en su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Teología y
teoría social. Más allá de la razón secular</i>, que no puede negarse la
influencia de Joseph de Maistre (1753-1821) y de Louis de Bonald (1754-1840) en
el pensamiento de Augusto Comte y en el del conde de Saint-Simon, precursor del
socialismo. Por su parte, Henri de Lubac, en su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El drama del humanismo ateo</i>, contrapondrá a Augusto Comte la figura
profética de Dostoyevski. Apoyándose en Romain Rolland (1866-1944), Milbank nos
habla del nuevo culto totémico, dentro de la Nación-Estado del siglo XIX, a la
sacralidad de la libertad y la elección individual, de tal forma que se nos
obliga a participar en las instituciones y en la educación laica, es decir,
que, como comprendió Charles Péguy, esta situación es el triunfo de un papado
positivista que supone la secular transformación de una nueva y perversa
teología.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Vladimir
Soloviev inscribe, por su parte, la Idea Rusa en el plano soteriológico e
historiosófico y demuestra que no conlleva ninguna carga nacionalista, sino que
supone un nuevo aspecto de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">idea
cristiana</i>, un boceto de la realización de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">plenitud de la vida</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El
ensayo de Soloviev <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La idea rusa</i> está
formado por el texto de la conferencia que dictó en París el 23 de mayo de 1888
a modo de presentación de su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rusia
y la Iglesia Universal</i>, terminado en esa ciudad en el otoño del mismo año.
El famoso libro se compone de tres partes: a) «Estado religioso de Rusia y el
Oriente cristiano», donde se inclina por que el verdadero poder instaurado por
Cristo se encuentra en el Occidente; b) «La monarquía eclesiástica fundada por
Jesucristo», donde intenta demostrar que, desde el principio, la Iglesia imita
el modelo estructural del Imperio romano, así como defiende el dogma de la
infalibilidad del Papa; c) «El principio trinitario y su aplicación social»,
donde concibe la Iglesia Universal como encarnación de la Sabiduría (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sophia</i>) divina y reflejo de la Santísima
Trinidad: el Padre (el Papa), el Hijo (el monarca cristiano), el Espíritu Santo
(el profeta). Sólo éste último une a los dos primeros.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El
libro también está penetrado de la convicción de la íntima unidad entre la fe y
la razón, Dios y el mundo, Cristo y el hombre.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">A
diferencia de Berdiaev, sobre este libro de Soloviev opina Hans Urs von
Balthasar<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
que en él el pensador ruso aparece como «heredero universal» de la historia de
Europa y de su pensamiento.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En
la Introducción a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rusia y la Iglesia
Universal</i>, nos dice Soloviev que la Revolución francesa ha fracasado en el
intento de crear un orden social basado en la justicia. Ésta es sólo la
aplicación de la verdad, por lo que el punto de partida del movimiento
revolucionario era <i style="mso-bidi-font-style: normal;">falso</i>. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hombre</i> abstracto se transformó en un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ciudadano</i> no menos abstracto. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">proton pseudos</i> («mentira primordial») de
la Revolución francesa consistió en que partía del principio de considerar al
hombre individual como un ser completo, un ser <i style="mso-bidi-font-style: normal;">en sí</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">para sí</i>. La
humanidad ha creído que profesando la divinidad de Cristo quedaba dispensada de
tomar en serio sus palabras…El triunfo de la caridad evangélica en la sociedad
humana tiene como condiciones el conocimiento de la verdad y la práctica de la
justicia…La ley de este mundo es la división y el aislamiento de las partes del
Gran Todo… Manifestado primero <i style="mso-bidi-font-style: normal;">para
nosotros</i> y luego <i style="mso-bidi-font-style: normal;">por nosotros</i>, el
Reino de Dios debe revelarse por último <i style="mso-bidi-font-style: normal;">en
nosotros</i> con toda su perfección intrínseca y absoluta, como amor, paz y
gozo en el Espíritu Santo… La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">unión
sacerdotal</i> forma la Iglesia propiamente dicha…La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">unión real</i>, el Estado cristiano, es la Iglesia como cuerpo vivo de
Dios…La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">unión profética</i> es aquella en
la que lo divino y lo humano se compenetran de una manera libre y pacífica,
formando la sociedad cristiana perfecta (la Iglesia como Esposa de Dios). La
base moral de la unión sacerdotal es la fe; la unión real del Estado cristiano
está fundada en la ley y en la justicia; el elemento propio de la unión
profética es la libertad y el amor <a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Soloviev
aparece como el depositario privilegiado del legado patrístico, la espiritualidad
ortodoxa rusa y el pensamiento clásico. Su obra, según Urs von Balthasar, es
«la creación especulativa más universal de la Edad Moderna», y «su sistema de
ética y teorética global apunta a consumarse y culminar en una estética
teológica universal del Dios que se hace mundo, en una estética con la que
Soloviev dice la última palabra contra el formalismo kantiano-hegeliano». «El
mismo movimiento de pensamiento universal que en Hegel; pero en vez de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dialéctica</i> protestante que,
transcendiendo sin parar toda forma finita, arriba al espíritu absoluto, es
figura fundamental del pensamiento de Soloviev la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">integración</i> católica de toda posición y forma parcial de actuación
en una totalidad orgánica, que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anulando</i>,
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">sublima</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">afheben</i>) mucho más auténticamente que en Hegel, y coloca en el
punto de partida la Encarnación de Dios como verdadero centro organizador del
mundo y de las relaciones del mundo con Dios. Se garantiza el eterno núcleo
ideal de cada persona integrada en la totalidad del Cuerpo cósmico de Dios y se
garantiza también su figura corpórea real. Al término no hay absorción de todo
en un sujeto espiritual absoluto, sino resurrección de los muertos… si Dios se
hizo hombre en Cristo, el Reino de Dios no irrumpe unilateralmente desde arriba
o desde fuera, sino que florece y crece…desde dentro» <a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El
texto de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La idea rusa</i> de mayo de
1888, indica ya el paso de Soloviev de su concepción teocrática a su concepción
escatológica. La Divinohumanidad es la respuesta de Soloviev a la pregunta
sobre el mal en el mundo. El problema del mal era para Soloviev, en el contexto
de la Idea Rusa, un problema social, político y óntico. A diferencia de lo
ocurrido en Occidente, donde se aprecia una incapacidad del pensamiento para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">superar</i> el problema del mal, en Rusia,
según Jan Krasicki (nacido en 1954 y Profesor del Instituto de Filosofía de la
Universidad de Wroclaw), ese problema siempre perteneció intrínsecamente a la
visión universal y escatológica de la Historia de la humanidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
1900 aparece su genial obra profética titulada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tres diálogos. Corta narración sobre el anticristo</i>, un
«Apocalipsis» en palabras de Soloviev, y obra clave para descifrar su
pensamiento. Se da cuenta de que existe un denominador común para todas las
«parodias de la Ciudad de Dios» que es la semilla y el fruto de la evolución
comprendida dentro de un doble proceso de secularización de la Iglesia y de
sacralización del Estado. Este denominador común no es otro que el intento
desesperado de evadirse del «maldito problema» (en palabras de Dostoyevski) de
la existencia del mal, de la muerte. ¿Qué es el mal?, se pregunta Soloviev. ¿Sólo
un defecto de la naturaleza, una imperfección que se desvanece al crecer el
bien, o, por el contrario, una fuerza real que domina nuestro mundo mediante
sus seducciones de forma que, para derrotarlo, es necesario tener un punto de
apoyo en otro orden del ser? El ensayista católico ruso Konstantin Vasüyevitch
Mochulsky (1892-1948) ha mostrado que en la primera etapa de la vida de
Soloviev, la Redención permanecía tapada por la Encarnación, como si fuese su
apéndice. Es como si olvidase la misión sumosacerdotal de Cristo, único que no
tiene pecado y carga con los pecados del mundo. La Redención se reduce para
Soloviev en esa fase de su vida a la victoria sobre las tres tentaciones. Casi
no menciona la lucha en Getsemaní y en el Gólgota, donde de forma real el
Salvador acoge los pecados de todos, muere y vence a la muerte. Sobre la
Resurrección casi tampoco habla. Sólo en el decenio de 1890, después de una
aguda crisis espiritual, Soloviev se libera de su teosofía optimista y llega a
la trágica percepción de la historia del mundo. Su visión se convierte en
apocalíptica. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Es
entonces cuando el mal se le presenta en todo su terrorífico realismo. Si antes
no había creído en el diablo, ahora cree, actitud que, en vez de oscurecer su
alma, la hace más luminosa. Se da cuenta que surgen fuerzas que quieren crear
una sociedad pseudocristiana, esto es, basada en principios que nacen con el
cristianismo, pero que rechaza a la Persona de Cristo como su centro. En 1899,
en el periódico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mir isskustva</i> («El
mundo del arte»), publica Soloviev un artículo titulado «La idea del
Superhombre<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>»
(«Ideia Svierjcheloveka»), en el que indica las tres ideas que a su parecer
conforman el mundo moderno: el materialismo económico de Carlos Marx
(presente), el moralismo abstracto de Lev Tolstoi (el día de mañana) y el
demonismo del Superhombre (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Übermensh</i>)
de Federico Nietzsche (pasado mañana y más adelante). En mayo de 1875,
Soloviev, que cuenta con veintidós años, es invitado a Yasnaia Poliana,
ejerciendo una clara influencia en Tolstoi, como reconoció el propio conde en
una carta al crítico literario Nikolay Strájov (1828-1896) fechada el 25 de
agosto de ese año. En 1881 vuelven a encontrarse Soloviev y Tolstoi, esta vez
en la casa del conde en Moscú, pero la conversación muestra que son claros
adversarios. Les separaba sobre todo el esfuerzo de Tolstoi de construir un
cristianismo sin Cristo Hijo de Dios, sin Cristo Encarnado y Resucitado, un
cristianismo basado en una moral abstracta. Soloviev captó el peligro de este
idealismo abstracto, como había captado el del materialismo. En una carta del
28 de julio de 1894 dirigida a Tolstoi, escribe Soloviev: «Cristo resucitó
entero». Y en las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas pascuales</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Listy paschalne</i>), que han sido publicadas
en Poznan en 1988, subraya de nuevo Soloviev: «Cristo es más que el espíritu…
es el Espíritu encarnado por los siglos, toda la muerte ha sido vencida por los
siglos y definitivamente»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En
su escrito postrero, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tres diálogos y
corta narración sobre el anticristo</i>, Soloviev intenta la definitiva
superación de la idea teocrática. Su respuesta se encuentra en total unión con
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">kerigma</i> hipostático (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">kerigma</i>: proclamación de fe de los
primeros cristianos después de la Resurrección). Tolstoi reduce a Cristo al
Sermón de la Montaña, equiparándolo con Buda, Confucio, Lao-Tsé o Sócrates. Se
trata de una actitud pasiva ante el mal en la que persiste la falsedad
justificada por razones humanas. Esta actitud de Tolstoi está encarnada por la
figura del príncipe en los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tres diálogos</i>.
En cambio, en Soloviev, el enaltecimiento de Dios conlleva el enaltecimiento
del hombre. El hecho de que para Soloviev, como recordaba el cardenal Josef
Ratzinger, lo verdaderamente decisivo sea la Encarnación (la unión de Dios y el
hombre)<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftn12" name="_ftnref12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
significa que la humanidad también alcanzó un nuevo grado de deificación en su
historia, una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Theosis</i>, en Cristo,
alcanzando su cumbre. Si en la Encarnación, como ha recordado el teólogo ruso
Pavel Nikolayevich Evdokimov (1901-1970), «Dios no es solamente Dios, sino Dios
y hombre a la vez», entonces, en la confrontación con el mal, este
acontecimiento tiene consecuencias. Después de la Encarnación, el hombre ya no
es el mismo de antes, en su lucha contra el mal, como creía Tolstoi, ya no es
sólo una subjetiva conciencia moral, sino que el hombre se enfrenta al mal como
un ser teándrico, es decir, Divinohumano, y no como aislada conciencia moral. En
la lucha contra el mal más grande, contra la muerte, no basta una ética
humanista. Es necesario el Poder de la Palabra Encarnada, el Poder del Amor.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">A
pesar de sus innegables diferencias, hay un denominador común en Marx, en
Nietzsche y en Tolstoi que no puede aceptar Soloviev: la negación de lo que
pertenecía al más íntimo centro de su conciencia filosófica, la Verdad sobre la
Divinohumanidad y Resurrección de Jesucristo. La civilización occidental era
para Soloviev, en más de un aspecto, ajena a la religión. El Positivismo y el
Socialismo pretenden ocupar el lugar vacío dejado por la religión, pero no
pueden enfrentarse al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">misterium
iniquitatis</i>, al problema del mal, a la cuestión de la muerte.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En
el mencionado artículo de 1899, «La idea del Superhombre», escribe Soloviev:
«La parte incongruente del nietzscheanismo salta a la vista. El desprecio a la
humanidad débil y enferma, la mirada pagana a la fuerza y a la belleza, la
apropiación <i style="mso-bidi-font-style: normal;">de antemano</i> de cierto
significado exclusivo sobrehumano<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—en
primer lugar, individualmente, y luego, colectivamente, como la minoría elegida
de los ‘mejores’, es decir, más fuertes, más dotados, soberanos o ‘señores’,
unas naturalezas para las que todo está permitido, puesto que su voluntad es la
ley suprema para otros—; éste es el error evidente del nietzscheanismo». El
Superhombre de Nietzsche, pues, se convierte para Soloviev en una caricatura
del verdadero Superhombre [si es que puede hablarse así], de Jesucristo,
Dios-Hombre que venció a la muerte y que ofreció gratuitamente los frutos de su
victoria a todos los hombres. La Resurrección es la victoria definitiva sobre
la muerte, sobre el mal absoluto, además de ser testimonio de la divinidad de
Cristo. En contra de lo que pregonaba Nietzsche, después de la «muerte de Dios
y del hombre», Dios vive y el hombre aún no ha nacido.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La
Idea Rusa no es más que el intento de poner en práctica la respuesta ante la
muerte. El reino que construye el anticristo en la última obra de Soloviev, es
el reino de Marx, de Nietzsche y de Tolstoi. Aunque aparentemente veamos la
unión del sacerdote y del rey, falta el Profeta. El reino de la muerte, nos
dice Soloviev, puede engañar al sacerdote y al rey, pero no puede engañar al
Espíritu (el Espíritu Santo). El cardenal Giacomo Biffi, en su catequesis de
Cuaresma de finales de febrero de 2007, ha dicho que una de las grandes
enseñanzas de Soloviev es que el cristianismo no puede ser reducido a un
conjunto de valores. En el centro de ser cristianos está el encuentro personal
con Jesucristo. Si, para abrirse al mundo, el cristiano diluye el hecho
salvífico, entonces se cierra a la relación personal con Jesús y se pone del
lado del anticristo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Cuando
en mayo de 1900 Soloviev terminó su lectura pública de su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Corta narración sobre el anticristo</i>, dijo al recoger las hojas: «He
escrito esto para enseñar definitivamente mi punto de vista ante la pregunta
por la Iglesia». Éste es el mensaje de la Idea Rusa: no estamos condenados a la
esclavitud en el reino de la muerte del anticristo, en el reino del Estado
moderno, sino que Jesucristo nos ofrece continuamente la posibilidad de vivir
como seres libres, siendo el espacio de esta libertad la Comunidad de la
Iglesia.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;">Las notas al pie y ciertas aclaraciones, como todas las que hay entre corchetes, son de Enrique Castaños. Málaga, verano de 2014.</span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Suscitada porque en el Credo de Nicea, según
los latinos, el Espíritu Santo «procede del Padre y del Hijo», lo que fue
interpretado por la teología ortodoxa como una minusvaloración de la Tercera
Persona de la Trinidad.</span></span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> San Serafín de
Sarov (1759-1833); ver, Helen Iswolsky, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
alma de Rusia</i>, Buenos Aires, Emecé, 1954, págs. 104-107; ver también, Divo
Barsotti, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cristianismo ruso</i>,
Salamanca, Sígueme, 1966, págs. 97-125.</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Isaac de Nínive o
Isaac el Sirio (Isaac de Sirine) (640-700). Monje, asceta, místico y teólogo
nestoriano (las dos personas de Cristo, la divina y la humana, eran completas
pero independientes), proclamado santo por la Iglesia ortodoxa. El personaje de
Smerdiakov, de la novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los hermanos
Karamazov</i>, es un asiduo lector de este teólogo. Los nestorianos defendían
que María fuese considerada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Christotokos</i>
(madre de Cristo), mientras que los partidarios de Cirilo, que terminaron
imponiéndose en el Concilio de Éfeso de 431, defendían que María fuese <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Theotokos</i>, es decir, madre de Dios.</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> San Macario el
Viejo, San Macario de Egipto o San Macario el Grande (300-390). Asceta,
presbítero y monje, abad del monasterio de Scete, en Egipto. Su vida como
asceta, dedicado a la oración y a un ayuno extremo, se prolongó durante sesenta
años.</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> San Máximo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el Confesor</i>, San Máximo de
Constantinopla, Máximo de Crisópolis o San Máximo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el Teólogo</i> (580-662). Nacido en Palestina o en Constantinopla, fue
un monje, teólogo y erudito cristiano que llegó a estar al servicio del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">basileus</i> Heraclio, pero acabó
dedicándose a la vida monástica. Se opuso a la doctrina monotelista
(monotelismo: doble naturaleza en Cristo, pero una única voluntad) defendida
por el emperador de Bizancio. En 662, al no retractarse, fue torturado, se le
cortó la lengua y también la mano derecha, siendo desterrado a una región de la
moderna Georgia, donde murió el 13 de agosto. Padre de la Iglesia. En español
hay publicadas unas <i>Meditaciones sobre la agonía de Jesús</i> y los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tratados espirituales</i>, ambas obras en la
Editorial Ciudad Nueva.</span></span></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Hay edición
española, que no incluye el Prefacio: Barcelona, Araluce, 1936. Sí lo incluye
la edición electrónica:
http://www.laeditorialvirtual.com.ar/pages/Berdiaev_Nicolas/SentidoHistoria_01.html</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="EN-US" style="font-size: 12pt;"> Hans Urs von Balthasar. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gloria. </i></span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 12pt;">Una estética
teológica. 3. Estados laicales. Dante, Juan de la Cruz, Pascal, Hamann,
Soloviev, Hopkins, Péguy</span></i><span style="font-size: 12pt;">. Madrid, Encuentro, 1976, pág. 286. </span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Vladimir
Soloviev, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rusia y la Iglesia Universal</i>,
Madrid, Ediciones y Publicaciones Españolas, 1946, págs. 58-60.</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Hans Urs von
Balthasar, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gloria</i>, págs. 286-289.</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Superhombre = <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Übermensh</i>. </span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn11" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> La crítica social
ejercida por Tolstoi atrae a los revolucionarios, y los terroristas se
encuentran muy cómodos con la moral tolstoiana. Posteriormente, el régimen
comunista soviético promocionó a Tolstoi como profeta de la revolución. Los
revolucionarios de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Narodnaia Volia</i>
(«La voluntad del pueblo», organización terrorista cuyo acto más relevante fue
el asesinato del zar Alejandro II en 1881) y los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Demonios</i> de Dostoyevski se apoyan ideológica y económicamente en el
tratado religioso de Tolstoi.</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn12" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Rusia/idea_rusa_chaadaev_soloviev_berdiaev.rtf#_ftnref12" name="_ftn12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Josef Ratzinger, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Introducción al cristianismo</i>, Salamanca,
Sígueme, 2001, página 193.</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
</div><span style="font-family: times;"><br /></span><p></p><p><br /></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-23072310198952267792021-09-12T10:11:00.000-07:002021-09-12T10:11:30.764-07:00<p><span style="font-family: times;">Vasili Rozanov</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">VASILI ROZANOV</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Vasily
Vasilievich Rozanov (1856-1919). Escritor, crítico, pensador y ensayista ruso,
gran conocedor de la obra de Dostoyevski. Durante varios años estuvo casado con
Pólina Súslova [Apollinaria Suslova] (entre 1880 y 1886), amante de Dostoyevski
antes de la muerte de su primera esposa. Rozanov comenzó a escribir, poco
después del triunfo de la Revolución rusa de octubre de 1917, un breve ensayo
titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El apocalipsis de nuestro tiempo</i>,
que terminó a lo largo de 1918. El ensayo está profundamente marcado por el
impacto que la Revolución tuvo en el escritor, quien, desde el primer momento,
estuvo en contra de ella. Forzando excesivamente en ocasiones el texto de la
Biblia, interpretando de un modo muchas veces extravagante los pasajes de las
Sagradas Escrituras, consecuencia quizás de un conocimiento teológico poco
riguroso, a pesar de su amistad con Pável Florenski, la cuestión es que Rozanov
hace afirmaciones y sustenta opiniones que no pueden cimentarse en aquellos
libros de la Biblia donde él pretende apoyarse. Su principal tesis es
considerar el Apocalipsis de San Juan como el texto fundacional de una nueva
religión, opuesta por completo a los cuatro evangelios. El Apocalipsis, de ese
modo, se opondría frontalmente a la figura y a la doctrina de Cristo. Al mismo
tiempo, establece Rozanov una radical distinción entre el Padre (Dios) y el
Hijo, de cuya naturaleza divina parece renegar. Dios, esto es, el Padre, el
Dios de los judíos del Antiguo Testamento, sería el único Dios, aunque un Dios
incompleto, pues ha tenido que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">crear</i>
al Hijo para alcanzar la plenitud. El Símbolo Atanasiano (<i>Quicumque</i>), es decir,
el Credo, dice expresamente que el Hijo, esto es, Jesucristo, ha sido
«engendrado de la sustancia del Padre», de igual modo que ha sido «increado»:
«El Padre, por nadie fue hecho ni creado ni engendrado. El Hijo fue por solo el
Padre, no hecho ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo, del Padre y del
Hijo, no fue hecho ni creado, sino que procede». Estas palabras del Símbolo
Atanasiano no las comparte Rozanov. De hecho, reniega de Cristo, algo difícil
de entender en quien tanto admiraba a Dostoyevski. Rozanov ve en Cristo a un
ser impotente. No soporta ni comprende su Pasión y su Crucifixión. Es como si,
indirectamente, sin mencionarlo, estuviese asintiendo con el pensamiento anticristiano
de Nietzsche. Pero eso no significa que Rozanov sea un hombre antirreligioso.
Al revés; lo único que para él tiene sentido es la religión, que no puede ser
otra que la religión ortodoxa rusa, esto es, el cristianismo. Es como si, ante
el derrumbamiento de todo en Rusia tras la Revolución, Rozanov estuviese
enfadado con Cristo y con la Iglesia, haciéndolos responsables de lo sucedido.
Tampoco distingue entre la Iglesia institucional y la Iglesia como el cuerpo
místico de Cristo. El colmo de su arbitrariedad teológica es cuando distingue
dos representaciones de Dios en el AT: Elohim y Eloah (cuando todo el mundo
sabe que éste último no se menciona jamás en la Biblia). No queda claro, pero
parece estar hablando de un Dios masculino y otro Dios femenino. Volvamos a
repetirlo: Rozanov es creyente, enemigo acérrimo del ateísmo. Pero hay
incoherencia, contradicción, falta de rigor en muchas de sus opiniones. Clara
aproximación al Dios judío del AT. Cristo ha castrado a ese Dios judío. Rozanov
no admite la extrema dificultad de cumplir la doctrina moral de Cristo. La
considera inhumana. Tampoco parece haber comprendido el significado profundo
del amor predicado por Cristo. Rozanov ambiciona el poder de Dios, un poder
terrenal. Naturalmente, Cristo se halla en los antípodas de esa concepción del
poder. Rozanov se pregunta que cómo es posible que quien ha resucitado a Lázaro
(pues acepta sin fisuras ese milagro de Jesús) no haya <i style="mso-bidi-font-style: normal;">salvado</i> a los mártires, a ninguno de los mártires cristianos que
murieron por su fe en Cristo. Sólo hay una respuesta posible ante tal pregunta:
Rozanov ignora la libertad intrínseca que Cristo concede al hombre. Un
cristiano no puede prescindir de la libertad individual, de la libre elección. No
se trata de que Cristo no haya querido salvar a los mártires; se trata de que
éstos han escogido ese camino del martirio para dar testimonio de su fe en
Cristo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Rechazo total
de los revolucionarios bolcheviques. Rusia, piensa, ha dejado de respetarse a
sí misma. En cuestiones de geopolítica, también desbarra. Cree que Alemania
dominará Rusia, al vencerla en la Gran Guerra. Alemania se adueñará de Rusia,
aunque, en el fondo, será Rusia quien termine educando a los groseros alemanes,
incapaces de hacer otra cosa que mandar y administrar. Judíos y rusos tienen
mucho parecido como pueblos, especialmente en lo que se refiere a la
incapacidad para ejercer el poder. También es peculiar su definición de lo que
es el nihilismo: «El nihilismo no es otra cosa que la desesperación que se
sufre ante la imposibilidad de realizar aquello para lo que uno carece de
vocación alguna».</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los rusos no
son ni occidentales ni orientales.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Cerrada
defensa de la comunidad judía. Los judíos como educadores de Europa. Además de
la inteligencia y el carácter industrioso, los judíos han demostrado un alto
sentido moral. No siempre había opinado así Rozanov. En 1913, con motivo de un
proceso judicial relacionado con un oscuro asunto de asesinato, había mostrado
en el periódico reaccionario <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zemshina</i>
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nación</i>) claras posiciones
antisemitas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Alaba
una pieza teatral en un acto de Pushkin titulada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El festín en tiempos de la peste</i> (1830), recogiendo de ella la idea
de que la vida terrenal es «prenda de la inmortalidad y de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la vida eterna</i>».</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Más
adelante, cuenta Rozanov un encuentro en su casa con sus amigos el psicólogo
Piotr Fiodorovich Kapterev y el sacerdote, pensador y científico Pavel
Florenski. Les lanza la pregunta a ambos que con cuál de estos animales puede
él ser identificado: la oruga, la crisálida o la mariposa, cada uno de los
cuales surge del anterior por un proceso de transformación completa. Florenski
responde que con la mariposa, que, para este gran teólogo, es la entelequia de
la oruga y de la crisálida. Florenski emplea el término <i style="mso-bidi-font-style: normal;">entelequia</i> en sentido aristotélico, esto es, entendiendo por tal la
plenitud, la perfección, o, lo que es lo mismo, el ser en acto. Aristóteles
había dicho que «el alma es la entelequia del cuerpo». Rozanov concluye
diciendo que la «mariposa» constituye en realidad, y por razones misteriosas y
metafísicas, el alma de la crisálida y la oruga. Tal descubrimiento lo califica
Rozanov de «cosmogónico». Lo que sirve para el mundo de los insectos también es
válido para el mundo de los seres humanos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Rozanov,
a continuación, diserta sobre la importancia del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">acoplamiento</i> entre los seres, de la cópula, del matrimonio (para él
un sacramento), de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">voluptuosidad</i>,
de la sensación que experimentamos dentro de un jardín, un lugar donde liban el
néctar determinados insectos, una operación esencial llevada a cabo por
insectos, como las mariposas, que carecen de boca y de cualquier otro órgano
que les permita beber o tomar alimentos sólidos. Las mariposas carecen de
intestino, comentó en aquella reunión Kapterev.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">De
pronto se le iluminan a Rozanov muchas cosas de la Antigüedad, y, a este
propósito, trae a colación una «frase célebre y estremecedora de Dostoyevski
que vale, por sí sola, más que todo lo escrito por el “pagano Goethe”»: «Dios
tomó la simiente <i style="mso-bidi-font-style: normal;">de otros mundos</i> y la
sembró en la tierra. Y en ella creció todo lo que alcanzó a crecer. Luego, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">todo lo que está vivo en esta tierra lo hace
gracias al contacto misterioso que mantiene con otros mundos</i>». La frase
está extraída de la doctrina del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">staretz</i>
Zósima en la novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los hermanos
Karamazov</i>, de Dostoyevski. A continuación, Rozanov añade que en esta frase
del genial escritor tenemos al paganismo en su máxima expresión. Nosotros
creemos que podría tratarse de una explicación del paganismo desde una
perspectiva cristiana; mejor aún: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sólo</i>
desde una perspectiva cristiana.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Inmediatamente
después Rozanov lleva a cabo una maravillosa comparación, un extraordinario
paralelismo entre aquel proceso de transformación operado por la oruga, la
crisálida y la mariposa, con la concepción religiosa de la vida de ultratumba
de los antiguos egipcios, un pueblo muy antiguo cuya civilización admiraba
profundamente Rozanov, según puso de manifiesto en su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Motivos orientales</i>, publicado
fragmentariamente en 1916 y 1917, y en donde se muestra muy crítico con
egiptólogos racionalistas como Jean-François Champollion y Gaston Maspero, que
no entendieron para él nada de la idea de la muerte entre los egipcios. Éstos
creen en la vida después de la muerte, y por eso, aunque el cuerpo momificado
es pequeño, el sarcófago que lo guarda es muy grande. De igual modo que, según
la advertencia de Kapterev, si una oruga es atravesada por una aguja no puede
convertirse en crisálida, y, por tanto, no surgirá tampoco la mariposa (el «alma»
de las otras dos, en opinión de Florenski), los antiguos egipcios habían
seguido el mismo razonamiento y llegado a idénticas conclusiones que las del
propio Rozanov. Los sarcófagos egipcios son como el «capullo» destinado a
contener al hombre crisálida. Por eso el cuerpo del muerto se envolvía en
vendas, de igual modo que la oruga del gusano de seda «segregando» los hilos de
seda. Los ritos funerarios egipcios responden a las fases que atraviesa la
oruga para convertirse en crisálida. Por eso para los egipcios el escarabajo,
un insecto, es el símbolo del tránsito hacia la vida de ultratumba. El crucial
descubrimiento de los egipcios fue la similitud de la vida futura con la vida
de los insectos. <o:p></o:p></span></span></p><span style="font-family: times;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: times;">Málaga, mayo de 2021.</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><br /></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-2081486388626763432021-07-26T16:46:00.003-07:002021-07-26T16:56:44.427-07:00<p><span style="font-family: times;"> José María de la Puerta y Salamanca</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoTitle" style="line-height: 200%; text-align: center;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: x-large;">José de la Puerta: la pulsión imaginativa</span><o:p></o:p></span></span></p><div style="text-align: center;"><span style="font-family: times;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><span style="font-family: times;">ENRIQUE CASTAÑOS</span></div><p></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 6pt; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 6pt; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: times;">Después de lustros de desprecio y
ostracismo, derivados tanto de una esclerotizada ideología de catecismo como de
la más absoluta incomprensión acerca de la genuina función creadora del
artista, plasmada en la obra, y, sobre todo, en el proceso íntimo del espíritu
que la impulsa a nacer, asistimos agradecidos desde hace algunos años en
nuestro país, aunque sólo sea por cuenta de un reducido grupo de estudiosos y
creadores plásticos, a una correcta valoración de los argumentos elaborados por
la clásica teoría formalista, sin la que, de otro lado, sería imposible
entender reflexiones muy valiosas sobre las obras concretas y la naturaleza del
genio, preñadas de lozanía y nuevas perspectivas de análisis, así como un buen
número de títulos fundamentales de la historiografía artística de este siglo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-top: 6pt; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: times;">Los escritos del padre de aquella
corriente de pensamiento, Konrad Fiedler (1841 – 1895), me han asaltado una y
otra vez, siempre que he disfrutado la maravillosa oportunidad de estar delante
de un cuadro del pintor José de la Puerta (Madrid, 1916), afincado en
Fuengirola hace bastantes años. Y esto ha sido así porque escasas son las
ocasiones, en el momento presente, de dirigir la atención a un objeto artístico
que requiera, según pensaba Fiedler respecto a la verdadera obra de arte, un
juicio riguroso desprovisto de adherencias extra-artísticas, lo cual significa
que ni puede ser confundido con el llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">juicio
estético</i> -ya que la belleza no es una categoría consustancial a la obra
plástica-, ni le está permitido tomar como objeto principal de su investigación
y análisis crítico el conjunto de factores socioculturales que acompañan toda
producción artística representativa -resulta obvio que estos últimos
presupuestos, por el hecho de hallarse el artista incardinado en las
aspiraciones, carencias, logros y contradicciones del tiempo histórico en que
vive, no deben ser desatendidos; antes al contrario, el historiador y el
crítico tienen la obligación de potenciar su conocimiento, Sin embargo,
Fiedler, al exponer su teoría de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pura
visibilidad</i>, donde diferencia taxativamente entre «arte» y «estética»,
«ciencia del arte» y las consideraciones sobre lo «bello», insiste de manera
muy precisa en la especificidad y autonomía de la conciencia y producción
artísticas, por tanto, en la naturaleza y fines esenciales del juicio
artístico, que no pueden ser otros que los que se desprenden de la escueta
naturaleza artística del objeto, esto es, un juicio en ningún modo ensombrecido
o subordinado a ámbitos de la sociedad y la cultura que nos ayudan a comprender
aspectos de la obra pero no su esencia íntima-.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-top: 6pt; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: times;">Una ocasión magnífica en la que
vemos corroborada la necesidad de defender las tesis de Fiedler, es cuando nos
situamos ante la pintura de José de la Puerta. A principios de los sesenta, sus
composiciones, principalmente paisajes, ofrecían una densidad pastosa de la
materia pictórica, una exaltación cromática y un temblor vibrante de las
formas, inundadas de luz, que lo aproximaban al Vincent van Gogh del periodo
parisino, entre febrero de 1886 y febrero de 1888, y a las primeras obras <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fauve</i>, las del verano y otoño de 1905,
sobre todo las de Maurice de Vlaminck y André Derain. ¡Qué distanciados
encontramos aquellos lienzos de José de la Puerta del torpe y adocenado
pseudoimpresionismo por entonces moneda común en muchas provincias españolas!
Estos comienzos señalados resultarían decisivos posteriormente en la
complicidad obsesiva por el color, puro símbolo y trasunto de una interioridad
riquísima, y en la vehemente aplicación de la pasta, realizada siempre con un
instrumento inusual, la navaja, nunca con pincel.<o:p></o:p></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-Zrnyr8q01Ak/YP9I9Sda7nI/AAAAAAAAAOg/xjHAudiBTD4kQzoVH3ECLC2twoDkzjlxgCLcBGAsYHQ/s633/puerta-el-carromato-1991.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="623" data-original-width="633" src="https://1.bp.blogspot.com/-Zrnyr8q01Ak/YP9I9Sda7nI/AAAAAAAAAOg/xjHAudiBTD4kQzoVH3ECLC2twoDkzjlxgCLcBGAsYHQ/s320/puerta-el-carromato-1991.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-family: times;"><div style="text-align: center;">José de la Puerta. <i>El carromato</i>. 1991.</div></span><p class="MsoNormal" style="margin-top: 6pt; text-indent: 14.2pt;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-top: 6pt; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: times;">Los cuadros expuestos ahora, una
porción mínima de una producción vertiginosa e inmensa, corresponden a los
últimos tres o cuatro años de actividad, y en ellos se hacen efectivas las dos
principales características de la pintura de José de la Puerta: la presencia de
la figura animal y humana y la imaginación creadora desbordante, tumultuosa. En
rigor, antropofauna y bestiario personalísimos, incapaces de ser asimilados o
encasillados en ninguno de los numerosos estilos y neoestilos de la actualidad.
Una lectura superficial resaltaría tan sólo el contenido de crítica social y
política que rezuman, cuando en verdad esconden una honda reflexión sobre la
condición del individuo, el sufrimiento, la soledad y la enfermedad. Pero también
hay en una parcela no desdeñable de esta pintura un carácter alegre y festivo,
un finísimo sentido del humor y la ironía que es patrimonio de la verdadera
inteligencia. Aunque los títulos de las obras no los puso directamente el
artista, sí los ha confirmado. José de la Puerta, pintor de extraordinaria
pureza, merece cuanto antes un reconocimiento que el tiempo no hará más que
acrecentar.<o:p></o:p></span></span></p><span style="font-family: times;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: times;">Este texto fue publicado en el catálogo de la exposición individual dedicada a José de la Puerta en la Sala de Exposiciones de la Diputación Provincial de Málaga, entre el 2 y el 18 de octubre de 1991.</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 6pt;"><span style="font-family: times;">José María de la Puerta y
Salamanca, marqués de Cardeñosa y conde de Luque, pintor autodidacta, nació en
Madrid el 25 de octubre de 1916 y falleció en la misma ciudad el 13 de febrero
de 2003.</span><span style="font-size: 9pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: times;"> </span><o:p></o:p></span></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-86905862238259299032021-06-01T10:05:00.002-07:002021-06-01T10:34:50.687-07:00<p><span style="font-family: times;"> Karl Jaspers / Genio y locura (1922)</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 18pt;"><span style="font-family: times;">Karl Jaspers. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Genio y locura. Strindberg y Van Gogh</i>.
Barcelona, Acantilado, 2001. Traducción de Adan Kovacsics. Publicado
originalmente en 1922.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Jaspers, desde su
perspectiva de médico psiquiatra, aborda en este estudio fundamentalmente el
carácter y la personalidad del dramaturgo sueco Augusto Strindberg, constatando
que padeció un proceso esquizofrénico de rasgos muy definidos, aunque existan
aspectos que se resisten a ser desvelados por el investigador. «La existencia
espiritual -afirma Jaspers en marzo de 1949 en el prólogo que escribió en
Basilea para una posterior edición- posee como tal un punto ininteligible ...
Lo esencial sólo se nos manifiesta cuando observamos de manera concreta lo
individual». Para afianzar sus conclusiones, Jaspers recurre a la psiquiatría
comparada. De ahí que se ocupe brevemente de Emanuel Swedenborg como caso
paralelo al de Strindberg y de Friedrich Hölderlin como caso paralelo a Vincent
van Gogh, pintor al que dedicó la mayor parte del capítulo segundo de su libro.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Las principales fuentes para
el estudio psicopatológico de Strindberg son sus propios <i style="mso-bidi-font-style: normal;">textos autobiográficos</i>, publicados en cinco volúmenes, y que, por
orden cronológico, incluyen:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">1. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hijo de la
sierva</i> e <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de un alma</i>,
referidos al periodo anterior a 1886 y escritos en 1886. Ambos textos muestran
con maravillosa plasticidad la personalidad originaria y la juventud del autor.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">2. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alegato de un
loco</i>, referido a la época del primer matrimonio (1871 – 1888) y escrito en
1888. Describe, desde el presente inmediato, y, por tanto, de manera verídica y
radical, las dos principales fases del proceso patológico, que se inscriben,
aproximadamente, en 1887 y en 1896. Lo mismo puede decirse de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inferno</i> y de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leyendas</i>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">3. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Desunidos</i>,
concerniente al periodo 1892 – 1894, en particular al segundo matrimonio, y
redactado en 1902. Es un texto más artificial y menos verídico.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">4. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inferno</i>,
dedicado a la época entre 1894 – 1897 y escrito entre mayo y junio de 1897. Con
características similares a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alegato de un
loco</i> y a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leyendas</i>, fue recopilado
a partir de apuntes de diarios, convirtiéndola en el escrito más directo y
menos moldeado.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">5. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leyendas</i>,
sobre la época 1897 – 1898 y escrito en 1898.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">6. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Solitario</i>,
sobre el periodo 1899 – 1900 y escrito en 1903. Crónica un tanto opaca sobre
algunos detalles del estado patológico final.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">7. Las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>.
Fueron dirigidas a distintas personalidades, tales como Georg Brandes, Paul
Gauguin, Federico Nietzsche y otros. Han sido estudiadas por la profesora
universitaria sueca Kerstin Dahlbäck, nacida en 1940. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Respecto a la bibliografía,
resultan muy importantes los textos sobre Strindberg escritos por amigos,
discípulos y conocidos, principalmente el crítico danés Georg Brandes (1842 –
1927), el escritor sueco Ola Hansson (1860 – 1925), los también escritores
suecos Axel Lundegard (1861 – 1930) y Adolf Paul (1863 – 1943), y el cirujano
alemán Carl Ludwig Schleich (1859 – 1922). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Strindberg nació en
Estocolmo el 22 de enero de 1849 y falleció en la misma ciudad, de un cáncer de
estómago, el 14 de mayo de 1912.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En 1862 muere su madre, casi
con toda seguridad el referente más importante e influyente de su atormentada
existencia. En 1866, con dieciocho años, tiene su primera experiencia sexual. En
1868 se convierte en maestro de enseñanza primaria. En 1869 decide ser actor y
viaja a Copenhague. En 1870 reside en Uppsala. En 1873 desempeña diversos
trabajos: en una revista de seguros, como telegrafista y como empleado de un
periódico. Entre 1874 y 1876 ejerce de bibliotecario. En 1875 conoce a su
futura primera esposa, la actriz Siri von Essen [Sigrid Sofía Matilda Elisabet
von Essen, 17 agosto 1850 – 21 abril 1912], que estuvo casada entre 1872 y 1876
con el barón y pintor Carl Gustaf Wrangel af Sauss. En 1877 realiza un breve
viaje a París y se casa con Siri. En 1883 muere su padre, iniciando ese año una
prolongada estancia en el extranjero (Suiza, Italia, Francia, Austria y
Dinamarca), hasta 1889. En 1884, acusado de blasfemia, tiene que volver por
poco tiempo a Suecia, resultando absuelto. Entre 1889 y 1892 reside en su
patria, donde lleva a cabo una breve gira en 1890. En 1892 se divorcia de Siri.
De su matrimonio con Siri von Essen le sobrevivieron tres hijos: Karin
(Estocolmo, 26 de febrero de1880 – 10 de mayo de 1973), Greta (1881) y Hans
(1884). Estancia en Berlín desde noviembre de 1892 hasta abril de 1893. En mayo
de 1893 se casa con la periodista católica Frida [Friederike] Uhl (Mondsee,
Austria, 4 abril 1872 – Salzburgo, Austria, 28 junio 1943). Ese año viaja a la
isla alemana de Helgoland, en el Mar del Norte, a Londres, a la isla alemana de
Rügen, en el Báltico, al lago austriaco de Mondsee, a Pankow, cerca de Berlín,
a la ciudad checa de Brno y a la ciudad austriaca de Ardagger. Un corto periodo
del año 1893 lo pasa con su mujer en el castillo de Dornach, en el municipio
austriaco de Saxen<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
En 1894 está en Ardagger, aunque hace un breve viaje a Berlín. En otoño viaja a
París. Su segunda esposa lo abandona en noviembre en la capital francesa. En la
misma ciudad, en 1895, se divorcia de Frida Uhl (parece ser que el matrimonio
se disolvió a instancias de su mujer). Entre el 21 de febrero y el 19 de julio
de 1896 reside en el hotel Orfila de París. Ese mismo julio viaja a Dieppe,
ciudad del norte de Francia, junto al Canal. También en julio se desplaza a
Suecia, en los alrededores de Lund. En agosto se halla en Berlín, un poco más
tarde a orillas del Danubio y en diciembre de nuevo en Lund. En agosto de 1897
vuelve a París. En 1898 otra vez en Lund. En 1899 fija su residencia en
Estocolmo hasta su muerte. En 1901 se casa por tercera vez, con la actriz
Harriet Bosse, de quien se divorcia en 1904. Con ella tuvo a la menor de sus
hijas, Anne-Marie (Estocolmo, 25 de marzo de 1902 – 17 de agosto de 2007). Fallece
en Estocolmo, de un cáncer de estómago, el 14 de mayo de 1912, dejando indicado
que al enterrarlo colocasen una Biblia entre sus manos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En torno a 1869, con veinte
años, el carácter de Strindberg presenta rasgos marcados: un amor propio
sensible hasta la exageración, una enorme capacidad de reacción y un yo
inconstante, esto es, una personalidad inestable. Constata lo que él llamará un
«doble carácter»: «ambicioso y de voluntad débil; sin escrúpulos … y flexible;
… enorme confianza en sí mismo, mezclada con un profundo desaliento; sensato e
irreflexivo» (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hijo de la sirvienta</i>).
Vivía para el momento, en un estado de exaltación. Superaba las dificultades
obviándolas. De ahí que, durante un tiempo, cambiase constantemente de
profesión. La búsqueda de lo auténtico adoptó dos formas típicas en el proceso
de transformación: la necesidad de embriaguez y la del impulso histriónico (es
la época en que prueba ser actor). Esta faceta de actor sería sustituida por la
actividad literaria.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Sólo en su primer matrimonio
(1877 – 1892) con Siri von Essen tuvieron los celos del escritor y la
infidelidad de la esposa un papel esencial. El divorcio se produjo a instancias
de Strindberg. Aparece durante esta unión el llamado «delirio de celos». Todo
delirio se caracteriza más por la forma de su justificación y de su génesis que
por su contenido. Su estado en relación con los celos fue probablemente
retratado por Henrik Ibsen en el personaje del fotógrafo Hjalmar Ekdal en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El pato salvaje</i> (en noruego <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vildanden</i>, fue escrita en 1884 y
estrenada en Bergen el 9 de enero de 1885). La valoración de su mujer cambia
radicalmente entre 1886, cuando escribe <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia
de un alma</i>, y 1888, cuando escriba <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alegato
de un loco</i>. En 1886 escribe contra la emancipación femenina y contra las
mujeres en general, pero no contra su esposa. La actitud es muy distinta en
1888, haciendo a su mujer responsable de su sufrimiento. La conclusión de
Jaspers es que el delirio de celos estalló entre 1886 y 1888, pero que ciertos
ataques momentáneos quizá ya existían antes como síntomas precursores.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Según Jaspers, el proceso
esquizofrénico de Strindberg se inició en 1882 con un ligero primer brote. En
ese año llegó a sospechar que su esposa quería envenenarlo, pero sólo en 1888
insiste en esta obstinación. En 1884 se presentan los primeros síntomas de la
manía persecutoria. Quiere huir ya en 1882. Por eso propone a su mujer un viaje
al extranjero, que se materializó en 1888, con una estancia de cuatro años
fuera de Suecia. En 1885, su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Casados</i>,
donde ataca al sexo femenino, provoca una diatriba en los periódicos suizos. Se
siente abandonado por sus amigos, acosado. Los síntomas indiscutibles del
proceso patológico aparecen en 1887, año en que sopesó seriamente la idea del
divorcio. Entre 1887 y 1896 la enfermedad mental crece lentamente, aunque se
manifiesta en numerosas ocasiones. La agudización producida en 1896 supera todo
lo anterior. En 1889 su mujer actúa en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
señorita Julia</i>, lo cual enorgullece a Strindberg. Hasta 1892 no se consuma
el divorcio de su primera esposa. En octubre de 1892, en el primer número de la
revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zukunft</i>, el escritor sueco
Ola Hansson intercede a favor de Strindberg, que atraviesa apuros económicos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*A mediados del decenio de
1880, Strindberg supone la existencia de una conjura de las mujeres contra él,
por antifeminista. Jaspers estudia la evolución de la manía persecutoria que le
torturaba. En la fase inicial de la enfermedad, esta idea surgía con intensidad
y desaparecía con igual prontitud. En noviembre de 1892 se halla en Berlín,
alojado en casa del matrimonio formado por Ola Hansson y su mujer Laura Marholm<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Pronto surgieron desavenencias,
provocadas según él por la actitud de Laura, que terminarían en ruptura con su
amigo Ola Hansson. En Berlín relacionóse con la colonia de artistas,
especialmente con el botánico y socialista sueco Bengt Lidforss (1868 – 1913),
el escritor polaco Stanislaw Prybyszewski (1868 – 1927) y la joven modelo Dagny
Juel<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Pronto cree que los tres
lo odian y quieren vengarse de él. Todo esto lo cuenta en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inferno</i>, donde el escritor polaco es llamado Popoffsky y la joven
amante Aspasia, en homenaje a la culta mujer que estuvo unida sentimentalmente
a Pericles. La relación con Dagny Juel duró sólo tres semanas, contando ella
con veinticinco años.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Los estudios científicos,
siempre carentes de verdadero rigor, lo absorbieron entre 1893 y 1897.
Pretendía transformar unos elementos en otros e incluso fabricar oro. Los
resultados de estas investigaciones se reflejan en dos libros, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antibarbarus</i> (1894) y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sylva Sylvarum</i> (1895). Sufre diversos
estados breves de alteración de la conciencia y de parálisis subjetiva, el
primero de los cuales tiene lugar en Berlín en diciembre de 1892 y el segundo,
en esta ocasión un ataque específico de la esquizofrenia que padecía, en la
misma ciudad, unos meses más tarde.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1892, Strindberg, como
hemos dicho, se divorció de su primera esposa. Durante la breve estancia
berlinesa entre noviembre de 1892 y abril de 1893, vivió, según Adolf Paul,
«cinco aventuras» amorosas. En mayo de 1893 se casó por segunda vez, en esta
ocasión con Frida Uhl, en la isla de Helgoland. Ahora los celos han
desaparecido, pero continúan la manía persecutoria y la sensación de estar
sufriendo perjuicios. Piensa que Frida pretende mostrar superioridad ante él,
humillándolo. La felicidad duró poco. Frida, contra la voluntad de su marido,
lee <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alegato de un loco</i>. Mientras deja
sola a su esposa en Londres, viaja a Hamburgo y a la isla de Rügen, donde
visita a su amigo Adolf Paul (llamado Ilmarinen en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Desunidos</i>). Después, invitado por sus suegros, se desplaza por poco
tiempo a orillas del lago Mondsee, en Austria, donde aquéllos vivían. El
matrimonio se reencuentra, pero él no puede soportar el «despotismo» de Frida.
Se marcha a Pankow, cerca de Berlín, adonde llega posteriormente su mujer. La
relación entre ambos no mejora en 1894. Está convencido de que Frida quiere
vengarse de él. El 31 de julio de 1894 le escribe una carta a Adolf Paul
anunciándole que rompe la amistad, si bien no hay un motivo objetivo. A finales
de 1894, Frida le escribe a Adolf Paul, excusando la desconfianza de Strindberg
para con casi todo el mundo. En noviembre de 1894, en París, lo abandona para
siempre su mujer, quien, en enero de 1895, pide el divorcio, que no llega hasta
1897.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1887 y en 1896 Strindberg
sufre dos verdaderos brotes. Jaspers explica que, en un proceso esquizofrénico,
la huella de un brote permanece para siempre. A finales de 1892, al comienzo de
la época berlinesa, cree vivir una segunda juventud. En agosto de 1893 dice
encontrarse bien, aunque ese estado es muy efímero. En la primavera de 1894
afirma haber pasado en compañía de Frida «los dos meses más bellos de la
convivencia de los esposos» (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Desunidos</i>).
Durante ese tiempo nace su hija Kerstin (26 mayo 1894 – Estocolmo, 1956), fruto
de su relación con Frida. En el Epílogo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alegato
de un loco</i> escribe: «Casado en segundas nupcias, ahora es padre de una
hermosa niñita y parece diez años más joven» (ver la nota nº 1). Pero en el
invierno de 1894 – 1895 la situación con su esposa Frida se deteriora
irremediablemente en París. En enero y febrero de 1895 se siente cada vez más
extraño en su relación con las personas. Las Navidades de 1894 las pasa en
París en casa de una familia escandinava. El verano y el otoño de 1895, en
contraposición al terrible invierno de 1894 – 1895, son para él una de las
épocas más felices de su vida. Es cuando escribe <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sylva Sylvarum</i>. Pero, casi inmediatamente, sobreviene la caída. El
invierno de 1895 – 1896 trae el cambio, y el año 1896, la culminación del proceso
psicótico.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Dice Jaspers que una de las
características del proceso esquizofrénico es la incapacidad de los enfermos de
tomar conciencia plena de la enfermedad. Tal fue el caso de Strindberg. Admite
Jaspers no haber encontrado información relativa al tercer matrimonio del
escritor. El médico Carl Ludwig Schleich lo visitó en 1903, advirtiendo un
extraño comportamiento. En 1904 intentó visitarlo Max Reinhardt, pero
Strindberg no quiso recibirlo. Era una época en la que se hallaba inmerso en
sus inclinaciones místicas. También Schleich habla de estas inclinaciones
místico-religiosas. Ola Hansson lo visitó en 1907, detectando un extraño
comportamiento, además de contarle Strindberg que algunas personas lo habían
perseguido, como el profesor Galenius en la ciudad de Lund.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Jaspers esboza la evolución
de la concepción del mundo en Strindberg, admitiendo posiciones opuestas y
contradictorias. Oscila entre el escepticismo y el relativismo de ciertas ideas
y el fanatismo. Sensación de estar presionado y necesidad de sentirse superior.
Se siente humillado: como niño ante los adultos, como plebeyo ante los más
distinguidos. Habla de su odio de clase (era «hijo de una criada») y de su
hostilidad a la cultura. Desarrolla una autoestima impregnada de superioridad.
Es casi imposible percibir en sus escritos una concepción sustancial del mundo.
Predominan los formalismos y los cambios constantes en su supuesta concepción
del mundo. Su vida espiritual no transmite la idea de una totalidad humana,
sino la de un conglomerado de puntos de vista siempre sostenidos con
vehemencia. Su sentido apunta siempre al presente, al efecto. Sumo interés por
la opinión pública respecto de él. Sólo se siente vivo cuando el mundo
literario europeo lo considera el líder de las nuevas tendencias. Inestable
evolución religiosa: juventud creyente; después se considera ateo, materialista
y positivista; al final se convierte en un místico teosófico. Toda esta
evolución va asociada a su esquizofrenia. Asimila con rapidez y se apropia de
cuanto acaba de recibir de fuera. Por ejemplo, la influencia de Nietzsche
denota una escasa comprensión y un conocimiento muy superficial de la obra del
filósofo alemán. Así lo demuestra una carta de 1890. En este mismo año reconoce
los continuos cambios en su concepción del mundo. Tiende a la exageración, como
cuando, bajo la influencia de Nietzsche, dice odiar a Jesucristo y admirar a
Voltaire. Más tarde queda fascinado por el catolicismo. En 1897 es consciente
de haber vivido una última crisis que lo condujo a lo religioso. La crisis está
relacionada con su enfermedad. Al comienzo de ésta se había acercado al
nihilismo y al ateísmo, evolución que culmina en 1890. El verdadero cambio
ideológico se inicia en el otoño de 1894 en Ardagger, al comienzo del segundo
brote esquizofrénico. Durante su estancia berlinesa piensa que «un ser personal
y consciente guiaba su vida». Se define entonces como «providencialista». En
1894 se despoja del escepticismo. Las fuerzas que amenazan con despedazarlo
sólo aparecen a partir de 1896. Por esta época resultó decisiva la lectura del
científico y escritor místico sueco Emanuel Swedenborg (Estocolmo, 1688 –
Londres, 1772). La crisis se extiende entre altos y bajos de 1894 a 1896 y
transcurre en paralelo al proceso esquizofrénico. A pesar de su inclinación al
catolicismo y a la vida monástica, Strindberg no se hizo nunca cristiano.
Probaba todas las posibilidades. Sin embargo, aunque no adoptase una postura
confesional, sí tuvo en sus últimas décadas una postura profundamente
religiosa. Rechaza cualquier dogma confesional. Cree observar en el presente
una expansión de las influencias demoníacas. Según él, la juventud aguarda algo
nuevo. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leyendas</i> (1898) considera
la vuelta de la Edad Media. Su proceso esquizofrénico le aportó algún material
nuevo, pero no una idea. Nunca lo abandonó del todo el escepticismo. Su
antifeminismo se mantuvo constante, aunque sujeto a cambios relacionados
parcialmente con el proceso esquizofrénico. La mujer que mayor influencia
ejerció en su vida psíquica posterior fue su madre. Siempre anheló la figura de
la madre. El valor de una mujer, de una esposa, lo ve en su cualidad de madre.
Siempre mantiene una intensa propensión a adorar a la mujer, así como a
legitimar la relación, y le cuesta establecer un nexo entre la mera relación
sexual y una profunda relación sentimental. En 1873 tuvo una extraña
experiencia, durante la cual vivió durante tres días con un ama de llaves como
si estuviesen casados. Fue ella quien lo dejó por otro hombre. Se produjo entonces
en Strindberg un estado histérico-reactivo. La fuerza de este tipo de amor que
no era mera sexualidad, aun estando totalmente impregnado de ella, y que lo
dominaba como una pasión sin límites, quedó de manifiesto en la relación con su
primera esposa, Siri von Essen, con la que convivió entre 1875 y 1890 y a la
que fue fiel. Nunca amó Strindberg a ninguna otra mujer con la intensidad con
la que amó a Siri. El documento más impresionante de esta pasión es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alegato de un loco</i>, a pesar del odio que
destila hacia las mujeres y su desesperación por el delirio de celos. La fuerza
amorosa con Siri von Essen se desarrolló y se destruyó desde la mera vitalidad.
Tanto en la confluencia apasionada como en el combate hostil entre los esposos
nunca se produjo una comprensión mutua, una comunicación amorosa, una lucha por
la claridad en vez de una lucha por la superioridad. No llegaron a verse como
seres espirituales.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Ya hemos visto cómo en 1894
se produjo el brote más grave del proceso esquizofrénico, que en 1897 pasó al
estado final. Dependiendo de la fase, la enfermedad puede excitar la sexualidad
con suma intensidad o paralizarla hasta la frigidez. En 1895, durante unos
días, volvió a sentirse cautivado por una inglesa, aunque sin consecuencias.
Del periodo de su tercer matrimonio, entre 1901 y 1904, no tenemos detalles de
su vida psíquica.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Durante la primera fase del
periodo de su primer matrimonio, el antifeminismo de Strindberg es más bien
teórico. No podemos saber hasta qué punto desempeña un papel la oposición
interior al dramaturgo noruego Henrik Ibsen. En la segunda fase, con la
culminación de los celos desesperados en 1887, crece el odio hacia el otro
sexo. Esta segunda fase se refleja en dos obras de teatro, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El padre</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Camaradas</i>,
ambas de 1887. Hay una tercera fase, que corresponde a las últimas décadas de
su vida, a partir de 1897, en que ese odio disminuye. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de un alma</i> (1886) había escrito que su verdadero
«descubrimiento» del problema de la mujer data de la época en torno a 1880, es
decir, transcurridos tres años de su casamiento con Siri von Essen. En unas
disquisiciones del año 1886 dice que el amor puro es una contradicción, que el
amor es sensual. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hijo de la sierva</i>,
también de 1886, escribe que sólo en apariencia puede entablarse y durar una
amistad entre los sexos, ya que los dos son enemigos natos. Esta opinión la
mantuvo hasta el final de su vida, con la diferencia de que más tarde atribuyó
el mismo grado de culpa al hombre. Recibió con alborozo el libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sexo y carácter</i>, publicado por el
pensador austriaco Otto Weininger (1880 – 1903) en 1903 y en el que se
manifiestan ideas misóginas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Por su negativa a
transparentarse, a una comunicación sin barreras, Strindberg nunca consiguió
una amistad real y sobre todo amar a una mujer. Se queda en lo vital, en la
pasión erótica -que no en lo meramente sexual-, pero desconoce ese elemento
específicamente espiritual que apunta a la totalidad y a la continuidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los años de mayor virulencia
del proceso esquizofrénico progresivo son años vacíos en cuanto a producción
poética. Entre finales de 1892 y 1897 no creó nada. La influencia de la
enfermedad sobre el contenido de la obra es innegable. El primer brote hace
culminar la misoginia e inspira obras tales como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El padre</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Camaradas</i>
(ambas de 1887). Strindberg manifestó una tendencia a la confesión, comunicando
su vida al público con una sinceridad brutal. No se respetaba ni a sí mismo ni
a los otros. No se recata, pero queda rápidamente satisfecho y toma su idea,
formulada de manera aguda e incisiva, por la verdad (cree que la idea que se
forma en su mente corresponde a la verdad). No posee el afán profundo propio de
la voluntad ilimitada de claridad, de la voluntad absoluta de
transparentarse-a-sí-mismo que no cesa de interrogar y cuestionar. Resulta por
eso superficial en lo psicológico, comparado con Nietzsche o con Kierkegaard. La
veracidad de Strindberg se basa en una sinceridad ligada al momento. Jamás
conoció el comedimiento y la discreción; no obstante, el proceso patológico
influyó sin duda en la brutalidad de su franqueza respecto a sí mismo y a los
otros. Actúa con un descaro que en algún momento topa con fronteras
irracionales.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En el segundo capítulo,
Jaspers compara el caso de Strindberg con otro parecido, el de Swedenborg, con
el que, sin embargo, mantiene notables diferencias. A Strindberg no le
interesaron los dogmas cristiano-protestantes ni la concepción del mundo de
Swedenborg, sino sus contenidos materiales derivados de la esquizofrenia. Precisamente
el realismo de las experiencias alucinatorias es el elemento que los une. El
elemento común entre ambos es el proceso que permite al enfermo conservar
intactas la sensatez, la coordinación y la orientación.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Emanuel Swedenborg
(Estocolmo, 1688 – Londres, 1772)<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> experimentó un vuelco en
1742. Hasta ese momento, toda su actividad estuvo dedicada a las ciencias de la
naturaleza, ocupando importantes cargos en Suecia. Desde entonces abandonó las
ciencias y su enorme producción posterior tuvo un contenido teosófico,
religioso, teológico y místico. En 1743 dimitió de todos sus cargos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Según Jaspers, el proceso
esquizofrénico de Swedenborg debió tener una fase preliminar prolongada. En
1736 vivió una experiencia inolvidable que llamó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">deliquium</i>, con ligeros mareos, visiones de una luz y un sueño tras
el cual se sintió liberado y purificado. Sus anotaciones relativas a sus sueños
entre 1736 y 1740 se perdieron. A partir de 1743 y durante los dos años
siguientes escribió el llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario de
los sueños</i>, analizado por Hans Walter Gruhle. Desde 1743 – 1745 el interés
religioso se torna predominante. Las visiones se producen en medio de ataques
esquizofrénicos de duración limitada.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Después de un periodo inicial
que empieza en 1736 (con 48 años) sobreviene una fase aguda entre 1743 y 1745,
con fenómenos angustiantes, gran intranquilidad y crisis. Luego se produce la
calma, Swedenborg recobra la armonía y se muestra seguro de sí mismo. Las
numerosas visiones y revelaciones a partir de los 57 años, hasta su muerte,
pierden ya el carácter extático y estremecedor que vemos en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario de los sueños</i>. Todo cuanto vio y
oyó en sus estados visionarios le sirvió para construir una historia natural
del mundo sobrenatural. La idea básica es la de dos mundos, el natural y el
espiritual, que se corresponden y están relacionados.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Manuel Kant se interesó por
las visiones de Swedenborg, según se deduce con toda claridad de una carta que
escribió el 10 de agosto de 1763 (no de 1758, como equivocadamente dice Ludwig
Ernst Borowski <span style="font-size: 14pt;">en el Suplemento II de su conocida biografía de
Kant de 1804, <i>Relato de la vida y el carácter
de Immanuel Kant</i>, Madrid, Tecnos, 1993, págs. 130-137, donde reproduce la
carta completa</span>) a la señorita
Charlotte von Knobloch<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. También escribió otra
carta al propio Swedenborg que no obtuvo respuesta. Sobre la vivencia de
Swedenborg, escribió Kant en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sueños de un
visionario</i>: «El conocimiento intuitivo del otro mundo sólo puede
conseguirse en estos casos sacrificando algo del entendimiento necesario para
éste».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Aunque Gruhle consideró
improbable el proceso esquizofrénico en Swedenborg, a Jaspers le parece seguro,
si bien los datos transmitidos no bastan para establecer un diagnóstico tan
incuestionable como en el caso de Strindberg.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Entre los estudios
psiquiátricos sobre el poeta alemán Friedrich Hölderlin (1770 – 1843), resulta
imprescindible, a pesar de sus limitaciones, el de Wilhelm Lange-Eichbaum (1875
– 1949), titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hölderlin</i>
(Stuttgart, Enke, 1909). Según Lange, queda claro que Hölderlin mostró en 1800
los primeros síntomas de una incipiente esquizofrenia, los cuales se
presentaron con toda claridad en 1801. En el verano de 1802, la enfermedad
mental ya resultaba evidente para su entorno. En 1806 debió ser ingresado en
una clínica y a partir de 1807 fue atendido por una familia hasta su muerte. Ya
en 1800 mostraba Hölderlin una extraordinaria irritabilidad. Entre abril y
junio de 1802, cuando ejerce de preceptor en Burdeos, estalla una crisis de
excitación. La cronología del proceso patológico puede establecerse según
criterios psiquiátricos, sin necesidad de remitirse a las obras.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Quien desee hacerse una idea
clara de la enfermedad mental de Hölderlin, deberá leer un texto fundamental de
su amigo el poeta alemán Wilhelm Waiblinger (1804 – 1830), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hölderlins Leben, Dichtung und Wahnsinn</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vida, poesía y locura de Hölderlin</i>, de ca. 1827/28).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Así como un molusco enfermo
forma perlas [tal es el caso de la ostra, un molusco bivalvo], los procesos
esquizofrénicos pueden permitir la creación de singulares obras del espíritu. Y
así como quien se regocija con la perla no piensa en la enfermedad del molusco,
quien experimenta la energía vital de las obras de arte tampoco piensa en la
esquizofrenia, posible requisito de su creación.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Las obras escritas entre 1801
y 1805 fueron creadas sin la menor duda en una época en que Hölderlin estaba
enfermo de esquizofrenia. Queda por ver si la poesía de Hölderlin sufre a
partir de 1801 una transformación que le da, por así decirlo, otra fisonomía.
En cuanto a la pregunta de si el cambio iniciado en torno al año 1801 supone un
salto que impregna de una atmósfera común todo lo posterior -ausente, por
tanto, en toda la poesía de la primera época de Hölderlin-, Norbert von
Hellingrath<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
responde que hasta el derrumbe del año 1805 se extiende una evolución continua
comprensible desde supuestos puramente intelectuales. El pensador Wilhelm
Dilthey parece compartir esta opinión. Este último, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Das Erlebnis und die Dichtung</i> [<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
vivencia y la poesía</i>, Leipzig, 1906]<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, dice lo siguiente acerca
de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nachtgesänge</i> [<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantos de la noche</i>, concluidos ca.
diciembre de 1803, revisados posteriormente y publicados en 1805]: «Quiso el
destino de esta última época de Hölderlin que toda su evolución poética
apuntara a liberar totalmente el ritmo afectivo interno de las formas métricas
fijas, pero que este último paso sólo se produjera a las puertas de la locura …
La estructura de cada una de las imágenes adquiere así una autonomía y una
energía propias». Dilthey constata la liberación en los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantos de la noche</i>, todos creados en la época de la esquizofrenia.
Lógicamente, el salto no se produce de forma repentina, así como la grave
enfermedad mental, que supone, en efecto, un salto, una ruptura total de la
evolución, va surgiendo a través de transiciones sumamente lentas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Resultaría estéril aplicar
burdas categorías psiquiátricas a los poemas de Hölderlin, pero las cualidades
de esta poesía podrían arrojar luz sobre la esencia de la esquizofrenia.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Entre 1805 y 1806, los poemas
vuelven a cambiar radicalmente, a través de lentas transiciones. Se tornan más
sencillos, infantiles y también más vacíos.</span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Algunos de los elementos
tangibles del cambio producido en la poesía de Hölderlin, son: <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">a) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El concepto de sí mismo</i>. Desde muy temprano, Hölderlin posee una
conciencia de su vocación poética. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">b) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La concepción mítica del mundo</i>. Profunda conciencia de la afinidad
del ser humano con la naturaleza, con la antigüedad griega y con lo divino.
Estos tres mundos son para él uno solo. La intelección comprensiva a partir del
espíritu de Hölderlin y la intelección causal a partir de la enfermedad no se
contradicen, sino que se complementan. La personalidad originaria es decisiva
para lo que se vive y se puede realizar en la esquizofrenia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">c) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La tensión interior</i>. Existen dos pasos en la secuencia de los
poemas de Hölderlin. El primero se produce en torno a 1801; el segundo, hacia 1805
– 1806. El primero se halla en el límite entre la salud y el proceso
esquizofrénico; el segundo, dentro del proceso. En el periodo que transcurre
entre estos dos extremos, vemos las fuerzas del proceso -fuerzas disolventes y
excitantes que alteran las funciones- inmersas en una lucha contra la voluntad
de disciplina, empeñada en mantener el orden, la coherencia, la totalidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">d) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La vehemencia del influjo divino</i>. El poeta recoge la tempestad
divina y ofrece en el canto algo que sin la forma poética resultaría
destructiva. El poeta, dada su inocencia, como intermediario entre los dioses y
los hombres. Sólo la creación poética puede hacer visible el peligroso
contenido de lo que guardan los dioses, mostrándose cautos en revelárselo a los
humanos. La experiencia de Hölderlin en este sentido es auténtica y verdadera.
Cuando expresa que «sólo a veces soporta el hombre la divina plenitud», hay que
entenderlo literalmente. Su experiencia, auténtica y peligrosa, sólo existe en
la esquizofrenia. Nada semejante podría haber vivido o experimentado un
espíritu como Goethe</span><span style="font-size: 14pt;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Con independencia de la
enfermedad, se puede observar en Hölderlin una evolución progresiva
ininterrumpida que sólo más tarde, en la enfermedad, sufre un brusco corte.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">*En lo que se refiere a Vincent
van Gogh (Zundert, provincia de Brabante Septentrional, Países Bajos, 30 marzo
1853 – Auvers-sur-Oise, Île-de-France, 29 julio 1890), la principal fuente son
sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>, especialmente las
dirigidas a su hermano Theo (Zundert, 1 mayo 1857 – Utrecht, 25 enero 1891),
recopiladas por su cuñada Johanna Bonger (Johanna Gezina van Gogh-Bonger,
Amsterdam, 4 oct 1862 – Laren, Holanda, 2 sep 1925), viuda de Theo, que serán
publicadas en 1914: Vincent van Gogh. <i>Briefe an seinen Bruder</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas a su hermano</i>). Traducción alemana
de Leo Klein-Diepold. 2 volúmenes. Berlín, Paul Cassirer, 1914. Una edición
posterior de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas</i>, llevada a
cabo por Bruno Cassirer (primo de Paul) en 1918, asimismo bajo la supervisión
de Johanna Bonger, incluía otras, como las dirigidas al pintor Émile Bernard.</span><span style="font-size: 14pt;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La constitución psíquica
originaria de Van Gogh es singular. Tiende al aislamiento, a la marginación, y
al mismo tiempo siempre anhela amor y comunidad. A la mayoría de la gente -no a
todos- le resulta difícil convivir con él. Tiene poca fortuna con las personas.
El escritor holandés Marie Joseph Brusse (1873 – 1941) dice: «Van Gogh
provocaba la risa por su postura y su comportamiento, porque actuaba, pensaba,
sentía y vivía de manera diferente que los otros de su edad … siempre tenía un
rasgo ausente, reflexivo, serio y melancólico en su rostro. Pero cuando reía,
lo hacía con cordialidad y jovialidad, y su cara se iluminaba» («Van Gogh als
Buchhandlungsgehilfe [Van Gogh como auxiliar de librería]», en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kunst und Künstler</i>, nº 12, 1914, pág.
590). Le cuesta adaptarse o no se adapta en absoluto, parece carecer de
objetivos, y, sin embargo, está profundamente imbuido de algo que es preciso
llamar fe. Profundamente religioso en su juventud, sea cual sea su ocupación,
se basa hasta el final en una conciencia religiosa alejada de dogmas y
confesiones. Busca desde el inicio lo sustancial, lo esencial, el sentido de la
existencia, y, cuando trabaja como empleado en la galería de arte Goupil, no
puede cumplir su cometido, por cuanto pone el valor del arte y la calidad de
los objetos por encima de los intereses mercantiles. Por la época en que tiene
veintiséis años, manifiesta en sus cartas la voluntad de ser útil, de ayudar,
de servir.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En 1873 vivió su primer amor
con una muchacha, Eugénie Loyer, de 19 años, que lo rechazó [Por entonces vivía
Vincent en Londres, empleado en una sucursal de la Casa Goupil, una galería de
arte. En septiembre trasladóse a la pensión de la viuda Úrsula Loyer. Después
de haber sido rechazado por la hija, a instancias de la madre, que desaprobaba
la relación, Vincent se enamoró de Úrsula, quien también lo rechazó en julio de
1874. No obstante, las versiones varían, pues para algunos se enamoró sólo de
la hija y para otros de la madre. Sin embargo, resulta bastante verosímil que
se enamorase de ambas]. En el verano de 1881 volvió a enamorarse, esta vez de
una joven viuda, y de nuevo fue rechazado [se trataba de su prima Cornelia
Adriana Vos-Stricker, conocida por Kee, que había ido, en el verano de 1881, a
pasar unos días a casa de los padres de Van Gog en Etten; Vincent tenía
entonces 28 años y Kee 35, madre de un niño pequeño, Jan. Vincent había
conocido a Kee en 1877, cuando era aspirante a pastor protestante en Amsterdam.
Como le gustaban los niños, el pequeño Jan lo acompañaba al campo para verlo
pintar. La proposición de Vincent escandalizó y ofendió a Kee, que se marchó, junto
con su hijo, inmediatamente a Amsterdam. Después de esta negativa, Vincent,
desesperado, viajó a La Haya en 1882, donde conoció a una prostituta, Sien
Hoornik, que tenía una hija pequeña. Vincent se enamoró de Sien, que le sirvió
de modelo, aunque se aprovechaba de él y le transmitió alguna enfermedad venérea.
La relación con Sien, llena de altibajos, duró un año y nueve meses. Theo se
opuso rotundamente a que continuara. El fin de Sien fue trágico, pues se
suicidó en 1904, a los 54 años, arrojándose al Escalda en Rotterdam].
Extraordinaria importancia tiene la relación con su hermano Theo, condición
ineludible de su existencia. Desde muy temprano, toda actividad es para Van
Gogh un problema vital y existencial. La solidaridad, la religión y el arte
confluyen, según su convicción íntima.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Sería del todo erróneo
suponer que de las palabras de Van Gogh (véanse las cartas de la
primavera-verano de 1888) sobre su arte pudiera extraerse algo directamente
condicionado por la esquizofrenia. El simple hecho es la existencia de un
contraste entre 1888 y el periodo anterior. El hecho es que este contraste se
produce de manera súbita y que existe una coincidencia temporal con el inicio
del proceso psicótico reconocible a raíz de otros síntomas muy distintos. Así
pues, se impone la lógica conclusión de que será preciso considerar la psicosis
como uno de los factores que generaron este nuevo tono. Todas las cartas
escritas antes de y durante la psicosis coinciden en una profunda seriedad.
Estas cartas (sólo una cuarta parte pertenece al periodo psicótico) son en su
totalidad el documento de una visión del mundo, de una existencia y de un
pensamiento marcados por un elevado sentido moral, son la expresión de una
sinceridad incondicional, de una fe profunda e irracional, de un amor infinito,
de una generosísima humanidad, de un inquebrantable <i style="mso-bidi-font-style: normal;">amor fati</i> [«amor al destino», expresión nietzscheana que considero
inadecuada por parte de Karl Jaspers aplicársela a un hombre profundamente
religioso y creyente en Cristo como era Vincent van Gogh] … El sentido moral
existe sin relación alguna con la psicosis y más bien se consolida con la
enfermedad. Personalidad, acción, sentido moral, existencia y obra artística
son consideradas por él como un todo. Su existencia, que nunca se esclarecería
sin sus obras, es de una altura extraordinaria. En toda su existencia actúan la
entrega incondicional, la elevada exigencia, el realismo impregnado de
religiosidad y la total sinceridad. Impulso ético, religioso y artístico se
identifican y aúnan en Van Gogh. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Si pensamos en Hölderlin y en
Van Gogh, hemos de decir que la esquizofrenia no es en sí creativa. La
personalidad y el talento ya existen previamente, pero de forma más inofensiva.
En estas personalidades, la esquizofrenia es más tarde el requisito previo
(desde una perspectiva causal) para que se revelen tales profundidades. La
esquizofrenia no puede crear nada si previamente no se adquiere con suma
seriedad la capacidad artística, cosa esta que Van Gogh hizo trabajando durante
casi diez años en el arte y en su vida. La esquizofrenia tampoco aporta nada
«absolutamente» nuevo, sino que irá al encuentro, por así decirlo, de fuerzas
preexistentes. Del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">telos</i> originario
surge algo que no habría aparecido sin la psicosis. No cabe la menor duda de
que Van Gogh sufrió un proceso psicótico. Sólo puede tratarse de un proceso
esquizofrénico o de una parálisis progresiva. Ésta última no ha podido ser
demostrada.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En este punto insertamos una
breve cronología de Van Gogh elaborada por el historiador de arte John Rewald
(Berlín, 1912 – NY, 1994) en su célebre estudio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Postimpresionismo. De Van Gogh a Gauguin</i> (3ª edición ampliada y
revisada, Londres – Nueva York, 1978). Las aportaciones de Karl Jaspers las
incluiremos entre corchetes con otro tipo de letra.</span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Cronología de Vincent van
Gogh (Zundert, provincia de Brabante Septentrional, Países Bajos, 30 marzo 1853
– Auvers-sur-Oise, Île-de-France, 29 julio 1890)<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1884 / Trabaja en Nuenen
(Holanda), en casa de sus padres. Correspondencia con su hermano Theo y con el
pintor Anthon van Rappard. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">*1885 / Trabaja en Nuenen
(Holanda), en casa de sus padres. Conflicto con Anthon van Rappard a propósito
de <i>Comedores de patatas</i>, pintado en mayo. Muere su padre. En noviembre
se dirige a Amberes, donde estudia en la Academia. [</span><span style="font-size: 14pt;">A partir de diciembre no
cesa de referirse a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">trastornos físicos</i></span><span style="font-size: 14pt;">].<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">*1886 / [</span><span style="font-size: 14pt;">A comienzos de este año
se siente débil y afiebrado</span><span style="font-size: 14pt;">]. En febrero
llega a París. Se aloja en casa de Theo, en la rue Leval. Trabaja en el estudio
de Fernand Cormon, donde conoce a los pintores Toulouse-Lautrec, Louis Anquetin
y Émile Bernard. A través de Theo conoce a los pintores Camille Pissarro, Edgar
Degas y Armand Guillaumin. También conoce al <i>Père</i> Tanguy (Julien
François Tanguy). En junio, Theo y Vincent se mudan al nº 54 de la rue Lepic.
En el otoño conoce a Paul Gauguin. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1887 / Continúa viviendo con
su hermano en París. Trabaja con frecuencia en Asnières-sur-Seine con Émile
Bernard o con Paul Signac. Participa en pequeñas exposiciones, en la <i>Revue
Indépendante</i>, en el restaurante Le Tambourin y en otro restaurante de la
Avenida de Clichy, donde conoce a Georges Seurat. Supuesta aventura amorosa con
La Segatori. Comienza a beber. Su salud se ve afectada. Algunas desavenencias
con Theo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">*1888 / En febrero, tras la
visita al estudio de Seurat, parte hacia Arlés. Trabaja frenéticamente. Desea
fundar una comunidad de artistas. Correspondencia con Theo, Gauguin y Émile
Bernard. En septiembre se muda a la Casa Amarilla. En octubre se reúne con él
Gauguin. Gran actividad y acaloradas discusiones [</span><span style="font-size: 14pt;">en una carta de ese mes
dice que «mis sentimientos en el estado de exaltación se concentran siempre en
la eternidad y la vida eterna»</span><span style="font-size: 14pt;">]. En
diciembre visita Montpellier con Gauguin. Primer ataque mental [</span><span style="font-size: 14pt;">Jaspers dice que lo que
ocurrió este día es la manifestación clara de un estado psicótico, que se fue
preparando desde algún tiempo atrás, lo más probable desde finales de 1887 y
principios de 1888, aunque es seguro que el proceso patológico era patente en
la primavera de 1888</span><span style="font-size: 14pt;">] el 23 de diciembre;
se cercena el lóbulo de la oreja izquierda; hospitalizado; inconsciente durante
tres días. Gauguin avisa a Theo y se marcha (la cuestión de si se cercenó toda
la oreja o sólo el lóbulo, continúa sin estar resuelta; el Dr. Félix Rey y el
policía Robert coinciden en que fue toda la oreja; el Dr. Paul Gachet, el hijo
de éste, la esposa de Theo y Paul Signac, que sólo fue el lóbulo. El Dr.
Théophile Peyron, director del sanatorio psiquiátrico de Saint-Rémy, en su informe
de 9 de mayo de 1889, afirmó que se había mutilado «<i>cercenándose</i> la
oreja»). El 24 de diciembre Theo se compromete con Johanna Bonger, su futura
esposa.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">*1889 / El 7 de enero
abandona el hospital. A comienzos de febrero lo internan nuevamente, estando otros
diez días en el hospital. Sufre de manía persecutoria. Al salir del hospital
reanuda su trabajo. El 28 de febrero, a instancias del alcalde y de varios
vecinos, lo internan de nuevo, sufriendo en el hospital un ataque de corta
duración. A finales de marzo lo visita Paul Signac. Tiene que abandonar la Casa
Amarilla. Subalquila dos habitaciones al Dr. Félix Rey. Vuelve a trabajar [</span><span style="font-size: 14pt;">tanto en marzo como poco
después en mayo, manifiesta en sus cartas una extrema autovaloración crítica,
creyendo que nunca podrá hacer nada importante, significativo para el arte de
la pintura, pues todo lo realizado durante diez años no son más que torpes
estudios</span><span style="font-size: 14pt;">]. El 17 de abril se casa Theo
con Johanna Bonger. Solicita ser internado en el cercano sanatorio psiquiátrico
de Saint-Paul, en la localidad de Saint-Rémy, en la Provenza, donde ingresa el
8 de mayo. Trabaja en el patio, aunque pronto se le permite hacerlo en los
alrededores. El 5 de julio se entera de que la mujer de Theo está embarazada.
El 8 de julio visita breve a Arlés. Poco después, un nuevo ataque ocurrido
mientras pinta en el campo le obliga a permanecer seis semanas en su habitación
del sanatorio [</span><span style="font-size: 14pt;">en
agosto sufre terriblemente por los reiterados ataques</span><span style="font-size: 14pt;">]. Mejora su alimentación. Recupera fuerzas. Reanuda
su actividad con renovadas energías. En noviembre pasa dos días en Arlés. El 22
de diciembre le informan de que la mujer de Theo está próxima a dar a luz. Por
Navidad tiene un nuevo y breve ataque. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1890 / En enero aparece el
artículo de Gabriel-Albert Aurier en el primer número del <i>Mercure de France</i>.
El 18 de enero se inaugura la exposición anual del grupo de Los XX en Bruselas,
donde vende su primer cuadro. En la cena organizada con motivo de la
inauguración, un miembro del grupo, Henry de Groux, descalificó el trabajo de
Van Gogh, siendo inmediatamente éste defendido por Toulouse-Lautrec y por Paul
Signac, lo que originó el abandono del grupo por parte del miembro que había
insultado la labor pictórica de Van Gogh. A finales de enero, después de un día
de estancia en Arlés, sufre un nuevo ataque. El 31 de enero nace su sobrino, al
que sus padres ponen de nombre Vincent. A finales de febrero sufre un nuevo y
grave ataque, tras dos días en Arlés. Trabaja durante la enfermedad. Trata de
envenenarse. Hasta mediados de abril no vuelve a escribir. El 19 de marzo se
inaugura en París la exposición de Les Indépendants (Société des Artistes
Indépendants), donde estuvo representado con diez cuadros, muy elogiados por
Gauguin y muchos otros. El 16 de mayo se marcha a París, donde permanece tres
días. A continuación, se traslada a Auvers-sur-Oise, muy cerca de París.
Amistad con el Dr. Paul Gachet. A comienzos de junio, Theo y su familia pasan
un domingo en Auvers. A comienzos de julio hace una breve visita a París.
Advierte las preocupaciones de Theo. Al regresar a Auvers lo asalta la
depresión. Discute con el médico Paul Gachet. El 27 de julio se pega un tiro en
el pecho, por debajo del corazón. Acude Theo. Muere el día 29, siendo enterrado
en Auvers el 30. En octubre, Theo se vuelve loco y es trasladado a Holanda.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1891 / El 25 de enero muere
Theo van Gogh, que será más tarde enterrado junto a su hermano en Auvers.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*1893 / El crítico de arte
alemán Julius Meier-Graefe compra pinturas de Vincent van Gogh.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">En cuanto a la relación entre
obra artística y esquizofrenia, Jaspers plantea tres preguntas: a) ¿es, en
estos individuos excepcionales [tales como Hölderlin o Van Gogh], la
esquizofrenia la causa o una causa de la creación de las obras?; b) si se
produce un cambio de estilo paralelo a la esquizofrenia, ¿será ésta una
condición específica?; c) ¿se observa en la obra algún rasgo de tal causa
específica? ¿Posee la obra características específicas de la esquizofrenia.</span><span style="font-size: 14pt;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La respuesta a la segunda
pregunta presupone una contestación afirmativa a la primera; la respuesta a la
tercera pregunta, una contestación afirmativa a la segunda.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Es muy probable que la
esquizofrenia sea una condición para la creación de las obras de algunos
artistas. El genio enfermo también crea un mundo nuevo, pero se destruye en él.
Lo que me interesa sobremanera -o, más bien, me estremece- es ver el nexo
particular que se establece en un caso concreto. No obstante, la pregunta por
lo que me interesa carece de respuesta científica.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los casos de Hölderlin y de
Van Gogh son muy distintos a los de Strindberg y Swedenborg. Ambas parejas
constituyen tipos diametralmente opuestos. Mientras que en Strindberg y en
Swedenborg la esquizofrenia sólo posee, básicamente, una relevancia material en
la obra, en Hölderlin y en Van Gogh condiciona también la forma interna, el
propio núcleo creativo. En Strindberg y en Swedenborg nunca se produce una
verdadera desintegración, y la capacidad de producción literaria se mantiene en
el estado final. En Hölderlin y Van Gogh, las obras crecen en medio de un
tempestuoso movimiento psíquico, tendente a un momento en el cual los procesos
disolventes se intensifican hasta que la capacidad creativa queda anulada en el
estado final.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p><div style="mso-element: footnote-list;">
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;">Según las informaciones más documentadas, Augusto
Strindberg y Frida Uhl tuvieron una hija, Kerstin [Christine] (Kerstin Strindberg),
nacida en el municipio austriaco de Saxen el 26 de mayo de 1894 y fallecida el
30 de abril de 1956. El 21 de agosto de 1897 nació Friedrich Strindberg (†
Italia, 30 marzo 1978), fruto de una relación adúltera de Frida Uhl con el
dramaturgo alemán Frank Wedekind, ya que todavía no se había divorciado
legalmente del autor sueco. Este niño fue legalmente aceptado por el reputado escritor,
que le dio el apellido Strindberg. El nacimiento de este pequeño, fruto de la
mencionada relación adúltera, es defendida por Michael Meyer en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Strindberg: A Biography</i> (Oxford
University Press, 1987, pág. 363). También defiende el nacimiento de ambos
pequeños, así como el nombre de sus mencionados progenitores biológicos, la estudiosa
Mónica J. Strauss en su libro biográfico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cruel
Banquet: The Life and Loves of Frida Strindberg</i> (Harcourt, 2000). El propio
Strindberg, en el Epílogo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alegato de
un loco</i> (como este libro es de 1888, el Epílogo tuvo que redactarse más
tarde), dice que una niña, nacida en 1894, es fruto de su matrimonio con Frida
Uhl. La afirmación de Strindberg es plenamente aceptada por Karl Jaspers. </span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;">Laura Katharina Marholm (1854 – 1928). De soltera,
Laura Mohr. Escritora y crítico literario báltico-germana, nacida en Riga.
Defensora del feminismo y de los derechos de la mujer. En el otoño de 1889 se
casó con el escritor sueco Ola Hansson. El matrimonio fue amigo durante varios
años de Augusto Strindberg, hasta que se produjo la ruptura. Es en 1889 cuando
Hansson inicia la amistad, que se intensifica a finales de 1892. Pero, en el
transcurso de 1893, cuando los Hansson estaban consolidando su posición en
Berlín, las desavenencias fueron evidentes, en buena medida motivadas por la
animadversión de Strindberg a Laura Marholm. Los Hansson abandonaron la capital
de Alemania, estableciéndose en Baviera en 1895. El matrimonio Hansson se
convirtió al catolicismo en 1898. Terminó regresando a Letonia, donde murió
tres años después que su esposo</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Dagny Juel (Kongsvinger, Noruega, 8 junio 1867 –
Tiflis, Georgia, 5 junio 1901), escritora, pianista y modelo noruega (lo fue de
Edvard Munch), conoció a Strindberg en Berlín el 8 de marzo de 1893, en la
taberna Zum schwarzen Ferkel (El cochinillo negro). Después del corto romance
con Strindberg, se casó con el escritor polaco Stanislaw Prybyszewski, quien
abandonó a su esposa, Martha Foerder, con quien tenía dos hijos, naciendo aún
un tercero, una niña (el 6 de febrero de 1895), después de la separación.
Martha Foerder terminó casi con toda seguridad suicidándose el 9 de julio de
1896. En cuanto a Dagny Juel, Stanislaw Prybyszewski terminó dejándola. La
joven tuvo dos nuevos amantes, conocidos a través de su esposo: el escritor
polaco Henryk Sienkiewicz (1846 – 1916) y Wladyslaw Emeryk, hijo del dueño de
una mina. Emeryk le descerrajó un tiro en la cabeza mientras dormía en un hotel
de Tiflis, en presencia del hijo de ella, Zenon, de cinco años. Fue enterrada
en una iglesia católica de Tiflis (Tbilisi) y trasladados sus restos, en 1999,
al cementerio Kukia de la misma ciudad.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> La sucinta bibliografía indicada por Jaspers menciona
los siguientes escritos y estudios. De los textos de Swedenborg, sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Theologische Schriften</i>, traducidos por
Lothar Brieger-Wassergovel (Jena, Eugen Diederichs, 1904). Además, Alfred
Lehmann, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aberglaube und Zauberei</i>, 2ª
edición, Stuttgart, 1908. Martin Lamm, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Swedenborg</i>,
Leipzig, 1922. Hans Walter Gruhle, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Psychologischen
Forschung</i> (revista), volumen V. Los estudios de Lamm y de Gruhle llevaron a
Jaspers, en ediciones posteriores de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Genio
y locura</i>, a modificar sustancialmente detalles de su descripción del
proceso de Swedenborg.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Extraigo la información de Cinta Canterla. Véase,
Manuel Kant, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sueños de un visionario.
Explicados desde los ensueños de la Metafísica</i>. Prólogo de Rudolf Malter.
Edición crítica del texto alemán, introducción, traducción y notas de Cinta
Canterla. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1989, págs. 12
y ss. El libro de Kant, con el título <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Träume
eines Geistersehers, erlaütert durch Träume der Metaphysik</i>, fue publicado
bajo el anonimato por el librero Johann Jakob Kanter en Königsberg en 1766. Kant
no quiso el anonimato, y, de hecho, todo el mundo académico sabía que el libro
era de su autoría. En el mismo año de 1766, el librero Johann Friedrich Hartknoch,
de Riga, volvió a publicarlo. El interés por las visiones de Swedenborg, razón
por la que escribe su libro, también se lo manifiesta Kant a Moses Mendelssohn de
8 de abril de 1766, donde queda claro que no tenía intención alguna de mantener
el anonimato, aunque sí explica con sentido del humor por qué quiso darle a su
obra el aspecto de un escrito anónimo. Tanto a Charlotte como a Mendelssohn les
explica Kant lo que le había motivado a escribirlo, a saber, las visiones de
Swedenborg, de las que quiso documentarse concienzudamente, aunque no pudo
saber nada directamente del propio científico y místico sueco. Tanto la
explicación de la causa de sus indagaciones acerca de las visiones de
Swedenborg como la de la motivación de la publicación del escrito, pueden
leerse en el prólogo de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Träume</i>.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Norbert von Hellingrath (1888 – 1916), filólogo
alemán, redescubridor del gran poeta, cuya obra completa comenzó a publicar.
Es, además, autor del estudio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pindarübertragungen
von Hölderlin</i>, Jena, 1911 (sobre la peculiar traducción de Píndaro llevada
a cabo por Hölderlin). </span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Karl Jaspers considera este estudio de Dilthey lo
mejor que ha leído sobre Hölderlin.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Pensamiento/Pensamiento_Alemania/jaspers-genio-y-locura-anotaciones-blog.rtf#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Otra estimable síntesis cronológica es la elaborada
por el pintor y poeta cubano Fayad Jamís Bernal (Zacatecas, México, 1930 – La
Habana, 1988), incluida en la edición de una selección amplia de cartas de
Vincent a Theo llevada a cabo por el Instituto del Libro de La Habana en 1968,
del que hay edición española (Vincent van Gogh. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas a Theo</i>. Introducción de Fayad Jamís. Barcelona, Barral
Editores, 1971. La sexta edición es de abril de 1981, que es la que he
consultado). </span><o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-52802157675523680322021-04-08T02:26:00.005-07:002021-04-08T02:46:21.670-07:00<p><span style="font-family: times;"> FRÄULEIN ELSE</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 22pt;"><span style="font-family: times;">Los últimos estertores del «nuevo realismo»
cinematográfico alemán<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 20pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 16pt;">Anotaciones sobre </span><i style="font-size: 16pt;">Fräulein
Else</i><span style="font-size: 16pt;">, de Paul Czinner (1929)</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 12pt;"> </span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: times;">ENRIQUE CASTAÑOS<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 12pt;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
película <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fräulein Else</i> («La señorita
Elsa») fue dirigida por el realizador húngaro Paul Czinner en 1929. Con un guión
del propio Czinner, que contó como ayudante de dirección con Herbert Selpin, la
fotografía le fue encomendada al gran Karl Freund, que también fue operador,
junto con Adolf Schlasy y Robert Baberske, mientras que los decorados fueron
responsabilidad de Erich Kettelhut y los productores Arthur Kiekebusch y Erich
Frisch. El filme se inspira en la novela homónima del escritor y médico vienés
Arthur Schnitzler (1862 – 1931), publicada en 1924 y concebida en forma de
monólogo interior, una novedosa técnica narrativa que acentuaba la
introspección psicológica.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El
guionista y director húngaro Paul Czinner (Budapest, 1890 – Londres, 1972), que
había conocido poco después de 1914 al formidable guionista Carl Mayer, con
quien colaboraría en dos películas a comienzos del sonoro (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ariane</i>, de 1931, y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der Träumende
Mund</i>, de 1932), tenía en su haber dos importantes filmes antes de 1929: el
protoexpresionista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inferno</i>, de 1919,
y, sobre todo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nju</i>, de 1924, en el
que el papel protagonista correspondió a Elisabeth Bergner (Drohobych, en la
región histórica de Galitzia, hoy en el oeste de Ucrania, 1897 – Londres, 1986),
de soltera Elisabeth Ettel, con quien inició una relación, convirtiéndose en su
esposa el 9 de enero de 1933. Con la llegada de Hitler al poder pocas semanas
más tarde, ambos, que vivían y trabajaban en Berlín, se trasladaron primero a
Viena y después a Londres, obteniendo la ciudadanía británica en 1938. En 1939
emigraron a los Estados Unidos, aunque regresaron a Europa en 1949,
estableciéndose al año siguiente en la capital inglesa. En 1954, ella volvió
durante una temporada a los escenarios alemanes.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 14pt;">Nju</span></i><span style="font-size: 14pt;"> significó un hito en la carrera de Paul
Czinner y en la de Elisabeth Bergner. Destacado precedente, en lo que atañe al
triángulo amoroso, de la mucho más famosa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Varieté</i>,
de Ewald André Dupont (1925), en la que de nuevo tuvo un papel protagonista
Emil Jannings, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nju</i>, basada en una
obra del escritor ruso Ossip Dimov (Osip Dymov), plantea la insatisfacción
matrimonial de una mujer casada (Elisabeth Bergner) con un marido que la quiere
a su modo, pero que es un tanto grosero y vulgar (Emil Jannings), por lo que se
deja seducir, de manera sorprendentemente rápida, y, hasta cierto punto,
caprichosa e irracional, por un mediocre escritor, que, como suele ser habitual
en el actor alemán que lo encarna, Conrad Veidt, aparece envuelto en un
inquietante halo de efluvios demoníacos. La joven burguesa de clase media, cuyo
nombre es Nju, deja la comodidad del hogar, abandonando a un hijo pequeño y a
un esposo que no comprende nada de su triste destino, se traslada a un modesto
piso alquilado y cae rendida ante los oscuros y enigmáticos encantos de un
hombre que pronto se cansará de ella, conduciéndola finalmente al desengaño y
al suicidio. Siegfried Kracauer escribe: «Toda la película respira una tristeza
que supera a la de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Die Strasse</i> [Karl
Grune, 1923]. Era como si la esperanza hubiera abandonado al mundo del hogar
burgués, así como el encantado mundo callejero del rebelde de la clase media»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn1" name="_ednref1" style="mso-endnote-id: edn1;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. La
escena inicial, con ambos esposos en la misma habitación, ajeno el uno al otro,
sumidos en la monotonía y en la indiferencia, ha sido bien descrita por Roberto
Paolella: «Al comienzo, la protagonista aparece extática y alucinada, incierta
y casi a la espera; luego, a través de una gran panorámica, la vemos caminar
por la casa, y, finalmente, detenerse en la sala, donde el marido continúa
leyendo el diario sin reparar en ella»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn2" name="_ednref2" style="mso-endnote-id: edn2;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
También acierta el citado historiador italiano cuando continúa describiendo el
primer cruce de miradas entre el poeta en la calle y la aburrida esposa en la
ventana de su casa: «En cierto momento, la mujer se detiene detrás de la
ventana cuya cortina corre deliberadamente para ver la calle donde algo llama
su atención: un viejo que toca el organillo, y, luego, un hombre (Conrad Veidt)
que pasa lentamente y mira hacia su ventana. Notable es la secuencia que
detalla el encuentro de las miradas de la mujer y del hombre: ella tiene la
imprevista sensación -por un instinto casi felino de su femineidad …- que este
hombre está destinado a convertirse en su amante»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn3" name="_ednref3" style="mso-endnote-id: edn3;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. La
película, que se desarrolla principalmente en ambientes cerrados y cargados de
tensión dramática, con pocos diálogos y cierta indiferencia hacia los nombres
propios de los personajes, puede situarse, en opinión de la ensayista y crítico
Lotte Henriette Eisner que nosotros compartimos<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn4" name="_ednref4" style="mso-endnote-id: edn4;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
dentro del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kammerspielfilm</i>, modalidad
de «cine de cámara» concebida por Leopold Jessner, y, sobre todo, por el rumano
Lupu Pick<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn5" name="_ednref5" style="mso-endnote-id: edn5;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Típica
de ese género cinematográfico que tanto le debió al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kammerspiel</i> o «teatro de cámara» de Max Reinhardt, es la secuencia
en la que «el marido tiene el mal gusto de leer, en presencia de un desconocido,
las cartas que le había escrito su mujer en la época del noviazgo. Vemos
entonces pasar por el rostro de la mujer todas las expresiones correspondientes
a las frases del tiempo pasado, para dedicarlas -aun inconscientemente- al
joven amigo, como reconocimiento de su afectuosa comprensión»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn6" name="_ednref6" style="mso-endnote-id: edn6;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
En realidad, ni mucho menos era tan afectuosa, como demasiado pronto tendrá
ocasión de comprobar Nju respecto del voluble, y, en el fondo, insensible y
egoísta escritor. Una película, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nju</i>,
en definitiva, en la que Elisabeth Bergner tendrá ocasión de demostrar su
capacidad como actriz, especialmente para este tipo de intrincadas situaciones
psicológicas. Con razón escribe Lotte Eisner: «<span style="background: white;">Paul
Czinner encontró en ella a la intérprete ideal de sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kammerspielfilme</i> … En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nju</i>
aparece aún más entregada, desarmada y débil, frente a un Emil Jannings, marido
robusto y sin comprensión. Czinner ha sabido, gracias a ella, expresar con
sutilidad toda la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Stimmung</i> [atmósfera
que sugiere las vibraciones del alma] flotante, sobre todo cuando colocó junto
a ella a Conrad Veidt, siempre demoníaco. Extraño interludio aquí también,
donde unas pausas evocan la tensión y donde en la película muda el silencio se
hace elocuente. Cuando Elisabeth Bergner, al final de esta película, se lanza
al abismo arrastrada hacia abajo por las volutas de su falda larga, estamos en
el apogeo del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kammerspiel</i>»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn7" name="_ednref7" style="mso-endnote-id: edn7;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="background: white; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">No
sería exagerado afirmar que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fräulein Else</i>
constituyó la más relevante interpretación de Elisabeth Bergner en el cine
silente, así como, junto con la mencionada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nju</i>,
el más destacado trabajo de Paul Czinner antes del sonoro. De hecho, estas dos
películas han sido valoradas por la crítica especializada como las mejores de
su dilatada carrera, si bien merecen asimismo ser recordadas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der Geiger von Florenz</i> («El violinista
de Florencia», 1926), y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Rise of
Catherine the Great</i> («Catalina de Rusia», 1934), ambas protagonizadas por la
misma menuda y nerviosa actriz nacida en uno de los centros vitales de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mitteleuropa</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Aunque
el guión de Czinner modifica determinados aspectos de la narración original, algunos
tan irrelevantes como situar el núcleo de la acción en otro lugar geográfico,
si bien similar en cuanto que en ambos casos se trata de destinos turísticos de
vacaciones, el espíritu del breve relato de Schnitzler, a pesar de sesudas
opiniones críticas en sentido contrario, pervive, a nuestro juicio, en lo
esencial, poniendo de manifiesto la angustia y ansiedad psicológica de la
protagonista, su inasible evolución espiritual y las contradicciones morales de
una burguesía media-alta de rasgos muy definidos, ya que pertenece a una
antigua ciudad imperial, Viena, que era por entonces un auténtico crisol y hervidero
cultural, donde se entrecruzaban las más significativas e influyentes
corrientes culturales de la vieja y decadente Europa. Para comprender lo que
esa época y esa ciudad significaron desde la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Secession</i> de 1897 hasta la anexión (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anschluss</i>) de Austria por Hitler en marzo de 1938, cualquier lector
interesado sabe muy bien que uno de los textos fundamentales continúa siendo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mundo de ayer. Memorias de un europeo</i>,
del prolífico y exitoso escritor de origen judío Stefan Zweig, una especie de
autobiografía intelectual redactada entre 1939 y 1941, poco antes de su
suicidio, junto con su mujer, en la ciudad brasileña de Petrópolis, el 22 de
febrero de 1942, persuadido como estaba, ante la arrolladora preponderancia
militar alemana, de que todo se había perdido, desmoronándose para siempre su
viejo y querido mundo de relativa tolerancia y abierto cosmopolitismo. En esto
último no le faltaba razón.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
historia que cuenta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fräulein Else</i>
deja traslucir varios temas que se entrelazan mutuamente: la hipocresía
burguesa, la temeraria tentación especuladora a fin de mantener un estatus y un
tren de vida por encima de las propias posibilidades, la distancia insalvable
entre el afán de poseer bienes materiales y la sencilla y verdadera felicidad,
la artificiosidad y vaciedad de la vida elegante, la responsabilidad de los
padres en la educación de los hijos y la inmoralidad u obscenidad que muchas veces
esconden individuos supuestamente respetables. Pero el problema crucial que
aborda la película es de índole psicológica. Observamos a una jovencita, mimada
y caprichosa, consentida y sobreprotegida por su condición de hija única, que
va a demostrar, en el momento decisivo, una madurez y una resolución impropias
de su edad y de las confortables circunstancias que hasta entonces habían
rodeado su existencia. Precisamente otras circunstancias, esta vez ruines y
mezquinas, así como el imperioso e incontrolable deseo de evitar que su padre,
al que adora y tiene idealizado, ingrese en prisión, forzarán un proceso de
maduración extraordinariamente rápido, vertiginoso, sin apenas tiempo para la
reflexión sosegada, cuya consecuencia es la toma de una decisión por parte de
Elsa en la que la preservación de la integridad moral, corolario del natural
pudor femenino y del respeto a ella misma, la habrán de conducir a un desenlace
trágico. En poquísimas horas adquiere cabal conciencia de cuál es su deber,
asumiendo con audaz y sorprendente entereza una solución que la obliga a elegir
entre dos opciones radicalmente excluyentes: o salva a su padre a costa de
mancillar su propio honor, o lo salva sacrificando su propia vida, pues no está
dispuesta a renunciar a su preciado e íntimo tesoro. Al final, Elsa, a pesar de
parecernos durante el primer tercio del filme una muchacha frívola, nos ofrece
un aleccionador ejemplo de dignidad moral. Ella es el único ser verdaderamente
adulto en un mundo de adultos, ella es la única que había interiorizado, sin
que nadie se percatase, un severo código ético de conducta.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><span><a href="https://1.bp.blogspot.com/-neJKoaWGQTk/YG7NraGDOMI/AAAAAAAAANE/_gxBMMygUtEyoBl3Yg5XZNSd7Tyg2bgmACLcBGAsYHQ/s575/Czinner-Fraulein-Else01.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="302" data-original-width="575" src="https://1.bp.blogspot.com/-neJKoaWGQTk/YG7NraGDOMI/AAAAAAAAANE/_gxBMMygUtEyoBl3Yg5XZNSd7Tyg2bgmACLcBGAsYHQ/s320/Czinner-Fraulein-Else01.jpg" width="320" /></a></span></div><span> <span style="font-family: times;">Elisabeth Bergner en un plano de la película</span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Si
aceptamos la terminología de Kracauer, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fräulein
Else</i> pertenece a ese tipo de películas centradas en «las dificultades
íntimas de los jóvenes de dieciocho años»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn8" name="_ednref8" style="mso-endnote-id: edn8;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> de
finales del periodo de estabilización, la cortísima época de recuperación
económica de poco más de un lustro, en rigor una suerte de espejismo, que
vivirá la frágil República de Weimar hasta que los efectos de la Gran Depresión
comiencen a sentirse en ella. No obstante, también hay en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fräulein Else</i> rasgos evidentes de lo que el propio Kracauer denominó
«nuevo realismo» cinematográfico alemán, cuyo más conspicuo exponente sería
Georg Wilhelm Pabst. Para el eminente crítico, si en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El violinista de Florencia</i> se enfatizaba la androginia de Elisabeth
Bergner, tratando de conciliar «frustración psicológica» y «ambigüedad sexual»,
en cuanto que «se refuerzan mutuamente», en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fräulein
Else</i> la versátil actriz «tuvo que cambiar del muchacho feminoide a la
igualmente compleja mujer-niña»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn9" name="_ednref9" style="mso-endnote-id: edn9;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
señorita Elsa Thalhof (Elisabeth Bergner), hija única, vive en Viena con sus
padres, feliz y despreocupada, ajena por completo a los graves problemas
financieros que atraviesa su padre, Alfred Thalhof (Albert Bassermann), un
abogado endeudado en exceso que lleva un tren de vida por encima de sus
posibilidades. Una inesperada y fuerte caída de la Bolsa, provoca la pérdida de
un importante paquete de acciones que había apostado de manera irresponsable, afectando
tan seriamente a su maltrecha situación económica que, además de estar
arruinado, puede ingresar en prisión si no restituye de inmediato unos pagarés
que se le habían confiado. Por este motivo recibe la visita de un notario, quien,
seria, lacónica y firmemente le conmina a saldar la deuda contraída, concediéndole
un plazo de veinticuatro horas. A fin de obtener un nuevo préstamo y salir
momentáneamente del brete, recurre con la mayor urgencia a distintas entidades
financieras y a supuestos amigos, pero sin ningún resultado.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Poco
antes de conocer la noticia de su delicada situación, había consentido, junto
con su esposa (Else Heller), a que Elsa pasase unos días de vacaciones en un
exclusivo hotel de Saint Moritz, en el cantón suizo de los Grisones, acompañada
de su tía materna Emma (Adele Sandrock) y de su primo Paul (Jack Trevor), hijo
de ésta última. La localidad alpina era a la sazón muy conocida en la alta
sociedad europea por disponer de modernas infraestructuras para la práctica del
esquí.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Alfred
Thalhof, el padre de Elsa, sabe que el único que puede acceder a prestarle el
dinero que tan urgentemente necesita, es un viejo conocido suyo, el acaudalado
marchante de arte von Dorsday (Albert Steinrück), justamente la última persona
a cuya casa acude durante aquella acelerada e infructuosa jornada, pero el
secretario del millonario le informa que se ha ausentado de Viena por unos
días, sin revelarle dónde.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Al
enterarse la esposa de Alfred de los apuros económicos de su marido, que acaba
de recibir un ultimátum a través de una escueta carta del notario, intenta
consolarlo, pero, sin ella advertirlo, pues cree que permanece descansando en
la alcoba, Alfred se levanta precipitadamente, se enfunda el abrigo, donde
guarda en uno de los bolsillos una pequeña pistola, y se dispone a salir de la
vivienda, con claras intenciones de suicidarse en algún lugar apartado. Casi
por casualidad, la esposa se apercibe de la presencia del marido a punto de
salir, y, dado su notorio estado de nerviosismo, le registra los bolsillos,
descubriendo el arma. Logra apaciguarlo, convenciéndole de que debe desistir de
cometer semejante locura, le administra un calmante y consigue dejarlo más
tranquilo y medio adormilado en su aposento. Fortuitamente, en ese momento,
recibe la señora Thalhof una carta de Elsa desde Saint Moritz, comunicando a
sus padres que se encuentra muy contenta y que un tal señor Dorsday la ha
saludado mientras le manifestaba que conocía a su padre, a quien envía sus
respetos. Esta providencial misiva le ofrece la oportunidad a la señora
Thalhof, ya que su marido no está en condiciones de hacer nada, de tomar la
iniciativa e intentar salvar la situación, pues Alfred ya le había informado
previamente del contratiempo de no encontrar a Dorsday en su casa de Viena.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
señora Thalhof hace lo posible por hablar por teléfono con Elsa, pero la línea
está interrumpida a causa de la nieve. De ahí que se decida inmediatamente a
escribirle una carta, en la que le dice que hable con Dorsday, lo ponga al
corriente de la delicada situación y lo persuada de conceder el ansiado
préstamo. La breve epístola materna la recibe Elsa en el comedor del hotel,
acompañada de su tía y de su primo. Sin abrirla aún, Elsa manifiesta una
infantil alegría, pero, nada más leerla, sin que sus parientes hayan mostrado
ninguna curiosidad por su contenido, permanece unos instantes pensativa,
mostrando por vez primera turbación en su vivaracho rostro de jovencita ajena a
los crudos entresijos de la realidad. Aquella falta de curiosidad no significa
indiferencia, especialmente por parte de su apuesto primo, tan atento y
protector siempre con ella, pues la sigue viendo todavía como si fuese una
adolescente que no ha dejado completamente de ser niña. En cuanto a su tía,
aunque la trata con la atención requerida y le profesa indudable cariño, conoce
bien el modo de proceder de su imprudente cuñado, a quien en más de una ocasión
ha tenido que prestarle dinero a regañadientes, cosa que no puede extrañarnos,
ya que, como el espectador ha podido observar en la secuencia inicial de la
película, Emma le ha manifestado confidencialmente a su hermana, en el
transcurso de una velada, con cierto tono de reproche, que cómo es posible que
vivan con tanto lujo y despilfarro.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Visiblemente
perturbada por la lectura de la carta, Elsa, con una improvisada excusa,
abandona la mesa, y, tal como está vestida, se dedica a perseguir furtivamente
a Dorsday por los pasillos y salones del hotel, sin atreverse ni decidirse a
abordarlo. Ya desde el principio de la llegada de Elsa al hotel, Dorsday había
reparado en ella de manera poco honesta, aunque disimulada, sin que la alborozada
jovenzuela pudiera darse cuenta. Él es un hombre de edad más que madura, relativamente
grueso, vestido con trajes caros, aunque se percibe sin mucho esfuerzo el sello
del nuevo rico, no muy sociable y celadamente vulgar, quizás con una pizca de
excentricidad impostada, campechano con los camareros y con el servicio, y al
que le gusta curiosear, no se sabe exactamente con qué propósito. Es muy
probable que su principal y casi exclusivo pensamiento consista en cómo
aumentar su considerable patrimonio.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Albert
Steinrück, el actor que encarna el personaje de Dorsday, dejó palmaria
constancia en esta película de sus notables dotes actorales. Gravemente
enfermo, apenas pudo terminar el rodaje. Murió el 10 de febrero de 1929, pocas
semanas antes del estreno, el 8 de marzo, en el cine Capitol de Berlín.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
dilatada y explícita secuencia en que Elsa espía con inocente torpeza al
taimado millonario, que, aunque sin saber exactamente el designio que la anima,
se ha percatado desde los primeros escarceos que la joven lo está siguiendo por
diversos espacios del hotel, es una de las más conseguidas estéticamente de
toda la película. La cámara se mueve de tal modo que siempre podemos calibrar
la distancia física que los separa, haciendo hincapié en resaltar los
malogrados intentos de la chica por evitar que sus intenciones sean
descubiertas. Lo mismo se detiene a hojear un periódico, mirando por el rabillo
del ojo a ese imponente caballero que sin duda la atemoriza un poco, que avanza
y retrocede a un tiempo, ocultándose detrás de esquinas, pilares y columnas,
mientras que Dorsday asiste un tanto extrañado, saludando cortésmente o
esbozando una ligera sonrisa, a tan encantadora persecución. Por fin, es el
ladino marchante quien provoca el encuentro entre ambos, sin que Elsa pueda
evitar un cierto azoramiento y una pudorosa vergüenza. Dorsday, astutamente, ya
que la muchacha no se decide a contarle lo que sucede con su padre, quizás
porque aún no ha tomado plena conciencia de la gravedad del asunto, se limita a
invitarla a que acuda, después de la cena, al baile nocturno que va a
celebrarse en los salones del establecimiento. El espectador tampoco dispone de
suficientes datos para poder intuir las nada limpias intenciones que impulsan
al respetable capitalista.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Si
el primer tercio del filme transcurre en Viena, los otros dos tercios, es
decir, el nudo y el desenlace, tienen lugar en la estación de esquí. Asimismo,
la acción principal se desarrolla desde que Elsa recibe la carta de su madre, después
del mediodía, y cerca de la una de la noche, que es cuando se consuma la
tragedia.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><span><a href="https://1.bp.blogspot.com/-fnEigEK_50I/YG7OSRNjJWI/AAAAAAAAANM/ZXOUZSbIzFIkMtirJVEXJfHGejdhgs4MQCLcBGAsYHQ/s640/Czinner-Fraulein-Else03.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-fnEigEK_50I/YG7OSRNjJWI/AAAAAAAAANM/ZXOUZSbIzFIkMtirJVEXJfHGejdhgs4MQCLcBGAsYHQ/s320/Czinner-Fraulein-Else03.jpg" width="320" /></a></span></div><span><span style="font-family: times;"> Elisabeth Bergner en una de las escenas decisivas del filme</span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Nada
más acceder a la invitación de Dorsday, dirígese Elsa a uno de los salones del
hotel en busca de su tía, a fin de darle la noticia sobre la situación de su
padre, aunque Emma, contrariada, le hace saber que no quiere ni oír hablar del
asunto y que no es la primera vez que Alfred está en apuros financieros. La
negativa de Emma por ayudar a su cuñado es tajante. Toda esta enojosa cuestión
supone para Elsa, en muy poco tiempo, un duro baño de realidad. Jamás habíasele
pasado por la imaginación que una cosa así pudiese suceder. Pero, en tal
tesitura, lo que verdaderamente la agobia y la conturba es el hecho de que la
persona a quien más quiere en el mundo, su padre, se encuentre en semejante trance.
Ahora bien, como confirmará la siguiente reacción de Elsa, todavía no es
plenamente consciente de la gravedad de los hechos. Nada más apremiarla su tía a
arreglarse adecuadamente para el baile, Elsa sube a su habitación. Meditabunda
y angustiada, apoya su delicada y hermosa cabecita en el espejo del armario,
diciéndose a sí misma que no puede acceder a la petición de su madre. Una mezcla
de pudoroso retraimiento por tener que dirigirse a un hombre mucho mayor que
ella, de orgullo y de comprensible inconsciencia juvenil, la impulsan a
abandonar la estación de esquí y salir precipitadamente en el primer tren con
destino a Viena. Pero, cuando está recogiendo sus cosas y preparando atolondradamente
las maletas, un botones llama y le entrega un telegrama enviado por su madre.
En él le requiere, esta vez sin tapujos, que debe hablar cuanto antes con
Dorsday, pues su padre puede ser detenido en cualquier momento por orden de la
Fiscalía. El texto del telegrama supone para Elsa un fuerte impacto. Es como si
de pronto fuese consciente, como una mujer adulta, de lo que en realidad está
sucediendo. La expresión de su rostro cambia por completo. En una actriz tan
dotada para manifestar en su semblante las más mínimas huellas de los estados
de ánimo, esa transformación se aprecia con especial intensidad. La pena y el
abatimiento la embargan, apoderándose de su ser sin que ella pueda oponer la
más mínima resistencia. En muy pocas horas, esta jovial, despabilada y animosa
muchacha, salida apenas de la adolescencia, se ha convertido en una mujer,
capaz de tomar decisiones graves y sorprendentes. Las circunstancias la han
hecho madurar con una inusitada rapidez. Ahora no le está permitido dudar. Deja
los preparativos del viaje y decide ir al baile. Se viste con elegancia, aunque
sin abandonar por entero un cierto aire todavía adolescente. Acude presurosa al
encuentro con Dorsday. Éste la invita a sentarse en unos sillones un tanto
apartados, a fin de permanecer ajenos a las miradas de los curiosos.
Presentimos que Dorsday intuye con bastante seguridad lo que la joven va a
pedirle. Elsa, azorada y afligida, con evidente nerviosismo, le cuenta de
manera sucinta a Dorsday lo que sucede. Apenas se atreve, durante la breve
conversación, a levantar la cabeza, que permanece gacha casi todo el rato.
Confía en este hombre de apariencia tan respetable, desconocido para ella. Él,
con frío cálculo, muestra una leve reticencia inicial, pero, casi sin solución
de continuidad, se pone de pie y accede al ruego. A Elsa se le muda el rostro,
que de la congoja pasa en segundos al regocijo. Se levanta y expresa
efusivamente su agradecimiento. Pero, no ha hecho más que manifestarlo, cuando
Dorsday, inesperadamente, con seguridad y premeditada parsimonia, le pone una
condición. Ella aguarda. «Quisiera verla …», dice Dorsday, dirigiendo su mirada
y señalando con la mano a una consola próxima, en cuya superficie vemos un
único adorno: una estatuilla femenina de mármol, imitación de cualquier Venus
antigua, completamente desnuda. Elsa, abochornada y humillada, apenas puede
encajar un golpe tan bajo y miserable. Profundamente entristecida y
desconcertada, sube a su habitación. Duda. Reflexiona. Cada minuto que pasa se
encuentra más abatida, más desesperada, más sola y abandonada. Al fin, se
decide a ayudar a su padre, pero, al mismo tiempo, adquiere nítida conciencia
del callejón sin salida en el que la han metido. La única solución honorable
que le queda es la muerte. El director tiene buen cuidado en huir de lo
melodramático. A partir de ese momento todo transcurrirá con una imperturbable
serenidad, salvo el afán de la muchacha en que no se trunque la resolución
adoptada. Ella, una jovencísima mujer con ideas independientes y libres, no
puede tolerar ser tratada como una vulgar prostituta. La drástica decisión no
es otra que el suicidio: ingerir una considerable dosis de Veronal, un potente
somnífero que había caído casualmente en sus manos esa misma mañana o el día
anterior, cuando Paul, casi como si se tratase de un juego, se lo había
arrebatado a una amiga, Cissy Mohr (Grit Hegesa), con la que había intimado
desde su llegada, cuando los tres daban un paseo en trineo, entregándoselo
rápidamente y a hurtadillas a su prima, quien introduce el tubo con las
pastillas en el bolsillo de su abrigo. Sin prestarle ninguna importancia lo
había guardado en un cajón del escritorio de su habitación. La secuencia
completa de la reacción de Elsa, está construida de tal manera que incluye una
elocuente elipsis, omitiendo así la acción de desvestirse. Cuando se ha quedado
enteramente desnuda, se cubre el cuerpo con un lujoso e inmaculado abrigo blanco
de pieles, ingiere todo el frasco de comprimidos, y, envuelta en tan simbólico
sudario, se dirige a la habitación de Dorsday. Éste había abandonado su suite a
la una menos veinte de la noche, cansado de esperar a la joven. Al no
encontrarlo en sus habitaciones, recorre desesperada el hotel, creyendo con
razón que no va a darle tiempo, pues el veneno está produciendo ya sus letales
efectos. Los clientes, viéndola pasar por los salones, la observan asombrados,
ya que la indumentaria que lleva no se corresponde con la agradable temperatura
ambiental producida por la calefacción del edificio. Elsa se tambalea un poco.
Por fin ve a Dorsday en la barra de la cafetería, junto a numerosos huéspedes.
Se detiene. Está situada de espaldas al espectador, de pie, en el centro del
encuadre, con la bulliciosa cafetería delante, en un eje simétrico. Avanza
lentamente, recorriendo con conmovedora gallardía la despejada distancia que la
separa del friso horizontal donde se sitúa el público. Pronuncia débilmente el
nombre de Dorsday. Todos se vuelven y la miran, incluido el marchante. Elsa,
entonces, apenas ya sin fuerzas, con la visión borrosa, se desprende con
indecible galanura del abrigo, que cae cual un luminoso despojo,
desvaneciéndose simultáneamente la muchacha, hasta quedar tumbada en el suelo.
Todos los presentes han podido advertir fugazmente su impoluta desnudez, que
una vez más permanece oculta al ojo del espectador.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><span><a href="https://1.bp.blogspot.com/-zoMqc-AYvOw/YG7PATiJyXI/AAAAAAAAANU/hbtcJ9frSpc6cFx9Wy-o5a-z88zG_SEewCLcBGAsYHQ/s1280/Czinner-Fraulein-Else02.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" src="https://1.bp.blogspot.com/-zoMqc-AYvOw/YG7PATiJyXI/AAAAAAAAANU/hbtcJ9frSpc6cFx9Wy-o5a-z88zG_SEewCLcBGAsYHQ/s320/Czinner-Fraulein-Else02.jpg" width="320" /></a></span></div><span><span style="font-family: times;"> Elisabeth Bergner en una de las últimas escenas</span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El
más sorprendido es Dorsday, aunque su canallesca condición le impide sentir la
más mínima compasión. Se produce un gran revuelo y ajetreo. Alguien cubre
inmediatamente el cuerpo sin vida de Elsa y lo trasladan a la habitación. Acude
el médico, pero sólo para certificar la defunción. Entretanto, cuando el médico
se encontraba aún en la habitación, llegaba Paul al hotel, acompañado de su
amiga Cissy, después de haber pasado la velada fuera. En el vestíbulo es
informado de lo que le ha ocurrido a su prima, motivo más que suficiente para
subir corriendo a su lado. En la última secuencia vemos a Paul, arrodillado
junto a la cama donde yace muerta su prima Elsa, cuyo rostro, capturado de
perfil por la cámara, destaca por su candorosa belleza y placidez. Entre la
primera toma y la segunda, idéntica a la anterior, del semblante de la joven,
se intercala una vista panorámica de las inmensas montañas cubiertas de nieve,
dejando entrever lo ajena que permanece la grandiosa Naturaleza a los
acontecimientos y desgracias de los seres humanos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
película deja abierto el interrogante de si Dorsday cumplirá su palabra, aunque
no parece probable que eso pueda ya importar a nadie.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Entre
las críticas que se publicaron inmediatamente después del estreno, deben
recordarse al menos tres: la de Ernst Jäger (en marzo, en el nº 59 de la
revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Film-Kurier</i>), la de Rudolf
Kurtz (también en marzo, en el nº 57 de la revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="background: white;">Lichtbild–Bühne</span></i>) y la de Siegfried
Kracauer, en el periódico <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="background: white;">Frankfurter Zeitung</span></i><span style="background: white;"> (14 de abril de 1929).</span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Ernst Jäger enfatizó la extraordinaria atención de la que
gozó Elisabeth Bergner durante toda la película, concebida por Paul Czinner
para que la cámara la escrutase sin descanso, tanto de cerca como de lejos. El
movimiento de la cámara logra entrelazar la figura de la menuda actriz con las
distintas dependencias y el mobiliario del hotel. La sobriedad con la que
Arthur Schnitzler construye a su personaje femenino protagonista, a pesar de su
densa penetración psicológica, es alterada por Czinner en el sentido de asociar
estrechamente a ese mismo personaje al movimiento de la cámara, que la persigue
con tenaz insistencia. No obstante, para este crítico la fotografía de la
película resulta ser más teatral que cinematográfica.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Por su parte, Rudolf Kurtz, a diferencia de Ernst Jäger,
subraya el hecho de que Czinner sacrifica los efectos teatrales estridentes por
otros más estrictamente dramáticos y silenciosos. También pondera toda esa
secuencia a la que nos hemos referido anteriormente de la persecución de
Dorsday por Elsa a través de los pasillos y salones del hotel, insistiendo en
la habilidad con la que se ofrecen los adelantos y los retrocesos de la joven,
su ocultamiento detrás de las columnas, hasta que el encuentro final entre
ambos, provocado por quien se supone que es el perseguido, constituye una
especie de liberación dramática, deshaciendo la tensión acumulada durante todos
esos minutos. Aunque de menor duración temporal, la secuencia en la que Elsa,
ingerido ya el veneno, va en busca de Dorsday, está rodada con idénticos
medios, si bien ahora, creemos nosotros, se intensifica la angustia de la
acción dramática, pues la vida se le está escapando de las manos. Rudolf Kurtz
entiende que el guión escrito por Czinner pensando exclusivamente en Elisabeth
Bergner, adolece de cierta rigidez, lo que no impidió que la gran actriz
mostrase los más exquisitos matices emocionales, incluso una delicada evolución
espiritual que no es más que la expresión de la propia vida interior, aspectos
del arte de la interpretación para los que estaba particularmente dotada
Elisabeth Bergner. Ahora bien, siendo esta capacidad interpretativa valiosa en
sí misma, no es suficiente, según Kurtz, para garantizar la eficacia de una
película. Un filme necesita que el efecto dramático pueda traducirse a través
de medios puramente ópticos, visuales, cinematográficos. Para que las
inusualmente raras cualidades interpretativas de una actriz como Elisabeth
Bergner puedan brillar con luz propia, se requiere un marco dramático bien
asentado, a fin de que tales cualidades puedan desenvolverse y adecuarse a la
acción. Rudolf Kurtz, como varios decenios después hizo Lotte H. Eisner, no se
cansa en su crítica de alabar las excepcionales dotes de Elisabeth Bergner,
según él una de las más preciadas posesiones del cine alemán. Escribe:
«Difícilmente hay una actriz en todo el mundo cuyo rostro y cuyo cuerpo sean
una expresión tan pura de su vida interior». «Con una claridad incomprensible,
continúa escribiendo el mismo crítico, su expresión habla del dolor y de la
alegría de su alma». Estamos de acuerdo con el agudo crítico, sobre todo cuando
prestamos especial atención a las transformaciones que se operan en el rostro
de la actriz, pero no sólo en él, sino en todo su cuerpo, en sus gestos y en
sus movimientos, que transitan desde un agitado e inquieto nerviosismo hasta el
detenimiento provocado por la forzosa reflexión. Concluye Kurtz afirmando que
sólo una actriz de alto rango, como es el caso de la Bergner, es capaz de
llevar a cabo dilatados monólogos visuales, sin acompañamiento alguno,
confiando únicamente en sí misma, de tal manera que genera una tensión interior
cuyos efectos han de ser necesariamente dramáticos. Tales observaciones,
incluso con mayor motivo, podrían igualmente aplicarse a otra de las más
grandes actrices del cine mudo europeo, la danesa Asta Nielsen<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn10" name="_ednref10" style="mso-endnote-id: edn10;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="background: white; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El menos entusiasta es Kracauer, quien ve un defecto en el
hecho de que la película no haya construido su trama desde la perspectiva de la
protagonista, perdiendo así significado el conjunto de acontecimientos, que
acaban articulándose en una concatenación obsoleta. Según el inconfundible y
polémico crítico, Paul Czinner debería haberse ceñido más al texto de Arthur
Schnitzler. En el filme, a diferencia de lo que ocurre en la novela, lo
psicológico cede ante lo social. Sólo las condiciones que sustentan la
incardinación de Elsa en la novela, permiten que sus acciones resulten
comprensibles. Tales condiciones no han sido tenidas en cuenta por Paul
Czinner, es decir, que Elsa no nos es mostrada como una jovencita en la que se
pueda confiar, precisamente porque en ella se conjugan armoniosamente la
inocencia con la reflexión, sino que es colocada en medio de ese mundo
despreocupado y frívolo de la clase media-alta alemana durante la segunda mitad
del decenio de 1920. El realizador desaprovecha las complejas asociaciones que
podrían desprenderse del comportamiento y de las reacciones psicológicas de
Elsa, empobreciendo de ese modo la trama y completándola de manera mecánica. Es
como si el espectador fuese testigo involuntario de todo el viaje en tren desde
Viena hasta Saint Moritz, emprendido por Elsa en compañía de su tía y de su
primo, quedando asimismo atrapado en los nimios acontecimientos del hotel de
lujo con sus pequeños e insignificantes detalles. Todo esto termina siendo
visto como si tuviese entidad en sí mismo, pero está desprovisto de vida al no
ser contemplado desde la experiencia interior de Elsa. En definitiva, que para
Kracauer la actriz Elisabeth Bergner, debido a la dirección de Paul Czinner,
tiene dificultades para hacer comprensible su personaje de la señorita Elsa.
Sin embargo, la intrínseca capacidad expresiva de la actriz no puede ser
silenciada, asistiendo a escenas e instantes verdaderamente intensos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Naturalmente, no compartimos el juicio crítico de Kracauer,
que, como en otras ocasiones, pretende establecer un vínculo inmutable entre
dos creaciones artísticas diferentes, en este caso concreto la novela de
Schnitzler y la película de Czinner, rechazando la autonomía de la segunda
respecto de la primera. Eso no quiere decir que una película, si se inspira
directamente o es una adaptación de un relato, no deba conservar el espíritu
que impregna a este último, pero no tiene por qué mimetizarlo, no sólo porque
un filme, por regla general, no puede dar cumplida cuenta de los pormenorizados
detalles y de las situaciones o estados de ánimo que a veces solamente permiten
ser desarrollados o sugeridos en una novela, género que admite, por su propia
idiosincrasia, unos recursos expresivos y unos monólogos interiores
particularmente sutiles, sino también porque se trata de géneros distintos, cada
uno con su propio lenguaje y sus genuinos e intransferibles procedimientos
estéticos y estilísticos. La novela de Schnitzler, según hemos dejado
constancia al comienzo de estas líneas, está construida en forma de monólogo
interior, técnica extremadamente difícil de adecuar a las posibilidades
técnicas del cine. Incluso el teatro se adapta mejor a ella. Un buen ejemplo de
esa dificultad lo tenemos en las novelas de la escritora inglesa Virginia
Woolf, tan renuentes a ser llevadas a la pantalla. Sin embargo, ese mismo tipo
de novelas se adaptan mejor a la representación teatral, como ocurre con alguna
del escritor español Miguel Delibes. No creemos que el hecho de que la
realización de Czinner excluya la visión subjetiva de la protagonista, impida
radicalmente la plasmación de los complejos estados espirituales y psicológicos
de Elsa, los cuales evolucionan o se transforman al hilo de los acontecimientos
que se narran. Tampoco estamos plenamente de acuerdo en que lo social
prevalezca sobre lo psicológico. La película dibuja el comportamiento de una
determinada clase social, pero sin impedir el libre desenvolvimiento
psicológico y espiritual del personaje principal. Kracauer, y esto lo
compartimos con él, es muy proclive a interesarse por los aspectos y
motivaciones psicológicas de los personajes de las películas que examina, pero
esa propensión no tiene necesariamente que minimizar otros aspectos. En otros
lugares nos hemos referido a la excesiva ideologización de muchos de los análisis
de Kracauer<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn11" name="_ednref11" style="mso-endnote-id: edn11;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="background: white; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Deseamos concluir con el referido retrato que de Elisabeth
Bergner hizo Lotte H. Eisner, del que ya hemos adelantado algunas líneas.
Escribe: «Vibrante, sensitiva, animada de una intelectualidad nerviosa,
Elisabeth Bergner había tomado, por así decirlo, en la segunda mitad de los
años 20, la sucesión de Asta Nielsen. Hasta el advenimiento de Hitler, encarnó
el espíritu de una época que estuvo llena de tensión, de vida espiritual
intensa y muy próxima aún del éxtasis expansivo de la inmediata posguerra. Se
vivía con prisa, con inquietud, como si se presintiera que esa cultura y ese
impulso iban a desaparecer pronto. Se reparó en Elisabeth Bergner cuando
encarnó, siendo mujer-niña llena de frágil encanto, en los escenarios de Max
Reinhardt, a las jóvenes heroínas de Shakespeare; su cuerpo de efebo revestía
un traje del Quattrocento, como Reinhardt la prefería, con sus hombros ligeramente
alzados hacia su débil cuello. Al igual que Asta Nielsen, sabía llevar un
vestido de adolescente sin que su aspecto fuera vulgar … sin traicionar su
feminidad … Sus expresiones tenían miles de facetas y miles de matices»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_edn12" name="_ednref12" style="mso-endnote-id: edn12;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="background: white; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: times;">Málaga,
8 de abril de 2021.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<div style="mso-element: endnote-list;"><!--[if !supportEndnotes]--><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="edn1" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref1" name="_edn1" style="mso-endnote-id: edn1;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> Siegfried Kracauer. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De Caligari a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán</i>.
Barcelona, Paidós, 1985, pág. 121. La edición original inglesa es de 1947.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn2" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref2" name="_edn2" style="mso-endnote-id: edn2;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> Roberto Paolella. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia del cine mudo</i>. Buenos Aires, Eudeba, 1967, pág. 331. La
edición original italiana es de 1956.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn3" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref3" name="_edn3" style="mso-endnote-id: edn3;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ibídem</i>,
págs. 331-332.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn4" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref4" name="_edn4" style="mso-endnote-id: edn4;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> Lotte H. Eisner. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pantalla demoníaca</i>. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las
influencias de Max Reinhardt y del Expresionismo</i>. Madrid, Cátedra, 1996,
pág. 257. La edición original francesa es de 1952.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn5" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref5" name="_edn5" style="mso-endnote-id: edn5;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> Véase nuestro artículo «<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hintertreppe</i>, un notable y temprano ejemplo del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kammerspielfilm</i>», escrito en febrero de
2021 (http://www.enriquecastanos.com/hintertreppe.htm).</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn6" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref6" name="_edn6" style="mso-endnote-id: edn6;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> Roberto Paolella, pág. 332.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn7" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref7" name="_edn7" style="mso-endnote-id: edn7;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Lotte H. Eisner, pág. 257.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn8" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref8" name="_edn8" style="mso-endnote-id: edn8;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> Siegfried Kracauer, pág. 153.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn9" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref9" name="_edn9" style="mso-endnote-id: edn9;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ibídem</i>.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn10" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref10" name="_edn10" style="mso-endnote-id: edn10;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Entre las más encendidas
palabras de admiración por Asta Nielsen, destacan las de Lotte H. Eisner en uno
de los apéndices de su estudio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
pantalla demoníaca</i>. Véase a este respecto nuestro artículo «Los expresivos
ojos y los pesados párpados de Asta Nielsen. Anotaciones a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der Absturz</i>, de Ludwig Wolff (1922)», de finales de marzo de 2021 (http://www.enriquecastanos.com/wolff_absturz.htm).
<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn11" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref11" name="_edn11" style="mso-endnote-id: edn11;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Esta cuestión la hemos
abordado en dos artículos: «Reflexiones sobre la película <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Das Blaue Licht</i>, de Leni Riefenstahl (1932)», de diciembre de 2014
(http://www.enriquecastanos.com/riefenstahl_luz_azul.htm), y «<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mädchen in Uniform</i> (1931), una obra
maestra de la realización y la interpretación», de enero de 2015 (http://www.enriquecastanos.com/sagan_leontine_madchen_in_uniform.htm).
El primero de los dos artículos fue publicado en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fedro. Revista de Estética y Teoría de las Artes</i>, nº 16. Universidad
de Sevilla, julio de 2016; el segundo en la revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gibralfaro</i>, nº 92. Universidad de Málaga, julio-septiembre de 2016.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn12" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/czinner-fraulein-else-1929-blog.rtf#_ednref12" name="_edn12" style="mso-endnote-id: edn12;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Lotte H. Eisner, págs.
257-258.<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><span style="font-family: times;"><br /></span><p></p><p><br /></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-11014360162149699942021-03-29T04:22:00.000-07:002021-03-29T04:22:04.322-07:00<p><span style="font-family: times;"> FÄHRMANN MARIA (1936)</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p align="center" style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="background: white; color: black; font-size: 22.0pt;">Fährmann Maria</span></i><span style="background: white; color: black; font-size: 22.0pt;"> (Frank Wysbar, 1936)<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="center" style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center;"><span style="background: white; color: black; font-size: 18.0pt;"><span style="font-family: times;">En
los dominios de la imaginación y el sentimiento<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="background: white; color: black; font-size: 18.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center;"><span style="background: white; color: black; font-size: 10.0pt;"><span style="font-family: times;">ENRIQUE
CASTAÑOS<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="background: white; color: black; font-size: 18.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La película <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fährmann
Maria</i> («La barquera María»), dirigida por el realizador alemán Frank Wysbar
(1899 – 1967), fue rodada entre mediados de agosto y octubre de 1935 en
escenarios naturales de la Baja Sajonia, concretamente en la landa de
Luneburgo, cerca de los municipios de Schneverdingen y de Soltau. Fue estrenada
en la localidad sajona de Hildesheim, donde se encuentra la célebre iglesia abacial
románica de San Miguel, el 7 de enero de 1936. Con un guión de Hans-Jürgen
Nierentz, música de Herbert Windt, decorados de Bruno Lutz, fotografía de Franz
Weihmayr y producción de Eberhard Schmidt, el montaje se debe a la editora Lena
Neumann. Tres años antes, en 1933, había dirigido Wysbar otro de sus más
importantes filmes, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anna und Elisabeth</i>,
que buceaba en lo irracional y en el sentimiento religioso deformado por la
histeria, abordando la minusvalía física como consecuencia de frustraciones
individuales y complejos problemas psicológicos, la intransigencia fanática, la
bondad sencilla y el suicidio que halla su causa en la incapacidad de aceptar
la realidad tal como es, sometiéndola a un grado de exacerbación que no es más
que el resultado de una percepción extremadamente subjetiva e incluso egoísta, ajena
a la idiosincrasia de las personas que nos rodean. Pero también <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anna und Elisabeth</i> aprovecha la inusual
empatía que ya habían mostrado las eminentes actrices Dorothea Wieck y Hertha
Thiele en un extraordinario film de sutilísimas y elegantísimas resonancias
lésbicas, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mädchen in Uniform</i>
(«Muchachas de uniforme»), conducido con mano maestra por la realizadora Leontine
Sagan en 1931. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">En 1938, como consecuencia de los violentos pogromos llevados
a cabo en la noche del 9 al 10 de noviembre por la dictadura
nacional-socialista en toda Alemania (eufemísticamente, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kristallnacht</i> o «Noche de los cristales rotos»), Frank Wysbar
emigró a los Estados Unidos, ya que su esposa, de soltera Eva Krojanker, no era
considerada suficientemente aria. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fährmann Maria</i>
no se cumple en absoluto la penetrante observación del conde Hermann Keyserling
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Europa. Análisis espectral de un
continente</i>, 1928) de que una de las principales características del alma
alemana es la objetividad (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sachlichkeit</i>),
ejemplificada en la afirmación de Johann Gottlieb Fichte según la cual ser
alemán es ver en el objeto un fin en sí mismo. Este «primado de la cosa», raíz
psicológica del Idealismo filosófico, no aparece ni en el filme que nos ocupa ni
en el mencionado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anna und Elisabeth</i>.
Tampoco se verifica el correlato que se deriva de lo anterior: la primacía de
la representación sobre la realidad, esto es, el hecho de que el alemán, al
vivir en una esfera propia puramente para sí, hace del conocimiento algo que no
es inmediatamente vivo, sino elaborado, no pudiendo así entrar en contacto con
la realidad personal y con la realidad externa.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Wysbar, por el contrario, se encuentra más cerca de Goethe,
un alemán completamente atípico, en el que se da una plena y serena simbiosis
entre pensamiento y sentimiento, y alguien a quien los grandes temas que
verdaderamente le preocupaban eran la naturaleza, el arte y la vida. Como
señaló Friedrich Meinecke, el eximio profesor de Berlín, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los orígenes del historicismo</i> (1936),
Goethe concibe la Naturaleza como el eterno seno maternal de las fuerzas
terrestres, divinas y demoníacas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">También apreciamos en Wysbar una influencia de aquella
característica del pensamiento de Novalis aprendida de Friedrich Schiller: la
estrecha vinculación entre belleza y vida moral. Novalis, asimismo, bebió en
las fuentes proporcionadas por Friedrich Wilhelm Schelling y por el holandés
Frans Hemsterhuis: la concepción del cuerpo como instrumento del alma, que
aspira a unirse con el objeto deseado, una unión que no es otra cosa que
recomposición de lo disperso.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La película presenta un tema de indudable raíz romántica. El
amor y la muerte son los protagonistas. El primero, precisamente por ser
verdadero, vence a la segunda. La cosmovisión goethiana se entremezcla con la
estrictamente romántica y cristiana de Novalis. La Mujer como fuente principal
del Amor. Comunión con la Naturaleza. La religión no puede disociarse de los puros
elementos naturales, que resplandecen en toda su virginal inocencia durante la
primavera y el verano. Lo sobrenatural queda en cierta medida diluido por una
religión natural cuya raigambre se encuentra en el aparentemente impasible genio
olímpico de Weimar. <o:p></o:p></span></span></p><p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p style="background: white;"><span style="background: white; color: black;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-v6Q_2ujJ_R0/YGG3GNvRrQI/AAAAAAAAAMo/LgO8XnVfj6scojMd9LjgMwTO0S2HmbrgACLcBGAsYHQ/s600/wysbar-maria00.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="370" data-original-width="600" src="https://1.bp.blogspot.com/-v6Q_2ujJ_R0/YGG3GNvRrQI/AAAAAAAAAMo/LgO8XnVfj6scojMd9LjgMwTO0S2HmbrgACLcBGAsYHQ/s320/wysbar-maria00.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-family: times;"> Sybille Schmitz en una escena del filme</span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span><p></p><p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El argumento es sencillo. Una joven mujer, María (Sybille
Schmitz), se interesa y consigue el humilde oficio de barquera en un pequeño
pueblo campesino. Al poco de comenzar su trabajo, ayuda a un soldado fugitivo, «el
hombre de la otra orilla» (Aribert Mog), a quien da cobijo en su propia cabaña.
Lo esconde de sus perseguidores, seis misteriosos jinetes ataviados con capas
negras y montados en rutilantes caballos blancos. María y el desconocido, que
al principio se halla muy inquieto y agitado, incluso con atisbos de delirio, terminan
enamorándose. Pero, cuando la relación entre ambos empieza a fraguar, aparece
de improviso la Muerte (Peter Voss), a fin de llevarse al huido. Precisamente,
la película se inicia con la Muerte arrebatándole la vida al viejo barquero
(Karl Platen), ese que María sustituirá. Resulta muy significativa esa
presencia de la Muerte encarnada en un hombre alto y vigoroso, enteramente
vestido de negro, con un ancho cinturón bien ceñido, grave, adusto, enigmático,
muy parco en palabras. Esta figura tiene, en el cine germano-sueco, una
memorable antecesora y otra aún más destacada encarnación postrera. La primera,
es la Muerte (Bernhard Goetzke) que mueve los hilos del Destino en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las tres luces</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der müde Tod</i>, o, literalmente, «La muerte cansada», 1921), de Fritz
Lang. La segunda, es la Muerte (Bengt Ekerot) que juega una partida de ajedrez,
metáfora de la invisible e ineluctable contienda entre la vida y la muerte, con
el caballero cruzado (Max von Sydow) en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
séptimo sello</i> de Ingmar Bergman, de 1957.<o:p></o:p></span></span></p><p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p style="background: white;"><span style="background: white; color: black;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-fQ56erY469c/YGG3lXcoL0I/AAAAAAAAAMw/JWQ8nnFru9sc60JYO7fmHaWm-9gx0b7OgCLcBGAsYHQ/s385/wysbar-maria02.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="289" data-original-width="385" src="https://1.bp.blogspot.com/-fQ56erY469c/YGG3lXcoL0I/AAAAAAAAAMw/JWQ8nnFru9sc60JYO7fmHaWm-9gx0b7OgCLcBGAsYHQ/s320/wysbar-maria02.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-family: times;"> Peter Voss encarnando a la Muerte</span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span><p></p><p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Toda la película de Wysbar se desenvuelve en una atmósfera
irreal, fantástica, casi sobrenatural, herencia del Romanticismo alemán, en
donde el día, la luz, la naturaleza, el florecer de la hermosa y perfumada
primavera, la armonía entre los jóvenes amantes, han de enfrentarse a la noche,
a lo misterioso y oculto, a la Muerte que ronda permanentemente en torno de los
seres humanos. Nunca sabremos de dónde procede María ni tampoco de dónde viene
«el hombre de la otra orilla», aunque podemos adivinar que sus perseguidores
sean heraldos de la misma Muerte.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El filme puede sintetizarse en una frase plena de significado
simbólico: el amor vence a la muerte. Ésta se presentará cuando menos se lo
espera María, aunque, con su intuición femenina y la pasión que la embarga,
reconoce al instante a la avara, gélida e insensible contrincante. Ahora bien,
cuando la Muerte llega, María no se arredra: luchará con coraje y con astucia,
con valentía y con decisión, por preservar la vida de su amado. Acepta el reto;
está dispuesta a jugar la arriesgada partida. De ahí que trate de seducir a la
Muerte, que la entretenga, que se la lleve a la fiesta de la aldea, aunque la
enhiesta e hierática figura no se dejará embaucar. Bajo la animación de una
orquestina presidida por un jovial violinista vagabundo (Carl de Vogt), bailará
con su enemiga una danza, hasta quedarse ambos solos en el rústico e
improvisado tablado, ante los ojos espantados de los aldeanos, pero la Muerte
continuará reclamando lo que le pertenece: su ansiada presa. La muchacha trata
de huir. Se refugia en una capilla y se arrodilla ante el altar, suplicante.
Pero, al levantar la mirada, ahí está de nuevo la sombría Parca. María la
conducirá por la ciénaga, en dirección a la cabaña, aunque durante el tenebroso
y vacilante trayecto nocturno, iluminado por una luz fantasmagórica de incierta
procedencia, la joven, con las manos entrelazadas, reza y eleva una silenciosa
súplica a la divinidad. La Muerte termina resbalando, hunde uno de sus pies en
el fango pantanoso y acabará sumergiéndose hasta desaparecer por completo. El
amor ha vencido a la muerte. En la escena final vemos a los dos jóvenes amantes
dirigirse hacia una lejana espesura, atravesando un prado florido que simboliza
la felicidad.<o:p></o:p></span></span></p><p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p style="background: white;"><span style="background: white; color: black;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-_w9y7UkC1J4/YGG4CggJ1wI/AAAAAAAAAM4/aDYFIQ-8OHs4NGhuZa4Z3ASNrjam6HVFgCLcBGAsYHQ/s600/wysbar-maria01.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="422" data-original-width="600" src="https://1.bp.blogspot.com/-_w9y7UkC1J4/YGG4CggJ1wI/AAAAAAAAAM4/aDYFIQ-8OHs4NGhuZa4Z3ASNrjam6HVFgCLcBGAsYHQ/s320/wysbar-maria01.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-family: times;"> Aribert Mog y Sybille Schmitz en una escena del filme</span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span><p></p><p style="background: white;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="background: white; color: black; font-size: 14.0pt;">Toda la película gira en torno a la protagonista, María,
personaje interpretado por una de las más dotadas actrices alemanas desde los
ultimísimos años del mudo y los comienzos del cine sonoro hasta principios del
decenio de 1940, Sybille Schmitz (Düren, Renania del Norte, 2 de diciembre de
1909 – Munich, 13 de abril de 1955). De enigmática personalidad, con sólo
diecisiete años conoció al gran director teatral Max Reinhardt, innovador
capital de la escena alemana, quien le hizo una prueba. Tuvo un fugacísimo
debut cinematográfico, apenas unos segundos, en el atrevido y radical corto de
Ernö Metzner titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Überfall</i>
(«Accidente», 1928), donde encarna a una criatura de indudables evocaciones
andróginas. Tuvo la inmensa suerte de interpretar secundarios pero intensos
papeles en dos películas memorables: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tagebuch
einer Verlorenen</i> («Tres páginas de un diario»), de Georg Wilhelm Pabst
(1929), y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vampyr</i>, de Carl Theodor
Dreyer (1932). A partir de ahí, destacó su intervención, entre otras, en las
películas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un marido ideal</i> (Herbert
Selpin, 1935), adaptación de la comedia homónima de Oscar Wilde (1895), y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Titanic</i> (Herbert Selpin, 1943), de
ostensible propaganda antibritánica. Casada con el escritor Harald G. Petersson,
siempre mantuvo Sybille Schmitz una celosa bisexualidad, que no se preocupó por
ocultar después de la guerra, aunque tampoco hizo alarde de ella. Ajena a la
vida política, no mantuvo ninguna complicidad con el régimen nazi. El propio
Joseph Goebbels, omnipotente Ministro de Propaganda, no la apreciaba, ya que no
encarnaba el ideal de mujer rubia de pura raza aria. En una anotación de su
famoso <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario</i>, correspondiente a
1937, escribió que era una mujer sin disciplina, ni en la vida ni en el
trabajo. Después de 1945, Sybille Schmitz estuvo sometida a severas restricciones
profesionales. Acentuóse la depresión y la adicción al alcohol. Desde 1953
sufría de neuralgia facial. La gran actriz rusa Olga </span><span style="font-size: 14.0pt;">Tschechowa<span style="background: white; color: black;">
intentó ayudarla, aunque sin éxito. Se suicidó tomando una sobredosis de
somníferos. Miles de personas acudieron a su entierro, entre ellas la </span>Tschechowa
y el más importante productor del cine silente alemán, Erich Pommer. El
director Rainer Werner Fassbinder llevó al cine parte de su vida en la conocida
película <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Die Sehnsucht der Veronika Voss</i>
(«La ansiedad de Verónica Voss», 1982).<span style="background: white; color: black;"><o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="background: white; color: black;"><o:p><span style="font-family: times;">Málaga, marzo de 2021.</span> </o:p></span></p><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-26586266137986774722021-03-29T03:34:00.003-07:002021-03-29T04:03:24.010-07:00<p><span style="font-family: times;">DER ABSTURZ (1922)</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 35.45pt; text-align: center; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 17pt;"><span style="font-family: times;">Los expresivos
ojos y los pesados párpados de Asta Nielsen<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 35.45pt; text-align: center; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Anotaciones
a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der Absturz</i>, de Ludwig Wolff (1922)<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 35.45pt; text-align: center; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: times;">ENRIQUE
CASTAÑOS<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La película <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der Absturz</i> (literalmente, «El precipicio») es una producción
alemana dirigida por Ludwig Wolff en 1922. Se estrenó en Copenhague, en el
Kinopalæet de la calle Gammel Kongevej, el 11 de noviembre de ese año. Titulada
en español indistintamente como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Caída</i>,
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El abismo</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El castigo del pecado</i>, su título en danés es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mod Afgrunden</i> y en inglés <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Downfall</i>.
El original, de 2421 metros, tiene una duración de 93 minutos. No debe
confundirse con la película danesa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Afgrunden</i>,
dirigida en 1910 por Urban Gad y asimismo protagonizada por una primeriza Asta
Nielsen (1881 – 1972). Con un guión de Ludwig Wolff, fotografía de Axel
Graatkjaer y George Krause, y decorados de Fritz Seyffert y Heinz Beisenherz, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der Absturz</i> contó con un reparto
formado, además de por la omnipresente gran diva danesa, por Gregori Chmara,
Albert Bozenhard, Ivan Bulatov, Adele Sandrock, Charlotte Schultz (1899 – 1946)
e Ida Wogau. El realizador, Ludwig Ernst Wolff (Bielitz, Silesia, 7 de marzo de
1876 – Estados Unidos, ca. 1958), nació en el seno de una familia judía de la
Silesia austriaca, hoy en territorio polaco, y, además de dirigir varias
películas entre 1918 y 1924, fue novelista y guionista cinematográfico.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">El filme narra la desdichada historia de
una afamada cantante de cabaret, Kaja Falk (Asta Nielsen), cuyo protector y
eventual amante, el conde Lamotte (Ivan Bulatov), es un hombre mucho mayor que
ella y al que en el fondo desprecia. Invitada a pasar una temporada de descanso
en la majestuosa mansión del acaudalado aristócrata, situada en un pequeño pueblo
de pescadores, hasta allí la persigue su antiguo empresario, Frank Lorris
(Albert Bozenhard), un individuo avieso y sin escrúpulos que actúa bajo el
pretexto de que la cabaretera le debe una suma de dinero. Muy cerca del mar se encuentra
la humilde casa de un pescador, Peter Karsten (Gregori Chmara), quien vive con
su madre (Adele Sandrock) y una sobrina de ésta y prima suya, la joven y
hermosa Hendrike Thomsen (Charlotte Schultz), quien está enamorada de su
honrado y laborioso primo, amor que es tímidamente correspondido. La llegada de
Kaja al lugar lo trastoca todo, pues casi inmediatamente siente una
irresistible atracción por Peter, que, sin solución de continuidad, se
convertirá en una ardiente pasión. Rendido ante el deslumbrante porte de Kaja,
Peter rechaza a Hendrike e inicia una furtiva relación con la sofisticada
cantante. Ante las amenazas directas de Lorris, que se ha atrevido a irrumpir
en la villa de Lamotte y solicitar descaradamente una entrevista privada con Kaja,
ésta planea huir con Peter, haciéndoselo saber en uno de sus encuentros
secretos. Pero Hendrike, despechada, aunque en un primer momento duda, se
decide a informar a Lamotte de la infidelidad de Kaja, indicándole el lugar
exacto de sus citas, en lo alto de un acantilado. Incrédulo, desagradablemente
sorprendido y enfadado, el conde sube a la escarpada cima, justo poco después
de que Kaja haya acordado la huida con su nuevo amante y regresado a la villa.
Lamotte y Peter intercambian unas ásperas palabras, llegando el conde a agarrar
por dos veces uno de los brazos de Karsten, aunque, la segunda vez, éste aparta
con vehemencia al indignado aristócrata, quien, ante la inercia del impulso y
por encontrarse al borde mismo del acantilado, pierde el equilibrio y cae
precipitándose contra las rocas. Peter, responsable de este homicidio
involuntario, se asoma atónito al abismo, gritando desesperado ante la
imprevista tragedia. Agitado, temeroso y aturdido, acude corriendo a la villa,
en cuyo jardín se esconde, detrás de un seto, Lorris, quien, no satisfecho con
la respuesta que le había dado Kaja y temiendo no obtener su dinero, ha
permanecido al acecho. Razón de más ahora, cuando ve llegar a un descompuesto
Peter. Desde el solemne pórtico de la fachada principal de la casa, escucha la
confesión de Karsten, que Kaja recibe con zozobra, pero también como una
liberación. Ambos deciden adelantar la partida. Pero Lorris irrumpe con inicua
arrogancia y acusa a Peter de asesinato ante los criados.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-YF2RAE8CvOA/YGGvTRuOlfI/AAAAAAAAAMQ/WHzSK81qgYAx84Uq3qtjnFE2ts5LoToCQCLcBGAsYHQ/s800/Der_Absturz16.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="610" data-original-width="800" src="https://1.bp.blogspot.com/-YF2RAE8CvOA/YGGvTRuOlfI/AAAAAAAAAMQ/WHzSK81qgYAx84Uq3qtjnFE2ts5LoToCQCLcBGAsYHQ/s320/Der_Absturz16.jpg" width="320" /></a></div> <span style="font-family: times;">Kaja Falk y Peter Karsten en la playa </span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Se inicia así una breve etapa en la que,
mientras Kaja se recupera en un sanatorio de la merma de su voz, como
consecuencia del impacto sufrido por el ingreso en prisión de Peter, que ha
sido condenado a diez años, Lorris ve el camino expedito para aprovecharse
despiadadamente de la cantante. No sólo vende sin permiso valiosas pertenencias
de la casa de Kaja, sino que intenta su vuelta a los escenarios, aunque sin
éxito. La cantante ha perdido irremediablemente sus facultades, como se pone de
manifiesto en su primera reaparición en el escenario, donde cosecha un rotundo
fracaso. Mientras tanto, la madre de Peter y su prima Hendrike sufren en
silencio, resignándose ante tan prolongada espera.</span><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-GNQJuyXdpOc/YGGwBrD23QI/AAAAAAAAAMY/fkb_H2Tnx00IWSIwmQNArBjyq1HvFr3SwCLcBGAsYHQ/s800/Der_Absturz18.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="577" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/-GNQJuyXdpOc/YGGwBrD23QI/AAAAAAAAAMY/fkb_H2Tnx00IWSIwmQNArBjyq1HvFr3SwCLcBGAsYHQ/s320/Der_Absturz18.jpg" /></a></div> <span style="font-family: times;">Kaja Falk y Frank Lorris cuando ella intenta volver a cantar</span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Transcurren esos diez años, durante los
cuales Kaja ha perdido su belleza de antaño. Se ha convertido en una mujer
ajada, entregada a la bebida, que malvive en una sórdida buhardilla donde el
amoral Lorris la explota como proxeneta. Sin embargo, su amor por Peter se ha
mantenido inalterable; es más, se ha acentuado, lo mismo que el del prisionero,
quien sólo conserva en su memoria la imagen de una Kaja resplandeciente durante
los escasos y felices días junto al mar. Las cartas que se envían constituyen
un acicate para ambos, proporcionándose ánimos mutuamente.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Cuando se acerca el día de la salida de
prisión de Peter, Kaja, que ha ido guardando en secreto, con enorme esfuerzo,
unos ahorros durante ese decenio, recibe una notificación de su amado
indicándole la fecha y hora exactas, breve misiva que lee, después de recogerla
en la Oficina de Correos, deteniéndose emocionada en un grandioso puente que
atraviesa el río. Hendrike y su tía, la madre de Peter, limpian y se afanan en
dejar lustrosa la vivienda adonde llegará de vuelta por fin el hombre que ambas
tanto anhelan. Por su parte, Kaja también hace los preparativos en su
desvencijada habitación, en su caso arreglándose un poco y comprobando su
bolso. En una cajita le lleva, además, un modesto obsequio, un reloj. Se
intercalan escenas de la madre y la prima. Sin que Lorris se aperciba, Kaja
sube a un tren para dirigirse a la ciudad donde se halla la cárcel y esperar a
Peter en la puerta. Pero cuando el hombre sale, a pesar de que la única persona
que hay en la plazuela es Kaja, no la reconoce. Aguarda ansioso su llegada,
pero no advierte que la tiene delante. Kaja, abatida, desiste de identificarse.
El proceder de Peter, que actúa sin malicia alguna, se lo ha dicho ya todo. En
esto llega la madre y ambos se abrazan y se besan efusivamente. Kaja, a unos pocos
metros de distancia, asiste al encuentro entre madre e hijo sin atreverse a
intervenir, avergonzada, física y moralmente deshecha, consciente de su
terrible y trágico destino, quién sabe si fruto de sus pecados, aunque nadie
puede dudar que su amor por Peter se ha mantenido incólume. Todavía, cuando se
alejan abrazados, vuelve al menos una vez la cabeza el hombre en dirección a la
extraña desconocida, pero no ve más que eso, una mujer en ruinas que ni tan
siquiera le evoca la hermosa torre que una vez fue. Madre e hijo regresan al
pueblo, donde es más que probable que la relación de Peter con Hendrike se
recomponga, mientras que Kaja, sin importarle ya nada, sin que la vida tenga
ningún sentido para ella, vuelve a su mecánica y rutinaria existencia junto a
su cínico, vulgar y grosero maltratador.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><span><a href="https://1.bp.blogspot.com/-bGm-TA9flXM/YGGwfi7_yhI/AAAAAAAAAMg/rd1pXijtYlg_pOpbwu0uayPy1fP5tiHFwCLcBGAsYHQ/s800/Der_Absturz08.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="611" data-original-width="800" src="https://1.bp.blogspot.com/-bGm-TA9flXM/YGGwfi7_yhI/AAAAAAAAAMg/rd1pXijtYlg_pOpbwu0uayPy1fP5tiHFwCLcBGAsYHQ/s320/Der_Absturz08.jpg" width="320" /></a></span></div><span> <span style="font-family: times;">Kaja Falk en su sórdida buhardilla</span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Reparemos en la transformación de Kaja.
Aquellos días, paseando por la arena de la playa, junto a la orilla, en los que
mostraba su exuberante belleza, en los que, dueña de sí misma, exhibía una
perturbadora sensualidad, se han trocado en otros en los que asistimos a la decadencia
física y espiritual de una mujer que ha tocado fondo. Lo único que la mantiene
con esperanza y que finalmente la redime es el amor que atesora su corazón
puro. Esa esperanza de volver a encontrarse con el ser amado la ha mantenido
viva, en medio del sufrimiento, durante diez años. La redención no es algo de
lo que ella sea consciente, pues sólo podrá percibir su desengaño, pero sí la
admite sin titubear el espectador, que ve en Kaja los fatales estragos del paso
del tiempo, pero también la desoladora estampa de una mujer que nunca ha dejado
de amar. A Kaja Falk, como a Anna Karénina, sólo el amor, que está más allá de
ella y que la posee por entero, puede redimirla.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Uno de los planos más estremecedores y
portentosos es cuando Kaja se mira en el espejo oblongo de la habitación
alquilada en un hotelucho de la ciudad donde ha pasado la noche. La toma está
hecha desde el espejo mismo, enfrentando a la mujer con el anonadado
espectador, que parece recibir un puñetazo. Comprueba de qué modo tan cruel ha
pasado el tiempo por su marchito rostro. Es otra, aunque su corazón sea el
mismo. La imagen de patetismo es absoluta. Sólo puede sentirse compasión ante
la faz de esta desventurada criatura. Siente un poco de miedo, ante la
posibilidad de resultar irreconocible para su amado. Se pinta precipitadamente
los labios, pero inmediatamente se restriega y borra el carmín. Quiere
presentarse ante él tal y como ella es. Se trata de un plano de unos dos
minutos, esto es, extremadamente largo, pero la toma, tan arriesgada, se
sostiene con una firmeza inconcebible, permaneciendo cincelada en la retina del
espectador, que queda paralizado por el asombro. Pocas veces el cine ha
mostrado de manera tan desoladora, tan sin retórica y sin aspavientos, la
tristeza de una faz doliente. El efecto se multiplica como consecuencia de que
nos hallamos ante uno de los semblantes más expresivos de la historia del cine
de todos los tiempos. El rostro de Kaja ha experimentado una atroz metamorfosis.
La abundante y corta melena negra, el denso flequillo cobijando la ancha
frente, la boca sensual de labios finos, y, sin embargo, ardientes, los dientes
parejos y marfileños, las perfiladas cejas, la nariz exquisitamente modelada,
las mejillas que evocan el mármol del Pentélico, todo eso que vimos antes
durante el breve paseo en barca con Peter, con unos primeros planos de ella
magníficos, como cuando piensa en él apoyada en una robusta columna de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">loggia</i> del palacete del conde, todo eso
se ha transmutado ahora en un rostro decrépito, patético, donde los únicos que
permanecen inalterables son esos inmensos ojos, de párpados pesados y oscuros,
aunque, inevitablemente, las ojeras delatan el agotamiento. Esos párpados, que
se abren y se cierran cual ventanas que permiten u obstaculizan el paso de la
luz, que se mueven con una lenta y sostenida cadencia.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">También, en la escena final, cuando Kaja
regrese a su prisión particular, donde la espera un desastrado Lorris
enfurecido por la ausencia no comunicada, volverá a mirarse por última vez en
el espejo ovalado de la cochambrosa estancia. Nada más entreabrirse la puerta,
advertimos la lastimosa presencia de una mujer desmoronada, en parte indiferente
ya al dolor, imagen sublime de un ser sufriente y condenado. Su resignación es
señal de su derrota existencial. Mientras su receloso cancerbero pasea
agitadamente por la habitación, Kaja contempla con indescriptible amargura ese
rostro desfigurado que Peter no ha podido reconocer. Pero, por unos retardados
segundos, lo que se refleja en el espejo no es la Kaja de ahora, sino la de
hace diez años, envuelta en un lujoso abrigo de pieles visto en una escena
anterior. Esos son los recuerdos que acuden a su mente extenuada. La cámara, de
nuevo, mantiene bastantes segundos esa desgarradora imagen de la Kaja que una
vez fue y la Kaja real, de pie en la habitación. Un despojo humano. Lentamente,
en un fundido, desaparecerá el espectro pretérito, que nunca volverá, y surgirá
el actual. La realidad, que casi siempre termina imponiéndose, resulta cruel e
implacable. El rufián la agarra y la obliga a sentarse. «Así será siempre», le
grita. Pero ella hace mucho que está por completo ausente.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En las primeras tomas de Kaja en la
villa, está vestida con una elegante falda, que cae hasta un poco antes de los
tobillos, diseñada por delante con triángulos negros y blancos, mientras por la
parte posterior es enteramente negra. También es negra la cerrada camisa de
terciopelo, con mangas largas, que la cubre a partir de la cintura. Cuando,
dando un paseo por la playa, se acerca por vez primera al pescador Peter
Karsten, presenta un aspecto deslumbrante. Lleva un vestido de entretiempo, de
falda larga, estampado con grandes rombos ribeteados de negro, así como un
ligero quitasol semitransparente, ornamentado de hojas en su zona central. Un
elegante gorro blanco, adornado con plumas en un extremo, cubre su cabeza. El
peinado es espléndido, concebido para hacer resaltar la extraña y perturbadora
belleza de Asta Nielsen: densa melena corta, de tono azabache, que abulta a
ambos lados de la cara, cubriéndole las sienes y las orejas, mientras que un
poblado y espléndido flequillo tamiza toda la frente. El cabello no es más que
la protección externa de un rostro singularísimo, en el que la boca, de labios
finos, los dientes parejos, las cejas y la perfectamente modelada nariz,
parecen hechos para resaltar, si es que eso es posible, esos ojos inmensos,
cubiertos de pesados párpados que se cierran como delicadísimas ventanas,
siempre pintados con un color oscuro, el rasgo más característico de esta
actriz única, irrepetible, incomparable (en cuanto que no tiene ningún sentido
compararla con ninguna otra), en acertada expresión del gran poeta, crítico de
cine y dramaturgo húngaro Béla Balázs (1884 – 1949). En uno de los apéndices de
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pantalla demoníaca</i> (1952), la
historiadora y crítico de cine Lotte Henriette Eisner, no sólo nos recuerda las
palabras de Béla Balázs, después de haber visto a Asta Nielsen interpretando la
muerte de Hamlet (1921): «Arriad las banderas ante ella, pues es única», sino
que ella misma enfatiza «su expresión pálida de ojos inmensos y ardientes», la
«franja de cabellos negros lisa, lacia», estilizado adorno del que resultaba
inseparable. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der Absturz</i> esa
franja de cabellos negros lisa, lacia, surge en la última parte, cuando la vida
de Kaja Falk se ha convertido en una patética tragedia. Pero no puede uno
resistirse a reproducir el penetrante dibujo que hace Lotte Eisner de esta
actriz inigualable: «Una época hiperinstruida, inestable y sofisticada había
encontrado su ideal en Asta Nielsen, mujer intelectual, llena de refinamiento,
de rostro de Pierrot lunar, de párpados pesados, de manos que parecían llevar,
como las de Eleonora Duse [1858 – 1924, célebre actriz italiana de teatro],
heridas invisibles … Su cálida humanidad, llena de aliento, de presencia,
refutaba lo abstracto, así como el carácter abrupto del arte expresionista …
Nunca se rebajaba al amaneramiento, su vestimenta nunca chocaba. Podía
interpretar en pantalón, sin que se produjera ambigüedad. Y es que el erotismo
de Asta Nielsen está muy lejos de cualquier equívoco; para ella se trataba
siempre de una auténtica pasión. Su peinado con flequillo le hacía interpretar
a veces a vampiresas, pero no tenía nada de mujer fría y calculadora. En ella
se notaba ese fuego devorador que no sólo va a destruir a los hombres, sino
también a ella misma». Cuando Lotte Eisner habla de que el erotismo de Asta
Nielsen no se presta a equívocos, acordémonos, a modo de didáctica comparación,
de la fugacísima presencia, apenas unos segundos, de una jovencísima y
andrógina Sybille Schmitz en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Überfall</i>
(«Accidente»), un novedoso y radical corto de Ernö Metzner rodado en 1928.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Sólo dos breves consideraciones más.
Una, respecto a la cuidada puesta en escena, decorados y dirección artística.
La arquitectura de la mansión del conde, a pesar de su maciza mole, ofrece
lejanas influencias de la célebre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Villa
Rotonda</i> iniciada por Andrea Palladio cerca de Vicenza hacia 1550-54,
especialmente en lo que atañe a la distribución en tres alturas, con su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">piano nobile</i> y marcadas líneas de
imposta, así como del neogriego alemán de Karl Friedrich Schinkel y Leo von
Klenze, visible, no tanto en el cuerpo central dividido de la fachada principal
del palacete, con la parte inferior, el pórtico propiamente dicho, más
saliente, y la superior retranqueada, si bien armonizados ambas zonas por los
amplios vanos con arcos de medio punto, cuanto en el espacioso vestíbulo de
entrada, con su puerta adintelada y las altas y majestuosas columnas de fustes
redondos que flanquean el comienzo de la elevada escalera de planta cuadrada de
varios tramos en torno a una amplia caja abierta.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El elemento más encantador del edificio
es la anchurosa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">loggia</i> rectangular, a
modo de prolongación de una de las fachadas, abierta al jardín por sus dos
lados mayores, asimismo con robustas columnas de fuste redondo, unidas mediante
una torneada barandilla de hierro, como si el conjunto fuese una especie de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">belvedere</i>. Se entra en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">loggia</i> a través de un vano adintelado
que comunica con las dependencias interiores de la villa, mientras que en el
otro extremo, perpendicularmente, hay una suerte de pabellón, también
rectangular, cuyos lados menores están rematados por frontones triangulares.
Este pabellón se halla también abierto al jardín que circunda la mansión, acentuando
el carácter de mirador. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">loggia</i>,
elevada hasta el nivel del piso noble, se sustenta en una maciza cimentación de
mampostería.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">En lo que atañe a la decoración, sólo
resaltar que el salón de la vivienda de Kaja ofrece algunos objetos muy modernos,
sobresaliendo especialmente un gran cuadro de estilo expresionista, con figuras
que evocan las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cocottes</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">showgirls</i> paseando por la calle que
pintaba Ernst Ludwig Kirchner en Berlín hacia 1913-14, cuando el grupo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Die Brücke</i>, después de trasladarse a la capital
alemana en 1911, estaba ya en proceso de descomposición. Por lo que respecta a
la villa de Lamotte, en uno de los gabinetes pueden apreciarse retratos de la
Escuela holandesa de pintura del siglo XVII.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La última consideración es de carácter
histórico y político. En noviembre de 1922 Alemania había entrado en un
turbulento proceso inflacionista que no dejará de crecer hasta diciembre del
año siguiente. La fragilidad de la joven República de Weimar es más evidente
que nunca. El semblante de Asta Nielsen puede servir de metáfora de la poderosa
Alemania de antes de la Gran Guerra y de la vencida y humillada de la hora
presente. Esta película, por emplear la terminología de Sigfried Kracauer,
pertenece a la época anterior al periodo de estabilización, iniciado en abril
de 1924 con la renegociación de la deuda gracias al Plan Dawes, periodo marcado
en la pantalla alemana por el llamado «nuevo realismo», cuyo máximo exponente
quizá sea Georg Wilhelm Pabst. En la Unión Soviética, como consecuencia del
atentado del 30 de agosto de 1918 y del exceso de trabajo, el quebranto de la
salud de Lenin se agrava, sufriendo su primer infarto el 25 de mayo de 1922.
Agazapado en la sombra, astuto como un viejo zorro, el ex seminarista georgiano
espera pacientemente su turno. A partir de 1927, su dictadura personal,
aprendida en la elocuente escuela del hombrecillo de los ojos rasgados de
tártaro, será infinitamente más sanguinaria. Por lo que atañe a Alemania, en
1922 el huevo de la serpiente está incubándose sin que nadie se dé exacta
cuenta. Ni el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">putsch</i> de Munich de
principios de noviembre de 1923, ni los resultados electorales de septiembre de
1930 y de julio y noviembre de 1932, fueron suficientes para alertar a unas
élites políticas conservadoras que creyeron poder manejar sin dificultad al
oscuro cabo antisemita surgido desde la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Räterepublik</i>
(«República de los Consejos») de la capital de Baviera de la primavera de 1919.
El nuevo demagogo, el hombre perezoso que «sólo sabía hablar», encarnación del
mal absoluto, precipitaría a su país y a todo un continente en el abismo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;">Málaga, 29 de marzo de 2021.</span></p>Det Danske Filminstitute (Instituto Cinematográfico danés) es el propietario intelectual de las ilustraciones.<br /><p></p><div><br /></div><div><br /></div>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-15328485594086193872021-03-26T12:13:00.003-07:002021-04-07T02:51:47.288-07:00<p><span style="font-family: times;">INTERTREPPE (1921)</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><i><span style="font-size: 18pt;">Hintertreppe</span></i><span style="font-size: 18pt;">, un notable y temprano ejemplo del <i>Kammerspielfilm</i><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 12pt;"> </span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: times;">ENRIQUE CASTAÑOS<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">La película <i>Hintertreppe</i> (<i>Escalera de
servicio</i>) fue dirigida en 1921 por el alemán Leopold Jessner (Königsberg,
marzo de 1878 – Hollywood, diciembre de 1945), asistido por su compatriota Paul
Leni (Stuttgart, julio de 1885 – Hollywood, septiembre de 1929). De una
duración de unos 50 minutos, muda y en blanco y negro, su creador y guionista
fue el gran Carl Mayer (Graz, Austria, 1894 – Londres, 1944)<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn1" name="_ednref1" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span></span></a>,
a quien se deben, entre otros, los guiones de <i>Das Kabinett des Dr. Caligari</i>
(1919), <i>Scherben</i> (<i>Raíl</i>, 1921) <i>Sylvester</i> (<i>La noche de
San Silvestre</i>, 1923) y <i>Der Letzte Mann</i> (<i>El último</i>, 1924).
Además de ayudante de dirección, Paul Leni también se ocupó de los decorados;
los operadores fueron Karl Hasselmann y Wily Hameister, y la producción,
alemana, correspondió a Henny Porten-Film GmbH y Hans Lippmann. El reparto
solamente incluye a tres personajes: la sirvienta (Henny Porten), el amante
(Wilhelm Dieterle) y el cartero lisiado (Fritz Kortner). Henny [diminutivo de
Henriette] Porten, cuyo nombre real era Frieda Ulricke Porten (1890 – 1960),
fue, además de productora, una destacada actriz del cine mudo alemán, que
trabajó en varias películas de Ernst Lubitsch, Ewald André Dupont y Robert
Wiene. En 1919 fundó su propia productora, que se fusionó con la de Carl
Froelich en 1924. Su primer marido, con quien se casó en octubre de 1912, el
actor y director de teatro y de cine Curt A. Stark, murió en octubre de 1916 en
la Gran Guerra. En junio de 1921 volvió a casarse, esta vez con el médico judío
y productor de cine Wilhelm von Kaufmann-Asser, razón por la que su carrera
viose obstaculizada a partir de 1933, aunque pudo continuar trabajando en
varias películas, gracias a la intervención de Albert Günther Göring, hermano
menor del jerarca nazi Hermann Göring, pero enemigo declarado del régimen
totalitario y protector, en la medida de sus posibilidades, de judíos y
opositores, por lo que las vidas de la conocida actriz y la de su marido judío
fueron respetadas durante la dictadura nacional-socialista, con la que ambos no
tuvieron ninguna relación. Su carrera después de 1945 fue muy restringida. En
cuanto a Wilhelm Dieterle (1893 – 1972), fue actor y director de cine en
Alemania hasta 1930, trabajando algún tiempo en la compañía teatral de Max
Reinhardt y participando en filmes tan renombrados como <i>Das
Wachsfigurenkabinett</i> (<i>El gabinete de las figuras de cera</i>), de Paul
Leni (1924) y<i> Faust</i>, de Friedrich Wilhelm Murnau (1926). En 1930 emigró
a los Estados Unidos, donde se nacionalizó en 1936, cambió su nombre de pila
por William y se convirtió en un meritorio director de cine, destacando su
lírica y misteriosa película <i>Portrait of Jennie</i> (1948). Por último, el
vienés Fritz [diminutivo de Friedrich] Kortner (1892 – 1970), que interpretó
pequeños papeles, entre 1911 y 1913, en la compañía de Max Reinhardt, tuvo una
importante participación, como amante y efímero marido de Lulú, en la inmortal
obra de Georg Wilhelm Pabst titulada <i>Die Büchse der Pandora</i> (<i>La caja
de Pandora</i>, 1929), protagonizada por la inteligente y deslumbrante Louise
Brooks, a partir de una obra teatral de 1902 de Frank Wedekind. Abandonó Alemania
al poco de llegar al poder los nacional-socialistas, recalando, primero, en
Inglaterra, donde intervino en <i>Abdul the Damned</i> (<i>Abdul Hamid, el
sultán rojo</i>), realizada por Karl Grune en 1935, y, después, en los Estados
Unidos, donde trabajó como guionista y actor, como en la algo confusa, aunque
estimable, </span><i><span style="font-size: 14pt;">Somewhere in the Night</span></i><span style="font-size: 14pt;"> (<i>Solo en la noche</i>), de 1946, primer
acercamiento de Joseph L. Mankiewicz al cine negro, un género donde nunca
pareció encontrarse cómodo. En definitiva, que los únicos tres actores de <i>Hintertreppe</i> sobresalieron en el cine
silente y dieron con bastante dignidad el salto al sonoro.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-CfhqNyQYVbw/YF40dsWIQiI/AAAAAAAAALo/mn7TGSgQNaMWH1NjDQoi5jpJZT0QzurwACLcBGAsYHQ/s316/Jessner-Leopold.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="316" data-original-width="245" src="https://1.bp.blogspot.com/-CfhqNyQYVbw/YF40dsWIQiI/AAAAAAAAALo/mn7TGSgQNaMWH1NjDQoi5jpJZT0QzurwACLcBGAsYHQ/s0/Jessner-Leopold.jpg" /></a></span></div><span style="font-family: times;"> <span> </span><span> </span><span> </span>Leopold Jessner<br /><span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;"> </span></span></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 14pt;">Hintertreppe</span></i><span style="font-size: 14pt;"> narra una
historia pasional, un drama de la vida cotidiana de la clase media empobrecida.
La acción transcurre en Berlín, en un conjunto de casas de diferentes alturas
donde reside una clase media proletarizada, si bien hay solamente una vivienda habitada
por una estirada e intolerante familia, rígida y convencional, perteneciente a
una clase media relativamente acomodada, que es donde trabaja la sirvienta como
interna. Alrededor de las casas, un patio vecinal empedrado, decisivo como
espacio que, al mismo tiempo, separa y vincula a los habitantes de las
descuidadas viviendas. Un patio semejante aparecerá en <i>Der Letzte Mann</i>,
de Murnau, a nuestro juicio muy bien diseñado, aunque puede llevar razón la
estudiosa alemana Lotte H. Eisner cuando afirma preferir el patio concebido y
construido por Paul Leni<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn2" name="_ednref2" style="mso-endnote-id: edn2;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, probablemente,
suponemos nosotros, porque es más sórdido y tenebroso, convirtiéndose en mudo
escenario del drama, siendo capaz de «reunir» a almas dispersas y distintas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><i><span style="font-size: 14pt;">Hintertreppe</span></i><span style="font-size: 14pt;"> es uno de los primerísimos títulos de lo que se ha dado en llamar <i>Kammerspielfilm</i></span><span style="font-size: 14pt;">, esto es, un
«cine de cámara» o «cine íntimo» cuya característica más visible es la ausencia
de intertítulos y el escasísimo número de personajes<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn3" name="_ednref3" style="mso-endnote-id: edn3;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. En
realidad, se trataría de un ejemplo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">avant
la lettre</i>, del género, en palabras de Lotte Eisner, quien la fecha en 1920<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn4" name="_ednref4" style="mso-endnote-id: edn4;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
mientras que Sigfried Kracauer la retrasa a 1921<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn5" name="_ednref5" style="mso-endnote-id: edn5;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
opinión compartida por Roberto Paolella<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn6" name="_ednref6" style="mso-endnote-id: edn6;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. También
la fechan en 1921 los críticos Horst Claus y Fred Gehler. En cualquier caso,
parece bastante probable que el rodaje de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hintertreppe</i>
fuera ligeramente anterior al de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scherben</i>.
Este género cinematográfico, específicamente alemán, comenzó con la mencionada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scherben</i>, escrita por Carl Mayer y
dirigida por el rumano Lupu Pick en 1921. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scherben</i> hay cuatro personajes: el guardavía (Werner Krauss), la
hija (Edith Posca), el inspector de ferrocarriles (Paul Otto) y la madre
(Hermine Strassmann-Witt). Una quinta persona es un fugacísimo pasajero,
encarnado por el propio Lupu Pick, marido, en la vida real, de Edith Posca. La
siguiente gran película del género, asimismo creación de Carl Mayer y de nuevo
dirigida por Lupu Pick, es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sylvester</i>,
de 1923. Otra vez tres personajes: el marido (Eugen Klöpfer), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">su</i> esposa (Edith Posca) y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">su</i> madre (Frieda Richard). Con el
pronombre posesivo «<i style="mso-bidi-font-style: normal;">su</i>» en cursiva,
Carl Mayer pretende, en opinión de Lotte Eisner, privar de cualquier existencia
individual a ambas mujeres. El <i>Kammerspielfilm</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;"> alcanzaría probablemente su culminación con <i>Der Letzte Mann</i>, de
Murnau, también escrita por Carl Mayer y donde Murnau contó con la magistral
colaboración del operador Karl Freund, lo que le permitió sacar mejor partido
al ajetreo callejero, a la simbólica puerta giratoria de la entrada del lujoso
hotel y a las expresiones del rostro del personaje principal, el portero mayor
del Atlantic, degradado a humilde encargado de los baños, un papel que
interpretó un soberbio Emil Jannings, de quien Murnau extrajo, gracias a los
primeros planos y a los suaves contrapicados muy próximos, toda la capacidad
expresiva de su rostro, pues Karl Freund, en vez de usar solamente la cámara
sobre ruedas para los <i>travellings</i>, adhirió una cámara más pequeña a su
propio cuerpo (como la potente linterna que porta colgada a su cuello el sereno
del hotel), de tal modo que podía seguir de cerca los más leves movimientos del
cuerpo y de la cabeza de Jannings, especialmente al deslizarse sigilosamente
por los pasillos del hotel de noche, con su figura encorvada pegada a las
paredes, temeroso y derrotado. También Karl Freund, por indicación de Murnau,
supo otorgar la importancia debida al uso de la luz y de la sombra,
circunstancia que no concurre con tanta maestría ni en sendas obras de Lupu
Pick ni en la que analizamos en este breve artículo.</span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><br /></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><span><a href="https://1.bp.blogspot.com/-nTl2EJs61aw/YF41Ig1DFMI/AAAAAAAAALw/3qMaGsX4N2o5VBIQ6j9py209dl-7eaagACLcBGAsYHQ/s266/leni-paul.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="266" data-original-width="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-nTl2EJs61aw/YF41Ig1DFMI/AAAAAAAAALw/3qMaGsX4N2o5VBIQ6j9py209dl-7eaagACLcBGAsYHQ/s0/leni-paul.jpg" /></a></span></span></div><span style="font-family: times;"><span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span></span></span><span style="font-family: times;">Paul Leni</span><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-style: italic;"><br /></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><br /></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">El <i>Kammerspielfilm</i>, como ha subrayado Lotte
Eisner, deriva directamente </span><span style="font-size: 14pt;">del teatro de Max Reinhardt entre 1902 y el inicio de
la contienda europea, pues este innovador director teatral alemán advirtió que
las expresiones y gestos de los actores no podían apreciarse por los espectadores
en una sala espaciosa; de ahí que redujese drásticamente el número de
espectadores, a fin de que pudiesen ver la evolución expresiva de los actores
de la obra representada. Este tipo de teatro dio en llamarse <i>Kammerspiel</i>,
no pudiendo asistir a las sesiones más de trescientos espectadores<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn7" name="_ednref7" style="mso-endnote-id: edn7;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Pero
hay que ser cautos a la hora de establecer las relaciones de Max Reinhardt con
el teatro naturalista anterior, por mucho que el <i>Kammerspielfilm</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;"> beba en los «contenidos» de determinados
dramas psicológicos y naturalistas de escritores de Alemania, Noruega y Suecia.
Lionel Richard ha señalado, respecto a Reinhardt, dos cosas relevantes: la
primera, que su aportación fue decisiva, durante esa docena de años anterior a
la guerra, en el descubrimiento del teatro extranjero y en decidirse por
incorporar a los mejores autores teatrales de la época, tales como Henrik
Ibsen, Maurice Maeterlinck, Carl Sternheim, Augusto Strindberg, Nicolás Gogol
(aunque fallecido en 1852), Hugo von Hofmannsthal, Frank Wedekind y Georg
Kaiser; la segunda, que se alzó «contra el monopolio del teatro naturalista,
representado por Otto Brahm», su maestro, alcanzando de este modo una «madurez
de elaboración escénica» singularmente neo-romántica, decadentista (no
olvidemos que Maeterlinck se desenvuelve en el ámbito del Simbolismo, esto es, donde
la preeminencia corresponde a la <i>Idea</i>), «que intenta, sin ocultarlo,
favorecer ensueños, provocar una evasión fuera de la realidad»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn8" name="_ednref8" style="mso-endnote-id: edn8;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Por eso no se puede ser maniqueo o taxativo cuando nos referimos a Reinhardt,
como observó muy bien Lotte Eisner, pues, a pesar de sus innovaciones
escénicas, se nutre de conceptos e ideas neo-románticas, simbolistas,
naturalistas, expresionistas y vanguardistas, sin que necesariamente hayan de
resultar antagónicas; su talento, por el contrario, consistió en reconciliar
tendencias aparentemente opuestas. El mismo Lionel Richard nos recuerda la
desaprobación de Lotte Eisner por la tendencia generalizada de la crítica a
considerar «expresionistas» todas las películas rodadas en Alemania durante el
decenio de 1920, fruto del desconocimiento de lo que realmente fue el
Expresionismo y de la confusión en torno a él<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn9" name="_ednref9" style="mso-endnote-id: edn9;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Pensemos, sin ir más lejos, en las extraordinarias películas de Pabst desde
1924 hasta 1929, enmarcadas por Kracauer en lo que llamó «nuevo realismo»
cinematográfico alemán<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn10" name="_ednref10" style="mso-endnote-id: edn10;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
emparentado con el movimiento artístico de la <i>Neue Sachlichkeit</i> («Nueva
Objetividad») y con la renegociación de la deuda alemana que se concretó en el
llamado <i>Plan Dawes</i> de abril de 1924 (por el nombre de su principal
impulsor, Charles Gates Dawes, Director de la Oficina del Presupuesto de los
Estados Unidos).</span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Pero,
si bien existen indudables puntos de contacto entre el <i>Kammerspielfilm</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;"> y el Expresionismo cinematográfico, no
puede ocultarse cierta oposición explícita entre ambos. El «cine de cámara»
está incardinado en el teatro de Max Reinhardt y está vinculado al drama
psicológico y naturalista alemán y nórdico, por ejemplo, a las obras del
noruego Henrik Ibsen, del sueco Augusto Strindberg y del alemán Gerhart Hauptmann.
A este último dramaturgo lo vemos, durante catorce segundos, avanzando enérgico
y erguido desde el plano del fondo con un libro en la mano, en plena campiña, hasta
detenerse y mover ligeramente la cabeza en una brevísima toma donde su figura
ocupa el primer plano, antes de que comience propiamente la película <i>Phantom</i>
(<i>El nuevo Fantomas</i>), dirigida en 1922 por Murnau a partir de una novela
de Hauptmann, adaptada por Thea von Harbou, que fue la guionista. Aunque <i>Phantom</i>
no tenga nada que ver con el <i>Kammerspielfilm</i>, la aparición preliminar
del reputado escritor en la pantalla es no solo un documento histórico-visual,
sino toda una declaración de principios acerca de los intereses argumentales de
destacados cineastas alemanes de la época. Ya Hermann Bahr, en su fundamental
ensayo <i>Expressionismus</i>, publicado en Munich en 1916, enfatizó la
oposición entre el Impresionismo y el Expresionismo, es decir, el carácter
irreconciliable entre el predominio de la retina, de la sensación, del ojo como
mero analista visual de lo fugaz y transitorio, y la preeminencia del ojo
interior, puramente espiritual, propio del Expresionismo<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn11" name="_ednref11" style="mso-endnote-id: edn11;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
que, en definitiva, es, en buena medida, un hijo tardío del Romanticismo
alemán, como es evidente si leemos, por mencionar el ejemplo más conocido,
algunos pasajes escritos por el pintor Caspar David Friedrich.</span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><br /></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span><span style="font-family: times;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><span><span style="font-family: times;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-1YIVkYp9d9A/YF43S8_TZmI/AAAAAAAAAMI/RFRP8qJ5Ns0HlXd8ISayZ_TpcWM3c8tuACLcBGAsYHQ/s1280/hintertreppe-1921-00.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" src="https://1.bp.blogspot.com/-1YIVkYp9d9A/YF43S8_TZmI/AAAAAAAAAMI/RFRP8qJ5Ns0HlXd8ISayZ_TpcWM3c8tuACLcBGAsYHQ/s320/hintertreppe-1921-00.jpg" width="320" /></a></span></span></div><span><span style="font-family: times;"><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span>Fritz Kortner en un plano del filme<br /><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-style: italic;"><br /></span></span></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><br /></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El Expresionismo cinematográfico subraya
poderosamente los decorados con aristas puntiagudas y fragmentos extremadamente
angulosos (<i>Caligari</i>), o bien los decorados fantásticos, irracionales,
subordinados a una desbordada imaginación, como los construidos por el
arquitecto Hans Poelzig en la película <i>Der Golem</i>, de Paul Wegener y Carl
Boese (1920). Los decorados picudos de <i>Caligari</i> se repiten de nuevo en
otra película de Robert Wiene, <i>Raskolnikow</i>, de 1923, sirviendo de marco
perfecto al desquiciamiento psicológico del protagonista y al desmoronamiento
de los fundamentos de la sociedad. También hallamos escenas, como en el caso de
<i>Nosferatu</i> de Murnau (1922), que enfatizan, con los intensos
contrapicados y la presencia amenazadora de las sombras, el carácter
«siniestro» del vampiro, del «no-muerto», encarnación del mal, según corrobora
el título completo de esta obra maestra: <i>Nosferatu, eines Symphonie des
Grauens</i>, donde este último adjetivo se traduce por <i>siniestro</i>. Las
películas expresionistas no se centran en el drama psicológico interior,
estrictamente individual, de los personajes, ni tampoco abordan los problemas
económicos y sociales de la clase media proletarizada, ni siquiera la evolución
de las pasiones, el peso insoportable de un pasado oscuro, el incesto, el sexo,
la locura o el enfrentamiento entre las clases propia del teatro naturalista
nórdico, temas que tienen ejemplos definitivos en <i>Spöksonaten</i>, <i>El
pelícano</i> y <i>La señorita Julia</i>, de Strindberg, o en <i>Rosmersholm</i>
de Ibsen.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Por su parte, el <i>Kammerspielfilm</i> no nos
ofrece ese tipo de decorados, por mucho que no sea posible eliminar por
completo la influencia expresionista. El decorado no es ahora «artificial»,
irracional, subjetivo, sino naturalista, a veces sórdido, escueto, sobrio,
sintético, donde, en ocasiones, la Naturaleza tiene una presencia grandiosa,
intemporal, cual símbolo de la permanencia del cosmos, tal y como vemos en <i>Scherben</i>
y en <i>Sylvester</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Leopold Jessner fue uno de los directores teatrales
que, en 1918-1919, junto con Rudolf Leonhard, Karlheinz Martin y Erwin
Piscator, se alzaron contra un teatro naturalista «popular» que pretendía
captar a la clase obrera, impulsado por Bruno Wille y Franz Mehring, pero que
acabó tornándose «comercial, burgués y tradicional»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn12" name="_ednref12" style="mso-endnote-id: edn12;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
De aquéllos, los más ideologizados fueron Karlheinz Martin y Erwin Piscator, militantes
comunistas.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><span><a href="https://1.bp.blogspot.com/-MBsFgRR6Fog/YF42PGw0oEI/AAAAAAAAAL4/NWCZPVN-4xYX-FSrHLY3OmWbPcPb3GorQCLcBGAsYHQ/s500/hintertreppe-1921-07.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="368" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/-MBsFgRR6Fog/YF42PGw0oEI/AAAAAAAAAL4/NWCZPVN-4xYX-FSrHLY3OmWbPcPb3GorQCLcBGAsYHQ/s320/hintertreppe-1921-07.jpg" /></a></span></div><span><span style="font-family: times;"><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span>Uno de los planos finales del filme</span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">Como realizador, Jessner solamente dirigió cuatro
películas, entre 1921 y 1935, siendo, con mucho, <i>Hintertreppe</i> la más
destacada y la que le hace merecedor de ser incluido con nombre propio en las
historias del cine mudo. </span><span style="font-size: 14pt;">No
compartimos la apreciación crítica de Lotte Eisner acerca de que <i>Hintertreppe</i>
sería un film sobrevalorado: «¿Será una antinomia fundamental entre el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kammerspiel</i>, intimista y psicológico, y
los procedimientos del expresionismo lo que hace que hoy esta obra
sobrevalorada por las historias del cine nos parezca muy decepcionante?»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn13" name="_ednref13" style="mso-endnote-id: edn13;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Criterio semejante, aunque por otros motivos, es el de Jean Mitry, que siente
una decidida animadversión hacia todo el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kammerspielfilm</i>,
considerándolo un género impostado, artificial, exagerado y falso. La única
excepción que hace es con <i>Der Letzte Mann</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">, a la que califica de obra maestra. Esa denostación del «cine de
cámara» que lleva a cabo Mitry, «expresionismo <i>realista</i>» para él según
hemos dicho, se concentra en sendas películas de Lupu Pick, aunque lo que
afirma sirve igualmente para <i>Hintertreppe</i>. Sobre <i>Sylvester</i> (1923)
escribe que «revela una tendencia más marcada todavía hacia un naturalismo
psicológico pretendidamente realista; lo es por su tema, pero se expresa a
través de una estructura elaborada, puramente expresionista. Y ello porque en
este film, cuya acción se desarrolla en el espacio de una hora, todo lo que se
cuenta es lo que ocurre justamente “alrededor del drama”. Es la vida de los
juerguistas de cabaret, en medio de una pesada atmósfera de cerveza y humo; es
también el contrapunto persistente que va a buscar en la <i>Umwelt</i>
imágenes-símbolos (el mar encrespado, el cielo desfigurado, el cementerio
crepuscular, la landa desierta, etc.), imágenes que procuran tornar perceptible
el lado eterno de las cosas de las que el drama no constituye sino un aspecto
momentáneo»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn14" name="_ednref14" style="mso-endnote-id: edn14;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Para Mitry, pues, el carácter fundamentalmente expresionista de <i>Sylvester</i>
está determinado por el hecho de que lo importante de la narración, no es el
drama familiar que transcurre durante la última hora del último día del año en
la vivienda trasera del dueño del bar, sino lo que ocurre alrededor de ese
drama, bien sean los clientes que protagonizan la francachela del bar, el
ajetreo de la calle y de la plaza, con su omnipresente reloj a modo de monolito
rematado por una esfera luminosa, el intenso tráfico rodado y el trasiego de los
viandantes, la puerta giratoria del lujoso local de la acera de enfrente, y,
sobre todo, la interpolación de imágenes de la Naturaleza. De esta explicación
para calificar la película de «expresionista» es, precisamente, de la que
discrepamos nosotros. Es cierto que todo lo que no es el trágico drama familiar
que se desarrolla en el salón-comedor de la vivienda es <i>Umwelt</i>, esto es,
«el mundo en torno», «el mundo alrededor», pero ello no conduce
ineluctablemente a convertir el drama familiar en un acontecimiento marginal y
secundario. La <i>Umwelt</i>, más bien, sería el contrapunto sinfónico del
drama, que es el hecho decisivo, aunque también es verdad que cuando la <i>Umwelt</i>
es pura naturaleza, se nos está indicando simbólicamente, como hemos insinuado
anteriormente, que lo que ocurre en el interior de la casa es transitorio,
fugaz, y que lo único que permanece es el ritmo eterno de la Naturaleza, ajena
a las pasiones e instintos de los hombres. Las imágenes de la <i>Umwelt</i> se
intercalan para reforzar el significado del drama, no para ignorarlo,
subordinarlo o llevarlo a la marginación. Nos convence más la explicación que
del papel de la <i>Umwelt</i> en <i>Sylvester</i> da Lotte Eisner, quien a este
propósito trae a colación la interpretación del crítico, director de cine y
poeta vienés de origen judío Ernst Angel (1894 – 1986), sintetizada por Eisner
cuando escribe que la <i>Umwelt</i> «no es realmente independiente, sino que
podríamos decir que es desinteresada y se atenuará de nuevo con la reanudación
de la acción misma»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn15" name="_ednref15" style="mso-endnote-id: edn15;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Jean Mitry continúa exponiendo sin tapujos su
rechazo del <i>Kammerspielfilm</i>, para él un género malogrado dentro del
Expresionismo cinematográfico: «Buscando expresar la psicología individual a
través de un simbolismo a ultranza, exponiendo solo acciones y reacciones
elementales alrededor de diversos hechos convencionales, presentando caracteres
esquemáticos hasta el exceso en situaciones paroxísticas, Lupu Pick y los
cineastas de esta escuela realizaron filmes que de realistas solo tienen el
título. Nada parece hoy más artificial y más falso que esta realidad retorcida,
concebida únicamente para satisfacer una simbólica premeditada. El error
consistió en querer estilizar el drama y los personajes persiguiendo un
realismo psicológico cuyas exigencias son diametralmente opuestas»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn16" name="_ednref16" style="mso-endnote-id: edn16;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 14pt; text-align: center;"><span><a href="https://1.bp.blogspot.com/-TbzsY-KA2Cc/YF42wL4yLfI/AAAAAAAAAMA/_IGxEpVxLAcPyu43P7ObOj7aHa7UUF-yACLcBGAsYHQ/s1335/Porten_Henny_1922.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1335" data-original-width="990" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/-TbzsY-KA2Cc/YF42wL4yLfI/AAAAAAAAAMA/_IGxEpVxLAcPyu43P7ObOj7aHa7UUF-yACLcBGAsYHQ/s320/Porten_Henny_1922.jpg" /></a></span></div><span><span style="font-family: times;"><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span>Henny Porten en su casa en 1922</span><br /><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"><br /></span></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">No le falta, sin embargo, algo de razón a Mitry,
aunque, en el caso de Lupu Pick, el principal error, al menos en <i>Sylvester</i>,
está en no haber sabido traducir con la cámara la importancia concedida a la
luz por Carl Mayer, ni haber sabido extraer todo el simbolismo que escondían
elementos esenciales, como la puerta giratoria de entrada del lujoso local de
la acera de enfrente, cuestión que sí supieron resolver magistralmente Murnau y
su operador Karl Freund en <i>El último</i>. </span><span style="font-size: 14pt;">El propio Paul Leni, escribiendo en
1924 sobre <i>Sylvester</i>, dice: «Carl Mayer da a su película <i>Sylvester</i>
el subtítulo de un “juego de luces”. Esta indicación no es ciertamente una
simple alusión a la técnica que utiliza transformaciones y movimientos de luz.
Con ello ha querido expresar el claroscuro que reina en el hombre, en su alma,
ese ir y venir eterno de sombra y luz que afectan las relaciones psíquicas. Así
es como yo he entendido este subtítulo»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn17" name="_ednref17" style="mso-endnote-id: edn17;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">En <i>Hintertreppe</i> las</span><span style="font-size: 14pt;"> dos presencias
dominantes son la de la sirvienta y la del cartero. El amante aparece en escena
muy poco.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
historia es sencilla. Debido a la importancia del texto escrito por Carl Mayer,
describiremos detenidamente la acción, para que el lector, aun sin poder ver la
película, pueda imaginársela. La descripción se irá viendo enriquecida por
apreciaciones técnicas y estéticas. Con ello será suficiente. En la primera
secuencia vemos a la sirvienta despertándose por la mañana, muy temprano, para
comenzar su jornada. El reloj despertador suena a las 6:00, pero ella lo atrasa
cinco minutos para arrellanarse un poco más en la cama. Observamos por dos
veces, con todo detalle, el sencillo engranaje de la parte posterior del reloj,
girando la ruedecilla. Esta presencia dominante de los objetos a favor de la
acción dramática, ha sido resaltada por Kracauer a propósito de las películas
de Carl Mayer<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn18" name="_ednref18" style="mso-endnote-id: edn18;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La perseverancia y el detallismo con el que son ofrecidos los objetos visibles
en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hintertreppe</i> (papel, pluma,
tintero, mesa, florero de cristal, platos, vasos, cubiertos, cocina de gas, cartera
de cuero, hacha) resulta obsesiva. Mientras la criada se levanta, al otro lado
del patio vecinal, el cartero la observa desde la ventanuca de su mugrienta y
desaliñada vivienda, situada en una planta sótano (solamente la puerta de
entrada y la ventana de arco escarzano están al nivel del pavimento del patio).
En la siguiente secuencia, el cartero sube por la escalera de servicio y llama
a la puerta de la cocina de la vivienda donde trabaja la sirvienta. Ésta abre,
el cartero le entrega la correspondencia y se marcha. La criada camina un poco,
deposita las cartas sobre una mesita del amplio salón-comedor, curiosea el
nombre del remitente de uno de los sobres y se sonríe. El espectador ha podido
observar con nitidez la escalera de servicio, sórdida, con las paredes
desconchadas, adornada solo por una barandilla con balaustres de madera
torneados. Esta escalera de servicio, trasera, descuidada, unas veces iluminada
y otras tenebrosa, ocupa un puesto intermedio, es un lugar de paso que conduce
solo a aquella puerta y al tejado, pero que tendrá un papel determinante como
nexo de unión entre la sirvienta y el cartero, ya que se trata del único elemento
físico que le permite entrar en contacto, aunque fugaz y pasajero, con la
muchacha. Su función anuncia el espacio tras la puerta de entrada del bloque de
viviendas que sirve de distribuidor en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Die
freudlose Gasse</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La calle sin alegría</i>),
de Georg Wilhelm Pabst (1925), aunque en este último caso ese espacio conduce
tanto al garito clandestino y vicioso que regenta la alcahueta Greifer (Valeska
Gert) como a la puerta de la vivienda de clase media empobrecida por la
inflación habitada por Greta Rumfort (Greta Garbo), su padre, el orgulloso
consejero Rumfort (Jaro Fürth), y su hermana pequeña (Eleonore Nest). El vicio
y la virtud se hallan muy próximos, aunque por fortuna enfrentados, a pesar de
un conato de tentación frustrado, en ese notable exponente del «realismo
social» cinematográfico alemán, por emplear la terminología de Kracauer. No es
el caso de la escalera de servicio en el film de Jessner. La escalera pondrá en
contacto al cartero y a la criada, pero también será el testigo mudo de
desengaños, ansiedades, alegrías, esperanzas, y, por último, el paso obligado
que conducirá a la muchacha a su trágico final. De otra parte, el espectador ha
podido echar una ojeada a ese amplio patio interior empedrado del conjunto de
viviendas, donde la clase media relativamente acomodada, reducida a una sola
familia, convive con la clase media baja, proletarizada. Al principio de este
artículo nos hemos referido a su función esencial, y ahora adelantamos que
también será escenario de encuentros amorosos furtivos y de la tragedia
postrera. Precursor indiscutible del que aparece en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der Letzte Mann</i>, Murnau consigue iluminar, gracias a la
intervención de Karl Freund, mucho mejor el suyo, algo esencial para ser fiel a
las directrices estéticas sobre la iluminación de Carl Mayer, pero la
diferencia más ostensible es que el construido por Paul Leni está prácticamente
siempre bastante oscuro y vacío, salvo algún farol que proyecta una luz
expresionista y la concurrencia de curiosos que rodea el cuerpo inerte de la
joven en el suelo, mientras que el de Murnau, aunque solitario cuando la figura
encorvada, humillada y asustadiza de Jannings se desliza adherida a las
paredes, suele estar animado, con niños jugando y vecinas envidiosas demasiado
entrometidas, cotillas y murmuradoras, una crítica despiadada de Murnau a esta
práctica tan poco edificante que los habitantes de las riberas del Mediterráneo
creemos sin ningún motivo que es exclusiva nuestra.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Por
la noche, la sirvienta se reúne con su amante, en un recodo del patio de
vecinos, iluminados por la luz indirecta de un farol, siendo ambos vistos por
el cartero desde su casa, apenándose por ello. La cámara nos acerca su rostro
lo suficiente para que podamos distinguir sus muecas con la boca y sus
entristecidas facciones. A la noche siguiente, la criada sale de nuevo a
reunirse con su amante en el mismo lugar, pero éste no viene. Ella da cortos
paseos de un lado para otro, nerviosa y levemente agitada. El cartero vigila
una vez más desde su lóbrega ventana. Al día siguiente, el cartero, de nuevo a
través de la escalera de servicio, le entrega la correspondencia a la
sirvienta, pero para ella no hay ninguna carta. Naturalmente, esperaba alguna
de su amante, quien tampoco se presenta a la noche siguiente. Continúa sin
recibir cartas de su amante. Éste, artesano de profesión, es posible que haya
tenido que trasladarse por un tiempo a realizar algún trabajo fuera de la
ciudad, pero, en realidad, lo que está sucediendo es que el cartero, secretamente
enamorado de la joven, intercepta las cartas del amante, impidiendo que lleguen
a su destinataria. El cartero, tímido, acomplejado y temeroso de ser rechazado
por la hermosa y opulenta criada, le oculta su amor. Siempre se presenta ante
ella como en actitud avergonzada, apocada, sin atreverse a mirarla
directamente, con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo. En otra toma,
observamos a la joven rasgando, desolada, la correspondencia y echando los
trozos en el barreño donde friega los platos. Suena la campanilla accionada por
la señora -cuya forma y rápido movimiento prefigura las que se ven en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Schloss Vogelöd</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El castillo Vogeloed</i>, dirigida por Murnau en 1921), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nosferatu</i> y en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sylvester-</i> y la criada emprende la nueva orden recibida, limpiar
concienzudamente platos y vasos para la comida próxima, con invitados, que
tendrá lugar en la casa. Parece absorta en su tarea, pero acecha la presencia
del cartero en el patio. Desde una ventana, lo ve atravesar el pavimento, resguardado
en un impermeable que brilla por el agua que chorrea, pues está lloviendo
copiosamente. Deja su trabajo y acude a la puerta de la cocina. Al no recibir
cartas de su amante, la muchacha se sorprende y muestra su disgusto
ostensiblemente, hurgando incrédula en la negra cartera de cuero del empleado
postal. La escena se desarrolla en el umbral, con la puerta entreabierta. Mientras
ocurre, el hombre permanece con la cabeza vuelta, consciente de la angustia y
preocupación de la joven. Ésta retorna a su anterior tarea, y la vemos disponer
en el comedor, cuidadosa y eficientemente, la mesa de los invitados. Aquí
repara Lotte Eisner en un contraste que salta inmediatamente a la vista: «… la
vivienda sórdida del cartero contrasta con el salón “1900”, amueblado con
sillones de felpa, dentro de un estilo del tipo “Levitan”, recargado por
palmeras artificiales»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn19" name="_ednref19" style="mso-endnote-id: edn19;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Al
día siguiente, por fin, el cartero le entrega una carta de amor, supuestamente
de su amante. La lee, entusiasmada y presurosa, delante del propio cartero.
Llena de gozo, comparte su alegría, en el umbral de la puerta, con el emisario
de tan cálida misiva, cogiéndole uno de sus brazos con emoción. En esa carta, de
letra limpia y clara, se especifica el amor que siente por ella y las razones
por las que no ha podido recibir antes cartas suyas. Ella no se da cuenta, ni
siquiera por el tipo de letra, pero la breve epístola, casi una nota o un
billete, tierna y rezumando un amor auténtico, es del cartero, quien se ha
decidido a suplantar en secreto al amante.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Una
vez en sus reducidos dominios, en la cocina, de nuevo la lee y relee, exultante,
disponiéndose de inmediato a contestarla, por lo que se sienta satisfecha junto
a una mesa, bebe pequeños tragos de vino y comienza a escribir entregada por
completo a su tarea. El papel, la pluma y el tintero son enfocados, convenientemente
iluminados<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn20" name="_ednref20" style="mso-endnote-id: edn20;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
con delectación física, material. Ahora, en una acción paralela, las escenas se
alternan, ora en una vivienda, ora en otra, manteniendo la unidad de tiempo,
pero no la de lugar. Durante el transcurso de la fiesta, con cena incluida, en
casa de los propietarios donde trabaja la criada, que solo nos es posible
observar a través de las sombras proyectadas en los cristales de una puerta
interior de la vivienda burguesa, el cartero, en su casa, empieza a escribir
otra carta de amor, mejor dicho, a transcribir la ya escrita anteriormente. La
joven, que continúa estando gozosa por la epístola recibida, deja
momentáneamente de redactar la contestación, coge dos copas de cristal y una
jarra con vino, y se encamina diligente a la casa del cartero, con el propósito
de compartir su alegría con el vecino que le ha traído tan buenas noticias. Al
presentarse de improviso en casa del cartero, éste no tiene tiempo para ocultar
la carta que estaba copiando, por lo que la coge con palpable nerviosismo y la
arruga con una de sus manos, sin poder impedir que los bordes del papel
sobresalgan del puño cerrado. Entonces, la joven, de manera juguetona, sin mala
intención, una vez depositadas las copas y la jarra con el vino en la mesa, le
arrebata la carta. Nada más empezar a leer, se da cuenta que se trata de una
copia de la misiva que había recibido el día anterior. Compara la letra con la
que guarda en el bolsillo, descubre lo sucedido, y se enfada con el cartero,
quien permanece, abatido y con la cabeza vuelta gacha, de pie, levemente
encorvado, avergonzado por lo que ha hecho. No obstante, su amor por la criada
permanece incólume, a pesar de que teme haber perdido su confianza para siempre.
La joven, comprendiendo al desdichado, posa ligera y suavemente su mano
izquierda sobre la cabeza del hombre, que continúa inclinado sobre sí mismo, la
desliza sobre uno de sus hombros, con delicadeza, y se va, sin duda
perdonándolo. Toda la escena, tan breve, es un prodigio del extraordinario
poder de los gestos, las actitudes, las expresiones, en el cine silente.
Podrían recordarse aquí las certeras palabras de Rudolf Arnheim: «La ausencia
de la palabra hablada concentra más la atención del espectador en el aspecto
visible de la conducta, y de este modo el acontecimiento entero atrae especial
interés. A esto se debe que tomas muy corrientes resulten con frecuencia tan
notables en las películas mudas»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn21" name="_ednref21" style="mso-endnote-id: edn21;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
sirvienta regresa a la casa donde trabaja (Jessner, como en otras muchas
ocasiones, se vale aquí de una elipsis, esto es, un salto temporal, pues no
vemos a la chica atravesar el patio), pero se siente incapaz de terminar la
carta que había empezado. Se la ve reflexiva, meditabunda. Se dispone a recoger
los restos de la celebración en la que han participado sus señores y los
invitados. Poco después, el cartero deja, delante de la puerta de servicio, una
nueva carta, llama al timbre y corre escaleras abajo, a fin de no ser
descubierto. La joven, al abrir la puerta, se percata del sobre que hay en el
suelo. Lo recoge y se dispone a fregar los platos. Pero continúa intranquila. Abandona
rápidamente su tarea y va con la carta a la casa del cartero. Una vez dentro, rompe
la misiva delante de él y comienza a llorar, echada sobre la mesa. Es evidente
su desazón. El cartero permanece sentado, avergonzado, sin atreverse a mirarla.
Al verla llorar, se levanta y trata de consolarla. Ella, entonces, se serena un
poco, ase con ternura la mano derecha del cartero y acaricia su brazo. La
muchacha está emocionada ante el amor que por ella siente este hombre solitario,
desaliñado, tenuemente tullido. Se dirige al fogón, para ver qué estaba cocinando.
Comprueba fehacientemente su descuido, abandono y precariedad. Se seca los ojos
humedecidos de emoción. De pronto repara en que debe volver, pero, al observar
de nuevo al cartero con la cabeza vuelta, cuando ya ha abierto la puerta para
salir, se gira sobre sí misma, extiende sus brazos, se dirige a él compasivamente,
casi amorosamente, le coge la cabeza con ambas manos y lo besa en los labios. Es
un beso fugaz, más bien un roce, pero basta con ese simple gesto de benevolencia.
Acto seguido, se marcha. El cartero está muy contento. Se entrega con esmero a
barrer la pequeña y desvencijada estancia que hace de cocina-comedor, pone la
mesa cuidadosamente y prepara la comida. Es evidente que espera que la joven
regrese. La muchacha, por su parte, coloca unas flores en un jarrón con agua.
Antes de que vuelva la joven, el cartero se esconde detrás del fogón de la
cocina para sorprenderla. La criada llega de nuevo y simula no ver al cartero,
hasta que lo descubre en su infantil escondite. Haciéndose la despistada, se
acerca con una inocente sonrisa burlona a la hornilla y posa su mano sobre la
pelambrera del hombre agachado. Hay una gran ternura en la actitud de la
muchacha. Coge ambas manos del hombre, acariciándolas y sonriendo sin el más
mínimo asomo de malicia. Levanta su brazo izquierdo, para que él se coja con el
derecho y la acompañe a la mesa. Continúa acariciándole una mano mientras dan
unos pasos. Él, por su parte, se muestra muy atento. No permite que ella haga
nada. Limpia el polvo de la silla donde la joven va a sentarse, aunque
seguramente ya se lo había quitado cuando barrió la habitación.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Incluso le coloca un cojín en los pies. Ella,
ante ese gesto tan gentil, le acaricia la cabeza una vez más, así como un
hombro.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
joven se halla contenta, relajada, generosamente agradecida, pero, de improviso,
cuando él está empezando a escanciar el vino, percibe unas sombras perturbadoras
a través de la ventana: se trata de su amante, quien, en el patio exterior,
pasea alterado y ansioso delante de la ventanuca, de un lado para otro,
viéndose solamente sus piernas desde la parte inferior de los muslos, como
sombras agitadas y nerviosas, a través de los visillos y los cristales.
Sorprendida y angustiada, la sirvienta, apesadumbrada y temerosa, va
incorporándose muy lentamente, descorre los visillos, mira y hace reposar su
cuerpo, abatida, en el mugriento trozo de pared que hay junto al quicio de la
puerta. El cartero se ha quedado como paralizado, encorvado, con la jarra de
vino todavía inclinada para llenar un vaso. La joven sale al encuentro de su
amante, quien la espera de pie, de perfil, con los brazos caídos pegados al
cuerpo, proyectándose su figura, cual una sombra fuertemente expresionista, en
la pared que hay junto a él. Al traspasar ella la puerta y colocarse a su lado,
son ahora dos las sombras que la luz, muy directa, proyecta y recorta sobre el
muro, aunque la del amante queda en gran parte oculta por su propio cuerpo. Tanto
esas sombras como los dos seres que las producen, evocan de manera sorprendente,
y no creemos que sea algo totalmente casual, un cuadro de tamaño mediano,
misterioso, emotivo y lírico, religioso y arquetípico, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Ángelus</i> de Jean-François Millet, pintado entre 1857 y 1859, y
que se conserva hoy en el Musée d’Orsay, en París. Cualquier aficionado sabe
que la pintura realista de Millet, de honda significación religiosa, y de ahí
la poderosa influencia que tuvo en Vincent van Gogh, ofrece escaso parentesco
conceptual y espiritual con la del fundador del Realismo pictórico, el también
francés Gustavo Courbet, ateo y simpatizante de las ideas revolucionarias
manifestadas en 1848. En el cuadro de Millet el campesino, casi en posición de
tres cuartos, está a la izquierda, con la cabeza inclinada, los brazos doblados
y las manos, algo separadas delante del pecho, sosteniendo suavemente el
sombrero del que respetuosamente se ha despojado. Su mujer se halla a la
derecha, de perfil, con un pañuelo de campesina en la cabeza y con las manos
fervorosamente entrelazadas, musitando la oración a la Virgen María que corresponde
a las seis de la tarde, a la hora del crepúsculo, según adivinamos al contemplar
el campanario de la aldea en el plano del fondo (aunque lo más común y
extendido es rezar a las doce del mediodía, abandonando cualquier tarea que se
esté haciendo, siempre que sea posible, claro está). Entre los pies de ambos,
pero más cerca de la mujer, un cesto de mimbre conteniendo lo que parecen ser
algunas patatas. Los personajes de la película de Jessner están en esta escena
situados en posición invertida respecto del óleo de Millet, con la sirvienta a
la izquierda, de frente, con los brazos colgando y la cabeza gacha, y el
amante, casi de perfil, a la derecha.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Resulta
indudable que la visión de las dos figuras y sus sombras proyectadas prefiguran
la tragedia inminente. Podría parecer descabellado lo que ahora vamos a
sugerir, sobre todo por la distancia temporal entre la película de Jessner y la
interpretación que Salvador Dalí hizo del célebre cuadro de Millet en 1963. Sin
embargo, existe una misteriosa y profunda conexión entre los varios
significados que Dalí otorga a la originalísima pintura, todos ellos
«trágicos», escondidos en el mundo del subconsciente, y el carácter amenazador
de las sombras y las figuras de la sirvienta y el amante, que hemos relacionado
con el lienzo del artista francés. En nuestro caso, asumimos el riesgo en que
incurrimos, pues ni Jessner conoció nunca la interpretación de Dalí, ni éste
tiene en mente, en ningún momento, al llevar a cabo su análisis, la película de
1921, ni tampoco es seguro que Jessner quisiera evocar conscientemente la
composición de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Ángelus</i>. Lo
importante, sin embargo, es que el análisis de Dalí nos sirve para mantener
nuestra tesis de que esa escena del hombre y la mujer en el patio de vecinos
anticipa el desenlace trágico de la narración fílmica.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Seremos
escuetos. Solamente nos interesa señalar que Salvador Dalí estuvo obsesionado,
desde su infancia, con el cuadro de Millet, del que había una barata
reproducción en su casa paterna. En 1963 publicó en francés un ensayo memorable
titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mito trágico de «El Ángelus»
de Millet</i>, maravillosamente bien escrito, como era lo habitual en él.
Sirviéndose de su inmensa cultura, de sus profundos conocimientos acerca del
Psicoanálisis y de lo que él llamaba método paranoico-crítico, disecciona la
singular pintura con maestría incomparable, aunque pueda haber muchos a quienes
su interpretación les parezca un despropósito, una simple extravagancia, semejante,
para tales lectores, a lo que hizo Sigmund Freud cuando escribió en 1910 su
breve e impactante ensayo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un recuerdo
infantil de Leonardo da Vinci</i>. Nada más empezar su libro, nos advierte Dalí
que, en realidad, lo que está haciendo el joven matrimonio campesino es rezar
ante la tumba de su hijito muerto, basándose no solo en comentarios de amigos
de Millet, en el sentido de que habría borrado el diminuto féretro y lo habría
escondido bajo la tierra labrada, sino en radiografías que el propio Dalí pudo
ver, y que permitían conjeturar la existencia de un objeto geométrico, al lado
de la mujer, bajo la capa de óleo<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn22" name="_ednref22" style="mso-endnote-id: edn22;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
En la segunda interpretación, que es a la que dedica todo su denso estudio, ve
la figura de la mujer como la de la madre que va a abalanzarse, con una
intención erótica, sobre su hijo, del mismo modo que la mantis religiosa,
después de copular, devora al macho. Escribe el genio de Port Lligat
refiriéndose a la postura de ambas figuras: «Es un momento de espera y de
inmovilidad que anuncia la inminente agresión sexual. La figura femenina -la
madre- adopta la figura expectante que identificamos con la postura espectral
de la mantis religiosa, actitud clásica que sirve de preliminares al cruel
acoplamiento. El macho -el hijo- está subyugado y como privado de vida por la
irresistible influencia erótica; permanece “clavado” en el suelo, hipnotizado
por el “exhibicionismo espectral” de su madre, que lo aniquila»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn23" name="_ednref23" style="mso-endnote-id: edn23;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Y, algunas páginas más adelante, dice: «Reconozco así, con una extrema
evidencia, que el personaje masculino se me aparecía, desde el principio de la
primera escena de expectación, bajo un aspecto trastornador, angustioso: lo
veía “como muerto de una forma latente”, “como muerto de antemano”»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_edn24" name="_ednref24" style="mso-endnote-id: edn24;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
¿No va, también, a morir, muy poco después de aquel plano con su sombra, el
amante de la película de Jessner? ¿No es también un «como muerto de una forma
latente»? ¿No es la chica la causa indirecta del homicidio o del crimen que va
a perpetrar el cartero? ¿No nos parece la sirvienta, con su opulenta y generosa
vitalidad, émula de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La lechera</i> de
Johannes Vermeer, en el Rijksmuseum, una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">madre</i>,
una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">madre nutricia</i> arraigada en la
tierra y en la naturaleza?</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">De
las numerosas composiciones que Dalí dedicó al cuadro de Millet,
reinterpretándolo pictóricamente según su acercamiento paranoico-crítico,
destacan dos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Atavismo del crepúsculo</i>
(1933-1934), que subraya el significado de mantis religiosa de la campesina,
apareciendo el hombre con un rostro que no es más que una siniestra calavera, y
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Reminiscencia arqueológica de «El
Ángelus» de Millet</i> (1935), donde ambos personajes, a modo de gigantescas
esculturas que proyectan una alargada sombra, aparecen petrificados, mientras
un padre liliputiense se las señala a su hijo pequeño.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Terminamos.
El amante y la sirvienta discuten junto a la casa donde ella trabaja. Él le
entrega una carta. Ella la lee, la estruja con su mano, lo abraza, le devuelve
el papel y se marcha subiendo unas escaleras. Pero el amante permanece en el
patio; lo cruza y entra en la casa del cartero. Al principio parece que se
entienden e incluso comprenden, pero finalmente se enfrentan. El cartero se
arrastra, retorciéndose suplicante, delante del amante. La escena de la pelea
entre ambos no se ve: otra elipsis esencial; solo la joven percibe desde la
ventana de la cocina lo que debe estar sucediendo. Alarmada, se aproxima,
arrima el oído a la puerta y escucha. Cuando, por fin, comprende lo que ocurre,
trata de forzar sin éxito el picaporte, aporrea desesperada la puerta tratando
de que le abran y poder así entrar en la casa del cartero para impedir lo peor.
Retrocede, de espaldas, en un movimiento paroxístico, con los brazos extendidos
hacia atrás. Grita. Pide ayuda. Algunos vecinos acuden, derriban la puerta, y,
cuando la abren, hallan un terrible «cuadro» expresionista: el cartero, de pie,
con un hacha en la mano atravesada en diagonal delante de su cuerpo, está
inmóvil, clavado a la pared, y a sus pies el amante, muerto. Incrédula ante tan
horrible visión, totalmente abstraída y sumida en sus oscuros pensamientos, la
joven se aleja muy despacio de la escena del crimen. Vuelve a la casa de sus
señores, pero éstos ni siquiera la dejan entrar. Los tres miembros de la
familia, dos mujeres maduras y un hombre mayor, de cuyo parentesco nada
sabemos, situados en el umbral de la puerta de servicio, la despiden y le
arrojan sus pertenencias envueltas en un trapo. Los señores, arriba de la
escalera; la criada, varios peldaños más abajo, en un rellano. La puerta se
cierra. Ella, desolada, sube por la escalera de servicio, muy lentamente, como
una sonámbula o como si estuviera sumida en un trance hipnótico, hasta que
alcanza el tejado de la casa (evocando aquí a Conrad Veidt llevando el cuerpo
desvanecido de Lil Dagover en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Caligari</i>).
Anda sobre él, firme, decidida, y, en un instante, se arroja al vacío (nueva
elipsis), estrellándose contra el suelo del patio de vecinos, donde yace
muerta, aunque su cuerpo no puede verse, pues aquéllos lo rodean espantados,
volviendo del revés sus cabezas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: times;">Málaga, 27 de febrero de 2021, festividad
de Santa Ana Line.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<div style="mso-element: endnote-list;"><!--[if !supportEndnotes]--><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="edn1" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref1" name="_edn1" style="mso-endnote-id: edn1;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Algunos
estudiosos han precisado que el texto de Carl Mayer partía de una obra teatral
de Georg Kaiser. Es el caso del prestigioso investigador Jean Mitry. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estética y psicología del cine. 1. Las
estructuras</i>. Madrid, Siglo XXI, pág. 278. La edición original francesa es
de 1963. El mismo dato, indicando más concretamente que la obra de Georg Kaiser
era <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Johanna</i>, lo corrobora Olaf Brill,
en un capítulo dedicado a Carl Mayer, en el volumen colectivo coordinado por
Karl Acham. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kunst und
Geisteswissenschaften aus Graz</i>. Wien – Köln – Weimar, Böhlau Verlag, 2009,
pág. 295. El capítulo de Brill incluye la filmografía completa de Mayer, es
decir, todos los guiones que escribió para las numerosas películas en las que
participó de manera decisiva.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn2" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref2" name="_edn2" style="mso-endnote-id: edn2;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Lotte Henriette
Eisner. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pantalla demoníaca. Las
influencias de Max Reinhardt y del Expresionismo</i>. Madrid, Cátedra, 1996,
pág. 124. Este ensayo, bajo el título <i style="mso-bidi-font-style: normal;">L’Ecran
Démoniaque. Les Influences de Max Reinhardt et de l’Expresionisme</i>, se
publicó originalmente en 1952. Exagera Eisner al calificar de «anodino» el
patio del film de Murnau en comparación con el que nos ocupa.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn3" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref3" name="_edn3" style="mso-endnote-id: edn3;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Sin renunciar
expresamente al término <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kammerspielfilm</i>
para referirse a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hintertreppe</i>, Jean
Mitry prefiere encuadrarla en lo que él llama «expresionismo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">realista</i>», denominación que también
emplea en el caso de las dos películas mencionadas de Lupu Pick y en el de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Die Strasse</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La calle</i>) de Karl Grune (1923). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estética
y psicología del cine. 1. Las estructuras</i>, pág. 278. </span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn4" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref4" name="_edn4" style="mso-endnote-id: edn4;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pantalla demoníaca</i>, pág. 123.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn5" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref5" name="_edn5" style="mso-endnote-id: edn5;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Sigfried
Kracauer. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De Caligari a Hitler. Una
historia psicológica del cine alemán</i>. Barcelona, Paidós, 1985, pág. 96. Este
ensayo, bajo el título <i style="mso-bidi-font-style: normal;">From Caligari to
Hitler. A Psychological History of the German Film</i>, se publicó
originalmente en Princeton en 1947.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn6" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref6" name="_edn6" style="mso-endnote-id: edn6;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Roberto Paolella.
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia del cine mudo</i>. Buenos Aires,
Eudeba, 1967, pág. 320. La edición original italiana es de 1956.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn7" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref7" name="_edn7" style="mso-endnote-id: edn7;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pantalla demoníaca</i>, pág. 124.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn8" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref8" name="_edn8" style="mso-endnote-id: edn8;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Lionel Richard. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Del Expresionismo al nazismo. Arte y cultura
desde Guillermo II hasta la República de Weimar</i>. Barcelona, Gustavo Gili,
1979, pág. 45. La edición original francesa es de 1976.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn9" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref9" name="_edn9" style="mso-endnote-id: edn9;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ibídem</i>, pág. 133. Sobre esta misma
cuestión insistió el profesor español Vicente Sánchez-Biosca. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Del otro lado: la metáfora. Modelos de
representación en el cine de Weimar</i>. Valencia, 1985, págs. 53-54.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn10" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref10" name="_edn10" style="mso-endnote-id: edn10;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De Caligari a Hitler</i>, capítulo 14. </span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn11" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref11" name="_edn11" style="mso-endnote-id: edn11;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Hermann Bahr. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Expresionismo</i>. Murcia, Colegio Oficial
de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, 1998, págs. 104-105.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn12" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref12" name="_edn12" style="mso-endnote-id: edn12;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Del Expresionismo al nazismo</i>, págs.
54-55.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn13" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref13" name="_edn13" style="mso-endnote-id: edn13;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pantalla demoníaca</i>, pág. 125.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn14" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref14" name="_edn14" style="mso-endnote-id: edn14;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estética y psicología del cine. 1. Las
estructuras</i>, págs. 278-279.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn15" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref15" name="_edn15" style="mso-endnote-id: edn15;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pantalla demoníaca</i>, pág. 128.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn16" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref16" name="_edn16" style="mso-endnote-id: edn16;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estética y psicología del cine. 1. Las
estructuras</i>, pág. 279.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn17" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref17" name="_edn17" style="mso-endnote-id: edn17;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Citado por Lotte
Eisner en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pantalla demoníaca</i>, pág.
123.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn18" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref18" name="_edn18" style="mso-endnote-id: edn18;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De Caligari a Hitler</i>, pág. 101. Kracauer
reproduce un pasaje de un recorte de periódico referente a esta presencia del
despertador en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hintertreppe</i>,
consultado previamente por el crítico estadounidense Herman G. Weinberg en una
recopilación de recortes de prensa correspondiente al periodo 1925-1927.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn19" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref19" name="_edn19" style="mso-endnote-id: edn19;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pantalla demoníaca</i>, pág. 124. Un
estilo decorativo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Levitan</i> propiamente
dicho no existe. Lotte Eisner debe referirse seguramente al estilo de algunos
de los paisajes realizados por el pintor ruso Isaac Levitan (1860 – 1900), que
le sugieren a la ensayista esas plantas artificiales del comedor.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn20" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref20" name="_edn20" style="mso-endnote-id: edn20;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> En un sentido
general, «utilizar la luz con sagacidad, contribuye también a articular la
forma de lo que se muestra». Rudolf Arnheim. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El cine como arte</i>. Buenos Aires, Infinito, 1971, pág. 61. La
edición original inglesa, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Film as art</i>,
se publicó en 1933 por University California Press.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn21" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref21" name="_edn21" style="mso-endnote-id: edn21;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ibídem</i>, pág. 91. </span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn22" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref22" name="_edn22" style="mso-endnote-id: edn22;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Salvador Dalí. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mito trágico de «El Ángelus» de Millet</i>.
Barcelona, Tusquets, 2004, pág. 17.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn23" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref23" name="_edn23" style="mso-endnote-id: edn23;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ibídem</i>, pág. 132.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="edn24" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Cinematografia_Fotografia/cine_germanico_nordico_textos_anotaciones%20personales/Hintertreppe-1921/Hintertreppe_1921-blog.rtf#_ednref24" name="_edn24" style="mso-endnote-id: edn24;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ibídem</i>, pág. 152.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-88335750095466791112021-03-17T12:18:00.002-07:002021-03-17T12:18:29.027-07:00<p><span style="font-family: times;"><i>EL ASNO DE ORO</i>, de APULEYO</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 16.0pt;"><span style="font-family: times;">Apuleyo (ca. 125 – ca. 164 o
ca. 180/192)</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Apuleyo, escritor en lengua
latina, nació en Madaura, la moderna Henchir Mdaurush, en Argelia, en los
confines de las antiguas regiones de Numidia y Getulia. Madaura era una pequeña
ciudad de la provincia romana de África. Siendo todavía de corta edad, fue
enviado a Cartago a estudiar Gramática y Retórica. Su curiosidad intelectual
impulsóle a viajar a Atenas, donde se entregó al estudio de diversas
disciplinas, púsose en contacto con representantes de la llamada Segunda Sofística
y cultivó la filosofía. Su «platonismo» consistió en una amalgama del
misticismo de Platón con el interés del propio Apuleyo por lo irracional, en
una interpretación mistérica del mundo. Siempre se interesó por todo lo
relacionado con las religiones mistéricas. Después de unos diez años después de
salir de su patria, en la treintena de su vida, Apuleyo regresa, pletórico de
cultura y de inquietudes espirituales. Se dedica a dar celebradas conferencias
en griego y en latín, especialmente en Cartago. Su éxito es extraordinario.
Esta carrera se va a ver frenada por un suceso que cambiaría su vida: yendo
camino de Alejandría, cae enfermo, hace un alto en Oea (Trípoli), hospedándose
en casa de los Apios, donde recibe de su antiguo camarada de estudios Sicinio
Ponciano, quien se lo lleva a su casa. Aquí es seducido y se enamora de la
todavía atractiva Pudentila, viuda y madre de Sicinio. Se casa con ella, pero
los familiares de Pudentila lo llevan a juicio, con el pretexto de que su
objetivo ha sido desheredarlos. El juicio se llevó a cabo en Sábrata, en el
invierno del 158-159. Apuleyo nos ha proporcionado numerosos datos de su vida
en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Apología</i>, en realidad, retocado,
el discurso que pronunció ante el tribunal. Fue absuelto. De lo que no hay duda
es que el juicio se celebró antes de que escribiese su novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El asno de oro</i>. En 164 se pierde el
rastro de su vida. La fecha de su muerte no puede determinarse. En cuanto a su
novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El asno de oro</i>, algunos la
fechan entre el 159 y el 164, mientras otros la retrasan hasta el 180-192.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">De la historia del
protagonista, Lucio, la Antigüedad nos ha transmitido dos manuscritos: uno en
griego (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lucio o el asno</i>, también
conocido con el título griego de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Onos</i>),
y otro en latín, en once libros, obra de Apuleyo (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Metamorfosis</i> o también <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Asinus
aureus</i>). El texto de Apuleyo, además de las desventuras de Lucio, narra
numerosas historias, en la línea de las «fábulas Milesias», de las cuales la
más importante y conocida es el «cuento de Amor y Psique».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">No ha sido posible determinar
si el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Onos</i> es anterior o posterior al
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Asinus aureus</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Pero, en el siglo IX, Focio,
Patriarca de Constantinopla entre 878 y 886, nos informa en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Biblioteca</i> de que ha leído unas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Metamorfosis</i> (en griego) de un tal Lucio
de Patras, en varios libros (obra que no ha llegado hasta nosotros), por lo que
surge así una tercera obra en discordia. Mientras que algunos estudiosos
consideran a Lucio de Patras como el autor de la obra, otros entienden que
Lucio es el nombre del protagonista del relato.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Los investigadores sucesivos
no se ponen de acuerdo sobre la relación existente entre las tres obras.
Francisco Pejenaute Rubio resume la cuestión concluyendo que lo más acertado es
atenerse a la tesis tradicional: hubo una obra en griego que trataba de
metamorfosis y cuyos dos primeros libros versaban sobre la metamorfosis de un
joven, llamado Lucio, en asno; su existencia la conocemos únicamente por el
testimonio de Focio, y de tal obra (perdida con posterioridad a este Patriarca
de Constantinopla) derivarían, por un lado, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Onos</i> del Pseudo-Luciano (llamada también <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lucio o el asno</i>), y, por otro, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Asinus aureus</i> de Apuleyo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">A pesar de que hay estudiosos
que niegan la existencia de la «novela» como género literario en la Antigüedad,
Emilio Alarcos Llorach (Salamanca, 1922 – Oviedo, 1998), ateniéndose a la
cualidad esencial que debe poseer tal forma literaria, esto es, la de
entretener al lector, sí está a favor de la presencia de «novelas» en la
Antigüedad, contando entre las últimas escritas el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Satiricón</i> de Petronio, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
asno de oro</i> de Apuleyo y las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Etiópicas</i>
de Heliodoro de Emesa. Para ese mismo lingüista y filólogo español, por la
misma razón, no considera novelas ni la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Recherche</i>
de Marcel Proust ni el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ulises</i> de
James Joyce. Por su parte, Pejenaute Rubio indica que los principales
antecedentes de la novela helenística estarían en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Odisea</i>, en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">épica</i>
griega y en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">historiografía</i>
helenística. Junto con esta última, hay que tener en cuenta, por su proximidad,
a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">biografía</i>. La denominada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Novela de Alejandro</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia</i>),
del Pseudo-Calístenes (quien vivió en Alejandría en el siglo II o III), podría
ser considerada como puente entre la novela, la historiografía y la biografía.
Entre los relatos biográficos con tendencia ejemplarizante, destaquemos la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ciropedia</i> de Jenofonte (escrita en torno
al 370 a. C.), la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vida de Pitágoras</i>
del pensador neoplatónico Porfirio (Tiro, ca. 234 – Roma, 305) y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vida de Apolonio de Tiana</i>, de Filóstrato
de Atenas (ca, 170 – ca. 245), dedicada a ese pensador pitagórico originario de
Capadocia.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Otros precedentes de la
novela son la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">poesía erótica</i> de época
helenística (con Calímaco a la cabeza) y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">drama</i>,
especialmente la Comedia Nueva del ateniense Menandro (ca. 342 – ca. 292 a.
C.).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El estudioso alemán Otto
Weinreich (1886 – 1972) describe la novela griega como un hijo bastardo, fruto
de una historia de amor entre la vieja Épica y el relato caprichoso de la
Historiografía helenística; este hijo bastardo sería, por su parte, encantador
y habría sido bautizado por las Musas del Drama y de la Poesía Erótica.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Frente a la tendencia de
buscar precedentes de la novela griega en distintas formas literarias, el
estudioso norteamericano Ben Edwin Perry (1892 – 1968) ha defendido que la
novela es hija de su tiempo y que sólo pudo nacer en el seno de la sociedad
helenística. Para él, apoyándose en la apreciación de Aristóteles de que ni el
verso ni la prosa caracterizan estrictamente a un género literario, Épica y Novela
serían el mismo género literario, aunque de épocas diferentes. La Épica
homérica es reflejo de una sociedad homogeneizada, que permite que un individuo
pueda convertirse en héroe, como representante de una sociedad con una
comunidad de costumbres, tradiciones e ideales. A ese tipo de sociedad tribal
le sucede otra, encarnada en la ciudad-estado griega, más compleja y
sofisticada, que exige nuevas manifestaciones culturales: la Poesía Lírica, el
Drama, la Prosa filosófica, la histórica y la científica. Pero todavía en la
ciudad-estado se ofrecen lazos que mantienen la cohesión y la comunidad
cultural de sus miembros: de ahí el surgimiento de la Tragedia ateniense. Ahora
bien, cuando la ciudad-estado explota, como consecuencia de la Guerra del
Peloponeso y de la posterior intervención de Filipo II de Macedonia y de su
hijo Alejandro, surge la diversidad multiforme de la ciudad helenística,
renaciendo la Épica en forma ahora de Novela. La Novela es, así, la forma
literaria más laxa, menos definida, la más abordable por un público culto en
cierta medida, pero ajeno a los grandes temas que servían de lazo entre los
ciudadanos, como ocurría en la Tragedia ática.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El testimonio más antiguo en
relación con el título es el de San Agustín, quien se refiere a nuestra novela
con la de nominación de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Asinus aureus</i>
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ciudad de Dios</i>, XVIII, 18, 1).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El latinita francés René
Martin (nacido en 1932), en un artículo de 1970 titulado «<span style="background: white;">Le <em><span style="font-style: normal; mso-bidi-font-weight: bold;">sens de l'expression </span><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">asinus aureus</span></em> et la <em><span style="font-style: normal; mso-bidi-font-weight: bold;">signification</span></em> du roman apuléien»</span>
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Revue des Études latines</i>, nº 48,
págs. 332 – 354), ha sido de los que más han insistido en que el título de la
novela de Apuleyo es un título en clave que esconde un mensaje. El protagonista
es un tal Lucio, quien, tras beber una pócima equivocada ofrecida por una mujer,
se metamorfosea en asno, pasando por una serie de duras tribulaciones, hasta
que, gracias a la intercesión de la diosa Isis, recuperará su forma humana, si
bien habrá de consagrarse para siempre al culto de esta gran deidad femenina.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Ya el primer traductor de la
novela al castellano, Diego López de Cortegana, arcediano de Sevilla en el
primer cuarto del siglo XVI<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_antigua/Apuleyo-asno-de-oro-anotaciones.rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, viene a decirnos en su
Proemio que Lucio, convertido en asno, representaría al hombre sometido al
pecado y a la más baja materialidad, que no encuentra su salvación hasta su encuentro
con la divinidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">No es casual que, desde el
principio, el autor haga una referencia al mundo egipcio (el relato va a ser
escrito sobre un papiro egipcio con una fina caña crecida junto al Nilo). Ahora
bien, ¿qué relación cabe establecer entre Isis y el título (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Asinus aureus</i>) de la obra? En el culto
de Isis, el enemigo implacable de Osiris, el esposo de la diosa, es Seth,
hermano del propio Osiris. Es importante señalar que Seth está representado en
ese culto por un asno de color rojizo (mostrándose así la animadversión de los
antiguos egipcios por ese color), que pasa a ser considerado como representante
del mal y del pecado. Numerosos autores latinos emplean <i style="mso-bidi-font-style: normal;">aureus</i> para designar un campo cromático próximo al rojo o rojizo,
pero es el propio Apuleyo quien ofrece el ejemplo más definitivo: al describir
el cuello del papagayo (que, como es sabido, parece llevar un collar
rojo/rojizo), emplea la siguiente expresión: «ceruicula eius minio uelut <i style="mso-bidi-font-style: normal;">aurea</i> torque cingitur», que el latinista
español Santiago Segura Munguía (1922 – 2014) traduce por «su cuello está
ceñido y coronado por un anillo de color minio, una especie de collar rojizo».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Es decir, si, tal como hemos
indicado, en el culto iniciático de Isis/Osiris, la encarnación del mal, Seth, está
representado por un asno rojizo, y, por otro lado, sabemos que los iniciados en
tal culto, en determinadas circunstancias, no debían tocar ni un asno ni nada
que tuviera oro, la fórmula <i style="mso-bidi-font-style: normal;">asinus aureus</i>
en la pluma de un autor como Apuleyo podía servir muy bien de clave para una
novela en la que lo cómico queda transcendido al mundo de lo religioso.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El protagonista, Lucio, se
transforma en asno al poco de llegar a la ciudad de Hipata, en Tesalia, por
error en la elección de una pócima que le suministra su amante, Fotis.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La novela ofrece tres partes
claramente diferenciadas: a) Lucio cuenta las peripecias anteriores a su
metamorfosis (I, 1 – III, 23); b) Lucio-asno deambula por diversas ciudades en
manos de distintos amos (III, 24 – XI, 12); c) Lucio narra los acontecimientos
posteriores a la recuperación de su forma humana. Cómo viaja desde Grecia hasta
Roma, se consagra al culto de Isis, mantiene una estricta castidad, ejerce como
abogado e incluso alcanza la dignidad de decurión<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_antigua/Apuleyo-asno-de-oro-anotaciones.rtf#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> quinquenal.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 14.0pt;">El asno de oro</span></i><span style="font-size: 14.0pt;">,
en cuanto a su estructura, es tanto una novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cerrada</i> como una novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">abierta</i>.
En cuanto novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cerrada</i>, parte de
una situación inicial, esto es, la transformación de Lucio en asno, y, a través
de una serie de peripecias intermedias, desemboca en una situación final, la
recuperación de la forma humana, complementaria de la inicial. En cuanto novela
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">abierta</i>, en su trama central van
insertándose múltiples historias, que atañen tanto al personaje principal como
a muchos otros secundarios, historias que son, a su vez, narradas por algunos
de esos personajes secundarios. La más célebre de esas narraciones es el cuento
de Eros (Cupido) y Psique (IV, 28 – VI, 24).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Las hipotéticas relaciones de
la novela con el cristianismo han sido abordadas por diferentes estudiosos,
especialmente por el francés Léon Herrmann (1889 – 1984). El problema está en
que, si bien Herrmann cree que Apuleyo era cristiano, no lo considera autor del
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Asinus aureus</i>. Al finalizar la novela
con el enaltecimiento de Isis, cabe la posibilidad de que Apuleyo intentara
contrarrestar la propagación del cristianismo en el Norte de África durante el
siglo II.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_antigua/Apuleyo-asno-de-oro-anotaciones.rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
En el prólogo latino con el que encabeza su versión, López Cortegana indica que
su traducción se publicó en Sevilla en 1513, aunque lo únicamente seguro es que
su traducción apareció en esa ciudad en torno a 1525, superando en calidad y
fidelidad a cuantas versiones aparecieron en los distintos países europeos. La
edición del poeta Matteo Maria Boiardo (1441 – 1494) al italiano apareció en
Venecia en 1518, aunque es probable que estuviese terminada entre 1478-1479. <o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_antigua/Apuleyo-asno-de-oro-anotaciones.rtf#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Miembro del Consejo local o Senado de una ciudad provincial en el Imperio
romano.<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-82939087581634421932021-02-24T04:30:00.000-08:002021-02-24T04:30:11.015-08:00<p><span style="font-family: times;"> Las <i>Etiópicas</i> de Heliodoro de Emesa</span></p><p style="text-align: center;"><br /></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><h1 class="title style-scope ytd-video-primary-info-renderer" style="background: rgb(249, 249, 249); border: 0px; color: var(--ytd-video-primary-info-renderer-title-color, var(--yt-spec-text-primary)); font-weight: 400; line-height: var(--yt-navbar-title-line-height, 2.4rem); margin: 0px; max-height: calc(2 * var(--yt-navbar-title-line-height, 2.4rem)); overflow: hidden; padding: 0px; text-align: center; text-shadow: var(--ytd-video-primary-info-renderer-title-text-shadow, none); transform: var(--ytd-video-primary-info-renderer-title-transform, none);"><span style="font-family: times; font-size: x-large;">Las <i>Etiópicas</i> de Heliodoro de Emesa</span></h1><div><span style="font-family: times; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><br /></div><div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Heliodoro de Emesa (actual Homs).
Escritor sirio-fenicio en lengua griega del siglo III d. C., natural de esa
ciudad del W de Siria, a orillas del Orontes. El historiador Sócrates
Escolástico (nacido en Constantinopla en 380), autor de una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de la Iglesia</i> que relata hechos
entre 306 y 439, informa que Heliodoro era obispo de Trica (Tricca / Trikka /
hoy Trikala, ciudad griega al W de la región de Tesalia) en torno al año 384,
es decir, después de su conversión al cristianismo y de escribir su libro más
famoso. Esta información la corrobora Focio, Patriarca de Constantinopla a
mediados del siglo IX. Una nota escrita en el siglo XIV en el códice manuscrito
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vaticanus Graecus</i> 157, informa que
Heliodoro<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>vivió en la época de
Teodosio el Grande, a finales del siglo IV. Su obra más célebre es una novela,
las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Etiópicas</i>, la última de las
grandes novelas helenísticas o de las novelas griegas de la Antigüedad, que
narra las peripecias de dos jóvenes enamorados, Teágenes y Cariclea. Otros
destacados estudiosos fechan la redacción entre el 220 y el 370, aunque
prefiriendo considerarla más próxima a este último año, y, por lo tanto, poco
después del reinado de Juliano el Apóstata (que, siguiendo con las más altas
magistraturas establecidas por Diocleciano durante la llamada Tetrarquía [285 –
305], fue césar entre el 6 de noviembre de 355 y febrero de 360; augusto entre
febrero de 360 y el 3 de noviembre de 361; solamente augusto entre el 3 de noviembre
de 361 y el 26 de junio de 363), quien, en 363, prohibió a los sacerdotes del
clero pagano la lectura de novelas de amor porque despertaban las pasiones. La
edición príncipe fue la del humanista alemán Vincentius Opsopoeus († en 1539 en
Ansbach, Baviera), publicada en Basilea en 1534. Opsopoeus compró un manuscrito
a un mercenario germano que lo encontró en las ruinas de la Biblioteca
Corviniana del rey Matías Corvinus de Hungría después de que el sultán Suleimán
[Solimán] el Magnífico capturó Buda (la ciudad antigua de Budapest) y destruyó
el palacio real en 1526. La edición <i style="mso-bidi-font-style: normal;">princeps</i>
es una pura copia de ese manuscrito. Un ejemplar de esta edición <i style="mso-bidi-font-style: normal;">princeps</i> se conserva en la Biblioteca
Nacional de Madrid, con anotaciones manuscritas del humanista español Francisco
de Mendoza y Bobadilla (1508 – 1566). La primera edición moderna, francesa,
traducida por Jacques Amyot, es de 1547. La primera traducción latina,
realizada por Pole Warschewiczki [el polaco Stanislao Warschewiczki], se
publicó en Basilea en 1552. La primera edición alemana fue publicada por
Johannes Zschorn en 1554. La primera edición inglesa, basada en la latina de
Warschewiczki, es la de Thomas Underdowne de 1569. Dos traducciones al
castellano se publicaron en el siglo XVI, aunque en la primera mitad de esa
centuria Francisco de Vergara, Catedrático de Griego en Alcalá, realizó una
traducción que no llegó a publicarse. La primera castellana publicada fue la de
Amberes de 1554 (vuelta a imprimir en Salamanca en 1581 y en Alcalá en 1585).
La segunda traducción castellana fue la de Fernando de Mena (Alcalá de Henares,
1587), a partir de la latina de Warschewiczki.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Etiópicas</i>
fue una novela muy apreciada por el humanista español Alonso López Pinciano
(ver su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Filosofía antigua poética</i>,
Madrid, 1596), por William Shakespeare (con una referencia muy precisa de un
pasaje [I, 30, 7] en su comedia <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Twelfth
Night</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Noche de Reyes</i>), V i
115-117, por Miguel de Cervantes (en el Prólogo a las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Novelas Ejemplares</i>, de 1613), por Pedro Calderón de la Barca (quien
compuso en 1664 un drama titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los
hijos de la Fortuna Teágenes y Cariclea</i>), por el escritor seiscentista Juan
Pérez de Montalbán, por Lope de Vega, por Baltasar Gracián y por Jean Racine,
quien la consideraba una de sus obras favoritas y llegó a aprendérsela de
memoria.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La edición de Emilio Crespo Güemes
(Madrid, Gredos, 1982) se basa en la edición cuya fijación del texto fue
llevada a cabo por Robert Mantle Rattenbury y Thomas Wallace Lumb, siendo
traducida al francés por Jean Maillon (París, 1935 – 1943).</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Resumimos el análisis de Crespo Güemes. Las
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Etiópicas</i> es una novela dividida en
diez libros que se caracteriza por una narrativa extraordinariamente bella. Trasciende
los presupuestos básicos de la concepción helenística de la existencia humana
que había constituido los fundamentos de la novela, a saber, la idea de que el
hombre está expuesto a un mundo hostil, cuyas fuerzas y divinidades son
incomprensibles, aunque un hado favorable pueda ser capaz de salvarlo. En la
obra de Heliodoro, nuevos conceptos religiosos derivados de las ideas
neoplatónicas o neopitagóricas substituyen este punto de vista. La heroína,
Cariclea, cuya castidad es un requisito religioso indispensable, cae en la
cuenta de que la causa de todas las adversidades, así como de la solución final
de ellas es una justicia divina superior. La acción tiene una estructura
lineal, no circular. Aunque la trama comienza y termina en Etiopía, el relato
empieza en el delta del Nilo, narra a continuación una fase anterior que
transcurre en Grecia, prosigue en el interior de Egipto y termina en Etiopía.
Los protagonistas no vuelven a la situación de partida, sino que acceden a una
condición distinta de la inicial: contraen matrimonio y se convierten en
sacerdotes del Sol y de la Luna en la Etiopía utópica que presenta la trama.
Hay una meta y los viajes de los protagonistas constituyen un acercamiento
progresivo a ella. Sus peripecias son sufrimientos no sólo por los riesgos a
los que se ven sometidos, sino porque suponen la privación de su meta, que
consiste en el descubrimiento de la identidad de Cariclea y en el matrimonio de
los enamorados, presentado como una aspiración espiritual.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El tiempo narrativo de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Etiópicas</i> no es lineal. El relato no
sigue el orden cronológico de la trama, sino que comienza <i style="mso-bidi-font-style: normal;">in medias res</i>. En la segunda mitad, el orden del relato es el
cronológico del tema. La distribución del tiempo en el relato es notable. El
tema abarca desde el nacimiento hasta la boda de Cariclea; pero el relato en
total abarca más o menos un mes. Una parte es relatada por el narrador y otra por
personajes.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Hay tres sacerdotes, Caricles en Delfos,
Calasiris en Egipto y Delfos, y Sisimitres en Etiopía, que determinan el curso
de los protagonistas. La progresiva aproximación al Sol soberano hace que el
viaje sea una especie de peregrinación para descubrir la divinidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Un aspecto importante de la técnica
narrativa de Heliodoro es su deseo de mostrar más que de relatar. Heliodoro
evita con frecuencia adoptar el punto de vista de narrador omnisciente y
prefiere el de uno o más personajes, lo que permite explicitar sólo en parte la
causa de lo que se ve. El lector va obteniendo información a medida que los
personajes van adquiriéndola. En II, 35, 5, la pitia de Delfos pronuncia un
oráculo en verso cuyo contenido se irá descubriendo poco a poco a lo largo de
la novela. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: times;">A la que Gracia es primero y Gloria al final tiene<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Celebrad, oh delfios, y al que de la Diosa es Hijo</span></i><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_antigua/Heliodoro-Etiopicas-notas.rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;">.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: times;">Ellos, cuando mi templo abandonen y las olas surquen,<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: times;">Llegarán del sol a la tierra oscurecida,<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: times;">Donde por su excelente vida gran galardón obtendrán:<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: times;">Alba corona sobre sus sienes negras.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La novela consiste en el desvelamiento
progresivo de este oráculo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Heliodoro propone acertijos y oculta
datos o los presenta parcialmente a través de los personajes para mantener la
intriga.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Los hechos ficticios de la novela están
situados en un espacio y en un tiempo reales para hacer el tema verosímil.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El tiempo en el que transcurre la novela
corresponde al primer periodo de la dominación persa de Egipto, esto es, del
525 al 404 a. C., situándose la acción a mediados del siglo V, cuando el
encumbramiento de Atenas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El comienzo de la novela se desarrolla
en el lugar que ocuparía Alejandría, pero antes de la fundación de la ciudad
por Alejandro.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La religión tiene importancia. Los
protagonistas, Cariclea y Teágenes, se conocen y se enamoran en una ceremonia
religiosa en Delfos. Su matrimonio se celebra junto con el acceso al sacerdocio
en otra ceremonia en Méroe (en Etiopía).</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La novela es una apología de la religión
en general, no de una creencia específica.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">La castidad de los protagonistas tiene
un fundamento religioso. La castidad está integrada en la acción principal y es
un aspecto más de la piedad de los protagonistas. La virginidad preconyugal no
tiene por objeto evitar el placer sexual considerado como algo negativo, sino
controlar la capacidad destructora de lo erótico<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_antigua/Heliodoro-Etiopicas-notas.rtf#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Cariclea es superior a Teágenes en
capacidad intelectual para interpretar sueños y oráculos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El autor sitúa en una posición central a
la protagonista femenina.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">El autor atribuye superioridad moral a
etíopes, y, por tanto, a personajes no griegos, hecho infrecuente en la
literatura griega.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">Los rasgos más característicos del
estilo de Heliodoro son el afán de variedad y la tendencia a la solemnidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt;">Algunas frases de la novela</span></u><span style="font-size: 14.0pt;">: <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14.0pt;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*«El arte puede superar incluso a la
naturaleza» (Libro III, 17, 5).</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*«Y es que el vino, como se sabe, llama
a las lágrimas» (Libro V, 33, 4).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*«¡Qué gran verdad es que a los que
viajan por tierra extranjera y llevan vida errante la ignorancia les hace ir
como ciegos!» (Libro VII, 12, 2). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*«La propia conciencia de no haber
cometido vileza es suficiente para esperar la benevolencia divina» (Libro VII,
26, 9).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.45pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -35.45pt;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*«Pues en lo que se suele confiar es en
lo que se desea» (Libro VIII, 7, 6).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14.0pt;">Personajes</span></u><span style="font-size: 14.0pt;"> de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Etiópicas</i>
de Heliodoro de Emesa:</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Cariclea</u>. Protagonista femenino
de la novela. Nacida en Méroe, la capital del reino de Etiopía, es hija única
del rey Hidaspes y de la reina Persina. El parto tuvo lugar nueve años después
de haberse casado sus padres. Al nacer con piel blanca, pues su madre miró un
cuadro que representaba a Andrómeda (a quien también se parece en sus rasgos la
propia heroína) en el momento de la unión con su esposo, Cariclea va a ser
expuesta (abandonada) por su madre, pues todos creerían que había cometido
adulterio. No obstante, su madre la expone acompañada de objetos distintivos
que no permiten dudar acerca de sus principescos orígenes: el anillo de
compromiso de sus esponsales, en el que hay engastada una piedra especial
llamada «pantarba», de propiedades mágicas (repele el fuego); un riquísimo
collar de piedras preciosas y una cinta escrita con caracteres etíopes donde se
narra su origen y su desdichada historia. El sacerdote etíope Sisimitres,
perteneciente a la secta de los gimnosofistas<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_antigua/Heliodoro-Etiopicas-notas.rtf#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
fue quien recogió a la niña recién nacida (según se cuenta en el libro segundo,
aunque la identificación de Sisimitres no se desvela hasta el final, en el
libro décimo), haciéndose cargo de ella hasta que cumplió siete años, aunque no
cuidándola él directamente, sino que le fue entregada a unos pastores suyos
para que la criaran. Cuando la niña cumplió siete años y comenzaba a destacar
por una deslumbrante belleza, Sisimitres, aprovechando una embajada suya a
Egipto, entregósela a un sacerdote griego de Delfos, a Caricles, quien la
adoptó y la trató como a una verdadera hija, convirtiéndola en servidora (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">zácoro</i>) del templo de Ártemis en Delfos.
Cariclea permanecería en esta sagrada ciudad griega de Tesalia hasta los
diecisiete años, en que, voluntariamente, abandona a su padre adoptivo, gracias
al concurso del sacerdote egipcio Calasiris, motivada por haberse enamorado de
Teágenes, quien la rapta en connivencia con Calasiris, a pesar del dolor que
todo ello le causó a Caricles. Se trasladan al Bajo Egipto, a la región del
Delta, donde continuarán sus peripecias y aventuras, unas veces en compañía de
Teágenes y otras no teniendo más remedio que separarse de él, aunque casi
siempre al lado de su nuevo padre adoptivo, Calasiris. Siempre que pueden, a
fin de salvarse y mantenerse juntos, Cariclea y Teágenes simulan ser hermanos
de sangre. Transcurrido un corto espacio de tiempo, Cariclea llegará como
cautiva a Méroe, donde se desvelará por completo el misterio de su origen y las
fases sucesivas de su accidentada biografía desde que abandona Delfos.
Excelente tiradora de arco, pudorosa y recatada, decidida y valiente, instruida
y docta, la cualidad moral que más distingue a Cariclea es la castidad, que
jamás romperá, a pesar del amor que siente por Teágenes, un amor recíproco que,
asimismo, llevará al joven a practicar idéntica virtud.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Teágenes</u>. Protagonista masculino
de la novela. Es un joven tesalio que se considera descendiente de Aquiles,
asimismo de extraordinaria belleza, como su amada Cariclea. Vigoroso y viril,
atlético y valiente, jinete y luchador excelente, Teágenes soportará toda clase
de pruebas, unas en compañía de Cariclea y otras sin ella, pero mostrando
siempre el máximo respeto, lealtad y fidelidad a su amor, según quedará de
manifiesto con la práctica de la virtud de la castidad, distintivo común de
ambos amantes, mantenido hasta el día de su matrimonio en Méroe, convertida
ella en sacerdotisa de la Luna y él en sacerdote del Sol. Sólo entonces se
casarán y se consumará el matrimonio. El mayor peligro para Teágenes, y, de
paso, para Cariclea, lo va a constituir Ársace, la esposa del sátrapa
Oroóndates, quien desea a toda costa la unión sexual con el bello joven, hasta
el punto de convertirse en una obsesión patológica. El rechazo firme de
Teágenes lo llevará casi al borde la muerte, por despecho de Ársace.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Hidaspes</u>. Rey de Etiopía y padre
de Cariclea. Disputa a los persas, dueños de Egipto, la isla de Philae, la cual
conquista, al igual que Elefantina y Asuán, junto a la 1ª catarata. Se revela
como un buen estratega en la guerra, así como un notable asediador de ciudades
amuralladas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Persina</u>. Reina de Etiopía,
esposa de Hidaspes y madre de Cariclea. Su nombre revela que su raza desciende
del héroe griego Perseo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Calasiris</u>. Sacerdote egipcio,
cuya presencia en la novela es muy destacada, ocupando varios libros. Debido al
deseo que le provoca una mujer tracia de gran belleza, Rodopis, a fin de no
caer en la tentación, huye de Menfis, su ciudad natal, y se refugia en Grecia,
donde va a conocer, en la ciudad de Delfos, a Caricles, sacerdote de Apolo, y,
a través de éste, a Cariclea, de la que terminará siendo una especie de padre
adoptivo, en sustitución de Caricles. Ayuda a Cariclea a escapar de Delfos
junto con Teágenes. Les acompañará el joven Cnemón. Después de un accidentado
periplo, con estancias en las islas de Zacinto y Creta, recalarán en la región
del Delta del Nilo, donde habrán de enfrentarse a nuevos peligros y aventuras. Es
un hombre instruido, sensato, juicioso, inteligente, astuto y que sabe ejercer
sabiamente su protección sobre su joven pupila. Tiene dos hijos, Tíamis y
Petosiris, rivales entre sí, algo que apena profundamente a Calasiris.
Finalmente, antes de morir, puede asistir a la reconciliación de los dos
hermanos, aunque deja momentáneamente desamparada a Cariclea.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Caricles</u>. Sacerdote griego de
Apolo Pitio en Delfos y padre adoptivo de Cariclea desde que ésta tiene siete
años, cuando se la entrega en Egipto el sacerdote egipcio Sisimitres. Aunque
Cariclea huye, al cumplir diecisiete años, con Calasiris y con Teágenes hacia
Egipto, abandonando así a Caricles, de cuya pena es consciente Cariclea, pero
es mucho más fuerte el amor que siente por Teágenes, al final de la novela
Caricles se reencontrará con su hija adoptiva en Méroe, asistiendo a su
felicidad, pues no sólo está ya con sus verdaderos padres, sino que se unirá en
matrimonio con su amado.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Alcámenes</u>. Sobrino de Caricles,
pues es hijo de una hermana suya. Caricles pretende casar a su sobrino con
Cariclea, su hija adoptiva, plan que fracasa por completo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Tíamis</u>. Sacerdote de Isis en
Menfis, en Egipto. Es hijo de Calasiris, pero como éste, al abandonar
secretamente Egipto con destino a Grecia, fue dado por muerto, Tíamis le
sucedió en el importante título sacerdotal. No obstante, su hermano Petosiris
lleva a cabo una rebelión contra él, consiguiendo despojarlo del cargo. También
se había ganado la enemistad de Ársace, la esposa del sátrapa Oroóndates, al
rechazar continuamente sus insinuaciones amorosas. Desde ese momento, Tíamis,
que es un hombre con un fondo noble, se convierte en jefe de un numeroso grupo
de bandidos de la zona del Delta del Nilo, los «vaqueros», cuya base de
operaciones es la aldea de Quemis, que principalmente roban a los piratas que
merodean por la región, aunque también sustraen mercancías a pacíficos
comerciantes. Tíamis perdonará la vida a Cariclea y a Teágenes, aunque,
enamorado de la bellísima joven, la quiere para él, y, por ello, la esconde en
una cueva secreta. Tíamis dará muerte a la griega Tisbe, en circunstancias poco
claras, pues parece como si, al darlo todo por perdido durante un asalto de un
grupo de bandidos enemigo, diera muerte intencionadamente a quien cree que es
Cariclea, aunque se trata en realidad de Tisbe. Tíamis se hace amigo de
Teágenes, acudiendo con él a Menfis, a fin de recuperar su cargo de sacerdote y
enfrentarse a su hermano. Cuando el duelo entre ambos parece inevitable, surge
de pronto Calasiris, quien, como padre, reconcilia a ambos, recuperando así
Tíamis la dignidad sacerdotal en Menfis.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Termutis</u>. Escudero de Tíamis. Él
fue quien le robó al mercader Nausicles la posesión de la joven Tisbe,
escondiéndola en la cueva subterránea de la isla de la laguna donde los «vaqueros»
del Delta escondían sus riquezas, y a donde fue también a parar Cariclea.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Petosiris</u>. Hijo de Calasiris y
hermano de Tíamis. Al arrebatarle por la fuerza a su hermano el cargo de
sacerdote de Menfis, conviértese en un usurpador. Finalmente, no tendrá más
opción que ceder ante Tíamis.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Cnemón</u>. Joven ateniense de una
distinguida familia, ya que su padre, Aristipo, era miembro del Areópago. Sus
desgracias comenzaron cuando, al morir su madre, su padre decidió casarse de
nuevo, en esta ocasión con una bella pero malvada mujer, Deméneta, quien,
pasado relativamente poco tiempo, insinuóse descaradamente a Cnemón, si bien éste
siempre la rechazó, especialmente por ser la esposa de su padre. Al ver
Deméneta que no podía obtener los favores de Cnemón, intentó una nueva
estratagema valiéndose de su criada Tisbe, a quien lanzó en brazos de Cnemón.
Tisbe lo engaña sutilmente, a fin de conseguir desacreditarlo ante Aristipo por
indicación de Deméneta. El padre lo manda azotar, y, finalmente, lo conduce
ante el tribunal, que condena a Cnemón al destierro. Las intrigas de Deméneta
no cesaron, sin embargo, pues su pasión por Cnemón iba en aumento. Viendo Tisbe
que Deméneta pretendía deshacerse de ella por haberle fallado en sus propósitos,
se le adelanta, le tiende una sutil trampa amorosa y Deméneta, al ser
descubierta por Aristipo, se suicida. Cnemón acompañará a Calasiris, Teágenes y
Cariclea a Egipto, donde, como hemos dicho, trabará amistad con Tíamis, el jefe
de los «vaqueros» de Quemis. Su lealtad a sus amigos, tanto Calasiris como los
jóvenes enamorados, es completa. Por fin logró descubrirse en Atenas la verdad
de su historia, abandonando Egipto y regresando a su patria.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Tisbe</u>. Criada griega de Deméneta,
la esposa de Aristipo y madrastra de Cnemón. Tisbe, al principio, es cómplice
de su ama, tratando de satisfacer sus deseos respecto de Cnemón, pero, cuando
ve peligrar su integridad por los fracasos de Deméneta, se le adelanta y la
conduce a la perdición. Amante ocasional de Cnemón, será un comerciante griego,
Nausicles, quien se enamore de Tisbe, guardándola en la misma cueva llena de
tesoros y con profundas y laberínticas galerías subterráneas en la que Tíamis
ha depositado a Cariclea, en el centro del campamento de los «vaqueros» en
Quemis. Tisbe muere apuñalada a manos de Tíamis, quien la confunde con
Cariclea.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Nausicles</u>. Comerciante griego
que tiene su base de operaciones en Naucratis, colonia griega en la zona del
Delta del Nilo. Se enamora de Tisbe, aunque la pierde cuando ésta es muerta en
Quemis a manos de Tíamis. También se enamora de Cariclea, pero, en atención a
la profunda amistad que lo une a Calasiris, padre adoptivo y protector de la
heroína, Nausicles desiste de su propósito de conseguirla.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Nausiclea</u>. Hija de Nausicles.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Tirreno</u>. Anciano pescador de la
costa de la isla de Zacinto, en el Mar Jónico, que acoge fraternalmente durante
varios meses en su casa a Calasiris, Teágenes, Cariclea y Cnemón, una vez que
la tempestad los ha obligado a recalar allí después de haber embarcado en una
nave fenicia en el Golfo de Corinto. Tirreno advierte a Calasiris de las
aviesas intenciones del pirata Traquino, que se mantiene al acecho en la costa
de Zacinto, esperando que la nave fenicia parta y poder así asaltarla. Esta
advertencia permitirá huir furtivamente a nuestros amigos, que terminan
atracando junto a la isla de Creta, aunque Traquino los perseguirá casi sin
solución de continuidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Traquino</u>. Pirata despiadado, que
se mueve por las aguas del Mar Jónico y del Mar de Creta. Persigue la nave
fenicia en la que se hallan Calasiris, Teágenes, Cariclea y Cnemón,
alcanzándola después de salir aquélla de Creta y de que los vientos la
arrastrasen cerca de la costa egipcia. Aunque se apodera de la nave y se
enamora de Cariclea, entabla disputa con unos de sus secuaces, Peloro, por el
reparto del botín, pues Peloro, según la ley que rige a la piratería, tiene
derecho a elegir el primero lo que sea del botín, bien sean bienes o personas,
pues él ha sido quien en primer lugar ha abordado la nave mercante fenicia. Al
elegir a Cariclea, Traquino rechaza frontalmente esa elección, suscitando una
rebelión que finaliza con la muerte de Traquino a manos de Peloro. Este
incidente permitirá huir a nuestros amigos y recalar en la costa egipcia, en
uno de los brazos de la desembocadura del Nilo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Peloro</u>. Pirata a las órdenes de
Traquino. Una disputa entre ellos a causa de Cariclea llevará a Peloro a matar
a su jefe.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Oroóndates</u>. Sátrapa persa de
Egipto. Su principal lugar de residencia es la ciudad de Menfis. Está casado
con Ársace, hermana del Rey de Reyes persa. Su comandante Mitranes intenta
enviarles a Teágenes y Cariclea, quienes, por su extraordinaria belleza, pueden
ser un magnífico regalo del sátrapa a su Gran Rey. Diversas circunstancias lo
impiden. Oroóndates no sólo tiene que luchar contra los bandidos del Delta,
sino, sobre todo, contra Hidaspes, rey de Etiopía, quien le disputa la posesión
de la ciudad de Philae, cerca de la 1ª catarata, límite natural entre Egipto y
Etiopía según Hidaspes. Otro importante motivo de disputa es el control de los
yacimientos de esmeraldas que hay en la zona de Philae. En la guerra que tiene
lugar, gana decidida y contundentemente Hidaspes, quien se mostrará clemente
con las poblaciones vencidas y conquistadas, así como con el propio Oroóndates,
con quien firmará un importante tratado de paz. El sátrapa sospecha desde hace
tiempo de las infidelidades de su esposa, aunque no se atreve a actuar con
firmeza debido al estrecho parentesco de Ársace con el Gran Rey.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Ársace</u>. Esposa de Oroóndates,
sátrapa persa de Egipto. Es hermana de sangre del Gran Rey de los persas aqueménidas.
Bella y ambiciosa, depravada e intrigante, sus apetitos carnales la absorben
casi por completo. Su marido sabe de su infidelidad, pero no se atreve a actuar
contra ella por su real parentesco. Uno de sus objetivos amorosos, como hemos
visto, fue el sacerdote Tíamis, que la rechazó hasta el punto de ser en parte
causa de perder su importante cargo en Menfis. Ársace va a ser la principal
causante de las desgracias de Teágenes y de Cariclea en Egipto, precisamente
por encapricharse primero y desear desenfrenadamente después a Teágenes, quien,
a pesar de las amenazas y torturas, se niega tenazmente a romper su castidad y
traicionar a su amada Cariclea. Cuando Teágenes y Cariclea, con el mayor
sigilo, son sacados del palacio por orden del sátrapa y conducidos a Siene
(Asuán), no sólo se salvan de una probable muerte urdida por Ársace contra
ellos, después de haber fallado en una primera ocasión, sino que la propia
regente, viéndose perdida y sin posibilidad de defensa, se suicida.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Cíbele</u>. Fiel sirvienta de Ársace
y cómplice de todas sus depravaciones. Es la principal intermediaria en
conseguir los favores de Teágenes para satisfacer a su ama. Tiene un hijo,
Aquémenes, quien finalmente se pone de parte del sátrapa, dejando en situación
desesperada a su madre. Pretendiendo envenenar a Cariclea, es ella, Cíbele, la
que, equivocadamente, bebe el líquido letal.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Aquémenes</u>. Hijo de Cíbele.
Cumple fielmente las órdenes del sátrapa Oroóndates. Él es el encargado, por
orden de Mitranes, de conducir a Teágenes a Menfis, capturado en la región del
Delta, pero, durante el traslado, Teágenes fue liberado por Tíamis, con quien
presentóse ante las murallas de Menfis. Es Aquémenes quien denuncia en Siene a
Ársace ante el sátrapa. Pero, cuando Oroóndates es derrotado por Hidaspes, y
una vez que los testigos no le sirven de nada pues no pueden probar nada contra
Ársace, Aquémenes se arrepiente de haberla denunciado, y en la confusión de la
huida, intenta dar muerte al sátrapa, aunque la flecha de un etíope se lo
impide, muriendo inmediatamente Aquémenes.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Mitranes</u>. Comandante de una
importante guarnición de soldados del sátrapa de Egipto. Debe luchar contra las
belicosas y rebeldes aldeas egipcias de la zona del Delta. Es Mitranes quien
encarga a Aquémenes conducir a Teágenes a Menfis, si bien fracasa la operación
por la intervención de Tíamis y su grupo de partidarios de la aldea de Besa, en
el Delta. Mitranes muere durante el curso de las luchas contra los rebeldes de
una de las aldeas del Delta.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Bagoas</u>. Eunuco al servicio de
Oroóndates. Éste le encarga que se traslade a Menfis, desde Siene, para traer a
su presencia a Teágenes y Cariclea, una vez producida la denuncia de Aquémenes
al sátrapa sobre la conducta de Ársace.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Eufrates</u>. Escrito sin tilde en
la primera letra. Jefe de los eunucos de Menfis, a quien Ársace le ha obligado
a torturar a Teágenes. Finalmente se pliega a la voluntad del sátrapa cuando se
presenta en palacio Bagoas para trasladar a Siene a los dos jóvenes cautivos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Sisimitres</u>. Sacerdote etíope,
Presidente del Consejo de los gimnosofistas. Su influencia es muy grande, tanto
en el reino como ante Hidaspes. Goza de gran prestigio y respeto. Sus
decisiones son casi determinantes, inmediatamente por debajo de las del rey,
aunque no pocas veces se han impuesto a las del propio monarca. Él fue quien se
hizo cargo de Cariclea hasta que cumplió siete años, momento en que se la
entregó a Caricles en Egipto.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Meroebo</u>. Sobrino carnal de
Hidaspes, pues es hijo de un hermano suyo ya fallecido. En Meroebo piensa
Hidaspes como esposo de Cariclea, una vez enterado de que se trata de su hija.
Ese deseo no se cumplirá, ya que Hidaspes aceptará plenamente al amado de su
hija, Teágenes.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Hermonias</u>. Cortesano destacado
al servicio de Hidaspes, con un cargo denominado «introductor». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 14.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_antigua/Heliodoro-Etiopicas-notas.rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El nombre de
Cariclea en griego está compuesto de dos elementos que significan
respectivamente «gracia» y «gloria»; el de Teágenes consta de «diosa» e «hijo».</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_antigua/Heliodoro-Etiopicas-notas.rtf#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> No estaría de más
recordar aquí lo que Gilbert Keith Chesterton escribió sobre la sexualidad en
la antigua civilización pagana greco-romana, en su ensayo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">San Francisco de Asís</i> (1923): «Lo que le había pasado a la
imaginación humana, en conjunto, es que el mundo entero se había teñido de
pasiones peligrosas y rápidamente putrescentes; de pasiones naturales
convertidas en pasiones contra natura. Así, el efecto de tratar la sexualidad
como cosa únicamente inocente y natural fue que todas las demás cosas inocentes
y naturales se empaparan y mancharan de sexualidad. Porque no se puede conceder
a la sexualidad una mera igualdad con emociones o experiencias elementales como
el comer y el dormir. En el momento en que deja de ser sierva se convierte en
tirana. Por la razón que sea, hay algo de peligroso y desproporcionado en el
lugar que ocupa dentro de la naturaleza humana, y es verdad que requiere una
purificación y una dedicación especiales. Todo eso que ahora se dice, de que la
sexualidad sea libre como cualquier otro sentido, de que el cuerpo sea hermoso
como un árbol o una flor cualesquiera, son, o descripciones del Jardín del
Edén, o muestras de una pésima psicología que ya hace dos mil años que cansó al
mundo». </span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Literatura/Literatura_antigua/Heliodoro-Etiopicas-notas.rtf#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Los «filósofos
desnudos» o gimnosofistas eran los santones hindúes, cuya sabiduría y ascetismo
eran célebres entre los griegos. También en Etiopía había gimnosofistas, a los
que Apolonio de Tiana fue a visitar, según cuenta Filóstrato en su <i>Vida de Apolonio de Tiana</i>. </span></span><o:p></o:p></p><p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 12pt;"><br /></span></span></p><p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 12pt;"><br /></span></span></p>
</div>
</div><span style="font-size: x-large;"></span></div>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-32100070451689402822021-01-03T04:02:00.005-08:002021-01-11T11:25:31.389-08:00<p> <span style="font-family: times;">Los exploradores españoles del siglo XVI</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><h1 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 22pt;">Los exploradores españoles del siglo XVI<o:p></o:p></span></h1>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES;">VINDICACIÓN
DE LA ACCIÓN COLONIZADORA<br />
ESPAÑOLA EN AMÉRICA<o:p></o:p></span></p>
<h1 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; font-weight: normal; mso-bidi-font-weight: bold;">CHARLES FLETCHER
LUMMIS<o:p></o:p></span></h1>
<h1 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 10pt; font-weight: normal; mso-bidi-font-weight: bold;">Barcelona, Araluce,
1922<sup>5</sup>. Traducción de Arturo Cuyás. La 1ª edición en español es de
1916. La edición original inglesa es de 1893. Ver original en: https://www.gutenberg.org/files/33095/33095-h/33095-h.htm<o:p></o:p></span></h1>
<p class="style3" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 10pt; mso-bidi-font-style: italic;">[La práctica totalidad de las notas, las aclaraciones topográficas, la
completitud de los nombres propios y la inmensa mayoría de las fechas
biográficas relativas a los personajes citados por el autor, se deben a Enrique
Castaños, Doctor en Historia del Arte]<o:p></o:p></span></p>
<p class="style3" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: justify;"><i><span style="color: black; font-family: times; font-size: 10pt;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p class="style3" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: justify;"><i><span style="color: black; font-family: times; font-size: 10pt;">Al distinguido ingeniero<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="style2" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: justify;"><i><span style="color: black; font-family: times; font-size: 10pt;">D. Juan Carlos Cebrián<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="style3" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: justify;"><i><span style="color: black; font-family: times; font-size: 10pt;">de cuyo amor a España, acrisolado durante su larga residencia en
los Estados Unidos, son prueba evidente la generosidad y largueza con que ha
contribuido a la diseminación de obras de cultura en ambos países, sin otro
objetivo que el de procurar el adelanto y enaltecer el nombre de nuestra
Patria, dedican la versión y publicación de esta obra como público testimonio
de gratitud, sus leales amigos y admiradores,<o:p></o:p></span></i></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: justify;"><span style="font-family: times;"><span class="adcha"><i><span style="color: black; font-size: 10pt;">Arturo Cuyás y </span></i></span><i><span style="color: black; font-size: 10pt;">Ramón de San Nicolás Araluce<o:p></o:p></span></i></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; mso-outline-level: 2; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 18pt; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-language: ES;">Nota biográfica acerca del autor<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-top: 6.1pt; text-align: right;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 9pt; mso-fareast-language: ES;">Antes de empezar la lectura de un libro, procura saber algo tocante a la
personalidad del autor. DAVID PRYDE.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 9pt; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Este libro es una gallarda reivindicación de España y
de sus métodos de colonización en el Nuevo Mundo. Avalora y encarece esta
reivindicación el ser obra espontánea, desinteresada, y por ende imparcial, de
un ilustrado escritor norteamericano, y fruto de sus estudios, investigaciones
y concienzudos juicios. Basta leer el Prefacio de su libro, para poder apreciar
el móvil que le impulsó a escribirlo y la sinceridad y entusiasmo que puso en
su labor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Es natural que los hechos y proezas de los
exploradores españoles despertasen el interés y la admiración de un hombre como
Mr. Lummis, cuya vida ha sido una continua serie de pasmosos esfuerzos,
trabajos y penalidades, que le han obligado a luchar con obstáculos al parecer
insuperables, y que sólo por el vigor de su naturaleza y por la indómita fuerza
de su voluntad ha sabido vencer y dominar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Una biografía detallada de este hombre extraordinario
parecería más bien una leyenda o una novela, que la historia real y verdadera
de una viviente personalidad. Algunos tendrán por increíble la realización de
todo cuanto ha emprendido y llevado a cabo<a name="Page_8"> </a>Mr. Lummis en
56 años de vida. Pero ahí están sus obras y sus éxitos y la fortuna que ha
sabido labrarse a fuerza de trabajo y perseverancia, que lo evidencian y lo
acreditan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Nació Mr. Charles Fletcher Lummis en Lynn, población
fabril del Estado de Massachusetts, el día primero de marzo de 1859. Estudió y
se graduó a los 22 años, en la Universidad de Harvard, cercana a Boston, y
publicó entonces un librito de poesías, impreso sobre corteza de álamo raspada
por sus manos hasta dejarla como hojas de papel fino.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Al año siguiente trasladóse a Ohio, donde
publicó <i>The Scioto Gazette</i>, y movido por su espíritu aventurero,
emprendió en septiembre de 1883 una marcha a pie desde Ohio hasta California,
llegado a Los Ángeles después de recorrer 5.642 kilómetros en 147 días.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Fue admitido como redactor del <i>Daily Times</i> de
Los Ángeles al día siguiente de su llegada, y más tarde logró ser uno de los
propietarios del periódico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Pero el trabajo intenso y excesivo que sostuvo durante
cuatro años fue causa de un ataque de hemiplejía que le paralizó todo el lado
izquierdo y le privó del habla. Entonces se trasladó a Nuevo Méjico con la
firme voluntad de reponerse, y allí estuvo cuatro años entre los indígenas, los
cuales aprovechó para estudiar sus costumbres y tradiciones y sus cantos
populares y para aprender dos de sus idiomas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">En un libro interesantísimo, titulado <i>My
friend Will</i>, en que «el amigo Will», representa su voluntad, describe Mr.
Lummis los novelescos incidentes relacionados con el proceso de su curación,
que fue completa, recobrando el habla, así como el movimiento y la agilidad de
sus miembros por efecto de una vida ruda y montaraz y de la tenacidad de su
propósito. Posteriormente<a name="Page_9"> </a>ha sufrido y podido vencer otros
dos ataques, que en una persona de otro temple hubieran tenido fatal desenlace.
Hace algunos años quedó ciego; pero ha vuelto a recobrar la vista después de
mucho tiempo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">A pesar de estos padecimientos físicos y el dolor
moral que le causó la pérdida de su quinto hijo, Amado, la labor de Mr. Lummis
en los campos de la literatura, de la exploración y de la investigación, ha
sido intensa y fecunda.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Asociado con Mr. Adolph Francis Bandelier, el cual ha
aplicado métodos científicos al estudio de la historia, emprendieron los dos
juntos una expedición etnológica e histórica, recorriendo Tejas, Colorado,
Utah, Arizona y California en los Estados Unidos, y después Méjico, la América
Central, Perú y Bolivia, visitando los parajes donde se desarrollaron los
principales hechos de los exploradores y colonizadores españoles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">«He recorrido—dice él mismo en una carta—unos dos
millones de millas de Hispano-América, no como turista, sino como un hijo del
país; con cartas oficiales de recomendación para diversos Gobiernos y poniéndome
en relaciones con ellos; pero familiarizándome al propio tiempo con gente de
todas las clases sociales; puesto que un país se compone de todas ellas, desde
los mendigos y los peones hasta los hombres de ciencias y los gobernantes. Y he
tenido la suerte de conocer y tratar a todas esas clases.»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Lo cual es garantía del profundo conocimiento que ha
adquirido Mr. Lummis respecto del asunto de que trata este libro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">De regreso a Los Ángeles en 1894, funda y dirige dos
periódicos, y construye su casa de piedra con sus propias manos, ayudado de
algunos indios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Desde entonces, ha recibido títulos de varias
Universidades; ha sido fundador y presidente de sociedades para educar a los
indios, para conservar los monumentos históricos de California; fundador y secretario
de la Sociedad de Arqueología del Sudoeste; miembro vitalicio del Instituto
Arqueológico de América, y miembro activo y honorario de muchas otras
sociedades.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">En el año 1907 fundó en Los Ángeles el <i>Southwest
Museum</i>, al cual ha hecho donación de su copiosa biblioteca particular, la
más rica en libros referentes a la América española, y de su colección de
objetos arqueológicos hispano-americanos, que se valúa en más de cien mil
dólares.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Además de muchos artículos para la Enciclopedia
Británica, la Enciclopedia Americana, y diversas revistas y periódicos, ha
publicado quince obras, entre ellas: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Villagran's
New México</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Benavides Memorial of
1630</i> y uno referente a la República de Méjico bajo el gobierno del general
Porfirio Díaz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Por último, este notable americanista, explorador,
arqueólogo, historiador, novelista, periodista y fundador de Sociedades y
museos, ha tenido tiempo para investigar las costumbres de los indios; ha
traducido sus canciones al inglés; las ha puesto en notación de música, y desde
hace quince años se ocupa en compilar para un Diccionario Enciclopédico,
cuantos datos biográficos, geográficos, históricos, etnológicos y arqueológicos
acerca de América se hallan en libros y documentos publicados desde el
descubrimiento del Nuevo Mundo hasta 1850. Será una obra monumental, cuya
publicación se propone costear y dirigir, con ayuda de varios competentes
redactores.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; mso-fareast-language: ES;">Mucho deberá América a ese infatigable y filantrópico
historiógrafo; pero no menos le debe España por la noble defensa y la justa y
entusiástica loa que ha hecho de los héroes españoles que descubrieron y
exploraron aquel mundo. Reconociendo esta deuda, el Gobierno español ha tenido
a bien manifestar su alto aprecio de la labor de Mr. Lummis, agraciándole con
la encomienda de Isabel la Católica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 10pt; mso-fareast-language: ES;">Arturo Cuyás<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 36.0pt; margin: 36pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES;">Los conceptos que en este libro se exponen
han entrado ya a ocupar su sitio en la literatura histórica; pero forman una
base enteramente nueva para una obra de carácter popular. Por ser nueva, tal
vez aquellos que no han seguido del todo la marcha reciente de la investigación
científica, pongan en duda su exactitud. Puedo afirmar que las apreciaciones y
los asertos que se hacen en este libro son rigurosamente exactos y que yo estoy
dispuesto a defenderlos desde el punto de vista de la ciencia histórica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES;">Y digo esto no tan sólo por razón del
aprecio personal en que tengo al autor, sino muy especialmente en vista del
mérito de su obra y del valor que tiene para los jóvenes de la presente y de
futuras generaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-top: 6.1pt; text-align: right;"><span style="font-family: times;"><span style="color: black; font-variant: small-caps; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES;">Ad. F. Bandelier.</span><span style="color: black; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 16pt; font-weight: normal; mso-bidi-font-weight: bold;">PREFACIO<o:p></o:p></span></h2>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Porque creo que todo joven
sajón-americano ama la justicia y admira el heroísmo tanto como yo, me he
decidido a escribir este libro. La razón de que no hayamos hecho justicia a los
exploradores españoles es, sencillamente, porque hemos sido mal informados. Su
historia no tiene paralelo; pero nuestros libros de texto no han reconocido esa
verdad, si bien ahora ya no se atreven a disputarla. Gracias a la nueva escuela
de historia americana vamos ya aprendiendo esa verdad, que se gozará en conocer
todo americano de sentimientos varoniles. En este país de hombres libres y
valientes, el prejuicio de la raza, la más supina de todas las ignorancias
humanas, debe desaparecer. Debemos respetar la virilidad más que el
nacionalismo, y admirarla por lo que vale dondequiera que la hallemos; y la
hallaremos en todas partes. Los hechos que levantan a la humanidad no provienen
de una sola raza. Podemos haber nacido dondequiera—esto es un mero accidente—;
mas, para llegar a ser héroes, debemos crecer por medios que no son accidentes
ni provincialismos, sino por la propia naturaleza y para gloria de la
humanidad.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Amamos la valentía, y la
exploración de las Américas por los españoles fue la más grande, la más larga y
la más maravillosa serie de valientes proezas que registra la historia. En mis
mocedades no le era posible a un muchacho anglosajón aprender esa verdad; aun
hoy es sumamente difícil, dado que sea posible.<span class="pagenum"> </span>Convencido
de que es inútil la tarea de buscar en uno o en todos los libros de texto
ingleses, una pintura exacta de los héroes españoles del Nuevo Mundo, me hice
el propósito de que ningún otro joven americano amante del heroísmo y de la
justicia, tuviese necesidad de andar a tientas en la obscuridad como a mí me ha
sucedido; pero no habrá de agradecerme a mí, tanto como al amigo de ambos,
Adolph Francis Bandelier, maestro de la nueva escuel<a name="FNanchor_1_1"></a>a<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
los siguientes atisbos de los hechos más interesantes de la historia. Sin la
luz que este aventajado discípulo del gran Humboldt ha derramado con su
erudición sobre los primeros tiempos de América, no hubiera sido posible
escribir este libro, ni hubiese podido escribirlo yo, sin su personal y
generosa ayuda.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 10pt;">Charles Fletcher Lummis<o:p></o:p></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="centra" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times;">LOS<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="centra" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times;">EXPLORADORES
ESPAÑOLES<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="centra" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times;">DEL
SIGLO XVI<o:p></o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">I<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">LA NACIÓN EXPLORADORA</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Es ya un hecho reconocido por
la historia que los piratas escandinavos habían descubierto y hecho algunas
expediciones a la América del Norte mucho antes que pusiera su planta en ella
Cristóbal Colón. El historiador que hoy considere aquel descubrimiento de los
escandinavos como un mito, o como algo incierto, demuestra no haber leído nunca
las Sagas. Vinieron aquellos hombres del Norte, y hasta acamparon en el Nuevo
Mundo antes del año 1000; pero no hicieron más que acampar; no construyeron
pueblos, y realmente nada añadieron a los conocimientos del mundo; nada
hicieron para merecer el título de exploradores. El honor de dar América al
mundo pertenece a España; no solamente el honor del descubrimiento, sino el de
una exploración que duró varios siglos y que ninguna otra nación ha igualado en
región alguna. Es una historia que fascina, y, sin embargo, nuestros
historiadores no le han hecho hasta ahora sino escasa justicia. La historia
fundada sobre principios verdaderos era una ciencia desconocida hasta hace cosa
de un siglo; y la opinión pública fue ofuscada durante mucho tiempo por los
estrechos juicios y falsas deducciones de historiadores que sólo estudian en
los libros. Algunos de estos hombres han sido no tan sólo escritores íntegros,
sino amenos también; pero su misma popularidad ha servido para difundir más sus
errores. Su época ha pasado, y principia a brillar una nueva luz. Ningún hombre
estudioso se atreve ya a citar a William Hickling Prescott (1796 – 1859) o a Washington
Irving (1783 – 1859) o a ningún otro de sus secuaces, como autoridades de la
historia; hoy sólo se les considera como brillantes noveladores y nada más. Es
menester que alguien haga tan populares las verdades de la historia de América
como lo han sido las fábulas, y tal vez pase mucho tiempo antes de que salga un William Prescott sin equivocaciones; entre tanto, yo quisiera ayudar a los
jóvenes americanos a penetrarse de las verdades en que se basarán de aquí en
adelante las historias. Este libro no es una historia; es sencillamente un hito
que marca el verdadero punto de vista, la idea amplia, y tomándolo como punto
de partida, los que tengan interés en ello podrán con más seguridad llevar
adelante la investigación de los detalles, mientras que aquellos que no puedan
proseguir sus estudios, poseerán siquiera un conocimiento general del capítulo
más romántico y más repleto de valientes proezas que contiene la historia de
América.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No se nos ha enseñado a
apreciar lo asombroso que ha sido el que una nación mereciese una parte tan grande
del honor de descubrir América; y, sin embargo, cuando lo estudiamos a fondo,
es en extremo sorprendente. Había un Viejo Mundo grande y civilizado: de
repente se halló un Nuevo Mundo, el más importante y pasmoso descubrimiento que
registran los anales de la Humanidad. Era lógico suponer que la magnitud de ese
acontecimiento conmovería por igual la inteligencia de todas las naciones
civilizadas, y que todas ellas se lanzarían con el mismo empeño a sacar
provecho de lo mucho que entrañaba ese descubrimiento en beneficio del género
humano. Pero en realidad no fue así. Hablando en general, el espíritu de
empresa de toda Europa se concentró en una nación, que no era por cierto la más
rica o la más fuerte.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">A una nación le cupo en
realidad la gloria de descubrir y explorar la América, de cambiar las nociones
geográficas del mundo y de acaparar los conocimientos y los negocios por
espacio de siglo y medio. Y esa nación fue España.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Un genovés, es cierto, fue el
descubridor de América; pero vino en calidad de español; vino de España
por obra de la fe y del dinero de españoles; en buques españoles y con
marineros españoles, y de las tierras descubiertas tomó posesión en nombre de
España.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Imaginad qué reino tendrían
entonces Fernando e Isabel, además de su pequeño jardín de Europa: medio mundo
desconocido, en el cual viven hoy una veintena de naciones civilizadas, y en
cuya inmensa superficie, la más nueva y la más grande de las naciones no es
sino un pedazo. ¡Qué vértigo se hubiera apoderado de Colón si hubiese podido
entrever la inconcebible planta cuyas semillas, por nadie adivinadas, tenía en
sus manos aquella hermosa mañana de octubre de 1492!<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">También fue España la que envió
un florentino de nacimiento, a quien un impresor alemán hizo padrino de medio
mundo, que no tenemos seguridad que él conociese; pero que estamos seguros de
que no debiera llevar su nombre. Llamar América a este continente en honor de
Amérigo Vespucci (Américo Vespucio) fue una injusticia, hija de la ignorancia, que ahora nos
parece ridícula; pero, de todos modos, también fue España la que envió el varón
cuyo nombre lleva el Nuevo Mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Poco más hizo Colón que
descubrir la América, lo cual es ciertamente bastante gloria para un hombre.
Pero en la valerosa nación que hizo posible el descubrimiento, no faltaron héroes
que llevasen a cabo la labor que con él se iniciaba. Ocurrió ese hecho un siglo
antes de que los anglosajones pareciesen despertar y darse cuenta de que
realmente <i>existía</i> un nuevo mundo; durante ese siglo la flor de
España realizó maravillosos hechos. Ella fue la única nación de Europa que no
dormía. Sus exploradores, vestidos de malla, recorrieron Méjico y Perú, se
apoderaron de sus incalculables riquezas e hicieron de aquellos reinos partes
integrantes de España. Cortés había conquistado y estaba colonizando un país
salvaje doce veces más extenso que Inglaterra, muchos años antes que la primera
expedición de gente inglesa hubiese siquiera visto la costa donde iba a fundar
colonias en el Nuevo Mundo, y Pizarro realizó aún más importantes obras. Juan Ponce de
León había tomado posesión en nombre de España de lo que es ahora uno de los
Estados de nuestra República [la Florida], una generación antes de que los
sajones pisasen aquella comarca. Aquel primer viandante por la América del
Norte, Álvaro Núñez Cabeza de Vaca, había hecho a pie un recorrido incomparable
a través del continente, desde la Florida al Golfo de California, medio siglo
antes de que nuestros antepasados sentasen la planta en nuestro país.
Jamestown, la primera población inglesa en la América del Norte, no se fundó
hasta 1607, y ya por entonces estaban los españoles permanentemente
establecidos en la Florida y Nuevo Méjico, y eran dueños absolutos de un vasto
territorio más al Sur. Habían ya descubierto, conquistado y casi colonizado la
parte <i>interior</i> de América, desde el nordeste de Kansas hasta
Buenos Aires, y desde el Atlántico al Pacífico. La mitad de los Estados Unidos,
todo Méjico, Yucatán, la América Central, Venezuela, Ecuador, Bolivia,
Paraguay, Perú, Chile, Nueva Granada<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y además un extenso territorio, pertenecía a España cuando Inglaterra adquirió
unas cuantas hectáreas en la costa de América más próxima. No hay palabras con
qué expresar la enorme preponderancia de España sobre todas las demás naciones
en la exploración del Nuevo Mundo. Españoles fueron los primeros que vieron y
sondearon el mayor de los golfos; españoles los que descubrieron los dos ríos
más caudalosos; españoles los que por vez primera vieron el océano Pacífico;
españoles los primeros que supieron que había dos continentes en América;
españoles los primeros que dieron la vuelta al mundo. Eran españoles los que se
abrieron camino hasta las interiores lejanas reconditeces de nuestro propio
país y de las tierras que más al Sur se hallaban, y los que fundaron sus ciudades
miles de millas tierra adentro, mucho antes que el primer anglosajón
desembarcase en nuestro suelo. Aquel temprano anhelo español de <i>explorar</i> era
verdaderamente sobrehumano. ¡Pensar que un pobre teniente español<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
con veinte soldados atravesó un inefable desierto y contempló la más grande
maravilla natural de América o del mundo—el gran Cañón del
Colorado—nada menos que tres centurias antes de que lo viesen ojos
norteamericanos! Y lo mismo sucedía desde el Colorado hasta el Cabo de Hornos.
El heroico, intrépido y temerario Balboa realizó aquella terrible caminata a
través del Istmo, y descubrió el océano Pacífico y construyó en sus playas los
primeros buques que se hicieron en América, y surcó con ellos aquel mar
desconocido, y ¡había muerto más de medio siglo antes de que Francis Drake
(1540 – 1596) y John Hawkins (1532 – 1595) pusieran en él los ojos!<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La falta de recursos de
Inglaterra, la desmoralización que siguió a la Guerra de las Dos Rosas
(1455-1487), así como las disensiones religiosas, fueron las causas principales
de su apatía de entonces. Cuando sus hijos llegaron por fin al borde occidental
del Nuevo Mundo, dejaron de sí buena memoria; pero nunca tuvieron que afrontar
tantas y tan inconcebibles penalidades y tan continuos peligros como los españoles.
La comarca que conquistaron era bastante salvaje, es cierto; pero era fértil,
tenía extensos bosques, mucha agua y mucha caza; mientras que la que dominaron
los españoles era el desierto más terrible que jamás hombre alguno, ni antes ni
después, ha logrado conquistar, y estaba poblado por una hueste de tribus
salvajes, las cuales no podían compararse con los pequeños guerreros del «rey
Felipe<a name="FNanchor_2_2"></a>»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
como no cabe comparación entre una zorra y una pantera. Los apaches y los
araucanos no hubieran sido tal vez peores que los otros indios si se hubiesen
trasladado a Massachusetts; pero en su áspero país eran los salvajes más
furibundos con que habían tropezado los europeos. Si en la región oriental duró
un siglo la guerra con los indios, tres siglos y medio pelearon en el sudoeste
los españoles. En una colonia española (Bolivia) perecieron a manos de los
naturales, en una carnicería, tantos como habitantes tenía la ciudad de Nueva
York cuando empezó la guerra de la independencia. Si los indios de levante hubiesen
dado muerte a veintidós mil colonos en una horrible matanza, como hicieron
con los españoles los indios de Sorata<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
hasta muy entrado el siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XIX</span></span> no hubieran podido las diezmadas colonias de
Norteamérica desatar los lazos que las unían a la madre patria y constituirse
en nación independiente.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuando sepa el lector que el
mejor libro de texto inglés ni siquiera menciona el nombre del primer navegante
que dio la vuelta al mundo (que fue un español), ni del explorador que
descubrió el Brasil<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> (otro español), ni del que
descubrió California<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(español también), ni los españoles que descubrieron y formaron colonias en lo
que es ahora los Estados Unidos, y que se encuentran en dicho libro omisiones
tan palmarias, y cien narraciones históricas tan falsas como inexcusables son
las omisiones, comprenderá que ha llegado ya el tiempo de que hagamos más
justicia de la que hicieron nuestros padres a un asunto que debiera ser del
mayor interés para todos los verdaderos americanos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No solamente fueron los
españoles los primeros conquistadores del Nuevo Mundo y sus primeros
colonizadores, sino también sus primeros civilizadores. Ellos construyeron las
primeras ciudades, abrieron las primeras iglesias, escuelas y universidades;
montaron las primeras imprentas y publicaron los primeros libros; escribieron
los primeros diccionarios, historias y geografías, y trajeron los primeros
misioneros; y antes de que en Nueva Inglaterra hubiese un verdadero periódico,
ya ellos habían hecho un ensayo en Méjico ¡y en el siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XVII</span></span>!<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Una de las cosas más asombrosas
de los exploradores españoles—casi tan notable como la misma exploración—es el
espíritu humanitario y progresivo que desde el principio hasta el fin
caracterizó sus instituciones. Algunas historias que han perdurado, pintan a esa
heroica nación como cruel para los indios; pero la verdad es que la conducta de
España en este particular debiera avergonzarnos. La legislación española
referente a los indios de todas partes era incomparablemente más extensa, más
comprensiva, más sistemática, y más humanitaria que la de la Gran Bretaña, la
de las colonias y la de los Estados Unidos todas juntas. Aquellos primeros
maestros enseñaron la lengua española y la religión cristiana a mil indígenas
por cada uno de los que nosotros aleccionamos en idioma y religión. Ha habido
en América escuelas españolas para indios desde el año 1524. Allá por 1575—casi
un siglo antes de que hubiese una imprenta en la América inglesa—se habían
impreso en la ciudad de Méjico muchos libros en <i>doce</i> diferentes
dialectos indios, siendo así que en nuestra historia sólo podemos presentar la
Biblia india de John Eliot (1604 – 1690); y tres universidades españolas tenían
casi un siglo de existencia cuando se fundó la de Harvard. Sorprende por el
número la proporción de hombres educados en colegios que había entre los
exploradores; la inteligencia y el heroísmo corrían parejos en los comienzos de
la colonización del Nuevo Mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p><p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p><br /></o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">II<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">GEOGRAFÍA EMBROLLADA</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times;"><o:p> </o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La menor de las dificultades
que se presentaban a los descubridores del Nuevo Mundo era el tremendo viaje
que había que hacer entonces para llegar a él. Si las tres mil millas de mar
desconocido hubiese sido el principal obstáculo, hubiéralo vencido la
civilización algunos siglos antes. Fueron la ignorancia humana, más honda que
el Atlántico, y el fanatismo, más tempestuoso que sus olas, los que cerraron
por tanto tiempo el horizonte del occidente de Europa. A no ser por estas
causas, el mismo Colón hubiera descubierto la América diez años antes; es más,
América no hubiera tenido que esperar tantos siglos a que Colón la descubriese.
Es realmente curioso que la mitad más rica del planeta jugase al escondite
durante tanto tiempo con la civilización; y que la hallasen, al fin, por una
mera casualidad, los que buscaban otra cosa muy distinta. Si hubiese esperado
América a ser descubierta por alguien que fuese en busca de un nuevo
continente, quizá estuviese aguardando todavía.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">A pesar de que, mucho antes que
Colón, varios navegantes vagabundos de media docena de distintas razas habían
ya llegado al Nuevo Mundo, lo cierto es que no dejaron huellas en América, ni
aportaron provecho alguno a la civilización; y Europa, aun hallándose al borde
del más grande de los descubrimientos y de los más importantes sucesos de la
historia, ni siquiera lo soñó. El mismo Colón no tenía la menor idea de la
existencia de América. ¿Sabe el lector lo que iba a buscar al occidente? <i>Asia.</i><o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Las investigaciones hechas de
algunos años a esta parte, han modificado grandemente nuestro juicio
acerca de Colón. La tendencia de la generación pasada, era convertirlo en un
semidiós, en una figura histórica sin tacha, en un ser perfecto, todo él
nobleza. Esto es absurdo; porque Colón no era más que un hombre, y todos los
hombres, por grandes que sean, no llegan nunca a la perfección. La generación
actual tiende a lo contrario, esto es, a quitarle toda cualidad heroica y hacer
de él un pirata impune y un despreciable instrumento de la suerte; a tal
extremo, que muy pronto no va a quedar nada de Colón. Esto es igualmente injusto
y poco científico. En su terreno era Colón un grande hombre, a pesar de sus
defectos, y distaba mucho de ser un ente despreciable. Para comprenderle,
debemos antes tener un conocimiento general de la época en que vivía. Para
apreciar hasta qué punto fue inventor de la gran idea, debemos principiar por
investigar cuáles eran entonces las ideas que predominaban en el mundo, y
cuánto contribuyeron a ayudarle o a estorbarle.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En aquella edad remota, la
geografía era una cosa curiosísima: entonces un mapamundi era algo que muy
pocos de nosotros podríamos ahora descifrar; porque todos los sabios del orbe
sabían de la topografía del mundo menos de lo que sabe hoy un colegial de ocho
años. Se había convenido finalmente en que el mundo no era plano, sino esférico;
por más que aun ese conocimiento fundamental era reciente; pero ningún ser
viviente sabía de qué estaba compuesta la mitad del globo. Hacia el occidente
de Europa se extendía el «Mar de las Tinieblas», y más allá de una pequeña
zona, nadie sabía lo que era o lo que contenía. No se conocía aún la desviación
de la aguja. Todo era en gran parte suposiciones y tanteos. Las inseguras
embarcaciones de entonces, no osaban aventurarse sin ver tierra, porque no
tenían nada seguro que las guiase para volver; ¡y causa risa saber que una de
las razones por que no se atrevían a arriesgarse mar afuera, era el temor de
llegar inadvertidamente más allá del límite del Océano, y de que el buque y la
tripulación cayesen en el vacío! Aun cuando sabían que el mundo era esférico, todavía
no se soñaba en la ley de gravitación; y se suponía que, si uno avanzaba
demasiado lejos por la superficie de la esfera, corría el peligro de lanzarse
al espacio.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No obstante, era general la
creencia de que había tierra en aquel mar desconocido. Esa idea fue creciendo
durante más de mil años, puesto que, en el siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">II</span></span> de la era cristiana,
empezó a creerse que había islas más allá de Europa. En tiempo de Colón, los
cartógrafos ponían generalmente en sus burdos mapas algunas islas, que colocaban
al azar en el «Mar de las Tinieblas».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Más allá de ese enjambre de
islas, se suponía que se hallaba la costa oriental de Asia, y eso a no muy
grande distancia porque el verdadero tamaño del globo se calculaba que era una
tercera parte menor del que tiene realmente. La geografía estaba entonces en
mantillas; pero atraía la atención y motivaba el estudio de muchísimos hombres
afanosos de saber, y que eran muy ilustrados para su época. Cada uno de ellos
trazaba un mapa según las suposiciones que le inspiraban sus estudios, y así
resultaban los mapas muy distintos unos de otros.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En una cosa estaban todos
conformes: <i>en que había tierra hacia occidente</i>. Algunos decían que
unas pocas islas; otros que millares de islas; pero todos convenían en que
había tierra. Así, Colón no inventó la idea; ésta era general antes de que él
naciera. La cuestión no estriba en saber si había un Nuevo Mundo: sino en
determinar si era posible o practicable el llegar hasta él, sin caer en el
abismo, o sin encontrar otros peligros más horrendos. La gente decía que <i>No</i>;
Colón dijo que <i>Sí</i>; y ese es su título de gloria. El no inventó la
teoría, pero supo llevarla a la práctica; y aun lo que realizó materialmente,
es menos notable que la fe que le sostuvo. No tuvo necesidad de enseñarle a
Europa que había un nuevo país; pero sí le hizo creer que podía llegar hasta
él; y esa fe en sí mismo y su tenaz valor en hacer que otros tuviesen fe en él,
fue el rasgo más grande de su carácter. Requirió menos valentía el
hacer la prueba final, que convencer al público de que no era una
temeridad el intentarla.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cristóbal Colón, como se le
llamaba en su tiempo, nació en Génova (Italia), y fueron sus padres Domenico
Colombo, cardador de lana, y Susana Fontanarossa. No se conoce con certeza el año
de su nacimiento, pero vio probablemente la luz en 1446. Nada sabemos de su
infancia, y muy poco de su vida de joven, aunque es seguro que era activo,
arrojado y muy estudioso. Dicen que su padre le envió por algún tiempo a la
Universidad de Pavía; pero sus estudios escolásticos no pudieron durar mucho
tiempo. El mismo Colón nos dice que fue a navegar a los catorce años. En su
calidad de marino, le fue fácil continuar los estudios que más le interesaban,
como la geografía y otros análogos. Los detalles de sus primeros viajes son muy
escasos; pero parece cosa cierta que navegó y tocó en Inglaterra, Islandia,
Guinea y Grecia, con lo cual se consideraba entonces haber viajado más que hoy
dando la vuelta al mundo; con este vasto conocimiento de hombres y de tierras,
iba adquiriendo acerca de la navegación, la astronomía y la geografía, todo el
saber que era posible en aquel tiempo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Es interesante la conjetura de
cómo y cuándo concibió Colón un proyecto de tan estupenda importancia. No debió
ser sin duda, sino siendo ya un hombre maduro y de experiencia, no tan sólo
como experto navegante, sino por su conocimiento de lo que habían hecho otros
marinos. Hacía más de un siglo que se habían descubierto las islas de Madeira y
las Azores. El príncipe Enrique, el Navegante (gran patrocinador de las
primeras exploraciones), enviaba dotaciones por la costa occidental del África;
pues a la sazón ni siquiera se sabía lo que era la parte más baja de ese
continente. Esas expediciones sirvieron de gran ayuda a Colón y contribuyeron a
ensanchar los conocimientos del mundo. También es casi seguro que, cuando
estuvo en Islandia, debió de oír algo acerca de los piratas escandinavos que
habían estado en América. Dondequiera que fuese, su mente perspicaz hallaba
algún nuevo aliento, directo o indirecto, para la gran resolución que casi
inconscientemente se iba formando en su cerebro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Por el año de 1473 Colón anduvo
errante hasta Portugal; y allí hizo conocimientos que influyeron en su
porvenir. Con el tiempo contrajo matrimonio con Filipa Moniz, que fue la madre
de su hijo y cronista Diego. Hay mucha incertidumbre respecto de su vida
conyugal, y no se sabe si fue modelo de esposos o todo lo contrario. Por sus
propias cartas se viene en conocimiento de que tuvo otros hijos, además de
Diego; pero no se poseen más noticias acerca de ellos. Parece ser que su esposa
era hija de un capitán de barco a quien llamaban el «Navegante», y cuyos
servicios fueron premiados nombrándole primer gobernador de la recién
descubierta isla de Porto Santo, cerca de las de Madeira. Como la cosa más
natural del mundo, fue Colón a visitar a su intrépido suegro; y tal vez fuese
durante su estancia en Porto Santo cuando empezó a dar forma a su colosal
pensamiento.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Tratándose de un hombre como
aquel «genovés que buscaba un mundo», una resolución como esa, una vez formada,
sería como flecha de púas: muy difícil de arrancar. Desde aquel día no tuvo
descanso. La idea capital de su vida fue ir «¡hacia Occidente! ¡Hacia el
Asia!», y empezó a trabajar para llevarla a cabo. Se asegura que, con intención
patriótica, se apresuró a ir a su país natal para hacerle la primera oferta de
sus servicios. Pero Génova no iba en busca de nuevos mundos, y rehusó el
ofrecimiento. Entonces expuso sus planes a Juan II de Portugal. Al rey Juan le
encantó la idea; pero un consejo de sus hombres más sabios le aseguró que el
plan era ridículamente temerario. Pero después envió una expedición secreta, la
que, una vez perdida la tierra de vista, se descorazonó y regresó sin
resultado. Cuando Colón tuvo conocimiento de esta traición, se indignó de tal
modo que salió inmediatamente para España e interesó allí a varios nobles, y
por último a los mismos reyes, en sus audaces esperanzas. Pero después de tres
años de profunda deliberación, una junta de geógrafos y astrónomos decidió que
su plan era absurdo e irrealizable; no era posible llegar hasta las islas.
Descorazonado, Colón salió para Francia; pero por suerte se detuvo en un
monasterio de Andalucía, donde logró interesar al guardián, Juan Pérez de
Marchena. Este monje había sido confesor de la reina, y, gracias a su urgente
intercesión, los reyes al fin llamaron a Colón, el cual regresó a la Corte. Sus
planes se habían agrandado de tal modo en su cerebro, que estaba casi
desequilibrado, y parecía olvidar que sus descubrimientos eran sólo una
esperanza y no un hecho positivo. Tenía, sin duda alguna, valor y
perseverancia; pero en aquella ocasión hubiéramos querido verle un poco más
modesto. Cuando el rey le preguntó en qué condiciones emprendería el viaje,
contestóle: «Que se me nombre almirante antes de partir; que se me haga virrey
de todas las tierras que descubra, y que se me dé una décima parte de todas las
ganancias». ¡Desmedidas pretensiones, a la verdad, las que tenía el pobre hijo
de un cardador de Génova para con el excelso rey de España!<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Fernando rechazó en el acto esa
atrevida exigencia; y en enero de 1492, Colón se hallaba camino de Francia para
probar allí fortuna, cuando le alcanzó un mensajero que le hizo regresar a la
Corte. Muy grande es nuestra deuda para con la buena reina Isabel, pues gracias
a su gran interés personal, tuvo Colón la oportunidad de descubrir el Nuevo
Mundo. Cuando todos los hombres de ciencia fruncían el entrecejo y los ricos
negaban su apoyo, la inquebrantable fe de una mujer—ayudada por la
Iglesia—salvó la Historia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En pro y en contra de esa gran
reina mucho se ha escrito, igualmente falto de razón. Algunos han querido hacer
de ella una santa inmaculada—tarea sumamente difícil tratándose de un ser
humano—, y otros la pintan como una mujer codiciosa, mercenaria y de ningún
modo admirable. Ambos extremos son igualmente ilógicos y falsos; pero el último
es el más injusto. La verdad es que todos los caracteres tienen más de una
fase, y lo mismo en la Historia que en la vida real, hay comparativamente pocas
figuras que se puedan santificar o condenar en absoluto. Isabel no era un
ángel; era una mujer, y tenía sus debilidades como todas las mujeres. Pero era
una mujer notable, una gran mujer, que merece nuestro respeto al par que
nuestra gratitud. Puede afrontar la comparación de su carácter con el de la
«Buena Reina Elizabeth», y ha dejado un nombre mucho más grande en la Historia.
No fue la sórdida ambición ni la codicia lo que le hizo prestar oídos al descubridor
de mundos. Fue la fe, la simpatía y la intuición de una mujer, que tantas veces
ha cambiado el curso de la historia y dado pie a las proezas de tantos héroes,
quienes hubieran muerto desconocidos si hubiesen confiado en la más lenta, más
fría y más interesada simpatía de los hombres.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Isabel tuvo la iniciativa, y
asumió la responsabilidad. Tenía un reino propio, y su real esposo Fernando no
creyó prudente embarcar las fortunas de Aragón en tan descabellada empresa:
bien podía ella sufragar los gastos con cargo al reino de Castilla. Parece que
Fernando lo veía con indiferencia; pero su reina rubia y de ojos azules, cuyo
rostro gentil ocultaba un gran valor y determinación, la acogió con entusiasmo.
Se le concedieron al genovés las condiciones que imponía, y el 17 de abril de
1492, firmaron Sus Majestades y Colón uno de los documentos más importantes en
que se ha puesto la pluma. Si el lector pudiese ver ese precioso convenio,
probablemente no adivinaría de quién es el autógrafo que está al pie, porque el
jeroglífico de la firma de Colón, pondría hoy en grande aprieto al interventor
de una casa de banca. La substancia de este famoso contrato era como sigue:<o:p></o:p></span></p>
<p class="blockquot" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 40.45pt; margin-right: 80.95pt; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 80.95pt 5.9pt 40.45pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">1.º Que
Colón y sus herederos tuviesen por siempre el cargo de almirante en todas las
tierras que él llegase a descubrir.<o:p></o:p></span></p>
<p class="blockquot" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 40.45pt; margin-right: 80.95pt; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 80.95pt 5.9pt 40.45pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">2.º Que
él sería virrey y gobernador general en dichas tierras, con voz en el
nombramiento de sus gobernadores subalternos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="blockquot" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 40.45pt; margin-right: 80.95pt; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 80.95pt 5.9pt 40.45pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">3.º Que reservase
para sí una décima parte de todo el oro, la plata, las perlas y demás tesoros
que adquiriese.<o:p></o:p></span></p>
<p class="blockquot" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 40.45pt; margin-right: 80.95pt; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 80.95pt 5.9pt 40.45pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">4.º Que
él y su lugarteniente fuesen los únicos jueces, junto con el gran almirante de
Castilla, en los asuntos comerciales del Nuevo Mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="blockquot" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 40.45pt; margin-right: 80.95pt; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 80.95pt 5.9pt 40.45pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">5.º Que
tendría el privilegio de contribuir con una octava parte a los gastos de
cualquiera otra expedición que se enviase a las nuevas tierras, con derecho a
percibir entonces una octava parte de los beneficios.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Es lástima que la conducta de
Colón en España no estuviese libre de una doblez que redundaba en su
descrédito. Entró al servicio de España el día 20 de enero de 1486. El 5 de
mayo de 1487, los reyes de España le dieron tres mil maravedises «por un
servicio secreto hecho a Sus Majestades»; y durante el mismo año recibió ocho
mil maravedises más. Y, no obstante, después de esto ofreció secretamente sus
servicios al rey de Portugal, el cual en 1488 le escribió a Colón una carta
ofreciéndole la libertad del reino, a cambio de las exploraciones que
hiciese <i>en favor de Portugal</i>. Pero esto no se llevó a cabo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Es más fácil que el lector
tenga noticias respecto al viaje, aquel viaje que duró unos cuantos meses, pero
cuya realización le costó al valeroso genovés cerca de 20 años de desaliento y
de oposición. Fueron esos años de incesante lucha para convertir al mundo a su
insondable sapiencia, lo que mostró el carácter de Colón más claramente que
todo lo que hizo después que el mundo creyó en él.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Habiéndose vencido por fin las
dificultades de obtener el consentimiento y el permiso oficial, no quedaba otro
obstáculo que el de organizar la expedición. Esto era un asunto serio: pocos
estaban dispuestos a embarcarse en una empresa tan loca como aquella se
reputaba. Finalmente, a falta de voluntarios, hubo que llevar una tripulación
por orden de la Corona; y con su nao, la «Santa María» y sus dos carabelas, la
«Niña» y la «Pinta», tripuladas por hombres renuentes, estuvo al fin listo para
hacerse a la mar el descubridor de un mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">III<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">COLÓN EL DESCUBRIDOR</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Salió Colón del puerto de
Palos, el viernes 3 de agosto de 1492, a las 8 de la mañana, con 120 españoles
a su mando. Ya sabe el lector cómo él y su valiente camarada Pinzón alentaron
el decaído espíritu de su marinería, y cómo en la mañana del 12 de octubre
vislumbraron por fin la tierra. No era el continente de América—que Colón no
llegó a ver hasta cerca de ocho años más tarde—, sino la isla de Watling. Fue
ese viaje el más largo que había hecho hombre alguno hacia el occidente, e
ilustraba de un modo muy característico la suma de conocimientos a que había
llegado la humanidad. Cuando los viajeros observaron las desviaciones de la
aguja magnética, decidieron que lo que se desviaba no era la aguja, sino la
estrella polar. Tenía tal vez Colón tantos conocimientos como cualquier otro
geógrafo de su época; pero llegó a la conclusión de que la causa de ciertos
fenómenos debía de ser el estar navegando sobre <i>una corcova de la
tierra</i><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a>.
Esto se hizo más evidente en el viaje que realizó después al Orinoco, cuando
halló una corcova todavía mayor y dedujo que el mundo debía tener la forma de
una pera. Es interesante notar que, a no ser por un cambio accidental de su
derrota, los viajeros hubieran encontrado la corriente del golfo que les
hubiera llevado hacia el norte, en cuyo caso la parte que hoy ocupan los
Estados Unidos hubiera sido el primer campo de la conquista de España.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El primer hombre blanco que vio
la tierra del Nuevo Mundo, fue un simple marinero llamado Rodrigo de Triana, si
bien el mismo Colón había divisado una luz la noche anterior. Aun cuando es
probable—como verá el lector más adelante—que Juan Caboto (ca. 1450 –
1499) viese el continente de América antes que Colón (en 1497), fue Colón quien
descubrió el Nuevo Mundo, tomó posesión de él como gobernador en nombre de España,
y hasta fundó en él las primeras colonias europeas, construyendo y poblando con
43 hombres un pueblo que bautizó con el nombre de la Navidad, en la isla de
Santo Domingo (o La Española como él la llamaba), en diciembre de 1492. Además,
si Colón no hubiese antes descubierto el Nuevo Mundo, Caboto nunca hubiera
navegado.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los exploradores fueron de isla
en isla, encontrando en ellas muchas cosas notables. En Cuba, donde llegaron el
26 de octubre, descubrieron el tabaco, que no era conocido en los países civilizados,
así como la desconocida batata. Estos dos productos, de cuyo valor no supo
darse cuenta ninguno de los primeros exploradores, debían ser factores más
importantes en los mercados monetarios y en las comodidades del mundo, que
todos los tesoros de mayor brillo. También la hamaca y su nombre fueron
conocidos por personas civilizadas después de ese primer viaje.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En marzo de 1493, después de un
terrible viaje de regreso, Colón se halló de nuevo en España, comunicando la
portentosa nueva a Fernando e Isabel, a quienes mostró sus trofeos de oro,
algodón, pájaros de vistoso plumaje, plantas y animales raros, y hombres más
extraños todavía, puesto que llevó nueve indios, que fueron los primeros
americanos que se trasladaron a Europa. Agradecido su país adoptivo, confirió a
Colón toda clase de honores. Debió de ser un hermoso espectáculo el que
presentaba aquel alto, fornido, tostado y encanecido nuevo grande de España,
montando a caballo junto al rey, y con esplendor casi regio, ante la asombrada
Corte.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La grave y graciosa reina
mostraba gran interés por los descubrimientos realizados y mucho entusiasmo
para disponer otros nuevos. El Nuevo Mundo era un potente atractivo, para su
inteligencia y su corazón de mujer; y en cuanto a los aborígenes, llegó a enfrascarse
en muy meditados planes para su bienandanza. Después que Colón probó que
se podía navegar de un lado a otro del mundo sin caer en el espacio «fuera del
borde», se presentaron muchos imitadore<a name="FNanchor_3_3"></a>s<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Había llevado a cabo la obra de un genio, halló el camino, y había terminado su
gran misión. Si se hubiese detenido allí, hubiera dejado un nombre más excelso,
pues en todo lo que hizo después no demostró tener aptitudes.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Organizóse a toda prisa una
segunda expedición, y el 25 de septiembre de 1493 salió Colón de nuevo,
llevando esta vez mil quinientos españoles en diez y siete buques, con animales
y utensilios para colonizar su Nuevo Mundo. Y entonces, con estrictas órdenes
de la Corona de cristianizar a los indios y de darles siempre buenos tratos,
Colón llevó consigo los doce primeros misioneros que fueron a América. El
asombroso cuidado maternal de España por las almas y los cuerpos de los
salvajes que por tanto tiempo disputaron su entrada en el Nuevo Mundo, empezó
temprano y nunca disminuyó. Ninguna otra nación trazó ni llevó a cabo un
«régimen de las Indias» tan noble como el que ha mantenido España en sus
posesiones occidentales por espacio de cuatro siglos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El segundo viaje se realizó
luchando con mil y una dificultades. Algunos de los buques eran inservibles y
hacían agua, teniendo las tripulaciones que achicarlos continuamente.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Colón desembarcó por segunda
vez en el Nuevo Mundo el 3 de noviembre de 1493, en la isla de la Dominica. Su
colonia de La Navidad había sido destruida, y en diciembre fundó la ciudad de
Isabela. En enero de 1494 construyó allí la primera iglesia que se erigió en el
Nuevo Mundo. Durante esa misma estancia construyó también el primer camino.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Conforme antes hemos dicho, los
primeros viajes a América no eran tan difíciles como el obtener los medios para
realizarlos; y los riesgos del mar no eran nada comparados con los que existían
después de llegar a tierra. Entonces fue cuando Colón experimentó los
disgustos que obscurecieron el resto de su vida gloriosa. Si grande fue su
genio como explorador, como colonizador fue un fracasado; y aun cuando fundó
las primeras cuatro ciudades del Nuevo Mundo, sólo sirvieron para su mal. Sus
colonos de Isabela no tardaron en amotinarse, y Santo Tomás<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
que fundó en Haití, no le dio mejor resultado. Las penalidades de sus continuas
exploraciones en las Antillas alteraron su salud, y estuvo enfermo en Isabela
cerca de medio año. A no ser por su audaz y diestro hermano Bartolomé, de quien
tan poco se sabe, no se hubieran tenido tantas noticias de Colón.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1495, la Corona, justamente
disgustada por la ineptitud del primer virrey del Nuevo Mundo, envió a Juan
Aguado con la comisión de inspeccionar lo que allí ocurría<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Esto era más de lo que Colón podía tolerar, y dejando a Bartolomé como
Adelantado (rango que ahora no tiene equivalente y que era el de un oficial que
mandaba en calidad de jefe una expedición de descubridores), Colón se apresuró
a regresar a España y a sincerarse con sus soberanos. Volviendo a América tan
pronto como le fue posible, descubrió por fin el continente de la América del
Sur, el día primero de agosto de 1498; pero creyó en un principio que era una
isla, y le puso el nombre de Zeta<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn12" name="_ftnref12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Sin embargo, muy pronto llegó a la desembocadura del Orinoco, cuya caudalosa
corriente le hizo deducir que regaba un continente.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Sintiéndose enfermo, volvió a
Isabela, y allí se encontró con que los colonos se habían rebelado contra
Bartolomé. Colón aplacó a los amotinados, enviándolos a España con unos cuantos
esclavos, acto que no le honra y que sólo puede disculpar la época en que
vivía. La buena reina Isabel se indignó de tal modo al saber esta barbaridad,
que ordenó que se pusiese en libertad a los pobres indios, y envió a Francisco
de Bobadilla, el cual aprehendió a Colón y a sus dos hermanos el año 1500 en La
Española, y los embarcó, encadenados, para la Península. No tardó Colón en
rehabilitarse con la Corona, y Bobadilla fue depuesto; pero con eso terminó el
virreinato de Colón en el Nuevo Mundo. En 1502 emprendió su cuarto viaje;
descubrió la Martinica y otras islas, y en 1503 fundó su cuarta colonia, a la
que dio el nombre de Belén [Santa María de Belén, en Veragua, Panamá]. Pero la
desgracia se le venía encima. Después de más de un año de penalidades y
trastornos, regresó a España, y allí murió el 20 de mayo de 1506.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En Valladolid se dio sepultura
a los restos del descubridor de un mundo; pero varias veces fueron trasladados
a distintos lugares. Se dice que están ahora sepultados en una capilla de la
catedral de la Habana, al lado de los de su hijo Diego; pero no puede tenerse
certeza de esto. Tampoco la hay para negar que tan preciosa reliquia se conservarse
e inhumase en la catedral de Santo Domingo, adonde realmente fueron conducidos
desde España. De todos modos, se hallan en el Nuevo Mundo, descansando
finalmente en paz en el seno de la América que descubrió<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn13" name="_ftnref13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No era Colón ni un hombre
perfecto ni un tunante; aun cuando se le ha presentado bajo ambos aspectos. Era
un hombre notable, y, teniendo en cuenta su época y su profesión, era un hombre
bueno. A la fe del genio, reunía una maravillosa energía y tenacidad, y gracias
a su testarudez pudo llevar a cabo una idea que ahora nos parece naturalísima,
pero que entonces todo el mundo consideraba absurda. Mientras se limitó a la profesión
a que se había dedicado y en la que probablemente ni tenía entonces quien le
igualase, sus hechos fueron portentosos. Pero cuando, después de medio siglo de
navegante, de repente se convirtió en virrey, vino a ser como el proverbial
«marino en tierra»: se perdió por completo. En el desempeño de su nuevo cargo,
fue poco práctico, tozudo y hasta perjudicial a la colonización del Nuevo
Mundo. Se ha dado en la flor de acusar a los reyes de España de baja ingratitud
para con Colón; pero esto es injusto. La culpa la tuvo él con sus propios
actos, que hicieron necesarias y justas las rigurosas medidas de la Corona. No
era buen administrador, ni tenía elevados principios morales, sin los cuales
ningún gobernante puede ganar prestigio. Sus fracasos no eran debidos a
bellaquería, sino a ciertas debilidades y a su ineptitud en general para
el desempeño de su nuevo cargo, al cual, a sus años, le era difícil adaptarse.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hay muchos retratos de Colón,
pero probablemente ninguno se le parece. En su tiempo era desconocida la
fotografía, y no sabemos que ninguno de sus retratos se tomase del natural.
Todos los que se conocen, con una sola excepción, se hicieron después de su
muerte, y todos de memoria o ajustándose a descripciones de su semblante. Se le
representa alto e imponente, de aspecto severo, ojos grises, nariz aguileña,
mejillas coloradas y pecosas y pelo cano, y gustaba de llevar el hábito gris de
los misioneros franciscanos. Han quedado algunas de sus cartas originales, con
su notable autógrafo, y un dibujo que se le atribuye.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">IV<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">HACIENDO GEOGRAFÍA</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Mientras Colón navegaba de un
lado a otro del Océano, entre el Viejo y el Nuevo Mundo descubierto por él, y
construía ciudades y daba nombre a futuras naciones, Inglaterra parecía casi
dispuesta a meter baza. Europa entera sintióse pronto conmovida por las
extrañas noticias procedentes de España. Movióse entonces Inglaterra,
valiéndose de un veneciano conocido por el nombre de Sebastián Caboto (Venecia,
1484 – Londres, 1557, hijo de Juan Caboto). El día 5 de marzo de 1496—cuatro
años después del descubrimiento de Colón—Enrique VII de Inglaterra expidió una
patente a «Juan Gabote, ciudadano de Venecia» y sus tres hijos, autorizándoles
para navegar hacia occidente en un viaje de exploración. Juan y su hijo
Sebastián salieron de Bristol en 1497, y al nacer el día 24 de junio del mismo
año vieron el continente de América—probablemente la costa de Nueva Escocia<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn14" name="_ftnref14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>—,
pero nada más hicieron. Después de su regreso a Inglaterra, murió el viejo Juan
Caboto (en 1499). En mayo de 1498 emprendió Sebastián su segundo viaje, que
probablemente le llevó a la Bahía de Hudson y unos cuantos centenares de millas
costa abajo. Hay pocas probabilidades en favor de la hipótesis de que llegase a
ver parte alguna de lo que es hoy los Estados Unidos. Navegaba errante por los
mares del Norte, de tal modo, que los 300 colonos que se llevó, perecieron de
frío en el mes de julio.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Inglaterra no trató muy bien a
su primer explorador, y en 1512 entró Sebastián Caboto al servicio, más
grato, de España. En 1517 salió para las posesiones españolas de las Antillas,
y en ese viaje le acompañó un inglés llamado Thomas Pert. En agosto de 1526
volvió a salir Sebastián Caboto con otra expedición española, con rumbo al
Pacífico, ya descubierto por un héroe español; pero se amotinaron sus oficiales
y se vio obligado a abandonar la empresa. Exploró el Río de la Plata en una
extensión de mil millas, aproximadamente; construyó un fuerte en una de las
bocas del Paraná, y exploró parte de dicho río y del Paraguay, pues la América
del Sur había sido posesión española durante casi una generación. De allí
regresó a España, y más tarde a Inglaterra, donde murió, por el año de 1557.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Se han perdido todos los mapas
imperfectos que hizo Sebastián Caboto del Nuevo Mundo, a excepción de uno que
se conserva en Francia; y no ha quedado de ese navegante documento alguno.
Caboto era un verdadero explorador y debe incluírsele en la lista de los
primeros de América; pero como uno cuyo trabajo fue infructuoso y sin
consecuencias, y que vio el Nuevo Mundo, pero no hizo en él nada práctico. Era
hombre de gran valor y de tenaz perseverancia, y se le recordará siempre como
descubridor de Terranova y del extremo superior del Continente norteamericano.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Después de Caboto, Inglaterra
durmió una siesta de más de medio siglo. Cuando se despabiló, se encontró con
que los despiertos hijos de España se habían esparcido por la mitad del Nuevo
Mundo, y que hasta Francia y Portugal la habían dejado rezagada. Sebastián Caboto,
que no era inglés, fue el primer explorador que envió Inglaterra; y a éste
siguieron Francis Drake y John Hawkins, y más tarde los capitanes Philip Amadas
y Arthur Barlowe, con lapsos de setenta y cinco y ochenta y siete años
respectivamente, durante los cuales una gran parte de los dos continentes había
sido descubierta, explorada y poblada por otras naciones, de las que
decididamente iba España a la cabeza. Colón, el primer explorador que envió
España, no era español; pero con su primer descubrimiento se inició una
corriente tan impetuosa y tan constante de exploradores nacidos en España,
que en cien años hicieron más en América que todas las otras naciones de
Europa juntas en los primeros trescientos años. Caboto vio, pero nada hizo; y
tres cuartos de siglo después Sir John Hawkins y Sir Francis Drake—de quienes
hacen las viejas historias grandes elogios, pero que se enriquecieron vendiendo
infelices africanos como esclavos y con sus piraterías contra buques y ciudades
indefensas de las colonias de España, con las que Inglaterra se hallaba en paz—vieron
las Antillas y el Pacífico, cuando hacía más de medio siglo que eran posesiones
españolas. Drake fue el primer inglés que pasó por el Estrecho de Magallanes, y
lo hizo sesenta años después que aquel heroico portugués lo descubriera y
bautizara con su sangre y su vida. Drake fue probablemente el primero que vio
la tierra que hoy llamamos Oregón, único descubrimiento que hizo de alguna
importancia. <i>Tomó posesión</i> de Oregón para Inglaterra, con el
nombre de «Nueva Albión»; pero la vieja Albión jamás fundó allí colonia alguna.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Sir John Hawkins, pariente de
Drake, fue como éste un marino distinguido; pero no un verdadero descubridor ni
explorador. Ninguno de los dos exploró o colonizó el Nuevo Mundo, y ninguno
tampoco dejó en la historia de éste más honda impresión que si nunca hubieran
nacido. Drake llevó a Inglaterra las primeras patatas; pero no se soñó siquiera
en la importancia de tal descubrimiento hasta mucho tiempo después, y eso por
otros hombres.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los capitanes Philip Amadas y Arthur
Barlowe, en 1584, vieron la costa en el Cabo Hatteras<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn15" name="_ftnref15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y la isla de Roanoke<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn16" name="_ftnref16" style="mso-footnote-id: ftn16;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
y se alejaron de ella sin resultado permanente. Al siguiente año, Sir Richard
Grenville descubrió el Cabo Fear<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn17" name="_ftnref17" style="mso-footnote-id: ftn17;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
y de ahí no pasó. Siguieron las famosas, pero pequeñas expediciones de Sir
Walter Raleigh a Virginia, al Orinoco y a Nueva Guinea, y los menos importantes
viajes de John Davis al Noroeste, en 1585-87.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No debemos tampoco olvidar los
infructuosos viajes del valiente Martín Frobisher a la Groenlandia, en 1576-81.
No hubo más exploraciones de Inglaterra en América hasta el siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XVII</span></span>. En 1602,
el capitán Bartholomew Gosnold costeó casi todo el litoral del Atlántico,
particularmente alrededor del Cabo Cod<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn18" name="_ftnref18" style="mso-footnote-id: ftn18;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>;
y hasta cinco años más tarde no empezó la ocupación del Nuevo Mundo por Inglaterra.
La primera colonia inglesa que hizo gran papel en la historia—como no lo hizo
Jamestown—fue la de los Padres Peregrinos, en 1620; y esos no vinieron con el
objeto de inaugurar un mundo nuevo, sino para huir de la intolerancia del viejo<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn19" name="_ftnref19" style="mso-footnote-id: ftn19;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
En realidad, como ha hecho notar Mr. Justin Winsor (1831 – 1897), los sajones
no tuvieron gran interés por América sino cuando empezaron a comprender que
ofrecía oportunidades al <i>comercio</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero, si volvemos los ojos a
España, ¡cuánto no hizo en los cien años que pasaron después de Colón y antes
del desembarco de los fugitivos ingleses en Plymouth Rock! En 1499 Vicente
Yáñez de Pinzón, compañero de Colón, descubrió la costa del Brasil y reclamó
dicho país en nombre de España; pero no dejó allí colonia alguna. Hizo sus
descubrimientos cerca de las bocas del Amazonas y del Orinoco, y fue el primer
europeo que vio el mayor río del mundo. Al año siguiente, Pedro Álvarez Cabral
(1467/68 – ca. 1520), portugués, fue arrojado a la costa del Brasil por una
tormenta; tomó posesión en nombre de Portugal y fundó allí una colonia<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn20" name="_ftnref20" style="mso-footnote-id: ftn20;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En cuanto a Américo Vespucio,
el insignificante aventurero, cuya fama de tal modo eclipsa sus hechos, son en
extremo dudosas sus pretensiones por lo que toca a América. Vespucio nació en
Florencia, en 1451, y era un hombre instruido, pues su padre ejercía de notario
y tenía un tío dominico que le enseñó humanidades. Fue dependiente de la gran
casa de los Médicis, y hallándose a su servicio, lo enviaron a España en 1490.
Estando allí, entró al empleo del comerciante que equipó la segunda expedición
de Colón, el cual era un florentino llamado Juanoto Berardi. Cuando éste murió,
en 1495, dejó sin terminar una contrata para equipar doce buques para la
Corona; y se encargó a Vespucio que llevase a cabo la contrata. No hay razón
alguna para creer que acompañase a Colón en su primero, ni en su segundo viaje.
Según su propio relato, salió de Cádiz el día 10 de mayo de 1497, en una
expedición española, y llegó al continente de América diez y ocho días antes de
que lo viese Juan Caboto. Es ridículo el supuesto de algunas enciclopedias de
que Vespucio «probablemente se remontó por el norte hasta el cabo Hatteras».
Hay pruebas innegables de que nunca vio ni una pulgada del Nuevo Mundo al norte
del Ecuador. Volviendo a España a fines de 1498, se embarcó de nuevo el 16 de
mayo de 1499<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn21" name="_ftnref21" style="mso-footnote-id: ftn21;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, en compañía de Alonso de
Ojeda (Cuenca, ca. 1466 – Santo Domingo, 1516), con rumbo a Santo Domingo, y en
ese viaje empleó unos diez y ocho meses. Salió de Lisboa en su tercer viaje, el
10 de mayo de 1501, con destino al Brasil. No es cierto, aun cuando lo digan
las enciclopedias, que descubriese y diese nombre a la bahía de Río Janeiro:
ambos honores pertenecen a Cabral, verdadero descubridor y explorador del
Brasil y hombre de mucha más importancia histórica que Vespucio. El cuarto
viaje de este último le llevó a Lisboa, el 10 de junio de 1503<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn22" name="_ftnref22" style="mso-footnote-id: ftn22;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
a Bahía, y de allí a Cabo Frío<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn23" name="_ftnref23" style="mso-footnote-id: ftn23;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
donde construyó un pequeño fuerte. En 1504 regresó a Portugal, y al año
siguiente a España, donde murió en 1512. <o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La historia de estos viajes no
tiene más fundamento que el propio relato de Vespucio, el cual no merece entero
crédito. Es probable que no se hiciese a la mar en todo el año 1497, y es del
todo cierto que no tuvo la menor participación en los verdaderos descubrimientos
del Nuevo Mundo<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn24" name="_ftnref24" style="mso-footnote-id: ftn24;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El nombre de «América» lo
inventó y aplicó por primera vez en 1507 un mal informado impresor alemán,
llamado Waldzeemüller, a cuyo poder llegaron los documentos de Vespucio. La
historia está llena de injusticias; pero nunca se ha cometido otra mayor que
ese bautismo de América. Con igual razón hubiera podido llamársela
Valdzeemüllera. El primer mapa del Nuevo Mundo lo hizo el español Juan de la
Cosa<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn25" name="_ftnref25" style="mso-footnote-id: ftn25;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[25]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
en 150<a name="FNanchor_4_4"></a>0, y ese mapa le parecería hoy muy raro a
cualquier chico de la escuela. La primera geografía de América, que data
de 1517, se debe a Martín Fernández de Enciso, un español nacido en Sevilla ca.
1469.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Es grato pasar de un hombre
harto ponderado y de hechos muy dudosos, a esos verdaderos, pero casi
desconocidos héroes portugueses que se llamaron Gaspar y Miguel Corte-Real.
Gaspar salió de Lisboa el año 1500, y descubrió y dio nombre a la península del
Labrador<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn26" name="_ftnref26" style="mso-footnote-id: ftn26;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[26]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. En 1501 se embarcó de
nuevo en Portugal para el mar Ártico, y no se le volvió a ver. Después de
esperar un año, su hermano Miguel dirigió una expedición para rescatarlo; pero
también él pereció, con todos sus hombres, entre los témpanos del mar del
Norte. Un tercer hermano quiso salir en busca de los perdidos exploradores;
pero se lo prohibió el rey, quien envió una expedición de dos buques para
salvarlos: sin embargo, no se halló la menor huella de los valientes
Corte-Reales ni de ninguno de sus hombres.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Tales fueron las exploraciones
de América hasta fines de la primera década del siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XVI</span></span>: una serie de viajes atrevidos
y peligrosos (de los cuales sólo hemos mencionado los más notables de la gran
invasión española), que dieron como resultado el establecimiento de unas
cuantas colonias efímeras pero importantes únicamente como un atisbo por las
puertas del Nuevo Mundo. Las verdaderas penalidades y peligros, la verdadera
exploración y conquista de las Américas, comenzaron con la década de 1510 a
1520: principio de una centuria de exploraciones y conquistas tales como jamás
vio el mundo antes, ni ha vuelto a ver después. España lo hizo todo, salvo las
heroicas, pero comparativamente pequeñas, hazañas de Portugal en la América del
Sur, entre los sitios conquistados por España. El siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XVI</span></span>, en lo que afecta al Nuevo
Mundo, no tiene paralelo en la historia militar, y produjo, o, mejor dicho,
desarrolló hombres tales que en sus proezas sobrepujaron en alto grado a
cuantos conquistadores vinieron después. Nuestra parte del hemisferio jamás ha
dado a la historia unos capítulos de conquista tan sorprendentes como los que
grabaron, en los formidables y selváticos desiertos del sur, Hernán Cortés, Francisco
Pizarro, Pedro de Valdivia y Gonzalo Jiménez de Quesada, los más grandes
dominadores de la América salvaje.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hubo por lo menos otros cien
héroes españoles en aquella época, desconocidos de la fama y enterrados en la
obscuridad hasta que la verdadera historia les dé su bien ganada gloria. No hay
motivo para creer que esos héroes olvidados fuesen más <i>capaces</i> de
realizar grandes hazañas que nuestros Israel Putnams, Ethan Allens, Francis
Marions y Daniel Boones<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn27" name="_ftnref27" style="mso-footnote-id: ftn27;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[27]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>;
pero <i>hicieron</i> cosas mucho más grandes, espoleados por una
mayor necesidad y en el momento perentorio. He dicho un centenar; pero
realmente la lista es demasiado larga para ni siquiera catalogarla aquí; y el
ocuparnos de sus más grandes cofrades, nos dará materia suficiente para llenar
este libro. Ninguna otra nación madre, dio jamás a luz cien Stanleys y cuatro
Julios Césares en un siglo; pero eso es una parte de lo que hizo España para el
Nuevo Mundo. Pizarro, Cortés, Valdivia y Quesada tienen derecho a ser llamados
los Césares del Nuevo Mundo, y ninguna de las conquistas, en la historia de
América, puede compararse con las que ellos llevaron a cabo. Es sumamente difícil
decir cuál de los cuatro fue el más grande; si bien para el historiador sólo
hay una respuesta posible. La elección está, por descontado, entre Cortés y
Pizarro, y durante mucho tiempo se ha hecho con error. Cortés fue el primero en
el orden cronológico, y sus hechos se realizaron más cerca de nuestro país. Era
un hombre muy ilustrado en su época y, como César, tenía la ventaja de saber
escribir su propia biografía; mientras que su primo lejano Pizarro, no sabía
leer ni escribir y firmaba con una cruz; notable contraste con la firma bien
trazada y elegante, en aquella época, de Hernán Cortés. Pero Pizarro, que desde
un principio tuvo la desventaja de su falta de instrucción; que se vio obligado
a luchar con penalidades y obstáculos infinitamente mayores que Cortés, y supo
conquistar un territorio tan grande como el de éste con una tercera parte de
hombres, mucho más violentos y rebeldes, fue, sin duda alguna, el más grande de
los españoles que fueron a América, y a la vez el más grande de
los dominadores del Nuevo Mundo. Por esta razón, y porque ha sido tratado
con tan supina injusticia, he escogido su maravillosa carrera, que se relatará
más adelante, como ejemplo del supremo heroísmo de los primeros exploradores
españoles.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero, si bien Pizarro fue el
más grande, los cuatro citados son dignos de ser considerados como los Césares
de América.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Lo cierto es que aquel grande
hombre, pequeño y calvo, de la antigua Roma, que llena con sus hechos las
páginas de la historia antigua, ninguna proeza llevó a cabo que superase las de
cada uno de esos cuatro héroes españoles, los cuales, con unos pocos
compatriotas harapientos en vez de las férreas legiones romanas, conquistaron
cada uno un inconcebible desierto, tan salvaje como el que halló César, y cinco
veces mayor. La opinión popular hizo durante mucho tiempo una gran injusticia a
esos y otros de los conquistadores españoles, empequeñeciendo sus hechos
militares por causa de la gran superioridad de sus armas sobre los indígenas, y
acusándoles de crueles y despiadados en la exterminación de los aborígenes. La
luz clara y fría de la verdadera historia nos los presenta de un modo muy
distinto. En primer lugar, la ventaja de las armas apenas era otra cosa que una
superioridad moral en inspirar el terror al principio entre los naturales,
puesto que las tristemente toscas e ineficaces armas de fuego de aquella época,
apenas eran más peligrosas que los arcos y las flechas que se les oponían. Su
eficacia no tenía mucho mayor alcance que las flechas, y eran diez veces más
lentas en sus disparos. En cuanto a las pesadas y generalmente dilapidadas
armaduras de los españoles y de sus caballos, no protegían del todo a unos ni a
otros contra las flechas de cabeza de ágata de los indígenas, y colocaban al
hombre y al bruto en desventaja para luchar con sus ágiles enemigos en un lance
extremo, además de ser una carga muy pesada con el calor de los trópicos. La
«artillería» de aquellos tiempos era casi tan inútil como los ridículos
arcabuces. En cuanto a su comportamiento con los indígenas, hay que
reconocer que los que resistieron a los españoles fueron tratados con
muchísima menos crueldad que los que se hallaron en el camino de otros
colonizadores europeos. Los españoles no exterminaron <i>ninguna</i> nación
aborigen—como exterminaron docenas de ellas nuestros antepasado<a name="FNanchor_5_5"></a>s ingleses—y, además, cada primera y necesaria lección
sangrienta iba seguida de una educación y de cuidados humanitarios. Lo cierto
es que la población india de las que fueron posesiones españolas en América, es
hoy mayor de lo que era en tiempo de la conquista, y este asombroso contraste
de condiciones y la lección que encierra respecto del contraste de los métodos,
es la mejor contestación a los que han pervertido la historia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Sin embargo, antes de hablar de
los grandes conquistadores, debemos bosquejar la vida aventurera y el fin
trágico del descubridor del océano Pacífico, Vasco Núñez de Balboa.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En uno de los más hermosos
poemas escritos en lengua inglesa, se lee:<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="i2" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 12.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 12pt; text-align: center; text-indent: -36pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">«Como el bravo Cortés,
cuando con ojos de águila<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="i0" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center; text-indent: -36pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">contemplaba
al Pacífico, mientras sus hombres<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="i0" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center; text-indent: -36pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">mirábanse
absortos en raras conjeturas,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="i0" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center; text-indent: -36pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">silenciosos
todos sobre un pico de Darién».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero John Keats se equivocó. No
fue Cortés el primero que vio el Pacífico, sino Balboa, y cinco años antes de
que Cortés sentase la planta en el continente de América.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Nació Balboa en la provincia de
Extremadura [Jerez de los Caballeros, Badajoz], en 1475. Embarcóse, con Rodrigo
de Bastidas (Sevilla, 1475 – Santiago de Cuba, 1527), con rumbo al Nuevo Mundo
en 1501, y entonces vio Darién; pero se estableció en la isla La Española.
Nueve años después se trasladó con Martín Fernández de Enciso (Sevilla, ca.
1469 – ca. 1533) a Darién, y allí permaneció. La vida en el Nuevo Mundo era
entonces muy turbulenta, y los primeros años de la de Balboa fueron muy
movidos; pero tenemos que pasarlos por alto. Pronto hubo<span class="pagenum"> </span>disturbios
en la colonia de Darién. Enciso fue depuesto y llevado a España como
prisionero, y Balboa tomó el mando. A su llegada a España, Enciso echó toda la
culpa a Balboa, y consiguió que el rey condenara a éste por el delito de alta
traición. Al saber esto, determinó Balboa dar un golpe maestro cuya resonancia
le granjease de nuevo el favor del rey. Había oído a los indígenas hablar de
otro océano y del Perú—los que no habían visto todavía ojos europeos—y se hizo
el propósito de hallarlos. En septiembre de 1513, se embarcó para Coyba con 190
hombres, y desde aquel punto, con sólo 90 que le siguieron, atravesó a pie el
istmo hasta llegar al Pacífico, realizando uno de los viajes más horribles que
puede imaginarse, por su longitud<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn28" name="_ftnref28" style="mso-footnote-id: ftn28;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[28]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Fue el 26 de septiembre de 1513 el día en que, desde la cima de una sierra, los
harapientos y ensangrentados héroes contemplaron la inmensidad azul del mar del
Sur, que no se llamó Pacífico hasta mucho tiempo después. Bajaron a la costa, y
Balboa, vadeando el nuevo océano hasta la rodilla; blandiendo en alto su espada
con la mano derecha, y con la izquierda el invicto pendón de Castilla, tomó
posesión solemne de aquel mar en nombre del rey de España.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los exploradores regresaron a
Darién en 18 de enero de 1514, y Balboa envió a España una relación de su gran
descubrimiento.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero Pedro Arias de Ávila
(Pedrarias Dávila) había ya salido de la madre patria para substituirle. Al fin
la nueva de la proeza de Balboa llegó a conocimiento del rey, el cual le
perdonó y le nombró Adelantado; y algún tiempo después casó el descubridor con
la hija de Pedro Arias. Siempre con grandes planes, Balboa condujo el material
necesario a través del istmo con muchísimo trabajo, y en las playas del azul
Pacífico construyó dos bergantines, que fueron los primeros buques que se
hicieron en las Américas. Con éstos tomó posesión de las islas de las Perlas, y
después salió en busca del Perú; pero tuvo que retroceder por la fuerza de las
tormentas, que pusieron un fin desastroso a su empresa. Su suegro, celoso del
brillante porvenir de Balboa le llamó a Darién, engañándolo con un mensaje
traicionero; y le prendió y lo hizo ejecutar públicamente el año 1517,
acusándolo falsamente de alta traición<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn29" name="_ftnref29" style="mso-footnote-id: ftn29;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[29]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Tenía Balboa todo el temple de un gran explorador, y a no ser por la infame
acción de Ávila, es probable que hubiese alcanzado más altos honores. Su valor
era pura audacia, y su energía incansable; pero fue imprudente y descuidado en
su actitud con respecto a la Corona.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times;"><o:p> </o:p></span></p><p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times;"><o:p><br /></o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">V<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">CAPÍTULO DE LA CONQUISTA</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Mientras el descubridor del
mayor de los océanos estaba aún tratando de averiguar sus lejanos misterios, un
guapo, atlético y gallardo joven español, que estaba destinado a hacer mucho
más ruido en la historia, empezaba a dar que hablar desde los umbrales de
América, de cuyos reinos centrales debía ser más tarde el conquistador.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hernando Cortés (Medellín,
Badajoz, 1485 – Castilleja de Cuesta, Sevilla, 2 dic 1547) pertenecía a una
noble y empobrecida familia española, y nació en Extremadura diez años después
que Balboa. A la edad de 14 años lo enviaron a estudiar leyes a la ciudad de
Salamanca; pero el espíritu aventurero del hombre se manifestaba con fuerza en
el endeble muchacho, y a los dos años salió de aquel centro y se fue a su hogar
con la determinación de entregarse a una vida errabunda. No se hablaba de otra
cosa que de Colón y de su Nuevo Mundo, y ¿qué joven arriscado podía quedarse
entonces en España para bucear en enmohecidos libros de leyes? Ciertamente no
era de esos el impertérrito Hernando.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Accidentes imprevistos impidiéronle
acompañar dos expediciones para las cuales se había preparado; pero al fin, en
1504, se hizo a la vela con rumbo a Santo Domingo, nueva colonia de España, en
la que prestó tan buenos servicios, que el comandante Nicolás de Ovando le
ascendió varias veces, alcanzando la fama de ser un soldado modelo. En 1511
acompañó a Diego Velázquez de Cuéllar a Cuba, y fue nombrado alcalde de
Santiago, donde ganó nuevo prestigio por su valor y firmeza en circunstancias
muy críticas. Entre tanto, Francisco Hernández de Córdoba, descubridor de
Yucatán, héroe del que debemos limitarnos a hacer esta breve mención, había
anunciado su importante descubrimiento. Un año después, Juan de Grijalva,
teniente de Velázquez, había seguido el derrotero de Córdoba, remontándose más
al norte, hasta que por fin descubrió Méjico. No hizo, sin embargo, esfuerzo
alguno para conquistar o colonizar la nueva tierra, lo cual indignó tanto a Velázquez,
que degradó a Grijalva y confió la conquista a Cortés.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El ambicioso joven se embarcó
en Santiago de Cuba el 18 de noviembre de 1518, con menos de 700 hombres y 12
pequeños cañones de los llamados falconetes. Apenas se había alejado del
puerto, Diego Velázquez se arrepintió de haberle dado tan buena ocasión de
distinguirse, y en seguida envió fuerza para arrestarlo y conducirlo a su
presencia. Pero Cortés era el ídolo de su pequeño ejército y, seguro de su
afecto, se resistió a los emisarios de Velázquez y se mantuvo firme en su
empresa. Desembarcó en la costa de Méjico el 4 de marzo de 1519, cerca de lo
que es hoy la ciudad de Veracruz, que él fundó y fue la primera ciudad europea
en el continente de América al sur de Méjico.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El desembarco de los españoles
causó tanta sensación como causaría hoy la llegada a Nueva York de un ejército
procedente del planeta Marte.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los aterrorizados indígena<a name="FNanchor_6_6"></a>s<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn30" name="_ftnref30" style="mso-footnote-id: ftn30;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[30]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> no
habían visto nunca un caballo (porque fueron los españoles los primeros que
llevaron al Nuevo Mundo caballos, carneros y otros animales domésticos), y
juzgaron que aquellos extraños y pálidos recién venidos, que iban sentados en
bestias de cuatro patas y llevaban camisas de hierro y palos que despedían
truenos, sin duda debían de ser dioses.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Allí se exaltó la imaginación
de los aventureros con áureas leyendas de Montezuma, mito que no engañó a
Cortés más paladinamente [claramente] de lo que ha engañado a algunos
historiadores modernos, quienes parecen no saber distinguir entre lo que <i>oyó</i> Cortés
y lo que <i>halló</i> en realidad. Le dijeron que Montezuma—cuyo
nombre propiamente es Moctezuma, o bien Motecuzoma, que significa «Nuestro
Airado Jefe»—era «Emperador» de Méjico, y que treinta «Reyes», llamados <i>caciques</i>,
eran sus vasallos; que poseía incalculables riquezas y un poder absoluto, y que
su morada resplandecía entre oro y piedras preciosas. Hasta algunos amenos
historiadores han caído en el desatino de aceptar como verdaderas estas
imposibles leyendas. Nunca ha habido en Méjico más que dos emperadores: Agustín
de Iturbide [1783 – 1824, fusilado] y el infortunado Maximiliano; ambos en el
siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XIX</span></span>.
Moctezuma no fue emperador, ni siquiera rey de Méjico. La organización social y
política de los antiguos mejicanos era exactamente igual a la de los indios
llamados «Pueblo» de Nuevo Méjico en la época actual: una democracia militar,
con una poderosa y complicada organización religiosa, que ejerce su «poder
detrás del trono». Moctezuma era simplemente el Tlacatécutle, o sea el jefe
guerrero de los Nahuatl (que así se llamaban los antiguos mejicanos), y no era
ni el supremo ni el único ejecutivo. De su ignominioso fin puede fácilmente
deducirse cuán poca era su importanci<a name="FNanchor_7_7"></a>a<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn31" name="_ftnref31" style="mso-footnote-id: ftn31;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[31]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuando hubo fundado Veracruz,
Cortés se hizo elegir gobernador y capitán general (que era el más alto grado
militar) de aquel nuevo país; y después de quemar sus naves, como el famoso
general griego<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn32" name="_ftnref32" style="mso-footnote-id: ftn32;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[32]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, para hacer imposible la
retirada, empezó su marcha a través del imponente desierto que se extendía ante
su vista.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Entonces fue cuando Cortés
empezó a dar muestras del genio militar que le colocó a mayor altura que los
demás exploradores de América, excepción hecha de Pizarro. Con sólo un puñado
de hombres, pues había dejado parte de sus fuerzas en Veracruz al mando de su
teniente Juan de Escalante, en una tierra desconocida, poblada de enemigos
poderosos e indómitos, de poco le hubiera servido el valor y la fuerza bruta.
Pero, con una diplomacia tan rara como brillante, descubrió los puntos
débiles de la organización de los indios; fomentó la división que causaban los
celos entre las tribus; hizo aliados suyos de los que secreta o abiertamente se
oponían a la federación de tribus de Moctezuma—liga algo parecida a las Seis
Naciones de nuestra propia historia—y de este modo redujo en gran manera las
fuerzas que tenía que combatir. Después de derrotar a las tribus de Tlaxcala y
Cholula, Cortés llegó por fin a la extraña ciudad lacustre de Méjico, con su
escasa tropa española engrosada con 6.000 aliados indios. Moctezuma lo recibió
con gran ceremonia; pero sin duda con intención traicionera. Mientras él
obsequiaba a sus visitantes en una gran casa de adobe—no un «palacio», como
dicen las historias, porque no había ningún palacio en Méjico—, uno de los
subjefes de su liga atacó la pequeña guarnición de Escalante en Veracruz, y
mató a varios españoles, incluso al mismo Escalante. La cabeza del teniente
español fue enviada a la ciudad de Méjico, porque los indios que vivían al sur
de lo que es hoy los Estados Unidos, no se contentaban con quitar el cuero
cabelludo a un enemigo, sino que le cortaban la cabeza. Esto fue un terrible
desastre, no tanto por la pérdida de unos cuantos hombres, sino porque
demostraba a los indios (que era lo que querían probar los mensajeros) que los
españoles no eran dioses inmortales, sino que se les podía matar como a los
demás hombres.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuando Cortés se enteró de la
triste nueva, vio en el acto el peligro que corría, y dio un golpe audaz para
salvarse. Ya había hecho fortificar de un modo seguro el edificio de adobe en
que estaban acuartelados los españoles, y entonces, yendo de noche con sus
oficiales a la casa del jefe guerrero, se apoderó de Moctezuma y amenazó
matarle si no entregaba en el acto los indios que habían atacado a Veracruz.
Moctezuma los entregó y Cortés los hizo quemar en público. Esto fue un acto
cruel; pero era sin duda necesario para causar una viva impresión a los
indígenas, so pena de ser aniquilados por ellos. No hay apología posible para
esa barbaridad; sin embargo, es justo medir a Cortés por el rasero de
aquel tiempo, y entonces reinaba la crueldad en todo el mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Al llegar aquí, es divertido
leer en algunos pretenciosos libros de texto que «Cortés hizo encadenar a
Moctezuma y le obligó a pagar un rescate de seiscientos mil marcos de oro puro
y una inmensa cantidad de piedras preciosas». Esto se halla de acuerdo con las
fábulas imposibles que llevaron engañosamente a tantos exploradores a la
desilusión y la muerte, y es una buena muestra del brillo de oro con que
algunos historiadores, igualmente crédulos, rodean a la naciente América.
Moctezuma no compró su rescate; jamás volvió a gozar de libertad, y no pagó
cantidad alguna en oro; en cuanto a piedras preciosas, tal vez tuviese unos
pocos granates y turquesas verdes de escaso valor, y quizá hasta alguna
esmeralda, pero nada más.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En este momento crítico de su
carrera, Cortés se vio amenazado desde otro punto. Llególe la noticia de que
Pánfilo de Narváez, de quien nos ocuparemos más adelante, había desembarcado
con 800 hombres, con el objeto de arrestar a Cortés para llevárselo prisionero
por su desobediencia a Velázquez. Pero aquí se mostró de nuevo el genio del
conquistador de Méjico, y lo salvó. Marchando contra Narváez con 140 hombres,
lo hizo prisionero; alistó bajo su bandera a los 800 que habían venido a
arrestarle, y apresuradamente regresó a la ciudad de Méjico.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Allí encontró que de día en día
se ponía la situación más amenazadora. Pedro de Alvarado, a quien había
confiado el mando, provocó al parecer un conflicto atacando un baile de los
indios. Por cruel que esto parezca, y como tal se ha censurado, no fue más que
una necesidad militar, reconocida así por todos los que realmente conocen a los
aborígenes, aun en nuestros días. Los historiadores de gabinete han descrito a
los españoles como si hubiesen sorprendido villanamente un <i>festival</i> del
país; pero esto es simplemente por ignorancia del asunto. Una danza india <i>no
es</i> un festival; es, generalmente, y lo era en aquel caso, un macabro
ensayo de matanza. Un indio nunca baila por diversión, y a menudo sus
bailes tienen más grave intento que el de divertir a otros. En una palabra, Pedro
de Alvarado, viendo que los indios se dedicaban a un baile que evidentemente no
era otra cosa que el preludio supersticioso de una carnicería, quiso arrestar a
los hechizadores y a otros jefes del cotarro. Si lo hubiese logrado, nada
habría sucedido, al menos por algún tiempo. Pero los indios eran demasiado
numerosos para su pequeña fuerza, y los belicosos cabecillas pudieron
escaparse.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuando regresó Cortés con sus
800 hombres, tan raramente reclutados, se encontró con que la ciudad había
cambiado de aspecto, y que sus hombres estaban sitiados en sus cuarteles. Los
indios dejaron tranquilamente que Cortés entrase en la trampa, y después la
cerraron de modo que no había escapatoria. Allí estaban unos cuantos centenares
de españoles encerrados en su prisión, y los cuatro canales, que eran las
únicas vías para llegar a ella (porque la ciudad de Méjico era entonces una
Venecia americana), estaban atestados de muchos millares de enemigos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El indio rara vez se excusa por
un fracaso; y los Nahuatl habían ya elegido un nuevo capitán de guerra, llamado
Cuitlahuátzin, para reemplazar al inepto Moctezuma. Este continuaba prisionero,
y cuando los españoles le hicieron salir a la azotea para que hablase en favor
suyo, la furiosa muchedumbre de indios lo mató a pedradas. Entonces, al mando
de su nuevo caudillo, atacaron a los españoles con tal furia, que ni los toscos
falconetes, ni los más toscos fusiles de chispa, fueron parte a resistirlos, y
no tuvieron los españoles más remedio que abrirse paso a lo largo de uno de los
canales, en una última y desesperada lucha por la vida. El principio de aquella
retirada de seis días, fue una de las páginas más dolorosas de la historia de
América. Aquella fue la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Noche Triste</i>
[30 de junio de 1520], tan celebrada en los romances y relatos españoles. Los
sucesos de tan terrible noche, robaron para siempre la dicha de muchos hogares
de la madre Patria, y las burbujas de sangre que cubrieron el lago Texcoco,
llevaron el luto y el dolor a muchos amantes corazones. En aquellas pocas
horribles horas, perecieron dos terceras partes de los conquistadores, y los
enloquecidos indios persiguieron a los heridos supervivientes por encima de más
de 800 cadáveres españoles.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Después de una terrible
retirada de seis días, ocurrió la importante batalla en los llanos de Otumba [7
de julio de 1520], donde se vieron los españoles enteramente cercados; pero se
abrieron paso tras una desesperada lucha cuerpo a cuerpo, que realmente decidió
la suerte de Méjico. Cortés marchó a Tlaxcala, levantó un ejército de indios
que eran hostiles a la federación, y con su ayuda puso sitio a aquella ciudad.
Duró el asedio setenta y tres días, y fue el más notable que registra la
historia de toda la América. Ocurrían todos los días luchas sangrientas. Los
indios se defendieron con denuedo; pero al fin el genio de Cortés triunfó, y el
día 13 de agosto de 1521, entró victorioso en la segunda de las grandes
ciudades del Nuevo Mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Estas asombrosas proezas de
Cortés, aquí tan brevemente esbozadas, despertaron en España una admiración sin
límites, haciendo que la Corona condonase su insubordinación a Diego Velázquez
de Cuéllar. Las quejas de éste fueron desoídas y Carlos V nombró a Cortés
gobernador y capitán general de Méjico, además de hacerle marqués del Valle de
Oaxaca y otorgarle una considerable pensión.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Investido y seguro con esta
alta autoridad, Cortés sofocó un complot contra él, y mandó ejecutar al nuevo
caudillo y a muchos de los caciques, que no eran potentados, sino oficiales
religioso-militares, cuyo ascendiente sobre las supersticiones de los indios
les hacían peligrosos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero Cortés, cuyo genio
brillaba más cuanto más insuperables parecían las dificultades y peligros que
se le presentaban, tropezó en lo que ha causado la caída de muchos: el éxito.
Al contrario de su analfabeto, pero más noble y más grande primo Pizarro, la
prosperidad le dañó y le hizo perder la cabeza y el corazón. A pesar de los
juicios poco estudiados de algunos historiadores, Cortés no fue un conquistador
cruel. No tan sólo era un gran genio militar, sino que trataba con mucha
clemencia a los indios, y era muy querido de ellos. La llamada carnicería de
Cholula, no fue una mancha en su carrera, como algunos han pretendido. La
verdad, reivindicada al fin por la historia exacta, es como sigue: Los indios
lo habían atraído traidoramente a una trampa, so pretexto de amistad. Era ya
demasiado tarde para una retirada, cuando averiguó que los indígenas intentaban
atacarle. Y al ver el peligro que corría, no halló más que una escapatoria,
esto es, sorprender a los que intentaban sorprenderle; caer sobre ellos antes
de que estuviesen listos para caer sobre él; y esto es precisamente lo que
hizo. Lo de Cholula es simplemente el caso del que fue por lana y salió
trasquilado.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No, Cortés no era cruel con los
indios; pero, tan pronto como vio asegurado su poder, se hizo un tirano cruel
para sus propios compatriotas, un traidor a sus amigos y hasta a su propio rey,
y lo que es peor, un desalmado asesino. Hay pruebas evidentes de que hizo
«desaparecer» a varias personas que cerraban el paso a su desmedida ambición; y
la infamia que colmó la medida fue el mal trato que dio a su esposa. Tuvo
Cortés mucho tiempo por amante a la hermosa india Malinche; pero, después que
conquistó a Méjico, su legítima esposa fue a dicho país para compartir con él
su fortuna. Mas el amor que le profesaba no era tan grande como su ambición, y
ella se lo estorbaba. Por fin, se la halló una mañana estrangulada en su lecho.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Obcecado por su ambición,
proyectó rebelarse abiertamente contra España y declararse emperador de Méjico.
La Corona husmeó este lindo plan, y envió emisarios que se incautaron de sus
bienes, hicieron prisioneros a sus hombres y se dispusieron a desbaratar sus
planes secretos. Cortés se apresuró audazmente a volver a España, donde se
presentó a su soberano con gran esplendor. Carlos V le dispensó buena acogida,
y le condecoró con la ilustre orden de Santiago, patrón de España. Pero su
estrella estaba ya declinando, y aun cuando se le permitió volver a Méjico,
aparentemente con el mismo poder, desde entonces fue vigilado y nada hizo ya
que pudiese compararse con sus primeros y portentosos hechos. Habíase
vuelto muy poco escrupuloso, en extremo vengativo y sobradamente peligroso para
dejarle en plena autoridad, y al cabo de pocos años se vio obligada la Corona a
nombrar un virrey para desempeñar el gobierno civil de Méjico, dejando a Cortés
solamente el mando militar, con el permiso de hacer nuevas conquistas. En el
año 1536, Cortés descubrió la Baja California, y exploró parte de su golfo. Al
fin, disgustado por su posición inferior, donde antes había sido supremo,
volvió a España, donde el rey le recibió muy fríamente. En 1541 acompañó a su
soberano a Argel como agregado, y se portó bizarramente en aquellas guerras.
Sin embargo, al regresar de nuevo a España se vio abandonado. Se cuenta que un
día en que Carlos V iba a un acto de ceremonia, Cortés montó en el estribo de
la regia carroza, resuelto a que se le oyera.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">«—¿Quién sois?»—preguntó el rey
malhumorado.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">«—Soy»—replicó el altivo
conquistador de Méjico—«un hombre que ha dado a V. M. más provincias que ciudades
le dejaron sus abuelos».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Sea o no verdad esta anécdota,
ilustra gráficamente la arrogancia y los servicios de Cortés. Faltábale el
modesto equilibrio de la grandeza verdaderamente grande, como le faltaba a
Colón. La presunción de uno y otro, no hubiera sido posible para aquel hombre
más grande que ambos: el discreto Pizarro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Al fin, disgustado, Cortés se
retiró de la Corte, y el día 2 de diciembre de 1547, el hombre que había sido
el primero en abrir el interior de América al mundo, falleció cerca de Sevilla.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Algunos exploradores hubo en la
América del Sur cuyas proezas fueron tan asombrosas como las de Cortés en
Méjico. La conquista de los dos continentes fue casi contemporánea, e
igualmente notable por el más elevado genio militar, el más impertérrito valor,
y por haber salvado peligros espantosos y penalidades que eran casi sobrehumanas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Francisco Pizarro (Trujillo, 16
marzo 1478 – Lima, 26 junio 1541), el analfabeto pero invencible conquistador
del Perú, tenía siete años más que su bizarro primo Cortés, y nació en la misma
provincia de España. Empezóse a hablar de él en América en el año 1510.
Desde 1524 a 1532, estuvo haciendo esfuerzos sobrehumanos para llegar a la
desconocida y aurífera tierra del Perú, venciendo obstáculos que ni siquiera
Colón los había encontrado iguales, y arrostrando peligros y penalidades
mayores que los que sufrieron César y Napoleón. Desde 1532 hasta su muerte,
acaecida en 1541, ocupóse en conquistar y explorar aquel enorme país, y fundar
una nueva nación entre sus feroces tribus, luchando no sólo con numerosas
hordas de indios, sino también con hombres desalmados de su séquito, a manos de
los cuales pereció traidoramente. Pizarro halló y dominó el país más rico del
Nuevo Mundo, y, no obstante sus incomparables sufrimientos, vio realizados, más
que ninguno de los otros conquistadores, los sueños dorados que todos
perseguían. Probablemente ninguna otra conquista, en la historia del mundo,
produjo tan rápida y deslumbradora riqueza, y ciertamente ninguna se compró más
cara en punto a penalidades y heroísmo. Algunos historiadores ignorantes de los
hechos reales, y obcecados por el prejuicio, han tratado muy injustamente la
conquista de Pizarro; pero esa historia maravillosa, cuyos detalles relataremos
más adelante, está depurándose y poniéndose en su lugar, como uno de los hechos
más estupendos y atrevidos de la Historia. Es la de un héroe a quien todos los
verdaderos americanos, jóvenes o viejos, harán justicia de buen grado. Por
mucho tiempo se nos ha presentado a Pizarro como un conquistador sanguinario y
cruel, como un hombre egoísta, inmoral y peligroso; pero bajo la clara y
verdadera luz de la historia de los hechos, destaca ahora como uno de los más
grandes hombres, hijos de su propio esfuerzo, y que, considerando las
circunstancias que le rodearon, merece el mayor respeto y admiración por la
figura que de sí mismo supo labrar. La conquista del Perú no causó ni con mucho
tanto derramamiento de sangre como la sujeción final de las tribus indias de
Virginia. Escasamente hizo tantas víctimas de peruanos como la guerra del «rey
Philip<a name="FNanchor_8_8"></a>»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn33" name="_ftnref33" style="mso-footnote-id: ftn33;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[33]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> y
fue mucho menos sanguinaria, porque era más abierta y honrosa que
cualquiera de las conquistas de Inglaterra en la India Oriental. En el Perú,
los más cruentos sucesos ocurrieron después de la conquista, cuando los
españoles empezaron a pelear unos contra otros, y entonces Pizarro no fue el
agresor, sino la víctima. Todo se debió a la traición de sus propios aliados,
de los hombres a quienes había procurado fama y fortuna. Sus conquistas se
extendieron en una comarca tan vasta como los Estados de California, Oregón y
una gran parte del de Washington, o como nuestro litoral desde Nueva Escocia a
Port Royal<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn34" name="_ftnref34" style="mso-footnote-id: ftn34;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[34]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> y 200 millas tierra
adentro, y en una tierra donde había abundantes indios, los mejor organizados y
más adelantados del hemisferio Occidental; y esto lo llevó a cabo con menos de
300 hombres harapientos y desgarbados. ¡A tal grandeza llegó el pobre,
ignorante y desvalido porquero de Trujillo! Fue uno de los grandes capitanes
que han existido, y casi tan noble como organizador y como ejecutivo de un
nuevo imperio, que fue el primero en la costa del Pacífico de la América del
Sur.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pedro de Valdivia, conquistador
de Chile, sometió aquel vasto territorio de los crueles araucanos con un
«ejército» de doscientos hombres. Estableció la primera colonia en Chile en
1540, y en el mes de febrero siguiente fundó la actual ciudad de Santiago de
Chile. De sus largas y encarnizadas guerras con los araucanos no hablaremos
aquí por falta de espacio. Fue muerto por los indígenas el día 3 de diciembre
de 1553, con casi todos sus hombres, después de una desesperada e
indescriptible lucha<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn35" name="_ftnref35" style="mso-footnote-id: ftn35;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[35]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No tenemos aquí bastante
espacio para relatar los portentosos hechos que ocurrieron en el continente del
sur o en la parte inferior de la América del Norte: la conquista de Nicaragua,
por Gil González Dávila, en 1523; la conquista de Guatemala, por Pedro de
Alvarado, en 1524; la de Yucatán, por Francisco de Montijo, que empezó en 1526;
la de Nueva Granada, por Gonzalo Jiménez de Quesada, en 1536; las conquistas y
exploración de Bolivia, del Amazonas y del Orinoco (hasta cuyas cataratas
habían penetrado los españoles en 1530, con casi sobrehumanos esfuerzos);
las incomparables guerras con los araucanos en Chile (por espacio de dos
siglos), con los tarrahumares en Chihuahua, con los tepehuenes en Durango<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn36" name="_ftnref36" style="mso-footnote-id: ftn36;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[36]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y con los indómitos yaquis en el noroeste de Méjico las proezas del capitán
Diego Martínez de Hurdaide<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn37" name="_ftnref37" style="mso-footnote-id: ftn37;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[37]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(el Daniel Boone de Sinaloa y Sonora), y de centenares de otros desconocidos
españoles, que hubieran alcanzado renombre universal, si hubiesen sabido de
ellos los trompeteros de la fama.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">VI<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">LA VUELTA ALREDEDOR DEL MUNDO</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Antes de que Cortés conquistase
a Méjico, o que Pizarro y Valdivia viesen las tierras con las que debían
asociar sus nombres para siempre, otros españoles—menos conquistadores, pero tan
grandes exploradores como ellos—cambiaban rápidamente la geografía del Nuevo
Mundo. También Francia se había despertado un poco; y en el año 1500<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn38" name="_ftnref38" style="mso-footnote-id: ftn38;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[38]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
su bizarro hijo, el capitán Binot Paulmier de Gonneville, se había embarcado.
Pero entre él y el siguiente explorador, que fue un florentino pagado por los
franceses, hubo un lapso de veinticuatro años; y en ese tiempo España llevó a
cabo cuatro importantísimos hechos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Fernao Magalhaes, a quien
conocemos con el nombre de Fernando Magallanes, nació en Portugal el año de
1470; y al llegar a su viril edad adoptó la vida de marino, a la cual le
inclinaba su carácter aventurero. En el Viejo Mundo no se hablaba más que del
Nuevo, y Magallanes anhelaba explorar las Américas. Por haberle tratado muy
desabridamente el rey de Portugal, se alistó bajo la bandera de España, donde
se reconoció su talento. Salió de la Península, al mando de una expedición
española, el 10 de agosto de 1519, y navegando más al sur de lo que fueran
otros marinos, descubrió el Cabo de Hornos y el estrecho que lleva su nombre.
El hado no le permitió llevar más lejos sus descubrimientos, ni recoger el
galardón de los que realizara, pues durante ese viaje (en 1521) fue
descuartizado por los indígenas de una de las islas Molucas. Su heroico
lugarteniente, Juan Sebastián de Elcano, tomó entonces el mando y continuó el
viaje hasta dar la vuelta al globo por vez primera en la historia. Cuando
regresó a España, la Corona premió sus brillantes hechos y le dio, entre otros
honores, un escudo que tenía por blasón un globo y el lema «<i>tu primus
circumdedisti me</i>» (tú fuiste el primero en dar la vuelta en torno mío).<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Juan Ponce de León, descubridor
de la Florida, primer Estado de nuestra Unión que vieron los europeos, fue un
explorador tan desgraciado como Magallanes; porque vino a la «Tierra de las
flores», atraído por el fantástico mito de una fuente de perenne juventud, tan
sólo para ser víctima de los indios que la habitaban. Ponce de León nació en
San Servás (España), en el último tercio del siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XV</span></span>. Conquistó la isla de Puerto
Rico, y embarcándose en 1512 en busca de la Florida, de la que tenía noticia
por los indios, descubrió la nueva tierra el mismo año, y tomó posesión de ella
en nombre de España. Se le dio el título de Adelantado de la Florida, y en el año
1521 volvió con tres buques para conquistar su nuevo país; pero fue mortalmente
herido en una lucha con los indios, muriendo al regresar a Cuba. Fue uno de los
bravos españoles que acompañaron a Colón en su segundo viaje a América, en
1493.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Mucho más que Ponce de León
hizo Hernando de Soto en la Florida. Este valiente conquistador nació en
Extremadura, hacia el año 1495. Pedro Arias de Ávila [Pedrarias Dávila] tomó
afecto a su joven y perspicaz pariente, le ayudó a obtener una educación
universitaria, y en el año 1519 lo llevó consigo en su expedición a Darién.
Soto ganó prestigio en el Nuevo Mundo, y llegó a ser considerado como un
oficial prudente y valeroso. En 1528 mandó una expedición para explorar la
costa de Guatemala y Yucatán; en 1532 llevó un refuerzo de 300 hombres para
ayudar a Pizarro en la conquista del Perú. En aquella aurífera tierra, Soto
obtuvo grandes riquezas, y el pobre soldado que desembarcara en América sin más
que su espada y su escudo, volvió a España con lo que entonces se consideraba
una enorme fortuna. Allí se casó con una hija de su protector Ávila, y de este
modo fue cuñado del descubridor del Pacífico, Balboa. Soto prestó una parte de
su fácilmente adquirida fortuna al emperador Carlos, que con las
constantes guerras había agotado el erario, y Carlos lo envió como gobernador
de Cuba y Adelantado de la nueva provincia de la Florida. En 1538 se hizo a la
mar con un ejército de seiscientos hombres muy bien equipados, grupo de
aventureros atraídos a la bandera de su famoso compatriota por el deseo de
hacer descubrimientos y hallar oro. La expedición desembarcó en la Florida, en
la bahía del Espíritu Santo<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn39" name="_ftnref39" style="mso-footnote-id: ftn39;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[39]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
en mayo de 1539, y volvió a tomar posesión de aquel ignoto desierto en nombre
de España.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero el brillante éxito que
alcanzó Soto en los montes del Perú, pareció abandonarle del todo en los
pantanos de la Florida. Es digno de notarse que casi todos los exploradores que
hicieron maravillas en la América del Sur, fracasaron cuando llevaban sus
operaciones al continente del norte. Era tan completamente distinta la
geografía física de ambos, que después de acostumbrarse a las necesidades del
uno, el explorador parecía incapaz de adaptarse a las condiciones opuestas del
otro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hernando de Soto y sus hombres
anduvieron errantes por la parte meridional de lo que es hoy Estados Unidos,
por espacio de cuatro mortales años. Es probable que en sus viajes pasasen por
los actuales Estados de la Florida, Georgia, Arkansas, Misisipí, Alabama,
Luisiana y la parte nordeste de Tejas. En 1541 llegaron al río Misisipí, y
fueron ellos los primeros europeos que vieron el padre de las aguas (en algún
punto de su corriente excepto en su boca) un siglo y cuarto antes de que lo
viesen los heroicos franceses Jacques Marquette (Picardía, 1637 – Michigan,
1675) y René-Robert Cavalier de La Salle (Rouen, 1643 – Texas, 1687). Aquel
invierno lo pasaron a lo largo del río Washita<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn40" name="_ftnref40" style="mso-footnote-id: ftn40;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[40]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
y al principio del verano de 1542, cuando regresaba Misisipí abajo, murió el
valiente Soto, depositándose su cadáver en el lecho del copioso río que él
había descubierto, doscientos años antes de que lo viese ningún
«norteamericano». Sus hombres, maltrechos y descorazonados, pasaron allí un
terrible invierno, y en 1543, al mando del teniente Luis Moscoso de Alvarado<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn41" name="_ftnref41" style="mso-footnote-id: ftn41;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[41]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(Badajoz, 1505 – Perú, 1551), construyeron unos toscos buques, y bajaron en
ellos por el río Misisipí hasta el golfo en diez y nueve días, realizando la
primera navegación que se llevó a cabo en nuestra parte de América. Desde
la desembocadura fueron costeando hacia Occidente, y al fin llegaron a Pánuco<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn42" name="_ftnref42" style="mso-footnote-id: ftn42;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[42]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(en Méjico), después de cinco años de penalidades y sufrimientos tales como
jamás los experimentó ningún explorador sajón en las Américas. Cerca de un
siglo y medio después que el desgarbado ejército de hombres famélicos de Soto
tomara posesión de Luisiana en nombre de España, pasó aquel territorio a poder
de los franceses, y a Francia lo compró los Estados Unidos al cabo de más de un
siglo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">De modo que cuando Giovanni da Verrazzano
(1485 – 1528), el florentino enviado por Francia, llegó a América, en 1524,
costeó el Atlántico desde un punto de La Carolina del Sur hasta Terranova, y
publicó una breve descripción de lo que había visto, ya España había dado la
vuelta al mundo; había llegado al extremo sur de América, conquistando un vasto
territorio y descubierto más de media docena de nuestros actuales Estados,
después de la última visita de un francés a América<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn43" name="_ftnref43" style="mso-footnote-id: ftn43;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[43]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Por lo que toca a Inglaterra, era casi tan desconocida en esta parte del mundo
como si nunca hubiese existido.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Después de Ponce de León y
antes que Hernando de Soto, Francisco de Garay, conquistador de Tampico, visitó
la Florida en 1518. Fue con el objeto de dominar aquel país; pero fracasó y
murió poco después en Méjico, siendo probable que fuese envenenado por orden de
Cortés. Dejó aún menos recuerdo de lo que hizo en la Florida que Ponce de León,
y pertenece al número de exploradores españoles que, aun siendo verdaderos
héroes, llevaron a cabo hechos de poca resonancia; y éstos fueron demasiado
numerosos para hacer ni siquiera una lista de ellos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1527 salió de España la
expedición más desastrosa que se envió al Nuevo Mundo; expedición notable
únicamente por dos cosas, fue tal vez la más desgraciada de que hay historia, y
condujo al hombre que supo ser el primero en cruzar el Continente americano, el
cual hizo verdaderamente una de las más asombrosas marchas a pie que se han
realizado desde que el mundo es mundo. Pánfilo de Narváez, que tan
vergonzosamente fracasó cuando fue a arrestar a Cortés, mandaba la
expedición con autoridad para conquistar la Florida, y su tesorero era Álvar
Núñez Cabeza de Vaca. En 1528 desembarcó esa compañía en la Florida, y empezó
desde luego una serie de horrores que ponen los pelos de punta. Los naufragios,
los indígenas y el hambre causaron tal destrozo en la malhadada compañía, que,
cuando en 1529 los pieles rojas hicieron esclavos a Cabeza de Vaca y tres de
sus compañeros, eran éstos los únicos supervivientes de la expedición.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cabeza de Vaca y sus compañeros
anduvieron al azar desde la Florida hasta el Golfo de California, sufriendo
increíbles peligros y tormentos, y llegando allí después de andar errantes
durante más de ocho años. El heroísmo de Cabeza de Vaca recibió su galardón. El
rey le hizo gobernador del Paraguay en 1540; pero resultó tan inepto para este
cargo como lo fue Colón para el de virrey, y no tardó en volver cargado de
cadenas a España, donde murió [en Sevilla, entre 1558 y 1564, tras un largo
pleito, al final del cual el Consejo de Indias, el 23 de abril de 1552, en sentencia
firme después de haber sido apelada la primera, le obligaba a no volver a las
Indias].<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero la relación que publicó de
cuanto vio en ese pasmoso viaje (porque Cabeza de Vaca era un hombre educado y
dejó dos libros muy interesantes y valiosos), hizo que sus compatriotas se
determinasen a comenzar con empeño la exploración y colonización de lo que es
hoy los Estados Unidos, a construir las primeras ciudades, y a labrar las
primeras granjas en el país, que ha llegado a ser la nación más vasta del mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los treinta años que siguieron
a la conquista de Méjico por Cortés, vieron un cambio asombroso en el Nuevo
Mundo. En esos años ocurrieron maravillas. Brillantes descubrimientos,
exploraciones sin igual, intrépidas conquistas y colonizaciones heroicas se siguieron
unas a otras con vertiginosa rapidez; y, a excepción de las bizarras pero
escasas proezas de los portugueses en la América del Sur, España fue la única
que llevó a cabo esos hechos. Desde Kansas hasta el Cabo de Hornos era todo una
vasta posesión española, salvo algunas partes del Brasil, donde el héroe
portugués Pedro Álvarez Cabral había sentado la planta en nombre de su país. Se
construyeron centenares de poblaciones españolas; escuelas, universidades,
imprentas, libros e iglesias españolas empezaban su obra de ilustración en los
ignotos continentes de América, y los incansables secuaces de Santiago
marchaban siempre adelante. La América, particularmente Méjico, era rápidamente
colonizada por los españoles. El desarrollo de las colonias donde había
recursos para mantener una población creciente era muy notable en relación a
aquellos tiempos. La ciudad de Puebla, por ejemplo, en el Estado mejicano del
mismo nombre, se fundó en 1532 y empezó con treinta y tres colonos, y en 1678
tenía 80.000 habitantes, que son veinte mil más de los que tenía la ciudad de
Nueva York ciento veintidós años después.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">VII<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">ESPAÑA EN LOS ESTADOS UNIDOS</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cortés era todavía capitán
general cuando llegó Cabeza de Vaca a las colonias españolas, después de su
correría de ocho años, portador de noticias de países extranjeros situados más
al norte; pero Antonio de Mendoza y Pacheco era virrey de Méjico y superior a
Cortés en jerarquía, y entre él y el conquistador traicionero había
interminables disensiones. Cortés trabajaba para sí mismo; Mendoza, para
España.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">A medida que en Méjico se
hacían más espesas las colonias españolas, la atención de los inquietos
exploradores de mundos empezó a dirigirse hacia los misterios del vasto y
desconocido país situado más al norte. Las cosas raras que Vaca había visto, y
las más raras aún de que había oído hablar, no podían menos de excitar la
curiosidad de los intrépidos aventureros a quienes las contaba. Lo cierto es
que antes de un año de haber llegado a Méjico el primer viajero transcontinental,
habían descubierto sus compatriotas dos más de nuestros actuales Estados como
resultado directo de sus narraciones. Y ahora llegamos a uno de los hombres más
calumniados de todos: Fray Marcos de Nizza, descubridor de Arizona y Nuevo
Méjico.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Fray Marcos era natural de la
provincia de Niza, que formaba entonces parte de Saboya, y debió llegar a
América por el año 1531. Acompañó a Pizarro al Perú, y de allí volvió
finalmente a Méjico. Fue el primero en explorar las tierras desconocidas de que
Vaca había oído a los indios contar cosas tan estupendas, aun cuando él no las
había visto: «las Siete Ciudades de Cibola, llenas de oro», y otras
innumerables maravillas. Fray Marcos salió a pie de Culiacán
(Sinaloa, borde occidental de Méjico) en la primavera de 1539, con el
negro Estebanico, que fue uno de los compañeros de Vaca, y unos cuantos indios.
Un hermano lego, Honorato, que salió con él, pronto cayó enfermo y no continuó
el viaje. Ahora bien; esa fue una verdadera exploración española, un buen
ejemplo de centenares de ellas: aquel denodado sacerdote, sin armas, con una
veintena de hombres que no inspiraban confianza, emprendió una marcha de un
año, a través de un desierto, donde, aun en estos días de ferrocarriles y
carreteras, caminos y aguas alumbradas, hay hombres que mueren todos los años
de sed, sin contar los millares que perecen a manos de los indios. Pero esas
pequeñeces sólo servían para abrir el apetito de los españoles, y Fray Marcos
siguió sufriendo el cansancio del camino hasta que, a principios de junio de
1539, llegó por fin a las Siete Ciudades de Cibola. Estas se hallaban al
extremo occidental de Nuevo Méjico, cerca del actual y extraño pueblo indio de
Zuñi [en la frontera entre Nuevo México y Arizona], que es todo lo que queda de
aquellas famosas ciudades, y está hoy casi lo mismo que como lo vio aquel
heroico sacerdote hace trescientos cincuenta años. Al pie del pasmoso risco de
Toyallahnah, la sagrada montaña de los truenos de Zuñi, el negro Estebanico fue
muerto por los indios, y Fray Marcos se libró de igual suerte por haberse
retirado a tiempo. Obtuvo cuantos informes pudo acerca de las extrañas y
elevadas poblaciones que divisó, y regresó a Méjico con grandes noticias. Se le
ha acusado de haber dado informes erróneos y exagerados; pero si sus críticos
no hubiesen sido tan desconocedores de la calidad, de los indios y de sus
tradiciones, no hubieran hablado de esta suerte. Las afirmaciones de Fray
Marcos eran absolutamente verídicas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuando el buen padre hizo su
relación, bien se puede asegurar que todos aguzaron el oído en Nueva España,
nombre que entonces se daba a Méjico, y en cuanto fue posible organizar una
expedición armada, salió para las Siete Ciudades de Cibola, sirviéndola de guía
el mismo Fray Marcos. De dicha expedición hablaremos en breve. Fray Marcos la
acompañó hasta llegar a Zuñi, y entonces regresó a Méjico, baldado por el
reumatismo, del cual nunca llegó a curarse. Murió en el convento de la ciudad
de Méjico, en 25 de marzo de 1558.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El hombre a quien Fray Marcos
condujo a las Siete Ciudades de Cibola fue el más grande explorador que jamás
pisó el continente del norte, si bien sus exploraciones sólo le produjeron
desastres y amarguras. Nos referimos a Francisco Vázquez de Coronado, natural
de Salamanca (España). Coronado era joven, ambicioso y tenía ya renombre. Era
gobernador de la provincia mejicana de Nueva Galicia, cuando supo la noticia
referente a las Siete Ciudades. Antonio de Mendoza y Pacheco<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn44" name="_ftnref44" style="mso-footnote-id: ftn44;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[44]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
contra la fuerte oposición de Cortés, decidió efectuar una expedición, que
libraría al país de unos cuantos centenares de audaces y jóvenes espadachines
españoles que estaban reñidos con la paz, y al mismo tiempo a fin de conquistar
nuevos países para la Corona. En consecuencia, puso a Coronado al frente de un
grupo de unos doscientos cincuenta españoles, para que fuesen a colonizar las
tierras descubiertas por Fray Marcos, con estrictas órdenes de no volver jamás.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Coronado salió de Culiacán con
su pequeño ejército en los albores de 1540. Guiados por el incansable
sacerdote, llegaron a Zuñi en julio, y tomaron el pueblo después de una lucha
feroz, con lo cual terminaron entonces las hostilidades. Desde allí envió
Coronado pequeñas expediciones a los extraños pueblos de Moqui, construidos sobre
riscos (en la parte nordeste de Arizona), el gran Cañón del Colorado y al
pueblo de Gemez, situado al norte de Nuevo Méjico. Durante aquel invierno
trasladó todas sus fuerzas a Tiguex, donde se encuentra ahora la linda aldea
Nuevo-Mejicana de Bernalillo en el Río Grande, y allí empeñó una seria y poco
digna guerra con los indios Pueblo de Tigua.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Allí fue donde oyó hablar del
áureo mito que le tentó, haciéndole pasar tan duras penalidades, y que causó
después la muerte a muchos centenares de hombres: la fábula de Quivira. Esta,
según le aseguraban los indios de las vastas llanuras, era una ciudad toda de
oro puro. En la primavera de 1541, Coronado y sus hombres salieron en
busca de Quivira y marcharon a través de aquellas tremendas sabanas, hasta el
centro de nuestro actual territorio indio. Allí, viendo que había sido
engañado, Coronado hizo retroceder su ejército a Tiguex, y él, con 30 hombres,
siguió adelante y atravesó el río Arkansas hasta llegar al extremo nordeste de
Kansas, esto es, a tres cuartas partes de la distancia que media entre el Golfo
de California y Nueva York, y mucho más si se tiene en cuenta los rodeos que
dieron.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Encontró allí la tribu de los
quiviras, salvajes nómadas que se dedicaban a la caza del búfalo, pero no
tenían oro, ni sabían dónde se hallaba. Coronado regresó por fin a Bernalillo,
después de un lapso de tres meses de incesantes marchas y horribles
sufrimientos. Poco después de su vuelta, una caída del caballo puso su vida en
grave peligro. Pasó la crisis; pero su salud quedó quebrantada, y descorazonado
por sus dolencias físicas y por las infructíferas contrariedades de la
inhospitalaria tierra que se propusiera colonizar abandonó el proyecto de
poblar Nuevo Méjico y en el verano de 1542 regresó a Méjico con sus hombres. Su
desobediencia al virrey, por haber abandonado su empresa, le hizo caer en
disfavor, y pasó el resto de su vida en relativa obscuridad.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Triste final fue ese para el
hombre notable que descubriera tantos miles de millas del sediento sudoeste,
casi tres siglos antes de que lo viese ninguno de nuestros paisanos; para aquel
soldado bien nacido, instruido y denodado, y que fue el ídolo de su tropa. Como
explorador no tiene rival; pero como colonizador fracasó por completo. Habíase
criado en la ciudad y no era montaraz; y acostumbrado solamente a vivir en
Jalisco y las regiones de Méjico situadas junto al Golfo de California, no
conocía los terribles desiertos de Arizona y Nuevo Méjico y no pudo acomodarse
a aquel medio ambiente. Hasta medio siglo después que llegó un español nacido
en la frontera de aquellas tierras áridas, no pudo colonizarse Nuevo Méjico con
feliz éxito.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Mientras el descubridor del
territorio indio y de Kansas iba en persecución de un mito de oro a través
de las solitarias llanuras, sus compatriotas habían hallado y estaban
explorando otro de nuestros Estados: nuestro dorado jardín de California.
Hernando de Alarcón, en 1540, navegó por el río Colorado hasta una gran
distancia del Golfo, probablemente hasta Great Bend<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn45" name="_ftnref45" style="mso-footnote-id: ftn45;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[45]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
y en 1543 Juan Rodríguez Cabrillo exploró la costa californiana del Pacífico,
hasta llegar a cien millas al norte del sitio donde, tres siglos más tarde,
debía fundarse la ciudad de San Francisco.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Después de los desalentadores
descubrimientos de Francisco Vázquez de Coronado, los españoles, durante muchos
años, consagraron muy poca atención a Nuevo Méjico. ¡Bastante había que hacer
en la Nueva España para tener ocupada por algún tiempo la indómita energía
española en la civilización de su nuevo imperio! Fray Pedro de Gante había
fundado en Méjico, en 1524, las primeras escuelas del Nuevo Mundo, y desde
entonces todas las iglesias y conventos, en la América española, tenían adjunta
una escuela de indios. En 1524 no había entre los innumerables millares de
indios de Méjico uno solo que supiese lo que eran letras; pero veinte años
después eran tantos los que habían aprendido a leer y escribir, que el obispo Juan
de Zumárraga (1468 – 1548) hizo imprimir para ellos un libro en su propio
idioma. En 1543 había hasta escuelas industriales para aquellos indios. Ese
buen obispo Zumárraga fue también el que trajo la primera prensa al Nuevo
Mundo, en 1536. Se montó en la ciudad de Méjico y pronto empezó a trabajar
activamente. El libro más antiguo impreso en América que hoy existe, salió de
dicha prensa en 1539. La mayoría de los primeros libros que allí se
imprimieron, tenían por objeto hacer inteligibles los dialectos indios; medida
de humanitaria educación que no ha sabido copiar ninguna otra nación
colonizadora en el Nuevo Mundo. La primera música que se imprimió en América,
salió también de la misma prensa en 1548.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Lo más notable de todo, y que
demuestra la actitud educadora de los españoles en los nuevos continentes, fue
un resultado enteramente singular. No solamente su actividad intelectual creó
entre ellos mismos una constelación de eminentes escritores, sino que, al
cabo de pocos años, había una escuela de importantes <i>autores indios</i>.
Sería una pérdida irreparable para el conocimiento de la verdadera historia de
América, la de las crónicas de escritores indios tales como Hernando de
Alvarado Tezozomoc (1523 –<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ca. 1610), Diego
Muñoz Camargo (1529 – 1599) y Juan Bautista Pomar (ca. 1535 – 1590), en Méjico;
Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamayhua, en el Perú, y muchos otros. ¡Y
qué ganancia no hubiera tenido la ciencia si <i>nosotros</i> nos
hubiésemos tomado la pena de educar a nuestros aborígenes para que se prestasen
tan útil ayuda a sí mismos y a los conocimientos humanos!<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En todas las demás tareas
intelectuales que conocía entonces el mundo, los hijos de España realizaban en
América notables progresos. En geografía, en historia natural, en física y
química y en otras ciencias, fueron en nuestros países los primeros, como lo
habían sido en sus descubrimientos y exploraciones. Es un hecho pasmoso que, en
época tan lejana como el año 1579, se hizo en público una autopsia del cadáver
de un indio en la Universidad de Méjico para indagar la naturaleza de una
epidemia que entonces causaba estragos en Nueva España. Es dudoso que en
aquella época hubiesen llegado tan lejos en la misma ciudad de Londres. Y en
libros de aquel período, que existen todavía, hallamos proyectos de armas de
repetición, y hasta una inequívoca indicación del teléfono. ¡La primera prensa
no llegó a las colonias inglesas de América hasta 1638! ¡Cerca de cien años a
la zaga de Méjico! En todo el mundo tardaron en aparecer los periódicos; el
primero auténtico de que hay noticia en la historia, se publicó en Alemania en
1615. En Inglaterra apareció el primero en 1622, y las colonias norteamericanas
no tuvieron uno hasta 1704. «El Mercurio Volante», folleto que daba noticias,
se publicaba en la ciudad de Méjico antes del año 1693.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuando las malas nuevas de
Francisco Vázquez de Coronado se habían en gran parte olvidado, empezó otra
incursión española hacia Nuevo Méjico y Arizona. Entre tanto habían ocurrido en
la Florida importantes acontecimientos. Los muchos fracasos padecidos en ese
desgraciado país, no desalentaron a los españoles en su empeño de
colonizarlo. Por último, en 1560, se estableció allí de un modo permanente
Pedro Menéndez de Avilés (1519 – 1574), español muy cruel, el cual, no
obstante, tuvo el honor de fundar y dar nombre a la ciudad más antigua de los
Estados Unidos—San Agustín—en 1560. Menéndez encontró una pequeña colonia de
hugonotes franceses que se habían desviado hasta allí el año antes al mando de Jean
Ribault (1520 – 1565), a los que él hizo prisioneros y los ahorcó, poniéndoles
un cartel en que decía que habían sido ejecutados «no por ser franceses, sino
por herejes». Dos años después, la expedición francesa de Dominique de Gourges
(1530 – 1593) se apoderó de los tres fuertes españoles que allí se habían construido,
y ahorcó a los colonos, «no por ser españoles, sino por asesinos»; lo cual no
dejó de ser una venganza muy ingeniosa como réplica; pero muy censurable por el
hecho. En 1586 Sir Francis Drake, a cuyas aficiones piráticas hemos aludido ya,
destruyó la floreciente colonia de San Agustín, que se volvió a construir en
seguida. En 1763 España cedió la Florida a la Gran Bretaña, en cambio de la
Habana, de la que George Keppel, III Conde de Albemarle (1724 – 1772), habíase
apoderado un año antes.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">También es interesante el hecho
de que los españoles estuvieron en Virginia cerca de treinta años antes de que
Sir Walter Raleigh intentase establecer allí una colonia, y medio siglo largo
antes de la visita de John Smith. Ya en 1556, la bahía de Chesapeake [entre
Virginia y Maryland] era conocida de los españoles con el nombre de Bahía de
Santa María, y se había enviado allí, para colonizar el país, una expedición
que fracasó.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1581 tres misioneros
españoles, Fray Agustín Rodríguez, Fray Francisco López y Fray Juan de Santa
María, salieron de Santa Bárbara (Chihuahua, Méjico) con una escolta de nueve
soldados españoles al mando de Francisco Sánchez Chamuscado. Anduvieron
trabajosamente a lo largo del Río Grande hasta donde se encuentra ahora
Bernalillo, o sea en una marcha de unas mil millas. Allí quedaron los
misioneros para enseñar la doctrina, mientras los soldados exploraban el país
hasta Zuñi<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn46" name="_ftnref46" style="mso-footnote-id: ftn46;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[46]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, y entonces regresaron
a Santa Bárbara. Chamuscado murió en el camino. En cuanto a los valientes
misioneros que quedaron atrás en el desierto, no tardaron en ser mártires. Fray
Juan de Santa María fue muerto por los indios cerca de San Pedro<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn47" name="_ftnref47" style="mso-footnote-id: ftn47;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[47]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
mientras realizaba una penosa caminata, solo y a pie, para volver a Méjico
aquel otoño. Fray Agustín Rodríguez y Fray Francisco López fueron asesinados
por su traicionero rebaño en Puaray [cerca de Bernalillo], en diciembre de
1581.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Al año siguiente, Antonio de
Espejo, opulento hijo de Córdoba, salió de Santa Bárbara (Chihuahua), con
catorce hombres, para afrontar los desiertos y los salvajes de Nuevo Méjico. Anduvo
Río Grande arriba hasta un poco más allá de donde ahora se halla Alburquerque,
sin que le hiciesen resistencia los indios de la tribu Pueblo. Visitó sus
ciudades de Zía, Jenez, la empinada Acoma, Zuñi y la lejana Moqui, y se internó
bastante en la parte norte de Arizona. Volviendo al Río Grande, visitó el
pueblo de Pecos, bajó por el río del mismo nombre a Tejas, y de allí cruzó de
nuevo a Santa Bárbara. Tenía la intención de volver a colonizar Nuevo Méjico;
pero su muerte (ocurrida probablemente en 1585) desbarató su plan, y el único
resultado importante de su gigantesca jornada, fue una adición a los
conocimientos geográficos de su época.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1590, Gaspar Castaño de
Sosa, teniente gobernador de Nuevo León, estaba tan ansioso de explorar Nuevo
Méjico, que organizó una expedición sin pedir permiso al virrey. Subió por el
río Pecos y cruzó hasta el Río Grande; pero en el pueblo de Santo Domingo fue
arrestado por el capitán Juan Morlette, que había ido desde Méjico con ese solo
objeto, y conducido a su destino con cadenas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Juan de Oñate Salazar
(Zacatecas, 1549 – Guadalcanal, Sevilla, 1626), colonizador de Nuevo Méjico y
fundador de la segunda ciudad situada dentro de los límites de los Estados
Unidos, como también de otra ciudad que es la segunda en antigüedad en el mismo
país, nació en Zacatecas (Méjico). Su familia, procedente de Vizcaya, había
descubierto en 1548 y poseía a la sazón algunas de las minas más ricas del
mundo: las de Zacatecas. Pero, no obstante haber nacido de una familia que
nadaba en oro, Oñate deseaba ser explorador. La Corona rehusó equipar
nuevas expediciones para el norte, que tantos desengaños ofrecía, y por el año
1595 Oñate hizo un contrato con el virrey de Nueva España, Luis de Velasco,
para colonizar Nuevo Méjico por su cuenta. Hizo todos los preparativos y equipó
una costosa expedición. Justamente entonces fue nombrado otro virrey, Gaspar de
Zúñiga y Acevedo, el cual le tuvo esperando en Méjico con todos sus hombres por
espacio de dos años, antes de darle el permiso necesario para emprender la
marcha. Por fin, a principios de 1597, salió con su expedición, la cual le
costó el equivalente de un millón de dólares antes de salir de viaje. Llevó
consigo cuatrocientos colonos, incluso doscientos soldados, con mujeres y
niños, y reses vacunas y lanares. Después de tomar posesión de Nuevo Méjico el
30 de mayo de 1598, marchó Río Grande arriba hasta donde se halla hoy la
aldehuela Chamita, al norte de Santa Fe y allí fundó, en septiembre de aquel
año, San Gabriel de los Españoles, segunda ciudad establecida en los Estados
Unidos [de efímera existencia].<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Oñate fue notable no tan sólo
por su éxito en colonizar un país tan adusto como era aquél, sino también como
explorador. Reconoció todo el país; viajó hasta Acoma [unos 97 km al W de
Albuquerque, en el condado de Sandoval, Nuevo México], y sofocó una rebelión de
los indios, y en el año 1600 efectuó una expedición hasta la misma Nebraska. En
1604, con treinta hombres, marchó desde San Gabriel y a través de aquel árido
desierto hasta el Golfo de California, regresando a San Gabriel en abril de
1605. Por entonces los ingleses no se habían internado en América más que a
cuarenta o cincuenta millas de la costa del Atlántico.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1605 Oñate fundó la ciudad
de Santa Fe de San Francisco [Santa Fe, al N de Nuevo México], respecto de cuya
antigüedad se han escrito muchas fábulas inverosímiles. La ciudad ha llegado a
celebrar el 333.º aniversario de su fundación, veinte años antes de cumplir los
tres siglos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1606 Oñate hizo otra
expedición a tierras lejanas del nordeste; pero de ella no se sabe casi nada, y
en 1608 fue sustituido por Pedro de Peralta, segundo gobernador de Nuevo
Méjico.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Oñate era de mediana edad
cuando realizó estos notables hechos. Nacido en la frontera, avezado a los
desiertos, dotado de gran tenacidad, sangre fría y conocimiento de la guerra de
frontera, era el hombre a propósito para establecer con éxito las primeras
importantes colonias en los Estados Unidos, en los lugares más difíciles y
peligrosos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">VIII<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">DOS CONTINENTES DOMINADOS</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Tal era, pues, la situación del
Nuevo Mundo al empezar el siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XVII</span></span>. España, después de descubrir las Américas, en
poco más de cien años de incesante exploración y conquista, había logrado
arraigar y estaba civilizando ambos países. Había construido en el Nuevo Mundo
centenares de ciudades, cuyos extremos distaban más de cinco mil millas, con
todas las ventajas de la civilización que entonces se conocían, y dos ciudades
en lo que es ahora los Estados Unidos, habiendo penetrado los españoles en
veinte de dichos Estados. Francia había hecho unas pocas cautelosas
expediciones, que no produjeron ningún fruto, y Portugal había fundado unas
cuantas poblaciones de poca importancia en la América del Sur. Inglaterra había
permanecido durante todo el siglo en una magistral inacción, y entre el Cabo de
Hornos y el Polo Norte no había ni una mala casuca inglesa, ni un solo hijo de
Inglaterra.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El que en tiempos posteriores
haya cambiado por completo la situación; el que España (mayormente porque se
desangró por una conquista tan enorme que ni aun hoy podría nación alguna dar
los hombres o el dinero necesarios para poner la empresa al nivel del progreso
mundial) no haya vuelto a recobrar su antiguo poderío y esté ahora inactiva en
comparación con la joven y gigantesca nación que ha crecido desde entonces en
el imperio que ella inició, no exime a la historia de América del deber de
hacerle justicia por su pasado. Si no hubiese existido España hace 400
años, no existirían hoy los Estados Unidos. Para todo verdadero americano es el
de su país un relato que fascina, porque todo el que lleva ese nombre, admira
el heroísmo y es amante de la justicia, y antes que nada le interesa conocer la
verdad respecto de su patria.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Por los años de 1680, el valle
del Río Grande, en Nuevo Méjico, estaba salpicado de caseríos españoles desde
Santa Cruz [localidad del actual condado de Santa Fe] hasta más allá de
Socorro, o sea en una extensión de 200 millas, y había también colonias en el
valle de Taos [localidad al N de Nuevo México] hacia el extremo norte del
territorio. Desde 1600 a 1680 se habían hecho numerosas expediciones a través
del sudoeste, penetrando hasta el mortífero Llano Estacado [región que
comprende parte del NO de Texas y el centro-este de Nuevo México]. El heroísmo
con que se conservó por tanto tiempo el sudoeste, no fue menos maravilloso que
la exploración que lo descubrió. La vida de los colonos era una lucha diaria
con la avara Naturaleza—porque Nuevo Méjico nunca fue feraz—teniendo, además,
que afrontar mortales peligros. Durante tres siglos fueron incesantemente
hostilizados por los terribles apaches, y hasta 1680 no les dejaron en paz los
conatos de insurrección de los indios Pueblo [o indios <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anasazi</i>, entre los que estaban las tribus de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hopi</i> y de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">zuñi</i>], quienes vivían entre ellos y los rodeaban. Las afirmaciones
de los historiadores de gabinete, de que los españoles esclavizaron a los
Pueblo o a otros indios de Nuevo Méjico; de que les obligaban a escoger entre
el cristianismo y la muerte; que les forzaban a trabajar en las minas, y otras
cosas por el estilo, son enteramente inexactas. Todo el régimen de España para
con los indios del Nuevo Mundo fue de humanidad y de justicia, de educación y
de persuasión moral, y aun cuando hubo, como es natural, algunos individuos que
violaron las estrictas leyes de su país respecto al trato de los indios,
recibieron por ello el condigno castigo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Sin embargo, la mera presencia
de extranjeros en su tierra, fue bastante para sublevar la naturaleza celosa de
los indios, y en 1680 estalló, sin causa alguna, entre los pieles rojas de
Pueblo Rebelión, un complot para hacer una matanza. Había entonces en el
territorio mil quinientos españoles, que vivían en Santa Fe y en granjas o
caseríos dispersos, pues hacía tiempo que Chamita había sido abandonada.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Treinta y cuatro ciudades de la
tribu Pueblo tomaron parte en la rebelión, bajo la dirección de un peligroso
indio Tehua, llamado Popé. Emisarios secretos habían ido de pueblo en pueblo, y
la matanza de españoles se efectuó simultáneamente en todo el territorio. En
ese 10 de agosto de 1680, de triste recordación, más de cuatrocientos españoles
fueron asesinados, incluso veintiuno de los bondadosos misioneros que,
desarmados y solos, se habían esparcido por aquel desierto con el objeto de
salvar las almas e iluminar las inteligencias de los naturales.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Antonio de Otermín, que era
entonces gobernador y capitán general de Nuevo Méjico, fue atacado en su
capital de Santa Fe por un ejército de indios muy numeroso. Los 120 soldados
españoles que estaban encerrados en su pequeña ciudad de adobe, pronto se
hallaron en la imposibilidad de resistir por más tiempo al enjambre de
sitiadores, y después de una semana de desesperada defensa, hicieron una salida
y se abrieron paso hasta ponerse a salvo, llevándose consigo sus mujeres y sus
hijos. Se retiraron después Río Grande abajo, evitando una emboscada que les
habían preparado los indios en Sandia; llegaron al pueblo de Isleta, doce
millas más abajo de la antigua ciudad de Alburquerque, sanos y salvos; pero la
aldea estaba desierta y los españoles se vieron obligados a continuar su huida
hacia El Paso (Tejas), que no era entonces más que una misión española para los
indios.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1681 el gobernador Otermín
hizo una incursión hacia el norte hasta el pueblo de Cochití, veinticinco
millas al oeste de Santa Fe, en la margen del Río Grande; pero los indios
hostiles le obligaron a retirarse de nuevo a El Paso. En 1687, Pedro Reneros de
Posada llevó a cabo otra arremetida en Nuevo Méjico y tomó el pueblo roqueño de
Santa Ana, después de un brillante y sangriento asalto. Pero también tuvo que
retirarse. En 1688, Domingo Gironza Petriz de Cruzate, el más bizarro soldado
de Nuevo Méjico, realizó una expedición en la que tomó por asalto el
pueblo de Zía, hecho todavía más notable que el de Posada, y a su vez se
retiró a El Paso.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Por último, el conquistador
definitivo de Nuevo Méjico, Diego de Vargas Zapata (1643 – 1704), llegó en
1692. Marchando a Santa Fe, y de allí hasta el fin de Moqui, con sólo ochenta y
nueve hombres, visitó todos los pueblos de la provincia, sin encontrar
oposición por parte de los indios, los cuales habían sido completamente acobardados
por Cruzate. Volviendo a El Paso, regresó a Nuevo Méjico en 1693, esta vez con
unos ciento cincuenta soldados y unos cuantos colonos. Entonces estaban los
indios preparados y le hicieron la más sangrienta recepción de que hay memoria
en Nuevo Méjico. Se levantaron primero en Santa Fe, y tuvo que asaltar esa
ciudad, que logró tomar después de dos días de lucha. Luego comenzó el sitio de
Mesa Negra de San Ildefonso [a unos 38 km al NO de Santa Fe], el cual se
prolongó durante nueve meses. Los indios habían trasladado su aldea a la cima
de aquel Gibraltar de Nuevo Méjico, y allí resistieron cuatro atrevidos
asaltos, hasta que por fin se vieron obligados a rendirse.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Entre tanto Vargas había
asaltado la inexpugnable ciudadela de San Diego Viejo y el saliente risco de
San Diego de Gemez, dos proezas que con el asalto del Peñol de Mistrol
(Jalisco, Méjico) y el de la ingente roca de Acoma, pueden considerarse como
los dos asaltos más maravillosos en toda la historia de América. La toma de
Quebec no puede compararse con ellos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Estas costosas lecciones
tuvieron a los indios quietos hasta 1696, en que de nuevo se levantaron. Esta
rebelión no fue tan formidable como la primera; pero ocasionó otro
derramamiento de sangre en Nuevo Méjico, y sólo pudo sofocarse después de una
lucha de tres meses. Ya los españoles eran dueños de la situación; y la
dominación de esa revuelta puso fin a todos los disturbios de los indios Pueblo,
los cuales subsisten hasta hoy entre nosotros casi en el mismo número de
entonces, aun cuando con menos ciudades, como una raza quieta, pacífica,
cristianizada, de labradores industriosos, que son monumentos vivos
del humanitarismo y la enseñanza moral de sus conquistadores.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Luego vino el último siglo, una
lúgubre centuria de incesante hostilidad por parte de los apaches, navajos y
comanches, y alguna que otra vez por los utes; hostilidad que apenas había
cesado hace diez años. Las guerras con los indios eran tan constantes; tan
innumerables las exploraciones [como esa asombrosa tentativa para abrir un
camino desde San Antonio de Béjar (Tejas) a Monterrey de California] que el
heroísmo individual de aquellos hombres se pierde en su pasmosa multitud.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hace más de dos siglos los
españoles exploraron Tejas, y no tardaron en establecerse allí. Hubo algunas
pequeñas expediciones; pero la primera de alguna magnitud fue la de Alonso de
León, gobernador del Estado mejicano de Coahuila, que hizo extensas
exploraciones en Tejas en 1689. Al principio del siglo pasado había varios
poblados y presidios españoles en lo que más de cien años después debía ser el
más vasto de los Estados Unidos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La colonización española de
Colorado no fue muy extensa, y no tenían ciudades al norte del río Arkansas;
pero hasta en poblar dicho Estado nos precedieron en medio siglo, como se
adelantaron varios siglos en descubrirlo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En California los españoles
fueron muy activos. Durante largo tiempo hicieron varias expediciones sin
resultado. Entonces fueron los franciscanos, en 1769, a la bahía de San Diego;
desembarcaron en la desierta playa, donde se yergue hoy un hotel americano que
ha costado un millón de dólares, y en el acto empezaron a educar a los indios,
a plantar olivares y viñedos y a construir las imponentes iglesias tan
admirablemente descritas por la autora de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ramona</i><a name="FNanchor_9_9"></a><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn48" name="_ftnref48" style="mso-footnote-id: ftn48;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[48]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
las cuales perdurarán sin duda como monumentos de una fe sublime hasta mucho
después que la raza que las alzó desaparezca de la haz de la tierra.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">California tuvo una larga serie
de gobernadores españoles antes de adquirir nosotros aquel Estado-jardín
de los Estados, y el último de ellos fue el valiente, el cortés, el amable
anciano Pío Pico<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn49" name="_ftnref49" style="mso-footnote-id: ftn49;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[49]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, que falleció hace poco.
Los españoles descubrieron allí oro hace siglos, y lo explotaron diez años
antes de que un «norteamericano» soñase en los preciosos depósitos que habían
de influir tanto en la civilización, y con otros diez años de antelación,
hallaron los ricos «placeres» de Nuevo Méjico.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En Arizona, el padre Francisco
Eusebio Kuehne (a quien otros llaman Quino), jesuita austriaco de nacimiento,
pero bajo auspicios españoles, fue el primero en establecer las misiones del
río Gila<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn50" name="_ftnref50" style="mso-footnote-id: ftn50;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[50]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, desde 1689 hasta 1717,
año en que murió. Hizo lo menos cuatro terribles jornadas a pie desde el
desierto de Sonora al Gila, y bajó por este río hasta su afluencia con el
Colorado. Sería sumamente interesante, si lo permitiese el espacio, seguir paso
a paso las andanzas y proezas de los misioneros españoles, esos exploradores
pacíficos de América que han dejado tan profundas huellas en todo el sudoeste.
Su celo y su heroísmo eran infinitos. No había desierto bastante terrible para
ellos; no había peligro asaz espantoso. Solos, inermes, atravesaron las tierras
más inhospitalarias e hicieron frente a los salvajes más sanguinarios; dejando
en las vidas de los indios un monumento más soberbio que el que han dejado los
exploradores armados y los ejércitos conquistadores.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Lo que antecede es un sucinto
sumario de las primeras exploraciones de América, las únicas que se hicieron
durante más de un siglo, y las más asombrosas durante otra centuria. En cuanto
a la grande y maravillosa obra que al fin han realizado los de nuestra sangre,
no tan sólo en conquistar parte de un continente, sino en formar una poderosa
nación, no necesita el lector que yo le ayude a comprenderla, puesto que ya
está debidamente consignada en la historia. El transcribir todas las
heroicidades de los exploradores, llenaría no ya este libro, sino toda una
biblioteca. He creído más conveniente, en vista del extenso campo que ofrecen,
hacer un breve bosquejo como el que hecho queda, y luego ilustrarlo
agregando, con detalles, unos pocos ejemplos elegidos de entre un gran número
de hechos heroicos. He indicado ya cuantas conquistas y exploraciones y
peligros se llevaron a cabo, y ahora voy a exponer en breves páginas, una
muestra de lo que realmente eran las conquistas y exploraciones y la fortaleza
de los españoles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p><br /></o:p></span></p>
<p align="center" class="fs150" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b>II</b><o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="fs150" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><b><span style="font-family: times; font-size: 16pt;">Los primeros caminantes<br />
en América<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="fs150" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times; font-size: 16pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">I<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">EL PRIMER CAMINANTE EN AMÉRICA</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Las proezas de un explorador
son de las más importantes, como son también de las más fascinadoras que
presentan los heroísmos humanos. Las cualidades físicas y mentales necesarias
para su labor, son raras y admirables. Ha de reunir muchas condiciones y
sobresalir en cada una de ellas; ha de ser el hombre completo que se propuso
hacer la Naturaleza. No necesita su cuerpo ser tan fuerte como el de Sansón, ni
su mente como la de Napoleón, ni tener un corazón mayor que todos los hombres.
Pero necesita que su cuerpo, su mente y su corazón sean los de un hombre
fuerte. Apenas hay otra profesión en que cada músculo, por decirlo así, de su
triple naturaleza, se ponga más constantemente o más equilibradamente en juego.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Es un hecho curioso que algunos
de los más grandes descubrimientos son debidos al azar. Muchos de los más
importantes que registra la historia de la humanidad, se deben a hombres que no
buscaban la gran verdad que descubrieron. La ciencia es el resultado no tan
sólo del estudio, sino de inapreciables accidentes; y esto mismo puede decirse
de la historia. Ofrece un estudio interesante de por sí, la influencia que
felices equivocaciones y fortuitos sucesos tuvieran en la civilización.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En las exploraciones, como en
los inventos, algunos de los éxitos se deben a un mero accidente. Algunas de
las exploraciones más valiosas fueron realizadas por hombres que no tenían más
idea de ser exploradores que de inventar un ferrocarril hasta la luna, y
es un hecho curioso que la primera exploración del interior de América y las
dos jornadas más portentosas que en ella se hicieron, no sólo fueron
accidentes, sino desdichas y contrariedades que coronaron los esfuerzos de
hombres que esperaban hallar algo muy distinto.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Las exploraciones, ya sean
intencionadas o involuntarias, no sólo han producido grandes resultados para la
civilización, sino que, además, han sido causa de los hechos más heroicos de la
humanidad. Particularmente América ha sido quizá el campo donde se han llevado
a cabo las más grandes y asombrosas jornadas; pero los dos hombres que hicieron
las más pasmosas que se han realizado en toda la América, nos son casi
desconocidos. Son héroes cuyos nombres suenan como si fuesen griego para la
gran mayoría de los norteamericanos, no obstante ser hombres a los que
precisamente los norteamericanos debieran considerar con profundo interés y
admiración. Esos héroes fueron Álvaro Núñez Cabeza de Vaca, el primero que
viajó en América, y Andrés Docampo, el que recorrió en este Continente la mayor
distancia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En un mundo tan grande, tan
viejo y tan lleno de hechos memorables como este en que vivimos, es sumamente
difícil poder decir de cualquier hombre que fue «el más grande de todos», en
tal o cual cosa, y aun tratándose de marchas a pie, ha habido tantas y tan
notables, que hasta desconocemos algunas de las más pasmosas. Como
exploradores, ni Vaca ni Docampo rayaron a gran altura, por más que las
exploraciones del último no son de despreciar y las de Vaca fueron muy
importantes. Pero, como proezas de resistencia física, las jornadas de estos
olvidados héroes puede afirmarse con toda seguridad que no tienen paralelo en
la historia. Fueron las marchas más estupendas que ha podido hacer hombre
alguno. Ambos las realizaron en América, y la mayor parte de sus caminatas las
hicieron en lo que es hoy los Estados Unidos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cabeza de Vaca fue realmente el
primer europeo que penetró en lo que era entonces el «obscuro
continente» de Norteamérica, como fue el primero que lo <i>cruzó</i> siglos
antes que otro cualquiera. Sus nueve años de marchas a pie, sin armas, desnudo,
hambriento, entre fieras y hombres más fieros todavía, sin otra escolta que
tres camaradas tan malhadados como él, ofrecieron al mundo la primera visión
del interior de los Estados Unidos y dieron pie a algunos de los hechos más
excitantes y trascendentales que se relacionan con su temprana historia. Casi
un siglo antes de que los Padres Peregrinos estableciesen su noble comunidad en
la costa de Massachusetts; setenta y cinco años antes de que se instalase el
primer poblado inglés en el Nuevo Mundo, y más de una generación antes de que
hubiese un solo colono de la raza caucásica de cualquier nación dentro del área
que hoy ocupan los Estados Unidos, Cabeza de Vaca y sus desharrapados
acompañantes atravesaron penosamente este país desconocido.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">¡Mucho tiempo ha pasado desde
aquellos días! Enrique VIII era a la sazón rey de Inglaterra, y desde entonces
han ocupado aquel trono diez y seis monarca<a name="FNanchor_10_10"></a>s<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn51" name="_ftnref51" style="mso-footnote-id: ftn51;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[51]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Elizabeth, la reina virgen, no había nacido cuando Cabeza de Vaca emprendió su
tremenda jornada, y no empezó a reinar hasta veinte años después que él
terminara. Ocurrió el hecho cincuenta años antes de que naciese el capitán John
Smith (1580 – 1631), fundador de Virginia; una generación antes del nacimiento
de Shakespeare (en 1564), y dos y media generaciones antes de John Milton (1608
– 1674). Henry Hudson (ca. 1565 – 1611), el famoso explorador que ha dado
nombre a uno de nuestros principales ríos, no había nacido todavía. El mismo
Colón hacía menos de veinticinco años que había muerto, y al conquistador de
Méjico sólo le quedaban diez y siete años de vida. Hasta sesenta años después
no supo el mundo lo que era un periódico, y los mejores geógrafos todavía
creían posible el navegar a través de América para llegar al Asia. No había
entonces un hombre blanco en América más al norte de la mitad de Méjico, ni se
había internado ninguno doscientas millas en este desierto continental,
del cual se sabía casi menos de lo que hoy sabemos de la Luna.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El nombre de Cabeza de Vaca nos
parece a nosotros muy raro por lo que literalmente significa. Pero este curioso
apellido era muy honroso en España y representaba un noble timbre. Fue ganado
en la batalla de las Navas de Tolosa en el siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XIII</span></span>, uno de los combates
decisivos en todos aquellos siglos de guerra con los moros. El abuelo de Álvaro
fue también un hombre notable, puesto que conquistó las islas Canarias [Pedro
de Vera y Mendoza (ca. 1430 – 1505), conquistador de Gran Canaria entre 1480-81].<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Nació Álvaro en Jerez de la
Frontera a fines del siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XV</span></span>. Muy poco sabemos de los primeros años de su vida,
excepto que había ganado ya algún renombre cuando en 1527, siendo ya un hombre
maduro, vino al Nuevo Mundo. En dicho año le hallamos embarcándose en España
como tesorero y alguacil mayor de la expedición de 600 hombres con que Pánfilo
de Narváez trató de conquistar y colonizar Florida, que descubriera Ponce de
León diez años antes.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Llegaron a Santo Domingo, y de
allí salieron para Cuba. El Viernes Santo de 1528, diez meses después de haber
salido de España, llegaron a la Florida, y desembarcaron en el punto que hoy se
llama bahía de Tampa. Tomando solemne posesión de aquel país en nombre de
España, salieron a explorar y conquistar aquel desierto. En Santo Domingo ya
los habían diezmado un naufragio y varias deserciones, de modo que, de los
primitivos 600 hombres, sólo quedaron trescientos cuarenta y cinco. Apenas
habían llegado a la Florida, empezaron a caer sobre ellos las más terribles
desgracias, y cada día empeoraba su situación. Estaban casi desprovistos de
subsistencias; los indios hostiles les rodeaban por todos lados, y los
innumerables ríos, lagos y pantanos hacían su marcha difícil y peligrosa. El
pequeño ejército iba disminuyendo rápidamente por la guerra y el hambre, y
entre los supervivientes producíanse motines con frecuencia. Tan debilitados se
hallaban, que no pudieron siquiera regresar a sus buques. Luchando por fin para
llegar al punto más cercano de la costa, muy al oeste de la bahía de
Tampa, decidieron que su única salvación estaba en construir barcos para ir
costeando hasta las colonias españolas de Méjico. Con mucho trabajo lograron construir
cinco toscos buques, y los infelices se lanzaron a navegar hacia poniente,
costeando el golfo. Fuertes tormentas separaron los barcos, que naufragaron uno
tras otro. Muchos de los infortunados aventureros perecieron ahogados—Narváez
entre ellos—y muchos que fueron arrojados sobre una costa inhospitalaria,
perecieron igualmente por los rigores de la intemperie y del hambre. Los
supervivientes se vieron obligados a alimentarse con los cadáveres de sus
compañeros. De los cinco barcos, tres se habían ido a pique con todos los
tripulantes; de los ochenta hombres que se salvaron del naufragio, sólo quince
sobrevivieron. Todas sus armas y sus ropas estaban en el fondo del golfo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los supervivientes arribaron a
la isla del Mal Hado. No sabemos de la situación de esa isla, sino que estaba
al oeste de la boca del Misisipí. Sus barcos habían cruzado la caudalosa
corriente donde desemboca en el golfo, y ellos fueron los primeros europeos que
vieron esa parte del Padre de las Aguas. Los indios de la isla, que no tenían otros
alimentos que raíces, bayas y pescado, trataron a sus infelices huéspedes tan
generosamente como pudieron, y Cabeza de Vaca habla de ellos con mucho
agradecimiento.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En la primavera, los trece
compañeros que le quedaron, determinaron escaparse. Cabeza de Vaca estaba
demasiado enfermo para andar, y lo abandonaron a su suerte. Otros dos enfermos,
Lope de Oviedo y Jerónimo de Alaniz, también se quedaron, y no tardó en perecer
el último de ellos. Se halló, pues, Cabeza de Vaca en una lamentable situación.
Hecho un verdadero esqueleto, casi imposibilitado de moverse, abandonado por
sus amigos y a la merced de los salvajes, no es extraño, como él nos dice, que
se le cayese el alma a los pies. Pero era uno de esos hombres que no cejan en
su empresa. Un espíritu fuerte sostenía aquel pobre cuerpo débil y demacrado; y
cuando el tiempo fue más favorable, Cabeza de Vaca recuperó lentamente la
salud.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cerca de seis años estuvo
viviendo una vida enteramente solitaria, pasando de una tribu de indios a otra,
unas veces como esclavo y otras como un despreciable paria. Oviedo huyó a la
vista de algún peligro, y no volvió a saberse de él; Cabeza de Vaca lo afrontó
y salió con vida. No cabe la menor duda de que sus sufrimientos eran casi
insoportables. Hasta cuando no era víctima de algún trato brutal, se le miraba
como un estorbo, como un inútil intruso, entre pobres indígenas que vivían del
modo más miserable y precario. El hecho de no haberle quitado la vida, habla en
favor de los sentimientos humanitarios de éstos. [Todo lo que le sucedió
durante tan extraordinario periplo lo narra Cabeza de Vaca en su relato <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Naufragios</i>, Madrid, Cátedra, 2018.
Edición crítica de Eloísa Gómez-Lucena y Rubén Caba. Asimismo, publicado en
cervantesvirtual.com]<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los trece que escaparon,
tuvieron peor suerte. Cayeron en manos de indios crueles, y todos fueron
muertos, excepto tres, a quienes se reservó el duro hado de la esclavitud.
Estos tres fueron Andrés Dorantes, natural de Béjar; Alonso del Castillo
Maldonado, natural de Salamanca, y el negro Estebanico, que nació en Azamor (África).
Estos tres y Cabeza de Vaca fueron todo el remanente de los valerosos
cuatrocientos cincuenta hombres (entre los que no se cuentan los que desertaron
en Santo Domingo) que salieron tan esperanzados de España en 1527, para
conquistar un rincón del Nuevo Mundo; cuatro sombras desnudas, atormentadas,
temblorosas; y aun éstos vivían separados, si bien de vez en cuando sabían el
uno del otro e hicieron varias tentativas para juntarse. Hasta septiembre de
1534 (cerca de siete años después), no lograron reunirse Dorantes, Castillo,
Estebanico y Cabeza de Vaca; y el sitio donde tuvieron esta dicha fue por la
parte oriental de Tejas, al oeste del río Sabina [o Sabine, que discurre por la
frontera entre Louisiana y Texas].<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero los seis años de soledad y
de inefables sufrimientos de Cabeza de Vaca no fueron vanos; porque sin saberlo
halló la llave de la seguridad, y entre todos aquellos horrores, y sin soñar en
su significado, tropezó con la extraña e interesante clave que debía salvarles
a todos. Sin eso, los cuatro hubieran perecido en el desierto y nunca hubiera
tenido el mundo conocimiento de su fin.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Mientras se hallaban en la isla
del Mal Hado, se les hizo una proposición que parecía el colmo de la
ridiculez. «En aquella isla—dice Cabeza de Vaca—querían hacernos doctores,
sin examinarnos ni pedirnos nuestros diplomas, porque ellos mismos curan las
enfermedades soplando al enfermo. Con ese soplo y con sus manos le libran de la
enfermedad, y querían que nosotros hiciésemos lo mismo para que les fuésemos de
alguna utilidad. Al oír esto nos reímos, diciéndoles que se burlaban, y que
nosotros no sabíamos curar, por lo cual nos privaron de todo alimento hasta que
hiciésemos lo que querían. Y viendo nuestra terquedad, me dijo un indio que yo
no les comprendía; pues no era necesario que nadie supiese cómo se hace, porque
las mismas piedras y otras cosas de la Naturaleza tienen propiedad de curar, y
que nosotros, por ser hombres, debíamos ciertamente tener mayor poder».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Esto que dijo el indio viejo,
era muy característico y daba la clave de las notables supersticiones de la
raza. Pero, por supuesto, los españoles aún no lo entendían.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Luego, los indígenas se
trasladaron al Continente. Vivían siempre en la más abyecta pobreza, y muchos de
ellos murieron de hambre y por efecto de los rigores de su miserable
existencia. Durante tres meses del año «sólo tenían mariscos y agua muy mala»;
y en otras épocas únicamente bayas y otras plantas, y se pasaban el año yendo
de aquí para allá en busca de ese escaso y poco substancioso alimento.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Es de celebrar el que Cabeza
fuese completamente inútil a los indios. Como guerrero no les servía, porque en
su estado de debilitamiento no podía ni siquiera manejar el arco. Como cazador,
también era inservible, porque, como él mismo dice, «le era imposible seguir el
rastro de los animales». No podía ayudarles a llevar agua o leña ni en otras
faenas por el estilo, porque era hombre, y sus amos indios no podían consentir
que un hombre hiciese el trabajo de una mujer. Así es que, entre aquellos
hambrientos nómadas, un hombre que en nada podía ayudarles y a quien tenían que
alimentar, constituía una carga pesada, y fue milagro que no le quitasen la
vida. En estas circunstancias, Cabeza empezó a caminar de un sitio a otro.
Sus indiferentes amos no prestaban atención a sus movimientos, y gradualmente fue
haciendo más largos viajes hacia el norte y a lo largo de la costa. Con el
tiempo cogió una oportunidad de hacer tráfico, al cual le animaron los indios,
contentos al fin de que su «elefante blanco» fuese útil para algo. De las
tribus del norte les trajo pieles y almagre (tierra roja indispensable para
embadurnarse la cara los indígenas), hojuelas de pedernal para hacer cabezas de
flecha, juncos fuertes para astiles de las mismas y borlas de pelo de gamo
teñidas de rojo. Estos objetos los cambiaba fácilmente entre las tribus de la
costa por conchas y cuentas de madreperla y otros por el estilo, los cuales, a
su vez, tenían demanda entre sus parroquianos del norte.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Por causa de sus constantes
guerras, no podían los indios aventurarse a salir de sus propios terrenos; así
es que aquel negociante intermediario era para ellos una conveniencia, que
sostenían. Por lo que a él toca, aun cuando la vida que llevaba era de grandes
sufrimientos, iba constantemente adquiriendo conocimientos, que habían de serle
sumamente útiles para su acariciado plan de volver al mundo. En esas
expediciones solitarias de su comercio, recorrió a pie miles de millas por un
desierto sin caminos, de manera que la suma de sus viajes fue mucho mayor que
la de cualquiera de sus compañeros de fatigas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En una de esas largas y
terribles marchas le ocurrió a Cabeza de Vaca un incidente sumamente
interesante. Fue el primer europeo que vio el gran bisonte norteamericano, el
búfalo, cuya raza casi se ha extinguido en los últimos diez años, pero que en otro
tiempo vagaba por las llanuras en grandes manadas. Los vio y comió su carne en
la región del río Colorado de Tejas, y nos ha dejado una descripción de esas
«vacas con joroba». Ninguno de sus compañeros llegó a ver una, porque cuando
los cuatro españoles viajaron después juntos, pasaron por el sur del país de
los búfalos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Entre tanto, como he dicho ya,
el desventurado y casi desnudo traficante, se vio obligado a ejercer las
funciones de médico. Él no comprendía de cuánto podía servirle esta
involuntaria profesión; al principio se vio forzado a adoptarla, y después la
siguió no por gusto, sino para librarse de desazones. «No servía para otra cosa
más que para médico». Había aprendido el tratamiento peculiar de los magos
aborígenes; pero no sus ideas fundamentales. Los indios todavía consideran la
enfermedad como una «posesión del espíritu»; y la idea que tienen de la
medicina no es tanto el curar la enfermedad, como el exorcizar los malos
espíritus que la causan.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Esto se hace, aun hoy día, por
medio de la prestidigitación y de un galimatías. El médico indio chupaba la
parte enferma y pretendía extraer una piedra o una espina que se suponía era la
causa de la dolencia, y así el paciente quedaba «curado». Cabeza de Vaca empezó
a «practicar medicina» a la manera de los indios, y él mismo dice: «He probado
este sistema y daba buen resultado».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuando los cuatro errabundos se
juntaron por fin, después de su larga separación<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—durante la cual habían sufrido
indecibles horrores—, Cabeza tenía, aunque de un modo muy vago, un rayo de
esperanza. Su primer proyecto fue escaparse de sus amos. Diez meses tardaron en
llevarlo a cabo, y entre tanto grandes fueron sus apuros, como lo habían sido
constantemente por muchos años. A veces se alimentaban con una ración diaria de
dos puñados de guisantes silvestres y un poco de agua. Cabeza refiere que
consideró como una merced de la providencia que le permitiesen raspar pieles
para los indios, pues guardaba cuidadosamente las raspaduras, que le servían de
alimento muchos días. No tenían ni ropa ni lugar donde guarecerse, y la
constante exposición al calor y al frío y los millares de espinas que tenía la
vegetación de aquel país, les hacían «soltar la piel como si fuesen culebras».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Por fin, en el mes de agosto de
1535, los cuatro compañeros de sufrimiento se escaparon a una tribu llamada de
los avavares. Entonces empezó para ellos una nueva carrera. A fin de que sus
camaradas no fuesen tan inútiles como él había sido, Cabeza de Vaca les
instruyó en las «artes» de los médicos indios, y los cuatro empezaron a
poner en práctica su nueva profesión. A los ensalmos y encantamientos que de
ordinario empleaban los indios, aquellos humildes cristianos añadían fervientes
oraciones al verdadero Dios. Era una especie de «curación por medio de la fe»
del siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XVI</span></span>;
y naturalmente entre aquellos enfermos supersticiosos era muy eficaz. Aquellos
aficionados pero sinceros doctores, con una humildad edificante, atribuían sus
numerosas curas enteramente a la intervención divina; pero empezaron a darse
cuenta de que esto podía influir grandemente en hacer cambiar su suerte. De
errabundos, desnudos, hambrientos, despreciables mendigos y esclavos de
salvajes brutales que eran, se convirtieron de repente en personajes notables,
pobres y dolientes todavía como eran todos sus enfermos; pero pobres de gran
poder. No hay cuento de hadas tan novelesco como la carrera que de allí en
adelante realizaron aquellos hombres pobres y valerosos, caminando
dolorosamente a través de un continente, como amos y bienhechores de aquella
hueste de salvajes.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Yendo con toda suerte de
penalidades de tribu en tribu, lenta y sufridamente cruzaron los exorcistas
blancos el territorio de Tejas, hasta llegar cerca del actual Nuevo Méjico. Los
historiadores de gabinete vienen repitiendo que entraron en Nuevo Méjico y
llegaron hacia el norte, hasta donde hoy se asienta Santa Fe. Pero la moderna
investigación científica ha comprobado de un modo absoluto que, saliendo de
Tejas, pasaron por Chihuahua y Sonora y jamás vieron ni una pulgada de Nuevo
Méjico.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En cada nueva tribu los
españoles se detenían algún tiempo para curar a los enfermos. En todas partes
eran tratados con la mayor consideración que podían demostrarles sus míseros
huéspedes y hasta con religiosa reverencia. Su progreso es una lección objetiva
muy valiosa, pues demuestra cómo se forman algunos mitos indios: primero es el
afortunado exorcista que, a su muerte o al marcharse, se recuerda como un
héroe; después se le venera como un semidiós y, por último, como una divinidad.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En los Estados mejicanos
hallaron primero agricultores indios que vivían en chozas de césped y ramas y
cultivaban judías y calabazas. Estos eran los jovas, que constituían una rama
de los pimas. De las decenas de tribus que visitaron en nuestros actuales Estados
del Sur, ni una sola ha sido identificada. Eran miserables criaturas errantes
que hace mucho tiempo desaparecieron de la tierra. Pero en la Sierra Madre de
Méjico encontraron indios más inteligentes, cuya raza subsiste todavía. Allí
vieron que los hombres iban desnudos, mientras que las mujeres mostrábanse «muy
honestas en el vestir», usando túnicas de algodón que ellas mismas tejían, con
medias mangas y una falda hasta la rodilla, y por encima otra falda de gamuza
curtida que llegaba hasta el suelo y se amarraba por delante con unas correas.
Lavaban su ropa con una raíz saponífera llamada <i>amole</i>, que usan
igualmente los indios y los mejicanos en toda la región del sudoeste. Aquellas
gentes dieron a Cabeza de Vaca algunas turquesas y cinco cabezas de flecha
labrada, cada una de una sola esmeralda.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En esta aldea del sudoeste de
Sonora permanecieron los españoles tres días, alimentándose de corazones de
gamo, por lo cual la llamaron «Pueblo de los corazones».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">A una jornada de allí
tropezaron con un indio que llevaba en su collar la hebilla de un tahalí [tira
de cuero] y un clavo de herradura; y sintieron palpitar su corazón al ver,
después de ocho años de andar errantes, estas señales de la proximidad de los
europeos. El indio les dijo que unos hombres de barbas largas como ellos habían
venido del cielo y hecho la guerra a su gente.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los españoles entraban entonces
en Sinaloa y se hallaron en una tierra fértil regada por varios ríos. Los
indios tenían un miedo cerval porque dos bárbaros de una clase que era muy rara
entre los conquistadores españoles (y que me complazco en decir que fueron
castigados por quebrantar las estrictas leyes de España), estaban tratando de
coger esclavos. Los soldados se habían marchado; pero Cabeza de Vaca y
Estebanico, con once indios, les siguieron rápidamente la pista y al día
siguiente alcanzaron a cuatro españoles, quienes les condujeron a su pillastre
capitán, Diego de Alcaraz. Mucho le costó a este oficial dar crédito al
asombroso relato que le hizo aquel hombre desharrapado, roto, hirsuto y
estrafalario; pero después templóse su frialdad y extendió un certificado de la
fecha y condición en que se le había presentado Cabeza de Vaca y entonces envió
a buscar a Andrés Dorantes y Alonso del Castillo Maldonado. Cinco días después
llegaron éstos, acompañados de varios centenares de indios.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Diego de Alcaraz y su socio en
crímenes, Lázaro de Cebreros, querían esclavizar a aquellos aborígenes; pero
Cabeza de Vaca, sin parar mientes en el peligro que corría, se opuso,
indignado, a este infame proyecto, y al fin obligó a aquellos villanos a que lo
abandonasen. Los indios se salvaron; pero, en medio de la alegría que les
produjo el volver al mundo, los caminantes españoles se separaron con verdadera
pena de aquellos buenos y sencillos amigos. Después de unos cuantos días de
pesado viaje, llegaron a Culiacán, sobre el primero de mayo de 1536, y allí
fueron calurosamente recibidos por el malogrado héroe Melchor Díaz. Este
condujo al ignoto norte una de las primeras expediciones (1539), y en 1540,
durante una segunda expedición a California, a través de una parte de Arizona, fue
muerto accidentalmente.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="font-family: times;"><span style="color: black; font-size: 14pt;">Después de un corto descanso
los viandantes salieron para Compostela [</span><span style="font-size: 14pt;">hoy
en el Estado de Nayarit, en la región centro-oeste de Méjico, muy cerca del
Pacífico<span style="color: black;">], que era entonces la población principal de
la provincia de Nueva Galicia, pequeña jornada de trescientas millas a través
de una tierra en que pululaban indios hostiles. Por fin llegaron, el 24 de
julio de 1536, a la ciudad de Méjico sanos y salvos, y fueron allí recibidos
con grandes honores. Pero tardaron mucho tiempo en acostumbrarse a los alimentos
y a la ropa de la gente civilizada.<o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El negro Estebanico se quedó en
Méjico. Cabeza de Vaca, Alonso del Castillo y Andrés Dorantes se embarcaron
para España el 10 de abril de 1537 y llegaron en agosto. El héroe principal
nunca volvió a la América del Norte; pero se dice que Dorantes estuvo allí al
siguiente año. Las noticias que dieron de lo que habían visto y de los extraños
países situados más al norte, de que habían oído hablar, hicieron que se
enviasen las notables expediciones que condujeron al descubrimiento de Arizona,
Nuevo Méjico, el Territorio Indio, Kansas y Colorado, y la construcción de las
primeras ciudades europeas dentro de los Estados Unidos. Estebanico tomó parte,
con Fray Marcos, en el descubrimiento de Nuevo Méjico, y fue asesinado por los
indios.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cabeza de Vaca, como premio por
su incomparable marcha de mucho más de diez mil millas en una tierra
desconocida, fue nombrado gobernador de Paraguay en 1540. No tenía condiciones
para ese cargo, y regresó a España, bajo una acusación ignominiosa. Que no fue
culpable, sin embargo, sino más bien la víctima de las circunstancias, lo
indica el hecho de que fue rehabilitado y se le asignó una pensión de dos mil
ducados. Murió en Sevilla a una edad avanzada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">II<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">EL MÁS INTRÉPIDO CAMINANTE</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El estudiante más familiarizado
con la historia, se queda atónito a cada paso ante el relato de las jornadas de
los exploradores españoles. Aun cuando no hubiesen hecho otra cosa en el Nuevo
Mundo, sus largas marchas por sí solas serían suficientes para darles fama. En
ninguna otra parte se ha sabido jamás de tantos y tan largos viajes por
semejantes desiertos. Para comprender esas jornadas de millares de millas, que
hacían aquellos héroes, ya solos o en pequeñas partidas, tiene uno que conocer
el país que atravesaron y saber algo de los tiempos en que esos hechos se
llevaron a cabo. Los cronistas españoles de aquel tiempo no insisten al hablar
de las dificultades y peligros que encontraban: es lástima que, siquiera por
vanagloria, no se extendieran en el relato de aquellos obstáculos. Pero, por
lacónicas que sean las narraciones sobre tales puntos, despréndese de ellas que
encontraron grandes obstáculos y tuvieron que vencerlos; y aun hoy día, después
que tres centurias y media han hecho más habitable aquel desierto que cubría
medio mundo; que han domeñado a sus naturales; que lo han llenado de cómodas
estaciones; que lo han cruzado con fáciles caminos y le han quitado el noventa
por ciento de sus terrores, encontraríanse pocos hombres lo bastante atrevidos
para emprender las tremendas jornadas que aquellos bravos héroes consideraban
como tareas diarias. El único hecho casi comparable con las caminatas de los
españoles por el Nuevo Mundo, es la historia de los argonautas de
California, en 1849, los cuales atravesaron las extensas llanuras con el
más notable movimiento de población que refiere la historia; pero aun ese
incidente fue mezquino en cuanto a superficie, penalidades, peligros y
fortaleza, comparado con los viajes de los exploradores españoles. Las jornadas
de mil millas a través de los desiertos o de las más fatales todavía selvas
tropicales, fueron demasiado numerosas para ni siquiera catalogarlas. Una cosa
es seguir una senda, y otra penetrar en un páramo sin senda alguna. Una cosa es
ir en larga caravana de carromatos bien armados, y otra muy distinta marchar en
pequeñas partidas, a pie o en pencos cansados. Una jornada desde un punto
conocido a otro punto conocido también—ambos dentro del mundo civilizado, aun
cuando entre los dos se extiendan tierras desiertas—es muy distinta de una
jornada que se emprende desde un punto, a través de tierras ignotas, a otro
punto ignorado, siendo la salida, el trayecto y el término cosas del azar y la
ventura, sin guías ni jalones que marquen el camino. Lejos de mí la idea de
rebajar el heroísmo de nuestros argonautas. Dejaron en la historia una página
de la que puede estar orgulloso cualquier pueblo; pero no llegaron nunca a
igualar las proezas de similares héroes de otra nacionalidad y de otra época.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El recorrido de Álvaro Núñez
Cabeza de Vaca, el primer caminante de Norteamérica, quedó eclipsado por la
proeza del infeliz y olvidado soldado portugués Andrés Docampo. Cabeza de Vaca
anduvo mucho más de diez mil millas; pero Docampo pasó de veinte mil, y
sufriendo igualmente terribles penalidades. Las exploraciones de Cabeza de Vaca
fueron mucho más valiosas para el mundo; no obstante, ninguno de los dos salió
con intenciones de explorar. Pero Andrés Docampo hizo su terrible marcha a pie,
voluntariamente y con un fin heroico, que tuvo a la postre un enorme resultado;
mientras que la empresa de Cabeza de Vaca fue simplemente el heroísmo de un
hombre muy singular para librarse de la desgracia. Las andanzas de Docampo
duraron nueve años; y aun cuando no dejó libro alguno relatando sus
observaciones, como lo hizo Cabeza de Vaca, el esqueleto de su historia
que nos ha quedado es sumamente sugestivo y característico de aquella época, y
refiere otros heroísmos, además del de aquel bravo soldado.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuando Francisco Vázquez de Coronado
fue por primera vez a Nuevo Méjico, en 1540, llevó cuatro misioneros con su
pequeño ejército. Fray Marcos de Nizza pronto volvió a Méjico desde Zuñi por
causa de sus dolencias. Fray Juan de la Cruz emprendió con empeño su obra de misionero
entre los indios Pueblo; y cuando Coronado y su partida abandonaron el
territorio, insistió en quedarse con sus atezados catecúmenos de Tiguex
(Bernalillo). Era ya muy viejo y estaba seguro de que su vida acabaría en
cuanto se fuesen sus paisanos, y, en efecto, así aconteció. Fue asesinado por
los indios sobre el 25 de noviembre de 1542.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El hermano lego Fray Luis
Descalona, también muy anciano, escogió como parroquia el pueblo de Tshiquite
(Pecos<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn52" name="_ftnref52" style="mso-footnote-id: ftn52;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[52]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>)
y se quedó allí después que se fueron los españoles. Construyóse una pequeña
choza fuera de la gran ciudad fortificada de los indios, y allí enseñaba a los
que querían oírle, y cuidaba un pequeño rebaño de carneros, resto de los que
llevara Coronado y que fueron los primeros que entraron en los actuales Estados
Unidos. Los indios llegaron a quererle sinceramente, excepto los exorcistas,
que le odiaban por su influencia; por fin éstos lo asesinaron y se comieron los
carneros.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Fray Juan de Padilla, el más
joven de los cuatro misioneros y el primero que sufrió el martirio en tierra de
Kansas, era natural de Andalucía y hombre de gran energía, tanto física como
mental. Tampoco hizo mal papel como andariego, y nuestros andarines
profesionales quedarían estupefactos si tuviesen que recorrer por el desierto
los millares de millas que recorrió aquel incansable apóstol de los indios en
el desierto sudoeste. Había desempeñado muy importantes cargos en Méjico, pero
abandonó gustoso sus honores para convertirse en un pobre misionero entre los
salvajes del ignoto norte. Habiendo acompañado la partida de Vázquez de Coronado
desde Méjico a las Siete Ciudades de Cibola, a través de los desiertos,
Fray Juan de Padilla se trasladó a Moqui con Pedro de Tovar [nacido ca. 1501] y
su partida de veinte hombres [marzo de 1541]. Después, retrocediendo a Zuñi, no
tardó en salir de nuevo con Hernando de Alvarado y veinte hombres, para
recorrer otras mil millas. Fue en esta expedición, uno de los primeros europeos
que pudieron contemplar la elevada ciudad de Acoma<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn53" name="_ftnref53" style="mso-footnote-id: ftn53;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[53]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
el Río Grande dentro de lo que es hoy Nuevo Méjico y el gran pueblo de Pecos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En la primavera de 1541, cuando
un puñado de hombres se había reunido en Bernalillo, y Vázquez de Coronado
salió en busca del fatal mito áureo de Quivira, Fray Juan de Padilla le
acompañó. En esa marcha de ciento cuatro días por las áridas llanuras, antes de
llegar a las Quiviras, al nordeste de Kansas, sufrieron los exploradores muchas
torturas por falta de agua y a veces de alimento. El traicionero guía que
llevaban les engañó, y anduvieron errabundos mucho tiempo en un círculo,
cubriendo una larga distancia, probablemente de más de mil quinientas millas.
Los expedicionarios iban a caballo, pero en aquellos días los humildes <i>padres</i> iban
a pie. No hallando más que contrariedades, los exploradores retrocedieron hacia
Bernalillo, aunque por un camino más corto, y Fray Juan de Padilla fue con
ellos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero ya el héroe había
determinado que su campo de acción debía estar entre aquellos indios, sioux y
otros hostiles, errantes y que convivían con los búfalos en las llanuras; así
es que cuando los españoles evacuaron Nuevo Méjico, él se quedó. Con él estaban
el soldado Andrés Docampo, dos jóvenes mejicanos de Michoacán, Lucas y
Sebastián, llamados los Donados, y unos cuantos jóvenes indios mejicanos. En el
otoño de 1542, esa pequeña partida salió de Bernalillo para emprender una
marcha de mil millas. Andrés Docampo era el único que iba montado; el misionero
y los jóvenes indios marchaban penosamente a pie por aquel desierto arenoso.
Pasaron por la población de Pecos; de allí atravesaron un rincón de lo que es
hoy Colorado y el gran Estado de Kansas en casi toda su longitud. Por fin,
después de una larga y fatigosa marcha, llegaron a las aldeas de los indios
quiviras, donde hallaron albergue provisional. Vázquez de Coronado había
plantado una cruz de gran tamaño en una de esas aldeas, y allí estableció su
misión Fray Juan de Padilla. Con el tiempo los indios hostiles fueron
deponiendo su recelo y «le amaron como a un padre». Por último, decidió
trasladarse a otra tribu nómada, donde parecía que era más necesaria su
presencia. Fue un paso muy peligroso; porque no tan sólo podían aquellos
desconocidos recibirle con intención homicida, sino que corría igual riesgo al
abandonar su presente rebaño. Los indios, supersticiosos, no se avenían a
perder a tan gran exorcista como creían que era Fray Juan, y menos a que sus
enemigos se aprovechasen de sus servicios, pues todas aquellas tribus errantes
se hacían la guerra unas a otras. No obstante, Fray Juan de Padilla resolvió
irse, y se fue con su pequeño cortejo. A un día de jornada de las aldeas de los
quiviras, tropezaron con una partida de indios en son de guerra. Al verles
acercarse, el buen padre pensó, ante todo, en salvar a sus compañeros. Andrés
Docampo tenía aún su caballo, y los muchachos eran veloces corredores.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">«—¡Huid, hijos míos!—gritó Fray
Juan.—Salvaos, porque no podéis ayudarme y nada ganaríamos con morir todos
juntos. ¡Corred!»<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Al principio rehusaron; pero el
misionero insistió, y como nada podían contra los indígenas, por fin
obedecieron y apelaron a la fuga. Esto, a primera vista, no parece muy heroico;
pero les disculpa la consideración de lo que eran aquellos tiempos. No tan sólo
era gente humilde, acostumbrada a obedecer a los buenos padres, sino que había
otro y más poderoso motivo para que procediesen como lo hicieron. En aquellos
días de fervorosa fe, se consideraba el martirio no solamente como un heroísmo,
sino como una profecía: creíase que indicaba nuevos triunfos para el
cristianismo, y era un deber llevar la noticia y propagarla por el mundo. Si
ellos se hubiesen quedado y hubiesen perecido con el padre—y a buen seguro que
sus fieles secuaces no lo temían físicamente—, la lección y la gloria de su
martirio se hubiesen perdido para la humanidad.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Fray Juan de Padilla se
arrodilló en la vasta llanura y encomendó su alma a Dios; y mientras oraba, los
indios le atravesaron con sus flechas. Cavaron luego una fosa y echaron el
cadáver del primer mártir de Kansas, colocando en aquel sitio un gran montón de
tierra. Esto ocurrió en el año 1542.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Andrés Docampo y los muchachos
pudieron escapar entonces; pero no tardaron en caer prisioneros de otros indios,
que los tuvieron diez meses como esclavos. Les pegaban y mataban de hambre,
obligándoles a hacer las labores más pesadas y más viles. Por fin, después de
trazar muchos planes y de varias tentativas infructuosas, lograron escapar de
sus bárbaros amos. Luego anduvieron a pie y errantes durante ocho años, solos y
sin armas, de un lado para otro, en aquellas llanuras secas e inhospitalarias,
sufriendo increíbles privaciones y peligros. Por último, después de aquellos
millares de millas que lastimaron sus pies, todavía anduvieron hasta la ciudad
mejicana de Tampico, situada en el gran golfo. Fueron allí recibidos como
muertos resucitados. No conocemos los detalles de tan horrenda e incomparable
jornada; pero está comprobada en la historia. Durante nueve años aquellos
infelices fueron recorriendo los desiertos a pie y dando mil vueltas, empezando
al nordeste de Kansas, para ir a terminar en la Nueva España.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Sebastián murió poco después de
su llegada al Estado mejicano de Culiacán; las penalidades del viaje habían
sido demasiado excesivas aun para un cuerpo tan joven y fuerte como el suyo. Su
hermano Lucas se hizo misionero entre los indios de Zacatecas y continuó su
trabajo entre ellos durante muchos años, muriendo al fin a una edad muy
avanzada. En cuanto al valiente soldado Docampo, poco después de haber vuelto
al mundo civilizado, desapareció, sin que se supiese más de él. Tal vez se
llegue a descubrir algunos antiguos documentos españoles que arrojen alguna luz
sobre el resto de su vida y la suerte que le cupo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">III<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">LA GUERRA DE LA ROCA</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Algunos de los heroísmos y
penalidades más característicos de los exploradores en nuestro dominio,
ocurrieron alrededor de la asombrosa roca Acoma, la extraña ciudad empinada de
los Queres, una tribu de los Pueblo. Todas las ciudades de los indios Pueblo
estaban construidas en sitios fortificados por la Naturaleza, lo cual era
necesario en aquellos tiempos, puesto que estaban rodeadas por hordas, muy
superiores en número, de los guerreros más terribles de que nos habla la historia;
pero Acoma era la más segura de todas. En medio de un largo valle de cuatro
millas de ancho, bordeado por precipicios casi inaccesibles, se levanta una
elevada roca que remata en una meseta de setenta acres de superfici<a name="FNanchor_11_11"></a>e<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn54" name="_ftnref54" style="mso-footnote-id: ftn54;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[54]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
y cuyos lados, que tienen trescientos cincuenta y siete pies ingleses de altura<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn55" name="_ftnref55" style="mso-footnote-id: ftn55;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[55]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
no sólo son perpendiculares, sino que en algunos puntos se inclinan hacia
delante. En su cumbre se alzaba—y se alza todavía—la vertiginosa ciudad de
Queres. Las pocas sendas que conducen a la cima, y en las que un paso en falso
puede precipitar a la víctima a una muerte horrible, despeñándola desde una
altura de centenares de metros, bordean abruptas y peligrosas hendeduras, desde
cuya parte superior un hombre resuelto, sin otras armas que piedras, podría
casi tener a raya a todo un ejército.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La primera vez que los europeos
supieron de esa curiosa ciudad aérea fue en 1539, cuando a Fray Marcos de
Nizza, descubridor de Nuevo Méjico, la gente de Cibola le habló de la gran
fortaleza roqueña de Hákuque, nombre que ellos daban a Acoma, y que sus
habitantes llamaban Ahko. Al año siguiente, Francisco Vázquez de Coronado la
visitó con su pequeño ejército y nos ha dejado un exacto relato de sus
maravillas. Esos primeros europeos fueron allí bien recibidos, y los supersticiosos
habitantes, que nunca habían visto una barba, ni la cara de un hombre blanco,
tomaron a los extranjeros por dioses. Pero hasta medio siglo después, no
trataron los españoles de establecerse allí.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuando Juan de Oñate entró en
Nuevo Méjico en 1598, no encontró de momento oposición alguna, porque su fuerza
de cuatrocientos hombres, incluso doscientos armados, era bastante para
atemorizar a los indios. Estos eran, naturalmente, hostiles a los invasores de
su dominio; pero, viendo que los extranjeros les trataban bien, y temerosos de
hacer guerra abierta a aquellos hombres que llevaban trajes duros y mataban de
lejos con sus bastones de trueno, los indios Pueblo esperaron ver el resultado
de la invasión. Las tribus de los Queres, Tigua y Jemez se sometieron
formalmente al régimen español e hicieron juramento de alianza a la Corona por
medio de sus representantes reunidos en la población de Guipuy (que ahora se
llama Santo Domingo, en el condado de Sandoval); lo mismo hicieron los Tanos,
Picuries (Picuris), Tehuas y Taos, en una conferencia parecida, que celebraron
en la población de San Juan [en el condado de San Juan, en el extremo NO de
Nuevo México, a orillas del río San Juan], en septiembre de 1598. Al ver su
fácil sumisión, Oñate sintió grandes alientos, y decidió visitar personalmente
todos los pueblos principales, para hacerlos más seguros súbditos de su
soberano. Había ya fundado la primera ciudad de Nuevo Méjico y la segunda en
los Estados Unidos, San Gabriel de los Españoles, donde hoy está Chamita (en el
condado de Río Arriba). Antes de salir a esa peligrosa jornada, despachó a Juan
de Zaldívar, su edecán, con cincuenta hombres, a explorar las vastas y
desconocidas llanuras que quedaban hacia oriente, para después seguir él por el
mismo camino.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Juan de Oñate, con una reducida
fuerza, salió de la pequeña y solitaria colonia española, que estaba a más
de mil millas de distancia de toda ciudad de hombres civilizados, el 6 de
octubre de 1598. Primero se dirigió a los pueblos de las grandes llanuras de
los lagos salados, al este de las montañas Manzano [pequeña cadena montañosa en
la zona central de Nuevo México], sedienta jornada de más de doscientas millas.
Volviendo después al pueblo de Puaray (opuesto al que hoy se llama Bernalillo)
se desvió hacia el oeste. El 27 del mismo mes acampó al pie de los altos
acantilados de Acoma. Los principales de la ciudad bajaron desde lo alto de la
roca, y solemnemente juraron alianza a la Corona de España. Se les advirtió la
gran importancia y significación del paso que acababan de dar, y que si
violaban su juramento serían considerados y tratados como rebeldes a Su
Majestad; pero ellos se comprometieron a ser fieles vasallos. Trataron a los
españoles muy amistosamente, y varias veces invitaron al jefe y a sus hombres a
visitar la empinada ciudad. En realidad, habían tenido espías en las
conferencias celebradas en Santo Domingo y San Juan, y decidieron que el hombre
más peligroso entre los invasores era el mismo Oñate. Si podían matarle a él,
creían que los demás extranjeros blancos serían fácilmente derrotados.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero Oñate nada sabía de su
proyectada traición, y al día siguiente él y su puñado de hombres, dejando sólo
una guardia con los caballos, treparon por una de las peligrosas «escaleras» de
piedra, y se hallaron en Acoma. Los oficiosos indios los condujeron acá y
acullá, mostrándoles las extrañas casas de varios pisos de altura y con varias
terrazas, los grandes estanques labrados en la roca y el vertiginoso borde del
precipicio que por todas partes rodeaba aquella ciudad, semejante a un nido de
águila. Finalmente, condujeron a los españoles a un sitio en que había una
larga escalera de mano, cuyo extremo superior pasaba por una trampa situada en
el techo de una gran casa, que era la <i>estufa</i> o sea la sagrada
cámara del concejo. Los visitantes subieron al techo por una escalera más
pequeña, y los indios trataron de que Oñate bajase por la trampa. Pero el
gobernador español, observando que en el aposento de abajo reinaba la
obscuridad y sintiéndose de momento receloso, rehusó bajar; y como estaba
rodeado de soldados, los indios no insistieron. Después de una corta visita a
la población, los españoles bajaron de la roca a su campamento, y desde allí
prosiguieron su larga y peligrosa jornada a Moqui y Zuñi. Aquel repentino rasgo
de prudencia en la mente de Oñate salvó la historia de Nuevo Méjico, porque en
aquella estufa se hallaban apostados algunos guerreros armados. Si hubiese
entrado en la cámara, lo hubieran asesinado en el acto; y su muerte hubiera
sido la señal para un ataque a los españoles, los que hubieran perecido en
aquella lucha desigual.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Volviendo de su viaje de
exploración por aquellas desiertas y mortíferas llanuras, Juan de Zaldívar
salió de San Gabriel el 18 de noviembre, para seguir a su jefe. Sólo tenía
treinta hombres. Llegando al pie de la ciudad empinada el día 4 de diciembre, fue
muy bien acogido por los acomas, quienes le invitaron a subir y visitar la
ciudad. Era Juan tan bueno como valiente soldado, y conocía las estratagemas de
guerra de los indios; pero por la primera vez en su vida, y fue la última, se
dejó engañar. Dejando la mitad de su fuerza al pie del risco para guardar el
campamento y los caballos, subió con diez y seis hombres. Había en la ciudad
tantas maravillas; era la gente tan cordial, que los visitantes pronto
olvidaron toda sospecha que pudieran abrigar, y gradualmente fueron
dispersándose aquí y allá para ver las cosas más notables. No esperaban sino
esto los habitantes, y cuando el jefe de los guerreros lanzó su grito de
guerra, hombres, mujeres y niños cogieron piedras y mazas, arcos y cuchillos de
pedernal, y cayeron con furia sobre los dispersos españoles. Fue una horrenda y
desigual lucha la que contempló el sol de invierno aquella triste tarde en la
ciudad empinada. Aquí y allá, de espalda a la pared de una de aquellas extrañas
casas, veíase un soldado de faz lívida, desharrapado, cubierto de sangre,
blandiendo su pesado mosquete como si fuese una maza, o dando tajos
desesperados con una espada ineficaz contra la tostada y famélica canalla que
le rodeaba, mientras llovían piedras sobre su calada visera y por todas
partes recibían golpes de clavas y pedernales. No había ningún cobarde en
aquella malhadada cuadrilla: vendieron caras sus vidas; delante de cada cual
había tendido un montón de cadáveres. Pero uno a uno, aquella ola de rugientes
bárbaros ahogaba a cada tremendo y silencioso luchador, y se desviaba para ir a
henchir el mortífero aluvión que envolvía a otro. El mismo Zaldívar fue una de
las primeras víctimas, y en aquel desigual combate murieron otros dos
oficiales, seis soldados y dos sirvientes. Los cinco que sobrevivieron—Juan
Tabaro, que era alguacil mayor y cuatro soldados—pudieron por fin juntarse, y
con sobrehumano esfuerzo, luchando y sangrando por varias heridas, se abrieron
paso hasta el borde del precipicio. Pero sus salvajes enemigos los perseguían,
y sintiéndose demasiado débiles para seguir matando hasta llegar a una de las
escaleras del risco, en el paroxismo de su desesperación, los cinco se
arrojaron desde aquella tremenda altura.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No hay memoria de otro salto
tan terrible como el que dieron Juan Tabaro y sus cuatro compañeros. Aun
suponiendo que hubiesen tenido la suerte de llegar hasta el borde más bajo de
aquel risco, la altura no pudo ser de menos de <i>¡ciento cincuenta pies
ingleses!</i> y, sin embargo, sólo uno de los cinco se mató en tan
inconcebible caída: los cuatro restantes, atendidos por sus aterrorizados
compañeros del campamento, finalmente se repusieron. Esto parecería increíble
si no estuviese completamente comprobado por pruebas históricas. Es probable
que cayesen sobre uno de los montones de blanca arena que el viento había
arremolinado en algunos sitios al pie del risco.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Afortunadamente los indios
victoriosos no atacaron el pequeño campamento. Los supervivientes tenían aún
sus caballos, animales desconocidos de los indígenas, a quien infundían pavor.
Durante algunos días los catorce soldados y sus cuatro semimuertos compañeros,
acamparon bajo el saliente costado del risco, donde estaban a salvo de toda
clase de proyectiles que pudiesen arrojarles desde arriba, pero esperando a
cada momento ser atacados por los naturales. Tenían la seguridad de que la
matanza de sus camaradas no era más que el preludio de un levantamiento general
de los veinticinco o treinta mil indios Pueblo, y sin reparar en el peligro que
corrían, decidieron por fin dividirse en pequeños grupos y separarse; unos para
seguir a su jefe en su jornada hasta Moqui y avisarle del peligro que le
amenazaba; y otros para cruzar a toda prisa centenares de áridas millas hasta
llegar a San Gabriel y defender a las mujeres y los niños que allí había y a
los misioneros que se habían esparcido entre los indios. Este plan de
abnegación se realizó felizmente. Los pequeños grupos de tres y de cuatro
llevaron la noticia a sus compatriotas, y a fines del año 1598 todos los
españoles supervivientes en Nuevo Méjico se pusieron a salvo en la aldea de San
Gabriel. Estaba la población construida al modo indio, esto es, en forma
cuadrada, y en la plaza central se habían colocado los rudos pedreros—especie
de obuses que lanzaban balas de piedra—, los cuales defendían las puertas.
Sobre las azoteas de las casas de adobe, de tres pisos, las valerosas mujeres
vigilaban de día, y los hombres, con sus pesados mosquetes, montaban la guardia
en las noches de invierno, para prevenirse contra el esperado ataque. Pero los
Pueblo quedaron sobre las armas. Esperaban ver lo que Juan de Oñate haría con
Acoma, antes de tomar medida alguna contra los extranjeros.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Oñate se encontró en un difícil
dilema. No se necesita saber ni la mitad de lo que sabía aquel español, ya
encanecido y sosegado, acerca del carácter de los indios, para comprender que
debía castigar sumariamente a los rebeldes por la matanza de sus hombres, o
abandonar para siempre su colonia y Nuevo Méjico. Si semejante atropello
quedase sin castigo, los osados indios Pueblo no dejarían con vida a ningún
español. Por otra parte, ¿cómo podía él llegar a conquistar aquella
inexpugnable fortaleza de roca? Tenía menos de doscientos hombres, y sólo podía
destinar parte de éstos para la campaña, pues de lo contrario, los otros Pueblo,
en su ausencia, se levantarían y aniquilarían a San Gabriel y sus habitantes.
En Acoma había trescientos guerreros bien contados, secundados, además,
por no menos de cien navajos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero no existía otra
alternativa. Cuanto más lo pensaba y consultaba con sus oficiales, más claro
veía que la única salvación estaba en tomar aquel Gibraltar de Queres, y
resolvió llevar a cabo el proyecto. Oñate deseaba dirigir en persona tan
atrevida empresa; pero había uno que tenía más derecho al desesperado honor que
el capitán general, y ese era el olvidado héroe Vicente de Zaldívar, hermano
del asesinado Juan. Era sargento mayor de aquel pequeño ejército, y cuando se
presentó a Oñate y pidió que se le diese el mando de la expedición contra
Acoma, no hubo medio de rehusarle.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El 12 de enero de 1599, Vicente
de Zaldívar salió de San Gabriel a la cabeza de setenta hombres. Sólo unos
cuantos de ellos iban armados con los toscos mosquetes de la época; la mayoría
no eran arcabuceros, sino piqueros, armados únicamente con lanzas y espadas, y
llevaban chaquetas acolchadas o mallas batidas. Un pequeño pedrero, amarrado
sobre el lomo de un caballo, era su única «artillería».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Silenciosa y denodadamente la
pequeña fuerza emprendió la ardua jornada. Todos conocían la inexpugnable roca,
y pocos acariciaban la esperanza de volver de aquella misión desesperada; pero
a nadie se le ocurrió la idea de retroceder. La tarde del onceno día, la
fatigada tropa pasó la última meseta y llegó a la vista de Acoma. Los indios,
avisados por sus centinelas, estaban prontos a recibirla. Toda la población,
con los aliados navajos, hallábase en armas en las azoteas y en los riscos
estratégicos. Indígenas desnudos, pintados de negro, saltaban de grieta en
grieta, aullando, desafiando y vomitando insultos contra los españoles. Los
exorcistas, grotescamente disfrazados, estaban en pináculos prominentes,
tocando sus tambores y lanzando maldiciones y exorcismos a los vientos, y todo
el populacho se unía al coro de rugidos y amenazas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Zaldívar hizo alto con su
pequeña partida al pie del risco, acercándose cuanto pudo hacerlo sin peligro. El
indispensable heraldo salió de las filas, y después de un toque de trompeta,
procedió a leer a voz en cuello la formal intimación a rendirse en nombre del
rey de España. Por tres veces vociferó aquella intimación; pero cada vez
apagaron su voz los gritos y aullidos de los enfurecidos indígenas, y una
lluvia de piedras y flechas cayó en peligrosa proximidad. Zaldívar deseaba
conseguir la rendición de la plaza, pedir que se le entregasen los cabecillas
de la matanza y llevárselos a San Gabriel, para que fueran oficialmente
procesados y castigados, sin causar daño a los demás habitantes de Acoma; pero
los indios, viéndose seguros en su natural fortaleza, se burlaban del
misericordioso llamamiento. Era evidente la necesidad de tomar Acoma por
asalto. Los españoles acamparon sobre la arena, y haciendo lúgubres planes para
el día siguiente, pasaron allí la noche, que hizo más horrenda la baraúnda de
la monstruosa danza de guerra que celebraban los habitantes de la ciudad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">IV<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">EL ASALTO A LA EMPINADA CIUDAD</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Al romper el alba del día
veintidós de enero, Zaldívar dio la señal para el ataque, y el cuerpo principal
de la fuerza española empezó a disparar sus pocos arcabuces y a intentar un
asalto desesperado por el extremo norte de la gran roca, que era por allí absolutamente
inexpugnable. Los indios, apiñados en el borde de los farallones, despedían una
lluvia de proyectiles, y muchos de los españoles fueron heridos. Entre tanto,
doce hombres escogidos, que durante la noche se habían ocultado debajo de la
parte saliente del risco, el cual les protegía contra el fuego y la observación
de los indios, trepaban cautelosamente por debajo y alrededor del precipicio,
arrastrando con cuerdas el pedrero. Algunos de aquellos doce hombres eran
arcabuceros y, además del peso del ridículo cañón, llevaban sus pesados
arcabuces y su tosca armadura, que no les ayudarían ciertamente a escalar
alturas, cuyo ascenso sería difícil hasta para un atleta libre de trabas.
Continuando su trabajosa tarea sin ser vistos, tirando uno de otro, y después
del pedrero peñas arriba, llegaron por fin a la cumbre de un alto farallón,
separado del gran risco de Acoma por un angosto pero terrible tajo. Al
atardecer tenían ya el cañón apuntando hacia la ciudad, y el retumbante
disparo, cuando la bala de piedra fue lanzada sobre Acoma, fue la señal, para
la tropa que estaba al extremo norte de la meseta, de que se había tomado la
primera posición estratégica, a la vez que advirtió a los indios del peligro
que les amenazaba por otro lado.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Aquella noche, pequeños grupos
de españoles treparon por los grandes precipicios que cercan ese valle en forma
de artesa por oriente y poniente; talaron pequeños pinos, arrastrando con
inmenso trabajo los troncos peñas abajo y a través del valle, para subirlos al
farallón donde se habían situado los doce hombres con el pedrero. Una docena de
hombres quedaron guardando los caballos al extremo norte de la meseta, y el
resto de la fuerza se juntó a los doce arcabuceros, ocultándose en las grietas
del farallón. Al otro lado del tajo, los indios estaban tendidos en las
hendeduras o detrás de las rocas, esperando el ataque.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La madrugada del veintitrés, un
piquete de hombres escogidos, a una señal, salieron corriendo de sus escondites
con una toza [trozo grande de madera, en este caso de pino] cargada en hombros,
y con una acertada maniobra la colocaron al otro extremo sobre el lado opuesto,
por encima del abismo. Salieron corriendo los españoles y empezaron a desfilar,
guardando el equilibrio, por aquel vertiginoso «puente», recibiendo una
descarga de piedras y saetas. Habían cruzado ya varios, cuando uno de ellos, en
su excitación, cogió la cuerda que estaba amarrada a la toza y arrastró ésta
detrás de él.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Fue aquél un momento terrible.
Eran menos de doce los españoles que así quedaron al borde de Acoma, separados
de sus compañeros por un precipicio de centenares de pies de profundidad, y
rodeados por enjambres de indios. Estos, saliendo de su refugio, cayeron al
instante sobre ellos, rodeándolos. Mientras el soldado español podía mantener a
los indios a distancia, hasta sus toscas armas e ineficaz armadura le daban
cierta ventaja; pero, a tan corto alcance, aquellos mismos arreos eran un
impedimento fatal por su tosquedad y su peso. Parecía entonces como si fuese a
repetirse la anterior matanza de Acoma, y los aislados españoles fuesen a ser
destrozados; pero en aquel momento crítico, un hecho de increíble valor
personal les salvó a ellos y a la causa de España en Nuevo Méjico. Un esbelto,
inteligente y joven oficial, un estudiante que era amigo particular y favorito
de Oñate, salió del grupo de los consternados españoles que se hallaban al
otro lado del tajo, y que no se atrevían a disparar contra los enemigos para no
herir a sus compañeros que estaban mezclados con ellos, y, corriendo como un
gamo, se fue hacia el precipicio. Al llegar al borde, encogió su ágil cuerpo,
saltó al aire como un pájaro y salvó el abismo. Cogiendo en seguida la toza,
con un esfuerzo desesperado la empujó hasta que sus compañeros pudieron
agarrarla desde el otro borde, y por encima del restablecido puente pasaron los
soldados españoles, salvando la situación.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Empezó entonces una de las más
tremendas luchas cuerpo a cuerpo que registra la historia de América. Peleando
en proporción de uno contra diez; mezclados entre una turba de salvajes que
daban alaridos y luchaban con el frenesí de la desesperación; acuchillados con
armas melladas; aturdidos por los golpes de maza; acribillados por las erizadas
flechas; agotados, exhaustos y cubiertos de sangre, Zaldívar y su puñado de
héroes se abrieron camino, pulgada a pulgada, paso a paso, usando sus mosquetes
pesados como mazas; hiriendo con sus chafarotes [espada ancha o muy larga];
parando mortales golpes y arrancando las barbadas flechas de sus trémulas
carnes. ¡Iban avanzando, avanzando siempre; lanzando valerosos el grito de
guerra de Santiago; acorralando a su tenaz enemigo con valor todavía más tenaz;
hasta que, al fin, los indios, convencidos de que aquellos no eran enemigos
humanos, huyeron a refugiarse en sus casas, semejantes a fortalezas, pudiendo
así alentar los españoles! Otras tres veces se leyó la intimación a rendirse
ante aquellas extrañas viviendas de cerca de mil pies de largo cada una y que
parecían tramos de una gigante escalinata labrada en una sola roca. Aun
entonces deseaba Zaldívar evitar más derramamiento de sangre y pidió que sólo
le entregasen, para castigarlos, a los asesinos de su hermano y de sus
compatriotas. Todos los demás que se rindiesen y se hiciesen súbditos del «Rey,
nuestro Señor», serían bien tratados. Pero los tercos indios, como lobos
heridos en su madriguera, se mantuvieron parapetados en sus casas y rehusaron
toda proposición de paz.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El risco fue tomado; pero
quedaba aún la ciudad. Cada pueblo de los indios era una verdadera fortaleza, y
Zaldívar tuvo que atacar a Acoma casa por casa, habitación por habitación. El
pequeño pedrero fue colocado enfrente de la primera fila de casas, y pronto
empezó a hacer disparos con alguna lentitud. Al derrumbarse las paredes de
adobe bajo el constante cañoneo de las balas de piedra, sólo formaban grandes
barricadas de tierra que ni siquiera podría atravesar nuestra moderna
artillería, y cada casa tenía que tomarse separadamente a punta de espada.
Algunas de las casas derruidas se incendiaban con la lumbre de sus fogones, y
no tardó en cubrir la ciudad un humo asfixiante, del cual salían los gritos de
las mujeres y de los niños y los provocadores alaridos de los guerreros. El
humanitario Zaldívar hizo cuanto pudo para salvar a las mujeres y a los niños,
con gran peligro de sí mismo; pero muchos perecieron bajo las paredes
derrumbadas de sus propias casas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El terrible asalto duró hasta
el mediodía del veinticuatro de enero. De vez en cuando partidas de guerreros
realizaban salidas, tratando de abrirse paso por entre las filas de españoles.
Muchos, en su desesperación, se lanzaron desde lo alto del risco, pereciendo
estrellados al pie del mismo. Sólo dos indios de los que dieron tan pasmoso
salto sobrevivieron, tan milagrosamente como los cuatro españoles de la primera
matanza, y también como ellos lograron salvarse.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Por fin, al mediodía del
tercero, los viejos salieron pidiendo clemencia, y ésta les fue concedida en el
acto. En el momento en que se rindieron, se olvidó su rebeldía y se perdonó su
traición. Ya no hubo necesidad de más castigo. Los cabecillas que causaron la
muerte del hermano de Zaldívar habían muerto, como también casi todos sus
aliados navajos. Fue aquella la lucha más sangrienta que se ha conocido en
Nuevo Méjico. En aquellos tres días de combate tuvieron los indios quinientos
muertos y muchos heridos, y de los españoles supervivientes, no hubo uno que no
quedase para toda la vida con horrendas cicatrices como recuerdos de Acoma.
Quedó la ciudad tan destrozada que tuvo que construirse de nuevo, y el
infinito trabajo con que los pacientes indios habían subido a lo alto del risco
sobre sus espaldas todas las piedras y la madera y la arcilla necesarias para
construir una ciudad de casas de varios pisos, para cerca de mil almas, tenía
que repetirse. También sus cosechas y todas las provisiones que tenían
almacenadas, en obscuros aposentos de aquellas casas con terrados, habían
quedado destruidas y era necesario reponerlas. En verdad que «los de arriba»
habían enviado un terrible castigo a aquel pueblo por su traición a Juan de
Zaldívar.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuando sus hombres se hubieron
recuperado lo bastante de sus heridas, Vicente de Zaldívar, héroe del asalto
más prodigioso que refiere la historia, regresó victoriosamente a San Gabriel
de los Españoles, llevando consigo ochenta muchachas de Acoma, que envió a las
monjas de Méjico para que las educasen. ¡Qué gritería debió de armarse en las
murallas de la pequeña colonia cuando sus ansiosos atalayas vieron por fin su
pequeño ejército de guerreros, pálidos y cubiertos de andrajos, regresar
lentamente a sus hogares, caminando sobre la nieve y montados en flacos
jamelgos!<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los demás indios Pueblo, que
habían estado en acecho como los gatos, escondiendo las uñas, pero con todos
sus músculos prontos a saltar, quedaron paralizados de espanto. Esperaban ver a
los españoles derrotados, ya que no aplastados, en Acoma, y entonces un rápido
levantamiento de todas las tribus hubiera acabado con todos los invasores. Pero
había sucedido lo imposible. ¡Ahko, la orgullosa ciudad encumbrada de los
Queres! ¡Ahko, la rodeada de riscos, la inexpugnable, había caído en poder de
los pálidos extranjeros! ¡Sus bravos guerreros habían perecido; sus fuertes
casas eran un montón de humeantes ruinas; su riqueza se había perdido; su
pueblo estaba casi borrado de la faz de la tierra! ¿Cómo luchar contra «hombres
tan poderosos», contra aquellos extraños brujos a quienes debían proteger «los
de arriba», pues de otro modo no podrían hacer tan sobrehumanas proezas?
Relajados sus encogidos nervios, el gran gato empezó a runrunear como si
nunca hubiese soñado en coger ratones. Ya no se pensó más en rebelarse contra
los españoles, y los indios hasta se esforzaron en aquistarse el favor de
aquellos terribles extranjeros. Le llevaron a Oñate la noticia del asalto de
Acoma algunos días antes de que Zaldívar y sus héroes regresasen a la pequeña
colonia, y fueron asaz villanos para entregarle dos indios Queres que, huyendo
de aquel espantoso combate, se habían refugiado entre ellos. En adelante, los
Pueblo no dieron ya que hacer al gobernador Oñate.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero los de Acoma no parecieron
tomar la lección tan a pecho como los otros. Quedaron demasiado destrozados y
quebrantados para pensar en otra guerra con sus invencibles enemigos; no
obstante, mostraron una implacable hostilidad a los españoles por espacio de
treinta años, hasta que fue la ciudad conquistada de nuevo mediante una
heroicidad tan brillante como la de Zaldívar, aunque de muy distinta manera.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1629, Fray Juan Ramírez, «el
apóstol de Acoma», salió solo de Santa Fe para fundar una misión en la encumbrada
ciudad de feroces bárbaros. Se le ofreció una escolta de soldados, pero él la
rehusó y salió a pie, enteramente solo y sin más armas que su crucifijo.
Recorriendo con dificultad su penoso y arriesgado camino, llegó al cabo de
muchos días al pie de la gran «isla» de roca, y empezó el ascenso. En cuanto
los indios vieron a una persona extraña, y de la gente que ellos aborrecían,
corrieron hasta el borde del risco y le lanzaron una lluvia de flechas, algunas
de las cuales atravesaron sus hábitos. En aquel momento, una niña de Acoma, que
estaba en el mismo borde de la ingente roca, se asustó al ver la saña de su
gente y, perdiendo el equilibrio, se despeñó al precipicio. Pero quiso la
Providencia que sólo cayese unas cuantas yardas sobre un reborde arenoso cerca
de donde estaba Fray Juan, y donde no podían verlos los indios, quienes
supusieron que había caído a la sima. Fray Juan se acercó a recogerla y la
llevó sana y salva hasta arriba, y al ver este aparente milagro, los
salvajes quedaron desarmados y lo recibieron como a un mago. El buen
hombre vivió solo en Acoma más de veinte años, amado por los naturales como un
padre, y enseñando a sus atezados conversos con tanto éxito, que con el tiempo
muchos de ellos sabían el catecismo y podían leer y escribir en español.
Además, bajo su dirección y con muchísimo trabajo, construyeron una gran
iglesia [la Misión de San Esteban del Rey, de ca. 1641]. Cuando murió, en 1664,
los acomas, que habían sido los indios más feroces, llegaron a ser los más
dóciles de Nuevo Méjico y los más adelantados en civilización. Pero pocos años
después de su muerte, ocurrió el levantamiento de todos los indios Pueblo, y
durante las largas y desastrosas guerras que se siguieron, fue destruida la
iglesia y desaparecieron, en gran parte, los frutos del trabajo del valiente
Fray Juan Ramírez. En aquella rebelión, Fray Lucas Maldonado, que era entonces
misionero en Acoma, fue asesinado por su rebaño el diez o el once de agosto de
1680. En noviembre de 1692, Acoma se rindió voluntariamente al reconquistador
de Nuevo Méjico, Diego de Vargas Zapata. Al cabo de pocos años, sin embargo, se
rebeló de nuevo, y en agosto de 1696, Vargas marchó contra la ciudad, pero no
pudo asaltarla. Gradualmente, los Pueblo fueron viviendo en paz con los humanitarios
conquistadores y llegaron a merecer la benevolencia con que constantemente se
les trataba. La misión fue restablecida en Acoma por el año 1700, y allí se
eleva hoy una enorme iglesia, que es una de las más interesantes del mundo,
dados el infinito trabajo y la paciencia con que fue construida. La última
tentativa de levantamiento de los indios Pueblo ocurrió en 1728; pero en ella
no tomó parte Acoma.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La curiosa escalera de piedra
por la que Fray Juan Ramírez subió la primera vez a su peligrosa parroquia bajo
una lluvia de flechas, todavía la usan los habitantes de Acoma, quienes le han
dado el nombre del «camino del Padre».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></h2>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">V<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">EL SOLDADO POETA</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero retrocedamos un poco. El
joven oficial que dio aquel soberbio salto sobre el tajo de Acoma [el 23 de
enero de 1599], que repuso la toza para hacer puente y salvó de este modo la
vida a sus camaradas, e indirectamente a todos los españoles de Nuevo Méjico, fue
el capitán Gaspar Pérez de Villagrán (Gaspar de Villagrá / Puebla de los
Ángeles, Nueva España, 1555 – Océano Atlántico, nov 1620). Era muy culto, había
obtenido el grado de bachiller en una Universidad española, era joven,
ambicioso, valiente y un verdadero atleta. Fue un héroe entre los héroes del
Nuevo Mundo, y un cronista a quien mucho debe la historia. Los seis ejemplares
existentes del pequeño y grueso volumen en pergamino que contiene su histórico
poema de treinta y cuatro heroicos cantos, valen cada uno de ellos muchas veces
su peso en oro. ¡Lástima grande que no haya habido un Villagrán para cada una
de las campañas de los exploradores de América, que nos diese más detalles de
aquellos sobrehumanos peligros y sufrimientos, pues la mayoría de los cronistas
de la época tratan de esos episodios tan brevemente como describiríamos nosotros
un paseo de Nueva York a Brooklyn!<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El salto del tajo no fue la
única parte que tomó el capitán Villagrán en el sangriento combate de Acoma, en
el invierno de 1598-99. Estuvo a punto de ser víctima de la primera matanza, en
la que Juan de Zaldívar y sus hombres perecieron, y se escapó de aquel lance
sólo para sufrir penalidades tan terribles como la muerte.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En el otoño de 1598, cuatro
soldados desertaron del pequeño ejército de Juan de Oñate en San Gabriel y el
gobernador envió a Villagrán con tres o cuatro soldados para arrestarlos. No
sabemos lo que diría hoy un <i>sheriff</i> si le mandasen perseguir a
cuatro malhechores en un recorrido de mil millas por un desierto como aquel y
con una fuerza tan pequeña. Pero el capitán Villagrán siguió la pista de los
desertores, y después de perseguirlos por más de novecientas millas, los
alcanzó al sur de Chihuahua (Méjico). Los desertores hicieron una feroz
resistencia. Dos fueron muertos por los soldados y dos se escaparon. Villagrán
dejó allí su pequeña fuerza y desanduvo solo las peligrosas novecientas millas.
Llegado al pueblo de Puaray, en la margen occidental del Río Grande, frente a
Bernalillo, supo que su jefe Oñate acababa de marchar hacia el oeste, en su
peligroso viaje a Moqui<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn56" name="_ftnref56" style="mso-footnote-id: ftn56;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[56]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(finales de 1598), el cual ya hemos descrito. Villagrán se volvió en el acto
hacia el oeste saliendo solo para seguir y alcanzar a sus compatriotas. La
pista era fácil de seguir, porque los españoles tenían los únicos caballos que
había en lo que es hoy los Estados Unidos; pero aquel solitario caminante que
la iba rastreando, se vio continuamente rodeado de peligros y sufrimientos.
Llegó a la vista de Acoma justamente después de la matanza de Juan de Zaldívar
y del tremendo salto de los cinco españoles [ocurridos el 4 de diciembre de
1598]. Los supervivientes ya se habían alejado de aquel sitio fatal, y cuando
los habitantes vieron a un español que se acercaba solo, bajaron de su
ciudadela roqueña para rodearle y darle muerte. Villagrán no tenía armas de
fuego, sino únicamente su espada, una daga y un escudo. Aun cuando ignoraba los
terribles sucesos que acababan de ocurrir, le inspiró recelos la manera como
los salvajes trataban de envolverle, y aun cuando su caballo renqueaba por
efecto de su larga jornada, lo espoleó para ponerlo al galope y luchó,
abriéndose paso por entre el círculo que iban estrechando los indios. Continuó
su fuga hasta muy entrada la noche, describiendo un largo circuito, para no
acercarse a la ciudad, y al fin descendió, exhausto, de su también exhausto
caballo, y se tendió a descansar sobre la dura tierra. Cuando despertó
caía una gran nevada, y se encontró medio sepultado bajo la fría y blanca
nieve. Montando de nuevo, avanzó en la obscuridad para alejarse todo lo posible
de Acoma, antes de que lo denunciase la luz del día. De repente, caballo y
jinete cayeron en un hondo pozo que los indios habían abierto para que sirviese
de trampa, cubriéndolo con ramas y tierra. En la caída se mató el pobre
caballo, y Villagrán quedó maltrecho y aturdido. Por fin logró salir del pozo,
con gran contento de su fiel perro, que estaba sentado aullando y tiritando al
borde de aquél. El soldado poeta habla muy tiernamente de aquel mudo compañero
de su larga y peligrosa jornada, y es evidente que lo quería con un cariño que
sólo un hombre valiente puede profesar y un fiel perro merecer.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Emprendiendo de nuevo la marcha
a pie, pronto perdió Villagrán el camino en aquel desierto sin huellas ni
veredas. Durante cuatro días y cuatro noches anduvo errante, sin un bocado que
comer y sin una gota de agua, pues ya se había derretido la nieve. Muchos
hombres han hecho más largos ayunos entre iguales sufrimientos; pero sólo los
que han experimentado sed en tierras áridas, pueden tener una remota idea de lo
que significa vivir noventa y seis horas sin agua. Dos días de aquella sed
suele ser fatal a muchos hombres fuertes, y es poco menos que milagroso que
Villagrán pudiese resistirla cuatro días. Por fin, casi muriendo de sed, con la
lengua seca e hinchada, y dura y áspera como una lima, saliéndole fuera de los
dientes, se vio en la triste necesidad de matar a su fiel perro, lo cual hizo
con lágrimas de varonil remordimiento. Llamando al pobre animal hacia sí, lo
despachó con su espada y ansiosamente apuró la sangre caliente. Esto le dio
fuerzas para arrastrarse un poco más, y cuando ya iba a dejarse caer sobre la
arena para morir, divisó un pequeño hoyo en una gran roca, a poca distancia.
Arrastrándose débilmente hasta llegar allí, descubrió con júbilo que había
quedado en la cavidad un poco de agua de nieve. Esparcidos alrededor había unos
cuantos granos de maíz, que le parecieron llovidos del cielo, y los devoró
famélicamente.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Había abandonado ya toda
esperanza de alcanzar a su jefe, y decidió retroceder y andar las terribles
doscientas millas que le separaban de San Gabriel. Pero ya no podía su cuerpo
obedecer por más tiempo a su heroico espíritu, y hubiera perecido
miserablemente junto al pequeño tanque de la roca, a no ser por una extraña
casualidad.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Mientras estaba allí tendido,
sin ánimo y sin fuerzas, oyó súbitamente voces que se acercaban. Supuso que los
indios habían rastreado su pista, y se dio por perdido, porque se sentía
demasiado débil para luchar. Pero al fin llegaron a su oído acentos españoles,
y aun cuando eran voces ásperas y broncas de soldados, con toda seguridad
debieron de parecerle los sonidos más dulces del mundo. Sucedió que la noche
anterior, algunos de los caballos del campamento de Oñate se habían extraviado,
y un pelotón de soldados salió en busca de ellos. Siguiendo sus huellas,
llegaron cerca del sitio donde el capitán Villagrán se hallaba tendido. Por
fortuna le vieron, pues él no podía ni gritar ni correr tras ellos. Con sumo
cuidado levantaron al oficial herido y lo llevaron al campamento, y allí, con
los solícitos cuidados de hombres barbudos, recuperó lentamente sus fuerzas y
con el tiempo volvió a ser el osado atleta de otros tiempos. Acompañó a Oñate
en su larga marcha por el desierto, y pocos meses después estuvo presente en el
asalto de Acoma y realizó la pasmosa proeza que se cita como una de las
heroicidades más notables en la historia del Nuevo Mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2><span style="font-family: times;"><span style="color: black; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span> </span></h2>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">VI<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">LOS MISIONEROS EXPLORADORES</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pretender narrar la historia de
la exploración española de las Américas sin dedicar especial atención a los
misioneros exploradores, sería hacerles poca justicia y dejar incompleta la
historia. En esto, aún más que en otras fases, la conquista fue ejemplar. El
español no tan sólo descubrió y conquistó, sino que, además, convirtió. Su celo
religioso no le iba en zaga a su valor. Como ha sucedido con todas las naciones
que han entrado en nuevas tierras, y como sucedió con nosotros mismos en la que
ocupamos, su primer paso tuvo que ser la sujeción de los naturales que se le
oponían. Pero no bien hubo castigado a esos feroces indios, empezó a tratarlos
con grande y noble clemencia, que aún hoy no se prodiga y que en aquella cruel
época del mundo era casi desconocida. Nunca dejó sin hogar a los atezados
[ennegrecidos] indígenas de América ni los fue arrollando, ni acorralando
delante de él, sino que, por el contrario, les protegió y aseguró por medio de
leyes especiales la tranquila posesión de sus tierras para siempre. Debido a
las generosas y firmes leyes dictadas por España hace tres siglos, nuestros
indios más interesantes e interesados, los «Pueblo», gozan hoy completa
seguridad en sus posesiones, mientras que casi todos los demás (que nunca
estuvieron enteramente bajo el dominio de España), han sido de vez en cuando
arrojados de las tierras que nuestro gobierno solemnemente les había concedido.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Esa era la ventaja de un
régimen de Indias que no obedecía a la política, sino a los invariables
principios de humanidad. Primero se exigía al indio que fuese obediente a
su nuevo gobierno. No se le podía enseñar la obediencia a todas las cosas de
una vez; pero debía al menos abstenerse de matar a sus nuevos vecinos. Tan
pronto como aprendía esta lección, se le protegía en sus derechos sobre su
hogar, su familia y sus bienes. Entonces, y tan rápidamente como podían hacer
esa vasta labor el ejército de misioneros que dedicaban su vida a esa peligrosa
tarea, se le educaba en los deberes de ciudadanía y de la religión cristiana.
Es casi imposible para nosotros, en estos pacíficos tiempos, comprender lo que
significaba convertir entonces medio mundo de indios. En nuestra parte de
Norteamérica nunca ha habido tribus tan terribles como encontraron los
españoles en Méjico y en otras tierras más al sur. Nunca pueblo alguno llevó a
cabo en ninguna parte tan estupenda labor como la que realizaron en América los
misioneros españoles. Para empezar a comprender las dificultades de aquella
conversión, debemos primero leer una horripilante página de la historia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Muchos indios y pueblos
salvajes profesan religiones tan distintas de la nuestra como son sus
organizaciones sociales. Pocas tribus hay que sueñen con un Ser Supremo. La
mayoría de ellos adora muchos dioses; dioses cuyos atributos son muy parecidos
a los del mismo adorador; dioses tan ignorantes y crueles y traidores como él.
Es una cosa horrenda estudiar esas religiones, y ver qué cualidades tan
tenebrosas y repulsivas puede deificar la ignorancia. Los despiadados dioses de
la India que se supone que se deleitan aplastando a miles de sus fieles bajo
las ruedas del carro Juggernaut, y con el sacrificio de niños al Ganges y de
jóvenes viudas a la hoguera, son buena muestra de lo que puede creer una mente
descarriada. Pues bien; los horrores de la India tenían su paralelo en América.
Las religiones de nuestros indios del norte tenían muchos ritos sorprendentes y
terribles; pero eran inocentes y civilizados si se comparan con los monstruosos
que se observaban en Méjico y la América del Sur. Para comprender algo de
lo que tuvieron que combatir los misioneros españoles en América, aparte
del peligro común a todos, echemos una ojeada al estado de cosas en Méjico
cuando ellos llegaron.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los Naturales, o Aztecas, y
otras tribus indias parecidas del antiguo Méjico, observaban el credo pagano
general a todos los indios de América, con algunos horrores que ellos le
añadían. Estaban en un constante y ciego terror de sus innumerables dioses
salvajes, pues para ellos todo lo que no podían ver y entender, y casi todo lo
que veían y entendían, era una deidad. Lo que no podían concebir era un dios
que les inspirase amor: debía ser siempre algo que les inspirase miedo; pero un
miedo mortal. Todo su objeto en la vida era esquivar los crueles golpes de una
mano invisible; era aplacar algún dios terrible que no podía amar, pero a quien
se podía sobornar para que no causase daño. No podían imaginar una verdadera
creación, ni que pudiese haber <i>algo</i> sin tener padre ni madre:
las estrellas y las piedras y los vientos y los dioses tenían que nacer lo
mismo que los hombres. Su «cielo», si ellos hubiesen podido entender lo que
significa esta palabra, estaba atestado de dioses, cada uno tan individual y
personal como nosotros; con más poder que nosotros, pero con las mismas
debilidades y pasiones y pecados. En realidad, habían inventado y arreglado los
dioses según su propia forma salvaje, dándoles los poderes que deseaban para sí
mismos; pero eran incapaces de atribuirles virtudes que no podían comprender.
Así también, para juzgar lo que podría agradar a sus dioses, se guiaban por lo
que a ellos les placía. Tomar cruenta venganza de sus enemigos; robar y matar,
o recibir tributo para dejar de robar y de matar; vestirse ricamente y comer
bien; estas y otras cosas parecidas, que ellos consideraban como las más altas
ambiciones personales, creían que de igual modo agradarían a «los de arriba». Y
así consagraban la mayor parte de su tiempo y de su afán en sobornar a esos
extraños dioses, que les causaban más terror que los indígenas vecinos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Su idea de un dios la
expresaban gráficamente en los grandes ídolos de piedra que antes
abundaban en Méjico, y algunos de los cuales se conservan todavía en los
museos. Son, por lo general, de tamaño heroico, y están labrados con mucho esmero
en piedra sumamente dura, pero sus cuerpos y sus caras son indeciblemente
horribles. Un ídolo como el del grotesco Huitzilopochtli era una cosa tan
espantosa como no pudo jamás inventarla el ingenio humano; y la misma repulsiva
fealdad se ve en todos los ídolos mejicanos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Se atendía a estos ídolos con
un cuidado sumamente servil, y se les vestía con los ornamentos más costosos
que podía procurarse la riqueza de los indios. Sobre esas grandes pesadillas de
piedra se colgaban con profusión largos collares de turquesas, que era la joya
más preciada de los aborígenes americanos, y preciosos mantos de brillantes
plumas de pájaros tropicales y conchas de iridiscentes colores. Millares de
hombres dedicaban su vida a cuidar de esas mudas deidades, y se humillaban y
atormentaban de un modo indecible para agradarles.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero ni los regalos ni los
cuidados eran bastantes. De un dios como esos había que temer también que
traicionase a los amigos. Había que llevar más lejos el soborno. Todo lo que al
indio le parecía valioso lo ofrecía a su dios para tenerle propicio, y como la
vida humana era la cosa de más valor a los ojos del indio, esa era su ofrenda
más importante, y llegó a ser la más frecuente. Un indio no consideraba un
crimen el sacrificar una vida para agradar a uno de sus dioses. No tenía idea
de recompensa o castigo después de la muerte, y llegó a considerar el
sacrificio humano como una institución legítima, moral y hasta divina. Con el
tiempo llegaron a consumarse casi a diario esos sacrificios en cada uno de los
numerosos templos. Era la forma más estimada del culto: era tan grande su
importancia, que los oficiales o sacerdotes tenían que pasar por un aprendizaje
más oneroso que cualquier ministro de la religión cristiana. Sólo podían llegar
a ocupar ese puesto prometiendo y manteniendo una incesante y terrible
práctica de privaciones y mutilaciones de su cuerpo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Se ofrecían vidas humanas no
tan sólo a uno o dos de los ídolos principales de cada comunidad, sino que cada
población tenía, además, fetiches menores, a los que se hacía esta clase de
sacrificios en determinadas ocasiones. Tan arraigada estaba la costumbre del
sacrificio, y se consideraba tan corriente, que cuando Cortés llegó a Cempohual
[Zempoala, en el Estado de Veracruz], los indígenas no concibieron otro modo de
recibirle con bastantes honores, y muy cordialmente propusieron ofrendarle
sacrificios humanos. Excusado es decir que Cortés rehusó con energía esa
muestra de hospitalidad.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Esos ritos se verificaban casi
siempre en los teocalis, o montículos para sacrificios, de los cuales había uno
o más en cada población india. Eran grandes montones artificiales de tierra en
forma de pirámides truncadas y recubiertos de piedra. Tenían de cincuenta a
doscientos pies de altura, y algunas veces varios centenares de pies cuadrados
en su base. En la parte superior de la pirámide había una pequeña torre, que
era la obscura capilla donde se encerraba el ídolo. La grotesca faz de la
pétrea deidad miraba una piedra cilíndrica que tenía una cavidad en forma de tazón
en la parte superior, y era el altar o piedra del sacrificio. Esa piedra era
usualmente labrada, algunas veces con muchos detalles y esmerada mano de obra.
El famoso «calendario azteca de piedra» que se halla en el Museo Nacional de
México y que en un tiempo dio pie a tan extrañas conjeturas, es meramente uno
de esos altares para sacrificios, de época anterior a Cristóbal Colón. Es un
ejemplar notabilísimo de piedra labrada por los indios.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El ídolo, las paredes
interiores del templo, el piso y el altar estaban siempre humedecidos con el fluido
más precioso de la tierra [la sangre]. En el tazón ardían en rescoldo corazones
humanos. Magos vestidos de negro, con sus rostros también ennegrecidos y con
círculos blancos pintados alrededor de los ojos y de la boca, con los cabellos
empapados en sangre, con las caras cortadas por incesantes mortificaciones,
iban continuamente de un lado para otro, vigilando de día y de noche,
siempre listos para las víctimas que aquella horrenda superstición llevaba al
altar. Solían elegirse las víctimas de entre los prisioneros de guerra y los
esclavos que, como tributo, cedían las tribus conquistadas; y el contingente
era enorme. A veces en un día señalado se sacrificaban quinientas víctimas en
un solo altar. Se les extendía desnudos sobre la piedra de sacrificios y se les
descuartizaba de una manera demasiado horrible para describirla aquí. Sus
corazones palpitantes se ofrendaban al ídolo, y después se arrojaban al gran
tazón de piedra, mientras que los cuerpos eran lanzados a puntapiés, escaleras
abajo, hasta que iban a parar al pie de la pirámide, donde eran arrebatados por
una ávida muchedumbre. Los mejicanos no eran ordinariamente tan caníbales, ni
gustaban de serlo, pero devoraban aquellos cuerpos como parte de su repulsiva
religión.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Repugna entrar en más detalles
acerca de esos ritos: bastante queda dicho para dar una idea de la barrera
moral que encontraron los misioneros españoles cuando fueron a enseñar a tan
sanguinarios indígenas un evangelio que predica el amor y la universal
fraternidad de los hombres. Semejante credo era tan incomprensible para los
indios, como lo sería para nosotros el decirnos que lo negro es blanco: la
lucha para hacérselo comprender fue una de las más enormes y, al parecer,
imposibles que ha emprendido maestro alguno. Antes de que los misioneros
pudiesen lograr que los indios escuchasen siquiera el catecismo, y mucho menos
entenderlo, tenían que dedicarse a la peligrosa tarea de probar lo falso que
era su paganismo. El indio creía absolutamente en el poder de su sangriento
dios de piedra. Estaba seguro de que, si abandonaba su ídolo, le castigaría y
destruiría, y por consiguiente no quería creer nada contrario a su religión. El
misionero no solamente tenía que decirle: «Tu ídolo es impotente; no puede
hacer daño a nadie; no es más que una piedra, y si lo pateas no puede
castigarte», sino que además había de probarlo. Ningún indio era tan temerario
que quisiese hacer el experimento, y el nuevo maestro tenía que
demostrarlo él mismo. Por supuesto que ni siquiera podía hacer esto al
principio, porque si hubiese empezado su labor catequista maltratando a uno de
aquellos grotescos dioses de pórfido, los «sacerdotes» de éste lo hubieran
asesinado en el acto. Pero, cuando los indios vieron al fin que ningún poder
sobrenatural aplastaba al misionero por hablar mal de sus dioses, ya se había
dado el primer paso. Gradualmente pudo después tocar el ídolo, y vieron que
también quedaba ileso. Por último, derrumbó y rompió las crueles imágenes, y
los atónitos y aterrorizados devotos empezaron a dudar y a despreciar las
cobardes deidades a quienes habían servido de esclavos, y a las que un extraño
podía insultar y maltratar impunemente. Sólo empleando esta ruda lógica, que
era la que los envilecidos indios podían entender, los misioneros españoles
lograron probarles que el sacrificio humano era un error de los hombres y no la
voluntad de «los de arriba». Fue un maravilloso adelanto el extirpar ésta, que
era la peor práctica de la religión de los indios, la cual había arraigado a
través de varios siglos de constante observancia. Pero los apóstoles españoles
estaban a la altura de su misión, y la infinita fe y el celo y paciencia con
que finalmente abolieron el sacrificio humano en Méjico, llevó gradualmente,
paso a paso, a la conversión de los indígenas de un continente y medio al cristianismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">VII<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">LOS FUNDADORES DE IGLESIAS<br />
EN NUEVO MÉJICO</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Para dar siquiera un bosquejo
de la obra realizada por los misioneros españoles en ambas Américas se
necesitaría llenar varios volúmenes. Lo más que podemos hacer aquí es tomar
como muestra una hoja de tan fascinador como formidable relato, y para ello
describiré brevemente lo que se hizo en una región que nos es particularmente
interesante: la provincia de Nuevo Méjico. Hubo muchas otras comarcas en que fue
preciso vencer todavía mayores obstáculos, en que perdieron la vida, sin
quejarse, muchos más mártires y en que lucharon desesperadamente más
generaciones; pero lo mejor será tomar un modesto ejemplo, especialmente uno
que tanta relación tiene con nuestra historia nacional.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Nuevo Méjico y Arizona,
verdaderos países de maravillas de los Estados Unidos, fueron descubiertos,
como es sabido, en 1539, por aquel misionero español a quien todos los jóvenes
americanos debieran recordar con veneración: Fray Marcos de Nizza. Hemos
bosquejado también las proezas de Fray Juan Ramírez, Fray Juan de Padilla y
otros misioneros en aquella inhospitalaria tierra, y se habrá podido formar
idea de las penalidades que eran comunes a todos sus cofrades; porque las
tremendas jornadas, la abnegación en la soledad, el amoroso celo y muy a menudo
la muerte cruel de esos hombres, no eran excepciones, sino ejemplos corrientes
de lo que tenía que esperar un apóstol en el sudoeste.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En todas partes ha habido
misioneros cuyos rebaños fueron tan desagradecidos y crueles; pero pocos o
ninguno que se hallasen en regiones tan apartadas e inaccesibles. Nuevo Méjico fue
por espacio de trescientos cincuenta años, y lo es aún hoy día, en su mayor
parte un páramo, salpicado de unos pocos pequeños oasis. A la gente de los
Estados del Este, un desierto les parece que ha de estar sumamente lejos; pero
en nuestra región del Sudoeste hay en la actualidad cientos de miles de millas
cuadradas donde el viajero fácilmente muere de sed y donde todos los años hay
infelices víctimas de ese horrendo martirio. Aun ahora pueden hallarse
penalidades y peligros en Nuevo Méjico; pero hubo un tiempo en que fue uno de
los más crueles desiertos imaginables. Apenas han transcurrido diez años desde
que se puso fin a las guerras y las hostilidades de los indios, que duraron sin
cesar por más de tres siglos. Cuando el colono o el misionero español salía de
Nueva España para atravesar un desierto de mil millas y sin caminos, con rumbo
a Nuevo Méjico, su vida se hallaba en constante riesgo, y no pasaba un día en
que no se hallase en peligro en aquella provincia salvaje. Si conseguía no
morir de sed o de hambre durante el camino; si no perecía a manos de los
despiadados apaches, se instalaba en el vasto erial, tan lejos de cualquier
otro hogar de gente blanca como Chicago lo está de Boston. Si era misionero, se
quedaba, por regla general, solo con un rebaño de centenares de crueles indios;
si era soldado o labrador, tenía de doscientos a mil quinientos amigos en una
superficie tan extensa como Nueva Inglaterra, Nueva York, Pensilvania y Ohio
juntos, en medio de cien mil cobrizos enemigos, cuyos gritos de guerra era
probable que oyese a cada momento, sin llegar nunca a olvidarlos. Vino pobre y
pudo hacerse rico en aquel árido suelo. Aun al principio del siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XIX</span></span>, cuando
alguien empezó a tener grandes rebaños de carneros, con frecuencia quedaban sin
una res por una incursión nocturna de apaches o de navajos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Esa era la situación de Nuevo
Méjico cuando llegaron los misioneros, y así poco más o menos se
mantuvo por más de trescientos años. Si el hombre más ilustrado y
optimista del Viejo Mundo hubiese podido ver con los ojos de la inteligencia
aquella tierra infecunda, nunca hubiera podido soñar que no tardaría aquel
desierto en verse poblado de iglesias, pero no de pequeñas capillas de troncos
o de adobe, sino de edificios de piedra de sillería, cuyas ruinas se ven hoy y
son las más imponentes de Norteamérica. Pero así fue; ni el desierto ni los
indios pudieron frustrar aquel fervoroso celo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La primera iglesia alzada en lo
que hoy se llama Estados Unidos, fundóla en San Agustín (Florida) Fray
Francisco de Pareja, en 1560; pero medio siglo antes había ya muchas otras
iglesias españolas en América. Los varios sacerdotes que Coronado llevó consigo
a Nuevo Méjico, en 1540, hicieron muy buena labor catequista; pero pronto
fueron muertos por los indios. La primera iglesia de Nuevo Méjico, segunda en
los Estados Unidos, la fundaron en septiembre de 1598 los diez misioneros que
acompañaron al colonizador Juan de Oñate. Fue una pequeña capilla, edificada en
San Gabriel de los Españoles (que ahora se llama Chamita). San Gabriel quedó
desierto en 1605, y entonces Oñate fundó Santa Fe, aun cuando es probable que
todavía se utilizase la capilla de vez en cuando. Con el tiempo, sin embargo,
se desmoronó. Todavía eran visibles en 1680 las ruinas de aquella venerable y
antigua iglesia; pero ahora apenas puede distinguirse. Una de las primeras
cosas que se hicieron después de establecer la nueva ciudad de Santa Fe, fue,
naturalmente, construir una iglesia, y allí, en 1606, se erigió la tercera de
los Estados Unidos. No llenó por mucho tiempo las necesidades de la colonia, y
en 1622, Fray Alonso de Benavides, el historiador, puso los cimientos de la
iglesia parroquial de Santa Fe, que se terminó en 1627. El templo de San Miguel
en la misma antigua ciudad, se construyó después de 1636. Sus primitivos muros
se conservan todavía y forman parte de una iglesia que sirve hoy día para el
culto. Fue parcialmente destruida durante la rebelión de los indios Pueblo en
1680, y restaurada en 1710. La nueva catedral de Santa Fe está construida
sobre los restos de la más antigua parroquia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1617, tres años antes de que
desembarcasen los peregrinos en Plymouth Rock, había ya once iglesias dedicadas
al culto en Nuevo Méjico. Santa Fe era la única población española; pero había
también iglesias en los peligrosos pueblos indios de Galisteo y Pecos, dos en
Jemez (cerca de cien millas al oeste de Santa Fe y en un terrible desierto),
Taos (casi a igual distancia al norte), San Ildefonso, Santa Clara, Sandia, San
Felipe y Santo Domingo. Era una asombrosa proeza para cada misionero solitario,
porque no tenían apoyo civil ni militar en sus parroquias, el inducir tan
pronto a su bárbaro rebaño a construir una iglesia de piedra para adorar allí
al nuevo Dios blanco. Las dos iglesias de Jemez hubieron de abandonarse en
1622, por la incesante hostilidad de los navajos, los cuales desde tiempo
inmemorial habían desolado aquella región; pero fueron ocupadas de nuevo en
1626. Los españoles, por lo que toca a la construcción de hogares, se vieron
limitados, por las imposiciones del desierto, al valle del Río Grande, que
corre de norte a sur por el centro de Nuevo Méjico. Pero sus misioneros no
reconocieron ese límite. Donde las colonias no podían vivir, ellos podían orar
y enseñar, y muy pronto empezaron a penetrar en los desiertos que se extienden
a gran distancia a ambos lados de aquella estrecha faja de tierra colonizable.
En Zuñi, muy al oeste del río, y a trescientas millas de Santa Fe, los
misioneros se habían establecido ya por el año 1629. Pronto tuvieron seis
iglesias en seis de las «Siete Ciudades de Cibola» (poblaciones Zuñi), de las
cuales la situada en Chyánahue [Halona Pueblo] todavía está admirablemente
conservada y en el mismo período se habían establecido doscientas millas más
adentro del desierto, y construido allí tres iglesias entre las pasmosas
ciudades situadas en los riscos de Moqui [al NE de Arizona].<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En la parte baja del Río Grande
notábase igual actividad. En el antiguo pueblo de San Antonio de Senecú, que
casi ha desaparecido ya, fundó en 1629 una iglesia Fray Antonio de Arqueaga y
este hombre valiente fundó otra en el mismo año en el pueblo de Nuestra
Señora del Socorro, hoy ciudad americana que lleva el nombre de esa Virgen. La
iglesia del pueblo de Picuries (Picuris), que estaba en las lejanías de las
montañas del norte, debió ser construida antes del año 1632, puesto que en esta
fecha fue enterrado en ella Fray Ascensión de Zárate. La iglesia de Isleta, que
está hacia el centro de Nuevo Méjico, fue construida antes de 1635. Unas
cuantas millas más arriba de Glorieta, pueden verse, desde las ventanas de
cualquier tren de la línea de Santa Fe, unas grandes e imponentes ruinas de
adobe, cuyos hermosos paredones sueñan en aquella encantadora solana. Es la
vieja iglesia del pueblo de Pecos, y aquellas paredes se erigieron hace
doscientos setenta y cinco años. El pueblo, que fue en su tiempo el mayor de Nuevo
Méjico, quedó desierto en 1840, y su gran plaza cuadrangular, rodeada de casas
indias de muchos pisos, está en completa ruina; pero por encima de sus montones
grises descuellan todavía los muros de la vieja iglesia, que se construyó antes
de que hubiese un sajón en Nueva Inglaterra. Conforme se ve, el «ladrillo de
barro», como algunos llaman despectivamente al adobe, no es una cosa tan
despreciable, si siquiera para arrostrar la intemperie de los siglos. Había una
iglesia en el pueblo de Nambé, por el año de 1642. En 1662 Fray García de San
Francisco fundó una iglesia en El Paso del Norte, en la actual frontera entre
Méjico y los Estados Unidos, y esa era una misión peligrosa, por hallarse a
centenares de millas de las colonias españolas, tanto del Viejo como del Nuevo
Méjico.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los misioneros también cruzaron
las montañas del este del Río Grande, y establecieron misiones entre los indios
Pueblo que vivían al borde de las grandes llanuras. Fray Jerónimo de la Llana
fundó la hermosa iglesia de Quarai, en 1642, y poco después se erigieron las de
Abo, Tenabo y Tavira o Tabira, más conocida ahora, aunque incorrectamente, con
el nombre de La Gran Quivira. Las iglesias de Quarai, Abo y Tavira son las
ruinas más grandiosas que hay en los Estados Unidos, y mucho más hermosas que
muchas que los americanos van a admirar al extranjero. La segunda y mayor
iglesia de Tavira, fue construida entre los años de 1660 y 1670, y casi al
mismo tiempo y en la misma región, si bien a muchas millas de distancia, en el
árido desierto, las iglesias de Tajique y Chililí (Chilili). Acoma, como es
sabido, tenía una misión permanente en 1629, y el misionero construyó una
iglesia. Además de todas las citadas, los pueblos de Zía, Santa Ana, Tesuque,
Pojoaque, San Juan, San Marcos, San Lázaro, San Cristóbal, Alameda, Santa Cruz
y Cochití tenían una iglesia cada uno por el año de 1680. Esto da una idea de
la eficacia del trabajo de los misioneros españoles. Un siglo antes del
nacimiento de nuestra nación, habían construido los españoles, en uno de
nuestros territorios, medio centenar de iglesias permanentes, casi todas de
piedra, y casi todas expresamente para beneficio de los indios. Esa labor de
los misioneros no ha tenido igual en ningún otro punto de los Estados Unidos,
hasta el presente; y en todo el país no habíamos construido en aquel tiempo
tantas iglesias para nosotros mismos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Una ojeada a la vida de los
misioneros que iban a Nuevo Méjico por entonces, antes de que hubiese quien
predicase en inglés en todo el hemisferio de occidente, presenta rasgos que
fascinan a cuantos admiran el heroísmo solitario, que no necesita ni aplauso ni
espectadores para mantenerse vivo. Ser valiente en el campo de batalla y en
casos de excitación parecida es muy fácil; pero es cosa muy distinta hacer una
heroicidad cuando nadie la presencia y en medio, no tan sólo de peligros, sino
de toda clase de penalidades y obstáculos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los misioneros que iban a Nuevo
Méjico tenían que salir, naturalmente, del Viejo Méjico, y antes que eso, de
España. Algunos de esos hombres tranquilos que vestían el hábito gris, habían
hecho ya tan largas jornadas y afrontado peligros tales, como no los han
conocido nunca los Stanleys de nuestra época. Tenían que procurarse sus
vestiduras y los ornamentos de la iglesia y pagarse el viaje desde Méjico a
Nuevo Méjico, pues desde un principio se había organizado un servicio
semianual de expediciones armadas a través del peligroso desierto que los
separaba. La tarifa era de doscientos sesenta y seis pesos, desembolso muy duro
para un hombre cuyo salario era de ciento cincuenta pesos al año (no pasaron
los salarios de esta cifra hasta 1665, en que se aumentaron hasta trescientos
treinta pesos, pagaderos cada tres años). No puede compararse ese estipendio
con el que se da hoy en nuestras iglesias de moda. Con esa mezquina paga, que
era todo lo que podía darle el sínodo, tenía que sufragar los gastos de su
persona y de la iglesia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Llegado al Nuevo Méjico después
de una peligrosa jornada (y tanto la jornada como el territorio ofrecían
todavía peligros en la presente generación), el misionero se dirigía primero a
Santa Fe. Allí su superior no tardaba en designarle una parroquia, y volviendo
la espalda a la pequeña colonia de sus compatriotas, el buen fraile recorría a
pie cincuenta, cien, o trescientas millas, según el caso, hasta llegar a su
nuevo y desconocido puesto. Algunas veces le acompañaba una escolta de tres o
cuatro soldados españoles; pero a menudo tenía que hacer aquel peligroso
recorrido enteramente solo. Sus nuevos feligreses lo recibían unas veces con
una lluvia de flechas y otras con un hosco silencio. Él no podía hablarles, y
tampoco ellos a él, y lo primero que tenía que hacer era aprender de aquellos
reacios maestros su extraña lengua; mucho más difícil de adquirir que el latín,
el griego, el francés o el alemán. Enteramente solo entre ellos, tenía que
depender de sí mismo y de los favores que de mal grado le hacía su rebaño para
las necesidades de la vida. Si decidían matarle, le era imposible hacer
resistencia. Si rehusaban darle alimento, tenía que morirse de hambre. Si
enfermaba o se imposibilitaba, no tenía más enfermeros ni doctores que aquellos
traicioneros indios. No creo que la historia presente otro cuadro de tan
absoluta soledad, desamparo y desconsuelo como era la vida de aquellos mártires
desconocidos, y por lo que toca a peligros, no ha habido hombre alguno que los
haya arrostrado mayores.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La manera de atender al
mantenimiento de los misioneros era muy sencilla. Además del pequeño
salario que le pagaba el sínodo, el pastor debía recibir algún auxilio de su
parroquia. Esa era una necesidad así moral como material. Es un principio,
reconocido en todas las iglesias, que el interés que en ellas se toma depende
en parte de las dádivas personales. Así, pues, las leyes españolas exigían de
los Pueblo la misma contribución a la iglesia que la establecida por Moisés.
Cada familia india tenía que dar el diezmo y las primicias de los frutos a la
iglesia, como los habían siempre dado a sus caciques paganos. Esto no era una
carga para los indios y mantenía el misionero con un modesto pasar. Por
supuesto que los indios no daban un diezmo; al principio daban lo menos que
podían. El alimento que llevaban al padre consistía en maíz, judías y
calabazas, con sólo un poquito de carne, que rara vez conseguían en la caza,
porque pasó mucho tiempo antes de que hubiese manadas de vacas o rebaños de
carneros que se la proporcionasen. También dependía de su insegura congregación
para que le ayudase a cultivar su pequeña huerta; para que le suministrase leña
con que calentarse en aquellas frías alturas, y hasta para que le diese agua,
pues no había allí acueductos ni pozos y era preciso ir a buscar el agua a
largas distancias y traerla en grandes jarras. Teniendo que depender por
completo, para su subsistencia, de gente tan sospechosa, recelosa y
traicionera, el buen hombre con frecuencia debía padecer hambre y frío.
Excusado es decir que no había tiendas, y si no podía obtener comestibles de
los indios, no tenía más remedio que morirse de hambre. La leña se hallaba en
algunos casos a veinte millas de distancia, como lo está hoy de Isleta. Y no
eran pocas sus tareas. No tan sólo tenía que convertir aquellos paganos al
cristianismo, sino además enseñarles a leer y escribir, a cultivar mejor sus
tierras y, en general, a trocar su barbarie por la civilización.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cuán difícil era esa labor,
apenas puede apreciarlo el estadista moderno; pero lo que costaba en sangre sí
lo comprenderá cualquiera. No se reducía todo a que de vez en cuando una
ingrata congregación matase a uno de esos hombres abnegados: eso era casi
una costumbre; ni tampoco que pecasen de ese modo una o dos poblaciones. Los
pueblos de Taos, Picuries (Picuris), San Ildefonso, Nambé, Pojoaque, Tesuque,
Pecos, Galisteo, San Marcos, Santo Domingo, Cochití, San Felipe, Puaray, Jemez,
Acoma, Halona, Hauicu, Ahuatui, Mishongenivi y Oraibe—veinte diferentes
poblaciones—, tarde o temprano asesinaron a sus respectivos misioneros. Algunos
de ellos reincidieron en el crimen varias veces. Hasta el año 1700, <i>cuarenta</i> de
esos pacíficos héroes grises habían sido inmolados por los indios en Nuevo
Méjico; dos de ellos por los apaches, y los demás por sus respectivas congregaciones.
De los últimos, uno fue envenenado; los otros sufrieron una muerte horrible y
cruenta. Todavía en el siglo pasado algunos misioneros fueron misteriosamente
envenenados con tósigos secretos, arte diabólico en que los indios eran y son
aún muy duchos; y cuando había muerto el misionero, los indios incendiaban la
iglesia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Conviene no perder de vista un
hecho muy importante. No tan sólo llevaron a cabo esos maestros españoles una
obra de catequesis como no se ha realizado en parte alguna, sino que, además,
contribuyeron grandemente a aumentar los conocimientos humanos. Había entre
ellos algunos de los más notables historiadores que América ha tenido, y eran
contados entre los hombres más doctos en todos los ramos del saber,
especialmente en el estudio de las lenguas. No eran meros cronistas, sino
versados en las antigüedades del país, en sus artes y en sus costumbres:
realmente historiadores que sólo pueden parangonarse con los grandes clásicos,
Herodoto y Estrabón. La larga y notable lista de autores misioneros españoles incluye
nombres como Torquemada, Sahagún, Motolinia, Mendieta y muchos otros; y sus
voluminosas obras nos sirven de grande e indispensable ayuda para el estudio de
la verdadera historia de América.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">VIII<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">EL SALTO DE ALVARADO</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Si alguna vez fuese el lector a
Ciudad de México—y espero que pueda ir, pues esa antigua ciudad, que era ya
vieja y populosa cuando nació Colón, está llena de romántico interés—, le
mostrarán, en la Rivera de San Cosme, el sitio histórico que se designa todavía
con el nombre de «El Salto de Alvarado». Es ahora una calle ancha y urbanizada,
con su tranvía, sus hermosos edificios, animada con el vaivén de gente extraña
y contenta, sin que pueda observarse en aquel sitio nada que recuerde los
terrores de la noche más cruel que relata la historia de América: la llamada
«Noche Triste».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El salto de Alvarado se cuenta
entre las proezas más famosas de la historia, y el que lo dio fue una de las
figuras más notables entre los exploradores del Nuevo Mundo. En la primera gran
conquista se condujo gallardamente, y con el relato de las hazañas que realizó
entonces y después, podría componerse una novela fascinadora. Alto, guapo, de
rubios cabellos y encendida tez, joven, vehemente y generoso, valiente soldado
y agradable compañero, era Alvarado el amigo predilecto así de los españoles
como de los indios. Aun cuando por algún motivo no era bien quisto de Hernán
Cortés, constituía su brazo derecho, y durante la conquista de Méjico estuvo
generalmente en los puestos de mayor peligro. Habíase educado en un colegio:
escribía con letra grande y clara, lo cual no era muy común en aquella época, y
su firma era muy legible. No era un gran caudillo como Cortés, pues su valor
daba a veces al traste con su prudencia; pero, como oficial, en el campo
de batalla mostrábase tan intrépido y denodado como el que más.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Era el capitán don Pedro de Alvarado
y Contreras (Badajoz, 1485 – Guadalajara, Nueva España, 4 julio 1541) natural
de Sevilla, y fue al Nuevo Mundo en el vigor de la edad, no tardando en
señalarse en Cuba por su bizarría. En 1518 acompañó a Juan de Grijalva en el
viaje en que descubrió Méjico, y a su regreso a Cuba fue portador de los pocos
tesoros que ambos habían recogido. Al año siguiente, cuando Cortés embarcó para
ir a conquistar aquella nueva y maravillosa tierra, Alvarado le acompañó como
teniente. Tomó una parte importantísima en todos los brillantes hechos de
aquella romántica aventura. En el momento crítico en que fue necesario
apoderarse del traidor Moctezuma, fueron eficaces la actividad y cooperación de
Alvarado. Mientras el cacique estuvo retenido como rehén, Alvarado tuvo ocasión
de tratarle, y su franqueza le captó las simpatías del guerrero indio. Quedó al
mando de la pequeña guarnición de Méjico cuando Cortés marchó en su audaz pero
feliz expedición contra Pánfilo de Narváez, y desempeñó muy bien aquel delicado
cargo. Antes del regreso de Cortés, notáronse los síntomas de un levantamiento
de los indios con la famosa danza de guerra. Alvarado se hallaba solo, y tuvo
que hacer frente a la crisis bajo su propia responsabilidad. Pero estuvo a la
altura de las circunstancias. Comprendía muy bien el sangriento designio de la
ominosa danza, como lo conocen cuantos han peleado con los indios, y cuál era
el mejor modo de atajarlo. En su infortunada tentativa de apoderarse de los
exorcistas que excitaban al populacho a asesinar a los extranjeros, Alvarado
quedó mal herido. No obstante, tomó parte en la desesperada resistencia a los
asaltos de los indios, en que fueron heridos casi todos los españoles. En
aquella terrible lucha para defender su fortaleza de adobe, así como en las
audaces salidas para rechazar las sitiadoras hordas salvajes, se destacaba
siempre la figura del rubio teniente. Cuando Cortés, que había ya regresado con
sus refuerzos, vio que la situación en la capital era insostenible y que su
única salvación era intentar la retirada de la ciudad lacustre a tierra firme,
el puesto de honor le tocó a Alvarado. Había mil doscientos españoles y
dos mil aliados tlaxcaltecas, y esta fuerza se dividió en tres mandos. Dirigía
la vanguardia Juan Velázquez; la segunda división iba a las órdenes de Cortés y
la tercera, que debía sostener toda la furia de la persecución, la mandaba
Alvarado.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Reinaba la mayor inquietud
cuando salieron, gateando, los españoles de su refugio para escapar por el
malecón.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Era una noche lluviosa e
intensamente obscura, y con los cascos de los caballos y las ruedas de su
pequeño cañón cubiertos de trapos para no hacer ruido, los españoles avanzaban
lo más cautelosamente posible por la angosta lengua de tierra que unía la
ciudad del lago con el continente.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Este terraplenado viaducto
estaba cortado por tres anchos canales, y para cruzarlos llevaban los soldados
un puente portátil. Mas a pesar de su cautela, no tardaron los indios en darse
cuenta de su salida. Apenas habían abandonado el cuartel y emprendido la marcha
por el viaducto, cuando los toques del monstruoso tambor de guerra, el «tlacan
huehuetl», desde la cumbre de la pirámide de los sacrificios, rompieron el
silencio de la noche sonando a sus oídos como el toque de agonía de sus
esperanzas. Todavía infunde terror ese feroz rugido del gigantesco timbal
colocado sobre un trípode, que se usa aún y puede oírse a quince millas de
distancia; pero para los españoles anunciaba su perdición. Vieron encenderse
varias hogueras en el Teocali, y correr en su persecución numerosos enjambres
de indígenas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Corriendo tan aprisa como se lo
permitían sus heridas y su impedimenta, llegaron los españoles salvos al primer
canal. Echaron sobre él su puente y empezaron a desfilar por éste. Entonces los
indios se agruparon en sus canoas a cada lado del viaducto, y los atacaron con
su característica ferocidad. Los soldados, rodeados por las turbas, luchaban
mientras seguían avanzando. Pero, al cruzar la artillería el puente, éste se
vino abajo, precipitando al agua cañón, hombres y caballos, que no se
levantaron más. Entonces empezaron los inenarrables horrores de la «Noche
Triste». No había retirada posible para los españoles, quienes se veían
atacados por todos lados. Los que venían detrás, empujaban a los de delante,
que no podían detenerse ni siquiera ante el canal de agua negruzca. En el borde
estaban apiñados hombres y caballos en la más densa obscuridad, y todavía
venían empujando los de detrás, hasta que, por último, el canal quedó atestado
de cadáveres, y los supervivientes tenían que pasar por encima de aquel
hacinamiento de sus muertos. Juan Velázquez, que mandaba la vanguardia, fue
herido, y españoles y tlaxcaltecas caían como mieses segadas por la hoz. El
segundo canal, lo mismo que ambos lados del viaducto, estaba bloqueado por
canoas, llenas de guerreros salvajes, y allí se produjo otra sangrienta pelea,
que duró hasta que aquel boquete quedó también atascado con los heridos,
teniendo los fugitivos que pasar por un puente de cadáveres para llegar al otro
borde del viaducto. Alvarado, luchando a retaguardia para contener a los indios
que les atacaban por el terraplén, fue el último en cruzar, y antes de que
pudiera seguir a sus camaradas, la corriente, barriendo súbitamente la macabra
obstrucción, dejó otra vez despejado el canal. Debajo de Alvarado cayó muerto
su fiel caballo; él también estaba mal herido; sus compañeros se habían alejado
y el despiadado enemigo lo rodeaba por todas partes. No podemos menos de
recordar al héroe romano...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span class="i01"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%;">«aquel héroe tan valiente</span></span><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><br />
<span class="i01">que defendió audaz el puente,</span><br />
<span class="i01">y a quien dedica la historia</span><br />
<span class="i01">una página de gloria».</span><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La situación de Alvarado era
tan desesperada como la de Horacio Cocles<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn57" name="_ftnref57" style="mso-footnote-id: ftn57;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[57]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
y con el mismo varonil denuedo supo colocarse a su altura. Con una rápida
ojeada comprendió que lanzarse al agua sería una muerte segura. Entonces,
mediante un supremo esfuerzo de su vigorosa musculatura, apoyóse en la lanza y
saltó. La distancia era de diez y ocho pie<a name="FNanchor_12_12"></a>s
(5,5 m). Hay memoria de otros saltos bastante más largos. Nuestro propio Jorge Washington,
cuando en su juventud se dedicaba a juegos atléticos, saltó una vez más de
veinte pies tomando carrera. Pero considerando las circunstancias, la
obscuridad, sus heridas y el peso de su armadura, el prodigioso salto de
Alvarado no ha sido quizá sobrepujado por otro alguno.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero Alvarado saltó, y el héroe
de esa proeza subió tambaleándose por la margen opuesta, hasta ir a reunirse
con sus compatriotas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">A partir de aquel momento, los
que quedaban siguieron luchando por el viaducto hasta llegar a tierra firme.
Los indios abandonaron por fin la persecución, y los españoles, exhaustos,
pudieron respirar y contar los que se habían salvado. Muy pocos habían quedado
con vida. Nada tiene de extraño, según dice la leyenda, que su valiente
general, acostumbrado como estaba a reprimir estoicamente sus sentimientos, se
sentase bajo el ciprés que se enseña todavía con el nombre de «El árbol de la
Noche Triste», y derramase lágrimas viriles al contemplar los lastimosos restos
de su valeroso ejército. De los mil doscientos españoles que antes tenía,
ochocientos sesenta perecieron, y de los supervivientes no había uno solo que
no estuviese herido. También habían muerto dos mil indios tlaxcaltecas aliados
suyos. A no ser porque los indígenas trataban menos de matar que de aprisionar
a los españoles para darles una muerte más horrible con la cuchilla de
sacrificar, ni uno solo se hubiera salvado. Aun así, los supervivientes vieron
más tarde a unos sesenta de sus camaradas descuartizados sobre el altar del
gran Teocali.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Perdióse toda la artillería,
como también todo el tesoro. Ni un grano de pólvora quedó en condición de poder
utilizarse, y sus armaduras quedaron tan abolladas y rotas, que no parecían las
mismas. Si los indios les hubiesen perseguido entonces, los hombres, exhaustos,
hubieran sido fáciles víctimas. Pero después de aquella terrible pelea, también
descansaban los indígenas, lo cual permitió que pudiesen escapar los españoles.
Dirigiéndose al pueblo amigo de Tlaxcala, dando un rodeo para escapar de sus
enemigos; pero fueron atacados en todos los pueblos intermedios. La lucha más
desesperada tuvo efecto en las llanuras de Otumba. Rodeados y acosados por los
naturales, los españoles se consideraban ya perdidos. Afortunadamente Cortés
reconoció a uno de los exorcistas por su rico ropaje, y en una última y
desesperada carga, ayudado por Alvarado y otros pocos oficiales, derribó al
sujeto de quien los supersticiosos indios hacen depender el éxito de la guerra.
Muerto el mago, sus aterrorizados secuaces cejaron, y de nuevo los españoles se
vieron libres de las garras de la muerte.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En el sitio de Méjico, que fue
el más sangriento asedio que registra la historia de América, Alvarado fue
quizá la figura más preeminente después de Cortés. Este gran general era el
cerebro de aquella notable campaña, y un cerebro de gran valía. No hay nada en
la historia que pueda compararse con su empresa de hacer construir trece
bergantines en Tlaxcala y transportarlos a hombros de sus soldados a más de
cincuenta millas tierra adentro y por encima de las montañas, para botarlos en
el lago de Méjico a fin de que ayudasen a poner el sitio. Lo que más se le
parece es el gran hecho de Balboa transportando dos bergantines a través del
istmo. Las hazañas del gran cartaginés Aníbal en el sitio de Tarento, y las del
«Gran Capitán» español, Gonzalo Fernández de Córdoba, en la misma plaza, no son
comparables en modo alguno con aquéllas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En los setenta y tres días que duró
el sitio, era Cortés la cabeza y Alvarado su brazo derecho. El bizarro teniente
mandaba la fuerza que atacó por el mismo viaducto por donde se retiraron en
la <i>Noche Triste</i>. En una de las batallas le mataron a Cortés el
caballo que montaba, y los indios se llevaban arrastrando al conquistador,
cuando uno de sus pajes se abalanzó sobre ellos y le salvó la vida. En el
asalto final y en la desesperada lucha dentro de la ciudad, Cortés iba al
frente de una mitad de los soldados españoles, y Alvarado mandaba la otra
mitad, y éste fue el que dirigió la toma por asalto del gran Teocali.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Después de la conquista de
Méjico, en que ganó tantos laureles, Alvarado fue enviado por Cortés con una
pequeña fuerza a conquistar Guatemala<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn58" name="_ftnref58" style="mso-footnote-id: ftn58;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[58]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Marchó allá por Oaxaca y Tehuantepec<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn59" name="_ftnref59" style="mso-footnote-id: ftn59;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[59]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
encontrando la resistencia característica de los indios. Había en Guatemala
tres tribus principales: los Quiché [quiches], los Zutuhil y los Caciquel [calchiquelos].
Los Quiché le hicieron frente en campo abierto, y los derrotó. Entonces se
rindieron formalmente, hicieron la paz y le invitaron a visitarles como amigo
en su pueblo de Utatlán [Utitlán]. Cuando los españoles estaban seguros en la
ciudad y rodeados por los indios, éstos pegaron fuego a las casas y atacaron
ferozmente a sus medio asfixiados huéspedes. Después de un empeñado encuentro,
Alvarado los derrotó y dio muerte a los cabecillas. Las otras dos tribus se
sometieron, y en cosa de un año Alvarado y su pequeña fuerza habían llevado a
cabo la conquista de Guatemala. Los servicios de aquél fueron recompensados con
su nombramiento de gobernador y Adelantado de la provincia, y fundó la ciudad
de Guatemala<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn60" name="_ftnref60" style="mso-footnote-id: ftn60;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[60]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, que en su tiempo
probablemente llegó a ser lo que Méjico era entonces: una ciudad de quince a
veinte mil habitantes indios y mil españoles.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El gobernador Alvarado se
ausentaba con frecuencia de la capital. Había que efectuar muchas expediciones
por aquel desierto nuevo mundo. Su más importante jornada la realizó en 1534,
cuando, construyendo sus buques como de costumbre, salió para el Ecuador y
llevó a cabo una marcha dificultosa por el interior, hasta llegar a Quito,
donde se encontró en territorio de Pizarro. Entonces regresó a Guatemala sin
provecho alguno.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Durante una de sus ausencias
prodújose el terrible terremoto que destruyó la ciudad de Guatemala y causó a
Alvarado una irreparable pérdida, a la cual nunca se resignó. Más arriba de la
ciudad se elevaban dos grandes volcanes: el Volcán de Agua y el Volcán de
Fuego. El Volcán de Agua estaba extinto y su cráter inundado por un lago. El
Volcán de Fuego estaba, y está todavía, en erupción. En aquel memorable
temblor de tierra, el borde de lava del Volcán de Agua quedó hendido por la
convulsión, y aquel volumen de agua se precipitó como un torrente sobre la
malhadada ciudad. Millares de personas perecieron bajo las paredes que se
derrumbaban y en la impetuosa corriente, y entre los que así se perdieron,
hallábase la esposa de Alvarado, doña Beatriz de la Cueva [10 de septiembre de
1541]. Su muerte causó al valiente soldado un gran desaliento, porque la amaba
tiernamente<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn61" name="_ftnref61" style="mso-footnote-id: ftn61;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[61]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En los tiempos borrascosos que
atravesó Méjico, después que Cortés hubo terminado su conquista y empezó a
malearse en la prosperidad y a ponerse en evidencia de un modo indigno, el
apoyo de Alvarado fue solicitado y obtenido por el grande y buen virrey Antonio
de Mendoza y Pacheco, uno de los hombres de gobierno más notables de todas las
épocas. No fue eso una traición por parte de Pedro de Alvarado hacia su antiguo
jefe, pues Cortés había traicionado no solamente a la Corona, sino también a
sus amigos. La causa de Mendoza era la causa del buen gobierno y de la lealtad.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Se había hecho necesario
domeñar a los indios hostiles Nayares, quienes habían causado a los españoles
muchos trastornos en la provincia de Jalisco, y en esa campaña Alvarado se unió
a Mendoza. Los indios se retiraron a la cima del ingente, y, al parecer,
inexpugnable risco de Mixtón, y había que desalojarlos a toda costa. El asalto
de aquella roca puede compararse con el de Acoma y es uno de los más
desesperados y brillantes de que hay recuerdo. El virrey mandaba en persona;
pero la verdadera proeza la realizaron Alvarado y un oficial compañero suyo. Al
ir a escalar el risco [24 de junio de 1541], Alvarado fue herido en la cabeza
por una roca que dejaron rodar los salvajes, y murió a consecuencia de la
herida; pero no sin ver que sus compañeros alcanzaban una brillante victoria<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn62" name="_ftnref62" style="mso-footnote-id: ftn62;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[62]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El oficial que, después de
Alvarado, merece citarse como héroe del Mixtón, fue Cristóbal de Oñate, hombre
distinguido por muchos conceptos. Era un oficial de valía, de espíritu activo y
diligente, y uno de los primeros millonarios de Norteamérica, siendo,
además, el padre del colonizador de Nuevo Méjico, Juan de Oñate. El 11 de
junio de 1548, algunos años después de la batalla de Mixtón, descubrió Oñate
las más ricas minas de plata del continente, las de Zacatecas, en la pelada y
desolada meseta donde se halla ahora la ciudad mejicana de aquel nombre. Esas
grandes venas de arseniato rubí y negro y de plata virgen, formaron los
primeros millonarios de Norteamérica, así como la conquista del Perú, hizo los
primeros del continente del sur. Las minas de Zacatecas no eran tan vastas como
las que se explotaron en Potosí, de Bolivia, las cuales produjeron, de 1541 a
1664, la inconcebible suma de 641.250.000 pesos en plata; pero las minas de
Zacatecas también fueron enormemente productivas. Su corriente de plata fue la
primera realización de los ensueños de vasta riqueza en el continente del
norte, y causó un prodigioso cambio comercial en esa parte del Nuevo Mundo. En
la localidad, el descubrimiento redujo el precio de las subsistencias cerca de un
noventa por ciento. Nunca fue Méjico un país de mucho oro; pero durante más de
tres siglos ha sido uno de los principales productores de plata. Lo es aún hoy
día, si bien su producción no es tan crecida como la de los Estados Unidos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Cristóbal de Oñate fue, por lo
tanto, un hombre muy importante en la obra del destino. Su «bonanza» hizo de
Méjico un nuevo país comercialmente, y supo hacer de sus millones mejor uso que
el que se hace en nuestros días, pues se les empleó en la construcción de dos
de las primeras ciudades de los Estados Unidos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">IX<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">EL VELLOCINO DE ORO</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Todos sabemos de aquel extraño
vellocino amarillo que, guardado por un dragón, estaba colgado en el sombreado
bosquecillo de Colcos, y de cómo Jasón y sus argonautas ganaron el premio,
después de muchos peligros y peripecias. Ahora bien; en nuestro propio Nuevo Mundo
hemos tenido un vellocino de oro más deslumbrador que aquel que trató de ganar
el mitológico pupilo del viejo Quirón, pero que nadie llegó a capturar, no
obstante haberlo probado hombres más valientes que Jasón. Realmente hubo
centenares de Jasones que lucharon más bravamente y sufrieron mucho mayores
contrariedades, y que, sin embargo, nunca llegaron a conseguir el premio.
Porque el dragón que guardaba el vellocino de oro americano no era un quimérico
perro faldero como el de Jasón, que se tragase una pócima, y se echase a
dormir; era un monstruo mayor que toda la tierra en que vivían los argonautas y
que todos los países en que viajaron; un monstruo que todavía no ha logrado
ningún hombre, ni toda la humanidad, hacer desaparecer: el mortífero monstruo
de los trópicos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El mito de Jasón es uno de los
más hermosos de la antigüedad, y hasta es más que bello. Empezamos ahora a
comprender la importante influencia que puede tener un cuento de hadas sobre
conocimientos más serios. Un mito tiene siempre, en cierta parte, algún
fundamento de verdad, y esa oculta verdad puede ser de un valor perdurable.
Estudiar la historia sin fijar la atención en los mitos que relata, es
prescindir de una preciosa luz auxiliar que puede iluminar determinados
hechos. El progreso humano, en casi todas sus fases, ha sentido la influencia
de este raro pero poderoso factor. ¿Dónde imagina el lector que estaría hoy la
química, si la piedra filosofal y otros mitos no hubiesen inducido a los viejos
alquimistas a escudriñar los misterios, donde nunca hallaron lo que buscaban,
pero encontraron verdades de la mayor valía para la humanidad? La geografía en
particular, ha debido más bien a los mitos que a la invención escolástica el
llegar a ser una ciencia, y el mito de oro ha sido en todo el mundo el profeta
y la inspiración de los descubrimientos y el moldeador de la historia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Nos hemos acostumbrado a
considerar a los españoles como los únicos que iban en busca de oro, dando a
entender que la caza del oro es una especie de pecado y que ellos eran
excesivamente propensos a cometerlo. Pero no es ese un defecto propio
exclusivamente de los españoles; esa afición es común a toda la humanidad. La
única diferencia está en que los españoles hallaron oro, lo que es un pecado
bastante grande para ciertos «historiadores», incapaces de considerar <i>lo
que hubieran hecho los ingleses si hubiesen hallado oro en América desde un
principio</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No creo que nadie niegue que,
cuando se descubrió oro en las partes más distantes de su tierra, el sajón tuvo
piernas para llegar hasta ese metal, y hasta adoptó medidas que no eran del
todo decorosas para apoderarse de él; pero nadie es tan imbécil que hable de
«los días del 49» como de algo que nos deshonre. Hubo ciertamente algunos
lamentables episodios; pero, cuando California conmovió de pronto el
continente, haciendo llegar hasta ella la fuerza de los Estados del Este, abrió
uno de los más valientes, más importantes y más señalados capítulos de nuestra
historia nacional. Porque el oro no es un pecado: es un artículo muy necesario,
y muy digno siempre que recordemos que es un medio y no un fin, un instrumento
y no un motivo de lucro; punto de sentido común económico que solemos olvidar
tan fácilmente en el centro bursátil de Nueva York como en las minas del Oeste.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">A esta universal y
perfectamente legítima afición al oro, debemos principalmente el que se
descubriese la América, como en realidad el haber civilizado muchos otros
países.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La historia científica moderna
ha demostrado plenamente cuán disparatada y errónea es la idea de que los
españoles tan sólo buscaban oro, y nos enseña de qué manera tan varonil
satisfacían las necesidades del cuerpo y del espíritu. Pero el oro era para
ellos, como sería hoy mismo para otros hombres, el principal motivo. La gran
diferencia está únicamente en que el oro no les hacía olvidar su religión. Fue
un dedo de oro el que guio a Colón hacia América; a Cortés, hacia Méjico; a
Pizarro, hacia el Perú; de igual modo que nos guio a nosotros a California, sin
lo cual no hubiera sido hoy uno de nuestros Estados. El oro que se encontró al
principio en el Nuevo Mundo era desgraciadamente poco: antes de la conquista de
Méjico sólo ascendió a 500.000 pesos; Cortés aumentó la cantidad, y Pizarro la
hizo subir a una cifra fabulosa y deslumbradora. Pero lo más curioso es que el
oro que se encontró, no representó, en la exploración y civilización del Nuevo
Mundo, un papel tan importante como el que se buscaba en vano. El maravilloso
mito que representa el vellocino de oro americano, influyó de un modo más
eficaz, en la geografía y la historia, que las verdaderas e incalculables
riquezas del Perú.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">De este mito fascinador tiene
la gente escaso conocimiento, aun cuando una corruptela de su nombre anda en
boca de todo el mundo. Hablando de una región muy rica solemos decir que es
otro «Eldorado» o bien «un Eldorado», error indigno de personas cultas. El
verdadero nombre es «Dorado», y «El Dorado» es una contracción en español de
«el hombre dorado», mito que ha dado origen a una serie de proezas, al lado de
las cuales son insignificantes las de Jasón y sus compañeros semidioses.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Como todos esos mitos, éste
tuvo en realidad su fundamento. El «vellocino de Colcos» era una imagen poética
de las minas de oro del Cáucaso; pero realmente existió un «hombre dorado». Su
historia y los sucesos a que dio pie es un cuento de hadas que tiene la
ventaja de ser verdad. Es un tema sumamente complicado; pero, gracias a que el arqueólogo
Adolph Francis Bandelier ha descorrido por fin el velo que lo cubría, se puede
ahora relatar esa historia de un modo inteligible, como no se ha vulgarizado
antes de ahora.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hace algunos años se halló en
una laguna de Siecha<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn63" name="_ftnref63" style="mso-footnote-id: ftn63;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[63]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
en Nueva Granada, un curioso y pequeño grupo de estatuas: era un trabajo tosco
y antiguo de los indios, y aún más precioso por su interés etnológico que por
el metal de que estaba hecho, que era oro puro. Este raro ejemplar, que puede
verse ahora en un museo de Berlín, es una balsa de oro, sobre la cual están
agrupadas diez figuritas de hombres del mismo metal. Representa una extraña
costumbre que en tiempos prehistóricos era peculiar de los indios de la aldea
de Guatavita<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn64" name="_ftnref64" style="mso-footnote-id: ftn64;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[64]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, en las montañas de Nueva
Granada. Esa costumbre era como sigue: En cierto día uno de los jefes de la
aldea untaba su cuerpo desnudo con una goma, y después se espolvoreaba de la
cabeza a los pies con oro fino molido. Ese era «el hombre dorado». Entonces lo
llevaban sus compañeros en una balsa hasta el centro del lago que estaba cerca
de la aldea, y saltando de la balsa «el hombre dorado», se lavaba su preciosa y
extraña envoltura y la dejaba hundirse hasta el fondo del lago. Esa práctica
era un sacrificio en provecho de la aldea. La tal costumbre ha quedado
históricamente comprobada; pero se había abandonado más de treinta años antes
de que se enterasen de ella los europeos, esto es, los españoles de Venezuela
en 1527. Esa costumbre no había sido abandonada voluntariamente por la gente de
Guatavita, sino que los belicosos indios Muysca de Bogotá pusieron fin a ella,
bajando a dicha aldea y exterminando a casi todos sus habitantes. Pero el
sacrificio fue un hecho, y a tan enorme distancia y en aquellos días precarios,
los españoles supieron de esa costumbre como si todavía se practicase. La
historia del «hombre dorado», que por contracción se decía «el dorado», era
demasiado sorprendente para no causar impresión. Llegó a ser una palabra
familiar, y desde entonces un señuelo para cuantos se acercaban a la costa
del norte de la América del Sur. Nos extrañará que la tal conseja (que ya se
había convertido en un mito en 1527, desde que cesara la costumbre que le dio
pie), pudiese subsistir durante 250 años sin que se refutase por completo; pero
no nos sorprenderá tanto si tenemos en cuenta que la América del Sur era
entonces un dificultoso y vasto desierto y que aún hoy contiene muchos
misterios que no han sido explorados.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Las primeras tentativas de
llegar hasta «el hombre dorado», se hicieron desde la costa de Venezuela.
Carlos I de España y V de Alemania, había empeñado la costa de aquella posesión
española a la opulenta familia bávara de los Welsers, concediéndoles el derecho
de colonizar y «descubrir el interior». En 1529, Ambrosio Dalfinger y Bartolomé
Seyler desembarcaron en Coro (Venezuela) con 400 hombres. La historia del
«hombre dorado» era ya cosa corriente entre los españoles, y atraído por ella,
Dalfinger se fue tierra adentro para encontrarlo. Era atrozmente cruel, y su
expedición fue nada menos que una absoluta piratería. Penetró hasta el río Magdalena,
en Nueva Granada, esparciendo la muerte y la devastación por donde quiera que
pasaba. Encontró algún oro; pero su brutalidad hacia los indios fue tan grande
y contrastaba de tal modo con el trato que estaban acostumbrados a recibir de
los españoles, que los indígenas, exasperados, se rebelaron, y la marcha de
aquel nombre no fue otra cosa que una continua lucha, que duró más de un año.
El mal estaba en que los Welsers no tenían más empeño que encontrar tesoros
para reintegrarse del dinero que habían desembolsado, y no sentían el verdadero
espíritu colonizador y cristianizador de los españoles. Dalfinger no pudo
hallar «el hombre dorado», y murió en 1530 de resultas de una herida que
recibió durante la nefanda expedición </span><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;">[</span><span style="font-size: 12pt;">De
Ambrosio Dalfinger (Ehinger o Alfinger) </span><span style="font-size: 12pt;">hoy se sabe
que murió el 31 de mayo de 1533, cerca del actual municipio colombiano de
Pamplona, unos 53 km al SO de Cúcuta, muy cerca de la frontera con Venezuela.
El 8 de septiembre de 1529 fundó un establecimiento al NO del lago Maracaibo,
origen de la actual ciudad homónima. Regresó a Coro el 3 de mayo de 1530,
encontrándose como gobernador a Juan Seissenhofer, pues todos creían que él
había muerto. Ambrosio Dalfinger fue repuesto en su cargo de gobernador de
Coro, pero, al estar enfermo, decidió recuperarse en Santo Domingo, dejando
como gobernador interino a Nicolás de Federmann. El 27 de enero de 1531 está
Dalfinger de nuevo en Coro. El 9 de julio parte de nuevo hacia Maracaibo, abandonándolo
el 1 de septiembre, en que inicia una exploración por las regiones del interior
más al sur. Después de múltiples peripecias, murió por una flecha envenenada en
el lugar indicado. En realidad, apenas se había alejado al sur del lago de
Maracaibo</span><span style="font-size: 14pt;">]</span><span style="font-size: 14pt;">.</span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Su sucesor en el mando de los
intereses de los Welsers, Nicolás Federmann (Ulm, 1506 – Valladolid, 1542), no
fue mucho mejor como hombre, ni tuvo mejor fortuna como explorador. En 1530
marchó tierra adentro para descubrir el Dorado; pero desde Coro se dirigió en
derechura hacia el Sur, así que no pasó por Nueva Granada. Después de una
terrible marcha por las selvas tropicales, tuvo que volverse con las manos
vacías, en el año 1531.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Desde este punto empieza a
derivar, cronológicamente, una de las curiosas ramificaciones y variaciones de
este fecundo mito. Fue al principio un hecho, durante treinta años una fábula,
y ahora, después de tres años, comenzó a ser un errante fuego fatuo, que
saltaba de un punto a otro y poco a poco se iba enredando con otros mitos. La
primera variación data de la tentativa para descubrir el origen del Orinoco,
ese gran río que se suponía que sólo podía emanar de algún gran lago. En 1530,
Antonio Sedeño salió de España con una expedición para explorar el Orinoco.
Llegó al Golfo de Paria y construyó un fuerte, con intención de continuar desde
allí sus exploraciones. Mientras ponía su proyecto en obra, Diego de Ordaz,
antiguo camarada de Cortés, había obtenido en España una concesión para
colonizar el distrito que se llamaba entonces Marañón, un territorio vagamente
definido que comprendía Venezuela, Guayana y el norte del Brasil. Salió de
España en 1531, llegó al Orinoco y se remontó por el río hasta las cataratas.
Entonces tuvo que volverse, después de dos años de tratar en vano de vencer
todos los obstáculos que se le presentaron. Pero en esta expedición oyó decir
que el Orinoco tenía su origen en un gran lago, y que el camino que a ese lago
conducía, pasaba por una provincia llamada Meta que, según se decía, era
fabulosamente rica en oro. Según el historiador Bandelier, que es autoridad en
la materia, no cabe duda que la riqueza que se atribuía a Meta era sólo un eco
del cuento del Dorado, que había llegado hasta las tribus del bajo Orinoco.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">A Diego de Ordaz le siguió en
1534 Jerónimo Dortal, el cual intentó llegar a Meta, pero fracasó por completo.
Estas tentativas realizadas desde Venezuela, según demuestra Bandelier,
localizaron por fin el sitio del Dorado, limitándolo a la parte noroeste del
continente. Se le había buscado en otros puntos sin encontrarlo, y de ahí se
dedujo que debía de estar en el único sitio no explorado: la elevada
meseta de Nueva Granada.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Después de muchas infortunadas
tentativas, que no es del caso relatar aquí, Gonzalo Jiménez de Quesada
(Córdoba, ca. 1506 – Mariquita, Colombia, 16 de febrero de 1579) conquistó por
fin la meseta de Nueva Granada, en 1536-38. Este bravo soldado subió por el río
Magdalena con una fuerza de seiscientos veinte infantes y ochenta y cinco
jinetes. De éstos, sólo llegaron vivos a la meseta ciento ochenta, al principio
del año 1537. Se encontró con los indios Muysca, que vivían en aldeas
permanentes y poseían oro y esmeraldas. Le resistieron con su característica
tenacidad; pero las tribus fueron vencidas una tras otra, y Quesada fue el
conquistador de Nueva Granada.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El botín que se repartieron los
conquistadores ascendió a 246.976 <i>pesos de oro</i>—que valdrían ahora
1.250.000 duros—y 1.815 esmeraldas, algunas de gran tamaño y de mucho valor.
Hallaron el verdadero sitio del «hombre dorado», y hasta visitaron Guatavita, cuyos
habitantes opusieron una feroz resistencia; pero claro está que no hallaron al
«hombre», porque ya había desaparecido la famosa costumbre.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Apenas había Jiménez de Quesada
completado su gran conquista, cuando le sorprendió la llegada de otras dos expediciones
españolas, que fueron atraídas al mismo sitio por el mito del Dorado.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Dirigía una de ellas Nicolás Federmann,
el cual había penetrado en Bogotá desde la costa de Venezuela en aquella su
segunda expedición, que fue una marcha terrible. Al mismo tiempo, y sin saberlo
el uno del otro, Sebastián de Belalcázar (Belalcázar, Córdoba, 1480 – Cartagena
de Indias, 1551) había salido de Quito en busca del «hombre dorado». El cuento
del cacique cubierto de oro había llegado hasta el corazón del Ecuador, y los relatos
de los indios indujeron a Belalcázar a ir en busca del sitio en que se hallaba.
Los tres jefes hicieron un convenio en virtud del cual Jiménez de Quesada quedó
único dueño del país que había conquistado, y Federmann y Belalcázar regresaron
a sus puestos respectivos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Mientras Federmann andaba a la
caza del mito, un sucesor suyo había ya llegado a Coro. Era el intrépido alemán
conocido por «George de Speyer», pero cuyo verdadero nombre, descubierto
por Bandelier, era George Hormuth (Georg Hohermuth von Speyer, Spira, ca. 1500
– Coro, Venezuela, 11 junio 1540). Al llegar a Coro, en 1535, no solamente oyó
hablar del Dorado, sino también de que había carneros domesticados hacia el
sudoeste, esto es, en dirección del Perú. Siguiendo estas vagas indicaciones,
salió con aquel rumbo; pero tropezó con tan enormes dificultades para llegar al
paso de la montaña que le dijeron los indios que conducía a la tierra del
Dorado, que se desvió hacia las vastas y terribles selvas tropicales del alto Orinoco.
Allí oyó hablar de Meta, y siguiendo aquel mito, penetró hasta un grado del
Ecuador. Durante veintisiete meses él y sus acompañantes españoles anduvieron
errabundos por la enmarañada y pantanosa manigua que hay entre el Orinoco y el
río Amazonas. Tropezaron con muy numerosas y belicosas tribus, de las cuales la
más notable era la de los Uaupes. No hallaron oro; pero en todas partes oyeron
contar la fábula de un gran lago relacionado con el oro. De los ciento noventa
hombres que salieron en esta expedición, sólo regresaron ciento treinta, y de
éstos sólo unos cincuenta tenían fuerzas para llevar armas. Tan indescriptible
y penoso viaje duró tres años. El resultado de sus horrores fue desviar la
atención de los exploradores del verdadero sitio del Dorado y encaminarles
hacia las selvas del río Amazonas, en la empresa quimérica de buscar un mito
que tenía mucho de geográfico. En otras palabras, preparó la exploración de la
parte norte del Brasil.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Poco después de «George de
Speyer», y sin tener la menor relación con él, Francisco Pizarro, conquistador
del Perú, había dado impulso a la exploración del Amazonas desde el lado del
Pacífico del continente. En 1538, desconfiando de Belalcázar, envió a su
hermano Gonzalo Pizarro a Quito, para reemplazar a su sospechoso teniente. Al
siguiente año, Gonzalo supo que el árbol de la canela abundaba en los bosques
de la vertiente oriental de los Andes, y que todavía más lejos moraban
poderosas tribus indias ricas en oro. Quiere decir que, mientras el mito
original y verdadero del Dorado había llegado a Quito desde el norte, el
mito de Meta, que era un eco de aquél, había llegado también allí desde el
este. Puesto que Belalcázar había ido al antiguo y verdadero lugar del Dorado,
y no había encontrado a ese individuo, se suponía que su domicilio debía
hallarse en algún otro punto, es decir, al este, en vez del norte, de Quito.
Gonzalo emprendió su desastrosa expedición a las selvas orientales con
doscientos veinte hombres. En los dos años que duró la tremebunda jornada,
perecieron todos los caballos, como también sus compañeros indios, y los pocos
españoles que llegaron vivos al Perú, en 1541, tenían la salud completamente
quebrantada. Se encontró el árbol de la canela; pero no «el hombre dorado». Uno
de los tenientes de Gonzalo Pizarro, Francisco de Orellana (Trujillo, Cáceres,
1511 – Río Amazonas, 1546), habíase adelantado por la parte superior del
Amazonas, con cincuenta hombres, en un bote desvencijado. No pudieron los dos
grupos volver a juntarse, y Orellana finalmente se dejó arrastrar por la
corriente hasta la desembocadura del Amazonas, en medio de indecibles
sufrimientos. Flotando mar adentro en el Atlántico, llegaron por último a la
isla de Cubagua (al sur de Isla Margarita, frente a las costas de Venezuela),
el 11 de septiembre de 1541. Esta expedición fue la primera que trajo al mundo
informes fidedignos respecto del tamaño y naturaleza del mayor río de la
tierra, y también dio a dicho río el nombre que hoy lleva. Encontraron tribus
indias cuyas mujeres luchaban al lado de los hombres, y por esta razón le
llamaron «río de las Amazonas».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1543, Hernán Pérez de Quesada
(Granada, Andalucía, ca. 1500 – Cabo de la Vela, península de La Guajira,
Colombia, 1544), hermano del conquistador, penetró en las regiones que había
visitado «George de Speyer». Fue allí desde Bogotá, por haber oído tergiversado
el mito de Meta; pero sólo encontró miseria, hambre, enfermedades e indígenas
hostiles en los diez y seis terribles meses que anduvo errante por el desierto.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Entre tanto se habían
convencido en España de que la concesión de Venezuela a los prestamistas
alemanes era un fracaso. El régimen de los Welsers sólo daño causaba. No
obstante, se resolvió hacer el último esfuerzo, y Philipp von Hutten (Baja
Franconia, 18 diciembre 1505 – Cruz de Tara-Tara, cerca de Quíbor, al NO de
Venezuela, 17 mayo 1546), joven y valiente caballero alemán, salió de Coro, en
agosto de 1541, a la caza del mito de oro, el cual por aquel tiempo había
llegado ya hasta el sur de las Amazonas. Durante diez y ocho meses anduvo
vagando en un círculo, y entonces, oyendo decir que había una tribu poderosa y
rica en oro, llamada de los Omaguas, se lanzó hacia el sur, cruzando el Ecuador
con su fuerza de cuarenta hombres. Encontró a los Omaguas; fue derrotado por
ellos y herido, y al fin pudo llegar a Venezuela después de pasar por muchos
sufrimientos durante más de tres años en las más impenetrables selvas y los
dilatados pantanos de los trópicos. A su regreso fue asesinado<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn65" name="_ftnref65" style="mso-footnote-id: ftn65;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[65]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
y así terminó la dominación alemana en Venezuela.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El hecho de que los Omaguas
pudieran derrotar a una compañía española en batalla a campo abierto, dio a
aquella tribu una gran reputación. Siendo tan fuertes en número y en valentía,
era natural suponer que también fuesen ricos en metales, aun cuando no se había
visto de ello muestra alguna.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Arrojado de su cuna, el mito
del «hombre dorado», se había convertido en un fantasma errante. Habíase
perdido de vista su primitiva forma, y de un «hombre dorado» se había
transformado, poco a poco, en una tribu de oro. Se confundieron y combinaron El
Dorado y Meta, siguiendo el curioso, pero característico curso de los mitos.
Primero, un hecho notable; después el relato de un hecho que ha dejado de
existir; luego, el eco lejano de ese cuento enteramente despojado de los hechos
fundamentales y, por último, un enredo y maraña general del hecho; la leyenda y
el eco formando un nuevo mito, difícil de reconocer.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Este mito vagabundo y variable
atrajo poderosamente la atención, en 1550, en la provincia del Perú. En aquel
año varios centenares de indios de la región central del Amazonas, esto es, del
corazón del norte del Brasil, se refugiaron en las colonias españolas de la
parte oriental del Perú. Habían sido arrojados de sus habitaciones por la
hostilidad de las tribus vecinas, y no llegaron al Perú sino después de muchos
años de penosas y azarosas marchas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Dieron noticias exageradas de
la riqueza e importancia de los Omaguas, y esos cuentos fueron creídos con
avidez. Sin embargo, no estaba entonces el Perú en condiciones de emprender una
nueva conquista, y sólo diez años después de la llegada de aquellos indios
refugiados, se dieron algunos pasos acerca de este asunto. El primer virrey del
Perú, el bueno y gran Antonio de Mendoza, que del virreinato de Méjico había
sido ascendido a esta más alta dignidad<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn66" name="_ftnref66" style="mso-footnote-id: ftn66;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[66]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
vio en aquellas noticias la oportunidad de tomar una sabia medida. Había
librado a Méjico de unos cuantos centenares de hombres levantiscos que eran una
amenaza para el buen gobierno, enviándolos a la caza del áureo fantasma de
Quivira, aquella notable expedición de Coronado que fue tan importante para la
historia de los Estados Unidos. Entonces halló en su nueva provincia un peligro
análogo, pero mucho peor, y para librar al Perú de gente maleante y peligrosa,
Mendoza organizó la famosa expedición de Pedro de Ursúa (Tudela, Navarra, ca.
1526 – Machifaro, en la selva amazónica, Bolivia, 1 de enero de 1561,
asesinado). Fue el cuerpo más numeroso que se reunió en la América del Sur para
una empresa de esta clase en el siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XVI</span></span>; pero se componía de los
peores y más feroces elementos que jamás hubo en las colonias españolas. Las
fuerzas de Ursúa se concentraron en las márgenes del alto Amazonas, y el día 1
de julio [de 1560] el primer bergantín zarpó y tomó río abajo. El cuerpo
principal de la expedición siguió en otros bergantines el 26 de septiembre<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn67" name="_ftnref67" style="mso-footnote-id: ftn67;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[67]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Era aquella región una inmensa
selva tropical, enteramente desierta. Pronto se hizo evidente que sus
esperanzas de oro nunca llegarían a realizarse, y empezó el descontento a
manifestarse de un modo sangriento. En aquella turba de malhechores que virtualmente
había desterrado el sabio virrey para purificar el Perú, no era de esperar que
reinase la armonía. No hallándose ya diseminados entre buenos ciudadanos que
pudiesen reprimir sus desmanes, sino unidos en descarada pillería, no tardaron,
con su conducta, en reproducir la fábula de los gatos de Kilkenn<a name="FNanchor_13_13"></a>y<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn68" name="_ftnref68" style="mso-footnote-id: ftn68;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[68]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Su viaje fue una orgía imposible de describir.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Entre aquellos pillastres había
uno de condición peculiar; un sujeto deforme, pero muy ambicioso, el cual tenía
motivos para no desear volver al Perú. Llamábase Lope de Aguirre (Oñate,
Guipúzcoa, 1511 – Barquisimeto, Venezuela, 27 de octubre de 1561, asesinado).
Viendo que el objeto de la expedición no podía menos de fracasar, empezó a
formar un plan diabólico. Si no podían hallar oro de la manera que esperaban,
¿por qué no buscarlo de otro modo? En una palabra, concibió el plan audaz de
hacer traición a España y a todos y fundar un nuevo imperio. Para llevarlo a
cabo comprendió que era necesario deshacerse de los jefes de la expedición, los
cuales podrían tener escrúpulos de ser traidores a su patria. Así, mientras los
bergantines flotaban río abajo, fueron teatro de una serie de atroces
tragedias. Primero fue asesinado el comandante Pedro de Ursúa, y en su lugar
pusieron a un joven noble, muy disoluto, llamado Fernando de Guzmán. En el acto
fue elevado a la dignidad de príncipe, y ese fue el primer paso de su
manifiesta traición.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Luego fue asesinado Guzmán
(Matanza, río Amazonas, Perú, 22 de mayo de 1561), como también la infame Inés
de Atienza<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn69" name="_ftnref69" style="mso-footnote-id: ftn69;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[69]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, mujer que tomó parte
vergonzosa en aquella trama, y el jorobado Aguirre se hizo jefe y «tirano».
Patentizóse su traición, y desde aquel momento mandó la expedición, no como
oficial español, sino como rebelde y pirata. Mientras hacía rumbo al Atlántico,
trazó planes de espantosa magnitud y audacia. Proyectó navegar hasta el Golfo
de Méjico, desembarcar en el istmo, apoderarse de Panamá y de allí navegar
hasta el Perú, en donde daría muerte a todos los que se le opusiesen y
establecería un imperio bajo su dominio.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero un curioso accidente
desbarató todos sus planes. En vez de llegar a la desembocadura del Amazonas,
la flotilla derivó hacia la izquierda, internándose en sus laberínticas
revueltas, y fueron a parar al río Negro. Las lentas corrientes les impidieron
descubrir su error, y siguiendo adelante hasta el río Casiquiare<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn70" name="_ftnref70" style="mso-footnote-id: ftn70;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[70]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
desde allí penetraron en el Orinoco. El día 1 de julio de 1561 (un año justo
estuvieron navegando por el laberinto y todos los días se señalaron con
asesinatos a diestro y siniestro), los malvados llegaron al
Océano Atlántico, pero por la desembocadura del Orinoco, y no, como ellos
esperaban, por la del Amazonas. Diez y siete días después avistaron la isla de
Margarita, donde había un puesto español. A traición se apoderaron de la isla y
proclamaron su independencia de España.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Con este acto se proveyó
Aguirre de dinero y de algunas municiones; pero le faltaban buques para hacer
un viaje por mar. Trató de apoderarse de un gran bajel que conducía a Venezuela
al provincial Francisco Montesinos<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn71" name="_ftnref71" style="mso-footnote-id: ftn71;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[71]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
misionero dominico; pero su traición se vio frustrada, y se dio la alarma al
continente. Furioso por su fracaso aquel monstruo descuartizó a los oficiales
reales de Margarita. Se desconcertó así su plan de llegar a Panamá; pero al fin
logró apresar un buque más pequeño, con el cual pudo desembarcar en la costa de
Venezuela, en el mes de agosto de 1561. Su correría por el continente dejó una
estela de crímenes y de rapiña. La gente, atacada por sorpresa y no pudiendo
oponer una resistencia inmediata a aquel malvado, huía cuando él se acercaba.
Las autoridades enviaron a pedir ayuda hasta Nueva Granada, y toda la parte
norte de la América del Sur estaba aterrorizada.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Aguirre continuó sin oposición
hasta llegar a Barquisimeto. Halló aquel pueblo desierto; pero pronto llegó el
edecán Diego García de Paredes<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn72" name="_ftnref72" style="mso-footnote-id: ftn72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[72]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(Trujillo, Cáceres, 1506 – Venezuela, 1563), con una fuerza leal que había
reunido precipitadamente. Al mismo tiempo, Jiménez de Quesada, conquistador de
Nueva Granada, se apresuraba a marchar contra el traidor con cuantas fuerzas
podía allegar. Aguirre se halló sitiado en Barquisimeto, y sus parciales
empezaron a desertar. Finalmente, viéndose casi solo, Aguirre mató a su hija<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn73" name="_ftnref73" style="mso-footnote-id: ftn73;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[73]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(que había participado en todas aquellas terribles correrías) y se rindió. El
comandante español no quería ejecutar al architraidor; pero los mismos secuaces
de Aguirre insistieron en que se le diese muerte, y lo lograron.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hiciéronse posteriormente otras
muchas tentativas para descubrir «el hombre dorado», pero fueron de poca
importancia, excepto la que realizó Sir Walter Raleigh en 1595. Solamente llegó
hasta el Salto Coroni, es decir, que no pudo llevar a cabo una empresa
tan grande siquiera como la de Ordaz; pero volvió a Inglaterra con
estupendos relatos de un gran lago interior y de ricas naciones. Había
confundido la leyenda del Dorado con noticias de los Incas del Perú, lo cual
prueba que los españoles no eran los únicos que comulgaban con ruedas de
molino. A la verdad, tanto los exploradores ingleses como los de otras
naciones, fueron igualmente crédulos y sintieron la propia ansia de llegar
hasta el oro fabuloso. El mito del gran lago, el lago de Parime, fue
absorbiendo gradualmente el mito del «hombre dorado». La tradición histórica se
fundió y perdió en la fábula geográfica. Únicamente en las selvas orientales
del Perú reapareció el Dorado al principio del siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XVIII</span></span>; pero como una ficción
tergiversada y sin fundamento. Mas el lago Parime permaneció en los mapas y en
las descripciones geográficas. Es una curiosa coincidencia que donde se creía
existían las tribus de oro de Meta, se hayan descubierto recientemente las minas
de oro de Guayana, que han sido motivo de disputa entre Inglaterra y Venezuela.
Es cierto que Meta era tan sólo un mito; pero hasta ese mito fue de utilidad.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La fábula del lago de Parime,
el cual por mucho tiempo se creyó que era un gran lago que tenía detrás grandes
cordilleras de montañas de plata, la desbarató por completo Alexander von
Humboldt (1769 – 1859) a principios del siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XIX</span></span>. Demostró que no había tal
gran lago, ni tales montañas de plata. Las anchas sabanas del Orinoco, cuando
se inundaban en la estación de las lluvias, se creyó que eran un lago, y el
fondo de plata era sencillamente el reflejo de los rayos solares en los picos
de roca micácea.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Con las investigaciones de
Humboldt desapareció la más curiosa y fantástica leyenda de la Historia. Ningún
otro mito o tradición de la América del Norte o de la del Sur llegó a ejercer
tan poderosa influencia en el curso de los descubrimientos geográficos; ningún
otro puso a prueba el esfuerzo humano de un modo tan pasmoso, y ninguno ilustró
con tanta brillantez la incomparable tenacidad y la abnegación inherentes al
carácter español. Para la mayoría de nosotros es una nueva pero una
verdadera y comprobada lección, que esa nación meridional, más impulsiva e
impetuosa que las del norte, era también más paciente y más sufrida.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Murió el mito; pero no había
existido en vano. Antes de que fuese desmentido, había dado pie a la
exploración del Amazonas, del Orinoco, de toda la parte del Brasil situada al
norte del Amazonas, de toda Venezuela, de toda Nueva Granada y del este del
Ecuador. Una mirada al mapa nos revelará lo que esto significa; y es que «el
hombre dorado» hizo que conociese el mundo la geografía de la América del Sur
que se extiende al norte de la línea ecuatorial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="fs150" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">III</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="fs150" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black; font-size: 16pt;">Exploradores ejemplares</span></b><span style="color: black; font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">I<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">EL PORQUERIZO DE TRUJILLO</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Allá por los años de 1471 a
1478 (no estamos seguros de la fecha exacta), nació un infortunado chico en la
ciudad de Trujillo, provincia de Extremadura (España). Era hijo ilegítimo del
coronel Gonzalo Pizarro, el cual se había distinguido en las guerras de Italia
y de Navarra. Pero su parentesco no le fue de provecho alguno. El niño bastardo
nunca tuvo hogar; hasta se dice que fue abandonado como expósito en el atrio de
una iglesia. Creció y se hizo hombre en la ignorancia y la pobreza más abyecta,
sin escuela y sin que nadie cuidase de él, y teniendo que procurarse por sí
solo la subsistencia. Únicamente podía dedicarse a las más bajas faenas; pero
parece que en ellas ponía sus cinco sentidos. ¡Cómo los muchachos de la
vecindad se hubieran reído y mofado si alguien les hubiese dicho: «Ese rapaz
sucio y harapiento que guarda puercos en los encinares de Extremadura, será un
día un grande hombre, en un nuevo mundo que nadie ha visto todavía; será un
soldado más famoso que nuestro Gran Capitán, y repartirá más oro que el Rey,
nuestro Señor!» Y no hubiese podido reprochárseles sus burlas. El hombre más
sabio de Europa en aquella época tampoco habría dado crédito a tal profecía;
porque, a la verdad, era la cosa más improbable del mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero el mozuelo que sabía
guardar fielmente los puercos cuando no había cosa mejor que hacer, podía
dedicarse a cosas más grandes cuando éstas se le ofrecían, y salir
igualmente airoso de ellas. Afortunadamente para él, surgió muy a tiempo el
Nuevo Mundo. A no ser por Colón, hubiera sido hasta su muerte un porquerizo, y
hubiese perdido la Historia una de sus más gallardas figuras, así como otras
muchas a quienes el aventurero genovés abrió las puertas de la inmortalidad.
Para miles de hombres tan incomprendidos por sí mismos como por los demás, no
había entonces en la vida sino una abyecta obscuridad en la atestada, ignorante
y empobrecida Europa. Cuando España halló de repente nuevas tierras allende los
mares, causó el hecho un despertar de la humanidad como no se había visto ni
volverá a verse nunca. Se halló, literalmente hablando, un nuevo mundo, y con
ello se creó casi una nueva gente. No sólo se aprovecharon de tan maravillosa
novedad los grandes hombres y los de preclaro ingenio; el más pobre e ignorante
podía entonces elevarse y crecer hasta desarrollar toda la estatura del hombre
que dentro de él había. Fue, en realidad, el gran principio de la libertad del
hombre; la primera apertura de la puerta de la igualdad; la primera semilla de
las naciones libres como la nuestra. El Viejo Mundo era el campo de los ricos y
los favorecidos; pero América era ya lo que tiene el orgullo de ser hoy: la
gran oportunidad para el pobre. Y es un hecho muy notable que casi todos los
que se hicieron una gran nombradía en América, fueron no los grandes que a ella
vinieron, sino los hombres obscuros que aquí se aquistaron la admiración de un
mundo que antes ni siquiera conocía su nombre. De todos éstos y de todos los
otros, fue Pizarro el más grande explorador. El engrandecimiento del mismo
Napoleón no fue un triunfo tan sorprendente de la fuerza de voluntad y del
genio sobre todos los obstáculos, ni moralmente más digno de alabanza.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No sabemos en qué año Francisco
Pizarro, el porquerizo de Trujillo, llegó a América; pero sí que empezó a ser
hombre de importancia en 1510. En dicho año se hallaba ya en la isla La Española
y acompañó a Alonso de Ojeda en su desastrosa expedición a Urabá en el
continente<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn74" name="_ftnref74" style="mso-footnote-id: ftn74;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[74]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Allí se mostró tan
valeroso y prudente, que Ojeda le dejó encargado de la malhadada colonia
de San Sebastián<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn75" name="_ftnref75" style="mso-footnote-id: ftn75;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[75]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> mientras él regresaba a La
Española en busca de auxilios. Esta primera responsabilidad que recayó sobre
Pizarro, estaba preñada de peligros y sufrimientos; pero nuestro ex porquerizo
se mantuvo a la altura de la situación, y comenzó a desarrollarse en él aquel
raro y paciente heroísmo que más tarde debía sostenerle durante los años más
terribles que haya vivido conquistador alguno. Dos meses estuvo esperando en
aquel sitio mortífero, hasta que perecieron tantos, que los sobrevivientes
pudieron al fin salvarse apretujándose en el único bote que tenían.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Entonces Pizarro se unió con Núñez
de Balboa y participó de aquella penosa marcha a través del istmo y del
brillante honor del descubrimiento del Pacífico. Cuando la intrépida carrera de
Balboa tuvo un fin repentino y sangriento, Pizarro pasó al mando de Pedro Arias
Dávila (Pedrarias Dávila<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn76" name="_ftnref76" style="mso-footnote-id: ftn76;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[76]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>),
el cual lo envió a varias expediciones de poca importancia. En 1515 cruzó de
nuevo el istmo, y probablemente oyó hablar de un modo vago del Perú. Pero no
tenía dinero ni influencia para lanzarse por sí solo a una aventura. Acompañó
al gobernador Dávila cuando éste se trasladó a Panamá y se acreditó en varias
pequeñas expediciones. Pero a la edad de cincuenta años era todavía pobre y desconocido;
no era más que un humilde «ranchero» que vivía cerca de Panamá. En aquel
pestilente y despoblado istmo, pocas oportunidades se le ofrecían para
resarcirse de la pérdida de su juventud. No había aprendido a leer ni a
escribir y, la verdad sea dicha, eso nunca llegó a aprenderlo; pero es evidente
que había aprendido cosas más importantes, y había desarrollado una virilidad
que podía servirle para hacer frente a cualquier contingencia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En 1522, el descubridor,
conquistador y cronista Pascual de Andagoya (Andagoya, Álava, ca. 1498 – Cuzco,
18 junio 1548) hizo un pequeño viaje desde Panamá por la costa del Pacífico;
pero no fue más allá de donde había llegado Balboa algunos años antes. Su
fracaso, sin embargo, llamó de nuevo la atención hacia los países desconocidos
situados más al sur, y Pizarro ardía en deseos de explorarlos. La mente del
hombre que había sido porquerizo fue la única que supo comprender la
importancia de aquellas regiones que esperaban ser descubiertas; su valor, el
único que podía afrontar los obstáculos que para lograrlo existían. Al fin
halló dos hombres prestos a escuchar sus planes y a ayudarle a realizarlos.
Estos fueron Diego de Almagro<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn77" name="_ftnref77" style="mso-footnote-id: ftn77;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[77]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(Almagro, Ciudad Real, 1480 – Cuzco, 8 julio 1538) y Hernando de Luque (Morón
de la Frontera, Sevilla, finales del siglo XV – Panamá, 1534). Almagro era un
soldado de fortuna, un expósito como Pizarro, pero mejor educado y de alguna
más edad. Físicamente era un hombre valeroso, aunque no tenía el elevado valor
moral ni la influencia moral de Pizarro. Era, por todos conceptos, un hombre de
más baja estofa; más bien lo que podía esperarse de ambos por su nacimiento,
que no ese carácter fenomenal del hombre que demostró hallarse tan en su centro
en las cortes y las conquistas, como guardando cerdos en su tierra. No sólo
podía Pizarro acomodarse fácilmente a cualquier rango de fortuna, sino que en
él no hacían mella ni el poder ni la pobreza. Era hombre de rectos principios,
esclavo de su palabra, inflexible, heroico, y no obstante prudente y humanitario,
generoso, justo y siempre leal; cualidades todas en que muy por debajo de él
estaba Almagro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hernando de Luque era un
sacerdote, vicario en Panamá. Era un hombre sabio y bueno, a quien mucho
debieron los dos soldados. Sólo tenían éstos gran valor y fuertes brazos para
la expedición, y él tuvo que aprontar los medios. Hízolo con dinero que obtuvo
del licenciado Gaspar de Espinosa (Medina de Rioseco, ca. 1483 – Cuzco, 14
febrero 1537), jurisconsulto. Era necesario, como en todas las provincias
españolas, el consentimiento del gobernador, y aunque Dávila no parecía aprobar
la expedición, se obtuvo su permiso con la promesa de darle una participación
en los beneficios, aun cuando no tenía que contribuir a los gastos. Se le dio
el mando a Pizarro, y salieron en noviembre de 1524, con un centenar de hombres<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn78" name="_ftnref78" style="mso-footnote-id: ftn78;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[78]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Almagro se quedó para seguirles tan pronto como pudiera, con la esperanza de
reclutar más gente en la pequeña colonia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Después de costear alguna
distancia hacia el sur, Pizarro hizo un desembarco. Era aquel un sitio
inhospitalario. Los exploradores se hallaron en un inmenso pantano tropical,
donde era imposible avanzar a causa de las ciénagas y de la espesa
manigua. Los miasmas que emanaban de aquel cenagal, eran un enemigo cruel e
intangible. Nubes de venenosos insectos se cernían sobre ellos. Pensar que las
moscas sean un peligro para la vida parecerá extraño a los que sólo conocen las
zonas templadas, pero en algunas partes de los trópicos hay insectos más
terribles que los lobos. Desde la marisma, los españoles, exhaustos, lograron
difícilmente abrirse paso hasta unos montes, cuyas aguzadas rocas (que
probablemente eran de lava) les cortaban los pies hasta los huesos. Y nada
encontraron para consolarles y alentarles; todo era un desierto sin aliciente
alguno. Con trabajo retrocedieron hasta su tosco bergantín, aplanados bajo un
sol tropical, y se embarcaron de nuevo. Aprovisionándose de agua y de madera,
continuaron su rumbo hacia el sur. Entonces sobrevinieron fuertes tormentas que
duraron diez días. Lanzado de una a otra parte por las olas, su desvencijado
barco estuvo a punto de hacerse pedazos. Escaseó el agua, y en cuanto a
alimento, tuvieron que contentarse con dos mazorcas de maíz diarias cada uno.
Tan pronto como el tiempo se lo permitió, procuraron desembarcar, pero se
hallaron de nuevo en una selva tupida e impenetrable. Aquellas extrañas,
inmensas selvas de los trópicos (selvas tan grandes como toda Europa), son la
parte más ingrata de la Naturaleza: el inmenso mar y las desiertas llanuras no
son tan solitarias ni tan mortíferas como ellas. Árboles gigantescos, algunos
de ellos de mucho más de cien pies de circunferencia, crecen apiñados y
altísimos, sumidos en eterna lobreguez, enlazados sus enormes troncos con
espesas enredaderas de tal modo que forman, no ya un bosque, sino una
impenetrable muralla. Para dar un paso hay que abrirse camino con el hacha.
Grandes y repugnantes serpientes y enormes saurios viven allí, y en aquel aire
caliente y húmedo se esconde un enemigo más mortal que la boa, el caimán o la
víbora: la pestilencia tropical.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No eran canijos aquellos
hombres; pero en tan terribles desiertos pronto perdieron toda esperanza.
Empezaron a maldecir a Pizarro por haberles llevado a tan miserable
muerte, y clamoreaban porque les volviese a Panamá. Pero eso sólo servía para
contrastar la diferencia que había entre hombres que eran valerosos físicamente
y un hombre de valor moral como Pizarro. No tuvo éste la menor idea de abandonar
la empresa; sin embargo, como sus hombres estaban dispuestos a amotinarse, era
preciso hacer algo, y tuvo una idea brillante; uno de los primeros chispazos de
aquel genio que se desarrolló de modo tan notable ante el peligro y la
necesidad. Alentaba a sus subordinados mientras trataba de desbaratar su motín.
Encargó a Hernando de Montenegro<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn79" name="_ftnref79" style="mso-footnote-id: ftn79;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[79]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
uno de sus oficiales, que se fuese en el bergantín con la mitad del pequeño
ejército a las Islas de las Perlas (en el Pacífico, cerca de la costa de
Panamá) en busca de provisiones. Esto fue parte a que no se abandonase la
expedición. Pizarro y sus cincuenta hombres no podían volverse a Panamá, porque
no tenían buque; y Montenegro y sus acompañantes no podían dejar de volver con
algunos auxilios. Pero fue muy doloroso aquel compás de espera. Durante seis
semanas, aquellos famélicos españoles anduvieron perdidos por la ciénaga, cuya
salida no podían hallar. No encontraban allí alimento alguno, excepto los
mariscos que recogían y algunas bayas, entre las cuales las había venenosas y
que causaban muchos dolores a los que las comían. Pizarro participaba de las
penalidades de sus hombres con bondadosa abnegación, compartiendo alimentos con
el más pobre soldado y trabajando como los demás, siempre animándoles con el ejemplo
y con sus buenas palabras. Más de veinte hombres, casi la mitad de aquel grupo,
murieron a consecuencia de sus privaciones, y los que sobrevivieron perdieron
toda esperanza, excepto el esforzado jefe. Cuando estaban ya a punto de
desfallecer, una luz lejana que vieron brillar a través de la selva les dio
valor, y abriéndose camino hacia ella, llegaron por fin a un campo abierto
donde había una aldea india, cuyas provisiones de maíz y de cocos salvaron a
los extenuados españoles. Tenían aquellos indios unos cuantos toscos adornos de
oro y dijeron que hacia el sur había un país muy rico en este metal.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Por fin, Montenegro regresó con
su buque y algunas provisiones al Puerto del Hambre<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn80" name="_ftnref80" style="mso-footnote-id: ftn80;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[80]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
como le llamaron los españoles. También él había sufrido mucho a causa de las
tormentas, que le retrasaron en su viaje. Unidos los dos grupos, navegaron
hacia el sur y pronto llegaron a una costa más abierta, donde encontraron otra
aldea de indios. Los habitantes habían huido; pero los exploradores hallaron
alimentos y algunos ornamentos de oro. Quedaron horrorizados, sin embargo, al
descubrir que se hallaban entre caníbales, puesto que vieron piernas y brazos
humanos que se estaban asando en las hogueras. Determinaron hacerse a la mar en
medio de una tormenta, antes que quedarse en un lugar tan repulsivo. Al llegar
a un promontorio, que bautizaron con el nombre de Punta Quemada, tuvieron que
desembarcar de nuevo, porque su pobre barco estaba tan quebrantado que había
peligro de que se fuese a pique. Mientras Pizarro acampaba en una ranchería
abandonada, envió a Hernando de Montenegro con una pequeña fuerza a hacer
exploraciones tierra adentro. Había penetrado el teniente unas cuantas millas,
cuando cayó en una emboscada que le tendieron los indígenas, y tres de sus
hombres fueron muertos. Los españoles no tenían ni siquiera mosquetes; pero con
espada y ballesta lucharon desesperadamente y por fin rechazaron a sus atezados
enemigos. Los indios, viendo allí frustrado su propósito, regresaron a marchas
forzadas a su aldea, y por serles familiares las veredas llegaron antes que Hernando
de Montenegro y le atacaron súbitamente. Pizarro, con su pequeña fuerza, salió
a su encuentro, y empezó una lucha feroz, pero desigual. Estaban los españoles
en gran minoría, y su situación era desesperada. En la primera descarga de
flechas del enemigo, Pizarro recibió <i>siete heridas</i>, hecho que por
sí solo basta para demostrar la escasa ventaja que la armadura de los españoles
les daba sobre los indios, mientras que era una carga muy pesada bajo el calor
de los trópicos y entre enemigos tan ágiles. Los españoles tuvieron que cejar,
y al retroceder, Pizarro resbaló y cayó. Los indios, reconociendo fácilmente
que era el jefe, dirigieron todos sus esfuerzos contra él, y varios de ellos se
lanzaron sobre el guerrero caído y ensangrentado, pero Pizarro se levantó
y haciendo un supremo esfuerzo, tumbó a dos de ellos y mantuvo a los otros a
distancia, hasta que vinieron sus hombres en su ayuda. Entonces acudió
Montenegro y atacó por detrás a los indios, viéndose pronto los españoles
dueños del campo. Pero les había costado muy caro, y el jefe comprendió
claramente que no podía permanecer en aquella tierra salvaje con tan pequeña
fuerza. Pensó, por lo tanto, en ir a buscar refuerzos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Embarcóse de nuevo para volver
a Chicamá<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn81" name="_ftnref81" style="mso-footnote-id: ftn81;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[81]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, y permaneciendo allí con
la mayoría de sus hombres, cuidando de que no tuviesen ocasión de desertar,
envió a Nicolás de Ribera (Cádiz, 1492 – Lima, 1563), con el oro que habían
recogido y un informe detallado de sus hechos, al gobernador Pedrarias Dávila,
de Panamá.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Entre tanto, Almagro, después
de muchas demoras, había salido de Panamá en otro buque y con sesenta hombres
para seguir a Pizarro. Encontró la pista por los árboles que Pizarro había
marcado en varios puntos, según lo convenido. Desembarcó en Punta Quemada, y
allí le recibieron los indios de un modo hostil. Llegaba Almagro con la sangre
ardiente y cargó contra ellos con denuedo. En esa acción, una jabalina de los
indios le produjo tan grave herida en la cabeza que, después de unos días de
intenso sufrimiento, perdió uno de sus ojos. Pero, no obstante esa gran
desgracia, continuó impertérrito su viaje. La gran resistencia física de aquel
hombre era su cualidad más admirable. Podía arrostrar el peligro y el dolor
bravamente; pero pocos días después demostró que carecía de valor moral. En el
río San Juan<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn82" name="_ftnref82" style="mso-footnote-id: ftn82;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[82]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, la soledad y la
incertidumbre fueron demasiado para Almagro, y se volvió hacia Panamá.
Afortunadamente supo que su capitán estaba en Chicamá, y allí se juntó con él.
Pizarro no pensaba en abandonar la empresa, y de tal modo influyó en Almagro,
el cual sólo necesitaba ser dirigido para estar pronto a cualquier hazaña, que
los dos se juraron solemnemente llegar hasta el fin de su viaje o morir como
hombres en la empresa. Pizarro le envió a Panamá en busca de auxilios, y
él se quedó alentando a sus hombres en el pestífero Chicamá.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El gobernador Dávila, hombre
nada emprendedor y poco dado a la administración, estaba a la sazón de muy mal
humor para que le pidiesen ayuda. Uno de sus subordinados en Nicaragua merecía
ser castigado según él creía, y su fuerza no era suficiente para el caso. Se
arrepentía amargamente de haber permitido a Pizarro irse con cien hombres, que
ahora le serían muy útiles, y rehusó ayudar a la expedición y hasta permitir
que continuase. Hernando de Luque, cuyo cargo y carácter le daban influencia en
la pequeña colonia, finalmente persuadió al pusilánime gobernador a que no
estorbase la expedición. Hasta en eso mostró Dávila su codicia. Como precio de
su consentimiento oficial, sin el cual no podía hacerse el viaje<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn83" name="_ftnref83" style="mso-footnote-id: ftn83;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[83]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
exigió el pago de mil pesos de oro, renunciando todo su derecho a los
beneficios de la expedición, que estaba seguro que serían casi nulos. Un peso
de oro valía entonces mucho más de lo que vale ahora. En aquellos días era
dicho metal mucho más escaso que en la actualidad, y, por consiguiente, era
mayor su valía. Con un peso de oro podía entonces comprarse una cantidad de
cosas cinco veces mayor que ahora, de modo que lo que se llamaba un duro, y
pesaba un duro, tenía realmente el valor de cinco duros. Por consiguiente, el
dinero que exigía Pedrarias Dávila como soborno, equivalía a cinco mil duros.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Afortunadamente, por aquel
tiempo Dávila fue sustituido por otro gobernador de Panamá, don Pedro de los
Ríos<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn84" name="_ftnref84" style="mso-footnote-id: ftn84;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[84]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
el cual no puso obstáculos al gran proyecto. Con fecha 10 de marzo de 1526,
hicieron un nuevo contrato Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque.
El buen vicario había hecho un anticipo de cien mil pesos en barras de oro para
la expedición, y tenía que percibir una tercera parte de todos los beneficios.
Pero en realidad la mayor parte de ese dinero procedía del licenciado Gaspar de
Espinosa, y por medio de un contrato privado se estipuló que la participación
que correspondía a Luque se entregaría al licenciado. Se compraron y
abastecieron con provisiones dos nuevos buques, mayores y mejores que el
estropeado bergantín que había construido Núñez de Balboa. El pequeño ejército
se engrosó con reclutas hasta reunir 160 hombres, y también se adquirieron unos
cuantos caballos, quedando equipada y lista la segunda expedición.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">II<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">EL HOMBRE IMPERTÉRRITO</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Con una fuerza tan
insuficiente, aunque mucho más numerosa que antes, Pizarro y Almagro se
embarcaron de nuevo para llevar a cabo su peligrosa empresa. El piloto era
Bartolomé Ruiz<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn85" name="_ftnref85" style="mso-footnote-id: ftn85;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[85]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> (Moguer, Huelva, siglo XV
– Cajamarca, Perú, ca. 1534), valiente y leal andaluz y buen marino. El tiempo
se presentaba mejor, y los aventureros iban muy esperanzados. Después de
navegar unos cuantos días, llegaron al río San Juan, que era el punto más
lejano de aquella costa a que había llegado europeo alguno: se recordará que
fue el punto donde Almagro se descorazonó y volvió hacia atrás. Allí hallaron
más soldados indios y un poco de oro; pero también allí la inmensidad y aspereza
del desierto se hizo más evidente. Nos es muy difícil concebir, en esta época
de comodidades, cuán <i>perdidos</i> se hallaban aquellos
exploradores. No había entonces en todo el mundo un hombre de raza blanca que
supiese lo que había más allá del sitio adonde habían llegado los aventureros
españoles; y para sentir aliento y valor es necesario saber con certeza que
existe algún objetivo en el punto a que nos encaminamos. Podemos comprender lo
que por ellos pasaría, si nos imaginamos un grupo de muchachos, valerosos pero
indoctos, conducidos con los ojos vendados a una distancia de mil millas, y
abandonados en un desierto selvático y enteramente desconocido.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Allí hizo alto Pizarro con
parte de sus hombres, y envió a Almagro a Panamá con uno de los buques en busca
de reclutas, y al piloto Bartolomé Ruiz con el otro buque a explorar la
costa más al sur. Ruiz costeó hasta llegar a la Punta de Pasado, y fue el
primer hombre blanco que cruzó la línea ecuatorial en el Pacífico, lo cual no
es menguado honor. Encontró un país de más promisión, y vio pasar una balsa
grande con velas de tela de algodón, en la cual iban varios indios. Tenían
espejos (probablemente de vidrio volcánico, como era común entre los aborígenes
del Sur) con marcos de plata, y adornos de plata y de oro, además de géneros
notables en que había entretejidas figuras de animales, pájaros y peces. El
recorrido duró varias semanas, y Bartolomé Ruiz llegó al río San Juan muy
oportunamente. Pizarro y su gente sufrieron horribles penalidades. Habían hecho
un gallardo esfuerzo para penetrar tierra adentro; pero no les fue posible
salir de la horrenda selva tropical «cuyos árboles llegaban hasta el cielo». La
espesa manigua [bosque tropical espeso y pantanoso] no era tan solitaria como
la de las otras selvas en que habían estado. Había multitud de charloteros
loros y brillantes monos, alrededor de los árboles se enroscaban perezosas
boas, y dormitaban los caimanes junto a empantanadas lagunas. Muchos de los
españoles perecieron, víctimas de aquellos horripilantes y raros reptiles:
algunos murieron hechos pulpa, estrujados por las potentes roscas de las
serpientes, y otros fueron triturados entre las mandíbulas de los escamosos
saurios. Muchos más fueron muertos por los indios que estaban en acecho: en una
sola arremetida, catorce de aquella menguante partida fueron asesinados por los
naturales que rodeaban su embarrancada canoa. Agotáronse también sus provisiones,
y los que quedaron con vida se estaban muriendo de hambre cuando llegó Bartolomé
Ruiz con escasos auxilios, pero con noticias alentadoras. Pronto llegó también
Almagro, con provisiones y un refuerzo de ochenta hombres.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Toda la expedición se hizo de
nuevo a la vela con rumbo al Sur. Pero en seguida se desencadenaron
persistentes tormentas. Después de indecibles sufrimientos, los exploradores
volvieron la proa hacia la isla del Gallo, donde permanecieron dos semanas para
reparar sus desmantelados buques y sus cuerpos, igualmente quebrantados.
Después se embarcaron otra vez, dirigiéndose a mares ignotos. El paisaje iba
presentando gradualmente mejor aspecto. Los palúdicos bosques tropicales ya no
se extendían hasta la orilla del mar. Entre los boscajes de ébanos y caobos,
había de vez en cuando algunos claros, con campos rústicamente cultivados, y
también poblados indios de bastante extensión. En aquella región había placeres
auríferos y criaderos de esmeraldas, y los indígenas tenían valiosos ornamentos.
Los españoles desembarcaron, pero fueron acometidos por un número muy superior
de indios, y sólo pudieron librarse de ellos de una manera muy curiosa. En la
desigual batalla los españoles se vieron acorralados, cuando uno de ellos cayó
de su caballo, y ese pequeño incidente puso en fuga el enjambre de indígenas.
Algunos historiadores han ridiculizado la idea de que semejante minucia pudiese
producir aquel efecto; pero esto es debido a la ignorancia de los hechos. Hay
que tener presente que aquellos indios nunca habían visto un caballo. Tomaron
al jinete español y su cabalgadura por un animal grande, raro y asaz terrible
por sí solo: trasunto del antiguo mito griego de los Centauros, este incidente
muestra el modo como nació aquel mito. Pero, luego, la gran bestia desconocida
se dividió en dos partes, que podían obrar con entera independencia la una de
la otra, y esto era demasiado para aquellos supersticiosos indios, todos los
cuales huyeron despavoridos. Los españoles salieron escapados hacia sus buques
y dieron gracias al cielo por su extraña liberación.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero esta escapada milagrosa
les demostró más claramente la insuficiencia de aquel puñado de hombres para
luchar contra las hordas de indios. Necesitaban más refuerzos, y otra vez se
embarcaron hacia la isla del Gallo, donde esperaría Pizarro mientras Almagro
iba a Panamá en solicitud de auxilios. Obsérvese cómo Pizarro siempre tomaba
para sí la carga más pesada y más penosa y daba la más fácil a su consocio.
Siempre era Almagro el que se enviaba a las comodidades que ofrecía la
civilización, mientras que el esforzado jefe soportaba la espera, el peligro y
el sufrimiento. El mayor obstáculo que se presentaba entonces consistía en
los mismos soldados, aun teniendo en cuenta los mortales peligros y enormes privaciones
que debían sufrir. Pero los peligros y las privaciones de por fuera son más
llevaderos que la traición y el descontento por dentro. A cada paso Pizarro
tenía que <i>sostener</i> moralmente a sus hombres. Sentíanse
constantemente descorazonados (y ciertamente tenían motivo para estarlo); y en
tal estado de ánimo se hallaban dispuestos a cualquier acto de violencia, y de
ningún modo a seguir adelante. Así es que Pizarro tenía constantemente que
esforzar su voluntad y su valor no solamente para él mismo, que sufría tan
cruelmente como el último, sino para todos. Era como uno de esos espíritus
vigorosos que vemos algunas veces sosteniendo un cuerpo medio muerto, cuerpo
que mucho antes se hubiera ya disgregado de un espíritu menos intrépido.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los hombres se habían amotinado
de nuevo, y a pesar del animoso ejemplo y de los esfuerzos de Pizarro,
estuvieron a punto de hacer fracasar toda la empresa. Por conducto de Almagro
enviaron a la esposa del gobernador un ovillo de algodón como muestra de los
productos del país; pero en este al parecer inocuo regalo, los cobardes habían
escondido una carta en la cual declaraban que Pizarro los conducía a la muerte,
y amonestaban a otros que no le siguiesen. Un verso ramplón, colocado al final,
decía que Pizarro era un carnicero que esperaba más carne, y que Almagro había
ido a Panamá a recoger ovejas para llevarlas al matadero.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La carta llegó a manos del
gobernador Pedro de los Ríos, el cual se indignó mucho al leerla. Envió al
cordobés Juan de Tafur con dos buques a la isla del Gallo a recoger a todos los
españoles que allí estaban, y estorbar así una expedición cuya importancia no
era su mente capaz de comprender. Pizarro y sus hombres sufrían terriblemente,
siempre calados por las tormentas y casi muertos de hambre. Cuando llegó Tafur,
todos menos Pizarro lo acogieron como un salvador y querían volverse con él en
el acto. Pero el capitán no cejó. Con su daga trazó una raya sobre la
arena y mirando a sus hombres de hito en hito les dijo: «Camaradas y amigos: de
aquel lado está la muerte, las privaciones, el hambre, la desnudez, las
tempestades; de este lado está la comodidad y la molicie. Desde este lado vais
a Panamá a ser pobres; del otro lado vais al Perú a ser ricos. El que sea
valiente castellano, que escoja lo preferible».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Al decir esto cruzó la raya,
pasándose al sur. Bartolomé Ruiz, el bravo piloto andaluz, cruzó también detrás
de él; lo mismo hizo Pedro de Candía, el griego, y, uno tras otro, once héroes
más, cuyos nombres merecen ser recordados por cuantos aman la lealtad y el
valor. Eran Cristóbal de Peralta, Domingo de Soria Luce, Nicolás de Ribera,
Francisco de Cuéllar, Alonso de Molina, Pedro Alcón, García de Jerez, Antón de
Carrión, Alonso Briceño, Martín de Paz y Juan de la Torre. <o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El ruin Juan de Tafur sólo vio
en este acto de heroísmo una desobediencia al gobernador, y no quiso dejarles
uno de sus buques. Con dificultad se le pudo inducir a que les abandonase
algunas provisiones, siquiera para impedir que se murieran, y con sus cobardes
pasajeros se volvió a Panamá, dejando a los catorce solos en su pequeña isla
del desconocido mar Pacífico.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">¿Tuvo nunca el lector
conocimiento de un heroísmo más grande? ¡Solos, aprisionados por el gran mar,
con muy pocos alimentos, sin buques, sin ropa, casi sin armas, había allí
catorce hombres, empeñados todavía en conquistar un país salvaje tan grande
como toda Europa! Hasta el parcial historiador William H. Prescott admite que en
todos los anales de la caballería no se encuentra nada que la aventaje.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La isla del Gallo se hizo inhabitable,
y Pizarro y sus hombres construyeron una frágil balsa y en ella navegaron
setenta y cinco millas hacia el norte, hasta llegar a la isla de Gorgona. Esa
era tierra más alta y en ella había madera, y los exploradores construyeron
chozas para resguardarse de las tormentas. Sufrieron grandemente por el hambre,
por la intemperie y por causa de los bichos venenosos, que les martirizaban
cruelmente. Pizarro reunía a su gente a diario para hacer sus devociones,
y todos los días daban gracias a Dios por conservarles la vida y le pedían que
no los desamparase. Pizarro fue siempre un hombre devoto, y nunca hacía acto
alguno sin invocar la gracia divina, ni se olvidaba nunca de dar gracias a Dios
por los éxitos que alcanzaba. Así lo hizo hasta el fin, y aun en sus
postrimerías trazó con los dedos la cruz, que tanto reverenciaba.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Durante siete inenarrables
meses, los catorce hombres abandonados esperaron y sufrieron en su solitario
arrecife. Juan de Tafur llegó salvo a Panamá, y dio cuenta de haberse negado
aquellos hombres a volver con él. El gobernador Pedro de los Ríos se irritó más
todavía y rehusó prestar auxilio a los obstinados náufragos. Pero Hernando de Luque,
recordándole que las órdenes que había recibido de la Corona eran que ayudase a
Pizarro, al fin indujo al tacaño gobernador a que permitiese enviarles un buque
con casi los suficientes marineros para tripularlo y un pequeño acopio de
provisiones. Pero con el buque se enviaron órdenes terminantes a Pizarro de
volver y presentarse en el término de seis meses, ocurriera lo que ocurriese.
Los que fueron a rescatarlos hallaron a los catorce valientes en la isla de
Gorgona; y Pizarro pudo al fin continuar su viaje con unos cuantos marineros y
un ejército de <i>once</i>. Dos de los catorce estaban tan enfermos que tuvieron
que quedar en la isla al cuidado de indios amigos, y con el corazón apenado sus
camaradas se despidieron de ellos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pizarro hizo rumbo al sur.
Pronto traspusieron el punto más lejano a que había llegado europeo
alguno—Punta de Pasado, que era el límite de las exploraciones de Bartolomé Ruiz—y
se hallaron de nuevo en mares desconocidos. Después de navegar veinte días,
entraron en el Golfo de Guayaquil (Ecuador), y anclaron en la bahía de Túmbez.
Delante de ellos vieron una gran ciudad india con casas permanentes. La bahía
azul estaba salpicada de balsas con velas indias, y en las lejanías del fondo
veían elevarse los gigantescos picos de los Andes. Podemos imaginarnos la
impresión que debió causar a los españoles la primera vista de aquellas montañas,
que tenían más de veinte mil pies ingleses de altura.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los indios salieron en sus
balsas a contemplar a los maravillosos extranjeros, y viéndose tratados con la
mayor bondad y consideración, pronto perdieron el miedo. Los españoles
recibieron regalos de pollos, cerdos y baratijas; les trajeron plátanos, maíz,
boniatos, piñas, cocos, caza y pescado. Puede asegurarse que estos obsequios
fueron sumamente apreciados por los rudos exploradores, después de tantos meses
de pasar hambre. Los indios llevaron también a bordo varias llamas, que son los
cuadrúpedos característicos y más valiosos de la América del Sur. El ameno,
aunque mal informado historiador que ha contribuido más que otro hombre alguno
en los Estados Unidos a propagar una interesante, pero absolutamente falsa idea
del Perú, dice que la llama es el carnero peruano; pero es tan carnero como la
jirafa. La llama es el camello sudamericano, un verdadero camello, aunque
pequeño. Es el animal de carga cuyo andar lento y seguro y cuyo paciente lomo
han permitido al hombre transitar por un país tan montañoso que en algunos
sitios son inservibles los caballos. Además de hacer las veces de acémila, es
productor de materia textil: de él se saca el pelo que sirve para tejer las
prendas de ropa que usa el pueblo. Había tres clases más de camellos: la
vicuña, el guanaco y la alpaca, todos pequeños y todos apreciados por su pelo,
el cual para géneros finos es superior a la lana de los mejores carneros. Los
peruanos domesticaron la llama en grandes rebaños e hicieron de ese cuadrúpedo
su auxiliar más importante. Eran los únicos aborígenes en las dos Américas que
tenían un animal de carga antes de llegar los europeos, excepto los apaches de
las llanuras y los esquimales, los cuales utilizaban los perros y los trineos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En Túmbez, Alonso de Molina fue
enviado a tierra para ver la ciudad. Volvió con tan sorprendentes informes de
templos dorados y grandes fortalezas, que Pizarro no le dio crédito y envió a
Pedro de Candía. Este griego, natural de la isla de Candía<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn86" name="_ftnref86" style="mso-footnote-id: ftn86;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[86]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
era hombre importante en el pequeño grupo de españoles. En todas partes
eran entonces los griegos considerados como un pueblo versado en las todavía
misteriosas armas, y toda Europa respetaba a los que habían inventado el «fuego
griego», ese maravilloso agente que ardía por debajo del agua y que nadie sabe
fabricar hoy día. Los griegos eran generalmente conocidos como «pirotécnicos»,
y eran muy solicitados como maestros de artillería.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pedro de Candía bajó a tierra
con su armadura y su arcabuz, causando con ambas cosas el pasmo de los
habitantes; y cuando puso una tabla como blanco y de un balazo la hizo
astillas, quedaron sobrecogidos por aquel extraño ruido y por el resultado.
Candía dio informes tan encomiásticos como los de Molina, y los harapientos
españoles empezaron a creer que al fin iban a realizarse sus dorados ensueños,
y con esto cobraron nuevo aliento. Pizarro rehusó delicadamente aceptar los
regalos de oro, plata y perlas que le ofrecieron los aterrorizados indígenas, y
de nuevo volvió la proa hacia el Sur, navegando hasta cerca de los 9° de
latitud. Entonces, considerando que ya había visto bastante para justificar su
vuelta en busca de refuerzos, se dirigió a Panamá. Alonso de Molina y un
compañero se quedaron en Túmbez a petición suya, por gustarles mucho aquella
tierra. En su lugar llevóse Pizarro dos jóvenes indios para que aprendiesen la
lengua española. Uno de ellos a quien dieron el nombre de Felipillo, jugó más
tarde un papel importante pero ignominioso. Los navegantes se detuvieron en la
isla de Gorgona para recoger a sus dos camaradas que quedaron enfermos. El uno
había muerto, pero el otro se unió de buen grado a sus compañeros. Y así, con
sus doce hombres, Pizarro volvió a Panamá, después de diez y ocho meses de
ausencia, habiendo amontonado en ese lapso de tiempo todos los sufrimientos y
todos los horrores de una vida entera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></h2>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">III<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">GANANDO TERRENO</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Al gobernador Pedro de los Ríos
no le impresionó el heroísmo de aquel pequeño grupo, y rehusó prestarle
auxilio. Su situación parecía desesperada; pero el jefe no se amilanó.
Determinó ir él mismo a España y dirigirse personalmente al Rey. Esta me parece
a mí que fue una de sus más notables empresas. Aquel hombre, cuya niñez se
deslizó entre cerdos, y que en su edad viril guardó rebaños de hombres rudos y
mucho más peligrosos; que nada sabía de libros ni de etiquetas cortesanas,
presentándose confiada, pero modestamente en la deslumbradora y rígida corte de
España, mostraba otra faceta de su alto valor. Era lo mismo que si un
deshollinador de Londres fuese mañana a pedir audiencia y mercedes a la Reina
Victori<a name="FNanchor_14_14"></a>a.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero Pizarro supo salir de
aquélla, como de todas las otras crisis de su vida, de una manera honrosa.
Estaba todavía sin ropa y sin un maravedí; pero Hernando de Luque hizo una
colecta para él de mil quinientos ducados, y en la primavera del año 1528
embarcó Pizarro para España<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn87" name="_ftnref87" style="mso-footnote-id: ftn87;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[87]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Llevó consigo a Pedro de Candía y algunos peruanos, con varias llamas, telas
primorosamente tejidas por los indios y algunas joyas y vasijas de oro y plata
para corroborar su relato. Llegó a Sevilla durante el verano, y fue en el acto
encerrado en un calabozo por Martín Fernández de Enciso, en virtud de una cruel
y antigua ley que por mucho tiempo prevaleció en todos los
países civilizados, que permitía encarcelar por deudas. La historia de sus
hechos no tardó en divulgarse, y por orden de la Corona fue puesto en libertad
y llamado a la Corte. De pie ante el arrogante Carlos V, el analfabeto soldado
contó su historia con tanta modestia, de un modo tan varonil y con tal
claridad, que el emperador derramó lágrimas al oír el relato de tan horribles
sufrimientos y se entusiasmó ante tan heroica entereza.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El rey estaba a punto de
embarcarse para Italia en una misión importante; pero, ganado ya su corazón,
dejó a Pizarro muy recomendado al Consejo de las Indias para que éste le
ayudase en su empresa. Aquella docta, pero grave corporación, se movía
lentamente, como suelen moverse los hombres que sólo han aprendido en libros y
con teorías, y la dilación era peligrosa. Por fin la reina<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn88" name="_ftnref88" style="mso-footnote-id: ftn88;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[88]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
intervino en el asunto, y el veintiséis de julio de 1529 firmó de su propia y
regia mano el precioso documento que hizo posible una de las más grandes y más
brillantes conquistas que registra la historia de la humanidad. América debe
mucho a las animosas reinas de España, lo mismo que a sus reyes. Recordamos lo
que hizo Isabel para el descubrimiento del Nuevo Mundo, y ahora la esposa de
Carlos V contribuyó de una manera igualmente honrosa al más interesante pasaje
de la historia de América.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La capitulación o contrato en
que dos personalidades tan diferentes y distantes figuran al lado una de la
otra—la primera firmando con letra clara: <i>Yo la Reina</i>, y el otro
poniendo debajo: <i>Francisco (X) Pizarro</i>, fue la base de la fortuna
de este último. El hombre que fuera víctima de la mofa y del abandono de
espíritus mezquinos, que constantemente frustraran su más acariciada esperanza,
se había ahora aquistado el interés y el apoyo de sus soberanos, y obtenido de
ellos la promesa de un magnífico galardón; y seguros estamos de que un hombre
de su calibre tenía más lejos de su pensamiento ese galardón que la posibilidad
de realizar su soñado descubrimiento. Había tenido que atraerse auxiliares con
el cebo de doradas esperanzas; y era natural y justo que, al cabo de
cincuenta años de pobreza y privaciones, pensase también un poco en
procurar para sí un tanto de comodidad y de riqueza. Pero no ha habido ni podrá
haber hombre alguno que, por mera avaricia, lleve a cabo las proezas que
realizó Pizarro. Semejantes éxitos sólo pueden alcanzarlos los grandes
espíritus que persiguen los más altos ideales, y ciertamente la principal
ambición de Pizarro era conseguir algo más noble y perdurable que el oro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El contrato con la Corona
concedió a Francisco Pizarro el derecho de fundar y establecer un imperio
español en el país de Nueva Castilla, que tal fue el nombre que se dio al Perú.
Se le otorgaba permiso «para explorar, conquistar, pacificar y colonizar» las
tierras desde Santiago<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn89" name="_ftnref89" style="mso-footnote-id: ftn89;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[89]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
hasta un punto distante doscientas leguas al sur, y de esa vasta y desconocida
nueva provincia sería gobernador y capitán general, que era el más elevado
cargo militar. Se le daban, además, los títulos de Adelantado y Alguacil mayor
de por vida, con un sueldo anual de 725.000 maravedises. A Diego de Almagro se
le nombraba comandante de Túmbez, con una renta anual de 300.000 maravedises y
el rango de hidalgo. El buen Padre Hernando de Luque fue nombrado obispo de
Túmbez y protector de los indios con mil ducados anuales. A Bartolomé Ruiz se
le dio el título de gran piloto de los mares del Sur; Pedro de Candía fue
nombrado comandante de artillería, y a los otros que tan bizarramente permanecieron
al lado de Pizarro en la isla solitaria, se les concedió el título de hidalgos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">A cambio de estas mercedes se
le exigió a Pizarro la promesa de observar las generosas leyes españolas para
el gobierno, protección y educación de los indios, y que llevara con él
sacerdotes expresamente para convertir los naturales al cristianismo. Tenía
además que reunir una fuerza de doscientos cincuenta hombres en seis meses, y
equiparlos bien, contando con un pequeño auxilio de la Corona; y dentro de los
seis meses de su llegada a Panamá, debía salir con la expedición para el Perú.
También se le hizo caballero de la Orden de Santiago, y, elevado así de repente
a la altiva nobleza de España, se le permitió añadir las armas reales a
las de los Pizarros, con otros timbres conmemorativos de sus proezas: una
ciudad india, con un buque en la bahía y el pequeño camello del Perú. Esto era
un sorprendente y significativo cúmulo de honores, muy difíciles de comprender
para los que sólo estamos habituados a las instituciones republicanas. Borró
para siempre la mancilla del nacimiento de Pizarro y le dio un sitio
esclarecido. Fue eso tanto más importante, por cuanto demostraba que la Corona
reconocía de este modo el rango de Pizarro en la conquista de América. Hernán Cortés
nunca ganó y nunca recibió tal distinción.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Esta división de honores dio
pie a muy serios disgustos. Almagro jamás perdonó a Pizarro su mayor
exaltamiento, y le acusó de haber procurado lo mejor para sí, egoísta y
traicioneramente. Algunos historiadores se han puesto de parte de Almagro; pero
tenemos fundados motivos para creer que Pizarro obró con rectitud e integridad.
Como él mismo expuso, hizo cuantos esfuerzos pudo para inducir a la Corona a
conceder los mismos honores a Almagro; pero la Corona se negó a ello. Mas, aun
sin tener en cuenta la palabra de Pizarro, era una medida política muy prudente
que la Corona rehusase esa petición. En cualquier parte, la coexistencia de dos
jefes constituye siempre un peligro, y España había ya tenido en tal sentido una
experiencia demasiado amarga en América, para dar lugar a una repetición.
Dispuesta estaba a conceder todos los honores y dar estímulos a los brazos;
pero debía haber solamente una cabeza, y ciertamente cualquiera que se fije en
la diferencia mental y moral que había entre los dos hombres y en lo que fueron
sus acciones y los resultados, antes y después de la regia concesión, admitirá
que la Corona de España hizo favor a Almagro en su estimación y le dio
ciertamente cuanto él valía. En todo el contrato se transparentan los esfuerzos
de Pizarro en favor de su socio, el ingrato y después traidor Almagro, y eso lo
corrobora plenamente la prolongada paciencia y la clemencia de Pizarro para con
su vulgar, innoble y cada vez más empecatado camarada. No era Pizarro de
esos hombres a quienes la fortuna les trastorna la cabeza. Ni lo aplastaba la
adversidad, ni, lo que es más raro todavía, le embriagaba el éxito más
brillante, en lo cual se elevaba a mayor altura que Napoleón, que era más
grande como genio, pero menos noble como hombre. Elevado de una abyecta y
prolongada pobreza al más alto pináculo de la riqueza y de la fama, Pizarro fue
siempre el mismo hombre tranquilo, modesto, prudente, heroico, temeroso de Dios
y agradecido a sus beneficios. El éxito sólo contribuyó a hacer más vil la naturaleza
de Almagro, y su fin fue ignominioso.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Después de firmar su contrato
con la Corona, Pizarro sintió anhelo de visitar los lugares en que
transcurriera su niñez. Aun cuando ésta fuera infelicísima, sentía una varonil
satisfacción en volver a contemplar aquellos lugares. Y el harapiento rapaz que
dejara sus cerdos en Trujillo, volvió allí siendo un héroe ennoblecido, de
cabello cano y de fama imperecedera. No creo que fuese allá por un alarde de
vanagloria ante los que pudieran recordarle. Esto no era propio del carácter de
Pizarro, el cual nunca dio muestras de vanidad ni de orgullo. Era liberal,
modesto, generoso, como el valiente William Crooks (1832 – 1907), el más grande
y el mejor de nuestros conquistadores de los indios, el cual nunca estaba más a
gusto que cuando andaba entre sus tropas sin que en su uniforme ni en sus
maneras se pudiese ver que era un mayor general del ejército de los Estados
Unidos y no un pobre <i>scout</i> o cazador. No; lo que llevó a
Pizarro a Trujillo fue lo que había en él de hombre, o tal vez un rasgo del
niño que siempre queda en estos grandes corazones. Por supuesto, el pueblo se
regocijó honrando al héroe de ese cuento fantástico, que tal parece la historia
de sus hechos. Pero con seguridad que el bizarro general se alegraba de
evadirse algunas veces de sus visitas, para ir a recorrer las lomas donde había
guardado cerdos muchos años antes, y a contemplar los mismos árboles y
riachuelos, y tal vez a otro harapiento e ignorante muchacho pastoreando bulliciosos
puercos. Bien pudo haberse pellizcado para cerciorarse de que
realmente estaba despierto; de que aquel rapaz que veía allá a lo lejos no
era él, Francisco Pizarro, vestido de harapos en medio de sus cerdos, y de que
aquel caballero canoso, afamado, que tanto había viajado y tantos honores
recibido, no era un sueño, como tampoco los años que habían transcurrido. Y era
él hombre capaz, sintiéndose despierto, de ir a sentarse sobre el césped junto
al desharrapado porquerizo y decirle bondadosamente: «¿Cómo vamos, amigo?» Y
cuando el asombrado y asustado mozuelo balbucease o tratase de huir del primer
gran personaje que le había dirigido la palabra, Pizarro le hablaría con tanto
cariño y le contaría cosas tan maravillosas, que el pobre rapaz le miraría con
esa adoración al héroe que es uno de los más puros y más alentadores impulsos
de nuestra naturaleza, pensando si podría él llegar a ser algún día un
personaje como aquel arrogante caballero que tranquilamente le había dicho:
«Sí, hijo mío; yo también guardé puercos en este sitio». Cuanto más pienso en
ello, por lo que sabemos de Pizarro, más seguro estoy de que realmente fue a
visitar los antiguos pastos y los cerdos y los ignorantes porqueros, y de que
habló con ellos sencilla y afablemente, y que les impresionaría de tal modo,
que resolvieron hacer algo mejor de lo que haciendo estaban.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero el interés que en todas
partes se atraía Pizarro no trajo reclutas a su bandera tan a prisa como él
deseaba. Muchos preferían admirar al héroe, que llegar a ser héroes a costa de
semejantes padecimientos. Entre los que le siguieron estaban sus hermanos
Hernando, Gonzalo y Juan, que debían figurar de un modo preeminente en el Nuevo
Mundo, si bien hasta entonces nunca se había oído mentar sus nombres. Hernando,
el mayor de los cuatro, era el único hijo legítimo y recibió mucha mejor
educación. Pero era también el peor, y como no profesaba los principios
estrictos de Francisco, terminó de un modo lastimoso. Juan era una figura
simpática, y se distinguió por su carácter varonil y su valor; murió
prematuramente. Gonzalo era un verdadero caballero andante, intrépido, liberal
y caballeroso, y llegó a ser tan querido en el Nuevo Mundo por los
soldados que le seguían, como por los indios que conquistaba. Hizo una de las
marchas más increíbles de que hay memoria, y probablemente hubiera adquirido
gran fama, si la muerte de su hermano y guía Francisco no le hubiese hecho caer
en manos de malos consejeros como el pícaro Francisco de Carvajal<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn90" name="_ftnref90" style="mso-footnote-id: ftn90;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[90]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
quienes llevándole por mal camino le empujaron hacia su ruina. Pero, si bien
los hermanos no eran malvados, ni cobardes, ni tontos, ninguno podía compararse
con Francisco. Era éste uno de los raros ejemplares que se han hallado
esparcidos y muy distanciados por el camino del mundo. Poseía no tan sólo las
cualidades de los héroes y que, por fortuna, son muy comunes, sino también la
intuición y la certera finalidad del genio. Con menos perspicacia que Napoleón,
porque era menos instruido, pero tan grande como él en su decisión, y más grande
que él por sus principios, fue uno de los hombres más insignes de todas las
edades.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero, volviendo a nuestro
relato, pasaron los seis meses, y todavía le faltaba completar los doscientos
cincuenta voluntarios que necesitaba. El Consejo estaba a punto de revistar el
contingente; pero Pizarro, por temor de que, ateniéndose estrictamente a la
letra de la ley, pudiese aquél impedirle la consumación de sus grandes planes
simplemente por la falta de unos cuantos hombres, y desesperado al pensar en
una nueva demora, no quiso aguardar el permiso oficial para salir, sino que
soltó amarras y se hizo a la mar secretamente en enero de 1530. No fue
realmente correcta semejante determinación; pero estaba convencido de que mucho
se arriesgaba por un mero tecnicismo y de que él cumplía con el espíritu ya que
no con la letra de la ley<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn91" name="_ftnref91" style="mso-footnote-id: ftn91;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[91]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Es evidente que la Corona lo comprendió también así, puesto que ni se le mandó
a buscar ni se le impuso un castigo. Después de un viaje pesado llegó salvo a
Santa María<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn92" name="_ftnref92" style="mso-footnote-id: ftn92;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[92]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Allí sus nuevos soldados
se asustaron al saber que iban a encontrar grandes serpientes y caimanes, y un
gran número de los más pusilánimes desertó. También Almagro levantó un
clamoreo, diciendo que Pizarro le había robado los honores que le correspondían;
pero Hernando de Luque y Gaspar de Espinosa pacificaron a los revoltosos,
ayudados por el espíritu generoso de Pizarro. Este convino en nombrar
Adelantado a Diego de Almagro y en pedir a la Corona que confirmase el
nombramiento. También prometió mirar por él antes que por sus propios hermanos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Al comenzar enero de 1531,
Francisco Pizarro salió de Panamá en su tercero y último viaje hacia el sur.
Tenía en sus tres buques ciento ochenta hombres y veintisiete [treinta y siete]
caballos. No era, en verdad, un ejército imponente para explorar y conquistar
un gran país; pero fue todo lo que pudo reunir, y Pizarro estaba empeñado en
hacer la prueba. Llevó a cabo la verdadera conquista del Perú con un puñado de
rudos héroes; pero de todos modos lo hubiera intentado, y es muy posible que
hubiese salido airoso de la ardua empresa aun cuando no hubiese tenido más que
cincuenta soldados; porque, después de todo, él fue quien conquistó el Perú,
más que sus ciento ochenta hombres. Almagro quedó otra vez en Panamá tratando
de reclutar voluntarios.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pizarro intentaba navegar en
derechura a Túmbez y allí efectuar el desembarco; pero las tormentas hicieron
retroceder los frágiles buques, y se vio obligado a cambiar de plan. Después de
navegar trece días, desembarcó en la bahía de San Mateo, y condujo a sus
hombres por tierra mientras los buques iban costeando hacia el sur. Fue aquella
una marcha sumamente difícil en tan inhospitalaria costa, y apenas podían los
hombres avanzar dando tumbos. Pero Pizarro les servía de guía y les animaba con
palabras y con su ejemplo. Como en otras ocasiones y en todas partes, tenía
esta vez que <i>llevar</i> a su gente. Sin duda tenían tan buenas
piernas como él, aun cuando debió ser Pizarro de constitución muy robusta; pero
hay un músculo mental que es más duro y más resistente y que ha sostenido a
muchos cuerpos vacilantes: el músculo del arrojo. Y el arrojo de Pizarro no ha
sido sobrepujado en el mundo. Casi puede decirse que tenía que llevar a su
ejército sobre los hombros<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn93" name="_ftnref93" style="mso-footnote-id: ftn93;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[93]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Aun cuando la región era
selvática, tenía riqueza mineral. Según dice Pedro Pizarro (Toledo, ca.
1514 – ca. 1583, primo de Francisco Pizarro), historiador del siglo <span class="smcap"><span style="font-variant: small-caps;">XVI</span></span> y
pariente de Francisco, éste recogió doscientos mil «castellanos<a name="FNanchor_15_15"></a>»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn94" name="_ftnref94" style="mso-footnote-id: ftn94;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[94]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> de
oro, que envió a Panamá en sus buques para que hablasen por él. Era la clase de
argumento que los rudos aventureros del istmo podían entender, y él confiaba
que su lógica amarilla le atrajese voluntarios. Pero, mientras los buques
realizaban esa importante misión, el pequeño ejército sufría lo indecible
caminando penosamente por la costa. Las movedizas arenas, el calor tropical, el
peso de sus armas y de la armadura, eran casi insoportables. Estalló una
extraña y horrible peste, y muchos perecieron. El país se hizo más y más inhabitable,
y de nuevo perdieron toda esperanza aquellos pacientes soldados. En Puerto
Viejo [muy poco al sur de Caraquez] se les juntaron treinta hombres al mando de
Sebastián de Belalcázar, el cual después se distinguió yendo a caza de aquella
áurea mariposa que tantos persiguieron hasta morir y nadie llegó a alcanzar: el
mito del Dorado. Avanzando siempre, Pizarro cruzó por fin la isla de Puná, para
dar descanso a sus desgarbados hombres y prepararlos para la conquista. Los
indios de la isla intentaron traicionarlos, y cuando sus cabecillas fueron
presos y castigados, todo el enjambre de naturales cayó ferozmente sobre el campamento
de los españoles. Fue una lucha muy desigual; pero al fin el valor y la
disciplina pudieron más que la fuerza bruta, y los indios fueron derrotados.
Muchos españoles quedaron heridos, entre ellos Hernando Pizarro, el cual
recibió una herida de venablo de mal cariz en una pierna. Pero los indios no
les dieron punto de reposo y les hostilizaban constantemente, apoderándose de
los que se desviaban y teniendo al campamento en continua alarma. Entonces
llegó oportunamente un refuerzo de cien hombres, con unos cuantos caballos al
mando de Hernando de Soto, el heroico pero infortunado jefe que más tarde
exploró el Misisipí.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Con este refuerzo, Pizarro
cruzó de nuevo al continente sobre unas balsas. Los indios le disputaron
el paso, mataron a tres hombres en una de las balsas y desprendieron otra
balsa, aprisionando a los soldados que en ella iban. Hernando Pizarro había ya
desembarcado, y aun cuando se interponía un peligroso lodazal, espoleó su
caballo, que lo atravesó hundiéndose hasta los ijares, y seguido de unos
cuantos compañeros, rescató a los prisioneros que estaban en peligro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Entrando en Túmbez, los
españoles hallaron aquella linda población desguarnecida y desierta. Alonso de
Medina y su compañero habían desaparecido, y nunca se supo la suerte que
corrieron. Pizarro dejó allí una pequeña fuerza, y en mayo de 1532 marchó
tierra adentro, enviando a Hernando de Soto con un pequeño destacamento a
explorar la base de los gigantescos Andes. Desde su primer desembarco, Pizarro
impuso la más estricta disciplina. Sus soldados debían dar a los indios buen
trato, so pena de los más severos castigos. No debían ni siquiera entrar en un
hogar indio, y si se atrevían a desobedecer este mandato eran rígidamente
castigados. Este régimen liberal y bondadoso para con los indios lo adoptó
Pizarro desde un principio, y lo mantuvo con firmeza.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Después de emplear tres o
cuatro semanas en exploraciones, Pizarro escogió un sitio en el valle de
Tangara<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn95" name="_ftnref95" style="mso-footnote-id: ftn95;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[95]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y fundó allí la ciudad de San Miguel<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn96" name="_ftnref96" style="mso-footnote-id: ftn96;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[96]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Construyó una iglesia, un almacén, una sala de justicia, un fuerte y varias
viviendas, y organizó un gobierno. El oro que había recogido lo envió a Panamá,
y esperó varias semanas a que llegasen voluntarios. Pero no llegó ninguno, y
era evidente que tenía que abandonar la conquista del Perú, o emprenderla con
el puñado de hombres que le seguían. No le tomó a Pizarro mucho tiempo el
decidirse por una de las dos alternativas. Dejando cincuenta soldados al mando
de Antonio Navarro para guarnecer San Miguel, y dictando rigurosas leyes para
la protección de los indios, marchó Pizarro el 24 de septiembre de 1532 al
interior de aquel vasto y desconocido país.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">IV<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">EL PERÚ TAL COMO ERA</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Ahora que hemos seguido a
Pizarro hasta el Perú; ahora que va a conquistar la tierra maravillosa que tan
incomparables contrariedades y sufrimientos le costó encontrar, debemos
detenernos un momento para decir cómo era aquel país. Esto es tanto más necesario,
cuanto que se han propalado por el mundo tan falsos y tan disparatados relatos
acerca del «Imperio del Perú» y del «Reino de los Incas» y otras sandeces por
el estilo. Para comprender lo que fue la conquista tenemos que saber antes lo
que había que conquistar, y para ello es necesario esbozar en pocas palabras la
pintura del Perú, tal como nos la han dado con su autoridad algunos
historiadores grotescamente equivocados, y decir después cómo era realmente el
Perú, según se ha demostrado gracias a modernas investigaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Nos han contado que el Perú era
un gran imperio, rico, populoso y civilizado, gobernado por una larga serie de
reyes, que se llamaban Incas; que tenía dinastías y nobleza; trono y corona y
corte; que sus reyes conquistaban vastos territorios y civilizaban a los
vecinos salvajes que conquistaban, por medio de sabias leyes y de escuelas y de
otros instrumentos de economía política; que tenían caminos militares mucho
mejores que los que construyeron los romanos, de mil millas de longitud y con
prodigioso pavimento y varios puentes; que aquella portentosa raza creía en un Ser
Supremo; que el rey y todos los que tenían sangre real en sus venas eran
inconmensurablemente superiores al común del pueblo, pero que eran bondadosos,
justos, paternales e ilustrados; que había regios palacios en todas partes; que
tenían canales de cuatrocientas o quinientas millas de largo, y ferias
regionales y representaciones teatrales de tragedias y comedias; que tallaban
esmeraldas con herramientas de bronce, arte que es hoy desconocido; que el
gobierno verificaba censos y educaba a las masas; y que, así como la política
de los aborígenes de Méjico era la política del odio, la de los reyes Incas era
una política de amor y de suavidad. Sobre todo, se nos ha hablado mucho del
largo linaje de monarcas incas, la familia real cuyo último rey, Huayna Capac,
murió poco antes de la llegada de los españoles. Se le representaba repartiendo
el trono entre sus hijos Atahualpa y Huascar, quienes pronto pelearon y
empezaron la guerra cruel y fratricida con ejércitos y otros procedimientos de
pueblos civilizados. Entonces, se nos dice, llegó Pizarro y se aprovechó de esa
guerra intestina; azuzó a un hermano contra el otro, y así pudo al fin
conquistar el imperio.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Todo esto, con otras mil cosas
igualmente ridículas, inexactas e imposibles, es parte de uno de los romances
históricos más fascinadores, pero más erróneos que se ha escrito. Nunca hubiera
salido de pluma alguna si entonces se hubiese conocido la hermosa y exacta
ciencia de la etnología. Esa idea del Perú que por tanto tiempo ha prevalecido,
se basaba en la más supina ignorancia de aquel país, y, sobre todo, de los
indios de todas partes. Porque hay que recordar que aquellos sorprendentes
seres, cuyo imaginado gobierno deja tamañita a cualquiera nación civilizada y
moderna, <i>no eran más que indios</i>. No quiero decir con esto que los
indios no sean hombres con todas las emociones, sentimientos y derechos de los
hombres, derechos que ojalá hubiésemos protegido nosotros con tan honroso
cuidado como lo hizo España. Pero los indios del Norte y los del Sur de América
se parecen mucho en su organización social, religiosa y política, y son muy
distintos de nosotros. Los peruanos ciertamente estaban algo más
adelantados que cualesquiera otros indios de América; pero de todos modos eran
indios. No tenían una idea correcta de un Ser Supremo, sino que adoraban una
deslumbradora multitud de dioses y de ídolos. No tenían rey, ni trono, ni
dinastía, ni sangre real, ni nada que fuese regio. Todas estas cosas eran aún
más imposibles entre los indios de lo que serían ahora en nuestra propia
república. No había, ni podía haber, siquiera una nación. La vida de los indios
es esencialmente de tribus. No solamente no puede haber un rey entre ellos, ni
nada que se parezca a un rey, sino que ni conocen lo que es herencia, a no ser
como algo de que conviene precaverse. El jefe (y ni siquiera reconocen un jefe
supremo) no puede transmitir su autoridad a su hijo ni a otro individuo alguno.
El sucesor lo elige el concejo de oficiales encargados de ello. Donde no hay
reyes no puede haber palacios, y no los había en el Perú. En cuanto a ferias y
escuelas y otras cosas por el estilo, son tan inexactas como imposibles. No
había Corte, ni Corona, ni nobleza, ni censos, ni teatros, ni nada que
remotamente indicase que había habido algo de todo eso; y por lo que hace a los
incas, no eran reyes, ni siquiera gobernantes, sino simplemente <i>una
tribu de indios</i>. Eran los únicos de esta raza en ambas Américas que sabían
fundir, y esto les permitía hacer toscos ornamentos e imágenes de oro y plata;
así es que su país era el más rico del Nuevo Mundo, y realmente hacían alarde
de un notable, aunque barbárico esplendor. Los templos de sus ciegos dioses
brillaban con ornamentos de oro, y los indios se adornaban con profusión de
metales preciosos, así como nuestros navajos y Pueblo en Nuevo Méjico y Arizona
aun hoy llevan libras y más libras de adornos de plata. También hacían
herramientas de bronce, algunas de las cuales eran de muy buen temple; pero eso
no era un arte, sino tan sólo un accidente. Nunca se hallaban dos de sus
utensilios que tuviesen la misma aleación; el artífice indio lo hacía al buen
tuntún, y por cada herramienta que le salía bien por casualidad, tenía que
desechar muchas por malas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Eran los incas una de las
tribus peruanas, débiles al principio y muy asendereados por sus vecinos. Al
fin, arrojados de sus antiguos lares, dieron con un valle que era una fortaleza
natural. Allí construyeron la ciudad de Cuzco (pues construían ciudades lo
mismo que nuestros indios Pueblo, sólo que las suyas eran mejores). Entonces,
cuando hubieron fortificado los dos o tres pasos por donde únicamente podía
llegarse a aquella hondonada de los Andes, se consideraron seguros. Sus vecinos
ya no podían penetrar allí para matarles y robarles. Con el tiempo llegaron a
ser numerosos y confiados, y como todos los demás indios (y algunos blancos),
entonces empezaron a salir a matar y robar a sus vecinos. En esto se daban muy
buena maña, porque tenían un lugar seguro adonde retirarse, y, sobre todo,
porque sus pequeños camellos podían transportarles subsistencias para
permanecer algún tiempo fuera de su escondrijo. Habían domesticado la llama, lo
cual no había hecho ninguna de las tribus vecinas, excepto los aymaros, y esto dio
a los incas una enorme ventaja. Podían salir de su seguro valle en gran número,
con provisiones para un mes o más, y sorprender alguna aldea. Si eran batidos,
se escondían por las montañas, viviendo con las municiones de su recua y
hostilizando y atacando constantemente a los aldeanos hasta aburrirles. Vemos,
pues, el gran servicio que el pequeño camello prestó a los incas. Les permitió
hacer la guerra de un modo que hasta entonces no lo hicieran los otros indios
de América. Con esta ventaja y de este modo esta tribu guerrera había llevado a
cabo lo que pudiéramos llamar una «conquista» sobre una extensa comarca. Las
otras tribus vieron que les tenía más cuenta cejar al fin y pagar a los incas
para que las dejasen tranquilas. Estos construyeron almacenes en cada uno de
tales sitios, y pusieron un oficial en todos ellos, para la cobranza del
tributo impuesto a la tribu conquistada. Esas tribus nunca se mezclaron. No
podían entrar en Cuzco, y los incas no iban a vivir entre ellos. No
constituían, pues, una nación, sino un conglomerado de tribus indias sujetas
por el miedo a una tribu más fuerte.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La organización de los incas
era, hablando en general, igual a la de cualquier otra tribu india. El oficial
más preeminente en semejante tribu era, naturalmente, el que tenía a su cargo
la dirección de los combates, esto es, el jefe de los guerreros. Era el que
mandaba en la guerra; pero en los otros ramos del gobierno distaba de ser el
único o el hombre de más alto rango. Y eso es sencillamente lo que fueron
Huayna Capac<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn97" name="_ftnref97" style="mso-footnote-id: ftn97;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[97]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> y todos esos fabulosos
reyes incas; capitanes guerreros con la misma influencia que tienen varios
capitanes de guerra indios que conozco personalmente en Nuevo Méjico.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los hijos de Huayna Capac eran
también capitanes guerreros indios, y nada más; con la particularidad de que
eran jefes guerreros de distintas tribus, rivales y enemigas. Atahualpa bajó
desde Quito con sus guerreros indios y tuvo varios combates, haciendo
finalmente prisionero a Huascar, a quien encerró en el fuerte indio de Jauja.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Así se hallaban las cosas
cuando Pizarro se dirigió al interior. Y para que no se confunda el lector con
la aserción de que los historiadores españoles explicaban de distintos modos la
situación del Perú, conviene hacer otra aclaración. Los cronistas españoles ni
decían más mentiras ni cometían más equivocaciones que nuestros propios
exploradores que vinieron más tarde y escribieron con seriedad acerca del <i>rey</i> indio
Philip, del <i>rey</i> indio Powhatan (ca. 1547 – 1618) y de la <i>princesa</i> india
Pocahontas (Matoaka/Amonute, Virginia, ca. 1596 – Gravesend, NE del condado de
Kent, Inglaterra, marzo de 1617). La etnología era entonces una ciencia
desconocida. Ninguno de aquellos antiguos escritores comprendía la organización
característica de los indios. Veían un hombre ignorante, desnudo,
supersticioso, que mandaba a sus ignorantes secuaces y era persona de
autoridad, y le llamaron «rey» porque no sabían qué otro nombre darle. Lo mismo
hicieron los españoles. En aquella época no tenía el mundo más que una pequeña
regla para medir los gobiernos y las organizaciones; y por muy ridículas que
nos parezcan sus medidas, no era posible entonces medir mejor. No; las
equivocaciones de los cronistas españoles eran tan sinceras y tan ignorantes
como en las que incurriera <span style="font-size: 18.6667px;">William Hickling Prescott</span> tres siglos después, y
a la verdad, no eran tan absurdas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El Perú, sin embargo, era un
país muy prodigioso para haber sido formado por simples indios desprovistos
hasta de una organización o un espíritu nacional, que es el primer requisito
para formar una nación. Sus «ciudades» eran importantes, y en su construcción
notábase bastante pericia; las granjas eran mejores que las de nuestros
pueblos, porque eran allí indígenas la patata y otras plantas alimenticias
entonces desconocidas en nuestra región del sudoeste, y estaban regadas por el
mismo sistema de irrigación que era común a todas las tribus sedentarias. Eran
los únicos indios que se dedicaban al pastoreo, y sus grandes rebaños de llamas
eran un importante venero de riqueza; mientras que los géneros de lana de
camello que ellos mismos tejían, no desdeñaban usarlos las empingorotadas damas
españolas. Y, sobre todo, sus toscos hornos de fundición les permitían
presentar cierta pompa deslumbradora, que no era de esperar entre indios
americanos; la verdad, nos causaría sorpresa entrar en las iglesias de
cualquier ciudad del mundo y hallarlas tan esplendentes con placas, imágenes y
netos de oro, como eran algunos de sus barbáricos templos. No podemos afirmar
que nunca hiciesen sacrificios humanos; pero esos horrendos ritos eran raros y
no podían compararse con los horrores que a diario llevábanse a cabo en Méjico.
En los sacrificios ordinarios, la llama era la víctima.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hacia la fortaleza de esa
extraordinaria tribu india, se dirigía Pizarro al frente de su escasa tropa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">V<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">LA CONQUISTA DEL PERÚ</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Positivamente, ningún ejército
salió jamás a luchar con tan desproporcionadas desventajas. Contra innumerables
miles de peruanos, tenía Pizarro ciento setenta y siete hombres. De éstos, sólo
sesenta y siete iban montados. En toda la fuerza no había más que tres cañones;
y sólo veinte hombres tenían siquiera ballestas; todos los demás iban armados
de espadas, dagas y lanzas. ¡Linda hueste, en verdad, para conquistar lo que
era un imperio en vastedad, ya que no en organización!<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">A los cinco días de marcha
desde San Miguel [de Tangarará], Pizarro hizo alto para descansar. Allí notó
señales de descontento entre su gente, y adoptó un remedio característico de su
genio. Haciendo formar a sus hombres, les habló en términos amistosos. Díjoles
que deseaba que San Miguel estuviese mejor defendido, pues era muy pequeña la
guarnición que allí había quedado. Si algunos de los presentes preferían no
seguir adelante, ni afrontar los peligros desconocidos que hallarían tierra
adentro, quedaban en libertad de retroceder para reforzar la guarnición de San
Miguel, donde tendrían derecho a las mismas mercedes de terreno que los otros,
además de participar en los beneficios de la conquista.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Fue una medida audaz, y, sin
embargo, prudente. Cuatro infantes y cinco jinetes dijeron que se volverían a
San Miguel; y, en efecto, se volvieron, mientras que ciento sesenta y ocho
leales siguieron adelante, prometiendo de nuevo seguir a su intrépido jefe
hasta el fin.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hernando de Soto, que había
estado explorando por espacio de ocho días, volvió entonces acompañado de un
mensajero que enviaba el capitán guerrero de los indios, Atahualpa. Traía presentes
el indio, e invitó a los españoles a visitar a Atahualpa, que estaba acampado
con sus bravos en Cajamarca. Felipillo, el joven indio de Túmbez, que fue a
España con Pizarro para aprender el español, prestó ahora útil servicio como
intérprete, y por su mediación pudieron los españoles conversar con los incas.
Pizarro trató al mensajero con su acostumbrada afabilidad, y lo despidió con
regalos, marchando después peñas arriba en dirección de Cajamarca. Uno de los
indios declaró que Atahualpa trataba simplemente de atraer a los españoles a su
fortaleza para destruirlos sin tomarse el trabajo de salir a su encuentro, lo
cual era verdad; y otro indio declaró que el jefe inca tenía a su mando una
fuerza que no bajaba de cincuenta mil hombres. Pero, sin arredrarse, Pizarro
envió un indio adelante para hacer un reconocimiento, y siguió marchando por
los temibles pasos de la cordillera, alentando a sus hombres con una de sus
características arengas. Díjoles:<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">«Tened todos ánimo y valor para
hacer lo que espero de vosotros y lo que deben hacer todos los buenos
españoles, y no os alarméis por la multitud que dicen tiene el enemigo ni por
el número reducido en que estamos los cristianos. Que, aunque fuésemos menos y
el ejército contrario fuese más numeroso, la ayuda de Dios es mayor todavía; y
en la hora de la necesidad Él ayuda y favorece a los suyos, para desconcertar y
humillar el orgullo de los infieles, y atraerles al conocimiento de nuestra
Santa Fe».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Al oír este animoso discurso,
los hombres gritaron que le seguirían adondequiera que les llevase. Pizarro se
puso al frente con cuarenta jinetes y sesenta infantes, dejando a su hermano
Hernando que hiciese alto con los hombres restantes hasta nueva orden. No era
juego de niños el trepar por aquellos terribles pasos. Los jinetes tuvieron que
desmontar, y, aun así, con dificultad podían llevar sus caballos por
aquellas alturas. Los angostos senderos serpenteaban por debajo de salientes
riscos y bordeaban sombrías quebradas, estrechas hendeduras de millares de pies
de profundidad, en las que el resalto que formaba la roca tenía apenas el ancho
suficiente para arrastrarse por él. Dominaban el paso dos imponentes fuertes de
piedra; pero afortunadamente estaban abandonados. Si los hubiese ocupado el
enemigo, estaban perdidos los españoles; pero Atahualpa quiso dejarles penetrar
en su trampa, en la confianza de que una vez dentro los aplastaría fácilmente.
Cuando llegaron los españoles a lo alto del paso, mandaron a buscar a Hernando,
el cual subió con su gente. Llegó entonces un mensajero de Atahualpa con regalo
de llamas, y casi al mismo tiempo volvió el espía indio que envió Pizarro y
reiteró que Atahualpa intentaba traicionarles. El mensajero peruano explicó de
un modo plausible los movimientos sospechosos que había relatado el espía. Su
explicación distaba de ser satisfactoria; pero Pizarro era demasiado listo para
mostrar su desconfianza. Sólo podían salvarse aparentando tranquilidad.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los españoles sufrieron mucho
frío al doblar aquella empinada sierra, y hasta la misma bajada por la
vertiente oriental de la cordillera se les hizo sumamente dificultosa. Al
séptimo día llegaron a la vista de Cajamarca situada en su lindo valle ovalado,
que era una hondonada de gran extensión. A lo lejos y a un lado estaba el
campamento del jefe guerrero inca y de su ejército, que cubría una vasta
superficie. El día 15 de noviembre de 1532, los españoles entraron en la
ciudad. Hallábase enteramente desierta, lo cual era de muy ominoso agüero.
Pizarro hizo alto en la gran plaza cuadrada o comunal, y envió a Hernando de Soto
y Hernando Pizarro con treinta y cinco jinetes al campo de Atahualpa para
pedirle una entrevista. Hallaron al jefe inca rodeado de una pompa que les
pasmó; y no menos les impresionó el número abrumador de guerreros que vieron en
el campamento. A su solicitud contestó Atahualpa que aquel día estaba guardando
ayuno por ser día sagrado (lo cual ya era una circunstancia sospechosa);
pero que al día siguiente visitaría a los españoles en la ciudad. «Ocupad las
casas de la plaza, les dijo, y no entréis en ninguna otra. Aquellas son para el
uso de todos. Cuando yo vaya, daré órdenes acerca de lo que hay que hacer».<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los peruanos, que nunca habían
visto un caballo, quedaron atónitos al contemplar aquellos extranjeros
montados, y aún más se encantaron cuando Soto, que era un gran caballista,
mostró su habilidad con algunas proezas, no por vano alarde, sino porque era de
mucha importancia el causar impresión a aquellos innumerables bárbaros con las
peligrosas habilidades de los extranjeros.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los acontecimientos del día
siguiente merecen especial mención, puesto que ellos y sus consecuencias
directas han dado pie a la injusta imputación que se ha hecho a Pizarro de ser
un hombre cruel. Los <i>verdaderos</i> hechos le justifican
plenamente.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En la mañana del 16 de
noviembre, después de una noche de gran ansiedad, los españoles se levantaron
al despuntar el alba. Entonces vieron claramente que se habían metido en la
trampa, y que había una probabilidad contra ciento de que pudiesen salir de
allí. Su espía indio había sido veraz en sus avisos. Allí estaban, acorralados
en la ciudad, ciento setenta y ocho hombres, y a poca distancia había
innumerables millares de indios. Pero, y esto era peor todavía, vieron que les
habían cortado la retirada; porque durante la noche Atahualpa había situado una
gran fuerza entre ellos y el paso por donde habían entrado. Estaban, pues, en
una situación enteramente desesperada: no podía salvarles más que un milagro. Pero
el milagro estaba a mano: era Pizarro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Por una de las sabias
disposiciones de la naturaleza, las mentes mejor equipadas piensan mejor y más
rápidamente cuando más necesitan pensar a prisa y bien. En el momento supremo
todos los pensamientos que se amontonan y confunden en el excitado cerebro,
parece como si se apartasen de repente para dejar un claro por donde un gran
pensamiento pueda saltar, como el corredor que llega a la meta, o
bien como el rayo que hiende el aire manso, mientras su fuego se precipita
abriéndose paso. Las personas más inteligentes tienen a veces ese relampagueo
mental, y cuando se puede confiar en que ha de aparecer o iluminar al instante
las crisis más obscuras, es la intuición del genio. Eso es precisamente lo que
hizo de Napoleón todo un Napoleón, y de Pizarro todo un Pizarro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Había necesidad de formular con
maravillosa rapidez un pensamiento que fuese casi sobrehumano. ¿Cómo podían
vencerse aquellas terribles desventajas? ¡Ah! Pizarro dio con ello. Él no
sabía, como sabemos ahora, las razones supersticiosas que hacían que los indios
reverenciasen tanto a Atahualpa; pero sí sabía que existía esa influencia. Algo
de lo que Pizarro era para los españoles, era para los peruanos su capitán
guerrero; no tan sólo era su jefe militar, sino que literalmente era «en sí
toda una hueste». Pues bien; si él podía hacer prisionero a aquel cacique
traidor, esto haría disminuir muchas de las desventajas; en realidad
equivaldría de un modo incruento a quitar a los enemigos algunos millares de
hombres. Además, Atahualpa quedaría como rehén para responder de la paz de su
tribu. Y como único medio de salvación, Pizarro resolvió aprisionar al cacique.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Empezó en el acto a hacer
preparativos para este brillante golpe estratégico. La caballería, dividida en dos
grupos, mandados por Hernando de Soto y Hernando Pizarro, se ocultó en dos
espaciosos zaguanes que daban a la plaza. En un tercer zaguán se colocó la
infantería, y Pizarro, con veinte hombres, ocupó una posición en otro punto
ventajoso. Pedro de Candía, con la artillería—dos pequeños falconetes—se había
situado en lo alto de un fuerte edificio. Pizarro dirigió entonces a sus
soldados una fervorosa arenga, y después de una rogativa a Dios para que les
amparase y librase de todo mal, la pequeña fuerza esperó al enemigo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Casi había transcurrido el día
cuando Atahualpa entró en la ciudad sentado en una silla de oro que llevaban en
hombros sus servidores. Había prometido hacerles una visita amistosa e ir
desarmado; pero era de notar que aquella visita amistosa la hizo
acompañado de un séquito de varios miles de atléticos guerreros.
Ostensiblemente iban desarmados; pero debajo de sus mantos llevaban ocultos
arcos, machetes y mazas. Atahualpa no pudo resistir a la curiosidad, aun cuando
habíase mostrado indiferente. Aquella nueva clase de hombres era demasiado
interesante para exterminarlos en el acto. Quería verlos más, y así fue a
ellos; pero sumamente confiado, como pudiera estarlo un niño cruel con una
mosca. Observaría por un rato sus aleteos y zumbidos, y cuando se cansase de
ellos no tenía más que extender el pulgar y aplastar la mosca sobre el vidrio
de la ventana. Pero no contaba Atahualpa con la huéspeda. Ciento setenta
cuerpos españoles podían ser fácilmente aplastados; pero no cuando los animaba
un espíritu como el de su jefe.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Aun en aquel instante estaba
Pizarro dispuesto a adoptar procedimientos pacíficos. El bueno de Fray Vicente
de Valverde, capellán del pequeño ejército, se adelantó a recibir a Atahualpa.
Hacían un raro contraste el modesto misionero con su hábito gris y su manoseada
Biblia en la mano, frente al astuto indio sentado en su trono de oro, cubierto
de adornos del mismo metal y con un collar de esmeraldas. El padre Valverde le
dirigió la palabra. Le dijo que venían como servidores de un poderoso rey y del
verdadero Dios. Venían como amigos, y todo lo que pedían era que el cacique
abandonase sus ídolos y adorase a Dios, y aceptase al rey de España como aliado
suyo y no como soberano.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Atahualpa, después de examinar
curiosamente la Biblia (pues por descontado no había visto antes libro alguno),
la dejó caer y contestó al misionero con brevedad y casi con insolencia. Las
exhortaciones del padre Valverde sólo contribuyeron a irritar al indio, y sus
palabras y su gesto se volvieron más amenazadores. Atahualpa mostró el deseo de
ver la espada de uno de los españoles, y éste se la enseñó. Entonces quiso él
desenvainarla; pero el soldado, con mucha prudencia, se lo impidió. El padre
Valverde no recomendó entonces una matanza, como se le ha imputado;
solamente informó a Pizarro del fracaso de sus esfuerzos conciliatorios.
Había llegado la hora. Atahualpa podía dar el golpe en cualquier momento, y si
él era el primero en darlo, no había esperanza alguna para los españoles. Su
única salvación estaba en adelantársele y coger por sorpresa a los que
sorprenderles querían. Pizarro hizo una señal con su trena [banda, cinturón] a
Pedro de Candía, y el ridículo cañoncito de la azotea retumbó de uno a otro
extremo de la plaza. No hirió a nadie, ni fue esa la intención al dispararlo,
sino únicamente aterrorizar a los indios, que nunca habían oído un cañonazo, y
dar la señal a los españoles. La exactitud del relato que han hecho algunos
historiadores de cómo «el humo de la artillería llenó la plaza de nubes sulfurosas,
que cegaron a los peruanos y esparcieron una densa lobreguez», puede juzgarse
teniendo presente que toda esa mortífera nube debía salir de los cañoncetes que
se transportaban a lomo de caballo por aquellas montañas, y de tres viejos
fusiles de chispa. Sin embargo, de este ridículo modo se han descrito muchos de
los incidentes de la conquista.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No menos falsas y disparatadas
son las descripciones corrientes de la «matanza» que siguió. Los españoles
salieron todos al oír la señal, cayeron sobre los indios y finalmente los
desalojaron de la plaza. Nos resistimos a creer que murieron dos mil, pues
calculando cuántos indios puede matar un hombre con una espada o un mosquete o
una ballesta en media hora de lucha a todo correr, y multiplicando ese factor
por ciento sesenta y ocho, veremos que no es de dos mil, sino de doscientos, el
número más probable de los muertos en Cajamarca.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El principal empeño de los
españoles no era precisamente matar, sino rechazar a los otros indios y hacer
prisionero a Atahualpa. Pizarro había dado severas órdenes de no causar daño al
cacique. No quería matarle, sino únicamente retenerlo vivo como rehén, para que
respondiera de la conducta pacífica de su tribu. La guardia de corps del jefe
indio hizo una fuerte resistencia, y un español, en su excitación, lanzó a
Atahualpa un arma arrojadiza. De un salto Pizarro se puso delante y
recibió la herida en un brazo, salvando así la vida al cacique. Por fin se
apoderaron de Atahualpa, ileso, y le encerraron en uno de los edificios bajo la
vigilancia de una fuerte guardia. Él confesó—con una de esas bravatas
características de los indios, cuya costumbre tradicional es demostrar su valor
ofendiendo al que los hace prisioneros—que les había dejado entrar en la
ciudad, sintiéndose seguro por su más numerosa fuerza, con el fin de hacer
esclavos a los que mejor le cuadrase y dar muerte a los otros. Pudo haber
añadido que, si el astuto de su padre estuviese vivo, esto no hubiera ocurrido.
El experto Huayna Capac no habría dejado que los españoles entrasen en la
ciudad, sino que los hubiera enredado y aniquilado en los ásperos vericuetos de
la montaña. Pero Atahualpa, más presuntuoso y menos prudente, asumió un riesgo
innecesario, y ahora se hallaba prisionero, con su ejército derrotado. Como
vulgarmente se dice, fue por lana y salió trasquilado.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El distinguido cautivo fue
tratado con la mayor consideración y cuidado. Sólo era prisionero por cuanto no
podía salir; pero en las espaciosas y alegres habitaciones que se le asignaron
tenía todas las comodidades que apetecer podía. Su familia vivía con él; comía
en su propia vajilla los mejores alimentos que podían obtenerse, y se le
complacía en todos sus deseos, excepto el de salir para llamar a los indios a
las armas. El Padre Valverde y el mismo Pizarro trabajaron con empeño para
convertir a Atahualpa al cristianismo, explicándole la impotencia y la maldad
de sus ídolos, y el amor y bondad del verdadero Dios en cuanto les era posible
hacérselo entender a un indio, para quien naturalmente un Dios cristiano era
incomprensible. No tardó Atahualpa en reconocer la inutilidad de sus dioses, y
declaró francamente que no eran más que unos embusteros. Huayna Capac les había
consultado, y le dijeron que todavía viviría mucho tiempo; no obstante, Huayna
Capac murió en breve. El mismo Atahualpa había ido a preguntar al oráculo si
debía atacar a los españoles: el oráculo contestó que sí, y que fácilmente les
subyugaría. No es de extrañar que el cacique hubiese perdido la fe en los
que hacían semejantes predicciones.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los españoles recogieron muchas
llamas, una considerable cantidad de oro, y un gran acopio de preciosos
vestidos de algodón y de pelo de camello. No se les hostigó más, pues los
indios sin su reconocido caudillo se hallaban más perdidos de lo que estaría un
ejército civilizado sin sus jefes, puesto que el cacique indio está investido
de un carácter sacerdotal lo mismo que militar, y su cacique estaba prisionero.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Por fin Atahualpa, ansioso de volver
a capitanear sus fuerzas a toda costa, hizo una proposición tan estupenda, que
los españoles a duras penas podían dar crédito a sus oídos. Si le dejaban en
libertad, ofrecióles llenar de oro la habitación en que se hallaba prisionero,
hasta la altura a que alcanzase con la mano, y otro aposento menor lo llenaría
igualmente de plata. La pieza que debía llenarse con vasijas y objetos de oro
(no había nada macizo como lingotes), dícese que tenía veintidós pies de largo
por diez y siete de ancho; a la altura que marcó el cacique con la mano en la
pared era de nueve pies sobre el nivel del suelo<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn98" name="_ftnref98" style="mso-footnote-id: ftn98;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[98]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">VI<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">EL RESCATE DE ORO</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No cabe dudar que Pizarro
aceptó esta proposición de buena fe. El carácter del hombre, su religión, las
leyes de España y los indicios justificados que nos ofrece su habitual
conducta, nos inducen a creer que tenía efectivamente la intención de poner en
libertad a Atahualpa en cuanto se pagase su rescate. Pero circunstancias
posteriores, que él no pudo evitar y por las que no debe culpársele, le
obligaron a proceder de otra manera.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los mensajeros de Atahualpa se
diseminaron por el Perú a fin de reunir el oro y la plata necesarios para el
rescate. Entre tanto Huascar, el cual se recordará que estaba prisionero en
manos de la gente de Atahualpa, al enterarse del arreglo propuesto, envió un
mensaje a los españoles exponiendo su cuita y reclamando sus derechos. Pizarro dio
órdenes de que fuese conducido a Cajamarca para que expusiese allí su
pretensión. El único modo de averiguar cuál de los dos jefes rivales tenía
razón, era carearlos y pesar sus respectivas pretensiones. Pero esto no le
convenía a Atahualpa. Antes de que Huascar pudiese ser llevado a Cajamarca, fue
asesinado por sus guardianes indios, que eran hechura de Atahualpa, y, según
opinión general, por orden del mismo Atahualpa.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">El oro y la plata para el
rescate fue llegando poco a poco. Históricamente no cabe dudar cuál era el plan
de Atahualpa en aquel arreglo. Lo que hacía era simplemente ganar tiempo; hacer
que los españoles esperasen y esperasen, hasta que él tuviese reunidas
sus fuerzas para rescatarle, y entonces acabar con los invasores. De esto
empezaron a darse cuenta los españoles. Por tentador que fuese el cebo de oro,
sospecharon que detrás de él había una trampa. No tardaron en confirmarse sus
sospechas. Empezaron a enterarse de que se reunían secretamente las fuerzas
indias. Las noticias eran cada vez más ominosas, y ni siquiera el oro que
llegaba todos los días y que a veces representaba un valor de 50.000 pesos, les
cegaba hasta el punto de no ver el creciente peligro que corrían.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Era preciso conocer la
situación mejor de lo que podían, estando encerrados en Cajamarca, y al efecto
se encargó a Hernando Pizarro que fuese con un pequeño destacamento a explorar
por Guamachucho [Huamachuco, unos 50 km al SE de Cajamarca], y después por
Pachacamac [pocos km al sur de lo que después sería Lima], distante trescientas
millas. Fue aquel un reconocimiento difícil y peligroso, pero en extremo
interesante. Su marcha por la meseta de la cordillera fue sumamente penosa. El
relato de grandes vías militares, no pasaba de ser un mito, aun cuando mucho se
había hecho para mejorar las trochas; algo muy parecido al modo primitivo de
los Pueblo de Nuevo Méjico, sólo que en mayor escala. Las mejores, sin embargo,
sólo tuvieron por objeto arreglar las veredas para las pisadas firmes de las
llamas; pero con gran dificultad se podía arrastrar y empujar los caballos
españoles por los trechos más escabrosos. Lo que muy especialmente llamó la
atención de los españoles fueron los toscos, pero seguros puentes colgantes de
vástagos con que los indios salvaban angostas pero terribles quebradas; pero
todavía esos oscilantes pasos eran difíciles de cruzar para los caballos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Después de algunas semanas de
penoso viaje el destacamento llegó a Pachacamac sin encontrar oposición alguna.
Su famoso templo había sido despojado de sus tesoros; pero su renombrado
dios—un grotesco ídolo de madera—allí quedaba. Los españoles derrocaron y
destruyeron aquel fetiche pagano, y después purificaron el templo y erigieron
en él un gran crucifijo, para dedicarlo al verdadero Dios. Explicaron a los
indígenas, lo mejor que pudieron, lo que era el cristianismo, y procuraron
inducirles a convertirse.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Allí supieron que Chalicuchima
[Chalcuchima], uno de los jefes de guerra subalternos de Atahualpa, estaba en
Jauja con una gran fuerza, y Hernando decidió ir a visitarle. Los caballos se
hallaban en mal estado para tan dura jornada, pues se habían desgastado sus
herraduras en la reciente marcha, y el herrarlos allí era un problema, porque
no había hierro en el Perú. Pero Hernando salió del apuro con un peregrino
recurso. Si no había hierro, había en cambio plata en abundancia, y al cabo de
poco tiempo los caballos españoles llevaban herraduras de ese precioso metal y
estaban en disposición de marchar a Jauja. Era una jornada difícil; pero valía
la pena de hacerla. Chalicuchima [Chalcuchima] decidió espontáneamente ir con
los españoles a Cajamarca para consultar con su jefe Atahualpa. En realidad,
era justamente lo que él deseaba. Una entrevista personal les permitiría
determinar el mejor medio de librarse de aquellos misteriosos extranjeros. Por
consiguiente, los aventureros españoles y el astuto subjefe llegaron por fin
juntos a Cajamarca.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Mientras tanto Atahualpa lo
había pasado muy ricamente en manos de sus aprehensores. Aun cuando éstos
tenían motivos para desconfiar—y en efecto desconfiaban—del indio traicionero,
no solamente le trataron humanitariamente, sino con la mayor benevolencia.
Vivía lujosamente con su familia y servidumbre y tenía mucho trato con los
españoles. Parece que hicieron cuanto pudieron para ganar su amistad, principio
que inspiró siempre la conducta de Pizarro. Los historiadores parciales no
pueden contradecir un hecho significativo. Los indios llegaron a considerar a
Pizarro y a sus dos hermanos Gonzalo y Juan como amigos, y un indio, que es
mucho más suspicaz y observador que nosotros, es una de las últimas personas a
quien se puede engañar sobre este punto. Si los Pizarro hubiesen sido los
hombres crueles y despiadados que nos han pintado algunos escritores
predispuestos y mal informados, los aborígenes hubiesen sido los primeros en
notarlo y les hubieran odiado. El hecho de que los pueblos que conquistaron
llegaran a ser sus amigos y admiradores, es el mejor testimonio de su
humanitarismo y su justicia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Atahualpa hasta aprendió a
jugar al ajedrez y a otros juegos europeos, y aparte de procurarle esos
entretenimientos, se puso empeño en hacerle comprender cada día más y mejor los
principios del cristianismo. A pesar de todo esto, iba continuamente trabajando
en sus hostiles planes.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hacia últimos de mayo [de 1533],
los tres emisarios que se envió a Cuzco a buscar una parte del rescate,
volvieron a Cajamarca con un gran tesoro. Solamente del famoso templo del Sol,
les habían dado los indios setecientas placas de oro, y eso no era sino una
parte del tributo de Cuzco. Los mensajeros trajeron de allí doscientas cargas
de oro y veinticinco de plata, llevando cada carga cuatro indios en una especie
de carretilla de mano. Esta enorme contribución hizo aumentar considerablemente
el tesoro destinado al rescate, si bien no se consiguió con ella llenar el
aposento hasta la señal indicada y convenida. Sin embargo, Pizarro no era un
Shylock. El precio del rescate no estaba completo, pero era bastante, y el
héroe hizo que un notario redactase un documento eximiendo formalmente a
Atahualpa de todo pago ulterior, esto es, dándole recibo y finiquito de la
cantidad estipulada. Pero se vio obligado a aplazar la liberación del cacique.
El asesinato de Huascar y otros síntomas por el estilo, indicaban que sería una
medida suicida el soltar por entonces a Atahualpa. Aun cuando disfrazaba sus
intenciones, eran éstas muy sospechosas, y Pizarro le dijo que era necesario
retenerlo algún tiempo más como rehén. Sabía muy bien que no estaría seguro
dejando libre a Atahualpa, antes de tener una fuerza mayor para resistir el
ataque que sin duda este cacique organizaría en el acto. Conocía el carácter
vengativo de los indios algo mejor que algunos historiadores de biblioteca.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Almagro, entre tanto, había por
fin conseguido salir de Panamá con ciento cincuenta infantes y cincuenta
caballos, en tres buques, y desembarcando en la costa del Perú llegó a San
Miguel [de Tangarará] en diciembre de 1532. Allí se enteró con asombro del
mágico éxito de Pizarro y del botín de oro, y al punto se puso en comunicación
con él. Al mismo tiempo su secretario envió a Pizarro una carta traicionera,
tratando de crear enemistad y vender a Almagro. Pero el secretario no conocía
al hombre a quien se dirigía, pues Pizarro rechazó la despreciable oferta.
Verdaderamente su conducta para con su poco admirable socio, desde el principio
hasta el fin, fue más que justa: fue condescendiente, amistosa y magnánima
hasta el extremo. Entonces envió a Almagro la reiteración de su amistad, y
generosamente le brindó una participación en el campo de oro que había sido
conquistado con escasa ayuda de su parte. Almagro llegó a Cajamarca en el mes
de febrero de 1533, y fue cordialmente acogido por su antiguo compañero de
armas<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn99" name="_ftnref99" style="mso-footnote-id: ftn99;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[99]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Entonces se repartió el
cuantioso rescate, tesoro de que no se registra igual en la historia<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn100" name="_ftnref100" style="mso-footnote-id: ftn100;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[100]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Fue aquel reparto una labor que requería no poca prudencia y pericia. El
tributo no consistía en moneda ni lingotes, sino en placas, vasijas, imágenes y
otros objetos que variaban grandemente en peso y en ley. Tuvo que reducirse y
calcularse todo de conformidad con un tipo regulador. Separáronse algunos de
los objetos más notables para enviarlos a España, y se hizo fundir los otros,
en forma de lingotes, por los artífices indios, quienes emplearon un mes en esa
tarea. El producto fue casi fabuloso. Se valuó en 1.326.539 <i>pesos de
oro</i>, que en aquella época valían comercialmente cinco veces lo que pesaban,
o sea en junto unos 6.632.695 pesos. Además de tan importante cantidad de oro,
había 51.610 marcos de plata, que al mismo tipo equivalían a 1.135.420 pesos de
nuestra moneda.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los españoles se habían reunido
en la plaza pública de Cajamarca. Pizarro rogó a Dios que le iluminase para
repartir aquel tesoro equitativamente, y empezó la distribución. Ante todo, se
separó una quinta parte del peso total con destino al rey de España, de acuerdo
con lo ofrecido por Pizarro en el «contrato». Después de esto, los
conquistadores recibieron sus partes por el orden de su categoría. Pizarro
recibió 57.222 pesos de oro y 2.350 marcos de plata, además de la silla de
oro de Atahualpa, que por su peso valía 25.000 pesos. A su hermano Hernando le
tocó 31.089 pesos de oro y 2.350 marcos de plata. A Hernando de Soto le
correspondió 17.749 pesos de oro y 724 marcos de plata. Había en la tropa
sesenta jinetes y muchos de ellos recibieron 8.880 pesos de oro y 362 marcos de
plata. De los ciento cinco soldados de infantería, varios recibieron la misma
cantidad que los de caballería, y los demás una cuarta parte menos. Se
apartaron cerca de 100.000 pesos oro para dotar la primera iglesia del Perú,
que fue la de San Francisco. También se dio participación a Almagro y a su
gente, así como a los que habían quedado de guarnición en San Miguel. Que
Pizarro logró hacer un reparto equitativo lo demuestra el hecho de no haber
habido la menor queja, y no eran sus asociados hombres que se quedasen
tranquilos si se creyesen lesionados o siquiera lo imaginasen. Ni aun sus
difamadores han podido culpar de falta de integridad al valiente conquistador
del Perú.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Para dar una forma más gráfica
al resultado de tan inesperada y portentosa ganancia, haremos una lista
poniendo a cada participación el valor equivalente en dólares americanos:<o:p></o:p></span></p>
<table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" class="MsoNormalTable" style="border-collapse: collapse; mso-yfti-tbllook: 1184; width: 70%px;" summary="values">
<tbody><tr style="mso-yfti-firstrow: yes; mso-yfti-irow: 0;">
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">A<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">la
Corona de España<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">1.553.623<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">dólares<o:p></o:p></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 1;">
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">»<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Francisco
Pizarro<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">462.623<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">»<o:p></o:p></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 2;">
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">»<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Hernando
Pizarro<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">209.100<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">»<o:p></o:p></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 3;">
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">»<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Soto<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">104.628<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">»<o:p></o:p></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 4;">
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">»<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">cada
jinete<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">52.364<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">»<o:p></o:p></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 5; mso-yfti-lastrow: yes;">
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">»<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">cada
infante<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">26.182<o:p></o:p></span></p>
</td>
<td style="padding: 0.75pt;">
<p class="MsoNormal"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt; line-height: 115%;">»<o:p></o:p></span></p>
</td>
</tr>
</tbody></table>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Todo esto sin contar las
fortunas que se repartieron a Almagro y a los suyos y para la iglesia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Este es el cálculo más
aproximado que puede hacerse del valor de aquel tesoro. El estudio del muy
complicado y variable sistema de monedas de aquellos tiempos y de sus valores
relativos, sería trabajo de toda una vida; pero las cifras que acabamos de dar
son virtualmente exactas. El cálculo de <span style="font-size: 18.6667px;">William Hickling Prescott</span>, que da
al <i>peso de oro</i> de aquel tiempo un valor equivalente a
once dólares de hoy, carece enteramente de fundamento: valía muy cerca de cinco
dólares. El marco de plata es mucho más difícil de apreciar, y Prescott ni
siquiera lo intenta. El marco no era una moneda, sino un peso, y su valor
comercial era entonces de unos veintidós dólares.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">VII<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">TRAICIÓN Y MUERTE DE ATAHUALPA</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero en medio de su gozo al ver
realizados sus dorados ensueños—y casi podemos imaginar lo grandes que se
sentirían al verse ya ricos, después de una vida de pobreza y de sufrimientos—,
los españoles se vieron bruscamente sorprendidos por menos placenteras
realidades. Las maquinaciones de los indios, de que ya se había sospechado,
ahora no daban lugar a dudas. De todas partes llegaban noticias de un
levantamiento. Se anunciaba que doscientos mil guerreros de Quito y treinta mil
de los caníbales caribes se habían puesto en camino para caer sobre la pequeña
fuerza de los españoles. Rumores de esta clase siempre suelen ser exagerados;
pero entonces tenían probablemente fundamento. No otra cosa podía esperar quien
estuviese tan familiarizado con el carácter de los indios como lo estaban los
españoles. De todos modos, nuestro juicio de lo que sobrevino debe guiarse no
solamente por lo que <i>era</i> cierto, sino más bien por lo que los
españoles <i>creían</i> que lo era. Ellos tenían motivos para
suponer, y no cabe dudar que así lo suponían, que las maquinaciones de
Atahualpa traían una fuerza muy superior contra ellos, y que su vida estaba en
inminente peligro. La inmensa riqueza que acababan de adquirir les ponía aún
más intranquilos. Es una fase curiosa pero común de la naturaleza humana, que
no nos damos cuenta de la mitad de los muchos peligros ocultos que amenazan
nuestra vida, hasta que hemos adquirido algo que nos hace la vida más
agradable. A menudo vemos cómo un hombre valiente se vuelve de pronto
cauteloso, y hasta ridículamente medroso, cuando tiene una esposa querida y
algún hijo que cuidar y proteger; y dudo que ningún muchacho travieso haya
llegado a los veinte años sin que la posesión de algún pequeño tesoro le haya
hecho pensar de momento en las muchas cosas que podrían quitarle el gusto de
disfrutarlo. Entonces ve y presiente peligros que antes nunca se le había
ocurrido suponer.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los españoles tenían
ciertamente suficientes motivos para temer por su vida, sin pensar en otra
cosa; pero la repentina riqueza, que les prometía un brillante y bien ganado
porvenir, sin duda agudizaba más sus aprensiones y les acuciaba a hacer más
desesperados esfuerzos para salvarse.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No existe ni sombra de un
indicio de que Pizarro pensase jamás en hacer traición a Atahualpa, y hay
evidentes señales de todo lo contrario. Pero ya sus soldados empezaban a exigir
lo que parecía necesario para su protección. Creían que Atahualpa les había
traicionado. Había causado la muerte de su hermano Huascar, el cual estaba
dispuesto a ser amigo de ellos, con el fin de que aquella alianza le colocase
por encima del poder de su temido rival. Les había ofrecido como cebo un áureo
rescate, y con sus dilaciones había ganado tiempo para organizar fuerzas con
que aplastar a los españoles, y ahora ellos pedían no sólo que se le castigase,
sino que se le imposibilitase de seguir conspirando. Nadie que se hallase en
iguales circunstancias podía rebatir esa lógica; ni aun ahora me parece a mí
fuera de razón. No tan sólo <i>creyeron</i> que su acusación era
justa, sino que probablemente lo <i>era</i>; de todos modos, ellos obraron
justamente, según los informes que tenían. Tal era su alarma, que se doblaron
las guardias, los caballos estaban constantemente enjaezados y los hombres
dormían sobre las armas, mientras Pizarro hacía la ronda todas las noches para
cerciorarse de que todo estaba en disposición de resistir el ataque que se
esperaba de un momento a otro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Y, sin embargo, en esta crisis
el jefe español mostró una varonil renuencia aun a <i>parecer</i> traicionero.
Era hombre de palabra, a más de ser humanitario, y le repugnaba faltar a su
promesa de poner en libertad a Atahualpa, aun cuando le eximía la conducta del
mismo Atahualpa, en completa violación del espíritu del contrato. Pero era
imposible substraerse a la exigencia de su gente: debía mirar por sus vidas
como por la suya propia y, obligado a elegir entre ellos y Atahualpa, no era
dudosa la elección. Pizarro se resistía; pero su tropa insistió, y no tuvo más
remedio que ceder. Pero, aun entonces, cuando el enemigo podía presentarse de
un momento a otro, exigió que el prisionero fuese formalmente juzgado y cuidó
de que se cumpliese este requisito. El tribunal declaró a Atahualpa convicto de
haber instigado el asesinato de su hermano y de conspirar contra los españoles,
y le condenó a ser ejecutado aquella misma noche. Si se demoraba el
cumplimiento de la sentencia, podía llegar la hueste india a tiempo para
rescatar a su cacique, y eso aumentaría grandemente la desventaja en que se
hallaban los españoles. Por lo tanto, aquella noche se le dio garrote a
Atahualpa en la plaza de Cajamarca, y al día siguiente recibió sepultura en la
iglesia de San Francisco, tributándole las honras debidas a su alto rango.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">De nuevo se vieron sorprendidos
los peruanos, esta vez por la muerte de Atahualpa. Sin la dirección de su jefe
guerrero y perdida la esperanza de rescatarlo, vacilaron antes de atacar
directamente a los españoles. Se mantuvieron a una distancia segura incendiando
aldeas y escondiendo oro y otros artículos que pudieran ser útiles al enemigo;
así que, después de todo, aun cuando se había conjurado el peligro inmediato
con la ejecución del cacique, la situación presentaba todavía muy mal cariz.
Pizarro, que no tenía de los títulos peruanos una idea más exacta que algunos
de nuestros historiadores, con la esperanza de crear un ambiente de paz, nombró
capitán de guerra a Toparca<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn101" name="_ftnref101" style="mso-footnote-id: ftn101;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[101]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
otro de los hijos de Huayna Capac; pero este nombramiento no produjo el efecto
que perseguía.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Decidióse entonces emprender
larga y ardua expedición a Cuzco, residencia y principal ciudad de la
tribu inca, de la cual habían oído referir áureos portentos. A principios de
septiembre de 1533, Pizarro y su ejército, engrosado ya con el refuerzo de
Almagro hasta unos cuatrocientos hombres, salieron de Cajamarca. Fue aquella
una jornada preñada de dificultades y peligros. Los angostos y empinados
senderos conducían por vertiginosos vericuetos y por puentes colgantes tan
difíciles de atravesar como lo fuera una hamaca, y subían por elevadas peñas,
donde sólo las ágiles llamas podían hallar huecos en que sentar las patas. En
Jauja les hizo resistencia gran golpe de indios, atrincherados en la margen
opuesta de un torrente recién henchido por las lluvias. Pero los españoles
atravesaron la corriente y se lanzaron con tal furia sobre los naturales, que
éstos no tardaron en ceder.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En aquel lindo valle tuvo
Pizarro la idea de fundar una colonia: hizo allí una breve parada y envió a
Hernando de Soto con un destacamento de sesenta hombres a practicar un
reconocimiento. En el acto empezó Soto a notar señales ominosas. Halló aldeas
incendiadas y puentes destruidos, de modo que se hizo sumamente difícil cruzar
aquellas terribles quebradas. Además, donde había sido posible, se amontonaron
en el camino troncos de árboles y rocas, impidiendo de ese modo el paso de la
caballería. Cerca de Bilcas<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn102" name="_ftnref102" style="mso-footnote-id: ftn102;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[102]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
[Vilcas] tuvo una dura refriega con los indios, y aun cuando salieron
victoriosos los españoles, perdieron varios hombres. Soto, sin embargo, siguió
resueltamente adelante. Mientras la cansada tropa iba trabajosamente subiendo
por el empinado y sinuoso desfiladero de Vilcaconga<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn103" name="_ftnref103" style="mso-footnote-id: ftn103;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[103]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
oyóse el aullido de guerra de los indios, y una hueste de guerreros salió de
los escondrijos por detrás de árboles y peñascos, y arremetió furiosamente
contra los españoles. La senda era empinada y angosta; a duras penas los
caballos podían tenerse en pie, y bajo el empuje de aquel alud de indios,
jinetes y caballos fueron rodando cuesta abajo. Los aborígenes les rodearon
como un enjambre de abejas, tratando de desarzonar<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn104" name="_ftnref104" style="mso-footnote-id: ftn104;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[104]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
a los soldados y hasta agarrándose desesperadamente a las patas de los
caballos, y repartiendo fuertes porrazos con la mayor agilidad. Un poco
más arriba de la escabrosa senda había una meseta, y Soto vio claramente que, a
menos de ganar aquella posición, estaban perdidos. Con un esfuerzo supremo de
músculos y de voluntad, logró reunir en aquella altura a su pequeño grupo que
luchaba con tan tremenda desventaja, y después de un breve descanso dio una
carga contra los indios; pero no pudo quebrantar aquella horrenda, obscura
masa. Sobrevino la noche, y los españoles, exhaustos y cubiertos de sangre—pues
pocos hombres y caballos habían salido sin heridas de aquel espantoso encuentro—,
descansaron como pudieron, sin abandonar las armas. Los indios tenían la
seguridad de acabar con ellos al día siguiente, y los mismos españoles
abrigaban pocas esperanzas de salvarse. Pero ya muy avanzada la noche oyeron
toques de cornetas españolas en el paso de abajo, y poco después abrazaban a
sus inesperados compatriotas y daban gracias a Dios por haberles salvado. Y era
que Pizarro, conocedor de los primeros peligros que encontraron en su jornada,
había despachado apresuradamente a Almagro con un refuerzo considerable de
caballería para auxiliar a Hernando de Soto, refuerzo que, haciendo marchas
forzadas, llegó muy oportunamente. Los peruanos, viendo a la mañana siguiente
que el enemigo estaba reforzado, no renovaron el combate y se retiraron a las
montañas. Los españoles se trasladaron a un sitio más seguro, y allí acamparon
para aguardar a Pizarro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Este no tardó en llegar,
después de haber dejado en Jauja el tesoro, bajo la vigilancia de cuarenta
hombres. Pero mucho le preocupó el aspecto de la situación. Aquellos
organizados y audaces ataques del enemigo, y la súbita muerte de Toparca [Tupac
Huallpa], de un modo sospechoso, le indujeron a creer que Chalicuchima
[Chalcuchima], segundo capitán de guerra, les traicionaba; y probablemente esto
era cierto. Cuando Pizarro se hubo reunido con Almagro, hizo procesar a
Chalicuchima [Chalcuchima]; y habiéndosele hallado convicto del delito de
traición, fue ejecutado sin demora. No podemos menos de horrorizarnos ante el
procedimiento empleado para su ejecución, que fue la hoguera; pero no debemos
por eso precipitarnos en juzgar como cruel al individuo responsable de tal
pena. Todos aquellos actos deben medirse por comparación y por el espíritu que
reinaba en aquella época. Entonces no consideraba el mundo como una crueldad el
suplicio de la hoguera, y más de un siglo después, cuando estaba la gente mucho
más ilustrada, los cristianos de la Gran Bretaña, de Francia y de la Nueva
Inglaterra no pusieron reparo en que se castigase algunos delitos con ese
suplicio, y seguramente no diremos que nuestros puritanos antepasados fuesen
hombres malvados o crueles. Ahorcaron brujas y azotaron herejes, no por
crueldad, sino por la ciega superstición de su tiempo. Ahora nos parece una
cosa horrenda; pero entonces no lo parecía, y no debemos esperar que Pizarro
fuese mejor y más sabio que los hombres que tenían ventajas que él nunca había
tenido. Yo ciertamente preferiría que no hubiese permitido que Chalicuchima
[Chalcuchima] pereciese en la hoguera; pero también quisiera que las repugnantes
páginas de Salem y de la esclavitud pudiesen borrarse de nuestra historia<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn105" name="_ftnref105" style="mso-footnote-id: ftn105;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[105]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Ni en un caso ni en el otro, sin embargo, tildaría yo a Pizarro de monstruo, ni
a los puritanos de hombres crueles.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hallándose en semejante trance,
presentóse a Pizarro el inca Manco<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn106" name="_ftnref106" style="mso-footnote-id: ftn106;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[106]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
ricamente ataviado, y le propuso una alianza. Pretendía ser el legítimo jefe de
guerra, y deseaba que los españoles como tal le reconociesen. Su proposición
fue aceptada de buen grado.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Siguiendo adelante, los
españoles cayeron en una emboscada en un desfiladero; pero rechazaron a sus
agresores, y por fin entraron en Cuzco el 15 de noviembre de 1533. Como
«ciudad» india era la mayor del nuevo hemisferio, aunque no mucho mayor que el
«pueblo» en Méjico, y sus soberbios edificios y ajuares llenaron de asombro a
los españoles. Se encontró gran cantidad de oro en cuevas y otros escondrijos.
En un sitio había varios grandes jarrones de oro, figuras de oro y plata que
representaban llamas y personas, y ropajes recamados con abalorios de oro y
plata. Entre otros tesoros, refiere Pedro Pizarro, testigo presencial y
cronista de aquellos hechos, que se hallaron diez toscas «tablas» de plata
de veinte pies de largo, un pie de ancho y dos pulgadas de grueso. La totalidad
del botín recogido se valuó en 580.000 pesos de oro y 215.000 marcos de plata,
o sea, un equivalente de 7.600.000 pesos de nuestra moneda.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pizarro entonces coronó a Manco
como gobernador del Perú, y esto fue muy del agrado de los indígenas. El buen
Padre Vicente de Valverde fue nombrado obispo de Cuzco; se estableció una
catedral, y los devotos misioneros españoles se dedicaron activamente a educar
y convertir a los herejes, tarea que prosiguieron con su acostumbrada eficacia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Quizquiz, uno de los capitanes
de guerra subalterno de Atahualpa y caudillo de alguna valentía, se mantuvo en
abierta rebelión. Almagro, con unos cuantos jinetes, y Manco con sus secuaces
indígenas, salieron en su persecución y derrotaron a los rebeldes; pero
Quizquiz no se rindió y fue muerto por su misma gente.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En marzo de 1534, Pedro de
Alvarado, el valeroso teniente de Cortés, a quien se había recompensado por sus
servicios en Méjico nombrándole gobernador de Guatemala, desembarcó y se
dirigió a Quito, averiguando después que pertenecía al territorio de Pizarro.
Hízose un convenio entre los dos: se le dio a Alvarado una compensación por su
infructuosa jornada, y se volvió de nuevo a Guatemala.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Dedicóse con ahínco Pizarro al
desenvolvimiento del país que había conquistado y a poner los cimientos de una
nación. El día 6 de enero de 1535 fundó la Ciudad de los Reyes, en el hermoso
valle de Rimac. Ese nombre se cambió poco después por el de Lima, y Lima,
capital del Perú, ha seguido siendo desde entonces. El insigne conquistador
empezaba a mostrar otra faceta de su carácter: su genio como organizador y
administrador. Emprendió con mucha energía la tarea de urbanizar Lima, y en la
dirección de todos los asuntos de su incipiente gobierno mostró tener mucha
previsión y prudencia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En el ínterin, su hermano
Hernando Pizarro había sido comisionado para ir a llevar el tesoro a la Corona
de España, adonde llegó en enero de 1534. Además de la quinta parte que a
la Corona correspondía, llevó medio millón de pesos de oro, pertenecientes a
los aventureros que habían preferido gozar su dinero en casa. Hernando causó en
España muy favorable impresión. La Corona confirmó todas las mercedes que había
concedido a Francisco Pizarro y extendió su territorio setenta leguas más al
sur; mientras que a Almagro se le autorizó para conquistar Chile (que se
llamaba entonces Nueva Toledo), empezando al extremo sur del dominio de Pizarro
y hasta doscientas leguas más allá. Hernando Pizarro fue armado caballero y se
le encomendó una expedición: una de las más numerosas y mejor equipadas que
habían salido de España. Tuvieron un tiempo horrible en la travesía hasta el
Perú, y muchos perecieron durante el viaje<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn107" name="_ftnref107" style="mso-footnote-id: ftn107;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[107]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">VIII<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">DE CÓMO SE FUNDÓ UNA NACIÓN<br />
SITIO DE CUZCO</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Pero, antes de que Hernando
llegase al Perú, uno de su séquito llevó allá a Almagro la noticia de su
adelantamiento, y esta prosperidad le hizo perder la cabeza a aquel grosero y
poco escrupuloso soldado. Olvidándose de todos los favores de Francisco Pizarro
y de que a éste debíale cuanto era, el falso amigo en el acto se impuso como
amo y señor de Cuzco.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Fue esta una vergonzosa
ingratitud y bellaquería, y estuvo a punto de producir una guerra civil entre
los españoles. Pero la lenidad [blandura] de Pizarro orilló al fin la
dificultad, y el día 12 de junio de 1535 los dos caudillos renovaron su
amistoso convenio. Marchó poco después Almagro para emprender la conquista de
Chile, en la cual fracasó, y Francisco Pizarro dedicó de nuevo su atención al
desenvolvimiento de su conquistada provincia.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En los pocos años de su carrera
administrativa obtuvo Pizarro notables resultados. Fundó varias ciudades en la
costa, y a una de ellas le dio el nombre de Trujillo, en memoria de su pueblo
natal. Sobre todo, deleitóse en urbanizar y hermosear su predilecta ciudad de
Lima, y en fomentar el comercio y otros factores necesarios para el
desenvolvimiento de la nueva nación. Un contraste muy notable pone en evidencia
lo acertadas que eran sus disposiciones. Cuando los españoles llegaron por
primera vez a Cajamarca, un par de espuelas costaba 250 pesos oro. Unos cuantos
años antes de la muerte de Pizarro, la primera vaca que se llevó al Perú
se vendió en 10.000 pesos; y dos años después podía comprarse allí la mejor
vaca en menos de 200. La primera barrica de vino se vendió en 1.600 pesos; pero
tres años después se consumía vino del país en vez del importado, y podía
obtenerse en Lima a un precio módico. Lo mismo puede decirse de todo lo demás.
Se había vendido una espada en 250 pesos; una capa, en 500; un par de zapatos, en
200; un caballo, en 10.000; pero bastaron dos o tres años de la sorprendente
aptitud administrativa de Pizarro para poner los artículos de primera necesidad
al alcance de todo el mundo. No tan sólo fomentó el comercio, sino también la
industria del país, y desarrolló la agricultura, la minería y las artes
mecánicas. En suma, estaba poniendo en práctica con gran éxito el principio
general de los españoles de que la principal riqueza de un país no consiste en
su oro, o en sus bosques, o en sus tierras, sino en su <i>pueblo</i>. El
empeño de los exploradores españoles en todas partes, fue educar, cristianizar
y civilizar a los indígenas, a fin de hacerlos dignos ciudadanos de la nueva
nación, en vez de eliminarlos de la faz de la tierra para poner en su lugar a
los recién llegados, como por regla general ha sucedido con otras conquistas
realizadas por algunas naciones europeas. De vez en cuando hubo individuos que
cometieron errores y hasta crímenes, pero un gran fondo de sabiduría y
humanidad caracteriza todo el generoso régimen de España, régimen que impone
admiración a todos los hombres varoniles.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Mientras Pizarro estaba
enfrascado en su tarea, Manco se desenmascaró. No es del todo improbable que
desde un principio hubiese meditado la traición y que se aliase con los
españoles simplemente para tenerlos en su poder. De todos modos, entonces se
escabulló, sin provocación alguna, para ir a levantar gente con que atacar a
los españoles, creyendo que podría someterlos mientras se hallaban dispersos
trabajando en sus diversas colonias. Los indios leales avisaron a Juan Pizarro,
el cual capturó y aprisionó a Manco. A la sazón llegó de España Hernando
Pizarro, y Francisco le dio el mando de Cuzco. El pérfido Manco engañó a
Hernando para que le pusiese en libertad, y en el acto comenzó a reunir sus
fuerzas. Contra él se envió a Juan con sesenta jinetes, quienes por fin
hallaron en Yucay [a unos 30 km al NW de Cuzco] varios miles de indios mandados
por Manco. En un terrible combate que duró dos días, lograron los españoles
mantenerse firmes, si bien con muchas pérdidas, y entonces se alarmaron con la
noticia que les trajo un mensajero de que los indios habían sitiado a Cuzco. A
marchas forzadas llegaron aquella noche a la ciudad, que hallaron rodeada por
numerosa hueste. Los indios les dejaron entrar, sin duda en su deseo de
tenerlos a todos en la ratonera, y en seguida atacaron a la malhadada urbe.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hernando Pizarro y Juan Pizarro
estaban, pues, encerrados en Cuzco. Tenían menos de doscientos hombres,
mientras que afuera, en las lomas de cerca y de lejos, lucían las fogatas del
enemigo, tan innumerables que parecían «un cielo estrellado». Por la mañana
temprano, en febrero de 1536, comenzó el ataque. Los indios arrojaron dentro de
la ciudad bolas de fuego y flechas ardiendo, con las cuales lograron pegar
fuego a las bardas de los techos. Los españoles no podían apagar aquel fuego,
que duró varios días. Del único modo que pudieron salvarse de perecer quemados
o asfixiados, fue apiñándose todos en la plaza pública. Hicieron varias
salidas; pero los indios habían clavado estacas y puesto otros obstáculos, que
entorpecían la marcha de los caballos.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">No obstante, los españoles
desembarazaron el camino bajo un terrible fuego y dieron una valiente carga,
que fue rechazada con igual valentía.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Eran expertos los indios no tan
sólo en el manejo del arco, sino también de la reata; así es que con el lazo
lograron cazar a muchos españoles, a quienes dieron muerte. La carga hizo
retroceder un trecho a los indígenas, pero costándoles esto muy caro a los
españoles, quienes tuvieron que internarse de nuevo en la ciudad. Mas no se les
dio punto de reposo; los indios les acosaron con repetidos ataques, y la
situación tomó muy mal cariz. Francisco Pizarro estaba sitiado en Lima; Jauja
también se hallaba bloqueada, y los españoles, en las pequeñas colonias,
habían sido sometidos y asesinados. Sus ensangrentadas cabezas fueron arrojadas
al interior de Cuzco y rodaron a los pies de sus horrorizados compatriotas. Tan
desesperado les parecía el trance en que se hallaban, que muchos proponían que
saliesen todos en masa para abrirse paso a través de los indios y ganar la
costa; pero [los hermanos] Hernando y Juan [Pizarro] no quisieron escucharles.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Sobre el cerro que domina la
ciudad de Cuzco estaba la notable fortaleza inca de Sacsahuaman [Sacsahuamán o
Sacsayhuamán], que todavía existe. Es una obra ciclópea. Por el lado que mira a
la ciudad el casi inexpugnable cerro se hizo inexpugnable del todo construyendo
en él una inmensa muralla de mil doscientos pies de largo y de mucho espesor.
Al otro lado del cerro el suave declive estaba protegido por dos murallas,
levantadas una más arriba que la otra, de mil doscientos pies de largo cada
una. Las piedras de esas murallas estaban trabadas con notable pericia y
algunas de ellas medían treinta y ocho pies de largo, diez y ocho de ancho y
seis de grueso. Y lo más sorprendente era que se habían sacado de una cantera
que se hallaba a doce millas de distancia, y las habían transportado los indios
al sitio en que estaban colocadas. Finalmente, la cima del cerro estaba
defendida por dos grandes torres de piedra.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Esta imponente fortaleza de los
aborígenes se hallaba en poder de los indios y les permitía hostigar a los
españoles sitiados de un modo más eficaz. Era necesario desalojarlos de aquella
posición. Como medida preliminar para ver realizada esa última esperanza,
salieron tres destacamentos al mando de Gonzalo Pizarro, Gabriel de Rojas y
Hernando Ponce de León, para echar de allí a los indios. La lucha fue
desesperada. Los indios trataron de aplastar a sus enemigos con la furiosa
acometida de su mayor número, pero al fin los españoles obligaron a la tenaz
hueste a ceder el terreno, y se retiraron a la ciudad.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Para el asalto de la fortaleza
de Sacsahuaman se eligió a Juan Pizarro, y no podía confiarse tan aventurada
empresa a más valiente caballero. Saliendo de Cuzco a la puesta del sol
con su pequeña fuerza, Juan dio un rodeo como si fuese a forrajear; pero en
cuanto obscureció, dio la vuelta y se dirigió apresuradamente a Sacsahuaman. La
gran fortaleza estaba sumida en la obscuridad y en el silencio. Se había cerrado
su poterna [en una fortificación, puerta menor que las principales] con grandes
piedras, trabadas como las macizas murallas, y el separarlas sin hacer ruido
fue tarea muy difícil para los españoles. Cuando al fin pudieron pasar y se
hallaron entre las dos gigantescas murallas, cayó sobre ellos una horda de
indios. Juan dejó la mitad de su fuerza peleando con ellos y con la otra mitad
abrió la poterna de la segunda muralla que había sido cerrada de igual manera.
Cuando los españoles lograron apoderarse de la segunda muralla, los indios se
refugiaron en las torres, y se hizo necesario asaltar estas últimas y
peligrosísimas defensas. Los españoles acometieron con aquel característico
valor que no se rendía ante ningún obstáculo de la naturaleza o de los hombres;
pero en la primera arremetida sufrieron una pérdida irreparable. El denodado
Juan Pizarro había sido herido en la quijada, y su yelmo le molestaba tanto la
herida, que se lo quitó y dirigió el asalto con la cabeza descubierta; en la
lluvia de proyectiles que arrojaban los indios, una roca le dio con fuerza en
la cabeza y lo derribó al suelo<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn108" name="_ftnref108" style="mso-footnote-id: ftn108;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[108]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Pero aun tendido agonizante en un charco de sangre, daba aliento a sus hombres
y les acuciaba a seguir adelante, mostrando hasta el fin su intrepidez española.
Fue cuidadosamente conducido a Cuzco, donde se le prodigó toda clase de
cuidados; pero la fractura de su cráneo no tenía remedio, y después de unos
pocos días de agonía se apagó para siempre aquella fluctuante vida.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Los indios continuaron dueños
de su fortaleza; y, dejando a su hermano Gonzalo encargado de la defensa de la
sitiada Cuzco, Hernando Pizarro salió con una nueva fuerza a dar un nuevo
ataque a las torres de Sacsahuaman. Fue aquél un asalto furibundo; pero al fin
afortunado. Pronto se apoderaron de una torre; pero en la otra, que era la más fuerte,
el resultado fue por algún tiempo dudoso. Entre sus defensores llamaba la
atención un corpulento e impertérrito indio, que arrojaba a los españoles por
encima de las escalas a medida que trepaban por ellas para tomar la torre. Su
valor llenó de admiración a los soldados. Siendo ellos mismos unos héroes,
sabían ver y respetar el heroísmo hasta en sus enemigos. Hernando dio órdenes
estrictas de que no se lastimase a aquel indio; había que sujetarlo, pero no
herirle. Colocáronse varias escalas en diferentes lados de la torre, y los
españoles acometieron simultáneamente, mientras Hernando a voces intimaba al
indio a que se rindiese, prometiéndole que no se le haría daño. Pero aquel
Hércules de color bazo [moreno tirando a amarillo], viéndolo todo perdido, se
cubrió la cara y la cabeza con el manto, y se arrojó desde lo alto de la torre,
quedando muerto en el acto.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Sacsahuaman cayó en poder de
los españoles, aunque con grandes pérdidas, y con ello disminuyó materialmente
el poder ofensivo de los indígenas. Hernando dejó en la fortaleza una pequeña
guarnición y regresó a la ciudad asediada, para sufrir allí con sus compañeros
las duras peripecias del sitio. Este duró cinco meses, que fueron cinco meses
de terribles sufrimientos y peligros<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn109" name="_ftnref109" style="mso-footnote-id: ftn109;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[109]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Manco y su hueste rodeaban la ciudad, cuyos habitantes perecían de hambre;
caían con mortal furia sobre los grupos que, impulsados por el hambre, salían en
busca de alimento, y hostilizaban sin cesar a los supervivientes. Todos los
colonos españoles que vivían fuera de la ciudad fueron asesinados y la
situación iba de mal en peor.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Francisco Pizarro, sitiado en
Lima, había rechazado a los indios gracias a las favorables condiciones del
país; pero los naturales andaban constantemente por los alrededores. Causábanle
mucha ansiedad sus compatriotas de Cuzco, y envió cuatro expediciones
sucesivas, que en junto sumaban cuatrocientos hombres, para prestarles auxilio.
Pero éstos fueron sucesivamente sorprendidos en emboscadas en los pasos de las
montañas, y casi todos perecieron. Dícese que en aquella guerra desigual
murieron setecientos españoles. Algunos de los sitiados pedían que se les
permitiese ir hasta la costa, embarcarse y huir de aquella mortífera
tierra; pero Pizarro no consentía que se le hablase de abandonar a sus
valientes compatriotas de Cuzco, y decidió apoyarlos y salvarlos, o sufrir la
misma suerte. Para quitar a los egoístas toda tentación de fugarse, despachó
todos los buques con cartas a los gobernadores de Panamá, Guatemala, Méjico y
Nicaragua, explicando la desesperada situación en que se hallaban y pidiendo
auxilio.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Por fin, en agosto, Manco
levantó el sitio de Cuzco. Su numerosa hueste consumía los recursos del país, y
a menos que los habitantes volviesen a sus plantaciones no tardaría en dejarse
sentir el hambre. En consecuencia, envió muchos de los indios a trabajar en sus
campos; dejó una considerable fuerza para vigilar y hostilizar a los españoles
y se retiró a uno de sus fuertes con una buena guarnición. Entonces tuvieron
los españoles mejor fortuna en sus salidas para forrajear, y pudieron librarse
del hambre; pero los indios que estaban en acecho los atacaban constantemente,
copando hombres y pequeños grupos sin darles respiro. La hostilidad era tan
continua y desastrosa que, para ponerle coto, concibió Hernando el atrevido
plan de apoderarse de Manco, en su propia fortaleza. Saliendo con ochenta de
sus mejores jinetes y alguna infantería, realizó una marcha larga y tortuosa
con la mayor cautela y sin dar la alarma. Atacando la fortaleza al romper el
día, pensó tomarla por sorpresa; pero detrás de aquellas tremendas murallas los
indios lo estaban acechando, y levantándose súbitamente lanzaron sobre los
españoles una espesa lluvia de proyectiles. Con el valor de la desesperación
aquel puñado de soldados se lanzó por tres veces al asalto; pero tres veces
también el excesivo número de salvajes les obligó a retroceder. Entonces los
indios abrieron las compuertas de las presas más altas e inundaron el campo; y
los españoles, diezmados y ensangrentados se batieron en retirada, perseguidos
de cerca por los regocijados enemigos. En aquella hora terrible, Francisco Pizarro
fue traicionado por el hombre que, más que ningún otro, debió serle leal: por
el vulgar traidor Almagro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 24.0pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 24.0pt; margin: 24pt 0cm;"><span style="font-family: times; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2 align="center" style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 12pt;">IX<o:p></o:p></span></h2>
<p align="center" class="fs110" style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt; text-align: center;"><span style="font-family: times;"><b><span style="color: black;">OBRA DE TRAIDORES</span></b><span style="color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Almagro había penetrado en
Chile, sufriendo grandes penalidades al cruzar las montañas. De nuevo dio
muestra de cobardía, pues, descorazonado desde el principio, retrocedió,
regresando al Perú. Parece como si hubiese decidido que le sería más cómodo
robar a su camarada y bienhechor que llevar a cabo por sí mismo una conquista,
especialmente sabiendo la situación en que a la sazón se hallaba Pizarro. Este,
enterado de su regreso, salió a recibirle. Manco atacó a los españoles en el
camino; pero fue rechazado después de una encarnizada lucha.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">A pesar de los sensatos
argumentos de Francisco Pizarro, Almagro no quiso abandonar su plan. Insistió
en que se le cediese Cuzco, la ciudad principal, bajo pretexto de que estaba al
sur del territorio concedido a Pizarro; en realidad se hallaba situada dentro
de los límites que a Pizarro concedió la Corona; pero esto no era óbice para un
hombre como él. Por fin se convino en una tregua hasta que una comisión pudiese
medir y demarcar la frontera sur de las tierras de Pizarro. En el ínterin se
comprometió Almagro, con un solemne juramento, a tener los cepos quedos. Pero
no era hombre capaz de mantener su juramento ni su palabra de honor; así fue
que, en la obscura y tempestuosa noche del 8 de abril de 1537, se apoderó de
Cuzco, mató a los centinelas e hizo prisioneros a Hernando y Gonzalo Pizarro.
Iba entonces Alonso de Alvarado en auxilio de Cuzco con bastante fuerza; pero,
traicionado por uno de sus oficiales, fue hecho prisionero, con todos sus
hombres, por Diego de Almagro.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">En tan crítica situación, Francisco
Pizarro reanimóse con la llegada de su antiguo valedor, el licenciado Gaspar de
Espinosa, con doscientos cincuenta hombres y un cargamento de armas y
provisiones que le enviaba su primo Hernán Cortés. Salió con dirección a Cuzco;
pero al saber la pasmosa noticia de la descarada traición de Almagro, regresó a
Lima y fortificó su pequeña ciudad. Tenía verdaderos deseos de evitar un
derramamiento de sangre, y en vez de marchar con un ejército a castigar al
traidor, envió una embajada, en la que iba Gaspar de Espinosa, para tratar de
traer a Almagro a la razón y la decencia. Pero aquel vulgar soldado era
refractario a todos los argumentos. No tan sólo rehusó entregar Cuzco, sino que
con mucha frescura anunció su determinación de apoderarse también de Lima. Gaspar
de Espinosa murió repentina y oportunamente en el campamento de Almagro, y
Hernando y Gonzalo Pizarro hubieran sido ejecutados, a no ser por los esfuerzos
de Diego de Alvarado<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn110" name="_ftnref110" style="mso-footnote-id: ftn110;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[110]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(hermano del héroe de la «Noche Triste»), el cual evitó que Almagro añadiese
esta crueldad a sus vergonzosos actos. Hacia la costa marchó después Almagro
para fundar un puerto, dejando a Gonzalo Pizarro bajo una fuerte guardia en
Cuzco y llevándose a Hernando Pizarro como prisionero. Mientras construía la
ciudad, a la que dio su nombre, Gonzalo Pizarro y Alonso de Alvarado se
escaparon y llegaron sanos y salvos a Lima.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Todavía Francisco Pizarro trató
de evitar el llegar a las manos con el hombre que, aun cuando ahora había sido
traidor, fue en otro tiempo su camarada. Al fin se concertó una entrevista, y
los dos jefes se personaron en Mala<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn111" name="_ftnref111" style="mso-footnote-id: ftn111;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[111]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Almagro agasajó hipócritamente al hombre a quien había traicionado; pero
Pizarro era hombre de otra fibra. No deseaba tener enemistad con su antiguo
amigo; pero tampoco podía profesar amistad a semejante persona. Recibió con
digna frialdad la falsa acogida de Almagro. Acordóse someter la cuestión al
fallo arbitral de Fray Francisco de Bobadilla, y que ambos contendientes
respetasen su decisión. El árbitro falló por fin que se enviase un buque a
Santiago<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn112" name="_ftnref112" style="mso-footnote-id: ftn112;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[112]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, y desde allí midiese
con dirección al sur para determinar el límite exacto de la concesión de
Pizarro por aquel lado. Entre tanto, Almagro debía entregar Cuzco y poner en
libertad a Hernando Pizarro. El usurpador rehusó acatar tan equitativo fallo,
violando nuevamente todo principio de honor. Hernando Pizarro estaba en
inminente peligro de morir asesinado, y Francisco, queriendo salvar a su
hermano a toda costa, compró su libertad a cambio de la cesión de Cuzco.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Al fin, agotada ya la paciencia
de Francisco Pizarro por los repetidos actos de traición de Almagro, le dio
aviso de que había terminado la tregua, y emprendió la marcha sobre Cuzco.
Almagro hizo cuantos esfuerzos pudo para defender su robada presa; pero a cada
paso le venció la táctica militar de Pizarro. Además, estaba minado por una
vergonzosa enfermedad, castigo de su licenciosa vida y tuvo que confiar la
campaña a su teniente Rodrigo Orgóñez. El día 26 de abril de 1538, los
españoles leales al mando de Hernando y Gonzalo Pizarro, Alonso de Alvarado y
Pedro de Valdivia, tuvieron un contacto con las fuerzas de Almagro en Las
Salinas<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn113" name="_ftnref113" style="mso-footnote-id: ftn113;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[113]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Hernando hizo decir
misa, excitó a sus hombres exponiéndoles la conducta de Almagro y dirigió una
carga contra los rebeldes. Siguióse una terrible lucha; pero finalmente Rodrigo
Orgóñez fue muerto, y sus secuaces no tardaron en ser derrotados. Los españoles
victoriosos se apoderaron de Cuzco e hicieron prisionero al architraidor. Fue
juzgado y convicto de traición, pues traicionando a Pizarro había sido también
traidor a España, y se le sentenció a muerte. El hombre que en alguna
circunstancia mostró tener algún valor físico, fue un cobarde en el postrer
momento. Con la mayor pusilanimidad pidió que le perdonasen la vida; pero la
pena era justa, y Hernando Pizarro rehusó revocar la sentencia. Francisco
Pizarro había salido para Cuzco; pero antes de llegar, ya Almagro había sido
ejecutado<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn114" name="_ftnref114" style="mso-footnote-id: ftn114;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[114]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, quedando vengada una de
las más viles traiciones que registra la historia. A Pizarro le impresionó
profundamente la noticia de su ejecución; pero no pudo menos de comprender que
se había hecho justicia. Movido de sus naturales impulsos, Pizarro se hizo
llevar a su casa a Diego de Almagro [el Mozo]<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn115" name="_ftnref115" style="mso-footnote-id: ftn115;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[115]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
hijo ilegítimo del traidor, y le atendió como si fuese su propio hijo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Hernando Pizarro volvió a
España. Allí se le acusó de haber cometido crueldades, y el Gobierno de España,
más pronto que ningún otro a castigar delitos de esta clase, le condenó a
presidio. Durante veinte años el encanecido prisionero vivió entre rejas en
Medina del Campo; y cuando salió de allí, su período de actividad se había
agotado, aun cuando llegó a vivir cien años<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn116" name="_ftnref116" style="mso-footnote-id: ftn116;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[116]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">La situación en el Perú, si
bien mejoró con la muerte de Almagro y la sofocación de su malvada rebelión,
distaba mucho de ofrecer seguridad. Manco estaba revelando lo que desde
entonces se ha considerado como táctica característica de los indios. Había visto
que el sistema primitivo de acometer al enemigo en masa para aplastarle bajo el
peso del mayor número, se estrellaba contra la disciplina. Por lo tanto, adoptó
la táctica del hostigamiento y la emboscada; la práctica de matar por detrás,
que nuestros apaches aprendieron del mismo modo. Andaba siempre atisbando a los
españoles, como un lobo a un rebaño, esperando ocasión de lanzarse sobre ellos
cuando estuviesen descuidados, o cuando unos pocos se hallasen separados del
cuerpo principal. Es ese un medio eficaz de hacer la guerra y el más difícil de
combatir. Muchos de los españoles fueron víctimas de él: de una simple redada
cogió y mató a treinta de ellos. Era inútil perseguirle: las montañas le
ofrecían un retiro inexpugnable. Como único medio de librarse de su
persecución, Pizarro adoptó un nuevo procedimiento. En los distritos más
peligrosos estableció puestos militares; alrededor de estos sitios seguros
crecieron rápidamente algunas ciudades, y así la gente pudo vivir tranquila.
Llegaban emigrantes al país, y el Perú iba formando con ellos y con los
indígenas educados una nación civilizada. Pizarro importó toda clase de
semillas de Europa, y la agricultura fue allí una nueva y adelantada industria.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Además de este desarrollo de
aquella nueva y pequeña nación, Pizarro iba ensanchando los límites de las
exploraciones y conquistas. A ellas envió el valiente Pedro de Valdivia, aquel
hombre notable que conquistó Chile e hizo allí historia, que se hallaría llena
de espeluznante interés si tuviésemos aquí espacio para narrarla. También envió
a su hermano Gonzalo como gobernador de Quito, en 1540. Esta expedición fue uno
de los hechos más asombrosos y característicos de la exploración de los
españoles en América, y quisiera disponer de espacio suficiente para relatar
aquí toda su historia. Durante dos años el caballeroso jefe y su puñado de
hombres sufrieron penalidades sobrehumanas. Algunos murieron helados en las
nieves de los Andes; otros, de calor en las desiertas llanuras, y los demás se
internaron en las pantanosas selvas de la parte superior del río Amazonas. Un
terremoto engulló una ciudad india de centenares de casas ante sus propios
ojos. Paso a paso tuvieron que abrirse camino con sus machetes por las
exuberantes selvas tropicales. Construyeron un pequeño bergantín con indecible
trabajo, prestando Gonzalo su ayuda lo mismo que los demás, y bajaron por el río
Napo hasta el Amazonas. Francisco de Orellana y cincuenta hombres no pudieron
reunirse con sus compañeros, y bajaron flotando por el Amazonas hasta el mar,
volviendo a España los supervivientes. Gonzalo tuvo por último que volver
trabajosamente a Quito, jornada que llevó a cabo en medio de incomparables
horrores. De los trescientos valientes que tan alegremente habían salido en
1540 (sin contar los cincuenta de Orellana), entraron tambaleándose en Quito,
en junio de 1542, solamente ochenta esqueletos desharrapados. Esto dará una
ligera idea de lo que habían sufrido aquellos infelices.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Entre tanto una calamidad
irreparable cayó sobre aquella joven nación, y de un golpe villano le arrebató
una de sus más heroicas figuras. Los viles secuaces que participaron en la
traición de Almagro, habían sido perdonados y se les trató bien; pero no cambió
su carácter y continuaban conspirando contra el hombre sabio y generoso que les
había dado cuanto tenían. Hasta Diego de Almagro [el Mozo], a quien
Pizarro atendiera tiernamente como a un hijo, se unió a los conspiradores. El
cabecilla se llamaba Juan de Herrada [Juan de Rada]. El domingo 26 de junio de
1541, aquella partida de asesinos se abrió paso súbitamente y penetró en la
casa de Pizarro. Las personas desarmadas que en ella se hallaban huyeron en
busca de auxilio, y los fieles servidores que opusieron resistencia fueron asesinados.
Pizarro, su hermanastro Francisco Martín de Alcántara<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn117" name="_ftnref117" style="mso-footnote-id: ftn117;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[117]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y un probado oficial que se llamaba Francisco de Chaves, tuvieron que afrontar
solos el combate. Como fueron cogidos por sorpresa, Pizarro y Alcántara
trataron de vestirse apresuradamente la armadura, mientras ordenaban a Chaves
que cerrase la puerta. Pero, sin darse cuenta, el soldado la entreabrió para
parlamentar con los villanos, y éstos le atravesaron con la espada y a
puntapiés arrojaron su cadáver por la escalera. Alcántara se lanzó a la puerta
y luchó heroicamente, sin arredrarse por las numerosas heridas que recibía.
Pizarro, echando a un lado la armadura, que no tuvo tiempo de vestirse, se lió
una manta al brazo izquierdo para escudarse, y cogiendo con la otra la buena
espada que había blandido en tantas luchas desesperadas, saltó como un león
sobre aquella manada de lobos. Era ya viejo, y tantos años de sufrimientos y
penalidades le habían quebrantado. Pero su gran corazón no había envejecido, y
peleó con un valor sobrehumano y con sobrehumana fuerza. Su rápida espada
atravesó a los dos que iban delante, y por un momento vacilaron los traidores.
Pero Alcántara había caído, y turnándose para cansar al anciano héroe, los
cobardes le acosaron sin cesar. Durante algunos minutos prosiguió aquella lucha
desigual en el angosto pasillo, cuyo suelo hacía resbaladizo la sangre
derramada: un anciano lleno de canas y de brillantes ojos, contra una veintena
de bandidos. Al fin Herrada cogió en sus brazos a su camarada Diego de Narváez,
y, protegido por aquel escudo viviente, arremetió contra Pizarro. Este atravesó
a Narváez con varias estocadas; pero en el mismo instante uno de aquellos
asesinos le hirió en la garganta. El conquistador del Perú vaciló y cayó, y los
conspiradores hundieron en su cuerpo sus espadas. Pero aun entonces
aquella voluntad de hierro hizo que el cuerpo obedeciese el último sentimiento
de un gran corazón, e invocando a su Redentor, Pizarro mojó un dedo en su
propia sangre, trazó en el suelo una cruz, doblegóse y besando el sagrado
símbolo, expiró.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Así vivió y así murió el hombre
que empezó la vida como porquerizo en Trujillo y la acabó como conquistador del
Perú. Fue el más grande de los exploradores; un hombre que de modestos
principios se elevó más alto que nadie; un hombre en quien se ha cebado la
maledicencia y la calumnia de los historiadores apasionados; pero, un hombre a
quien la historia, sin embargo, colocará en una de sus más altas hornacinas; un
héroe a quien se gozarán algún día en venerar cuantos admiren el heroísmo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin-bottom: 5.9pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.1pt; margin: 6.1pt 0cm 5.9pt;"><span style="color: black; font-family: times; font-size: 14pt;">Tal fue la conquista del Perú.
De la historia romántica que allí siguió, nada puedo decir aquí; no puedo,
pues, hablar de la lamentable caída del valiente Gonzalo Pizarro; del notable
Pedro de la Gasca; del ascenso del gran Mendoza<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftn118" name="_ftnref118" style="mso-footnote-id: ftn118;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[118]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
al virreinato, ni de cien otros capítulos de una historia que fascina. Sólo he
querido dar al lector una idea de lo que era realmente una conquista española
en punto a superlativo heroísmo y sufrimientos. Fue la de Pizarro la conquista
más grande; pero no son muchas otras inferiores en heroísmo y penalidades, sino
únicamente en genio; y la historia del Perú es muy parecida a la historia de
las dos terceras partes del Nuevo Mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><span style="font-family: times;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<span style="font-family: times;"><!--[endif]-->
</span><div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">Mr. Adolph Francis Bandelier, el más erudito y mejor
documentado de los historiadores de la América española, falleció en Sevilla
durante el verano de 1914 [en realidad, el 18 de marzo], y su viuda ha
continuado allí, bajo los auspicios de la Fundación Carnegie, la labor de
investigación en que se ocupaba su esposo. (N. del T.). Bandelier, de
nacionalidad estadounidense, había nacido en Berna, Suiza, el 6 de agosto de
1840.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El Reino de Nueva
Granada (1538 – 1717), con capital en Santa Fe de Bogotá, que se correspondía
territorialmente con la jurisdicción de la Real Audiencia de Santa Fe de
Bogotá. Ver el mapa de 1631, trazado por Willem Janszoon Blaeu (1571-1638):
https://www.wdl.org/es/item/15674/view/1/1/<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> García López de Cárdenas
y Figueroa, en 1540.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">Apodo que se daba a un cacique de los Pieles rojas de
Pokanoket, cuyo nombre indio era Pometacom, el cual en 1676 y al frente de
varias tribus, hizo una guerra feroz y sanguinaria contra las colonias inglesas
de Massachusetts, Plymouth y Connecticut, destruyendo 13 aldeas, incendiando
600 edificios y matando a 600 colonos. (<i>Nota del traductor</i>).</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Localidad al W de
Bolivia, a unos 150 km de La Paz. La matanza de españoles tuvo lugar en agosto
de 1781.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Vicente Yáñez
Pinzón, en 1499.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Juan Rodríguez
Cabrillo, en julio de 1542.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Corcova:
corvadura de cualquier cosa, o bulto que altera su forma normal exterior.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">Como decía él mismo «hasta los sastres se volvieron
exploradores».</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Se refiere al
fuerte de Santo Tomás, comenzado a construir, en el centro de La Española, el
17 de marzo de 1494.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn11" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Juan de Aguado
llegó a Isabela en octubre de 1495.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn12" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref12" name="_ftn12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Se trataba de la
península de Paria.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn13" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref13" name="_ftn13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Los restos de
Cristóbal Colón fueron trasladados en 1795 de la Catedral de Santo Domingo a la
de La Habana, adonde llegaron en enero de 1796. Desde enero de 1899 se hallan
en la Catedral de Sevilla.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn14" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref14" name="_ftn14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Nueva Escocia,
península en el extremo SE de Canadá, al sur de Terranova.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn15" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref15" name="_ftn15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Al este de
Carolina del Norte.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn16" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref16" name="_ftn16" style="mso-footnote-id: ftn16;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Al NE de Carolina
del Norte, unos 60 km al este de la ciudad de Plymouth en el mismo Estado.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn17" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref17" name="_ftn17" style="mso-footnote-id: ftn17;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Al SE de Carolina
del Norte.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn18" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref18" name="_ftn18" style="mso-footnote-id: ftn18;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Al SE de la
ciudad de Boston.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn19" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref19" name="_ftn19" style="mso-footnote-id: ftn19;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Los Padres
Peregrinos, a bordo del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mayflower</i>,
desembarcaron, el 21 de diciembre de 1620, en un lugar conocido como Plymouth
Rock, al SE de Massachusetts, donde, posteriormente, se levantó la ciudad de
Plymouth.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn20" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref20" name="_ftn20" style="mso-footnote-id: ftn20;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Porto Seguro, el
24 de abril de 1500.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn21" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref21" name="_ftn21" style="mso-footnote-id: ftn21;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> En el Puerto de
Santa María. Según otros historiadores, el embarque se produjo el 18 de mayo.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn22" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref22" name="_ftn22" style="mso-footnote-id: ftn22;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Ese día, según
otros historiadores, tocó tierra en las islas de Cabo Verde.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn23" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref23" name="_ftn23" style="mso-footnote-id: ftn23;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Localidad en una
pequeña península del Estado de Río de Janeiro, al este de la populosa ciudad
brasileña.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn24" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref24" name="_ftn24" style="mso-footnote-id: ftn24;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> La reconstrucción
fidedigna de los viajes de Américo Vespucio es prácticamente imposible, dada la
poca fiabilidad de las fuentes disponibles.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn25" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref25" name="_ftn25" style="mso-footnote-id: ftn25;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[25]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Nacido en
Santoña, provincia de Santander, ca. 1450/60.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn26" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref26" name="_ftn26" style="mso-footnote-id: ftn26;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[26]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Hoy se admite
generalmente que lo que descubrió Gaspar de Corte-Real en 1500 fue Groenlandia,
y que, si bien avistó la península del Labrador, no le dio su nombre.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn27" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref27" name="_ftn27" style="mso-footnote-id: ftn27;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[27]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Israel Putnam
(1718 – 1790), de la colonia de Massachusetts; Ethan Allen (1738 – 1789), de
Conneticut; Francis Marion (1732 – 1795), de Carolina del Sur; Daniel Boone
(1734 – 1820), de Pensilvania. Los cuatro participaron la Guerra de
Independencia de los EE UU. <o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn28" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref28" name="_ftn28" style="mso-footnote-id: ftn28;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[28]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Según Manuel
Lucena Salmoral (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario Biográfico
Español</i>, Madrid, Real Academia de la Historia), el 1 de septiembre de 1513,
desde la ciudad de Santa María la Antigua del Darién, emprendió Núñez de Balboa,
acompañado por 190 hombres, un pequeño bergantín y varias canoas, un camino a
pie y una navegación fluvial que le llevó, por la zona del Istmo, hasta las
tierras del cacique Careta. Fue el 25 de septiembre cuando vio por vez primera
el Mar del Sur (Océano Pacífico). El topónimo Coyba (o Coiba), lo emplea Lummis
de manera dudosa. Puede suponerse que Núñez de Balboa se dirigiese a la
imprecisa región de Coyba, en la zona del Istmo, gobernada por un cacique de
igual nombre. No confundir con la isla de Coiba, en el Pacífico, muy cerca de
la costa de Panamá. En un mapa de 1631, trazado por Willem Janszoon Blaeu
(1571-1638) y titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Terra Firma et
Novum Regnum Granatense et Popayan</i>, puede observarse cómo el territorio de
Coyba quedaba al W del Golfo de Urabá, situándose en él el poblado llamado
Careta, justo un poco al sur de Acla. Ver este importante mapa en:
https://www.wdl.org/es/item/15674/view/1/1/<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn29" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref29" name="_ftn29" style="mso-footnote-id: ftn29;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[29]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> La ejecución,
según Manuel Lucena Salmoral, tuvo lugar en Acla, Panamá, entre el 13 y el 19
de enero de 1519. El mes y el año, así como el lugar, no se ponen hoy en duda.
Respecto al poblado indígena de Acla, abandonado en 1532, véase su localización
en la Carta Marítima del Reyno de Tierra Firme o Castilla del Oro: Comprehende
el Istmo y Provincia de Panamá, las Provincias de Veragua, Darién y Biruquete /
Por Don Juan López, Geógrafo Pensionista de S.M., Individuo de la Real Academia
de Buenas Letras de Sevilla y de la Sociedad de Asturias. Madrid, calle de
Atocha, casa nueva de Santo Tomás, año de 1785.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn30" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref30" name="_ftn30" style="mso-footnote-id: ftn30;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[30]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">El historiador indio Tezozomoc describe gráficamente el
pasmo de los indígenas.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn31" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref31" name="_ftn31" style="mso-footnote-id: ftn31;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[31]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">En éste, como en otros juicios relativos a la conquista de
Méjico y de Hernán Cortés, muy diferentes de los conocidos por nosotros,
dejamos al autor toda la responsabilidad del criterio. (<i>Nota del Editor</i>).</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn32" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref32" name="_ftn32" style="mso-footnote-id: ftn32;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[32]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Alejandro Magno
en las costas de Fenicia.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn33" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref33" name="_ftn33" style="mso-footnote-id: ftn33;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[33]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El jefe indio
Metacomet, de los Wampanoag, en lucha con los colonos de Nueva Inglaterra entre
1675-78. Metacomet, aunque la guerra prosiguió, fue ejecutado el 12 de agosto
de 1676.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn34" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref34" name="_ftn34" style="mso-footnote-id: ftn34;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[34]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Localidad costera
al SE de Carolina del Sur.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn35" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref35" name="_ftn35" style="mso-footnote-id: ftn35;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[35]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> La muerte de
Pedro de Valdivia tuvo lugar el 25 de diciembre.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn36" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref36" name="_ftn36" style="mso-footnote-id: ftn36;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[36]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Región de Méjico.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn37" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref37" name="_ftn37" style="mso-footnote-id: ftn37;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[37]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> En torno a
1605-1607.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn38" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref38" name="_ftn38" style="mso-footnote-id: ftn38;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[38]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> En el año 1503.
Gonneville tocó tierra brasileña en enero de 1504. <o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn39" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref39" name="_ftn39" style="mso-footnote-id: ftn39;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[39]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> La Bahía de
Tampa, al W de Florida.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn40" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref40" name="_ftn40" style="mso-footnote-id: ftn40;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[40]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El río Washita
discurre por los Estados de Texas y Oklahoma.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn41" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref41" name="_ftn41" style="mso-footnote-id: ftn41;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[41]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Luis Moscoso de
Alvarado era sobrino y yerno de Pedro de Alvarado.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn42" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref42" name="_ftn42" style="mso-footnote-id: ftn42;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[42]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">En Méjico, en el actual Estado de Veracruz, al W de la
ciudad de Tampico.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn43" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref43" name="_ftn43" style="mso-footnote-id: ftn43;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[43]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Binot Paulmier de
Gonneville en enero de 1504.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn44" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref44" name="_ftn44" style="mso-footnote-id: ftn44;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[44]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Virrey de Nueva
España desde 1535 hasta 1550 y segundo virrey del Perú entre el 12 de
septiembre de 1551 y el 21 de julio de 1552, día de su muerte por enfermedad.
Su nombramiento como virrey del Perú lo firmó Carlos V en Bruselas el 4 de
julio de 1549.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn45" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref45" name="_ftn45" style="mso-footnote-id: ftn45;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[45]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> En <span style="color: black;">el condado de Barton, en el centro del Estado de Kansas.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn46" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref46" name="_ftn46" style="mso-footnote-id: ftn46;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[46]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> En un área
fronteriza entre los Estados de Nuevo México y Arizona.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn47" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref47" name="_ftn47" style="mso-footnote-id: ftn47;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[47]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Al este de las
Montañas Manzano, en la zona central de Nuevo México.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn48" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref48" name="_ftn48" style="mso-footnote-id: ftn48;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[48]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">Helen Hunt Jackson (1830 – 1885), escritora y poeta
estadounidense. La novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ramona</i> es
de 1884.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn49" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref49" name="_ftn49" style="mso-footnote-id: ftn49;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[49]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Pío de Jesús Pico
(Misión de San Gabriel, California, 1801 – Los Ángeles, 1894).<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn50" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref50" name="_ftn50" style="mso-footnote-id: ftn50;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[50]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El río Gila
discurre por Arizona y es tributario del río Colorado, que desemboca en el Golfo
de California.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn51" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref51" name="_ftn51" style="mso-footnote-id: ftn51;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[51]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">Otros dos han empuñado el cetro desde que se escribió este
libro. (<i>Nota del Traductor</i>). Se refiere a Eduardo VII y Jorge V.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn52" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref52" name="_ftn52" style="mso-footnote-id: ftn52;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[52]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Pecos, en el
condado de San Miguel, Nuevo México, unos 42 km al este de Santa Fe.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn53" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref53" name="_ftn53" style="mso-footnote-id: ftn53;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[53]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Acoma, al W de
Albuquerque, en el condado de Sandoval, Nuevo México.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn54" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref54" name="_ftn54" style="mso-footnote-id: ftn54;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[54]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">El acre es una medida agraria que equivale a 40'47 áreas. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nota del Traductor</i>). Es decir, la
superficie era de unos 280.000 m<sup>2</sup> o 28 Ha. </span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn55" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref55" name="_ftn55" style="mso-footnote-id: ftn55;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[55]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El pie inglés
mide 30,48 cm, por lo que la altura de los riscos se elevaría hasta los 108
metros.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn56" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref56" name="_ftn56" style="mso-footnote-id: ftn56;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[56]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Al NE de Arizona.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn57" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref57" name="_ftn57" style="mso-footnote-id: ftn57;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[57]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">Legendario héroe romano del siglo VI a. C., que defendió en
solitario el puente que conducía a la ciudad de Roma, cuando intentaron tomarla
los etruscos liderados por su rey Lars Porsena; era hermano de Marco Horacio
Pulvilo, cónsul en 509.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn58" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref58" name="_ftn58" style="mso-footnote-id: ftn58;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[58]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Partió el 6 de
diciembre de 1523.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn59" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref59" name="_ftn59" style="mso-footnote-id: ftn59;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[59]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> En el istmo
homónimo, al SE de Méjico.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn60" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref60" name="_ftn60" style="mso-footnote-id: ftn60;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[60]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">Santiago de los Caballeros de Guatemala (conocida
actualmente como Antigua Guatemala), en lo que entonces era Iximché, ciudad de
los indígenas cachiquel o kaqchikel, unos km al W de la capital actual de la
República; la fundación tuvo lugar el 25 de julio de 1524; la capital sufrió un
segundo traslado, y, por fin, un tercero y último hasta quedar donde hoy está
en 1543. El historiador irlandés Frederick Alexander Kirkpatrick (1861 – 1953),
en su estudio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los conquistadores
españoles</i> (1930), afirma que Pedro de Alvarado rehusó aposentarse en
Utitlán, por precaución a caer en una emboscada, y que, por el contrario, tomó
las dos entradas de la ciudad, prendiendo posteriormente él y los suyos fuego a
la misma (Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1958, cap. IX, pág. 79). Otro estudio
histórico-biográfico destacado es el de John Eoghan Kelly, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pedro de Alvarado, conquistador</i> (Princeton, 1932).</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn61" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref61" name="_ftn61" style="mso-footnote-id: ftn61;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[61]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">En este punto se equivoca Charles Lummis. La esposa de
Pedro de Alvarado, que sucedió a su marido en el Gobierno de Guatemala, murió
como consecuencia del mencionado terremoto y subsiguiente inundación de la ciudad
de Santiago de los Caballeros (Antigua Guatemala), el 10 de septiembre de 1541.
En enero de 1528, en Burgos, habíase casado Pedro de Alvarado, en primeras
nupcias, con Francisca de la Cueva, hermana de Beatriz y sobrinas ambas de
Francisco Fernández de la Cueva y Mendoza, II Duque de Alburquerque, hijo
primogénito de Beltrán de la Cueva, el célebre valido de Enrique IV de
Castilla. Francisca de la Cueva falleció a finales de octubre de ese mismo año
de 1528, cuando pisó tierra americana. Pedro de Alvarado y Beatriz de la Cueva
se casaron en Úbeda el 17 de octubre de 1538.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn62" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref62" name="_ftn62" style="mso-footnote-id: ftn62;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[62]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">El historiador Jesús Mª García Añoveros (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario Biográfico Español</i>) precisa
que la mortal herida de Alvarado se produjo al replegarse la hueste que
mandaba, cuando uno de sus soldados apuró el caballo, rodando y cayendo éste
sobre el valeroso Adelantado. La historiadora Mª del Pilar Gutiérrez Lorenzo,
en la entrada dedicada a Cristóbal de Oñate en el mismo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario</i>, indica que la llamada «Guerra del Mixtón» concluyó
poco después, el 28 de septiembre de 1541, cuando unos cincuenta mil indígenas
que intentaron asaltar Guadalajara fueron completamente derrotados, gracias en
buena medida a la serenidad y astucia del mencionado Cristóbal de Oñate.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn63" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref63" name="_ftn63" style="mso-footnote-id: ftn63;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[63]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Las tres lagunas
de Siecha, en el municipio de Guasca, departamento de Cundinamarca, antigua
Provincia de Santa Fe de Bogotá. La mayor de las lagunas de Siecha es de unos
64.000 m<sup>2</sup>, y las tres están a unos 30 km al NE de la ciudad de
Bogotá, en el Parque Nacional Natural Chingaza, en Colombia.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn64" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref64" name="_ftn64" style="mso-footnote-id: ftn64;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[64]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Guatavita,
actualmente un municipio del departamento de Cundinamarca, en la provincia del
Guavio (Colombia), a unos 53 km al NE de Bogotá. Al norte de la cabecera del
municipio de Guatavita, en el municipio de Sesquilé, a unos 75 km al NE de Bogotá
y a una altitud de 3100 m sobre el nivel del mar, se encuentra la laguna de
Guatavita, donde supuestamente tendría lugar la ceremonia del «hombre dorado»
que describe Lummis.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn65" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref65" name="_ftn65" style="mso-footnote-id: ftn65;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[65]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Fue decapitado
por orden de Juan de Carvajal, funcionario español que ocupó de manera interina
los cargos de teniente de gobernador general de Coro en 1544 y de gobernador de
la provincia de Venezuela desde 1545. Al regresar de su expedición Philipp von
Hutten, se produjo el enfrentamiento entre ambos, no sólo porque Hutten era el
gobernador titular, sino porque Carvajal estaba despoblando Coro, a fin de
fundar El Tocuyo, en el actual Estado venezolano de Lara. A mediados de 1546,
Carvajal fue depuesto, juzgado y ahorcado en El Tocuyo el 16 de septiembre.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn66" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref66" name="_ftn66" style="mso-footnote-id: ftn66;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[66]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Se equivoca aquí
Lummis. El virrey del Perú era entonces Andrés Hurtado de Mendoza y Fernández
de Bobadilla, II Marqués de Cañete, tercer virrey del Perú entre 1556 y 1560.
Falleció en Lima el 14 de septiembre. La entrada de Pedro de Ursúa fue
autorizada en 1559. Desde agosto de 1558, debido a la irregularidad de su
gobierno, pretendía Felipe II sustituir al virrey Hurtado de Mendoza.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn67" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref67" name="_ftn67" style="mso-footnote-id: ftn67;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[67]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Para ese día, 26
de septiembre de 1560, ya había fallecido el virrey Andrés Hurtado de Mendoza y
Fernández de Bobadilla, II Marqués de Cañete.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn68" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref68" name="_ftn68" style="mso-footnote-id: ftn68;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[68]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">Según la fábula, dos gatos cayeron en un pozo de Kilkenny
(localidad al SE de Irlanda), y se atacaron uno a otro con tanta ferocidad que
solo quedaron los rabos (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nota del
Traductor</i>).</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn69" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref69" name="_ftn69" style="mso-footnote-id: ftn69;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[69]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Inés de Atienza
(Jauja, Perú, ca. 1532 – Perú, finales de la primavera o principios del verano
de 1561). Era hija del conquistador Blas de Atienza y de una india de Jauja.
Desde 1559 se convirtió en la amante de Pedro de Ursúa. Era célebre por su
belleza; de ahí que esta joven mestiza fuese conocida como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la mujer más hermosa del Perú</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn70" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref70" name="_ftn70" style="mso-footnote-id: ftn70;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[70]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El brazo
Casiquiare o canal del Casiquiare es un río venezolano tributario del Amazonas
a través del río Negro. Conecta el Orinoco con el río Negro, y, de este modo,
pone en contacto la cuenca hidrográfica del Orinoco con la del Amazonas.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn71" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref71" name="_ftn71" style="mso-footnote-id: ftn71;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[71]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Lope de Aguirre,
una vez terminada la expedición y haber fracasado, escribió tres cartas en las
que explicaba su posición y rebelión contra la Corona. La primera, del 8 de
agosto de 1561, fue escrita en la isla Margarita, luego de enterarse de la
deserción de varios de sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">marañones</i>
(por el río Marañón donde habían estado) que habían sido comisionados para
apoderarse de un navío del provincial dominico fray Francisco de Montesinos
(residente a la sazón en Santo Domingo), así que la misiva la dirigía al prelado
y a los fugitivos que se habían puesto bajo su amparo. En sus líneas refuta que
él y sus leales puedan ser considerados traidores, explica a Montesinos las
razones de su alzamiento y le exhorta a pasarse a su bando; en cuanto a los
renegados que lo habían abandonado, les recuerda que son culpables de una doble
traición: el asesinato de Pedro de Ursúa y el juramento al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">príncipe</i> Fernando de Guzmán, por lo que no alcanzarían jamás el
perdón real. Y de paso se expresa burlonamente de que «a los traidores Dios les
dará la pena y a los leales el rey resucitará. Aunque hasta ahora no veo
ninguno resucitado; el rey ni sana heridas ni da vidas». Finalmente, convencido
de que no había vuelta atrás ni salida posible, cierra su texto con la
expresión: «César o nihil», lo que claramente daba a entender que o triunfaba
en su intento o sucumbiría en él. La segunda carta, del 14 de agosto, también
redactada en la isla Margarita, fue dirigida a Felipe II. Es la más
interesante. La tercera misiva, del 22 de octubre, la escribió en Barquisimeto,
no dirigiéndola a nadie en concreto.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn72" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref72" name="_ftn72" style="mso-footnote-id: ftn72;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[72]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> En septiembre de
1561, García de Paredes era teniente de gobernador de la nueva ciudad de
Trujillo de Salamanca, fundada por él a finales de 1559 en la Provincia de
Venezuela, en un ancho valle próximo al río Bocaná. El cargo lo ostentó desde
ese instante. Con motivo de la rebelión de Lope de Aguirre y de que éste se
dirigiera a Barquisimeto, el gobernador Pablo Collado nombró a García de
Paredes maestre de campo, le proporcionó 150 soldados y le encomendó la captura
del criminal traidor a la Corona.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn73" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref73" name="_ftn73" style="mso-footnote-id: ftn73;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[73]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Una hija pequeña
y mestiza llamada Elvira. Debía tener unos quince años y era de una extraña
belleza. El cuerpo de la joven fue piadosamente enterrado en la iglesia de
Barquisimeto. <o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn74" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref74" name="_ftn74" style="mso-footnote-id: ftn74;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[74]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Alonso de Ojeda
fue nombrado, mediante capitulación firmada el 6 de junio de 1508, gobernador
de la Nueva Andalucía, un territorio en Tierra Firme que se extendía desde el
golfo de Urabá hasta el cabo de la Vela, en el norte de la actual Colombia. El
10 de noviembre de 1509 partió de Santo Domingo en una expedición para explorar
el área de su nueva gobernación.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn75" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref75" name="_ftn75" style="mso-footnote-id: ftn75;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[75]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El fuerte de San
Sebastián de Urabá, junto al golfo homónimo, fue fundado por Alonso de Ojeda,
durante la mencionada expedición, el 20 de enero de 1510.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn76" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref76" name="_ftn76" style="mso-footnote-id: ftn76;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[76]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Nombrado
Gobernador de Castilla del Oro en junio de 1513, tomando posesión en junio de
1514.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn77" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref77" name="_ftn77" style="mso-footnote-id: ftn77;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[77]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Su verdadero
nombre era Diego de Montenegro Gutiérrez.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn78" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref78" name="_ftn78" style="mso-footnote-id: ftn78;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[78]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Pizarro salió de
la ciudad de Panamá el 14 de noviembre de 1524, a bordo de la pequeña carabela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Santiaguillo</i>, con 112 hombres.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn79" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref79" name="_ftn79" style="mso-footnote-id: ftn79;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[79]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Según Alfonso
Pardo y Manuel de Villena, Marqués de Rafal (1876 – 1955), en un artículo
publicado en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boletín de la Real
Academia de la Historia</i> (tomo 100, 1932, págs. 801-813), Hernando de
Montenegro, compañero de Francisco Pizarro en la conquista del Perú, debió
morir ca. 1571 con unos setenta y cinco años.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn80" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref80" name="_ftn80" style="mso-footnote-id: ftn80;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[80]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> En la costa
colombiana.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn81" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref81" name="_ftn81" style="mso-footnote-id: ftn81;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[81]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Chicamá o
Chochama, en el Golfo de San Miguel, un golfo interior del Golfo de Panamá, al
este de Centroamérica.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn82" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref82" name="_ftn82" style="mso-footnote-id: ftn82;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[82]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> En Colombia.
Desemboca a unos 60 km al NO de la ciudad de Buenaventura, en el departamento
del Valle del Cauca. Fue descubierto por Diego de Almagro durante este primer
viaje en busca del Perú.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn83" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref83" name="_ftn83" style="mso-footnote-id: ftn83;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[83]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Segundo viaje de
Francisco Pizarro en busca del Perú.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn84" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref84" name="_ftn84" style="mso-footnote-id: ftn84;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[84]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Pedro de los Ríos
fue nombrado Gobernador de Panamá el 28 de octubre de 1525. Cuando tomó
posesión, en julio de 1526, ya había partido la segunda expedición de Pizarro y
de Almagro con destino al Perú. Según el historiador José Mª González Ochoa,
Pedro de los Ríos sí puso después obstáculos a esta segunda expedición, como se
verá más adelante en el relato de Lummis.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn85" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref85" name="_ftn85" style="mso-footnote-id: ftn85;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[85]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Marino y piloto
de la segunda expedición de Pizarro, descubrió la bahía de San Mateo y las
islas del Gallo y de la Gorgona (1526). Primer marino en cruzar la línea
equinoccial. <o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn86" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref86" name="_ftn86" style="mso-footnote-id: ftn86;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[86]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Querrá decir
natural de la isla de Creta, de la que Candía era entonces la principal ciudad,
llamada hoy Heraklion. En Candía, que se hallaba por aquellos tiempos bajo
dominio veneciano, nació también, precisamente el mismo año en que murió
Francisco Pizarro, en 1541, el extraordinario pintor Doménikos Theotokópoulos,
conocido universalmente como El Greco.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn87" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref87" name="_ftn87" style="mso-footnote-id: ftn87;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[87]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Pizarro embarcó
para España desde el puerto de Nombre de Dios, en Panamá, entre septiembre y
diciembre de 1528.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn88" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref88" name="_ftn88" style="mso-footnote-id: ftn88;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[88]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> La emperatriz
Isabel de Portugal.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn89" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref89" name="_ftn89" style="mso-footnote-id: ftn89;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[89]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Debe referirse a
Santiago de Cali (o simplemente Cali), ciudad de Colombia que fue algunos años
después fundada por Sebastián de Belalcázar el 25 de julio de 1536.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn90" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref90" name="_ftn90" style="mso-footnote-id: ftn90;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[90]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Francisco López
Gascón, conocido como Francisco de Carvajal o Carbajal, el<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Demonio de los Andes</i>. Nacido en Rágama, Salamanca, ca. 1470, murió
ahorcado en Jaquijaguana o Jaquijahuana, Perú, el 10 de abril de 1548, por
orden de Pedro de la Gasca, Gobernador interino del Virreinato del Perú.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn91" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref91" name="_ftn91" style="mso-footnote-id: ftn91;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[91]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El historiador
Héctor López Martínez, en su artículo sobre Francisco Pizarro del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario Biográfico Español</i>, afirma
que el célebre conquistador sí encontró hombres suficientes, partiendo del
puerto de Sevilla, en cuatro barcos, a finales de diciembre de 1530. Llegaron a
Santa Marta, al NO de la actual Colombia, y a continuación a Nombre de Dios, en
Castilla del Oro. La salida del tercer y definitivo viaje hacia el Perú
efectuóse, desde la ciudad de Panamá, el 20 de enero de 1531.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn92" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref92" name="_ftn92" style="mso-footnote-id: ftn92;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[92]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Lummis debe
referirse a Santa María la Antigua del Darién, pero ya hemos indicado, según
las investigaciones actuales, que el lugar de llegada fue Santa Marta.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn93" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref93" name="_ftn93" style="mso-footnote-id: ftn93;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[93]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El citado
historiador Héctor López Martínez afirma que, desde la ciudad de Panamá,
Pizarro y su hueste llegaron a Atacamez o Atacames (un poco al sur de la bahía
de San Mateo, en la que sin duda recaló), Cancebí (muy poco al sur de
Atacamez), y, a finales de febrero de 1531, a Coaque o Caraquez, donde
vivaquearon durante siete meses. A finales de noviembre arribaron a la isla de
Puná, donde estuvieron varios meses. A principios de abril de 1532
desembarcaron en Tumbez. La descripción de Lummis, pues, es exacta, aunque
omite los nombres de algunos lugares.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn94" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref94" name="_ftn94" style="mso-footnote-id: ftn94;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[94]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <span style="color: black;">Moneda del valor de un peso duro.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn95" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref95" name="_ftn95" style="mso-footnote-id: ftn95;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[95]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Lummis confunde
aquí los topónimos. Al escribir Tangara debía haber dicho Tangarará, pero el
valle donde Pizarro fundó San Miguel de Tangarará es el exuberante valle del
río Chira, cerca de la actual ciudad de Sullana.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn96" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref96" name="_ftn96" style="mso-footnote-id: ftn96;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[96]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> San Miguel de
Tangarará, fundada el 15 de agosto de 1532, se convirtió en la primera ciudad
del Perú fundada por los europeos. Poco después fue trasladada un poco más al
sur, convirtiéndose en San Miguel de Piura (Piura).<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn97" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref97" name="_ftn97" style="mso-footnote-id: ftn97;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[97]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Pachacutec o
Pachacuti (ca. 1410 – 1471), Inca entre 1438 – 1471. Le cede la jefatura a su
hijo Tupac Yupanqui.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times; font-size: 12pt;">Tupac
Yupanqui, nacido en Cuzco en 1441, fue Inca desde 1471 a 1493. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times; font-size: 12pt;">Huayna
Capac, Inca desde 1493 hasta su muerte por viruela entre 1522 y 1532. Hijo de
Tupac Yupanqui, tuvo que luchar por el poder contra su hermano Capac Huari.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times; font-size: 12pt;">Lucha
fratricida desde la muerte de Huayna Capac entre Atahualpa (quiteño) y Huascar
(cusqueño), hijos de Huayna Capac. Huascar es derrotado y ejecutado por orden
de su hermano en 1532. Ya hacía meses que había aparecido Francisco Pizarro. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn98" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref98" name="_ftn98" style="mso-footnote-id: ftn98;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[98]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Como el pie
inglés es de 30’48 cm, la superficie de la habitación sería de unos 34’70 m<sup>2</sup>
y la altura a que había extendido la mano de unos 2’74 m.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn99" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref99" name="_ftn99" style="mso-footnote-id: ftn99;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[99]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Según Héctor
López Martínez, en su artículo sobre Diego de Almagro [Diego de Montenegro
Gutiérrez] del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario Biográfico
Español</i>, llegó el 12 de abril.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn100" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref100" name="_ftn100" style="mso-footnote-id: ftn100;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[100]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El inmenso
tesoro, después de la preceptiva fundición de las piezas, se repartió en
Cajamarca el 16 de julio de 1533. Diez días después, Atahualpa fue ajusticiado
en la plaza principal de la misma ciudad.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn101" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref101" name="_ftn101" style="mso-footnote-id: ftn101;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[101]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;">Tupac Huallpa,
hermano menor de Huascar, llamado Toparpa por los españoles.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn102" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref102" name="_ftn102" style="mso-footnote-id: ftn102;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[102]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Hoy Vilcashuamán
o Vilcas Huamán, capital de la provincia homónima, en el departamento de
Ayacucho, en Perú. Está situada a 3490 metros sobre el nivel del mar. Se halla
a unos 214 km al W de Cuzco y a unos 55 km al SE de la ciudad de Ayacucho.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn103" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref103" name="_ftn103" style="mso-footnote-id: ftn103;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[103]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Vilcaconga,
desfiladero montañoso al W de Cuzco. Fueron atacados por las tropas incas de
Quizquiz (Quizquis), general afín a Atahualpa. Al NO de Cuzco está la
cordillera de Vilcabamba.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn104" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref104" name="_ftn104" style="mso-footnote-id: ftn104;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[104]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Desarzonar: hacer
saltar violentamente al jinete de la silla de su cabalgadura.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn105" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref105" name="_ftn105" style="mso-footnote-id: ftn105;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[105]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Por no hablar de
la muerte en la hoguera, en Ginebra y por orden directa de Juan Calvino, del
gran médico, jurista y teólogo español Miguel Servet, el 27 de octubre de 1553.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn106" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref106" name="_ftn106" style="mso-footnote-id: ftn106;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[106]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Mientras que
Atahualpa pertenecía a la facción quiteña durante la guerra civil incaica,
Manco Inca Yupanqui pertenecía a la cusqueña, esto es, a la del asesinado
Huascar.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn107" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref107" name="_ftn107" style="mso-footnote-id: ftn107;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[107]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Hernando Pizarro
regresó a Perú, investido como caballero de la Orden de Santiago y con el
nombramiento de teniente gobernador de Cuzco, en 1536.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn108" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref108" name="_ftn108" style="mso-footnote-id: ftn108;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[108]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Principios de
mayo de 1536. Después de dictar testamento, falleció en Cuzco el día 16 del
mismo mes.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn109" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref109" name="_ftn109" style="mso-footnote-id: ftn109;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[109]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Según la
cronología del historiador peruano José Antonio del Busto Duthurburu (1932 –
2006), el sitio de Cuzco se inició el 3 de mayo de 1536. Al mando de las
fuerzas sitiadoras estaba el general Inquill, asistido por el sumo sacerdote
Villac Umu y por Paucar Huaman. Los españoles contaban con la ayuda
incondicional de los indios cañaris, acaudillados por Chilche, así como por las
tribus de los indios chachapoyas y los indios huancas, todos ellos enemigos de
los incas. Según Juan Marchena Fernández, el sitio se prolongó hasta el 18 de
abril de 1537, al romper el cerco de la ciudad y entrar en ella Diego de
Almagro. Por su parte, Héctor López Martínez también admite la fecha del día 8
de abril.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn110" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref110" name="_ftn110" style="mso-footnote-id: ftn110;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[110]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Diego de
Alvarado, que no era hermano, sino primo de Pedro de Alvarado y Contreras, era
partidario de Diego de Almagro, a quien había acompañado en su frustrada
expedición a Chile. Por su parte, Alonso de Alvarado (Burgos, 1490 – Lima, 18 de diciembre de 1555) era afín de los hermanos Pizarro.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn111" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref111" name="_ftn111" style="mso-footnote-id: ftn111;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[111]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Actualmente Mala
es un distrito de la provincia de Cañete, en el departamento de Lima, a unos 75
km al sur de la capital del Perú. La entrevista se celebró el 13 de noviembre de
1537.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn112" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref112" name="_ftn112" style="mso-footnote-id: ftn112;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[112]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Debe de referirse
a Santiago de Cali (Cali), en Colombia, cerca de la costa. Ver nota 89. <o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn113" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref113" name="_ftn113" style="mso-footnote-id: ftn113;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[113]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> La batalla de Las
Salinas, un lugar a unos 5 km de Cuzco llamado hoy San Sebastián, tuvo lugar el
día 6 de abril de 1538, según el historiador Héctor López Martínez.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn114" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref114" name="_ftn114" style="mso-footnote-id: ftn114;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[114]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> La ejecución tuvo
lugar el 8 de julio de 1538, después de haber estado prisionero y fuertemente
custodiado en Cuzco desde su apresamiento en Las Salinas.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn115" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref115" name="_ftn115" style="mso-footnote-id: ftn115;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[115]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Diego de Almagro
el Mozo (santa María la Antigua del Darién, Panamá, 1518 – Cuzco, finales de
1542). Su madre era la india Ana Martínez. Murió ejecutado por orden de
Cristóbal Vaca de Castro, Gobernador del Perú. Algunos autores fechan la
ejecución el 27 de noviembre.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn116" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref116" name="_ftn116" style="mso-footnote-id: ftn116;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[116]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Hernando Pizarro
nació en Trujillo hacia 1502, muriendo en la misma villa en sep de 1578.
Algunos biógrafos sitúan su nacimiento en 1478. <o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn117" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref117" name="_ftn117" style="mso-footnote-id: ftn117;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[117]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Hermano de madre
de Francisco Pizarro.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn118" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Estudios%20hist%C3%B3ricos%20actuales/Estudios%20Americanistas%20en%20word/Lummis-exploradores-espa%C3%B1oles-sigloXVI_web.docx#_ftnref118" name="_ftn118" style="mso-footnote-id: ftn118;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[118]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Se refiere a
Antonio de Mendoza y Pacheco. Ver nota 44.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-19149831824411551772020-12-01T07:51:00.001-08:002020-12-01T08:05:55.881-08:00<p><span style="font-family: times;"> La organización del Imperio colonial español durante el siglo XVI</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><h1><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 20pt;"><span style="font-family: times;">Historia de España</span></span></h1>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 16pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: times;">«La organización del Imperio colonial. La fase inicial», en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La época de los descubrimientos y las
conquistas (1400-1570)</i>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: times;">Por Juan Marchena Fernández (Historia de
España Menéndez Pidal, tomo XVIII, 1998)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText"><span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><span style="font-family: times;">LA CASA DE LA CONTRATACIÓN Y EL CONSULADO DE SEVILLA</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1503, Juan
Rodríguez de Fonseca, arcediano<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> de
Sevilla, capellán de la reina y miembro del Consejo de Castilla, es nombrado
primer administrador de «los asuntos de las Indias». Él fue quien supervisó la
organización del segundo viaje de Cristóbal Colón, iniciado en Cádiz el 25 de
sep de 1493.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1495, una
Real Cédula recortaba sustancialmente los privilegios del Almirante y sus
descendientes. Al mismo tiempo, se adaptaba el modelo portugués de monopolio
público de los frutos coloniales (se ponía en manos de particulares la
explotación directa de las nuevas tierras, bajo control de la Corona de
Castilla). Para el hispanista francés Bartolomé Bennasar (1929 – 2018), esta
política descubridora de carácter privado fue implantada fundamentalmente por
la lejanía de América, que hacía imposible una organización administrativa
enteramente asumida y dirigida por el Estado, ni siquiera por el reino de
Castilla.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Por una Real
Provisión de los RR CC emitida en Alcalá de Henares el 20 de enero de 1503, se
creaba en Sevilla la <u>Casa de la Contratación</u>, cuya sede se fijó en
dependencias de los Reales Alcázares. Con ello se da comienzo a un proceso de
creciente institucionalización de los mecanismos de control del tráfico
americano. La Casa nace como un organismo administrativo dependiente de la
Corona con funciones poco claras de aduana y oficina comercial, incluyendo las
Canarias y las posesiones africanas. Se designaron tres funcionarios
principales: a) el factor (encargado de la gestión de los negocios de la Casa,
teniendo bajo su responsabilidad el almacén de mercancías y todo lo relativo a
las provisiones de las flotas y armadas); b) el tesorero (responsable de dineros,
joyas y metales procedentes de las Indias, así como custodio de las Cajas
Reales y los libros de la Real Hacienda); c) el contador (contable de la Casa).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Con las
Ordenanzas aprobadas en 1510, y, sobre todo, complementadas en mayo-septiembre
de 1511, se fijaban las tres funciones de la Casa de Contratación: 1) una
especie de Ministerio de Comercio; 2) una Escuela de Navegación; 3) una Aduana
para el comercio colonial.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En la
navegación con América, pues, todo lo concerniente a navíos, tripulaciones,
mercancías, correos, pasajeros y cualquier vitualla o equipaje particular,
habría de ser controlado por la Casa de Contratación.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Las
atribuciones judiciales de la Casa quedaron fijadas por la Real Provisión de
sep de 1511. Se le confería plena jurisdicción civil y criminal en todos los
pleitos y causas derivados del comercio y de la navegación con América. Sus
funcionarios se llamarían «Jueces de la Contratación», y estarían asistidos por
uno o más asesores letrados, a modo de consejeros legales. La Casa también se
constituía como Oficina Hidrográfica y <u>Escuela de Navegación</u>, bajo la
dirección, desde 1508, del piloto mayor, el primero de los cuales fue Américo
Vespucio, quien no sólo dirigía la instrucción de los futuros pilotos de la
Carrera de Indias, sino también la preparación y confección de las cartas de
marear.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*A mediados del
siglo XVI se creó en Sevilla una <u>Hermandad o Cofradía de armadores, maestres
y pilotos dedicados a la navegación con América</u>, cuyas ordenanzas fueron
sancionadas por Felipe II en 1569 y cuya sede estuvo en el barrio de Triana.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*La posterior
legislación de la Casa se redujo en su inmensa mayoría a una ampliación o
remodelación de la normativa impuesta en 1510-1511. En 1531 se emitían otras
Ordenanzas (que regulaban los deberes de los funcionarios), y también en 1534,
1536 y 1543 otros Reglamentos que incidían en las condiciones de abastecimiento
de los navíos. Sí fueron importantes las Ordenanzas de 1539, pues fijaban las
competencias específicas de la Casa en materia jurisdiccional, base de toda la
legislación posterior. Por ellas, la Casa gozaba de plena jurisdicción civil y
criminal en todos los casos concernientes al comercio, tráfico y navegación de
ultramar, y en los delitos de derecho común llevados a cabo en los navíos, sin
apelación posible, salvo cuando la cuantía del caso excediera los 40.000
maravedíes, en que se podía apelar al Consejo de Indias.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1543 se
establecía en Sevilla la <u>Casa del Consulado</u>, una asociación gremial de
mercaderes tratantes con América, <u>con jurisdicción propia en el ámbito
mercantil de los intercambios y riesgos marítimos</u>. Las primeras Ordenanzas
Consulares fueron emitidas por Felipe II en 1556, estableciendo la exclusiva
competencia del Consulado en todos los litigios civiles derivados del tráfico
con América. Los principales funcionarios encargados de ella eran un prior y
dos cónsules. El prior y uno de los cónsules se elegían anualmente (de ese modo
nunca dejaba de actuar la función consular). Su campo de actuación era doble:
por un lado, como <u>tribunal mercantil</u> constituyó la primera instancia en
todos los pleitos de la Carrera de Indias, así como en lo relativo a los
seguros marítimos; por otro lado, como <u>organismo financiero</u>, concediendo
préstamos y donativos a la Corona y cobrando algunos impuestos, en concreto el
de la Avería. Entre 1584 y 1598 Juan de Minjares, según planos de Juan de
Herrera, construyó el edificio que acabó albergando la sede definitiva de esta
Casa del Consulado (posteriormente, sede del Archivo General de Indias). Otros
Consulados o Tribunales mercantiles estableciéronse en Ciudad de México (1592)
y Lima (1613).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1552 se
emitieron unas nuevas Ordenanzas para la Casa de la Contratación, la más
completa colección legislativa hasta la fecha en relación con tal organismo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1583 se
constituyó la <u>Audiencia de la Casa de Contratación</u>, una sala específica
de justicia, con tres jueces letrados u oidores, cesando de este modo en sus
competencias judiciales los jueces oficiales o «Jueces de la Contratación». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><span style="font-family: times;">EL CONSEJO DE INDIAS</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El modelo fue
el Consejo de Castilla, que, desde el siglo XV, contaba con letrados o
especialistas en Derecho, ampliando sus tradicionales funciones asesoras o
consultivas, a las que se añadieron las jurídicas, convirtiéndose en Tribunal
Supremo de Justicia, además de las funciones gubernativas, gracias a las cuales
presentaba al Rey una terna para nombrar a los altos cargos de la
Administración. A raíz del primer viaje colombino, el Consejo de Castilla
asumió de manera casi automática el gobierno de las Indias.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1503, el
obispo Juan Rodríguez de Fonseca es nombrado responsable de los asuntos
americanos, cargo que desempeñó prácticamente hasta su muerte en noviembre de
1524. De hecho, el organismo que presidía acabó convirtiéndose en Consejo de
Indias. A pesar de las atribuciones de Fonseca, el Consejo de Castilla continuó
siendo Tribunal Supremo y de apelación de todas las sentencias referentes o
emitidas en las regiones de ultramar. A partir de 1511, lo común fue la reunión
en torno a Fonseca de varios miembros del Consejo de Castilla, hasta que se
mantuvo en el cargo. No obstante, desde 1519 se creó, dentro del Consejo de
Castilla, una sección específica, la Junta de Indias, precedente del Consejo de
Indias.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El <u>Consejo
de Indias</u> se creó en 1524. Su primer presidente fue Fray García de Loaysa,
General de los dominicos y confesor de Carlos V. Sus competencias y
atribuciones fueron precisándose a lo largo de todo el resto del siglo XVI. La
primera regulación detallada fue elaborada en 1571 por Juan de Ovando y Godoy,
uno de sus más destacados presidentes. Desde el principio de su andadura, el
Consejo de Indias gozó de una incuestionable capacidad decisoria y gubernativa
en todos los asuntos referentes al ámbito americano, como supremo organismo que
era de la Administración indiana. Las Leyes Nuevas de 1542 le dedican sus nueve
primeros capítulos, haciendo hincapié en las funciones gubernativas del
Consejo, atribuyéndole jurisdicción suprema sobre los nuevos territorios, con
facultad para proponer al Rey las respectivas ternas para todos los cargos de
la Administración, Justicia y Hacienda de las Indias. Desde 1538, además, el
Consejo de Indias tuvo la potestad de conceder el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">placet</i> a las bulas y breves papales antes de su promulgación en
América. Asimismo, tenía plena autoridad en censura de libros y en la concesión
de licencias para su impresión. Desde el principio podía elaborar y proponer al
Rey toda clase de disposiciones legales para el gobierno y administración de
las colonias. Desde 1571 tenía plenas competencias en gobierno, justicia,
hacienda y guerra. En el plano judicial, fue Tribunal Supremo en materia civil
y criminal. Disponía para ello de una Sala de Justicia, de la que sólo formaban
parte los consejeros letrados, quedando fuera el Presidente y el propio Rey. El
fallo era definitivo e inapelable. En materia de Hacienda, desde el principio
se ocupó el Consejo de Indias del control y organización de la Real Hacienda de
las colonias. En 1557 estas competencias serían traspasadas al Consejo de
Hacienda, siendo devueltas en 1595 al Consejo de Indias. Pero desde ese año se
creó, dentro del Consejo, una específica Junta de Hacienda, constituida por el
Presidente del Consejo de Indias, algunos consejeros y otros del Consejo de
Hacienda. También el Consejo de Indias era el máximo responsable en lo que
atañía a la defensa de las colonias. Pero esta función no sería relevante hasta
finales del siglo XVI, con la creación de la Junta de Guerra, dependiente del
Consejo. El Consejo de Indias, por lo general, estaba integrado por ocho
consejeros letrados como máximo. Fue importante el cargo de fiscal del Consejo,
aunque con rango inferior a los consejeros. Los fiscales, en todo caso, solían
más tarde convertirse en consejeros. El fiscal era ayudado por dos
solicitadores, interviniendo en todo lo relativo al cumplimiento de la
jurisdicción real. Intervenía, además, en todos los pleitos, vistas y residencias
que tenían lugar en el Consejo. Su dictamen en todos los asuntos gubernativos
era preceptivo. Alfonso García Gallo ha resaltado la creciente complejidad y
burocratismo del Consejo de Indias y sus órganos adyacentes, hasta el punto que
muchas de las cuestiones concretas, en realidad, eran resueltas por la Junta de
Guerra y la Junta de Hacienda, menoscabando así la intervención de este supremo
órgano de gobierno de las Indias, que terminó ocupándose de asuntos generales. Este
burocratismo fue creciendo paulatinamente en los últimos años del reinado de
Felipe II, haciendo cada vez más inoperante la administración de las colonias.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><span style="font-family: times;">EL MONOPOLIO</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1493, la
creación de la Aduana de Cádiz concede al puerto de esta ciudad la
centralización del comercio con América.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*El
establecimiento en 1503 de la Casa de la Contratación en Sevilla, otorgaba a
esta ciudad el privilegio de puerto único en el tráfico con las Indias (las
razones principales de la elección pudieron ser la seguridad del puerto al
estar en el interior, a pesar del inconveniente de la barra de Sanlúcar de
Barrameda<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> y de
la distancia al océano, y la existencia de una importante colonia de
mercaderes, así como de personas cualificadas en el trato con las cuestiones
marítimas). La ciudad más afectada por la medida fue Cádiz. No obstante, desde
1508, pudieron también embarcarse pasajeros y mercancías desde Cádiz hasta
América, aunque el regreso era obligatorio a Sevilla. Un <u>juez visitador</u>
designado por la Corona y a partir de 1530 por el Consejo de Indias, se
encargaría del estricto cumplimiento de la normativa. En 1535 se nombró un juez
permanente en Sevilla, creándose el «<u>Juzgado de Indias</u>», institución
inestable que no se consolida hasta 1679, año en el que Cádiz quedó como
cabecera de las flotas, precisamente por la dificultosa navegación por el río
Guadalquivir. No obstante, <u>hasta 1679 Cádiz participó legal y gradualmente
en el marco jurídico del monopolio</u>. Desde 1679 hasta 1717 Sevilla sólo
conservó el aparato burocrático del comercio indiano. <u>Otras dos excepciones
al monopolio sevillano</u> fueron, en primer lugar, la Real Cédula de 1529, por
la que se permitía la libre salida de navíos desde los puertos de La Coruña,
Bayona (en Pontevedra), Avilés, Laredo, Bilbao, San Sebastián, Cartagena y
Málaga, con la obligación de retornar a Sevilla y de dar cumplida cuenta del
cargamento ante los oficiales de la Casa de la Contratación, y, en segundo
lugar, el régimen especial otorgado a las Canarias, con amplias libertades para
comerciar con América.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1543 se
introducía la navegación de convoyes tanto a la ida como al retorno, aunque el
sistema no se regularizó hasta 1561, con el <u>régimen de Flotas</u>. Las
Ordenanzas de 1564 regularon definitivamente la Carrera de Indias. Se dispuso la
salida de dos flotas anuales: una a comienzos del mes de abril con destino a
Nueva España y con Veracruz como único puerto de acceso, y la segunda en
agosto, con destino a Tierra Firme a través de Nombre de Dios (ciudad portuaria
panameña del Mar Caribe, pocos km al E de Portobelo), y, desde finales del
siglo, a través de Portobelo (ciudad portuaria panameña del Mar Caribe unos km
al E del actual Canal de Panamá). La primera flota llevaría consigo los navíos
específicamente destinados a México, Centroamérica y las Antillas; la segunda
flota, los navíos con destino a Cartagena de Indias, Santa Marta y otros
puertos de la costa septentrional del subcontinente sur. Ambas flotas, una vez
efectuadas la descarga y la nueva carga, debían pasar el invierno en La Habana,
desde donde emprenderían el regreso a Sevilla a finales del mes de marzo. El
enlace con Lima, capital del Virreinato del Perú, y con la plata altoperuana,
se realizaba mediante la Armada de la Mar del Sur (del Pacífico), que era la
encargada del transporte desde el Callao (puerto de la ciudad de Lima) hasta el
istmo. En la ciudad costera peruana de Trujillo (al N del Callao) se le
incorporaba el Navío del Oro, con el oro de Quito y con las mercancías de toda
la región en general. Paralelamente, en Veracruz eran embarcados los productos
procedentes de Filipinas, vía Acapulco (puerto mejicano del Pacífico) en el galeón
de Manila, así como el resto de las mercancías y metales preciosos de la Nueva
España.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Tanto las
mencionadas Ordenanzas de 1561 y 1564 como dos Decretos posteriores de 1565 y
1566, trataban de la defensa de las flotas, cada una de las cuales debía ir
acompañada de dos naos armadas, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Capitana</i>
y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Almiranta</i>, navíos de al menos
trescientas toneladas, ocho grandes cañones de bronce, cuatro de hierro,
veinticuatro piezas menores y doscientos hombres entre tripulación y soldados.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Además de este
acompañamiento defensivo, ya desde 1521 existían y continuaron existiendo las <u>Armadas
de la Guardia de la Carrera de Indias</u>, escuadrones navales compuestos por
seis u ocho navíos de guerra o galeones, que, además de patrullar el espacio
marítimo canario, escoltaban ocasionalmente a las flotas de Tierra Firme<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> en su
viaje de regreso a la metrópoli, debido a lo valioso de su carga. Desde el
siglo XVII estas Armadas de escolta eran obligatorias, por lo que a estos
convoyes se les llamó los «Galeones de Tierra Firme».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*También debe destacarse,
desde 1521, la implantación del llamado «<u>derecho de Avería</u>», para
algunos historiadores un impuesto y para otros una especie de «seguro marítimo»
sobre todas las mercancías que circulaban en las dos direcciones de la Carrera
de Indias, impuesto o seguro que no era cobrado teóricamente por la Real
Hacienda, puesto que su razón de ser era precisamente sufragar las armadas y
escoltas que debían proteger el tráfico ultramarino. De su cobro y
administración se ocuparon los oficiales de la Casa de la Contratación y el
prior y los dos cónsules del Consulado de Sevilla.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La Avería no fue
el único impuesto que gravaba el comercio ultramarino. Otros que deben
señalarse fueron: a) el Derecho de Aduanas, que gravaba todas las mercancías en
circulación tanto en Sevilla como en los puertos americanos (a partir de 1548,
el monto del impuesto fue de un 7,5 % sobre las exportaciones y un 5 % sobre
las importaciones, al que se añadía un 10 % de alcabala de primera venta); b)
Derechos de Toneladas (real y medio de plata por cada tonelada de carga en
todos los navíos con dirección a las colonias); c) Derechos de Extranjería,
desde 1601 (por tonelada de carga en cada navío extranjero); d) Derecho de San
Telmo, para mantener el Seminario de San Telmo de Sevilla; e) Derecho de la
Media Annata (la mitad del primer sueldo anual de cualquier cargo civil o
militar obtenido de la Corona).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Las excepciones
a este complejo sistema impositivo estuvieron siempre controladas por la
Corona, pero los navíos que disfrutaban de ellas representaron en la práctica
una extraordinaria fuente de ingresos. Sus principales puntos de destino fueron
los puertos de Buenos Aires, La Guaira (en la costa de Venezuela, unos 30 km al
N de Caracas), Campeche (al W de la península de Yucatán), Cumaná, Honduras,
isla Margarita, Santo Domingo, Río Hacha (al E de Santa Marta, al N de
Colombia), Santa Marta y Trinidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><span style="font-family: times;">LAS INSTITUCIONES ESPAÑOLAS EN AMÉRICA</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Capitulaciones y Gobernaciones. Las primeras
divisiones administrativas</span></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Las primeras
bases jurídicas del gobierno de los territorios americanos se hallan en las
Capitulaciones de Santa Fe y en el conjunto de documentos despachados por los
RR CC como sustentación y control de las empresas colombinas. Las principales
líneas jurídicas y administrativas de estos textos iniciales estaban basadas
directamente en el Derecho castellano. Muy pronto se comprobó que el régimen
personalista de Cristóbal Colón era incompatible con la reciente estructura
administrativa que los RR CC estaban implantando en sus nuevos dominios
ultramarinos. El régimen jurídico que durante unos años rigió en La Española empezó
a transformarse con el descubrimiento de nuevas tierras, siguiendo tres ejes:
a) libre emigración desde la metrópoli; b) empresas de descubrimiento y
conquista de carácter privado; c) un mayor control tanto del gobierno como de
los posibles beneficios de las tierras «descubiertas y por descubrir».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los <u>primeros
decenios del siglo XVI</u>, en lo que atañe a la organización de las Indias,
han sido definidos por los historiadores del Derecho como «<u>la fase de los
gobernadores generales</u>», cuando surgen las primeras Provincias Indianas,
con estos gobernadores-funcionarios directamente sometidos a la autoridad del
Rey, con amplísimas funciones gubernativas, especialmente la provisión y
designación de empleos y oficios subordinados, en algunos casos sin necesitar
la aprobación regia. <u>Uno de los escasos límites al poder de estos
gobernadores fue la obligación de someterse a las visitas y pesquisas llevadas
a cabo por funcionarios de la Corona</u>, o por autoridades superiores que
actuaban en nombre del monarca, <u>y a los juicios de residencia en los que
cada cuatro años los gobernadores debían rendir cuenta pública de su mandato</u>.
Asimismo, estos primeros gobernadores tuvieron facultades judiciales civiles y
penales en primera instancia, o en apelación de los alcaldes ordinarios. Otras
funciones militares y de Real Hacienda fueron también de su competencia. A
partir de 1524 los gobernadores recibieron el título de Adelantados (la primera
persona en ostentar tal título fue Bartolomé Colón, designado con él por su
hermano Cristóbal cuando éste abandonó La Española al finalizar su segundo
viaje). Pero el título de Adelantado tuvo más bien un carácter honorífico, estando
prácticamente desprovisto de significado político y de responsabilidades
efectivas. Los primeros gobernadores también recibieron los cargos de alguacil,
capitán, y, en muchas ocasiones, el de capitán general. La autoridad de los
gobernadores empezó a mermar con la creación de los Virreinatos y de las
Audiencias, aunque el poder real de los gobernadores dependió todavía de
múltiples circunstancias (cercanía o lejanía de los centros de poder colonial,
clientelismo e interés económico y estratégico de la provincia o gobernación).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los inicios del sistema judicial. La creación de las
primeras Audiencias Indianas</span></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Un paso
importante en la configuración de la estructura administrativa colonial fue la
creación, en 1511, de la primera Audiencia, llamada inicialmente Juzgado de
Indias, en Santo Domingo. Desde el comienzo, al modo de las Chancillerías de
Granada y de Valladolid, tuvo el carácter de Tribunal Superior de Justicia, con
competencias civiles y criminales, en especial en grado de apelación. El
nombramiento de Diego Colón Moñiz<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> en
1508 como gobernador de La Española, de Cuba y de Puerto Rico, así como de
todas las islas descubiertas por su padre, supuso al poco tiempo un conflicto con
la Corona y un enfrentamiento con la Audiencia de Santo Domingo. La
intervención de la Audiencia en actos de gobierno fue la causa directa de tal
enfrentamiento, por no hablar que, desde mayo de 1511, habiendo sido nombrado
virrey de aquellos territorios el hijo del Almirante, entró en pugna con los
tenientes de gobernadores sujetos a su autoridad en Puerto Rico y Cuba. Otro
motivo de conflicto fue que, con la creación de nuevas provincias, los
gobernadores de éstas ejercieron en muchos casos poderes equivalentes a los del
virrey. La pugna de Diego Colón con la Corona se agudizó en 1514, cuando
Pedrarias Dávila fue nombrado gobernador, capitán general y lugarteniente
general de Castilla del Oro (ver nota 3), en la práctica un virreinato
encubierto, pues el cargo de lugarteniente implicaba una superior autoridad
sobre las restantes gobernaciones, incluida la de Diego Colón.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Los rasgos
fundamentales del panorama administrativo de los nuevos territorios fueron
perfilándose por la acumulación de una serie de hechos: la creación del Consejo
de Indias en 1524, la creación de la Audiencia de México en 1527, la extinción
definitiva del Virreinato colombino tras la muerte de Diego Colón en febrero de
1526, la equiparación de Castilla del Oro al resto de gobernaciones y el
extraordinario desarrollo de éstas últimas. Todas las provincias habrían de
estar regidas por gobernadores o tenientes de gobernadores, nombrados por el
Rey, y que en la mayoría de los casos seguirán siendo los capitanes principales
de las empresas de conquista.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En los asuntos
de justicia, las Provincias o Gobernaciones estaría bajo la jurisdicción de las
Audiencias. En 1526 se constituyó con carácter definitivo la Audiencia y
Chancillería Real de Santo Domingo. Otras Audiencias que irán fundándose fueron
las de México (1527), Panamá (1538), Los Confines<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(1542), Lima<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(1542), Nueva Galicia<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(1547), Santa Fe de Bogotá (1548), La Plata (1555), San Francisco de Quito
(1563), Concepción<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(1565) y Manila (1581).</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*<u>Las
Audiencias</u> fueron en primer lugar órganos de la administración de justicia,
convirtiéndose a lo largo del siglo XVI en los instrumentos permanentes más
importantes del control legal. Sus funciones judiciales fueron especificadas
por las Ordenanzas de 1511 y 1528, por las Leyes Nuevas de 1542 y las
Ordenanzas de 1563. Por ellas <u>se constituían en tribunales de segunda
instancia</u> respecto de todos los justicias ordinarios y mayores, salvo en
causas menores; <u>de primera instancia</u> en los casos de Corte (crímenes
graves, causas contra justicias reales y Concejos, pleitos de mayorazgos); y <u>como
justicia ordinaria</u> en causas civiles y criminales surgidas en la sede del
tribunal y en cinco leguas a la redonda.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La
administración de justicia fue, pues, la función primordial de las Audiencias
Indianas y la razón de ser de su naturaleza jurídica, aunque no pueden
desdeñarse sus competencias como órganos de gobierno. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"><br /></span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los Virreinatos y la definitiva organización
territorial</span></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">*Por todo lo
dicho anteriormente, se desprende que <u>el proceso de organización territorial
del espacio colonial no pudo obedecer a un planteamiento de conjunto sobre la
política institucional americana.</u></span><span style="font-size: 14pt;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En 1535
reaparecía <u>la institución del Virreinato</u>, esta vez en Nueva España<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, en
un principio diferenciado el cargo de la gobernación y el mando militar y
coordinado con la Audiencia (entonces sólo existía en ese territorio, desde
diciembre de 1527, la Audiencia de México, con sede en Ciudad de México). En
1542, por las Leyes Nuevas, creóse el Virreinato del Perú<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. La
institución virreinal supuso el fortalecimiento definitivo de la división
territorial americana en gigantescos distritos, donde las competencias y
jurisdicciones de los funcionarios debían estar sometidas a un rígido
escalonamiento en función de la naturaleza del cargo ejercido y de la
jurisdicción otorgada. Se trataba con ello de afirmar la autoridad real en cada
región o provincia. El Virrey era el representante máximo del Rey en el
amplísimo territorio de su jurisdicción, y sólo daba cuentas al propio Rey y al
Consejo de Indias. Sus atribuciones concretas no están claras, no sólo por la
desorbitada extensión del territorio, sino por sus «injerencias» en la mayor
parte de los otros cargos de la administración y gobierno del Virreinato. Fue
un cargo esencialmente político. Sus poderes se extendían incluso a la facultad
de legislar. El Virrey acumulaba en su persona tres cargos, con sus respectivas
competencias: a) el propio de Virrey, esto es, único representante del Rey en
todo el territorio del Virreinato; b) el de Presidente de la Real Audiencia
(bien fuese la de México o la de Lima), que limitaba a un territorio más
restringido el ejercicio de su gobierno, ya que fueron creándose, como hemos
visto, otras Audiencias en ambos virreinatos; c) el de Gobernador y Capitán
General, que reducía aún más el territorio de su competencia, pues carecía de
atribuciones en las otras Gobernaciones.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La institución
del Virreinato reunía, pues, prácticamente todas las funciones que en la escala
administrativa estaban distribuidas o delimitadas entre el resto de los
funcionarios. </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Sobre la base de
la distinción entre el gobierno superior o gobierno general y el gobierno
ordinario, por un lado, y entre las materias propias de gobierno, justicia,
guerra y hacienda, por otro, se estableció la organización jurisdiccional.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Para algunos
historiadores las claves del proceso se hallan en los años comprendidos entre
1565 y 1575, pero es indudable que el grueso de la reforma se llevó a cabo a
partir de la creación del Virreinato de Nueva España en 1535. El nuevo Virrey,
además del flamante cargo en sí, era al mismo tiempo presidente de la Audiencia
Virreinal (en ese momento sólo había una, creada en 1527), superintendente de
la Real Hacienda, capitán general y gobernador de su provincia. Es decir, a las
funciones políticas se sumaban las judiciales y militares. Lo mismo ocurrió en
1542 al crearse el Virreinato del Perú.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Desde un punto
de vista provincial, la legislación distinguió entre Provincias Mayores y
Provincias Menores.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Las Provincias
Mayores -Santo Domingo, Guatemala, Filipinas, Panamá, Chile, Santa Fe de Bogotá
y Buenos Aires- fueron llamadas Presidencias-Gobernaciones, equiparadas en
rango y funciones a los Virreinatos, salvo en lo relativo a la condición de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">alter ego</i> del monarca del virrey. Tales
Provincias Mayores eran distritos de gobierno superior, a cuyo frente se
situaba el presidente de la Audiencia correspondiente (Audiencia pretorial),
investido al mismo tiempo del oficio de gobernador.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Ambos
Virreinatos, el de Nueva España y el del Perú, mantuvieron una clara
independencia respecto de las Presidencias-Gobernaciones o Provincias Mayores,
de tal manera que se equiparaban tanto en su naturaleza como en sus funciones,
distinguiéndose sólo por el nombre.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Las Provincias Menores
eran regiones subordinadas a la dirección de los Presidentes-Gobernadores de
las Provincias Mayores, es decir, que cada Provincia Mayor incluía varias
Provincias Menores, al frente de las cuales había un gobernador.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Todo este
esquema político creaba un conflicto de competencias en materia de
administración de justicia, por dos razones principales: a) porque todas las
autoridades con funciones primordiales de gobierno (virreyes,
Presidentes-Gobernadores de las Provincias Mayores y gobernadores de las
Provincias Menores) tenían competencias en la administración de justicia; b)
porque la propia delimitación territorial mezclaba ambas jurisdicciones, el de
los distritos gubernativos y el de las Audiencias.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Por ejemplo, el
ámbito jurisdiccional de la mayor parte de los distritos gubernativos se
correspondía con los audienciales. De este modo, durante el siglo XVI, existieron
tres tipos de Audiencias:</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">1.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Audiencias Virreinales, ubicadas en las
capitales de los Virreinatos (Ciudad de México y Lima) y presididas por el
Virrey.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">2.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Audiencias Pretoriales, en las capitales
de las Presidencias-Gobernaciones, independientes del Virrey en materias de
gobierno, justicia, hacienda y guerra.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">3.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Audiencias Subordinadas -Guadalajara,
Charcas<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> y
Quito-, presididas por un letrado, sin mando militar. Estas Audiencias carecían
de competencia gubernativa, pues su presidente no era gobernador, estando bajo
la autoridad del Virrey en materias de gobierno, hacienda y guerra, si bien
eran totalmente independientes en materia de justicia.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Estos tres tipos
de Audiencias dispusieron de un número variable de oidores (jueces), con
funciones de justicia civil y penal, salvo en el caso de las Audiencias
Virreinales, en las que la justicia penal estuvo a cargo de los alcaldes del
crimen. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Corregimientos y Alcaldías Mayores</span></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*En las
Provincias Mayores y en las Provincias Menores, los gobernadores podían ser
suplidos por tenientes de gobernador, o estar subdivididas las gobernaciones en
Tenientías. En todos los casos estos <u>tenientes de gobernador</u> eran
propuestos por los gobernadores, siendo sus funciones idénticas a las de éstos,
pues se ejercían en ausencia de la máxima autoridad en la capital de la
gobernación, y por designación expresa en ciudades y villas secundarias.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">A pesar de lo
dicho sobre los denominados tenientes de gobernador, los cargos
jurisdiccionales más extendidos en las Indias fueron los conocidos como <u>alcaldes
mayores</u> y los <u>corregidores</u>. Su carácter y funciones no han solido
ser especificados con claridad por los estudiosos. En líneas generales <u>la
historiografía tiende a definirlos como magistrados jurisdiccionales</u>, en un
marco territorial que podía abarcar una «provincia» (corregimiento) o una ciudad,
con similar carácter jurídico entre ambos, diferenciados por la denominación: <u>alcaldes
mayores en Nueva España y corregidores en el Perú</u>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los primeros
alcaldes mayores con funciones judiciales fueron nombrados por Cristóbal Colón
y su hijo Diego en las Antillas. Paralelamente, y con bastante similitud en sus
competencias, fueron designados tenientes o lugartenientes de gobernador, a
veces en los mismos distritos, lo que da una idea de la superposición
institucional y de la confusión que se generaba en la estructura organizativa.
Tal superposición de funciones y la confusión subsiguiente fueron trasladadas
de las Antillas a Tierra Firme y todo el continente americano.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Hacia 1555
surgen los primeros Corregimientos, sustituyendo sus titulares (corregidores) a
los alcaldes ordinarios en el gobierno local. Sus funciones fueron desde un
principio judiciales, aunque aplicables en circunscripciones reducidas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Como hemos
dicho, <u>la confusión existente sobre el carácter, funciones y ámbito
jurisdiccional de alcaldes mayores y corregidores ha continuado entre los
historiadores</u>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><u><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Para algunos</span></u><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">, tales como Mario Góngora del Campo
(Santiago de Chile, 1915 – 1985) y Alfonso García-Gallo de Diego (Soria, 1911 –
Madrid, 1992), <u>se trata de dos instituciones que actuaron en ámbitos
diferentes -el provincial y el local-, aunque con funciones similares y
confundidos por la propia legislación</u>.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: times;"><u><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Otros
estudiosos</span></u><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">, como Antonio
Muro Orejón (Sevilla, 1904 – 1994), <u>analizan ambos oficios como uno solo,
con denominaciones diferentes según el lugar de actuación</u>. Según este
autor, el municipio que se trasplantó a América no es el de corregimiento, sino
el tradicional regido por los dos alcaldes ordinarios. <u>Se designaron
alcaldes mayores y corregidores como jueces superiores con capacidad para
conocer en grado de apelación las sentencias dadas por los alcaldes ordinarios</u>
o los «Justicias Menores».</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Las primeras
Ordenanzas de Corregidores fueron emitidas en 1530. En 1555, cuando el II
Marqués de Cañete, Andrés Hurtado de Mendoza, fue nombrado Virrey del Perú, se
establecieron las bases de la institución de los Corregidores en este
Virreinato.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Sin embargo,
también aparecen algunos Corregimientos en Nueva España y en Centroamérica, de
ámbito más similar a las Alcaldías Mayores de la propia Nueva España que a los
Corregimientos peruanos. Porque paralelamente a todo lo anterior, en el
Virreinato de Nueva España fueron estableciéndose Alcaldías Mayores, así como
en Centroamérica, conviviendo con corregidores, a veces en distritos contiguos.
En todos los casos, la función primordial era la judicial, como administradores
de la justicia en primera instancia, en la ciudad o distrito jurisdiccional, y
como jueces de apelación de las sentencias dadas por los alcaldes ordinarios de
las villas y lugares de su jurisdicción.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La confusión
llegó a tal extremo que <u>los propios contemporáneos, en la práctica, llegaron
a equiparar cargos, empleos u oficios diferentes, como eran los de gobernador,
corregidor y alcalde mayor</u>. Buena prueba de ello es la actitud del eximio
jurista Juan de Solórzano Pereira (Madrid, 1575 – 1655), gran experto en
Derecho de las Indias, que los define como un solo oficio con distinto nombre.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Otra figura
institucional fue la del «corregidor de indios», que nació en La Española y que
ya en 1530 pretendió instituirse, aunque de nuevo surgió la confusión, pues ya
existía la figura del «corregidor de españoles». Estos «corregidores de indios»
eran una especie de jueces que debían proteger los derechos de los indígenas o
naturales. Sin embargo, el historiador peruano Guillermo Lohmann Villena (1915
– 2005) ha resaltado el hecho de que, en la práctica, tales corregidores de
indios no se dedicaron a tareas filantrópicas o humanitarias, sino al control
directo de los tributos indígenas, sugerencia de medidas que debieran adoptarse
derivadas del temor ante rebeliones o levantamientos de los indios, y la puesta
en marcha de la política de las reducciones (pueblos de indios o reducciones
indígenas, esto es, asentamientos de indígenas a partir de la Real Cédula de
1548). El fin de tales reducciones no era otro que la eficacia en la percepción
de los tributos de los indios, el control del trabajo en las minas, la
represión de los levantamientos y el control de la evangelización. La
consolidación de los «corregidores de indios» tiene lugar durante el mandato de
Francisco Álvarez de Toledo como Virrey del Perú (entre el 30 de noviembre de
1569 y el 1 de mayo de 1581), quien los elevó a la categoría de funcionarios y
les retribuía en función de la eficacia de su gestión, desvirtuando, por tanto,
el sentido originario de la institución.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El régimen municipal</span></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Las ciudades
fueron el origen y la quintaesencia del orden colonial americano. Era lógico
que en un principio se tomase como modelo el Cabildo castellano, que se
componía esencialmente de dos tipos de oficios: los de justicia, ejercidos por
los alcaldes, y los de gobierno, ejercidos por los regidores. Pero, tras la
Guerra de las Comunidades en Castilla, los cabildos municipales perdieron su
dinamismo y capacidad de iniciativa, quedando absorbidos por la Corona y sus
oficios convertidos en regalías. Los corregidores sustituyeron a los alcaldes y
los regidores perpetuos -antes elegidos por los vecinos- fueron nombrados
directamente por el Rey.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Con similares
características fueron instituidos los primeros ayuntamientos en las Indias.
Sin embargo, paradójicamente, el carácter esencial de estos primeros cabildos
americanos fue la libertad con que se constituyeron y se nombraron sus
representantes. A partir de 1507 se reconoció a los habitantes de La Española
el derecho a elegir a sus propios alcaldes, disposición que, durante su corto
mandato, suprimió Diego Colón, hijo del Almirante, pero a quien, por sentencia
de 1511, se le obligó a reconocer a los concejos la libre elección de sus
alcaldes. En 1520 el Cabildo de La Española obtuvo por nueva sentencia la
confirmación de sus privilegios. Los alcaldes, en libre elección, serían desde
entonces justicias de primera instancia. En cambio, la elección de los
regidores a perpetuidad constituyó una regalía reservada a la Monarquía a
propuesta del Virrey. No obstante, y a diferencia de los cabildos castellanos,
la sentencia de 1520 reconoció el derecho del «común» (habitantes con calidad
jurídica de «vecinos») a elegir un procurador o representante que formaría
parte del Cabildo. El principio electivo, pues, que habíase suprimido en
Castilla, tuvo continuación en las Antillas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Pero también es
cierto que el Cabildo se convirtió en casi el único órgano de poder posible
para los antiguos señores de la guerra, a saber, los viejos conquistadores,
perdiéndose así en buena medida su carácter comunal, ya que para la mayor parte
de los cargos de los cabildos fueron preferidos los conquistadores y principales
de la zona en cuestión.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El Cabildo se
compuso, en primer término, de dos alcaldes ordinarios, elegidos anualmente
como alcaldes de primero y segundo voto respectivamente. Sus principales
atribuciones fueron la dirección del gobierno del ayuntamiento y la justicia
ordinaria en primera instancia en todos los pleitos y causas locales.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Además de los
dos alcaldes ordinarios, estaban los regidores, en número variable según la
importancia de la villa, con funciones de gobierno fundamentalmente. Otros
oficios de los cabildos eran el alférez real, que mandaba la milicia ciudadana;
los ejecutores, esto es, dos o más regidores nombrados anualmente por el
Cabildo y encargados de los abastos y regulación de las pesas y medidas en la
ciudad; el alguacil mayor, el procurador, los escribanos o secretarios, y
otros.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">El mismo modelo
se quiso implantar en las llamadas «Repúblicas de Indios», esto es, en las
reducciones o poblados indígenas. A partir de la segunda mitad del siglo XVI se
fueron estableciendo a la fuerza municipios o ayuntamientos de indios, por
orden expresa del Rey, y con una organización y jerarquía similares a las de
los municipios y villas en España. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Las instituciones de la Real Hacienda de las Indias</span></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Desde los
primeros textos de las Capitulaciones encontramos la figura del «oficial real»,
un funcionario expresamente designado por la Corona para velar por sus
intereses en lo concerniente al fisco y percepción de tributos. Con la
fundación de la Casa de la Contratación sevillana en 1503, estos oficiales irán
adquiriendo un rango y unas competencias que los terminará definiendo en los
territorios de Ultramar como «jueces oficiales de la Real Hacienda». Tales
funcionarios eran fundamentalmente de tres tipos: factor, tesorero y contador.
Con la creación en 1524 del Consejo de Indias, los asuntos directamente
relacionados con la Real Hacienda pasaron a ser objeto exclusivo de su
jurisdicción. En 1528 se crea en el Consejo de Indias el embrión de la futura
Contaduría General del Consejo de Indias, esto es, un «oficial de cuentas» que,
desde 1567, se transformaría en un «contador en propiedad», un cargo
desempeñado por dos o más funcionarios. La Contaduría General tenía unas
funciones muy extensas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Ese «oficial
real» es el que daba personalidad a los distritos fiscales en las Indias. Tales
distritos fueron denominados «Cajas Reales»<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftn12" name="_ftnref12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
término que en la práctica designaba el área territorial de acción de los
mencionados oficiales reales. Esto significa que, paralelamente al proceso de
ocupación y de organización administrativa de los nuevos territorios, se fueron
perfilando una serie de regiones en función de un teóricamente más efectivo
control fiscal. Desde un principio, tales «distritos fiscales» o Provincias de
la Real Hacienda, coincidieron geográfica y jurisdiccionalmente, en su mayor
parte, con los otros distritos de la administración. Es decir, que las
capitales de los Virreinatos, de las Audiencias y de las Gobernaciones solían
ser también las capitales de las provincias o distritos fiscales.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los principales
funcionarios de los distritos fiscales o Provincias de la Real Hacienda de las
Indias, eran:</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo2; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">1.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">El contador, quien llevaba el control de
los libros de contabilidad, estampaba su firma en todos los libramientos y le
correspondía la responsabilidad del estricto cumplimiento del presupuesto
anual.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo2; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">2.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">El tesorero, depositario de la Real
Hacienda, responsable del cobro de todas las rentas reales, impuestos y
tributos y del pago de los salarios de los funcionarios.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo2; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">3.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">El factor, encargado del control de todas
las mercaderías y de su venta.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo2; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">4.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">El veedor, con responsabilidad suprema en
las fundiciones, como depositario del sello real y acreditador del pago del
«quinto real». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La defensa</span></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">*Hasta 1580, la
defensa de los territorios conquistados, la mayoría de las veces imprecisos en
sus delimitaciones geográficas y en lucha casi permanente con pueblos indígenas
reacios a la conquista o a cualquier tipo de sometimiento, correspondió a los
particulares, en especial a los encomenderos, que tenían la obligación de
disponer en un plazo razonable, en torno a seis meses, de las armas necesarias
para la defensa de su encomienda. Las fronteras más belicosas debían estar
protegidas de los indígenas que se resistían a perder su libertad e
independencia, aunque también había que estar prevenido respecto de
levantamientos y sublevaciones interiores, no sólo de los indios, sino de los
propios conquistadores españoles, como fue el caso de la de Gonzalo Pizarro,
aplastada por Pedro de La Gasca en abril de 1548. Las parcialidades o uniones
de indios que resistían el poder colonial, fueron numerosas. Entre las más
conocidas, las de los indios pampas, que hasta principios del siglo XIX
tuvieron su frontera a sólo unos veinte km de Buenos Aires, así como las de
indígenas que vivían en regiones como el Darién, al E de Panamá; la Guajira, en
el extremo NE de la actual Colombia y la Mosquítia (Mosquitia) o Costa de los
Mosquitos, en la parte más oriental de Honduras, extendiéndose hacia el NE de
Nicaragua. Grupos de indígenas que se mantuvieron en armas contra los españoles
los hubo también en Tarma (actualmente, la provincia peruana de Tarma, en el
departamento de Junín, al E de Lima), en Chiapas, en el Chocó (región al NE de
la actual Colombia, al W de Medellín y al N de Cali) y en muchos otros lugares,
aunque ningún grupo indígena fue más irreductible que el de los araucanos en
Chile, situación que sólo se aplacó en el siglo XVIII con el establecimiento de
una frontera estable que dividía prácticamente en dos el país.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Periódicamente
se celebraban alardes, esto es, desfiles o concentraciones de encomenderos y
población española o indígena con sus caballos y armas, a fin de que la
autoridad correspondiente pudiese comprobar el número real de fuerzas
defensivas disponibles en un determinado territorio.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">La obligación de
los encomenderos y de la población en general a sufragar la defensa del
territorio en donde vivían, liberó de hecho a la Hacienda Real de un penoso
gasto, aunque, desde 1580, la Corona fue haciéndose cargo paulatinamente de la
defensa, en especial contra los enemigos extranjeros, especialmente ingleses,
holandeses y franceses. Ello suponía no sólo el envío de tropas profesionales a
las Indias, sino la construcción concienzuda de fortificaciones de puertos
esenciales y de ciudades costeras, a fin de protegerlas de las incursiones de
los corsarios. Pero esta situación afectó de manera esencial a los grandes
puertos de las Antillas, que eran los destinatarios de las riquezas de las
Indias antes de su envío a la metrópoli, así como los receptores también de los
productos enviados desde España para venderlos y distribuirlos en América. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los mecanismos de control</span></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Fueron
fundamentalmente de tres tipos:</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; mso-list: l1 level1 lfo3; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">1.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">La pesquisa, en sentido estricto, que
consistió en el envío de un juez pesquisidor (menos frecuentemente de una
Comisión), con la finalidad exclusiva de llevar a cabo una investigación sobre
un asunto concreto. El juez pesquisidor tuvo el carácter de un juez especial, y
era nombrado por los virreyes, o por los presidentes-gobernadores, o por los
gobernadores o las Audiencias (en este último caso, sólo si se ocupaban de
asuntos judiciales).</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; mso-list: l1 level1 lfo3; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">2.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">La Visita, esto es, la inspección
realizada sobre la actuación pública de los funcionarios, organismos y
autoridades colegiadas de la administración americana, desde el Cabildo hasta
el propio Consejo de Indias (en este último caso, la sentencia era emitida por
el Rey). A tal efecto era nombrado un juez visitador con plenos poderes que
realizaba una investigación secreta, en un amplio ámbito jurisdiccional y sin
plazo fijo. Los tratadistas distinguen entre cuatro tipos de visitas:</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 54pt; mso-list: l3 level1 lfo4; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">a)<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Las Visitas Ordinarias, llevadas a cabo
periódicamente, bien por un oidor (juez) en el distrito jurisdiccional de la
Audiencia, bien por los virreyes y gobernadores, en los términos del Virreinato
o Provincia, bien por los corregidores y alcaldes mayores. La sentencia era
emitida por la autoridad ordenante. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 54pt; mso-list: l3 level1 lfo4; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">b)<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Las Visitas Extraordinarias, en casos
especiales y ante irregularidades o denuncias manifiestas. La sentencia era
emitida por el Consejo de Indias.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 54pt; mso-list: l3 level1 lfo4; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">c)<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Las Visitas Generales, efectuadas sobre
la totalidad de una institución o instituciones.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 54pt; mso-list: l3 level1 lfo4; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">d)<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">Las Visitas Específicas, circunscritas a
una función determinada.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; mso-list: l1 level1 lfo3; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">3.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14pt;">El tercer mecanismo de control era el
Juicio de Residencia, al que debían someterse todos los cargos de la
Administración colonial al finalizar su mandato. Requisito indispensable para
obtener un nuevo cargo, era el haberse sometido a este tipo de control. Este
tipo de juicios lo efectuaban los llamados «jueces de residencia», normalmente
oidores de un determinado distrito audiencial. En el caso de las residencias de
los altos cargos, la designación del juez de residencia era prerrogativa del
Consejo de Indias; en los restantes casos, la designación correspondía a los
propios altos cargos de la administración americana. En la práctica, salvo en
lo concerniente a los altos cargos, los jueces de residencia eran nombrados,
indistintamente, por los Virreyes o por las Audiencias. Los jueces de
residencia eran auxiliados por escribanos, en principio designados por la misma
autoridad que nombraba al juez, pero desde 1595 elegidos por los mismos jueces
de residencia. Una vez emitida la sentencia, cabía recurso de apelación ante
instancias superiores.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> Archidiácono de una catedral, con
relevantes competencias en la administración de una diócesis.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;">La barra de Sanlúcar de Barrameda no es más que el canal
de la desembocadura del río Guadalquivir, por el que se salía al Océano o se
adentraba un navío hasta Sevilla. El problema radicaba en la creciente
sedimentación de esta barra o canal, que impedía la entrada de galeones o
buques de gran tonelaje. Además, la barra presentaba zonas en las que la
profundidad del río era pequeña, al margen de la existencia de numerosos restos
de barcos naufragados, que ocasionaban bajos artificiales en el río que
dificultaban aún más la navegación. De hecho, entre Sevilla y Sanlúcar solía
tardarse tanto como desde Sanlúcar o Cádiz hasta las Canarias. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> El espacio terrestre indeterminado
comprendido entre la zona occidental de Centroamérica y la Guayana, abarcando,
pues, toda la región de Veragua, del Darién y la parte septentrional de lo que
después sería Nueva Granada, esto es, toda la región costera de Colombia y de
Venezuela. La parte occidental de Tierra Firme sería la llamada Castilla del
Oro (bautizada con ese nombre por Fernando el Católico en mayo de 1513), desde
el cabo Gracias a Dios, al oeste, y el golfo de Urabá, al este.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> En 1505, Diego Colón Moñiz, hijo
primogénito y legítimo del Almirante con Felipa Moñiz [Moniz] de Perestrello,
envió un memorial a la Corona solicitando el reconocimiento de sus derechos en
las Indias, en atención a los servicios prestados por su padre. Felipe I el
Hermoso atendió la reclamación y se los reconoció. Gracias a su matrimonio con
María Álvarez de Toledo y Rojas, sobrina del II Duque de Alba (quien era primo
de Fernando el Católico), en 1508 Diego Colón fue nombrado gobernador de las
Indias, estableciéndose el matrimonio en Santo Domingo. De nuevo volvió a
reclamar la aplicación en su favor de las Capitulaciones de Santa Fe,
accediendo finalmente, en mayo de 1511, el Consejo de Castilla a otorgarle el título
de virrey (cargo más simbólico y honorífico que efectivo), aunque sólo con
efecto en las islas descubiertas por su padre, cargo que conllevaba el cobro de
la décima parte de los beneficios reales de las islas. Sin embargo, Diego Colón
no tenía competencias sobre los funcionarios de la Real Hacienda. La creación
de la Audiencia de Santo Domingo, supuso un conflicto y un nuevo enfrentamiento
con la Corona del hijo del Almirante. Debido a las acusaciones de que fue
objeto, hubo de viajar a España en 1515 para rendir cuentas, permaneciendo
cinco años, hasta que el 17 de mayo de 1520 se le reconocieron provisionalmente
parte de sus pretensiones, aunque se le denegó el diezmo de los tributos reales
de las Indias. A su regreso, de nuevo fue acusado de diversas corruptelas, por
lo que en 1523 fue llamado otra vez a España, suspendido de sus funciones y
obligado a continuar pleiteando por lo que consideraba eran sus legítimos
derechos. Mientras se dirigía a Sevilla para asistir a la boda de Carlos V con
Isabel de Portugal, le sorprendió la muerte en La Puebla de Montalbán (Toledo),
el 23 de febrero de 1526.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;">La Audiencia de Los Confines presentaba límites mal
definidos, como su nombre indica, entre Guatemala y Nicaragua, y tenía su sede
en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, localidad guatemalteca
situada a unos 25 km al W de la actual capital. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;">En realidad, un traslado de la Audiencia de Panamá a la
capital del recién creado Virreinato del Perú.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;">La Provincia de Nueva Galicia o Xalisco formaba parte,
junto con la Provincia de los Zacatecas, del Reino de la Nueva Galicia,
integrado en el Virreinato de Nueva España. La sede de la Audiencia creada en
1542 estuvo en la ciudad de Santiago de Galicia de Compostela de Indias
(Compostela, hoy en el Estado de Nayarit), en la región centro-oeste de Méjico,
cerca del Pacífico. El nombre de la región y de la ciudad se debe a la
emperatriz Isabel de Portugal, quien, por una Real Cédula de 25 de enero de
1531, ordenó que se llamase Nueva Galicia al territorio y con el nombre citado
la nueva ciudad que se fundase en él. El territorio había sido conquistado
desde 1530 por Nuño Beltrán de Guzmán, un «gran tirano» en expresión de Fray
Bartolomé de Las Casas.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;">En Chile, al sur de la ciudad de Santiago.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;">El primer virrey de la Nueva España fue Antonio de
Mendoza y Pacheco, nieto del Marqués de Santillana (el gran poeta), quien
ostentó el cargo entre el 14 de noviembre de 1535 y el 25 de noviembre de 1550.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;">El primer virrey del Perú fue Blasco Núñez Vela, nombrado
en abril de 1543 y asumiendo el mando, en Lima, el 17 de mayo de 1544.
Enfrentado a Gonzalo Pizarro y sus partidarios, fue derrotado en la batalla de
Iñaquito, gravemente herido y decapitado en el propio campo de la feroz lucha
el 18 de enero de 1546.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn11" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;">La Audiencia de Charcas, creada por Felipe II el 4 de septiembre
de 1559, tenía su sede en la ciudad de La Plata, comprendiendo en un principio
el territorio alrededor de esa ciudad y el que circundaba la ciudad de La Paz,
en ambos casos con algo más de cien leguas a la redonda. Es decir,
originalmente, la región de La Plata y del Alto Perú (aproximadamente lo que
hoy es Bolivia), aunque pronto fue ampliada, por ejemplo, con la región de
Tucumán.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn12" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Historia/Historia%20de%20Am%C3%A9rica/Marchena-organizacion%20Imperio%20colonial%20espa%C3%B1ol%20(siglo%20XVI)web.rtf#_ftnref12" name="_ftn12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD"> </span><span style="mso-ansi-language: ES;">La «Caja Real» también
era el receptáculo físico concreto en el que se guardaban los dineros de los
impuestos cobrados con destino a la Real Hacienda. Cada capital de distrito
fiscal disponía de una.</span></span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7405460568827145049.post-15719543221483055342020-11-13T04:23:00.003-08:002020-11-13T04:44:05.373-08:00<p style="text-align: center;"> </p><p style="text-align: center;"><span style="font-family: times; font-size: x-large;">El judaísmo en la época helenística y romana hasta finales del siglo II después de Cristo</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times; font-size: medium;">Anotaciones al estudio <i>Introducción al Nuevo Testamento</i>, de Helmut Köster (1980). Por Enrique Castaños, Doctor en Historia del Arte.</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p></p><p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">*A la muerte de Salomón, en el 930, le sucedió su hijo <u>Roboam</u>,
bajo cuyo reinado la tensión entre el norte y el sur del reino estalló,
produciéndose la escisión. Las diez tribus del norte se separaron,
constituyendo el <u>reino de Israel</u>, cuyo primer rey fue <u>Jeroboam</u>
(Yeroboam I, 929 – 909), siendo la capital <u>Siquem</u>. El reino del sur se
llamó <u>Judá</u> (formado por las tribus de Judá y de Benjamín), siendo su
primer rey <u>Roboam</u> y la capital <u>Jerusalén</u>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">El último rey de Israel fue Oseas</span></u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"> (ca. 732 – 722). Impuesto por su poderoso vecino,
Tiglatpileser III de Asiria, rebelóse contra éste. Derrotado por Salmanasar
III, fue cegado y convertido en cautivo. El reino de Israel desaparece como tal
y se convierte en provincia de Asiria. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">*Siendo Acaz rey de Judá, el reino se convirtió en vasallo de
Tiglatpileser III de Asiria. <u>El último rey de Judá fue Sedecías</u>
(Sedequías, 597 – 587/585). Nombrado rey por Nabucodonosor II de Babilonia, la
caída de Jerusalén supuso el fin de su reinado y el comienzo de la cautividad
de los judíos, que duró hasta el 538, gracias a un edicto del rey persa Ciro II
el Grande, quien permitió el regreso de los judíos a Jerusalén (Helmut Köster
fecha en 521 el permiso para el regreso a Jerusalén de una parte de los judíos)
y que el Templo fuese reconstruido. Las tropas de Nabucodonosor II saquearon el
Templo y lo destruyeron junto con la ciudad de Jerusalén. Sólo los judíos muy
pobres permanecieron para cultivar la tierra. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">*Desde los asirios hasta los persas, el santuario de Yahvé de la
anfictionía israelita (la federación de las tribus), se convirtió, primero, en
el templo nacional real de Jerusalén, y, después, bajo una dirección
sacerdotal, en el lugar de culto de un Estado vasallo carente de poder
político. El periodo de la historia del judaísmo conocido como <u>Segundo
Templo</u>, transcurre desde la reconstrucción del Templo de Jerusalén ca. el 520
– 515 a. C. (emprendida por <u>Zorobabel</u>, judío nacido quizás durante la
cautividad de Babilonia y gobernador de Judá bajo la soberanía persa ca. el
520) y la destrucción del Templo de Herodes el Grande por los romanos en el año
70 d. C.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">En el periodo del postexilio, una vez asentados de nuevo los judíos en
Jerusalén bajo el dominio persa, hubo necesidad de una reordenación religiosa y
litúrgica. En este marco se produce la reordenación del culto a Yahvé en
Jerusalén llevada a cabo por Esdras y por Nehemías, anteriores ambos a la época
helenística. Dos problemas requerían atención: a) la regulación y la sanción de
los ritos necesitaban una nueva base para mantener la continuidad con la
antigua tradición; b) era necesario fijar los ingresos sagrados del Templo,
pues la nueva situación política de dependencia requería una nueva regulación
para determinar la relación entre los ingresos de la provincia persa (Yehud
Medinata, provincia persa de Judá) y los que le correspondían al Templo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">Esdras</span></u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">,
según el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario de la Biblia</i>
dirigido por el alemán Herbert Haag y el holandés Adrianus van den Born (1951 –
1957), era seguramente consejero para asuntos judíos en el gobierno persa. El
cronista (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónicas</i>) sitúa la fecha de
este cargo en el séptimo año del rey persa Artajerjes I (465 – 424), es decir,
en el 458. Algunos estudiosos han retrasado la fecha, situándola al final del
reinado del mencionado Artajerjes I o incluso durante el de Artajerjes II (404
– 358), en 398. Esdras fue enviado desde Persia a Jerusalén con el encargo de
ordenar, basándose en la ley judía, la situación de la comunidad judía de
Palestina. Estuvo acompañado en su viaje de unos 1.500 judíos, a los que se
añadieron 238 levitas y servidores del Templo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">En cuanto a <u>Nehemías</u>, según el citado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario de la Biblia</i>, era hijo de Jakalyá, copero del rey de
Persia. En el año 20 de Artajerjes I (445) se dirigió a Jerusalén, con la
autorización de la corte persa de reconstruir los muros de la ciudad santa.
Consiguió su propósito, a pesar de la oposición de los samaritanos y de otros
enemigos de los judíos. Nehemías fue nombrado gobernador persa de Judá,
volviendo por breve tiempo a Persia en el año 32 de Artajerjes I (433), desde
donde regresó de nuevo a Judá, siéndonos desconocida su suerte ulterior.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">*En la ley cultual introducida por Esdras, el llamado «código
sacerdotal», se otorga un lugar preponderante a las prescripciones para la
celebración de sacrificios y a minuciosas normas y regulaciones para aquellos
que deseaban participar en ciertos ritos y fiestas religiosas. La legislación
de Esdras tiene en cuenta, además, el que las autoridades judías no tuvieran
ningún derecho a recaudar impuestos y derechos arancelarios. Las donaciones al
Templo del rey persa y de los dirigentes de las tribus judías, fueron concretas
en el tiempo e insuficientes como base financiera para la actividad cultual.
Por eso, los ingresos regulares fueron fijados como contribuciones por los
servicios de culto, como derechos sobre las primicias (prestación de frutos y
ganado), diezmos y rentas de las tierras del Templo. La recaudación del dinero
quedó confiada a funcionarios nombrados especialmente para este fin (Ne 12,
44). También se determinó exactamente el grupo de las personas que debían ser
los beneficiarios de estos ingresos (Ne 11, 10 / 12, 1). [Esd: Libro de Esdras
/ Ne: Libro de Nehemías]. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Helmut Köster no está de acuerdo con el orden cronológico seguido por el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de las Crónicas</i>, que es el que
sigue básicamente el citado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario
de la Biblia</i>, y sitúa a Nehemías antes que a Esdras. Al principio de la
conquista persa, Jerusalén estaba sometida a los sátrapas de Samaría. Poco
después de mediados del siglo V (ca. 445), <u>Nehemías</u> fue enviado como
sátrapa de la provincia de Judea, independiente de Samaría. Confirmó las
aspiraciones de independencia de Jerusalén, frente al sátrapa de Samaría y al
de Transjordania. De este periodo arranca la oposición entre Jerusalén y Samaría,
de un lado, y Transjordania de otro, donde gobernaba la rica familia sacerdotal
de los Tobíadas en nombre de los persas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Hacia el 400, según Köster, llega <u>Esdras</u> a Jerusalén, quien
reorganizó la administración del Estado judío. El puesto de gobernador
(sátrapa) persa de Judea fue sustituido por un Consejo de Ancianos, que
respondía directamente ante el rey persa, y que era la más alta autoridad en
cuestiones legales y cultuales. Surge así un Estado en torno a un Templo, si
bien ese Estado, constituido por Jerusalén y otras pocas ciudades vecinas, no
tenía nada que ver con la ciudad-estado griega. En Jerusalén era la ley
religiosa (ni siquiera una ley civil sancionada por la divinidad) la que
constituía el Estado, y el Sumo Sacerdote era el dirigente supremo del sistema
estatal (teocracia). <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">*La batalla de Issos (333), librada en el límite entre Cilicia y Siria,
muy cerca del golfo de Alejandreta, abrió Siria y Palestina a Alejandro. La
sublevación de Samaría (331) fue aplastada, la ciudad destruida y a
continuación refundada. Por esta época se reconstruyó la antigua ciudad de
Siquem por los judíos expulsados de Samaría, quienes erigieron su propio
santuario en el vecino monte Garizim, origen del posterior cisma samaritano
bajo el asmoneo Juan Hircano. A la muerte de Alejandro, quedó Palestina (con
Judea y Samaría) bajo el poder de los Ptolomeos de Egipto durante un siglo. El
rey seléucida Antíoco III conquistó Palestina y Fenicia en 198, después de
vencer a Ptolomeo V Epifanes en las fuentes del Jordán, en el lugar donde
después se erigió Cesarea de Filipo. Los hierosolimitanos apoyaron a Antíoco
III, quien mantuvo y amplió los privilegios del Estado teocrático judío. Pero
la helenización de Palestina fue inevitable. Este proceso se centró en las
ciudades. En época ptolemaica y seléucida surgieron o se refundaron ciudades
como Ptolemaida (Acco, Acre), Jamnia (Yamnia), Ascalón y Gaza, las cuatro en la
costa fenicia. Al S y al E del Mar de Galilea, ciudades que en época romana
pertenecieron a la Decápolis, tales como Pela (Pella), Philadelphia o
Filadelfia (Rabbat Ammón, hoy Ammán), Gadara, Escitópolis (</span><span style="font-size: 14pt;">Scythopolis / Bet-San / Beth Shean / Beisan<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">), Seleucia (Abila / Rafana / Raphana) y
Gerasa (refundada como Antioquía por Antíoco IV Epifanes). Los habitantes de
estas ciudades eran macedonios, griegos, sirios, fenicios, árabes helenizados y
judíos. <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Entre los príncipes más conocidos destacaban los <u>Tobíadas de
Transjordania</u>, enemigos de Jerusalén desde el dominio persa. <u>El tobíada
José</u> (2ª mitad del siglo III), delegado del rey egipcio, fue durante 22
años administrador financiero de Siria. Hijo del gobernador militar ptolemaico
de Transjordania y de la hija del sumo sacerdote de Jerusalén, era el típico
judío helenizado. También las familias sacerdotales dirigentes de Jerusalén,
ligadas por lazos familiares y financieros con los Tobíadas (a pesar de la
enemistad histórica), debían estar muy helenizadas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">*<u>Rebelión de los Macabeos</u>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Antes de la conquista de Palestina por Antíoco III, existía allí un
fuerte partido proseléucida. A él pertenecían el sumo sacerdote Simón de
Jerusalén y los hijos mayores del tobíada José. La helenización de los Tobíadas
y de las familias dirigentes de Jerusalén provocaba recelos entre los
seguidores de las antiguas tradiciones judías. Otro factor notable era la
disensión interna entre las familias sacerdotales dirigentes de Jerusalén. El
comienzo de las hostilidades ocurrió en la época de la humillación infligida
por los romanos a Antíoco IV Epifanes, relacionada con las dificultades
financieras del Imperio seléucida. Tampoco son desdeñables las concepciones
utópicas apocalípticas formadas en el postexilio. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">El conflicto comenzó con una lucha de los partidos prosirios
(proseléucidas) y proegipcios por el puesto de sumo sacerdote y por el control
de las finanzas del Templo de Jerusalén.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Simón (sumo sacerdote
sadoquita<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
proseléucida de Jerusalén, † ca. 200)<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>↓<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Onías III (sumo sacerdote proegipcio,
hijo de Simón) ⸻hermano de⸻ Jasón (proseléucida)<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">↓<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Onías IV (sumo sacerdote
nominal proegipcio, hijo de Onías III; sus expectativas se frustraron con la
elección de Alcimo en 162)<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">Onías III</span></u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"> apoyó al hijo menor del tobíada José. El joven tobíada se había
enemistado con sus hermanos, partidarios del difunto sumo sacerdote Simón,
padre de Onías III. Dispuso, además, a su antojo de los recursos del Templo,
por su amistad con Onías III. El asesinato del rey Seleuco IV Eupator en 175,
dio a los Tobíadas y a sus partidarios helenistas la oportunidad de expulsar a
Onías III y colocar en su lugar a su hermano <u>Jasón</u> (forma griega de
Josué), con el apoyo del nuevo rey, Antíoco IV Epifanes. Éste le dio permiso
para refundar Jerusalén como nueva ciudad griega con el nombre de Antioquía,
sustituyendo el antiguo Consejo de Ancianos (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">gerusía</i>) por otro nuevo, creando una Asamblea popular, construir un
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">gymnasium</i> y potenciar la educación
griega. No sabemos si emprendió una reforma religiosa. Para Helmut Köster, si
suponemos hipotéticamente que hubiese intentado equiparar a Yahvé con Zeus,
ello no sería suficiente para explicar la terrible rebelión que se desencadenó.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Simón (alto funcionario del
Templo)<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">↓ </span><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;">hermano
de</span><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype
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o:connectortype="straight" strokecolor="black [3213]"/><![endif]--><!--[if !vml]--><span style="height: 2px; margin-left: 3px; margin-top: 1px; mso-ignore: vglayout; position: absolute; width: 143px; z-index: 251658240;"><span style="font-family: times;"><img height="2" src="file:///C:/Users/Usuario/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image001.png" v:shapes="_x0000_s1026" width="143" /></span></span><!--[endif]--><span style="font-family: times;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">↓<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-tab-count: 3;"> </span>↓</span><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Menelao<span style="mso-tab-count: 2;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Lisímaco<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Jasón, que, aunque reformador helenizado, como legítimo sadoquita
garantizaba las «leyes de los padres», fue expulsado, ocupando su lugar <u>Menelao</u>
en 172. Éste era más grato al partido reformador, contó con el apoyo de los
Tobíadas y pagó más a Antíoco IV por el cargo de sumo sacerdote que su
predecesor. Se deterioró ante el pueblo la figura del sumo sacerdote, que
empezó a ser vista como ilegítima. Menelao resistió con dificultades, a pesar
del descontento popular. Aprovechando una visita suya a Antioquía, y habiendo
dejado como representante en Jerusalén a su hermano Lisímaco, éste fue
asesinado. Los acontecimientos exteriores facilitaron la organización de la
resistencia al partido reformador, resistencia político-militar conformada por
los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i> o «piadosos», a los que
pertenecía la familia de los Macabeos. De esos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i> procedieron más tarde los esenios y los fariseos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">En 169 y en 168 Antíoco IV Epifanes dirigió dos campañas contra Egipto. A
su vuelta efectuó una visita amistosa a su nueva <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pólis</i> griega, Antioquía-Jerusalén, si bien saqueó los tesoros del
Templo. Encendióse la cólera popular, aumentada por un intento de Jasón de
recuperar el poder. Cuando el rey seléucida abandonó Jerusalén, los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i> tomaron la ciudad, encerrando a
Menelao en el Acra (Akra o Ciudad Baja), el barrio helenístico fortificado.
Esta acción supuso el comienzo de la rebelión. La reacción de Antíoco IV fue
inmediata y despiadada. Conquistó Jerusalén, mató o deportó a los habitantes
judíos y la convirtió en una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">katoikía</i>
(asentamiento urbano en el que la ciudadanía estaba formada por soldados y
colonos sirios). Después de esto, Apolonio, lugarteniente del rey, persiguió a
los fieles tradicionales por motivos políticos, no religiosos, a fin de someter
al pueblo rebelde. El culto a Yahvé -que desde la reforma de influencia helena
se denominaba Zeus Olímpico- se transformó en otro al Baal sirio, helenizado
ahora como Zeus Baal, adorado junto con Atenea y Dioniso. Las «leyes de los
padres» dejaron de tener vigencia. Los decretos de Antíoco IV de 167
legitimaban el nuevo culto y prohibían el del Dios judío en Jerusalén y en
Judea. Los fieles tradicionales fueron perseguidos en esa región. La población
judía de la ciudad santa fue obligada a cumplir con el nuevo culto. Prohibición
de la circuncisión. La señal de incumplimiento era negarse a comer carne de
cerdo. La represión fue feroz. Muchos murieron de modo cruel. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">La resistencia guerrillera se organizó en los montes de Judá, poniéndose
al frente de la misma Judas Macabeo (= el martillo). Como la Casa de los
Asmoneos no descendía de este Judas Macabeo, sino de su hermano mayor Simón, el
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro 1º de los Macabeos</i> presenta
equivocadamente la rebelión como iniciada por Matatías, el padre de ambos. La
nueva resistencia, opuesta frontalmente a los reformadores helenizados, apeló a
los valores defendidos por los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>,
convirtiéndose en un poderoso movimiento religioso nacional de amplio apoyo. Todos
los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i> secundaron a Judas Macabeo,
pero cuando los herederos de éste consiguieron el poder político en Jerusalén,
algunos grupos de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>, tales
como los esenios y los fariseos, rompieron con la dinastía Asmonea. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Tras cuatro años de guerra (168 – 164) y éxitos militares de Judas Macabeo,
los judíos helenísticos de Jerusalén promovieron una reconciliación,
consiguiendo de Antíoco IV una revocación de los edictos contra la religión judía.
A los huidos se les permitió volver. Pero ya era tarde. Poco después, Judas
Macabeo conquistó Jerusalén. Los helenistas se refugiaron en la ciudadela del
Acra. En 163 murió el rey. Su lugarteniente Lisias, gobernador de la parte
occidental del reino seléucida, no pudo intervenir, debido a los problemas
sucesorios. Judas Macabeo consolidó su poder y llegó incluso a un acuerdo con
el nuevo soberano, Antíoco V Eupator, por el cual el Templo volvió a la antigua
religión judía. Menelao fue ejecutado. En vez de Onías IV (helenista), que era
a quien le correspondía, fue nombrado Alcimo (Alcimus) sumo sacerdote en 162.
Poco después, Antíoco V fue asesinado por su primo Demetrio I Soter (162 –
150). Judas Macabeo cayó en desgracia. Alcimo se entendió con el nuevo rey,
siendo aceptado por los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>. Sin
el apoyo de éstos, Judas volvió a la lucha armada. Báquides, un general de
Demetrio, derrotó a Judas en 160, que murió en la batalla. Después de la muerte
de Alcimo, Báquides llegó a un entendimiento con Jonatán, hermano de Judas
Macabeo. Desde Michmasch (Michmash o Michmas, localidad de la tribu de Benjamín
en el camino a Jerusalén, al SE de Bethel / ver mapa: palestina2), Jonatán
actuaría como «juez», pero se abstendría de intervenir en Jerusalén (año 157).
El cargo de sumo sacerdote quedó vacante. La paz duró hasta el 153. Reanudóse
la lucha, ahora sólo por el poder político. Jonatán y su hermano Simón sacaron
partido de las disensiones internas seléucidas. En 153 Alejandro Balas intentó
destronar a Demetrio, quien buscó apoyo en Jonatán Macabeo, permitiéndole
ocupar Jerusalén. Jonatán aceptó, pero al poco abandonó a Demetrio y se alió
con Alejandro Balas, quien le nombró sumo sacerdote en 152. Después de su
victoria sobre Demetrio (150), Alejandro Balas enalteció a Jonatán como «amigo
del rey», nombrándole <i style="mso-bidi-font-style: normal;">estratega</i> y
lugarteniente de Judea. Los cimientos del Estado de los Asmoneos estaban
puestos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">*<u>La época de los Asmoneos</u>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="center" style="background: white; text-align: center;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">MACABEOS Y ASMONEOS<o:p></o:p></span></span></p>
<table border="1" cellpadding="0" cellspacing="0" class="MsoTableGrid" style="border-collapse: collapse; border: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-padding-alt: 0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-yfti-tbllook: 1184;">
<tbody><tr style="mso-yfti-firstrow: yes; mso-yfti-irow: 0;">
<td style="border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p align="center" style="text-align: center;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Gobernantes y monarcas<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-left: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p align="center" style="text-align: center;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Acontecimientos<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 1;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Después del 200
muere Simón, a quien sucede Onías III como sumo sacerdote<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">195<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Jerusalén recibe a Antíoco III<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 2;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">175<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Jasón (Josué), sumo sacerdote<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">175<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Asesinato de Seleuco IV Eupator –
Jerusalén <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pólis</i> griega<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 3;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">172<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Menelao, sumo sacerdote<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">169<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Antíoco IV Epifanes saquea el Templo<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 4;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">168 – 160<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Judas Macabeo, caudillo de la rebelión<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">168 – 164<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Levantamiento de los Macabeos<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 5;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">167<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Jerusalén se transforma en Antioquía<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 6;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">164<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Muere Antíoco IV Epifanes<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 7;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">160<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Restauración del culto judío en el
Templo<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 8;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">152 – 143<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Jonatán Macabeo, sumo sacerdote<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 9;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">143 – 134<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Simón Macabeo, sumo sacerdote<o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Judas, Jonatán y
Simón Macabeo eran hijos de Matatías<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">142<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Expulsión de la guarnición siria de
Jerusalén <o:p></o:p></span></span></p>
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">142<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Exilio del «Maestro de Justicia»<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 10;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">134 – 104<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Juan Hircano I (hijo de Simón Macabeo)<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">128<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Destrucción del templo samaritano del
Monte Garizim<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 11;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">104<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Aristóbulo I (hijo de Juan Hircano)<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 12;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">104 – 78<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Alejandro Janneo (hijo de Juan Hircano)<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">94<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Revuelta de los fariseos<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 13;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">76 – 67<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Alejandra, viuda de Alejandro Janneo<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
</td>
</tr>
<tr style="mso-yfti-irow: 14; mso-yfti-lastrow: yes;">
<td style="border-top: none; border: 1pt solid windowtext; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">67 – 65<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Hircano II y Aristóbulo II, hijos de Alejandro Janneo<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
<td style="border-bottom: 1pt solid windowtext; border-left: none; border-right: 1pt solid windowtext; border-top: none; mso-border-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-left-alt: solid windowtext .5pt; mso-border-top-alt: solid windowtext .5pt; padding: 0cm 5.4pt; width: 216.1pt;" valign="top" width="288">
<p><span style="font-size: 8pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">65<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pompeyo Magno entra en el Templo de Jerusalén<o:p></o:p></span></span></p>
</td>
</tr>
</tbody></table>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">El reino judío de los Asmoneos, que en realidad comienza con <u>Jonatán
Macabeo</u>, aunque formalmente con <u>Simón Macabeo</u>, supo aprovechar las
disensiones internas de los seléucidas. En 145 Alejandro Balas es desplazado
por el hijo de Demetrio I Soter, Demetrio II Nicator. Ello reforzó la posición
de Jonatán Macabeo como sumo sacerdote, a quien se le permitió administrar el
sur de Samaría. Pero, poco después, la situación de Jonatán empeoró, pues al
apoyar al nuevo pretendiente al trono sirio, el todavía niño Antíoco VI (aunque
detrás se ocultaba el verdadero usurpador, Diodoto Trifón – Diodotus Tryphon,
142 – 138), momentáneamente le deslumbró un espejismo, ya que tanto él como su
hermano Simón Macabeo se apoderaron de la franja costera desde Gaza hasta
Galilea y Damasco. Cuando Diodoto se apoderó de Antíoco VI y desveló sus
intenciones, haciéndose proclamar rey, hizo prisionero a Jonatán y ordenó su
asesinato (año 143). <u>Simón Macabeo</u> volvió a alinearse con Demetrio II,
quien le reconoció como rey de Judea, aceptó exenciones fiscales para los
judíos y la expulsión de la guarnición siria de la fortaleza del Acra (142 –
141).<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">En la práctica, la nueva situación de <u>Simón Macabeo</u> significaba la
independencia política. Conquistó las ciudades de Gezer (Gazara / Tell
el-Jazari), al W de Jerusalén, y Jaffa, en la costa. Se hizo confirmar como
príncipe por los sacerdotes, laicos, ancianos y gente principal, adjudicándose
los títulos de «regente», sumo sacerdote y «general en jefe» (año 140). Aunque
evitaba el título de rey, su actuación se asemejaba a la de un rey helenístico.
Su posición se sustentaba en el poder militar. Aunque sumo sacerdote, su
legitimidad no estaba clara, pues no pertenecía a la familia de los sadoquitas
(ver nota 1). Una parte de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>,
los esenios, se exiliaron, voluntaria o forzadamente. Los esenios, bajo la
dirección del «Maestro de Justicia», un sacerdote sadoquita, fundaron su propia
comunidad junto al Mar Muerto. Para ellos, Simón Macabeo era un «sacerdote
ateo». Medio siglo después, los Asmoneos perseguirían a los fariseos, otra
parte de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">En 139 el trono sirio recayó en Antíoco VII Sidetes, un soberano capaz.
Consintió la independencia de Simón Macabeo, pero le conminó a devolver Gezer y
Jaffa, así como restituir la guarnición siria en el Acra de Jerusalén. Simón se
negó. Sus dos hijos, Judas y Juan Hircano, derrotaron al general de Antíoco
VII. En 134, Simón Macabeo, junto con su esposa y sus hijos Judas y Matatías,
fueron asesinados, siguiendo instrucciones de Antíoco VII, por el propio yerno
de Simón, Ptolomeo (hijo de Abubus), gobernador de Jericó.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">De la matanza se libró <u>Juan Hircano</u> (134 – 104), que heredó los
cargos de su padre. Fue cercado en Jerusalén por Antíoco VII. Devolvió las
ciudades conquistadas, Gezer y Jaffa, pero permaneció independiente, con la
ciudadela del Acra libre de sirios, aunque tuvo que pagar tributos más altos.
Su situación mejoró notablemente en 129, cuando Antíoco VII Sidetes cayó ante
los partos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Durante los decenios siguientes el reino de los Asmoneos amplió sus
conquistas sobre toda Palestina, incluida la franja costera y las ciudades
griegas. Ello ocurrió, especialmente, bajo Juan Hircano, aunque también bajo
sus hijos, <u>Aristóbulo I</u> (104) y <u>Alejandro Janneo</u> (104 – 78). La construcción
de un Estado judío tal y como lo concebían los Asmoneos era incompatible con la
existencia de ciudades griegas ajenas al culto a Yahvé. Todas las ciudades
griegas de Palestina fueron conquistadas, a excepción de Ptolemaida-Acco
(Acre), en la costa, y de Philadelphia (Rabbat Ammón, hoy Ammán). El proceso de
helenización de Palestina fue cercenado de raíz. Ello no fue óbice para que se
mantuvieran muchas costumbres griegas, asumidas incluso por la dinastía
reinante, los Asmoneos. El cambio de los nombres de los hijos de Juan Hircano
es prueba de ello. Éste último reclutó mercenarios extranjeros. La religión se
convirtió en un medio para vincular a todos los habitantes de Palestina con
Jerusalén y su sumo sacerdote, al mismo tiempo rey. Al sur de Judea, se
conquistó Idumea. En las ciudades griegas conquistadas se deportó o mató a la
población no judía. La capital de Samaría, Siquem, fue conquistada, así como
destruido el templo del monte Garizim (128). Los samaritanos fueron obligados a
reconocer la supremacía religiosa de Jerusalén. Los fariseos, que eran uno de
los grupos principales de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>,
mantuvieron su actitud crítica con la dinastía asmonea. El conflicto con los
fariseos estalló abiertamente en época de Alejandro Janneo, quien continuó las
conquistas de su padre, Juan Hircano. La revuelta del año 94, al parecer
instigada por los fariseos, ocasionó una guerra civil de seis años. Los
rebeldes fueron apoyados por el rey sirio, Demetrio III, pero Janneo venció.
Unos 800 dirigentes de los sublevados fueron crucificados. A Alejandro Janneo
le sucedió su viuda, Alejandra (78 – 69), quien permitió a los fariseos formar
parte del gobierno. Con la muerte de Alejandra, la dinastía asmonea comienza a
desintegrarse. Hircano II fue desplazado por su hermano menor, Aristóbulo II.
En Petra, capital de los nabateos, halló refugio Hircano II, quien contó con la
ayuda del político más sagaz de la región, el idumeo Antípatro (padre de
Herodes el Grande). Aristóbulo II fue derrotado y hubo de refugiarse en el
Templo (año 65). Ambos partidos recurrieron a Cneo Pompeyo Magno, quien en el
año 63 conquistó Jerusalén, entrando en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sanctasantórum</i>
del Templo por vez primera un no judío. Este fue el fin del reino de los
Asmoneos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">*<u>La diáspora judía</u>. Durante la época helenística aumentó la
dispersión de los judíos. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">diáspora
babilonia</i> comenzó con el exilio en 587. El edicto de Ciro II el Grande
permitiendo el retorno a Jerusalén es del 538, aunque parece ser que se hizo
efectivo desde 521. Sólo una parte de los judíos de Babilonia retornó a
Jerusalén; más tarde lo hicieron otros en tiempos de Nehemías (ca. 445) y de
Esdras (ca. 400). Sin embargo, muchos otros judíos permanecieron en Babilonia.
Además de en esta ciudad, había comunidades judías importantes en Seleucia del
Tigris y en Alejandría (más reducidas en Dura Europos, Edessa, Nisibis de
Mygdonia y en el distrito de Adiabene, situado un poco al sur de la antigua
Nínive y al este del Tigris superior). Los judíos de Babilonia ejercieron una
gran influencia en los de Palestina (hasta el maestro más importante del
judaísmo farisaico, Hillel -que vivió entre el 70/50 a. C. y el 10 d. C.,
aunque algunos sitúan su nacimiento ca. 110 a.C.-, procedía de Babilonia). Esa
influencia y los lazos entre Babilonia y Palestina se debían en parte a que la
mayoría de los judíos de ambos lugares hablaban arameo. Los judíos babilónicos
mantenían buena relación con los seléucidas y con los partos. Después del año
70, la escuela rabínica de Jamnia, al S de Jaffa, trató de reorganizar el
judaísmo, imponiéndose como texto normativo el texto babilónico de la Biblia
hebrea (base, a su vez, del texto masorético de la Biblia, es decir, el
resultado de la labor de los masoretas -«masora» = tradición- judíos dedicados
a la crítica textual). En resumen, el texto babilónico de la Biblia hebrea
desplazó al texto usado hasta entonces en Palestina. Este último texto se nos
ha conservado en la traducción griega de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Setenta</i> (la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Septuaginta</i> o
traducción de la Biblia del hebreo al griego llevada a cabo en Alejandría en
época de </span><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-style: italic;">Ptolomeo
II Filadelfo, rey entre 285 – 246 a. C.), en el Pentateuco de los samaritanos y
en los manuscritos del Mar Muerto hallados en 1947 en las cuevas del valle
desierto de Qumrán, en Judea. Más tarde, el Talmud babilónico (completado ca.
550 d. C., uno de los dos comentarios -el otro es el Talmud de Palestina,
completado ca. 450 d. C.- a la Mishnah o compilación de la Ley rabínica, que
data aproximadamente del año 200 d. C.) se convirtió en la codificación
normativa de las tradiciones rabínicas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-style: italic;">La diáspora egipcia superó en importancia a la babilónica. En Egipto
había colonias judías importantes desde la época de la conquista de Jerusalén
por Nabucodonosor II (fue entonces cuando el profeta Jeremías se exilió en
Egipto, muriendo allí), y, después, en época persa. En Elefantina, cerca de la
1º catarata, había una colonia militar judía en el siglo VI a. C. Pero la
comunidad principal, con diferencia, estaba en Alejandría, adonde fueron
llegando judíos desde su fundación. El dominio egipcio en Siria meridional y en
Palestina durante el primer siglo de los Ptolomeos, favoreció la emigración
judía a Alejandría. Tampoco podemos olvidar la existencia de un partido
proegipcio en Jerusalén en época seléucida. Onías IV, que no pudo suceder a su
padre Onías III como sumo sacerdote, y que era un caudillo de mercenarios al
servicio de Egipto en tiempos de Ptolomeo VI Filometor (180 – 145 a. C.),
encontró asilo en el país del Nilo, fundándose para él y sus soldados una <i>katoikía</i>
(colonia militar: ver <i>supra</i>) en Leontopolis (Taremu, en el Delta, hoy </span><span style="background: white; color: #202122; font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">Kafr Al Muqdam o Tell el-Muqdam</span><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-style: italic;">), con un templo judío. No obstante, hubo un <i>pogrom</i>
en época de Ptolomeo VIII Evergetes (desde el 145).<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">En el siglo II a. C. llegaron de Egipto emigrantes judíos a la Cirenaica.
También hubo comunidades judías en las islas del Egeo y en Creta en época
Ptolemaica. La diáspora hebrea de Roma dependía del judaísmo alejandrino (por
la importancia comercial de Alejandría). Desde el siglo II a. C. hubo una
importante comunidad judía en Antioquía. También hubo otras en Apamea del
Orontes, Damasco y en los territorios limítrofes entre Siria y Palestina.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">De carácter especial fue la diáspora judía en Asia Menor occidental y
meridional, así como en la costa del Mar Negro. La sinagoga de Sardes, del
siglo II d. C., anteriormente una basílica romana, ha despertado una gran expectación
entre los arqueólogos desde 1958. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">La diáspora judía en Grecia fue más reducida que en Asia Menor y en las
islas del Egeo. No obstante, al principio de la época imperial había
comunidades judías en Tesalónica, Atenas, Corinto y Argos. En el Occidente
mediterráneo tampoco había muchos judíos. Las primeras comunidades se formaron
en la Magna Grecia. Desde la época imperial, el centro del judaísmo en
Occidente fue la ciudad de Roma. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">En Alejandría, Antioquía, Asia Menor y Roma, la lengua de los judíos era
el griego. La Septuaginta se impuso rápidamente en las sinagogas de estos
lugares. Los emigrantes judíos procedentes de Mesopotamia y de Palestina
sustituyeron en el Occidente el arameo coloquial por el griego. La adopción del
griego supuso una invasión de conceptos helénicos en el pensamiento judío. Las
proposiciones teológicas se transformaron en conceptos «filosóficos». La
herencia literaria de Israel se vio afectada. La helenización del judaísmo
durante el periodo helenístico es un hecho incuestionable (contra ella se alzó
la rebelión de los Macabeos). Los judíos de la diáspora no contaban con una
autoridad suprarregional institucionalizada. La autoridad de Jerusalén era
ideal, no institucional. El tributo al Templo tenía un carácter simbólico. Sólo
en casos excepcionales gozaron los judíos de la diáspora de plenos derechos de
ciudadanía bajo el dominio romano, aunque nunca quedaron exentos oficialmente
de participar en los cultos públicos del Estado romano. Ni en la época
helenística ni en la romana, el judaísmo fue una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">religio licita</i>, esto es, una «religión autorizada oficialmente». Sí
fue tolerada, incluso ampliamente en ocasiones, lo que no impidió conflictos y
tensiones. En época romana hubo incluso persecuciones antijudías. El
antijudaísmo procede de la época helenística, y se sustentaba en las
diferencias religiosas y culturales. Un notable ejemplo helenístico de
antijudaísmo lo encarna el escrito del sacerdote egipcio Manetón, en el siglo
III a. C. Pronto aparecieron apologetas judíos, como después surgieron los
apologetas cristianos. Entre las causas del antijudaísmo, además de las diferencias
religiosas y culturales, las hay también políticas y económicas. Los monarcas
helenísticos y los Césares romanos hubieron de intervenir repetidas veces a fin
de hacer posible un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">modus vivendi</i> con
los judíos.<o:p></o:p></span></span></p><p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">*<u>La historia de la religión judía</u>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">a) <u>Los Saduceos</u>. El Pentateuco se concluyó en los decenios
anteriores a la conquista helenística, e incorporó la ley introducida por
Esdras. El culto en el Templo fue el centro de la religión oficial. La Ley
estaba ligada al Templo. Aunque bajo la administración persa, dentro del Estado
teocrático judío ninguna instancia política estaba por encima del Templo y de
su jerarquía. Jerusalén y los distritos bajo su jurisdicción constituían una
comunidad cultual, dominada por los sacerdotes. Las estrictas leyes teocráticas
emanadas de Jerusalén (prohibición de matrimonio con quien no perteneciese a la
comunidad religiosa judía) originaron tensiones con los Tobíadas de
Transjordania y con Samaría. Pero el Pentateuco era aceptado por toda la
comunidad de creyentes judíos. Los custodios del Templo y de su culto, así como
los intérpretes de la Ley, eran los sacerdotes hierosolimitanos. La mayoría de
estos pertenecían a familias acomodadas. Estas familias, no obstante, estaban
abiertas a las influencias helenísticas. Una de las pruebas está en la
helenización de la familia sadoquita de los Oníadas, factor relevante en la
rebelión de los Macabeos. No obstante, después del triunfo de la rebelión, los
sacerdotes del Templo se apartaron por completo de la helenización del culto
que habían propugnado los reformadores helenistas. La nueva aristocracia
sacerdotal dirigente de la época de los Asmoneos, los Saduceos, era claramente
conservadora. Hay estudiosos que han identificado los términos «sadoquita» y
«saduceo». En cualquier caso, los Saduceos deseaban garantizar la exacta
observancia de la legislación sobre el Templo y el culto, ya codificada en la
Ley escrita. Los profetas no constituían para ellos una autoridad vinculante.
Asimismo, repudiaban una tradición oral. Cualquier punto de vista teológico
debía documentarse en la Ley escrita. Los Saduceos eran contrarios a la
doctrina farisaica de la resurrección. Con la muerte del cuerpo perece también
el alma. Retribución y castigo conciernen sólo a la vida intramundana. El
destino no existe. Según los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hechos de
los Apóstoles</i>, los Saduceos negaban la existencia de los ángeles y de los
espíritus. Oposición frontal a una renovación teológica inspirada en el
Helenismo. Ello no es óbice para que sus costumbres externas y estilo de vida estuviesen
influidos por la cultura helenística. Como guardianes de la Ley mosaica,
continuaron siendo los dirigentes de la política religiosa oficial de Israel
durante la época romana, hasta el año 70. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">b) <u>El género apocalíptico</u>. La apocalíptica llegó a ser el más
importante movimiento teológico del judaísmo durante la época helenística, y
desempeñaría un papel decisivo en la formación del cristianismo. Representa el
puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento (transmitió la herencia esencial
de Israel y la herencia de los profetas a Jesús), influyendo en el judaísmo
tardío. El pensamiento apocalíptico hunde sus raíces en el exilio de los judíos
en Babilonia (desde el 586). La destrucción de Jerusalén y del Templo,
alteraron sin duda la teodicea histórica, pero ello no es suficiente para
explicar esta nueva eclosión espiritual. La monumental obra histórica que
supuso <u>el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Deuteronomio</i></u>
(publicado definitivamente poco antes del 561 a. C.), <u>no se aparta de la
teodicea histórica</u>. <u>Dios queda justificado en la Historia</u>. <u>La
responsabilidad de las desgracias concierne únicamente a Israel</u>, incluida
la mencionada catástrofe. La conversión de Israel permitirá que Dios le dé una
nueva oportunidad. <u>Pero, frente al autor del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Deuteronomio</i>, existen otros que rehusaban concebir la presencia y
la acción de Dios en el estrecho horizonte de la experiencia histórica del
pueblo</u>. La Historia era para ellos un enigma. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de Job</i> (quizás del siglo VI) ve a Dios fuera de la historia y
de la política. Dios aparece en la fuerza de la creación y de la naturaleza. Es
el vencedor del caos. El hombre no es nada frente al poder y la sabiduría de
Dios. Por eso se debe someter a Él. </span><span style="font-size: 14pt;">Precedentes
de la literatura apocalíptica son el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Deutero-Isaías</i><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, que
presentaba a Ciro II el Grande como el salvador de Israel designado por Dios,
pero admitiendo que Israel no sufre por su culpabilidad histórica, sino en pro
de un orden universal nuevo, sólo descriptible desde una base mítica; la
concepción del nuevo Templo por Ezequiel; los pasajes apocalípticos de Isaías
(capítulos 24-27) y de Zacarías (capítulos 9-14), del siglo V o poco después; y
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Trito-Isaías</i> (el autor de los
capítulos 56-66 del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de Isaías</i>).
En todos estos escritos está desarrollada una concepción mitológica del futuro
que influirá en la teología apocalíptica. En definitiva, en época helenística
fue elaborándose una concepción apocalíptica del pensamiento judío que debe
mucho a esa recepción de tradiciones míticas (cananeas, babilónicas, iranias) y
al mismo proceso de helenización.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Los rasgos del
género apocalíptico en época helenística, fueron:<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo6; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">1.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">Los conceptos de
caos y creación son dominados crecientemente por ideas de las mitologías
orientales. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo6; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">2.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">El futuro se
contempla como una nueva creación cósmica. La renovación no procede, pues, de
los cambios producidos por los acontecimientos históricos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo6; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">3.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">Se impone una
visión dualista en el cosmos y entre los hombres. Dios y Satán / ángeles buenos
y ángeles malos / creyentes y ateos. Esta visión impregnaría posteriormente a
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gnosis especulativa</i> (dualismo
entre el Dios bueno y el Dios malo).<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo6; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">4.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">La visión del
presente es pesimista.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo6; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">5.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">El hombre aparece
ante Dios como fundamentalmente imperfecto<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, ya
que está ligado al cuerpo y sujeto a las vicisitudes de la Historia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo6; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">6.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">La idea de la
misión profética se democratiza. Las tareas y las promesas encomendadas a los
Profetas se transfieren a Israel. Ello es perceptible en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Deutero-Isaías</i> y en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Libro de Daniel</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo6; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">7.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">Se rompe la
conexión entre «nación» y «pueblo elegido». La misión profética sólo puede ser
desempañada por los miembros del pueblo que sean fieles a Dios y cumplan sus
mandamientos. Los impíos serán castigados.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo6; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">8.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">Creencia en la
resurrección individual y en la inmortalidad<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-left: 36pt; mso-list: l2 level1 lfo6; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="mso-list: Ignore;">9.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 14pt;">La teología de la
historia es reemplazada por la «sabiduría». La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gnosis</i> será una consecuencia lógica del pensamiento apocalíptico.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Resulta sintomático
que los más antiguos fragmentos apocalípticos se transmitieran en el interior
de los libros proféticos (Isaías, Ezequiel y Zacarías). Los representantes de
las concepciones apocalípticas, pues, debían pertenecer a los círculos que
apelaban a la tradición profética y la continuaban. Recordemos lo dicho
anteriormente sobre los Saduceos después de la rebelión de los Macabeos: no
consideraban vinculantes los libros de los Profetas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Es evidente que los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>, principales responsables del
levantamiento contra los reformadores helenizados, cultivaban ideas
apocalípticas, como demuestra el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de
Daniel</i>, redactado en lo esencial durante la rebelión de los Macabeos y
exponente de las experiencias y aspiraciones de los rebeldes. El autor de ese
libro no confía en la historia ni en la política, sino en la intervención de
Dios que haga brotar una época nueva, en la que el pueblo de los elegidos
(simbolizado en la figura del «Hijo de Hombre») habría de ser el justo soberano
de los pueblos. Para los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i> y
los partidarios del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de Daniel</i>,
pues, la dinastía Asmonea no cumplía en absoluto sus esperanzas. La
apocalíptica se apartaba de la historia porque lo que se proclamaba como
cumplimiento de la historia defraudaba sus expectativas. La supervivencia de
los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i> sólo era posible como
secta, ajena a la religión oficial del Templo de los Asmoneos. A partir de
aquí, las concepciones apocalípticas sólo sobrevivieron como sectas (esenios,
fariseos, cristianos), hasta desembocar en esa forma radical que fue la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gnosis</i> [José Ferrater Mora incide sobre
todo en la llamada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gnosis especulativa</i>],
con su rechazo de la Historia como principio metafísico.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">c) <u>Los Esenios</u>. Conocidos a través de los escritos de Filón de
Alejandría, Flavio Josefo, San Hipólito de Roma († ca. 235 en Cerdeña), y por
algunas observaciones de Plinio el Viejo y de Dión Crisóstomo, el
descubrimiento desde 1947 de los manuscritos del valle desierto de Kirbet
Qumrán (Khirbet Qumran), junto a la orilla NO del Mar Muerto, en Cisjordania,
permitió un conocimiento fidedigno y contrastado de esta secta. Los esenios
salieron de los círculos de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>
que apoyaron el levantamiento de los Macabeos. La ruptura con los Asmoneos se
produjo desde el momento en que Simón Macabeo usurpó para él y sus
descendientes, ca. el 140, el cargo de sumo sacerdote, hasta entonces en manos
de los sadoquitas. Las instalaciones casi conventuales de los esenios en el
valle de Qumrán datan de poco después de mediados el siglo II a. C., siendo
destruidas por los romanos en el año 68, en el marco de la Guerra Judía. Las
instalaciones comprendían un gran edificio principal de planta cuadrada, de
37,5 metros de lado (unos 1.406 m<sup>2</sup>), con salas comunes y escritorio,
al lado del cual se erigía un refectorio de 4,5 x 22 metros (unos 99 m<sup>2</sup>),
junto con un salón para reuniones. Disponían de cisternas, canales y estanques
para el riego y el consumo de agua. Hay restos de construcciones para fines
agrícolas, almacenes, dos molinos, un cementerio grande y dos pequeños con unas
1.200 tumbas, así como huesos de animales cuidadosamente enterrados. Los
manuscritos, esto es, la biblioteca, fueron escondidos en cuevas durante la Primera
Guerra Judía. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">La comunidad esenia de Qumrán se consideraba como el verdadero pueblo de
Dios de la nueva alianza de los últimos días. Lo esencial era realizar y
mantener la purificación cultual de la comunidad. Para ello era fundamental la
interpretación de la Ley, interpretación que se apoyaba en el fundador de la
secta, el «Maestro de Justicia», un sacerdote. Cuando éste murió, la dirección
de la comunidad continuó en manos de sacerdotes. Pureza del culto. Uso de un
calendario solar en el que las fiestas del año litúrgico nunca caían en sábado.
Promesa de veracidad y lealtad en el comportamiento moral. Las disposiciones se
han conservado en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regla de la
comunidad</i>, válida para los miembros de pleno derecho, hombres obligados al
celibato. Otra regla, conocida a través de manuscritos medievales, el llamado
«Documento de Damasco», servía para los esenios dispersos por Palestina que
llevaban una vida civil normal. Orientación escatológica del pensamiento de la
secta. Los esenios se consideraban el pueblo elegido, que debía estar preparado
para las luchas del final de los tiempos que se avecinaban. Comunidad de bienes
y pobreza personal de los miembros de pleno derecho. Anticipación de la
plenitud de los tiempos mesiánicos. Comidas comunes como anticipación del
banquete mesiánico. Interpretación escatológica de la Escritura. Método
hermenéutico no alegórico: los esenios identificaban pasajes de la Escritura
con acontecimientos pasados, presentes y futuros. Concepciones teológicas
totalmente apocalípticas. Esquemas teológicos rígidamente dualistas, aplicables
tanto al cielo como a la tierra (ángeles buenos, con el «príncipe de la luz» a
la cabeza, contra ángeles malos, dirigidos por Belial / luz y tinieblas / Dios
y Belial / el espíritu de la verdad y el espíritu de la mentira). Los ángeles
son potestades cósmico-mitológicas enzarzadas en una batalla irrefrenable. Rígido
determinismo. Las generaciones de los hijos de la Luz y de las Tinieblas han
sido predeterminadas por Dios. La comunidad aguarda la venida de varias figuras
mesiánicas: el profeta escatológico, el rey mesiánico de la Casa de David y el
sacerdote mesiánico de la Casa de Aarón. No habrá una «segunda venida» del
«Maestro de Justicia» (diferencia en esto con la doctrina de Jesús). La figura
mesiánica preeminente es el mesías sacerdotal. Pero no se puede hablar «<i style="mso-bidi-font-style: normal;">del Mesías</i>». El centro de la expectativa
escatológica no es una figura mesiánica individual, sino el pueblo de los
elegidos. Conciencia de inmortalidad. Después de la destrucción de Qumrán por
los romanos, los esenios desaparecieron de la historia. Fariseos después del
año 70 y cristianos, sí adoptaron muchos elementos de la apocalíptica de los
esenios.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">d) <u>Los Fariseos</u>. Quizás, aunque no es seguro, «fariseos» = «los
separados». Nuestro conocimiento de ellos en época precristiana y
protocristiana es limitado. Estamos sujetos a lo que dicen de ellos los
Evangelios, Flavio Josefo y la Mishnah (la Ley rabínica, compilada ca. el año
200). Las tres fuentes son tendenciosas respecto a un conocimiento exacto de
los fariseos. Como los esenios, constituyeron al principio una parte de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i> que apoyaron la rebelión de los
Macabeos. Pero, a diferencia de los esenios, los fariseos no se apartaron de la
vida político-religiosa en época de los Asmoneos, tratando, en cambio, de
aumentar su influencia. Los fariseos no eran un movimiento sacerdotal (un
sacerdote no podía ser rabino), sino de laicos, juristas y escrituristas, y no
compartían la pretensión esenia de hallarse en posesión de la auténtica
tradición sacerdotal. No se hallaban, pues, enfrentados directamente con el
poder establecido, es decir, con los Asmoneos y los saduceos. Del relato de
Josefo no podemos deducir que los 800 crucificados por Alejandro Janneo fuesen
fariseos (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>). Los fariseos
eran un movimiento político bien organizado. Ello se corrobora por su
participación en el gobierno en tiempos de Alejandra (78 – 69), la viuda de
Alejandro Janneo (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>). Es casi
seguro que entonces procedieron sin piedad contra los asesores de Janneo. Al
principio, Herodes el Grande se entendió con ellos, pero la situación se
deterioró al final del reinado, haciendo ajusticiar a varios de ellos. Desde
ese momento terminó su presencia como factor de poder político.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">En tiempos de Jesús y de las primeras comunidades cristianas, los
fariseos persiguen sólo fines religiosos. Esta transformación de la secta se
debe en buena medida a Hillel (ca. 50 a. C. – 10 d. C.), jurista judío de
Babilonia que fundó en Palestina una escuela rabínica rival de la de Shammai
(50 a. C. – 30 d. C.). Hillel aparece como el rabino popular y tolerante,
mientras Shammai como riguroso y elitista. Lo importante es que Hillel, a
través de su hermenéutica, desligó la observancia de la Ley del marco cultual,
trasladándola al ámbito cotidiano, con lo que puso los fundamentos de la
democratización de la Ley. Aunque, con Hillel, el fariseísmo se helenizó en
buena medida, todavía conservó esperanzas apocalípticas y mesiánicas
procedentes de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>. Pero, por
el contrario, <u>desde Hillel no se asoció ya el cumplimiento de la esperanza
apocalíptica con la realización de metas políticas</u>. El carácter vivo de las
expectativas de los fariseos, tanto en época de Jesús como después del año 70,
estaba sólo unido al cumplimiento de la Ley por parte de Israel. El destino y
el futuro del hombre depende del cumplimiento moral y ritual de la Ley. Esta
concepción es helenística; de ahí que Josefo hable de los fariseos como de una
«secta filosófica». La tradición interpretativa se transmitía de maestro a
discípulo, y la terminología de las escuelas rabínicas farisaicas estaba llena
de ideas filosóficas griegas. El llamado liberalismo de los discípulos de
Hillel no es otra cosa que la doctrina de que el cumplimiento de la ley mosaica
también es posible en las condiciones diferentes de una época nueva. Otro
elemento helenístico dentro del fariseísmo religioso es el individualismo. Como
era factible el cumplimiento de la Ley en el marco de una sociedad no judía, la
idea de retribución y de castigo, así como la esperanza de la resurrección y la
idea del juicio de los fariseos, se entendían de manera individual y eran
paralelas a la idea griega de la inmortalidad y del juicio de los muertos. Otro
rasgo helenístico dentro del fariseísmo es la mística. Es posible que, más que
una secta, los fariseos fuesen una asociación informalmente unida por intereses
comunes, cuya única instrucción era la escuela, en la cual los jóvenes eran
enseñados como en una escuela de filósofos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">e) <u>La teología sapiencial</u>. La predecesora de la teología
sapiencial de la época helenística es la sabiduría experimental de Israel. Los
comienzos de la institucionalización de la tradición sapiencial se remontan en
Israel al tiempo de Salomón.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">A partir de la experiencia del exilio</span></u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">, se modificó el concepto de «sabiduría»,
correspondiéndole una función nueva. Desde ese momento, en <u>la «sabiduría»</u>,
el principio del orden (frente al caos) no <u>se encontró</u> en la reflexión
retrospectiva sobre la experiencia histórica, sino <u>en la contemplación de la
creación, de la naturaleza y en las experiencias humanas de validez universal
ancladas en tiempos inmemoriales</u>. Igual que la apocalíptica, hermana gemela
de la sabiduría, el pensamiento sapiencial podía invocar épocas inmemoriales y
la creación. Los comienzos de la teología sapiencial, pues, son muy parecidos a
los del género apocalíptico. En la apocalíptica se unía la orientación hacia la
creación y los tiempos primitivos con las nuevas experiencias y esperanzas
históricas de un resto escogido del pueblo de Israel. <u>La sabiduría
sapiencial, por su parte, se refería a la experiencia del individuo y configuraba
el ideal del piadoso con una cosmovisión universalista del Helenismo</u>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">La sabiduría no ha sido creada por Dios, sino que salió de su boca y
estaba ya antes del comienzo de la creación. Aparece como la consorte (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">sýzygos</i>) de Yahvé</span></u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Al participar del origen divino, el sabio conoce el verdadero sentido del
acontecer del mundo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">La sabiduría escéptica judía se resistió ante el mensaje de la teología
sapiencial</span></u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">,
y, frente a ella, insistió en la falta de sentido del acontecer del mundo y en
la caducidad del hombre. <u>El testimonio más palmario de esa sabiduría
escéptica es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro del Eclesiastés</i>
o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Qohelet</i>, redactado ca. el 200 a. C</u>.
Para este escepticismo, no se puede vincular la idea de Dios con la experiencia
vital del individuo. Dios sólo se puede entender como el poder general del
acontecer del mundo y del destino universal del género humano. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">La teología sapiencial se defendió contra este escepticismo y sus
consecuencias uniendo la sabiduría con la Ley</span></u><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">. El cumplimiento de la Ley es el único
camino para el cumplimiento de la decisión divina respecto del hombre. La
sabiduría está vinculada a lo que siempre pretendió la antigua legislación de
Israel. <u>La experiencia del sabio en el mundo es presentada como atemporal y
de validez universal</u>. Estos sabios, por ejemplo, son los patriarcas de
Israel, prototipos de filósofos para Filón de Alejandría. <u>El tema del origen
divino del sabio y la oscuridad que rodea a su verdadero ser en este mundo, nos
conduce directamente al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gnosticismo</i></u>.
<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">La «geografía» terrena y celestial de esta sabiduría o teología
sapiencial, es mitológica. Influyó en el cristianismo primitivo. <u>El
conocimiento del mundo no se basa en la observación de la naturaleza y en la
experiencia</u>, sino en las visiones inspiradas de aquellas cosas del cielo y
de la tierra que no son accesibles a la observación y a la experiencia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">f) <u>Los Samaritanos</u>. Hasta la conquista de Alejandro, la provincia
de Samaría era el territorio de las tribus de Efraín y Manasés, y, desde el
punto de vista político-religioso, tan israelita como Judea y Transjordania. La
ciudad de Samaría fue fundada por Omrí (878 – 870 a. C.) como capital del reino
israelita del Norte (antes había sido Siquem). En 721, la ciudad es conquistada
por los asirios, llegando a ser capital de una provincia reducida. La situación
se mantuvo con los babilonios y los persas. Después del exilio, hasta Nehemías,
estuvieron Jerusalén y Judea sometidas al gobernador de Samaría. La provincia
aceptó la reforma legal de Esdras. A partir de Alejandro, los caminos de Samaría
y Jerusalén divergen. Ya hemos visto antes las consecuencias de la rebelión
contra Alejandro de Samaría. La construcción del templo del monte Garizim no
fue el motivo del cisma samaritano. Las causas hay que hallarlas en la época de
los Asmoneos. En el 128 Juan Hircano destruyó el templo de Garizim y veinte
años después conquistó y asoló la ciudad de Samaría, anexionando la provincia
al reino asmoneo. Su intento de someter a los samaritanos al culto del Templo
de Jerusalén fracasó. Fueron los romanos quienes admitieron que fueran una
comunidad religiosa independiente. Desde entonces (63 a. C.) proliferó una
literatura samaritana específica. Los elementos fundamentales de la
apocalíptica samaritana están muy emparentados con la fase macabea del
pensamiento apocalíptico judío. Los samaritanos confiaban en la espera de
Moisés como el profeta del fin de los tiempos. El Mesías samaritano era el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Taheb</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">tā’ēb</i>), esto es, «el que vuelve», que debe restaurar todas las
cosas. Otros puntos en común con la apocalíptica judía eran la angeología, la
creencia en el juicio final y la resurrección de los muertos. En tiempos de
Jesús y del cristianismo primitivo los samaritanos eran rechazados y
despreciados por los círculos influyentes de Jerusalén. La acusación de que
eran israelitas semipaganos, apóstatas y totalmente sincréticos, es falsa e
injusta. No se les puede culpar de que Herodes el Grande reconstruyese el año
30 a. C. la ciudad de Samaría con el nombre de Sebaste, en honor de Octavio Augusto,
erigiendo un gran templo dedicado al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">princeps</i>.
Tampoco son culpables de que el heresiarca cristiano Simón Mago<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
procediese de esta región. El Evangelio de Juan (cap. 4) sabe perfectamente que
el centro religioso de los samaritanos no era la ciudad de Samaría, sino el
Garizim, cerca de Siquem, y que esperaban la venida del Mesías lo mismo que los
judíos. Es probable que la verdadera razón del rechazo judío a los samaritanos
a comienzos del siglo I d. C. se deba a que la comunidad cultual samaritana
había comenzado su evolución peculiar un siglo antes del momento en que los
fariseos (influidos por el rabino Hillel, † 10 d. C.) generaban los impulsos
decisivos para la renovación religiosa del judaísmo.<o:p></o:p></span></span></p><p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;"><br /></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">*<u>La literatura del judaísmo en la época helenística</u>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">a) <u>Las lenguas del judaísmo en la época helenística</u>. [Ver lo
resumido sobre esta cuestión en el archivo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Época
helenística: historia, cultura y religión</i>]. El hebreo de la época
helenística fue siendo cada vez más una lengua de especialistas y una lengua
oficial que perduró en el judaísmo rabínico después del año 70. En Siria y
Mesopotamia la lengua de uso vulgar era el arameo occidental, hablada también
como forma dialectal, el galileo (emparentado con el Talmud palestiniense), en
Palestina en tiempos de Jesús. Al mismo grupo del galileo pertenecían el
samaritano y el arameo cristiano de los melquitas<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
de Siria y Egipto. El arameo y el hebreo eran lenguas semíticas
noroccidentales. Asirios, babilonios y persas usaron el llamado «arameo
imperial», auténtica <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lingua franca</i> de
toda una amplísima región del Próximo Oriente. Al arameo oriental pertenecían
el Talmud de Babilonia, el mandeo y el siríaco. Ésta última llegó a ser la más
importante lengua escrita del Oriente cristiano. Pero todo esto no puede
hacernos olvidar la creciente expansión del griego en todos los reinos
helenísticos, como lengua de la Administración, y, sobre todo, de la alta
cultura. La lengua común de la época helenística fue la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">koiné</i>, que deriva de la prosa ática.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">b) <u>La
Septuaginta</u>. </span><span style="font-size: 14pt;">También llamada Biblia
de los Setenta, de los LXX o Biblia griega. Según una leyenda, recopilación en
griego <i style="mso-bidi-font-style: normal;">koiné</i> (<span style="mso-bidi-font-style: italic;">la lengua «común» de la época helenística y romana) de los textos
hebreos y arameos de la Biblia hebrea (aunque escrita ésta última en su mayor
parte en hebreo, el llamado texto masorético, hay algunos escritos, como el
Libro de Daniel, el Libro de Esdras y algún otro, redactados en arameo). La
Septuaginta fue una empresa de traducción llevada a cabo por expreso deseo del
rey helenístico egipcio Ptolomeo II Filadelfo (285 – 246 a. C.), quien,
supuestamente, hizo traer desde Jerusalén hasta Alejandría a 72 sabios judíos
con esa finalidad. Originariamente la historia hablaba sólo de la traducción
del Pentateuco, en el siglo III a. C. en Alejandría. Hubo repetidas revisiones
de la Septuaginta, así como traducciones posteriores. Más precisamente, a lo
largo de los siglos II y I a. C. se tradujeron al griego otros libros del AT
(profetas y hagiógrafos). Se fueron añadiendo otros escritos, tales como el <i>3º
y 4º Libro de los Macabeos</i>, la <i>Sabiduría de Salomón</i>, el <i>1º y 2º
Libro de los </i>Macabeos, <i>Tobías</i>, <i>Judith</i>, <i>Baruc</i> y <i>Eclesiástico</i>.
Esto significa que la colección griega de textos veterotestamentarios es más
amplia que el canon hebreo fijado por el judaísmo rabínico ca. el año 100. Los
LXX constituyen, en cualquier caso, una valiosa comprobación de la exactitud
del texto hebreo masorético oficial, que también experimentó revisiones. La
Septuaginta se convirtió en la Biblia de los primeros cristianos, siendo el
testimonio más preclaro de la helenización del judaísmo. A pesar de que en la
Septuaginta hay pasajes de una traducción más literal y otros de una traducción
más libre, se convirtió en la fuente del lenguaje teológico del judaísmo
helenístico, y, por tanto, del cristianismo primitivo. La historia de las <i>recensiones</i>
o <i>revisiones</i> de la Biblia griega, demuestra que la unión entre el texto
griego y el hebreo permaneció vigente durante siglos. <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: 14pt;">Martín
Lutero, sin embargo, siguió en su traducción el canon hebraico conocido por el
judaísmo medieval, relegando a un apéndice los escritos de los LXX no incluidos
en aquél, aunque sí estaban en parte contenidos en la </span><i style="font-family: times; font-size: 14pt;">Vulgata</i><span style="font-family: times; font-size: 14pt;"> latina. La
Reforma, pues, relegó por completo todos esos libros no admitidos por el canon
del judaísmo medieval.</span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">c) <u>La literatura del movimiento apocalíptico</u>. Los textos más
importantes son: 1) El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de Daniel</i>.
En el canon judío se conservó parte en hebreo y parte en arameo. Fue compuesto
entre el 167, año de la profanación del Templo por Antíoco IV Epifanes, y el
164, año de su muerte. Su autor, pues, no es Daniel, el sabio judío en la Corte
del rey de Babilonia, aunque se usa material de época persa. Presentación
«profética» de la historia pasada. Predicción visionaria del futuro. Uso de
elementos mitológicos babilonios y cananeos. La figura del «semejante a un Hijo
de hombre» significa «Israel» para Helmut Köster, esto es, «el pueblo de los
santos del Altísimo» (sobre este pasaje de Daniel 7, 13-27, ver el resumen del
estudio de Geza Vermes, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús el Judío</i>,
pág. 17). La imagen expresaría la esperanza escatológica de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>. Fragmentos del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de Daniel</i> se han hallado en poder
de los esenios. 2) El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro 1º de Henoch</i>
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Apocalipsis de Henoc</i>). Sólo se
conserva íntegro en una traducción etiópica, una compilación agrupada en el
siglo I o II d. C. El original estaba escrito en arameo y el final en hebreo.
Se han hallado fragmentos en Qumrán. Muchas concepciones son afines a las de
los esenios. 3) La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ascensión de Moisés</i>.
Se ha conservado sólo en una traducción latina que procede de un texto griego,
y éste, a su vez, se basa en un original arameo o hebreo. Compuesto
probablemente en el siglo II a. C., Moisés profetiza los acontecimientos del
final de los tiempos. Un miembro de la estirpe de Leví lo prepara todo para la
llegada del profeta escatológico. Crítico con los Asmoneos, herodianos y
fariseos. Estrecho parentesco con los escritos de Qumrán. 4) El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rollo de la guerra</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Milhama</i>, 1 QM). Descubierto en Qumrán. Escrito en hebreo. La
redacción debe proceder del siglo I d. C., aunque en las cuevas 1 y 4 de Qumrán
se encontraron fragmentos más antiguos. Puede definirse como una versión
escatológica de la Guerra Santa veterotestamentaria. 5) Los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Oráculos sibilinos</i>. El nombre proviene
de las sibilas griegas. Colección de oráculos de una sibila judía del siglo II
a. C. De los catorce libros de oráculos helenísticos compilados por los
cristianos, el libro 3º y partes del 4º y del 5º parecen ser de creación judía.
El tema principal son las predicciones apocalípticas. Monoteísmo. Rechazo de la
idolatría. Dios es quien guía el mundo y domina la naturaleza. Creencia en un
Juicio Final. Castigo y recompensa. 6) El llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Testamentos de los XII Patriarcas</i>. Sólo se ha conservado en griego,
probable traducción de originales hebreos y arameos de época precristiana.
Claros signos de una recensión cristiana del siglo II. Esperanzas escatológicas
semejantes a las de los esenios. El Mesías real de Judá aparece subordinado al
Mesías sacerdotal de Leví. 7) El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manual
de Disciplina</i> y el llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Documento
de Damasco</i>. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manual de Disciplina</i>
o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regla de la Comunidad</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Serek hayyahad</i>: 1 QS) de Qumrán, está
escrito en hebreo. Pertenece a los esenios. Intenta ser la ley fundamental de
la comunidad de la nueva alianza. Contiene la doctrina de los dos espíritus, el
de la verdad y el de la mentira. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Documento
de Damasco</i> (CD) fue encontrado en 1896, en tres manuscritos fragmentarios
de los siglos XI y XII, en la Geniza<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
de El Cairo. Fue publicado en 1910 por el rabino moldavo Salomón Schechter. La
fecha más tardía de redacción es el siglo I a. C. Es posible que estuviese
dirigido a esenios civiles que vivían fuera de Qumrán. Contiene, además, una
legislación matrimonial. 8) Los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Comentarios</i>
(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pesher</i>). Comentarios bíblicos de
procedencia esenia. Los más conocidos son el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pesher sobre Habacuc</i> (1 Qp Hab) y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pesher a Nahum</i> (4 Qp Nah). Fueron utilizados posteriormente por los
cristianos. 9) Los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Himnos</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hodayot</i>). Asimismo, de procedencia
esenia. Manuscrito deteriorado. Expresan de modo directo la experiencia
religiosa personal. 10) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salmos de Salomón</i>.
Colección de himnos que no procede de Qumrán. Manuscritos griegos. El original,
procedente de Palestina, debió escribirse en hebreo, pero se perdió. Compuestos
entre el 60 y el 30 a. C. Los autores se diferencian de los esenios, pues no
creen en un mesías sacerdotal y aceptan el culto del Templo. Sus adversarios no
se pueden equiparar sin más a los saduceos. La autoría farisaica es muy dudosa.
Religiosidad pietista, autoconciencia muy pronunciada del justo y crítica
severa de los pecadores. Esperanza en un Mesías davídico. Creencia en el Juicio
Final. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">d) <u>La historia de Israel reflejada en la literatura judía de la época
helenística</u>. Los textos principales son los siguientes: 1) El Libro de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jubileos</i>. Conservado parcialmente en una
traducción latina e íntegramente en otra etiópica. Ambas proceden de un modelo
griego que se basa en un original hebreo. Son una refundición midráshica<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
de Gen 1 hasta Ex 12. Los jubileos son periodos de 49 años. Hay 49 jubileos
desde Adán hasta la legislación de Moisés. Enfatiza la importancia de Noé y de
Abraham. Observancia del sábado y obligación de la circuncisión. Probable
procedencia esenia. Posible elaboración en el siglo I a. C. 2) El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Génesis apócrifo</i> (1 Q ap Gen).
Emparentado con los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jubileos</i>.
Descubierto en Qumrán. Elaborado entre el 50 a. C. y el 50 d. C. No presenta
rasgos típicamente esenios. Manuscrito muy deteriorado. Es una apología del Libro
del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Génesis</i>. Parecido interés
apologético del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Génesis</i> ofrece un
texto latino de autor desconocido, poco anterior al año 70, y conocido como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antigüedades bíblicas del Pseudo Filón</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro Philonis Judaei de initio mundi</i>).
El texto latino deriva de una versión griega, y ésta de un original hebreo. Es
una narración refundida desde Adán hasta Saúl. El talante teológico del autor
se desprende de su fe en la resurrección, una angeología muy evolucionada y el
énfasis en la elección de Israel. 3) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fragmentos
de Alejandro Polihistor</i>. Esta obra perdida, cuyo autor transmite fragmentos
de autores judíos que escribían en griego y se ocupaban del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Génesis</i> y de la historia de Israel, la
conocemos por las referencias de Flavio Josefo, Clemente de Alejandría y
Eusebio de Cesarea. Procedente de Mileto, Polihistor llegó a Roma como
prisionero de la guerra contra Mitrídates VI del Ponto, siendo liberado por
Sila y muriendo poco después de mediados del siglo I a. C. Aunque poco crítico,
su valor estriba en habernos conservado valiosas porciones de obras perdidas.
Otra reinterpretación de la tradición judía es el llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anónimo samaritano</i>, escrito después del 200 a. C., pero antes de la
rebelión de los Macabeos y del cisma samaritano bajo Juan Hircano (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>). Intento de reescribir la
historia de la creación y de los patriarcas. Otro texto es el de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Eupólemo</i>, que escribió en Palestina en
la 2ª mitad del siglo II a. C. Escribe sobre Moisés, David y Salomón. Es un
típico texto apologético al servicio de la propaganda de los Asmoneos. Otro
autor es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Artápano</i>, que escribió antes
de mediados del siglo I d. C. Conservamos fragmentos sobre Abraham, José y
Moisés. La historia como aretalogía (</span><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-style: italic;">narración de los hechos prodigiosos de un dios o de
un héroe</span><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">). 4)
El libro de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">José y Asenet</i>. Es una
especie de novela alegórica que surgió quizás en Egipto en el siglo I a. C. Se
ha transmitido en 16 manuscritos griegos y en distintas versiones en latín,
siríaco, armenio, eslavo, etc. Uso peculiar de la historia de los patriarcas.
No existen elementos cristianos. Asenet sería la reencarnación de la comunidad
convertida a la verdadera fe y José la personificación del enviado celestial.
El ágape como el pan celestial (maná). 5) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hecateo</i>.
Bajo el nombre de Hecateo, en Flavio Josefo aparecen una serie de citas
procedentes de un escritor griego, Hecateo de Abdera, que vivió en Egipto en
torno al año 300 a.C., bajo Ptolomeo I, y fue autor de un libro llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Egyptiaca</i>, en el que se encuentra un
largo excurso sobre los judíos citado por Diodoro Sículo. La autenticidad de
las citas de Josefo tomadas de un libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sobre
los judíos</i> atribuido a Hecateo, es dudosa. Tales citas quizás procedan de
un historiógrafo y apologeta judío de los últimos años de la dominación egipcia
sobre Palestina, que escribió con el nombre de Hecateo. 6) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libros 1º y 2º de los Macabeos</i>. La obra histórica más importante
sobre la rebelión de los Macabeos, hoy perdida, escrita en griego poco después
de mediados del siglo II a.C., era del judío helenizado Jasón de Cirene, de la
que conservamos fragmentos en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro 2º
de los Macabeos</i>. Éste último es un epítome del libro perdido de Jasón de
Cirene. Fue compuesto en griego ca. el 100 a.C. Trata sobre los años que median
entre el 175 y el 161, aunque también contiene información del periodo 187-175,
correspondiente al reinado de Seleuco IV. Pero este <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro 2º de los Macabeos</i> empleó mucho material legendario. El
interés del autor se centra en la exaltación del Templo y en la observancia de
la Ley. En cuanto al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro 1º de los
Macabeos</i>, trata parcialmente los mismos acontecimientos y emplea las mismas
fuentes que Jasón de Cirene. Pero el periodo que abarca va del 175 al 134, es
decir, desde el comienzo de Antíoco IV Epifanes hasta el sumo sacerdote Simón
Macabeo. Escrito en hebreo, sólo se conserva en griego. Sus fuentes son de gran
calidad, aunque es un relato proasmoneo. 7) El libro de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esther</i>. En su forma hebrea original es parte integrante del canon
judío. Utiliza leyendas y temas propios de cuentos y fábulas. La alusión a la
historia es un simple recurso estilístico. La intención del libro es propagar
la fiesta de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Purim</i><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
al inicio del Reino Asmoneo, momento de su redacción. 8) El Libro de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Judith</i>. Estrechamente emparentado con el
Libro de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esther</i>. Fue también escrito
en hebreo al principio del periodo de los Asmoneos. Sólo se ha conservado en la
traducción griega de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Septuaginta</i>.
También aquí el pueblo se salva por la actuación de una bellísima mujer. Su
intención es religiosa, no relatar hechos históricos reales. Fidelidad a la Ley
y observancia de las prescripciones de purificación. Tanto el Libro de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esther</i> como el de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Judith</i> están relacionados con los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hasidim</i>. 9) Otras leyendas judías helenísticas. Entre ellas hay que
mencionar el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tercer Libro de Esdras</i>
(en la Septuaginta, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">1º Esdras</i>), de la
misma época y muy próximo a los de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esther</i>
y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Judith</i>. Otra leyenda son las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adiciones a Daniel</i> de la Septuaginta.
Una tercera leyenda es el<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Libro 3º de los
Macabeos</i>, escrito en griego hacia finales del siglo I a.C. o en el año 40
a.C. Se opone a los intentos de los judíos de Alejandría de obtener derechos
civiles, remitiéndose a los que ya poseían desde la fundación de la ciudad. 10)
El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de Tobías</i>. Tiene una estrecha
relación con la novela helenística. Redactado ca. el 200 a.C. Se ha transmitido
en griego en la Septuaginta. Probablemente redactado en su origen en arameo.
Presencia del tema del viaje y del motivo legendario del muerto agradecido.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">e) <u>De la sabiduría a la apologética filosófica</u>. Nos referimos a
seis textos. 1) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La sabiduría de Jesús ben
Sirach</i> (= <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Eclesiástico</i> en los LXX
/ también <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sirácida</i>). El nieto del
autor tradujo el libro al griego, en Alejandría, en 130 a.C. A finales del
siglo XIX, en la Geniza (ver nota nº 7) de El Cairo, encontráronse fragmentos
hebreos del Sirácida. En el decenio de 1970 se ha descubierto en Masada
(fortaleza al W del Mar Muerto) un manuscrito hebreo completo. El original
hebreo se remonta ca. el 190 a.C. El escrito es una colección de tradiciones
sapienciales. El autor es un miembro de la aristocracia culta de Jerusalén.
Aunque conservador, defiende a los justos empobrecidos. Inculca la sabiduría
heredada de los padres y la identifica con la Ley. Rechazo del escepticismo. No
aceptado por el canon hebreo. 2) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Qohelet</i>
(= <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Eclesiastés</i> en los LXX). Escrito
en hebreo con muchos arameísmos. Escrito en Palestina ca. el 200 a. C. Aceptado
por el canon hebreo. </span><span style="font-size: 14pt;">Mantiene una actitud
de sabiduría escéptica frente a la teología sapiencial del judaísmo a partir
del postexilio.<span style="mso-bidi-font-weight: bold;"> 3) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro de Baruch</i> (1 Baruch de los LXX). Emplea como pseudónimo el
nombre del secretario del profeta Jeremías. Se ha conservado sólo en versión
griega y en esta forma se compiló a finales del periodo asmoneo. La sabiduría
aparece, bajo la forma de la Ley, como propiedad exclusiva de Israel. 4) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carta de Aristeas</i> y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pseudo Focílides</i>. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carta de Aristeas</i> pretende presentar los
fundamentos de la autoridad de la ley judía en su versión griega, con fines
propagandísticos. Está dirigida a los paganos. No fue escrita durante el
reinado de Ptolomeo II Filadelfo (284-247), sino un siglo después. De un nivel
más elevado es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pseudo Focílides</i>,
poema didáctico compuesto en los siglos II o I a.C. por un poeta judío bajo el
nombre del poeta gnómico<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
griego Focílides de Mileto (siglo VI a.C.). 5) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro 4º de los Macabeos</i>. En él un filósofo judío de la 1ª mitad
del siglo I presenta una diatriba griega sobre el poder de la razón. Las
virtudes cardinales-justicia, prudencia, misericordia y templanza-pueden
superar el sufrimiento, el dolor y la muerte. Creencia en la inmortalidad del
alma. 6) La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sabiduría de Salomón</i>. Escrito
griego del siglo I a.C., admitido en el canon de la Septuaginta. Aunque
helenizado, el autor, en el capítulo 1º, sigue en lo esencial la tradición de
la sabiduría teológica israelita. Contrario al escepticismo del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Qohelet</i>. Rechazo de la idolatría pagana.
Nula simpatía por el culto judío y la ley ritual. En este libro la noción de
«sabiduría» se vincula al pensamiento helenístico. La sabiduría como un camino
fundamental para el ser humano, como una posibilidad de existencia, desligada
de la historia y de origen divino. Fe en la inmortalidad del alma. Aproximación
a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gnosis</i>. <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">f) <u>Filón de Alejandría</u> </span><span style="font-size: 14pt;">(ca.
20 a. C. – ca. 45 d. C.). Filósofo judío helenizado. Esmerada educación. Magnífico
conocimiento de la lengua griega. Conocimientos amplios de la historia, la
filosofía y la literatura griegas. Su método interpretativo apologético y
alegórico le permitió traducir a categorías griegas el contenido moral y
jurídico del Pentateuco. El personaje más importante de la historia es Moisés,
a quien Filón denomina «hombre divino» y a quien ve como el caudillo de los
secretos divinos, el sabio que indica al alma el camino para salir de la
prisión terrenal.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">De todas sus
numerosas obras, la más profunda y más amplia es su comentario alegórico al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Génesis</i>, conservado parcialmente sólo en
21 libros. Al menos otros nueve se han perdido por completo. En esta obra Filón
trata cuestiones filosóficas, éticas, políticas, científicas y teológicas.
Respecto a su género literario, este escrito se parece a las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Enéadas</i> de Plotino. El objetivo
específico de esta magna obra es la liberación del espíritu en la
contemplación, que conduce a la visión mística de Dios. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: times;">Filón es el máximo
ejemplo de que la base del pensamiento del periodo helenístico tardío había
llegado a ser una especie de estoicismo platonizante. Su método exegético, el
alegórico, es estoico, al igual que su interpretación de las figuras del AT
como virtudes. Su idea de Dios ofrece también rasgos estoicos: Dios es
inmutable y eterno; es la fuerza básica del cosmos en cuanto persona (Filón no
logra despojarse de los rasgos personales de Dios en el AT). Asimismo, Filón
identifica a Dios con la naturaleza, y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">logos</i>,
como en el estoicismo, es la potencia divina que todo lo penetra. A pesar de
ello, la cosmovisión de Filón, especialmente su antropología, es platónica. El
mundo visible, tal cual es transmitido por los sentidos, no sólo es
transitorio, sino que se caracteriza por predicados negativos. El alma (o el
espíritu) tiene su origen en el mundo divino. Mientras el espíritu habita en el
cuerpo, se halla preso entre las redes de la existencia terrena, de la que debe
liberarse. La percepción verdadera de la esencia de la realidad no es posible a
través de los sentidos. Sólo el espíritu humano puede conocer a Dios y al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">logos</i>, para lograr la liberación del
mundo visible a través de la sabiduría y el ejercicio de la virtud; sólo así
vencerá el espíritu al cuerpo y será capaz de retornar a su patria, el mundo
celeste. Filón no considera simplemente el mundo material como la causa del
mal, del vicio, sino que concibe al cuerpo como un lugar absolutamente extraño
por contraste con la patria celestial y como una vestimenta impropia para el
alma divina. Otro elemento platónico de la cosmología de Filón es que Dios creó
en primer lugar el mundo de las ideas como el prototipo del mundo visible.
Filón concibe el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">logos</i> tanto en
términos platónicos como estoicos. Según la Stoa, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">logos</i> es el poder que gobierna el Universo todo; pero en sentido
platónico es también la imagen de Dios, según la cual el hombre ha sido creado.
Por esta razón, el ser humano pertenece a Dios en su verdadera esencia y es
fundamentalmente diferente del mundo visible. A través de Clemente de Alejandría
y de Orígenes, Filón fue uno de los principales factores en el desarrollo de la
teología y de la visión cristiana del mundo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">*PALESTINA Y EL JUDAÍSMO EN LA ÉPOCA IMPERIAL<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">a) <u>Herodes el Grande</u>. Al entrar victorioso Pompeyo en Jerusalén,
en el año 63, restituyó como sumo sacerdote a Hircano II (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>), uno de los dos hijos de
Alejandro Janneo. El otro hijo, Aristóbulo II, fue llevado a Roma. Poco después
huyó a Judea, pero los pompeyanos lo envenenaron en el 49, por simpatizar con
Julio César. Un hijo de Aristóbulo II, Alejandro (padre de Mariamne, la que
fuera esposa de Herodes el Grande), fue decapitado. Otro hijo, Antígono,
escapó.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Hircano II .....……hermanos……….Aristóbulo
II<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: 0cm; margin-left: 141.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 141.6pt; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">↓<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white; margin-bottom: 0cm; margin-left: 141.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 141.6pt; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape
id="_x0000_s1027" type="#_x0000_t32" style='position:absolute;left:0;
text-align:left;margin-left:100.45pt;margin-top:1.8pt;width:201.5pt;height:0;
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<v:stroke endarrow="block"/>
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</v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><span style="font-family: times;"><span style="mso-ignore: vglayout;">
</span></span></p><table align="left" cellpadding="0" cellspacing="0">
<tbody><tr>
<td height="0" width="127"></td>
</tr>
<tr>
<td></td><td></td></tr></tbody></table><p style="background: white; margin-bottom: 0cm; margin-left: 106.2pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 0cm 106.2pt; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: times; font-size: 10pt;">Alejandro</span><span style="font-family: times; font-size: 10pt; mso-tab-count: 5;"> (hijos de Aristóbulo II) </span><span style="font-family: times; font-size: 10pt;">Antígono</span></p>
<p style="background: white;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t69"
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<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Después de la batalla de Farsalia (9 agosto 48), en la que Pompeyo es
derrotado por César, éste, una vez asesinado Pompeyo en Egipto, viose en
dificultades en este país. En su ayuda corrió Hircano II, al tiempo que su
ministro idumeo Antípatro (padre de Herodes el Grande) envió tropas que
prestaron grandes servicios a César. Por su parte, Hircano II movió a la
comunidad judía de Alejandría en favor del nuevo amo de Roma. En el 47 presentóse
Antígono ante César en Siria, con el propósito de hacer valer sus derechos a la
soberanía de Palestina y ser nombrado sumo sacerdote del Templo. César no se
fio de él. Al contrario, concedió la ciudadanía romana a Antípatro, otorgándole
el rango de procurador romano de Judea. En cuanto a Hircano II, fue confirmado
como sumo sacerdote y nombrado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">etnarca</i>
(aquí sinónimo de jefe, administrador y juez supremo de la comunidad judía). Se
amplió el territorio de Judea, que fue declarado Estado aliado, liberándolo de
ciertos impuestos. Antípatro reorganizó la administración del país, nombrando a
su hijo Fasael gobernador (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">estratega</i>)
de Judea y de Perea, y a su hijo Herodes (el Grande) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">estratega</i> de Galilea. Antípatro viose de nuevo en dificultades
después del asesinato de César en marzo del 44. En un principio se pone a
disposición de Bruto y de Casio, pero los asesinos de César expoliaron
Palestina. Antípatro es víctima de una conjura y muere envenenado en el 43.
Antígono aprovecha para caer sobre Galilea, pero Herodes, el hijo de Antípatro,
lo derrota. Una vez derrotados y muertos los asesinos de César en la batalla de
Filipos (oct 42), Herodes llega a un acuerdo con el nuevo señor de Oriente,
Marco Antonio. Pero al abandonar éste Siria y trasladarse a Egipto, los partos
cayeron sobre Siria y Antígono consigue con su ayuda conquistar Palestina.
Hircano II y Fasael son víctima de un engaño de los partos. Mientras que Fasael
se suicida cuando iba a ser entregado a Antígono, éste decide cortarle las
orejas a su tío, Hircano II, que no puede ya ejercer de sumo sacerdote. Mientras
tanto, Herodes, anticipándose, había huido, dejando protegida a su familia en
la fortaleza de Masada. Poco le duró a Antígono (40 – 38) su intento de
renovación de la dinastía asmonea en Palestina. Los romanos cayeron sobre él en
el 38, después de que Herodes llegase en Roma a conseguir el apoyo de los
triunviros y el Senado le nombrase rey de Judea (38 – 4). Expulsados los
partos, conquistada Jerusalén y muerto Antígono, Herodes quedó como dueño del
país, pero el conflicto entre Marco Antonio, su protector, y Octavio, hace
peligrar su posición. Después de la batalla de Actium, en el 31, Herodes se
presenta de improviso en Rodas y pone su corona a disposición del vencedor,
Octavio, quien lo restituye en el trono, añadiendo a sus dominios, en el 30, la
franja costera palestina, Samaría y Jericó. Posteriormente, obtuvo también los
territorios al N y al E del Mar de Galilea. Su lealtad a Augusto fue sincera
durante todo el resto de su vida. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Herodes no era judío, sino de Idumea (hijo de Antípatro y de Cypros,
princesa nabatea de Petra), aunque favoreció a los judíos, imitando también la
política de pacificación de Octavio Augusto, con lo que su reinado en Palestina
conoció un prolongado periodo de prosperidad y de paz. Emprendió, imitando a
Octavio, una notable actividad constructiva, refundando antiguas ciudades.
Entre ellas Samaría, la vieja capital del N, que Herodes refundó con el nombre
de Sebaste, en honor de Augusto. Totalmente nueva fue otra gran ciudad
portuaria, Cesarea Marítima, asimismo nombrada así en honor del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">princeps</i>. Esa actividad constructora
dirigióse también a erigir o reforzar numerosas fortalezas por todo el
territorio, así como a reconstruir de manera grandiosa el Templo de Jerusalén. Asimismo,
construyó el santuario de Abraham en Mamré<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
la hoy llamada Tumba de los Patriarcas, en la ciudad palestina de Hebrón, en
Cisjordania. No obstante, nunca logró Herodes reconciliarse con el pueblo
judío. Ni los fariseos ni los saduceos parecieron apoyarle, si bien plegáronse
a él. Su vida familiar personal está marcada por la tragedia y por su crueldad.
Ordenó ejecutar, acusada de conspirar contra él, a su cuarta esposa, la asmonea
Mariamne, nieta de Aristóbulo II, en el año 29. También a dos hijos tenidos con
ésta, Alejandro y Aristóbulo, en el año 7. Antes había ordenado ejecutar al
anciano Hircano II, de ochenta años, en el año 30. El mismo año de su muerte,
el 4 a.C., ordenó matar a su hijo Antípatro, tenido con Doris, su segunda
esposa. Cuando murió hubo disturbios en Palestina, reprimidos con dureza por Publio
Quintilio Varo (el que fuera aniquilado en el bosque de Teutoburgo el año 9
d.C.), legado entonces de Siria. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">b) <u>Palestina bajo los hijos de Herodes el Grande</u>. A su muerte,
Herodes había dejado testamentariamente el reino a sus hijos Arquelao, Herodes
Antipas (ambos tenidos con la samaritana Malthace) y Herodes Filipo II (tenido
con Cleopatra de Jerusalén). Octavio Augusto, a pesar de la oposición judía,
confirmó el testamento. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Arquelao obtuvo Judea, Samaría e Idumea. Se le concedió el título de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">etnarca</i>. Fue depuesto por los romanos el
año 6 d.C. y desterrado a Vienne, en el SE de las Galias. Arquelao era el
gobernante a quien José, el esposo de María, temía al volver de Egipto, y por
eso marchó a Nazaret, en Galilea, donde gobernaba Herodes Antipas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Herodes Antipas fue nombrado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tetrarca</i>
de Galilea y Perea, sobre las que reinó desde el año 4 a.C. hasta el 39 d.C.
Taimado y cruel, sin verdadera grandeza, continuó la actividad constructora de
su padre. Amplió la ciudad de Séforis, capital de Galilea, y fundó, ca. el año
20, la ciudad de Tiberias o Tiberíades, a orillas del lago, llamada así en
honor de Tiberio. De población pagana, es probable que Jesús nunca la visitase.
En el siglo II convirtióse en la metrópoli del judaísmo rabínico. Herodes
Antipas fue quien ordenó degollar al Bautista, así como a quien Poncio Pilato
remitió a Jesús, siéndole inmediatamente devuelto. Primeramente, estuvo casado
con Phasaelis, una princesa nabatea hija del rey nabateo Aretas IV; Phasaelis
se separó de él cuando supo que tenía intención de unirse a Herodías, mujer de
su hermanastro de padre Herodes Filipo I (hijo de Herodes el Grande y de
Mariamne II). Juan el Bautista había denunciado esta unión adúltera, por lo que
era odiado por Herodías. Según Flavio Josefo, esta unión empeoró sus relaciones
con los nabateos: reaparecieron tensiones fronterizas y Aretas IV lo derrotó
estrepitosamente. Finalmente, fue destituido por Roma y desterrado por orden de
Calígula a Lyon, en las Galias. El territorio de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tetrarquía</i> le fue concedido a Herodes Agripa I (hermano de
Herodías), sobrino carnal de Herodes Antipas. [Herodes Agripa I y Herodías eran
hijos de Aristóbulo (hijo de Herodes el Grande y Mariamne) y de Berenice].<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">En cuanto a Herodes Filipo II, fue tetrarca de las regiones del E y del N
del Mar de Galilea: Traconítide (Trachonitis), Gaulanítide (Gaulanitis) y
Auranítide (Auranitis). En la falda del monte Hermón fundó su residencia, la
ciudad de Cesarea de Filipo (Caesarea Philippi), llamada así en honor de
Augusto. Al pueblo de Betsaida (Bethsaida) lo convirtió en una ciudad,
renombrándola como Julia (Julias), por la hija de Octavio Augusto. Parece ser
que fue un rey vasallo, justiciero y razonable. Su esposa fue su sobrina-nieta
Salomé, la hija de Herodías (ya que ésta era su sobrina). Murió sin hijos en el
año 34.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">c) <u>Judea bajo administración romana</u>. Después de que Arquelao fuera
depuesto, Octavio Augusto puso la administración de Judea, Samaría e Idumea
bajo un procurador<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn12" name="_ftnref12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
responsable directamente ante él, aunque militarmente dependía del legado de
Siria. Este legado era, además, el más alto funcionario romano para la franja
costera, desde Jamnia hasta Gaza, y para la Decápolis. Por vez primera en
Judea, en el año 6, se llevó a cabo un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">census</i>
(relación para las listas de impuestos). La sede del gobierno del nuevo
procurador fue Cesarea Marítima. Cuando tenía que acudir por algún tiempo a
Jerusalén, se reforzaba el contingente militar de la Ciudad Santa en la torre
Antonia. Todo el país fue dividido en once toparquías o distritos, en cada una
de las cuales había un Sanedrín (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">synedrion</i>)
para causas judiciales judías de carácter menor. Las relevantes las dilucidaba
el Sanedrín de Jerusalén, también limitado en sus atribuciones. Las acusaciones
que podían conllevar la pena de muerte, eran competencia del tribunal del
procurador. Éste era también responsable de la recaudación de los impuestos
directos, a través de empleados. Los publicanos se encargaban de la recaudación
de los impuestos indirectos y de los derechos aduaneros. No gozaban de buena
fama. El sumo sacerdote del Templo era nombrado por el procurador, quien
intentaba respetar todo lo posible las leyes religiosas judías. Hasta el año 26
no hubo disturbios ni conflictos importantes. Ese año fue nombrado Poncio
Pilato prefecto (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">praefectus</i>, como
atestigua una inscripción hallada en Cesarea Marítima) de Judea, cargo que
ostentó hasta el año 36. Bajo su mandato se acumularon los incidentes, que
comenzaron al iniciarse los trabajos de un gran acueducto para mejorar el
abastecimiento de agua a Jerusalén. Los alborotos fueron reprimidos sin piedad.
En el caso de Jesús, pudo ver en Él a un agitador potencial: de ahí su
sentencia implacable. Su brutal represión, en el 36, de un movimiento religioso
fanático de Samaría, indujo al legado sirio, Lucio Vitelio el Viejo, a
recomendar su destitución. Hubo de rendir cuentas en Roma, y, probablemente,
fue obligado a suicidarse (según otros escritores, habría sido ejecutado por
Nerón; según el apócrifo la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tradición de
Pilato</i>, siendo ya cristiano, fue ejecutado por Tiberio: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los Evangelios apócrifos</i>, Madrid, BAC,
2003, págs. 484 – 489). <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">d) <u>Herodes Agripa I y Herodes Agripa II</u>. Una de las primeras
decisiones de Calígula al llegar al poder en el año 37 fue conceder a su amigo
Agripa (Herodes Agripa I, ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>)
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tetrarquía</i> de Abilene, un pequeño
país al N de las fuentes del Jordán y al W de Damasco, y la antigua soberanía
del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tetrarca</i> Herodes Filipo II al E y
al N del Mar de Galilea, vacante desde el 34. En el 39, al ser depuesto Herodes
Antipas, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tetrarquía</i> de Galilea y
Perea fue también heredada, asimismo por decisión de Calígula, por Herodes Agripa
I. Pero el deseo de Calígula, en ese mismo año 39, de tener una estatua dentro
del Templo de Jerusalén, no pudo ejecutarla, entre el 40 y el 41, el legado
sirio Publius Petronius, por temor a una rebelión judía. Cuando Petronio y
Agripa I intentaron disuadir de tan descabellado propósito al emperador, éste
había sido ya asesinado (24 de enero del 41). Entonces, Agripa I desempeñó un
papel relevante en la proclamación del nuevo emperador, Claudio, quien lo
recompensó haciéndolo rey de todo el territorio de Palestina sobre el que había
reinado su abuelo Herodes el Grande. Entre el 41 y el 44, Herodes Agripa I fue
rey de todo el territorio del antiguo Israel. Disfrutó del aprecio de los
círculos dirigentes judíos, quizás porque, a través de su abuela Mariamne, era
un descendiente legítimo de la Casa de los Asmoneos (ver esquema genealógico de
la pág. 20). Favoreció todo lo que pudo la religión judía, de acuerdo con las
autoridades religiosas de Jerusalén. Por los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hechos de los Apóstoles</i> (12, 1-2) sabemos que ordenó la ejecución
de Santiago el Mayor, el hijo de Zebedeo y hermano de San Juan Evangelista. Fijó
su capital política en Cesarea Marítima. El legado sirio impidió varios
movimientos sospechosos del rey. Murió inesperadamente, de una enfermedad, en el
año 44 (había nacido ca. 11/10 a.C.). <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">Agripa I dejó un hijo, asimismo llamado Agripa (Herodes Agripa II, nacido
ca. el 27/28). En el año 50 se le concedió Calcis (Chalcis ad Belum / Qinnasrin
/ </span><span style="background: white; font-size: 14pt; mso-bidi-font-style: italic;">Kenneshrin</span><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">, unos 30 km al SO de la ciudad de Aleppo), un pequeño principado al N
del valle que hay entre las cordilleras del Líbano y el Antilíbano<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn13" name="_ftnref13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
En el año 53 cambió Calcis por la antigua tetrarquía de Herodes Filipo II y
además por Abilene (ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supra</i>),
obteniendo después parte de Galilea y la ciudad de Tiberíades. También fue el
encargado de la inspección del Templo de Jerusalén. En la Guerra Judía se
mantuvo leal a los romanos. Permaneció como soberano hasta el año 100. Su
reinado careció de importancia política.<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">e) <u>Palestina hasta la caída de Jerusalén en el año 70</u>. Después de
la muerte de Agripa I en el 44, los romanos reorganizaron toda Palestina como
una provincia, intentando afianzar el control. Nuestra fuente principal para
este periodo es Flavio Josefo, quien incide en los desaciertos de la
administración romana, los cuales fueron muy probablemente verdad en los años
inmediatamente anteriores a la rebelión. Hasta el estallido de la Guerra Judía,
en el 66, hubo siete procuradores al frente de la provincia. El procurador Fado
(44 – 46) aplastó la rebelión de Teudas, cabecilla de un movimiento
profético-mesiánico que fue ejecutado. El siguiente procurador fue Tiberio
Alejandro (46 – 48), sobrino del filósofo Filón de Alejandría. Le siguió Cumano
(48 – 52). Hubo de castigar, en el 51, a los responsables judíos de Jerusalén
de una expedición de castigo contra los samaritanos (Cumano se había negado a
sancionar a los culpables de la muerte en territorio samaritano de un peregrino
judío que se dirigía a Jerusalén). El legado sirio, Cuadrato, envió a Roma a
todos los implicados (a Cumano y a los dirigentes judíos y samaritanos), para
que defendieran allí su causa (verano – otoño del 52). El sumo sacerdote
Jonatán llegó a un arreglo con el poderoso secretario imperial para la
administración, Palas, de tal modo que acordaron enviar a Félix (primavera del 53
– 58), un liberto hermano de Palas, como procurador de Palestina. Este paso se
reveló funesto. Félix era un incapaz, que no pertenecía, además, al orden
ecuestre, del que se extraían los procuradores. Su gobierno estuvo repleto de
disturbios, en buena medida debido a su incompetencia. Fue entonces cuando
aparecieron por vez primera los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sicarios</i>
(«hombres del puñal», de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sicca</i> =
puñal), que escondían un puñal entre sus ropas y apuñalaban a cualquier
presunto colaborador con Roma. Félix reprimió con crueldad un levantamiento
religioso y una insurrección. Pablo de Tarso, por su parte, fue acusado de
introducir a un no judío en el interior del Templo, por lo que fue encarcelado
en Cesarea Marítima (su cautiverio se extendió, casi con seguridad, entre el 58
y el 60). Las autoridades religiosas judías colaboraban con Félix. A éste le
sucedió Festo (58 – 62). Josefo nos informa que Félix fue acusado por las
autoridades judías ante Nerón, salvándole su riquísimo hermano Palas (quien
sería condenado a muerte por Nerón en el 62). Sobre la procuraduría de Festo,
un hombre brillante y eficaz, guarda silencio Flavio Josefo (quizás por esa
misma eficacia). Festo murió repentinamente, lo que produjo un breve periodo
vacante, durante el cual fue ejecutado Santiago el Menor, hijo de Alfeo
(Cleofás) y de María de Cleofás, tenido por la tradición como uno de los cuatro
hermanos de Jesús<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn14" name="_ftnref14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Quizás fue este trágico acontecimiento el que decidió a la comunidad cristiana
de Jerusalén a trasladarse a Pella (Pela), una ciudad de la Decápolis, bajo la
administración directa del legado sirio. El sucesor de Festo fue Albino (62 –
64). Según Flavio Josefo, era un individuo muy corrompido. Le sucedió Gesio
Floro (64 – 66), aún peor. Su incapacidad favoreció la rebelión. La Primera Guerra
Judía inicióse en el 66 en Cesarea Marítima, como consecuencia de las polémicas
entre la población griega y judía. En vez de resolver este conflicto (iniciado
por la obstaculización parcial, debido a unas obras, para acceder a una
sinagoga), Gesio Floro fue a Jerusalén, cogió el tesoro del Templo y permitió a
sus soldados saquear la ciudad. Josefo nos lo presenta como el responsable
máximo de la ruptura de las hostilidades. Pero tampoco pueden subestimarse las
esperanzas mesiánicas de tintes escatológicos entre amplios sectores de la
población judía. No sólo las clases bajas, sino la generación joven de las
capas altas fue afectada por esa ideología radical político-escatológica. Los
rebeldes, acaudillados por el hijo del sumo sacerdote, expulsaron a Gesio Floro
de Jerusalén. A esa clase alta partidaria de la rebelión pertenecía Josefo, que
con treinta años se convirtió en general en jefe de Galilea. El sumo sacerdote,
junto con Herodes Agripa II, en el verano del 66, intentaron atemperar a los
rebeldes, pero sin éxito. Cuando los 3.000 soldados que protegían al sumo
sacerdote y a Agripa II fueron también expulsados de Jerusalén, el legado
sirio, Cestio Galo, decidióse a intervenir. Eso fue en el otoño del mismo año
66. Intentó un asalto a la ciudad, pero, viendo la imposibilidad, decidió
retirarse. En el camino fue atacado por los rebeldes, salvando la vida con gran
dificultad. Lo que había estallado era un auténtico movimiento revolucionario
en contra de Roma. Josefo nos habla de un nuevo grupo revolucionario, los
«zelotes». Su mesianismo escatológico era extremadamente radical. El propio
Josefo, como general en jefe de Galilea, tuvo pronto diferencias con ellos, en
el invierno del 66-67, en particular con uno de sus cabecillas, Juan de Giscala
o Gischala (</span><span style="background: white; font-size: 14pt; mso-bidi-font-style: italic;">Yohanan mi-Gush Halav</span><span style="background: white; font-size: 14pt;"> o <span style="mso-bidi-font-style: italic;">Yohanan ben Levi</span></span><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">). Entretanto, Nerón
encomendó a su general Flavio Vespasiano (el futuro emperador) sofocar la
rebelión de Palestina. La campaña militar fue iniciada en la primavera del 67,
dirigiéndose en primer lugar a Galilea. El cuartel general de los rebeldes en
Galilea, establecido en Jotapata (Yodfat, unos 9 km al N de Séforis), cayó.
Flavio Josefo fue hecho prisionero y conducido ante Vespasiano, a quien
profetizó que un día sería emperador. En cuanto a Juan de Giscala, huyó a
Jerusalén y se hizo allí con el poder. Mientras en Jerusalén proliferaban las
discusiones sangrientas entre los rebeldes, Vespasiano hízose con casi toda
Palestina en la primavera del 68. También cayó Qumrán, donde los esenios
apoyaban la revuelta. La muerte de Nerón (9 de junio del 68) retrasó las
operaciones bélicas. Un grupo radical de zelotes, al mando de Simon bar Giora,
penetró en Jerusalén, viéndose obligado Juan de Giscala a compartir con él el
poder. En la primavera del 69 inició Vespasiano el asedio de la Ciudad Santa.
La convulsa sucesión de Nerón y la proclamación de Vespasiano como emperador (1
de julio del 69), retrasaron de nuevo la ofensiva romana, ocasión
desaprovechada de nuevo por los rebeldes, envueltos en sus luchas intestinas.
El mando supremo le fue entregado a Tito, hijo de Vespasiano. El verdadero
asedio de la capital comenzó en la primavera del año 70. En septiembre habían
caído todos los barrios. Aunque parece ser que no fue intención de los romanos,
el Templo fue pasto de las llamas, aunque se salvaron sus tesoros, exhibidos
después por Tito en su triunfo en Roma. La fortaleza de Masada (Massada) cayó
en el 73, una vez que sus asediados moradores se suicidasen. Se les prohibió a
los judíos entrar en Jerusalén, que fue renombrada Aelia Capitolina. La antigua
capital de Samaría, Siquem, fue llamada Neápolis (Nablus). Los fariseos no
comprometidos con la rebelión, intentaron reconstruir en la ciudad costera de
Jamnia (Yamnia) una nueva forma de judaísmo, el judaísmo rabínico. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">f) <u>El judaísmo después de la destrucción de Jerusalén</u>. Carecemos
casi por completo de fuentes directas sobre el judaísmo del último tercio del
siglo I y de todo el siglo II. Los escritos más antiguos del judaísmo rabínico
son de alrededor del año 200 (Mishnah<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn15" name="_ftnref15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y Midrashim<a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn16" name="_ftnref16" style="mso-footnote-id: ftn16;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>). Las
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antigüedades judías</i> de Flavio Josefo
son de tendencia profarisaica. Tampoco han sido muy reveladoras las
excavaciones arqueológicas. En Jamnia, en vez de un Sanedrín, se estableció un
«tribunal de justicia» (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Beth-Din</i>), al
frente del cual había un presidente (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nasi</i>)
y un vicepresidente (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ab Beth-Din</i>). Ya
se ha hablado antes de Hillel († 10 d.C. / según Köster murió el año 20),
procedente de Babilonia y padre del judaísmo rabínico. También nos hemos
referido a Shammai y sus diferencias con Hillel. El sucesor de Hillel fue Gamaliel
(Rabban Gamaliel el Viejo, fallecido antes del comienzo de la Guerra Judía)
(según Helmut Köster, probable hijo de Hillel; según el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario de la Biblia</i> de Herbert Haag y Adrianus van den Born,
su nieto), doctor de la ley, fariseo, a cuyo consejo y alocución debieron los
Apóstoles que el Sanedrín, del que era miembro, los pusiera en libertad (ca. el
año 30). Pablo le debió a Gamaliel toda su educación en el fariseísmo. El hijo
de este Gamaliel fue Simeón ben Gamaliel (10 a.C. – año 70), cabecilla del
partido belicista de los fariseos en la Primera Guerra Judía, si bien hubo de
plegarse ante posiciones más extremistas. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">El renacimiento del judaísmo después de la Guerra Judía le debe mucho al </span><span style="font-size: 14pt;">gran erudito y rabino Yohanan ben Zakkai († ca. 90),
discípulo de Hillel. Contrario al partido belicista y a la violencia, abandonó
Jerusalén el año 68, presentándose en el cuartel de Vespasiano, quien le
autorizó a residir en Jamnia. Otros maestros judíos moderados uniéronse a
Yohanan ben Zakkai en esta ciudad. Ante la ausencia del Templo y del Sanedrín,
los métodos interpretativos y los principios de conducta de Hillel fueron
puestos en práctica por Zakkai en la escuela rabínica que fundó en Jamnia hacia
el año 72. Se adoptaron, todavía en vida suya, importantes resoluciones
jurídicas y litúrgicas. Se ha mencionado ya la creación de un <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">«tribunal de justicia» (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Beth-Din</i>). Este tribunal, en lugar de los sacerdotes del Templo,
dictaminó sobre «lo puro e impuro». De este modo, la interpretación legal de
los saduceos y su rechazo de la creencia en la resurrección, fueron repudiados.
Este triunfo de los seguidores de Hillel no significaba la derrota de los
discípulos de Shammai. Además, un hijo del antiguo cabecilla del partido
belicista Simeón ben Gamaliel, llamado Rabban Gamaliel (Gamaliel II), escapó de
la matanza de Jerusalén y llegó a Jamnia ca. el 80, siendo elegido, antes de la
muerte de Yohanan ben Zakkai, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nasi</i>
del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Beth-Din</i>. En esta elección tuvo
mucho que ver que fuera descendiente de Hillel, cuya genealogía se hizo
remontar hasta David. Conservó el puesto hasta el año 135. Su sucesor en el
puesto de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nasi</i> fue su hijo Simeón
(Simeon ben Gamaliel II), que lo mantuvo hasta el 175. A este Simeón le sucedió
un hijo suyo, Jehuda (Judah ha-Nasi), llamado «el príncipe» (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HaNasi</i>), que fue <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nasi</i> hasta el 220. A este periodo de tiempo desde la muerte de
Hillel hasta la redacción definitiva de la Mishnah del patriarca Jehuda HaNasi,
se le llama la época de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tannaitas</i>,
es decir, «transmisores» o «maestros» (derivado del verbo arameo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tena</i>, «repetir», «transmitir», que
corresponde al hebreo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">shanah</i>, de la
que se deriva la palabra «Mishnah» o «Mishna»). Los dos maestros más
significativos de esta época fueron Akiva ben Yosef († 28 de sep 135) y
Yishmael ben Elisha (Ismael ben Eliseo, † ca. 135). Akiva ben Yosef sistematizó
la tradición de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">halachah</i><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn17" name="_ftnref17" style="mso-footnote-id: ftn17;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>en
seis apartados que se han conservado en la redacción posterior de la Mishnah.
Akiva vinculaba con más fuerza la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">halachah</i>
con la Escritura. Cualquier detalle minúsculo de la Biblia judía era
importante. En cambio, Yishmael ben Elisha criticaba el sentido <i style="mso-bidi-font-style: normal;">literal</i> de Akiva en la interpretación de
la Escritura. Completó las siete reglas interpretativas de Hillel, modificándolas
y dividiéndolas en trece, decisivas para el judaísmo rabínico posterior. <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">El judaísmo rabínico de Jamnia no fue interferido por Roma, que lo
respetó. Su influencia, no obstante, era limitada todavía en el siglo IV. La
mística, la apocalíptica y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gnosis</i>
no eran desconocidas en Jamnia. <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;">Pero, a pesar de la actitud pacífica del judaísmo rabínico de Jamnia, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Beth-Din</i> nunca se desprendió de la
esperanza de realización de las expectativas mesiánicas. La negativa de
Trajano, poco después del 110, a que los judíos reconstruyeran el Templo de
Jerusalén, reavivó el nacionalismo judío militante. El levantamiento comenzó en
la Cirenaica y en Egipto, pasando después a Palestina. Su sangrienta represión
repercutió en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Beth-Din</i> de Jamnia,
que fue obligado a trasladarse al NE de Jamnia, a Lydda (Diospolis, hoy Lod, a
unos 15 km al SE de Tel Aviv). Sus atribuciones fueron restringidas. Los
radicales fueron imponiéndose progresivamente a los pacifistas, liderados por
Akiva. El último levantamiento se desencadenó en 132, cuando Adriano decidió
levantar un templo a Júpiter capitolino en el solar del Templo de Jerusalén. La
Segunda Guerra Judía duró tres años (132 – 135) y fue especialmente sangrienta.
El dirigente rebelde judío fue Simeon Bar Kokhba o Kochba (= «estrella de
Jacob») (Simón </span><span style="font-size: 14pt;">Bar-Kokebá<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">). Las consecuencias del levantamiento fueron
catastróficas. Después del brutal aplastamiento, Adriano tomó conscientemente
medidas en contra del ejercicio de la religión judía propiamente dicha. Se
prohibió terminantemente a los judíos acercarse a Jerusalén, la práctica de la
circuncisión, la observancia del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sabbat</i>
(en hebreo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">šabbāt</i>) y de las fiestas
judías y la enseñanza de la Torá. El anciano Akiva, que no quiso doblegarse
ante tamaña prohibición, murió martirizado con más de noventa años. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Beth-Din</i> fue abolido. La población
judía, especialmente la de Judea, aniquilada o desterrada. <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-size: 14pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="font-family: times;">Antonino Pío suavizó tan drásticas medidas. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Beth-Din</i> se restableció en Tiberíades. Los discípulos de Akiva
continuaron aquí la tradición de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tannaitas</i>.
De esta época, en torno al año 200, proceden las obras de la literatura más
antigua del judaísmo rabínico posterior al Segundo Templo, a saber, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mishnah</i>, los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Midrashim</i> y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tosefta</i><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftn18" name="_ftnref18" style="mso-footnote-id: ftn18;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
(una segunda colección de tradiciones jurídicas o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">halachah</i> de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tannaitas</i>
o «transmisores»).<o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background: white;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><span style="font-family: times;"> </span></o:p></span></p>
<p style="background: white;"><span style="font-family: times;"> </span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-family: times;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Sadoquita:
descendiente de Sadoc, sumo sacerdote de la época del rey David. No olvidemos
que tanto los Tobíadas de la Transjordania como los judíos de Jerusalén y de
las ciudades vecinas, consideraban el Templo hierosolimitano como el centro
supremo del culto judío.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Deutero-Isaías</i> o «Segundo Isaías»,
segunda colección de oráculos de los tres que la Biblia agrupa bajo el nombre
del profeta Isaías; el Deutero-Isaías fue escrito por un autor desconocido que
probablemente vivió con los desterrados en Babilonia entre los años 550-538 a.
C.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Los rasgos 4 y 5
hallarán diversos ecos en Lutero, Calvino y Jansenio.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Estas creencias
proceden del pensamiento griego.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Quiso comprar a
Pedro el poder de conferir el Espíritu Santo. De ahí «simonía». </span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Los melquitas
eran los cristianos que habían aceptado las disposiciones del Concilio de
Calcedonia (en Bitinia), entre octubre y noviembre de 451. Seguían la fe del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">basileus</i> bizantino. Rechazo del
monofisismo. Jesús, Segunda Persona de la Santísima Trinidad, tiene plena
naturaleza humana y plena naturaleza divina.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Geniza: depósito
de archivos sagrados de la sinagoga Ben Ezra de El Cairo. Contiene unos 200.000
manuscritos judíos redactados entre el 870 y 1880, escritos en hebreo,
judeo-árabe y árabe.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> Midrás (Midráš) (plural: midrasim / midrašim).
Antiguo comentario judío sobre la Escritura, hecho por los rabinos. Los
comentarios más antiguos datan del siglo II d.C. Su finalidad era adaptar la
Escritura a los lectores de cada generación.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Purim: fiesta
judía en recuerdo de la liberación de los judíos en Persia, llevada a cabo por
Esther y su tío Mardoqueo bajo el reinado de Jerjes I (485-465). Se celebraba
los días 14 y 15 del mes de Adar. El término procede del hebreo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pur</i> (singular) / <i style="mso-bidi-font-style: normal;">purim</i> (plural) = suerte, pues Ammán, el enemigo de los judíos,
había fijado por medio de la suerte el día en que los judíos debían ser
aniquilados en toda Persia.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> La gnómica es un
género de poesía <span style="background: white;">que consiste en un conjunto de
máximas puestas en verso como auxilio a la memoria. Pertenece a la familia de
la literatura sapiencial.</span></span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn11" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> Mamré (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elonei
Mamre</i> / <i><span style="background: white; color: #202122;">Beth Ilanim</span></i><span style="background: white; color: #202122;"> o <i>Botnah</i></span>).
Actualmente, quizás, Hebrón-Halhul (Halhul está unos 5 km al N de Hebrón, ambas
localidades en Cisjordania), en el Estado palestino. Mamré estaría entre ambas
localidades, a unos 4 km al N de Hebrón (Hebrón el Khulil en un mapa inglés de
Palestina de 1851). Se encuentra aún la encina de Mamré, es decir, la encina de
Abraham en Mamré. La Biblia de Jerusalén dice: «Llegaron a Canaán, y Abram atravesó
el país hasta el lugar sagrado de Siquem, hasta la encina de Moré» (Génesis,
12, 6).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><o:p> </o:p><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[12]</span></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> El nombre de los
cargos, especialmente la distinción entre procurador y prefecto, puede
prestarse a confusión. Desde el año 6
al 41, Judea fue gobernada por un prefecto (seis en total; el quinto fue Poncio
Pilato, del 26 al 36). Desde el 4 a.C. hasta el 39 d.C. Herodes Antipas fue <i>tetrarca</i> de Galilea y Perea. Le sucedió,
entre el 39 y el 41, Herodes Agripa I. Éste mismo fue rey de toda Palestina
entre el 41 y el 44. Desde entonces, y hasta el comienzo de la Guerra Judía en
el 66, Palestina estuvo gobernada por un procurador, siete en total.</span></span></p></div>
<div id="ftn13" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref13" name="_ftn13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> De este
principado de Calcis fue rey Herodes Polio († 48), hermano de Herodías y de
Herodes Agripa I, y, por tanto, tío de Herodes Agripa II. De éste último se
rumoreaba que mantuvo relaciones incestuosas con su hermana Berenice (nacida en
el 28), amante en el 69 del futuro emperador Tito, once años menor que ella.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn14" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref14" name="_ftn14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> Ahora bien, no todos los exégetas están de
acuerdo en identificar a ese Santiago «hermano» de Jesús con Santiago el Menor,
hijo de Alfeo (Cleofás). Ver las anotaciones sobre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La amarga Pasión de Cristo</i>, de Ana Catalina Emmerich.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times;"><o:p> </o:p><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[15]</span></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Mishnah: Código
fundamental de las leyes y costumbres judías. Ley rabínica compilada y
organizada por categorías aproximadamente ca. el año 200. Representa la
culminación de una tradición oral de siglos. Elaborada en Palestina, se
convirtió en la base del Talmud palestiniense y del babilónico, que son
comentarios a la Mishnah en los cuales se hicieron algunas modificaciones. Las
leyes abarcaban materias religiosas, sociales y económicas, conteniendo un
total de setenta y tres tratados. El más famoso de estos tratados es el <i>Pirke Aboth</i> o <i>Pirqé Abot </i>(<i>Ética de los
Padres</i>), que arroja una luz importante sobre el judaísmo del periodo
neotestamentario.</span></span></p></div>
<div id="ftn16" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref16" name="_ftn16" style="mso-footnote-id: ftn16;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> Midrás (plural:
Midrasim o Midrashim). Ver nota 8. </span><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn17" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref17" name="_ftn17" style="mso-footnote-id: ftn17;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 12pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">halachah</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">halajah</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">halaká</i>). </span><span style="font-size: 12pt;">Literalmente, «conducta legal», piedra angular del judaísmo rabínico
en tiempos de Jesús de Nazareth. Pero, sobre todo, el vocablo remite al periodo
posterior al año 70, significando el comentario o interpretación de la Ley
hecho por los rabinos. Su objetivo era actualizar los mandamientos escritos
explicando cómo se aplicaban a circunstancias modificadas.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn18" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-family: times;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Enrique%20Casta%C3%B1os/Religion_Teologia_Mistica/Judaismo/judaismo%20-%20evolucion%20historica%20-%20web.rtf#_ftnref18" name="_ftn18" style="mso-footnote-id: ftn18;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tosefta</i>. Término arameo que significa «añadido». Consistía en un
comentario sobre la Mishnah compilado a principios del siglo III. En cierto
modo actúa como un suplemento de la Mishnah. <o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Enrique Castañoshttp://www.blogger.com/profile/17700480449493689997noreply@blogger.com0